sábado, 23 de enero de 2016

Mediumnidad y Locura



  MEDIUMNIDAD Y ANIMISMO

Raúl Teixeira


"Todo médium, que desee sinceramente no ser juguete de la mentira debe, pues, actuar sólo en las reuniones formales y llevar a ellas lo que obtenga en particular; aceptar con reconocimiento y solicitar del mismo modo el examen crítico de las comunicaciones que recibe;'

(El Libro de los Médiums, 2 parte, cap. XXIX, Ítem. 329, párrafo 4).





Entre los obstáculos encontrados en la práctica mediúmnica, capaces de preocupar e incluso perturbar a muchos medianeros, está el animismo.

El animismo ha pasado a constituirse en fantasma de tal orden que se torna una de las constataciones que más oprimen a los mediums y exacerban dirigentes de sesiones.

El animismo es de aquellas ocurrencias que bien podremos considerar como un ruido en la comunicación mediúmnica, teniendo en vista que él será capaz de interceptar el mensaje y alterarlo de tal forma que adultere su sentido más profundo.

No significa decir que el animismo sea un problema en sí mismo, no. El sentido de la vida en la Tierra tiende para el animismo, mientras expresión de progreso, de enriquecimiento del alma, avanzando para servir a la vida. Se espera que las personas sean creativas, que desarrollen habilidades artísticas, literarias, deportivas, de eso y de aquello. Exígese que cada día los individuos se presenten con peculiaridades que los hagan más exuberantes, más auténticos, más originales. Y eso todo sigue por cuenta del animismo, de la busca de lo más íntimo para lo exterior.

El excelente Jesús, en Sus cánticos de vida abundante por el mundo terreno, concitó a los hombres a que hicieran brillar "su propia luz", afirmando en la continuidad de las enseñanzas "vosotros sois dioses" y "sed perfectos", como el Padre Celestial es perfecto. En cada uno de esos momentos el Maestro deja claro la importancia de que cada hombre se impusiese el deber de desarrollar las propias potencialidades, los recursos del alma, anímicos por lo tanto.

¿Cuál es la razón de que el animismo sea tan mal visto y tan firmemente condenado en las labores mediúmnicas?

Es que, aun sabiendo que en todo y cualquier fenómeno mediúmnico la presencia del factor anímico es inevitable, por el hecho de que el comunicante espiritual se vale de los elementos biológicos, psicológicos y culturales del médium, para elaborar y exteriorizar su mensaje, en lo que se refiere a la calidad y a la intensidad del fenómeno, se espera que la interferencia anímica no sobrepase las líneas de lo admisible, digamos, de lo soportable.

En la reunión mediúmnica se desea el diálogo con el desencarnado, a fin de que se le oigan los razonamientos, se le capten las ideas y no los pensamientos e ideas del médium revestidas de características variadas.

En la sesión de intercambio buscase la profundización de las concepciones sobre múltiples temas y cuestiones que no quedaron nítidas en los diálogos humanos, lo que aconseja la búsqueda de la información de lo Invisible, no para que sea aceptada sin reflexión, pero precisamente, para que sea confrontada con las informaciones existentes, a fin de que se llegue a una conclusión más aclaradora.

En la sesión mediúmnica cabrá al médium tornar pasiva su actividad mental al máximo, permitiendo que el desencarnado comunicante se exprese lo más perfectamente posible. Cuanto más se opera el rebajamiento de las tensiones psíquicas, más se abren las posibilidades de mayor actuación del comunicante con el médium. Esa pasividad psíquica, sin embargo, no ocurre sin los necesarios ejercicios, sin los entrenamientos prolongados, cuando el médium va aprendiendo a hacer largos periodos de silencio íntimo, que comienzan por pequeños momentos de tentativas que revelan el esfuerzo del candidato al intercambio para aquietar, gravativamente, las agitaciones del alma.

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Las erupciones anímicas pueden ocurrir en virtud de algunos factores, como: encuentros o desencuentros que sensibilizaron al médium, positiva o negativamente, discusiones y desentendimientos domésticos o no, que despiertan los fulcros del pretérito, antes aquietados, excitamiento emocional en fiestas u otras ocasiones en que reminiscencias extrañas, de bueno o malo teor se alojan en los dobleces de la conciencia, y que aguardan una ocasión propicia para surgir; la presencia de perturbadores espirituales, que al mostrarse en la estructura del psiquismo de sus presas o por la simple aproximación vibratoria, hacen detonar viejos procesos de ansiedad, de fobias, de angustias, que pueden exprimirse durante la ocurrencia mediúmnica, mezclando al comunidado legitimamente medianímico los contenidos pujantes o residuales de la profundidad del psiquismo del propio médium.

Hay necesidad de que el médium se analize siempre, verificando con profunda honestidad, hasta que punto sus contenidos psíquicos, alimentados o rechazados, estarán actuando sobre las comunicaciones que reciba.

Dialogue el médium con el dirigente de los trabajos, cuando sea él estudioso y moralizado, fraterno y responsable a fin de irse conduciendo mejor por esos caminos difíciles del comienzo.

Estudie, en la portentosa literatura espiritista a comenzar por El Libro de Los Médiums, todo cuanto pueda lanzar luz sobre la cuestión anímica, sin aturdirse, sin perderse por los itinerarios de la acción mediúmnica.

No es tarea sencilla para cualquier uno, la identificación del fenómeno anímico en la realización mediúmnica, salvo los casos grotescos ante los cuales nadie tendrá dudas. La cortina que separa lo anímico de lo mediúmnico y viceversa es muy tenue, dificultando su identificación inmediata o la clasificación definitiva.

Unos dicen que 'saben' cuando ocurre fenómeno anímico, pues el comunicante usa los términos del lenguaje peculiar al médium. Con todo, eso no será `prueba de animismo' pues la Entidad podrá valerse de las expresiones condicionadas por el intermediario, siendo el mensaje auténticamente mediúmnico.

Otros garantizan que lo 'descubren' en virtud del mensaje banal que el médium transmite, por consiguiente, solo puede ser 'cosa de él'. Ahí está otra equivocación porque el comunicante puede ser igualmente banal y el intérprete estar siendo fiel.

Muchos aseguran que el mensaje es genuinamente mediúmnico cuando sus términos son académicos o son ampulosos o demostrando soberbia erudición. No tendremos en eso la 'prueba' cabal, pues en el inconsciente del médium puede existir ese archivo y, en el momento anímico, todo eso viene a relucir.

Varios indican como mensaje auténticamente mediúmnico aquél en el cual siendo el médium de conformación física masculina, da oportunidad a una Entidad que se presenta con todos los rasgos psicológicos de mujer. Aun así no se podrá estar "cierto" una vez que muchos que reencarnaron hoy como hombres cargan denso bagaje femenino de las reencarnaciones próximas, bagaje ese que puede manifestarse en determinadas circunstancias, estableciendo un genuino trance anímico.

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A los dirigentes de actividades mediúmnicas cabe irreprochable conocimiento del pensamiento espiritista, siempre creciente y una gradual búsqueda de conocimiento de psicología humana, por medio de diálogos provechosos, del hábito de la observación de las criaturas en las variadas ocasiones de la vida, frente a las dificultades y dolores o a las facilidades y alegrías. Asociando a la visión espiritista con la observación de las reacciones humanas a los más distintos lances de la vida, lograrán los directores de sesiones los más lúcidos aprendizajes que harán con que maduren concepciones y providencias en torno a la cuestión anímica y tnediúmnica, pudiendo entonces, distinciones mates entre uno y otro fenómeno.

El empeño de crecer para mejor servir no deberá ser un deber sólo de los médiums que transmiten el comunidad del Más Allá, sino también de los directores que son igualmente los médiums inspirados para las actuaciones felices, poniéndose a disposición de los Trabajadores del Bien, que conducen desde otra dimensión los esfuerzos de los trabajadores encarnados.

Corriente de luz.-  J. Raúl Teixeira.- Por el espíritu Camilo
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FILOSOFIA, CAUSAS Y  SUPERACIÓN  DEL DOLOR.
El simbolismo bíblico del pecado original, tomado al pie de la letra por algunas organizaciones religiosas y divulgado como «castigo de Dios», por el cual condena a la humanidad al dolor, no se adapta ya a la mentalidad del hombre moderno; porque es un concepto humano, no un concepto verdadero.
Si admitimos que ALGO organizó esos cuerpos celestes que navegan en el espacio a velocidades supersónicas, tenemos que admitir la grandiosidad de la inteligencia y poder de ese ALGO; llamémosle Dios o como queráis. Y una buena lógica nos lleva a considerar que no ha creado esos mundos con el objeto de poblarlos de criaturas para condenarlas al sufrimiento. Luego, otras deben ser las causas.
Necesario es conocer y considerar, que aún pertenecemos a un mundo de fuerzas primitivas, como es el planeta Tierra, cuyas energías primarias están todavía en continua ebullición. La Naturaleza no ha completado aún todos sus experimentos, ni ha consolidado todas las formas biológicas; pues, la figura humana misma deberá alcanzar una configuración más perfecta en el futuro, a medida que su psiquismo evolucione. Hoy mismo, podemos apreciar ya las diferencias morfológicas existentes en el conglomerado humano.

En la escala sideral de los mundos, nuestro planeta está considerado como un mundo de aprendizaje espiritual primario, pero ya en los comienzos de su transformación.
Al igual que otros de su misma categoría, nuestro mundo es una verdadera escuela de aprendizaje para espíritus nuevos, en la segunda fase de la etapa humana; donde, al lado de otros ya más evolucionados, van dejando lentamente la bestialidad de su fase anterior, puliendo su alma por el dolor y el sufrimiento en la lucha, a la vez que desarrollando sus facultades latentes. Y para que los espíritus más viejos y ya más evolucionados intelectual y volitivamente, pero no moralmente, se reajusten de sus propios equívocos incurridos en pasadas vidas humanas.
El dolor, no es un castigo de Dios, Suprema Sabiduría y Amor infinito, sino consecuencia de los propios errores, tanto individuales como colectivos; porque, la Ley de Consecuencias o de causa y efecto, fuerza poderosa emanada de la Suprema Justicia Cósmica, se cumple inexorablemente. EL SER HUMANO JAMAS SUFRIRÁ, SI EN JUSTICIA NO LE CORRESPONDIERE. NADIE RECIBIRÁ UN MINUTO DE DOLOR, SI NO LO TIENE MERECIDO.
Dios no castiga. Los dolores humanos son consecuencia de los errores humanos, cometidos en una o en otra de las vidas sucesivas que el Espíritu inmortal vive, hasta alcanzar LA PERFECCIÓN: purificación, sabiduría, fortaleza y amor; que le da derecho a la felicidad plena, el Reino Eterno de dicha y amor, que el Padre Universal tiene preparado para todas sus criaturas.
Los males, los dolores las llamadas desgracias ocurridas a los humanos, no son castigos de Dios, como muchos erróneamente suponen, son efectos de causas; son tan sólo consecuencias de sus trasgresiones a las leyes que rigen la Vida, leyes divinas, si no en la vida presente, en una o más vidas anteriores.
Por ello, el sufrimiento eterno es inadmisible, y porque no existe ni puede existir; ya que, siendo Dios el Bien Supremo, AMOR INFINITO, es ilógico pensar que puede ser cruel condenando eternamente al sufrimiento. Todos, absolutamente todos, habremos de volver a El, cuando
hayamos alcanzado, la perfección, pero conservando la individualidad.
El sufrimiento es sólo temporal, hasta tanto el alma que sufre haya comprendido la causa y aceptados los efectos, como medio reparador del mal causado. Una vez reparados los efectos causados por las malas acciones, el alma sigue su camino de eterna ascensión con mayores facilidades y luces, debido a las experiencias adquiridas.
Nuestra humanidad, con su acendrado egoísmo, ha venido violando continuamente la Ley Divina del Amor, impregnando el alma con un magnetismo mórbido, consecuencia de las pasiones generadas por el egoísmo y el orgullo, contrariando la voz de la Conciencia (que es la manifestación del Espíritu). O sea, la voz de Dios de que hablan las religiones.
Cuando seamos menos egoístas, desaparecerán la mayoría de los males que afectan a la humanidad. Y cuando los «felices afortunados» de la vida, amen a los infelices tanto como a sí mismos se aman, se acabarán las enfermedades, y sólo por agotamiento de las fuerzas vitales en la vejez, la muerte alcanzará a los humanos.
La salud y la enfermedad son el resultado de la armonía o desarmonía del individuo para con las leyes naturales y espirituales. Las bajas pasiones y la violación a las leyes naturales y morales, van acumulando y formando un «patrimonio» morbo-psíquico, una carga tóxica que altera el equilibrio de la armonía espiritual, co-parte de la armonía cósmica. Y como el Espíritu, chispa divina purísima, no resiste por mucho tiempo esa toxicidad, ese magnetismo deletéreo en su alma (su cuerpo astral), trata de expulsarlo mediante el drenaje en la carne, ante una circunstancia favorable. Dicho de otro modo. Esos cuadros de color, de enfermedades denominadas malignas y aun otras no malignas, son simplemente drenajes del alma enferma, actuando como detersorio; son señales visibles del descenso a la carne del psiquismo enfermizo que llegó a su fase final, al tiempo marcado por la Ley, para su depuración.


Sebastián de Arauco.
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SEGUNDA VISTA
 447.- Los fenómenos que reciben el nombre de segunda vista, ¿tienen alguna relación con el sueño y el sonambulismo?
– Todo eso es una misma cosa. Lo que llamas segunda vista es también el Espíritu gozando de mayor libertad, aunque no esté adormecido el cuerpo. La segunda vista es la vista del alma.
448 – ¿Es permanente la segunda vista?
– La facultad, sí; el ejercicio, no. En los mundos menos materiales que el vuestro, los Espíritus se desprenden más fácilmente y se comunican sólo por el pensamiento sin excluir, empero, el lenguaje articulado. También la doble vista, es allí, para la mayoría una facultad permanente. Su estado normal puede ser comparado al de vuestros sonámbulos lúcidos y es también la razón de que se os manifiesten más fácilmente que los que están encarnados en cuerpos groseros.
449 – ¿La segunda vista se desarrolla espontáneamente o a voluntad del que está de ella dotado?
– Lo más frecuente es que sea espontánea, pero, muchas veces, también la voluntad ejerce un gran papel. Toma por ejemplo a ciertas
personas llamadas adivinos entre las que hay algunas que tienen un
cierto poder y verás que es la voluntad la que les ayuda a desarrollar
la segunda vista, la que llamas videncia.
450 – ¿La segunda vista es susceptible de desarrollo por medio del ejercicio?
– Sí, el trabajo conduce siempre al progreso y el velo que cubre las cosas se hace menos compacto.
– ¿Depende esta facultad de la organización física?
– Ciertamente, la organización desempeña un papel, aunque,existen organizaciones que son refractarias.
451 – ¿Por qué la segunda vista parece hereditaria en ciertas familias?
– Semejanza de organización que se trasmite como las otras cualidades físicas y después, desarrollo de la facultad por una especie de educación, que se transmite también de uno a otro.
452 – ¿Es verdad que ciertas circunstancias desarrollan la segunda vista?
– La enfermedad, la proximidad de un peligro y de una gran conmoción pueden desarrollarla. El cuerpo está a veces en un estado
particular que permite ver al Espíritu lo que no podéis ver con los
ojos del cuerpo.
Las épocas de crisis y de calamidades, las grandes emociones, todas las
causas que sobreexcitan la parte moral, provocan a veces el desarrollo de la segunda vista. Parece que la Providencia, frente a un peligro, nos da el modo de conjurarlo. Todas las sectas y partidos perseguidos ofrecen numerosos ejemplos.
453 – Las personas dotadas de segunda vista, ¿tienen siempre conciencia de ella?
– No siempre. Para ellas es una cosa natural y muchos creen que si todo el mundo se observase, cada uno debería ser lo mismo.
454 – ¿Podría atribuirse a una especie de segunda vista la perspicacia de ciertas personas que sin tener nada de extraordinario,juzgan las cosas con más precisión que otras?
– Siempre es el alma que irradia más libremente y que juzga mejor que bajo el velo de la materia.
– ¿Puede esta facultad dar en ciertos casos el conocimiento previo de las cosas?
– Sí, y da también los presentimientos, porque existen varios grados en esa facultad y la misma persona puede tenerlos todos, o tan solo algunos.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
 

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     MEDIUMNIDAD Y LOCURA
Cómo distinguir límites y  diferencias 
         Claudio C. Conti 
Las personas que son acometidas de experiencias mediúmnicas pueden presentar pensamientos y sensaciones que, cuando no son debidamente identificados, debido a la falta de conocimiento del propio individuo, familiares y médicos, pueden culminar en consecuencias desastrosas. Nosotros aun tenemos la tendencia de analizar las situaciones bajo una óptica basada en los conceptos del siglo XIX, considerando todo como si fuera regido por las leyes de la Física Clásica. A esta tendencia, se acostumbra a denominar de “visión newtoniana”, pues es muy fácil para la mente humana, elaborar pensamientos sobre asuntos con los cuales estamos envueltos en nuestro día a día y objetos concretos, del tipo que podemos ver y sentir. Los conceptos de materia y espacio sufrieron cambios drásticos y es importante que también el ser humano sea visto en una connotación diferente: como proceso dinámico, pues el no es sólo un conjunto de órganos materiales sometidos a reacciones químicas y procesos eléctricos.
  Joanna de Ângelis, en el libro El Ser Consciente, dice que “Los avances de la Física Quántica, la Relatividad del Tiempo y del Espacio y la Teoría de la Inseguridad abrieron perspectivas psicológicas antes ni siquiera soñadas, teniéndose en cuenta el concepto del venir a ser” .Dice aunque “solamente cuando es estudiado en su plenitud – espíritu, periespíritu y materia – se pueden resolver todas las cuestiones y desafíos que lo  compone…”.      
 Con estas consideraciones en mente, volvamos al asunto principal.   
Cuando una persona comienza a ingerir bebidas alcohólicas, después de algunos tragos surge una sensación peculiar.  
Antes aun del estado que se acostumbra a llamar “tonto”, la persona tiene la impresión de estar como fluctuando y parece que se encuentra fuera de la realidad.     
 Fijemos nuestra atención en esta sensación. 
Consideremos, ahora, una persona que, sin ingerir ninguna cantidad de alcohol, sea acometida, súbitamente, de una sensación muy parecida con la descrita arriba y que la frecuencia con que ocurre va, gradualmente, aumentando. Después de algún tiempo, la sensación viene acompañada de pensamientos extraños, que no se consigue entender, pues se tiene la “seguridad” que tal pensamiento no le es propio. Con el paso del tiempo, estos pensamientos se vuelven más fuertemente establecidos en la mente, y la “seguridad” de antes volverse la “duda” de hoy.  
Varias explicaciones son elaboradas: estrés, cansancio, preocupación… El estrés es una buena elección: dolencia de moda, nada que unas vitaminas y descanso no resuelva. Sólo que no lo solucionó. Entonces se pasa a la terapia. 
 Las sensaciones son, ahora, también acompañadas de ciertas acciones y trayectos, más allá de actos y palabras sin una razón aparente. Ocurren cambios bruscos de humor sin motivo alguno. Deja de ser “estrés” para volverse “depresión”. 
La terapia no está ayudando mucho. Se hace necesaria alguna actitud más “fuerte”. Se inicia, entonces, el tratamiento con antidepresivos leves. Después de algún tiempo, la persona es también acometida de fuertes dolores de cabeza y luego aparecen convulsiones. Se aumenta, entonces, la dosis de los antidepresivos. 
 Por fin, considerado loco por aquellos que lo rodean, el individuo es relegado a los cuidados de una enfermera o clínica especializada. Según El Libro de los Médiums, “médium” sería la “persona que puede servir de intermediaria entre los Espíritus y los hombres”. Con todo, en menor o mayor escala, todos son médiums. Está claro que, en algunos,la mediumnidad se presenta de forma ostensiva, en cuanto que, en otros, ocurre de forma sutil, imperceptible. Por tanto, todos están sujetos al asedio de espíritus desencarnados, pero, para el médium no educado, es como si mantuviese la puerta permanentemente abierta, sin vigilancia, pudiendo entrar cualquiera.
  La obsesión, que es la acción persistente de un espíritu sobre otro, comienza de forma imperceptible, y va aumentando gradualmente, tejiendo una tela en la que el individuo se enlaza.  
La literatura Espírita está repleta de libros tratando de obsesiones y desobsesiones, auxiliando a espíritus que se encuentran sumergidos a esta molestia aun tan común en estos días y que se presenta en las más variadas intensidades.
Llegará el día en que todos los profesionales de la salud considerarán la obsesión como una de las causas de la locura y, aplicándose el tratamiento adecuado, el cuadro podrá revertirse, liberando no sólo al enfermo encarnado, sino también al enfermo desencarnado.





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