EL ARTE Y LO BELLO BAJO EL
ASPECTO MEDIUMNICO
El arte es el uso de la habilidad y la imaginación, para crear objetos,
experiencias, melodías o entornos con el fin de lograr el placer
estético en el observador. Se dice tradicionalmente que el arte
alimenta el alma, y quienes realizan esta afirmación no se
equivocan. Al ver una obra de arte, uno se siente conmovido
por ella, y puede llegar a sentir que se está transportando a otros
lugares y tiempos, reales o imaginarios; el arte provoca sobrecogimiento. Se dice que
la capacidad de distinguir lo hermoso de lo feo es una habilidad humana innata, pero la
verdad es que los valores estéticos cambian de cultura en cultura, y algunos
pensadores se han referido a la definición del arte como uno de los problemas más
grandes de la filosofía; por lo mismo el arte y su percepción siempre serán subjetivos.
La teoría del arte fundado sobre la belleza, tal como nos la expone la estética, no es,
en suma, otra cosa que la inclusión en la categoría de cosas buenas de una cosa que
nos agradó o nos agrada aún.
Para definir una forma particular de la actividad humana, se necesita antes
comprender el sentido y el alcance de ella. Para conseguirlo, es necesario examinar
tal actividad en si misma, luego en sus relaciones con sus causas y efectos, y no sólo
desde el punto de vista del placer personal que pueda hacernos sentir.
Si decimos que el fin de cierta forma de actividad consiste en nuestro placer y
definimos esta actividad por el placer que nos proporciona, tal definición será
forzosamente inexacta. Esto es lo que ha ocurrido cada vez que se trató de definir el
arte.
La belleza, o lo que nos gusta, no puede servirnos de base para una definición
del arte, ni los muchos objetos que nos producen placer han de considerarse como
modelo de lo que debe ser el arte. Buscar el objeto y el fin del arte en el placer que nos
producen, es imaginar, como los salvajes, que el objeto y el fin de la alimentación
están en el placer que nos causan.
Para dar la definición correcta del arte, es pues, innecesario ante todo, cesar de
ver en él un manantial de placer, y considerarle como una de las condiciones de la
vida humana. Si se considera así, se advierte que el arte es uno de los medios de
comunicación entre los hombres.
Toda obra de arte, pone en relación el hombre a quien se dirige con el que la produjo, y
con todos los hombres que simultánea, anterior o posteriormente, reciben
impresión de ella. La palabra que transmite los pensamientos de los hombres, es un
lazo de unión entre ellos; lo mismo le ocurre al arte. Lo que le distingue de la palabra
es que ésta le sirve al hombre para transmitir a otros sus pensamientos, mientras que,
por medio del arte, solo le transmite sus sentimientos y emociones. La transmisión
se opera del modo siguiente:
Un hombre cualquiera es capaz de experimentar todos los sentimientos humanos,
aunque no sea capaz de expresarlos todos. Pero basta que otro hombre los exprese
ante él, para que enseguida los experimente él mismo, aun cuando no los haya
experimentado jamás.
Para tomar el ejemplo más sencillo, si un hombre ríe, el hombre que le escucha reír, se
siente alegre; si un hombre llora, el que lo ve llorar, se entristece. Si un hombre se irrita
o excita, otro hombre, el que lo ve, cae en un estado análogo. Por sus movimientos o
por el sonido de su voz expresa un hombre su valor, su resignación, su tristeza; y estos
sentimientos se transmiten a los que le ven o le oyen. Un hombre expresa su
padecimiento por medio de suspiros y sonidos, y su dolor se transmite a los que la
escuchan. Lo propio ocurre con otros mil sentimientos.
Sobre esta aptitud del hombre para experimentar los sentimientos que
experimenta otro, está fundada la forma de actividad que se llama arte. Pero el arte
propiamente dicho no empieza hasta que aquél experimenta una emoción, y queriendo
comunicarla a otros, recurre para ello a signos exteriores. Tomamos un ejemplo bien
sencillo. Un niño ha tenido miedo de encontrarse con un lobo y explica su encuentro;
y para evocar en sus oyentes la emoción que ha experimentado, les describe los
objetos que le rodeaban, la selva, el estado de descuido en que se hallaba su
espíritu, luego la aparición del lobo, sus movimientos, la distancia que les separaba,
etcétera. Todo esto es arte, si el niño, contando su aventura, pasa de nuevo por los
sentimientos que experimentó, y si sus oyentes, subyugados por el sonido de su voz,
sus ademanes y sus imágenes, experimentan sensación análoga. Hasta si el niño no
ha visto jamás un lobo, pero tiene miedo de encontrarlo, y deseando comunicar a otros
el miedo que ha sentido, inventa el encuentro con un lobo, y lo cuenta de modo que
comunique a sus oyentes el miedo que siente, todo esto será también arte. Arte
hay en que un hombre, habiendo experimentado miedo o deseo, en realidad o
imaginativamente, exponga sus sentimientos en la tela o en el mármol, de modo
que los haga experimentar por otros. Arte hay si un hombre siente o cree sentir
emociones de alegría, de tristeza, desesperación, valor o abatimiento, así como la
transmisión de una de esas emociones a otros, si expresa todo esto por medio de
sonidos que permitan a otros sentir lo que sintió.
Los sentimientos que el artista comunica a otros pueden ser de distinta especie,
fuertes o débiles, importantes o insignificantes, buenos o malos; pueden ser de
patriotismo, de resignación, de piedad; pueden expresarse por medio de un drama, de
una novela, de una pintura, de un baile, de un paisaje, de una fábula.Toda obra que los
expresa así es obra de arte.
Desde que los espectadores o los oyentes experimentan los sentimientos que el autor
expresa, hay obra de arte.
Evocar en sí mismo un sentimiento ya experimentado y comunicarlo a otros por
medio de líneas, colores, imágenes verbales, tal es el objeto propio del arte. Esta es
una forma de la actividad humana, que consiste en transmitir a otro los sentimientos
de un hombre, consciente y voluntariamente por medio de ciertos signos exteriores.
Los metafísicos se engañan viendo en el arte la manifestación de una idea misteriosa
de la Belleza o de Dios; el arte tampoco es, como pretenden los tratadistas de estética
fisiólogos, un juego en el que el hombre gasta su exceso de energía; tampoco es la
expresión de las emociones humanas por signos exteriores; no es tampoco una
producción de objetos agradables; menos aún es un placer: es un medio de
fraternidad entre los hombres que les une en un mismo sentimiento, y por lo tanto, es
indispensable para la vida de la humanidad y para su progreso en el camino de la dicha.
Así como merced a nuestra facultad de expresar los pensamientos por palabras, cada
hombre puede saber lo que antes de él ocurrió en el dominio del pensamiento, y puede
también en el tiempo presente participar de la actividad de los otros hombres y
transmitir a sus contemporáneos y descendientes los pensamientos que recogió y los
que él mismo ha producido, así también, merced a nuestra facultad de poder
transmitir nuestros sentimientos a los demás por medio del arte,todos los sentimientos experimentados junto a nosotros pueden sernos asequibles, así como los sentimientos experimentados mil años antes que nosotros.
Si no tuviéramos la capacidad de conocer los pensamientos concebidos por hombres
que nos precedieron y de trasmitir a otros nuestros propios pensamientos, seríamos
como animales salvajes o como Gaspar Hauser, el huérfano de Nuremberg, que, criado
en la soledad, tenía a los dieciséis años la inteligencia de un niño. Si no tuviéramos la
capacidad de conmovernos con los sentimientos ajenos por medio del arte, seríamos
casi más salvajes aún, estaríamos separados uno de otro, nos mostraríamos hostiles a nuestros semejantes. De ahí resulta que el arte es una cosa de las más importantes, tan
importante como el mismo lenguaje.
Se nos ha acostumbrado a no comprender bajo el nombre de arte más que lo que
oímos y vemos en teatros, conciertos y exposiciones, o lo que leemos en los poemas y
novelas. Pero esto no es más que una parte ínfima del arte verdadero, por medio del
cual transmitimos a otros nuestra vida interna, o recogemos la vida interna de otros.
Toda la existencia humana está llena de obras de arte, desde las canciones que se
canta a los niños para dormirlos, hasta las ceremonias religiosas y públicas. Todo es
Igualmente arte.
El arte no solo se expresa en conceptos abstractos, formulas matemáticas, o
ecuaciones geométricas, hay una forma de percibir la organización de las cosas, que
es más inmediata, intuitiva y sensorial. Se manifiesta por medio de las experiencias
estética, de la percepción de lo bello. A eso se le llama arte. A través de la obra de arte, tanto el individuo como la sociedad recorren el camino en dirección a la cultura y realizan su
encuentro con la eternidad.
En el estudio general del arte sobresalen tres palabras: sentimiento, belleza y estética…
El medio de vehículo de expresión del arte es el sentimiento: el sentimiento retrata
emociones positivas o negativas, tales como la alegría, la esperanza, la tristeza o el
desespero. El artista es la persona que posee la capacidad de racionalizar el
sentimiento, de forma a ser contemplado y entendido. La manifestación artística
representa lo que es normalmente llamado “experiencia interior”
El concepto de belleza suele ser asociado a lo bueno. Sócrates, por ejemplo afirmaba
que lo bello es bueno.
En Obras Póstumas, Kardec afirma, en el artículo "Teoría de la Belleza”, que no
siempre un bello cuerpo físico está relacionado a un Espíritu bueno o culto.
Ejemplifica que "Cicerone, el orador brillante, escritor espiritual y profundo, que
dejó tan grande recuerdo de su pasaje por este mundo, tiene un rostro agachapado
y vulgar, que ciertamente era mucho menos agradable verlo que oírlo.”
El Codificador del Espiritismo considera, entre tanto, que las manifestaciones
artísticas son tanto más groseras, rudas, conteniendo características de fealdad,
cuanto menor fue el sentido moral del artista. Concluyendo "la belleza real consiste
en la forma que más apartada se presenta de la animalidad y que mejor refleja
la superioridad intelectual y moral del Espíritu, que es el ser principal. Influyendo
lo moral, como influye, sobre lo físico, que él apropia a sus necesidades físicas y
morales, se sigue: 1°) que el tipo de la belleza consiste en la forma más propia a la
expresión de las más altas cualidades morales e intelectuales, 2°) que, a medida que el hombre se eleva moralmente, su envoltorio se irá asemejando al ideal de la belleza, que es la
belleza angelical.” (7)
Es importante destacar como Kardec amplió el concepto de bello delineado por
la Filosofía, al considerar las adquisiciones morales e intelectuales conquistas por
el Espíritu a lo largo de su jornada evolutiva.
Los artistas son personas que, de una manera general, presentan características
peculiares de la personalidad. Tales características los hacen diferentes de las
personas comunes. Algunas veces son vistos por los ojos del mundo
como personas desequilibradas psíquicamente, exóticas y de difícil convivencia.
Aquellos que se destacaron en sus manifestaciones artísticas son considerados genios.
Los artistas, incluso los que no son clasificados como genios, presentan trazos de
personalidad que los diferencian, como por ejemplo:
— Creatividad acentuada.
— Intuición más desarrollada.
— Flexibilidad cognitiva, traducida por la capacidad de evaluar un problema
según diversos abordajes o técnicas, aparentemente dispares.
— Persistencia y dedicación al trabajo artístico.
— Pensamiento independiente, por encima de las convenciones.
— Ambigüedad en relación con la aceptación de ideas, personas y comportamientos.
— Espontaneidad en sus expresiones creativas.
— Mente abierta a experiencias innovadoras.
Entender la mente de un artista no siempre es tarea fácil, ya que su psiquismo y sus
motivaciones son diferentes de las del común de los mortales.
Los artistas traen las emociones a flor de piel, pasando rápidamente de la tristeza a la
alegría, o de la euforia a la depresión.
La sensibilidad en ellos es, en cierta forma, exagerada, incluso en los menos creativos.
Para Emmanuel eso ocurre porque el "artista, de modo general, vive casi siempre más
en la esfera espiritual que propiamente en el plano terrestre.
Su psiquismo es siempre la resultante de su mundo íntimo, lleno de recuerdos
infinitos de las existencias pasadas; o de las visiones sublimes que consiguió
aprender en los círculos de la vida espiritual, antes de su reencarnación en el mundo.
Sus sentimientos y percepciones transcienden a los del hombre común, por
su riqueza de experiencias en el pretérito, situación esa que, a veces, da motivos a la falsa apreciación de la ciencia humana, que le clasifica los entusiasmos como neurosis o
anormalidad, en sus errores de interpretación.
Es que, en vista de su posición psíquica especial, el artista nunca cede a las
exigencias del convencionalismo del planeta, manteniéndose por encima de los
preconceptos contemporáneos, destacándose que, toda vez, en la demasía de
inconsideración por la disciplina, a pesar de sus cualidades superiores, puede
entregarse a los excesos nocivos a la libertad, cuando es mal dirigida o falsamente
aprovechada.”
Los excesos ocurren porque, a pesar de todo, son humanos. "Son hombres, sí, en todo
lo que tienen de terrestre, por sus flaquezas y pasiones. Padecen todas las miserias de
la carne, las locuras, las necesidades, los deseos materiales. Lo que, no obstante, los
hace más que hombres (comunes), lo que en ellos constituye el genio, es esa
acumulación de los tesoros del pensamiento, esa lenta elaboración de la
inteligencia y del sentimiento a través de las innumerables existencias, todo eso
fecundado por el influjo, por la inspiración de lo Alto, por una asidua comunión
con los planos superiores del Universo. El genio, bajo las mil formas que
reviste, es una colaboración con lo invisible, una unión de la asunción del alma
humana a la Divinidad.”
El artista, el genio, es un médium. "Los hombres de genio son inspirados, en la
acepción fatídica y trascendental de esa palabra. Son los intermediarios y
mensajeros del pensamiento superior. Su misión es imperativa. Es por ello que Dios
conversa con el mundo; que incita y atrae hacia sí a la Humanidad.”
Así, cuando el artista consigue administrar su mundo íntimo, no dejándose
conducir hacía los desarreglos morales, actúa como instrumento de la espiritualidad
superior.
Entonces él se transforma en verdadero artista, en la verdadera acepción de la palabra.
"El artista verdadero es siempre el médium de las bellezas eternas y su trabajo,
en todos los tiempos, fue tañer las cuerdas más vibrantes del sentimiento humano,
alcanzándolo de la Tierra para lo infinito y abriendo, en todos los caminos, el ansia de
los corazones para Dios, en sus manifestaciones supremas de belleza, de sabiduría,
de paz y de amor.”
Debemos considerar, entre tanto, que la mediúmnidad es, en sí misma, una facultad
neutra, pudiendo evidenciar manifestaciones superiores o inferiores.
Se debe, pues, aplicar todos los cuidados y cautelas a las producciones mediúmnicas
artísticas que se aplican a las demás manifestaciones mediúmnicas.
Las manifestaciones artísticas expresadas por vía mediúmnica son tan variadas
como las expresadas por el arte.
Eso quiere decir que Espíritu comunicante y médium deben poseer el
conocimiento artístico necesario para viabilizar la manifestación.
El conocimiento que el médium tiene del asunto puede tener origen en
una experiencia reencarnatorio anterior, en aprendizaje desarrollado en el plano
espiritual o en adquisiciones obtenidas en la actual vivencia física. Cuanto más
profundo sea el conocimiento del Espíritu y del médium en el asunto, mejores y
más bellas obras producirán.
Los principales tipos de médiums para las manifestaciones artísticas son los
siguientes:
1. “Médiums pintores o dibujantes: son los que pintan o diseñan bajo la influencia de
los Espíritus. Hablamos de los que obtienen trabajos serios, ya que no se puede dar
ese nombre a ciertos médiums que Espíritus burlones lo llevan a hacer cosas
grotescas, que despreciarían el más atrasado estudiante.”
"Son características de la pintura mediúmnica no sólo la fidelidad a los estilos
peculiares a cada pintor-Espíritu, así como también al trabajo sucesivo y algunas
veces simultáneo, con escuelas distintas y, no es raro, antagónicas entre sí. Se
destacan, por otro lado, las maneras no convencionales y la rapidez con que son
producidas tales obras, que pueden ser elaboradas, vertiginosamente, con o sin
pinceles, espátulas, etc., utilizando el médium las manos, derecha, izquierda o
ambas o los pies, conservando los ojos abiertos o cerrados, en la oscuridad o en la
luz artificial o solar, realizado todo en tiempo que varía de segundos o minutos.”
Otra forma por la cual la mediúmnidad pictórica (pintura) o diseñadora puede
manifestarse es la directa, caracterizada más como de efectos físicos. La pintura o
el diseño como que se "precipitan” en hojas de papel o telas guardadas en sobres
o recipientes cerrados. No deja de ser una variedad de la pneumatógrafos.
La psiquiatría moderna ha utilizado la actividad artística, sobre todo la pintura y el
diseño, como un instrumento terapéutico eficaz en el tratamiento de algunos tipos
de enfermedad mental, especialmente la esquizofrenia. "Las posibilidades de
simbolización no verbal que se abren al enfermo cuando dibuja, pinta o modela,
por ejemplo, le permiten liberarse de cargas emocionales, expresar conflictos y
problemas que actúan en lo más profundo de su mente y que, de otro modo,
debido a su propia imposibilidad de conceptuarlos, jamás vendrían a la superficie.
Por medio del arte, no sólo se comunica con las otras personas así como
provee al médico elementos informativos acerca de su estado mental y sus causas.”
2. “Médiums músicos: son los que ejecutan, componen o escriben músicas bajo la
influencia de los Espíritus. Hay médiums músicos mecánicos, semimecánicos, intuitivos e inspirados, como los hay para las comunicaciones literarias.”
"Todo el mundo reconoce la influencia de la música sobre el alma y sobre su progreso.
Pero, la razón de esa influencia es en general ignorada. Toda su explicación está en
este hecho: que la armonía coloca al alma bajo el poder de un sentimiento que la
desmaterializa.”
Los mayores médiums musicales de este siglo fueron Yole Catera y Rosemary
Brown, nacidas en Italia y en Inglaterra, respectivamente.
Bajo la acción de los Espíritus, Yole Catera no se limitaba a improvisar fragmentos
de música al piano o en cualquier otro instrumento, ella escribía composiciones
musicales para piano, para orquesta, lo que, evidentemente, exigía un conocimiento
de las leyes de la armonía y del contrapunto. (19) Esa médium notable no
poseía el menor conocimiento de música, por lo menos en esa última encarnación.
Rosemary Brown, a pesar de haber recibido, en la actual encarnación, reducidos
conocimientos musicales, transmitió mediúmnicamente composiciones de los
mayores exponentes de la música clásica, consideradas de altísima calidad.
Desconocedora del Espiritismo, al enfrentarse mediúmnicamente con Liszt, le
preguntó: ¿por qué yo? Liszt, le respondió prontamente: "Por que usted se ofreció
mucho antes de nacer.”
Rosemary explica que al principio quedó espantada, pero reflexionando sobre lo
que él le dijera, llegó a la conclusión de que, "si aceptamos el hecho de una vida tras
la muerte ¿por qué no podría haber una vida antes del nacimiento?...”
Delante de la lógica de tal raciocinio, se entregó a la tarea de divulgar el mensaje
espírita por medio de la mediúmnidad artística.
En Brasil merecen destacarse las composiciones mediúmnicas de Marta Gallego, en
San Pablo, y de Teresina Café, en Salvador.
3. “Médiums de efectos musicales: provocan la ejecución de composiciones, en ciertos
instrumentos de música, sin contacto con estos. Son muy raros.” (2) La diferencia
de médiums de efectos musicales y médiums músicos es que estos están
clasificados en la mediúmnidad de efectos intelectuales y aquellos, en la de efectos
físicos. En ese caso, el efecto físico sobre el instrumento musical ocurre, o por
materialización de manos que ejecutan melodías, o por fenómenos de ectoplasmia,
oportunidad en que se observa que cuerdas o teclados son puestos en movimiento
sin que ocurra una materialización, propiamente dicha.
4. “Médiums versificadores: obtienen, más fácilmente que otros, comunicaciones
en versos. Muy comunes, para malos versos; muy raros, para versos buenos.” (4)
5. “Médiums Poetas: sin ser versificadas, las comunicaciones que reciben tienen
alguna cosa de vaporoso, de sentimental; nada que muestre rudeza. Son, más que
otros, propios para la expresión de sentimientos tiernos y afectuosos.
Todo, en sus comunicaciones, es vago; sería inútil pedirles ideas precisas. Muy
comunes.”
6. “Médiums literatos: no presentan ni lo que hay de impreciso en los médiums
poéticos ni la elevación de los médiums positivos (médiums cuyas comunicaciones
son nítidas y precisas); no obstante, disertan con sagacidad. Tienen el estilo
correcto, elegante y, frecuentemente, de notable elocuencia.”
7. “Médiums historiadores: los que revelan aptitud especial para las explanaciones
históricas. (...) Variedad rara de los médiums positivos.”
Llegando a la conclusión de que "El arte da al hombre la experiencia de vivir en un
mundo donde las cosas son como deberían ser. Esta experiencia es de crucial
importancia para él: Es su salvavidas psicológico. Dado que la ambición del hombre
no tiene límite, dado que su búsqueda y logro de valores es un proceso que dura
toda la vida -y cuanto más elevados los valores, más dura es la lucha-, el
hombre necesita un momento, una hora, cierto período de tiempo en el cual pueda
experimentar el sentido de su tarea terminada, el sentido de vivir en un Universo
donde sus valores hayan sido exitosamente realizados. Es como un descanso,
un momento de repostar combustible mental hacia nuevos logros. El Arte le da este
combustible, un momento de alegría metafísica, un momento de amor por la
existencia. Como un faro, alzado sobre los oscuros cruces de caminos del mundo,
diciendo "Esto es posible".
"El arte es una recreación selectiva de la realidad de acuerdo con los valores y
juicios metafísicos del artista."
"Cada Espíritu ve y siente el Arte con sus características y expresiones evolutivas,
por cuanto, a la medida que el ser progresa, amplía la capacidad de percibir la
belleza y sentirla en sus variadas expresiones. Esa forma de identificación muy
personal, que es resultado de la experiencia individual, se expresa en la aptitud por
una o por otra manifestación del Arte, así como en la manera de traducir el
sentimiento en el instante de su captación. Colocando su manera de entendimiento y
emoción crea el estilo, que se podría llamar el legítimo autógrafo colocado en aquello
que hace.
El arte no es una alegría, ni un placer, ni una diversión; el arte es una gran cosa.
Se trata de un órgano vital de la humanidad que transporta al dominio del
sentimiento las concepciones de la razón. En nuestro tiempo, la concepción religiosa
de los hombres tiene por centro la fraternidad universal y la dicha en la unión. La
ciencia verdadera debe enseñarnos las diversas aplicaciones de esta concepción
al dominio de nuestros sentimientos. El arte tiene ante sí una tarea inmensa: con
la ayuda de la ciencia y bajo la guía de la religión, debe hacer que esa unión pacifique
a los hombres, cosa que no se obtiene hoy por los tribunales, la policía, etc., y sin
embargo puede ser realizada por el libre y plácido sentimiento de todos. El arte debe
destruir en el mundo el reinado de la violencia y de las vejaciones.
Es esta una tarea que sólo él puede cumplir.
El sólo puede hacer que los sentimientos de amor y fraternidad asequibles hoy
a los mejores hombres de nuestra sociedad, se conviertan en sentimientos constantes
,universales, instintivos en todos los hombres. Provocando en nosotros, con
la ayuda de sentimientos imaginarios, los sentimientos de la fraternidad
y del amor, acostumbrándonos a experimentar esos sentimientos en la realidad.
Puede disponer en el alma humana canales sobre los cuales discurra en adelante la
vida, conducida por la ciencia y la religión. Y uniendo a los hombres más diferentes en
sentimientos comunes, suprimiendo entre ellos las distinciones, el arte universal
puede preparar a los hombres para la unión definitiva, puede hacer ver, no por el
razonamiento, sino por la misma vida, la alegría de la unión universal, libre de las
barreras impuestas por la vida.
El destino del arte en nuestro tiempo es transportar, del dominio de la razón al del
sentimiento, esta verdad: que la dicha de los hombres consiste en su unión. El arte
es el único que podrá fundar, sobre las ruinas de nuestro régimen presente de miseria
y vejaciones, ese reinado de Dios que se nos aparece a todos como el objeto más
alto de la vida humana.
Y es muy posible que en lo porvenir, la ciencia suministre al arte otro ideal, y
que éste tenga entonces por objeto realizarlo; pero en nuestro tiempo el destino del
arte es claro y preciso. La labor del arte cristiano consiste hoy en realizar la unión
fraternal de los hombres.
(...) Toda manifestación de Arte que inspira paz y eleva al ser, que lo estimula a
progresar y a amar, tornando la vida más noble y feliz, traduce lo Bello, lo Único, por
ser emanación de Su Psiquismo. En su inmensa diversidad encontramos la misma
magia y grandeza, formando un panel de unidad, que libera a la criatura humana de las
pasiones más primitivas, aproximándola a la Fuente Generadora de Vida. Ninguna,
mientras tanto, específica, por cuanto, considerándose los varios estados en que se
encuentran los seres terrestres, se hace necesarias todas las expresiones, a fin
de alcanzar igualmente y sin distinción los candidatos a la aproximación del
Incomparable Artista, de Quien todo procede. Mientras tanto, la Música, en razón de su
capacidad de penetrar lo íntimo del ser, gracias a sus melodías que arrebatan y
sensibilizan, despertando lo divino en el humano, parece ser el vehículo que más
aproxima a la criatura a su Creador...
(...) De la misma forma que la psicografia y la psicofonía, en las expresiones de la
mediúmnidad intelectual, contribuyen valiosamente para la comprobación de la
inmortalidad, al lado de otras manifestaciones positivas del fenómeno
mediúmnico, la psicopictografía es recurso noble de arte para la confirmación de la
sobrevivencia del Espíritu a la disyunción molecular del cuerpo. El estilo del
pintor, sus características, su mensaje ofrecen un expresivo tributo para la
afirmación de la vida después del túmulo, como también por la oportunidad que
ofrece de traer belleza y armonía para el encanto de las criaturas humanas.
La Doctrina Espírita ofrece mayor contribución, teniéndose en cuenta que la
Codificación se encuentra estructurada y completa, no siendo la mediúmnidad
psicopictografía la que aumentará su excelente propuesta de sabiduría.
El fenómeno necesita de la Doctrina a fin de explicarse, sin embargo, la Doctrina
dispensa el fenómeno, por ser ella un conjunto de lecciones profundas y ricas de
iluminación y belleza, de que el insigne Allan Kardec se hace el incomparable
intermediario.
Así, el fenómeno confirma la Doctrina y ella lo esclarece.”
FRANCO, Divaldo Pereira. Artes. Actualidad del Pensamiento Espírita. Por el Espíritu
Vianna de Carvalho. BA:
Trabajo extraído del “Estudio y Educación de la Mediúmnidad” y de internet
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DIFERENTES ENFOQUES SOBRE LA
HOMOSEXUALIDAD.
Desde la década de los 70's la Psiquiatría y la Psicología han determinado que la que la homosexualidad no es una enfermedad, y -por ende- tampoco es contagiosa. También quienes confiesan su orientación sexual,
aseguran que con ello se nace y no es parte de alguna “desviación”.
La investigación científica sobre la homosexualidad ha tenido mucho apoyo en el estudio de los gemelos idénticos. En base a esos estudios se conoce que entre la población general, la probabilidad de ser gay es menos del 5 %. Las probabilidades son más altas si la persona tiene un gemelo gay.
Si el individuo tiene un mellizo, comparte la mitad de genes, y hay casi un 25 % de probabilidades de que también sea gay.
En el caso de los gemelos idénticos, es decir, que comparten todos sus genes, hay cerca de 50 % de probabilidades de que ambos sean gays.
Según un documental de la National Geographic, la sexualidad tiene un componente genético pero no todo depende de eso; o todos los gemelos idénticos tendrían la misma orientación sexual.
Algunas hipótesis sostienen que la homosexualidad se gesta durante la etapa intrauterina, es decir, antes del nacimiento del bebé.
En sus primeras semanas todos los fetos se desarrollan de la misma manera. Recién cerca de las seis semanas, los fetos con el cromosoma Y formarán testículos y en la octava semana se libera testosterona , que puede afectar el desarrollo, masculinizando el cuerpo y el cerebro.
"Ocasionalmente un feto masculino puede no producir suficiente testosterona. Su cerebro no lo absorbe en buena cantidad para formarlo dentro de los parámetros heterosexuales", explica el informe.
EPIGENÉTICA
La epigenética, creciente campo de la biología, puede explicar las diferencias entre los gemelos. Revela que mientras el código de ADN puede ser el mismo, la forma en que funciona puede diferir.
Genetistas investigan un aspecto del genoma llamado epigenoma. Explican que hay una serie de químicos que actúan como interruptores capaces de activar o desactivar génes individuales.
"Factores como el tabaquismo, la dieta y la exposición a químicos pueden alterar la manera en la que funcionan los genes. Hormonas, espacio y calidad de la nutrición pueden afectar los embriones idénticos´ de diferente manera, aún aquellos que comparten una placenta", explican.
La activación y desactivación de genes en el desarrollo temprano podría explicar muchas cosas. La epigenética también puede explicar el papel en la determinación de la sexualidad.
Estos cambios genéticos pueden ser la respuesta a por qué un gemelo absorbe más testosterona que otro, siendo uno gay y el otro no.
Las últimas investigaciones científicas dan cuenta de que los cambios en la expresión de un gen pueden heredarse de generación en generación.
( Rey Formoso)
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Si la riqueza fuera un obstáculo absoluto para la salvación de los que la poseen, como pudiera inferirse de ciertas palabras de Jesús interpretadas según la letra y no según el espíritu, Dios, que la da, hubiera puesto en manos de algunos un instrumento de perdición sin recursos; idea que repugna a la razón.
La riqueza es, sin duda, una prueba muy resbaladiza, más peligrosa que la miseria por sus consecuencias, por las tentaciones que da, y la fascinación que ejerce, es el supremo excitante del orgullo, del egoísmo y de la vida sensual; es el lazo más poderoso que une al hombre a la tierra y que desvía sus pensamientos del Cielo; produce tal vértigo, que se ve muchas veces que el que pasa de la miseria a la fortuna olvida muy pronto su primera posición a los que le han protegido y a los que le han ayudado, y se vuelve insensible, egoísta y vano.
Pero de que haga el camino difícil, no se sigue que lo haga imposible y que no pueda haber un medio de salvación entre las manos de aquel que sepa servirse de ella, así como ciertos venenos pueden volver la salud si se emplean a propósito y con discernimiento.
Cuando Jesús dijo al joven que le preguntaba sobre los medios de ganar la vida eterna: “Vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme”, no entendió sentar en principio absoluta que cada uno debe despojarse de lo que posee, y que la salvación sólo se alcanza a este precio, sino manifestar que el “apego a los bienes terrestres” es un obstáculo para la salvación. Aquel joven, en efecto, se creía en paz porque había observado ciertos mandamientos, y sin embargo, retrocede ante la idea de abandonar sus bienes. Su deseo de obtener la vida eterna, no es tan grande que quiera hacer este sacrificio. La proposición que le hizo Jesús era una prueba decisiva para poner en claro el fondo de su pensamiento; podía, sin duda, ser un perfecto hombre de bien según el mundo, no hacer daño a nadie, no murmurar de su prójimo, no ser vano ni orgulloso, honrar a su padre y a su madre; pero no tenía la verdadera caridad porque su virtud no llegaba hasta la abnegación. Esto es lo que Jesús quiso demostrar haciendo una aplicación del principio, “Sin caridad no hay salvación”.
La consecuencia de estas palabras tomadas en su acepción rigurosa, sería la abolición de la fortuna como perniciosa a la felicidad futura y como origen de una multitud de males en la Tierra; sería, además, la condenación del trabajo que puede procurarla, consecuencia absurda que conduciría al hombre a la vida salvaje, y que por lo mismo, estaría en contradicción con la ley del progreso, que es una ley de Dios. Si la riqueza es el origen de muchos males, si excita tantas malas pasiones y si provoca también tantos crímenes, no debe culparse a la cosa, sino al hombre que abusa de ella, como abusa de todos los dones de Dios; con el abuso hace pernicioso lo que podría serle más útil, lo cual es consecuencia del estado de inferioridad del mundo terrestre.
Si la riqueza debiera haber producido el mal, Dios no la hubiera puesto en la tierra; al hombre toca el hacer salir de ella el bien. Si no es un instrumento directo del progreso moral, es, sin contradicción, un poderoso elemento de progreso intelectual. En efecto, el hombre tiene por misión trabajar para la mejora material del globo; debe desmontarlo, sanearlo y disponerlo para que un día reciba toda la población que corresponde a su extensión; para alimentar a esa población que crece sin cesar, es preciso aumentar la producción; si la producción de una comarca es insuficiente; es necesario buscarla más lejos. Por esto mismo las relaciones de pueblo a pueblo se hacen necesarias, y para hacerlas más fáciles, es menester destruir los obstáculos materiales que los separan y hacer las comunicaciones más rápidas.
Para los trabajos que son obra de los siglos, el hombre ha tenido que sacar los materiales hasta de las entrañas de la tierra; ha buscado en la ciencia los medios de ejecutarlos con más seguridad y con más rapidez; pero para llevarlos a cabo, le son necesarios los recursos. La necesidad le ha hecho crear la riqueza, como le ha hecho descubrir la ciencia. La actividad indispensable para estos mismos trabajos aumenta y desarrolla su inteligencia, y esta inteligencia, que al principio se concentra en la satisfacción de sus necesidades materiales, le ayudará más tarde a comprender las grandes verdades morales. Siendo la riqueza el primer medio de ejecución, sin ella no habría grandes trabajos, no habría actividad, no habría estimulante, no habría descubrimientos. Con razón, pues, está considerada como un elemento del progreso.
Allan Kardec
La riqueza es, sin duda, una prueba muy resbaladiza, más peligrosa que la miseria por sus consecuencias, por las tentaciones que da, y la fascinación que ejerce, es el supremo excitante del orgullo, del egoísmo y de la vida sensual; es el lazo más poderoso que une al hombre a la tierra y que desvía sus pensamientos del Cielo; produce tal vértigo, que se ve muchas veces que el que pasa de la miseria a la fortuna olvida muy pronto su primera posición a los que le han protegido y a los que le han ayudado, y se vuelve insensible, egoísta y vano.
Pero de que haga el camino difícil, no se sigue que lo haga imposible y que no pueda haber un medio de salvación entre las manos de aquel que sepa servirse de ella, así como ciertos venenos pueden volver la salud si se emplean a propósito y con discernimiento.
Cuando Jesús dijo al joven que le preguntaba sobre los medios de ganar la vida eterna: “Vende cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme”, no entendió sentar en principio absoluta que cada uno debe despojarse de lo que posee, y que la salvación sólo se alcanza a este precio, sino manifestar que el “apego a los bienes terrestres” es un obstáculo para la salvación. Aquel joven, en efecto, se creía en paz porque había observado ciertos mandamientos, y sin embargo, retrocede ante la idea de abandonar sus bienes. Su deseo de obtener la vida eterna, no es tan grande que quiera hacer este sacrificio. La proposición que le hizo Jesús era una prueba decisiva para poner en claro el fondo de su pensamiento; podía, sin duda, ser un perfecto hombre de bien según el mundo, no hacer daño a nadie, no murmurar de su prójimo, no ser vano ni orgulloso, honrar a su padre y a su madre; pero no tenía la verdadera caridad porque su virtud no llegaba hasta la abnegación. Esto es lo que Jesús quiso demostrar haciendo una aplicación del principio, “Sin caridad no hay salvación”.
La consecuencia de estas palabras tomadas en su acepción rigurosa, sería la abolición de la fortuna como perniciosa a la felicidad futura y como origen de una multitud de males en la Tierra; sería, además, la condenación del trabajo que puede procurarla, consecuencia absurda que conduciría al hombre a la vida salvaje, y que por lo mismo, estaría en contradicción con la ley del progreso, que es una ley de Dios. Si la riqueza es el origen de muchos males, si excita tantas malas pasiones y si provoca también tantos crímenes, no debe culparse a la cosa, sino al hombre que abusa de ella, como abusa de todos los dones de Dios; con el abuso hace pernicioso lo que podría serle más útil, lo cual es consecuencia del estado de inferioridad del mundo terrestre.
Si la riqueza debiera haber producido el mal, Dios no la hubiera puesto en la tierra; al hombre toca el hacer salir de ella el bien. Si no es un instrumento directo del progreso moral, es, sin contradicción, un poderoso elemento de progreso intelectual. En efecto, el hombre tiene por misión trabajar para la mejora material del globo; debe desmontarlo, sanearlo y disponerlo para que un día reciba toda la población que corresponde a su extensión; para alimentar a esa población que crece sin cesar, es preciso aumentar la producción; si la producción de una comarca es insuficiente; es necesario buscarla más lejos. Por esto mismo las relaciones de pueblo a pueblo se hacen necesarias, y para hacerlas más fáciles, es menester destruir los obstáculos materiales que los separan y hacer las comunicaciones más rápidas.
Para los trabajos que son obra de los siglos, el hombre ha tenido que sacar los materiales hasta de las entrañas de la tierra; ha buscado en la ciencia los medios de ejecutarlos con más seguridad y con más rapidez; pero para llevarlos a cabo, le son necesarios los recursos. La necesidad le ha hecho crear la riqueza, como le ha hecho descubrir la ciencia. La actividad indispensable para estos mismos trabajos aumenta y desarrolla su inteligencia, y esta inteligencia, que al principio se concentra en la satisfacción de sus necesidades materiales, le ayudará más tarde a comprender las grandes verdades morales. Siendo la riqueza el primer medio de ejecución, sin ella no habría grandes trabajos, no habría actividad, no habría estimulante, no habría descubrimientos. Con razón, pues, está considerada como un elemento del progreso.
Allan Kardec
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CONÓCETE A TI MISMO
La máxima "conócete a ti mismo", inscrita en el templo de Apolo, en Delfos, ha trascendido el paso de los siglos con la finalidad de alertar a los hombres acerca de la necesidad del autoconocimiento. Los filósofos griegos consideraban que el objetivo más elevado del ser humano consistía en conocerse a sí mismo: saber sobre su origen, descubrir quien era, cual habría de ser su destino futuro, puesto que la vida solo tendría razón de ser, en la medida en que hubiese sido suficientemente analizada y comprendida. Tomaban ellos con mucha seriedad los estudios relativos al "quién soy", "de donde vengo", "hacia donde voy", al punto que Sócrates, el padre de la filosofía griega, permanecía durante horas en estado de recogimiento interior, en busca del autoconocimiento. Esas indagaciones filsóficas continúan vigentes y toda via siguen siendo motivo de honda preocupación para las personas, en la edad contemporánea.
Abraham Lincoln, afirmaba asimismo que "si ante todo, pudiéramos saber donde estamos y hacia donde nos dirigimos, tendríamos una noción en cuanto a qué hacer y estaríamos en condiciones de decidir la mejor manera de hacerlo". La desorientación del indivíduo se debe precisamente a la carencia de conocimiento acerca de sí mismo y de su destino futuro. La angustiosa situación motivada por la ignorancia de "quien soy", ha dado lugar a muchos de los actos imprudentes del alma humana. De modo que esa es la primera cuestión que nos conviene analizar. Según los filósofos del pasado, mientras no obtuviéramos una respuesta satisfactoria a ese acuciante tema, la vida no tiene ningún sentido. Sin embargo la vida tiene un sentido muy importante y de él vamos a ocuparnos . Es suficiente con que conozcamos de nosotros un poco más y hallaremos una motivación para la vida.
La norma que había sido predicada por Sócrates, fue posteriormente adoptada por San Agustín para responder a la pregunta 919 del Libro de los Espíritus. Allan Kardec había consultado acerca del recurso práctico más eficaz,al alcance del hombre, para superarse y vencer las solicitudes del mal. La contestación recibida fue concisa y elocuente: " Un Sabio de la Antigüedad lo dijo: Conócete a ti mismo. Notemos que el medio práctico de mayor eficacia para que el hombre se supere y a la vez resista el mal, es el auto-conocimiento, es decir, conocerse en profundidad, saber quién es, cuales son sus obligaciones en relación consigo mismo y con la sociedad donde trabaja. Necesita estudiar para adquirir mayor conocimiento sobre sus emociones y sentimientos, sobre su psiquis y sobre como realizar las transformaciones necesarias en su vida. Hay un párrafo complementario de la respuesta mencionada donde se afirma que el conocimiento es la llave que abre la puerta del progreso individual, o lo que es lo mismo, del perfeccionamiento moral de la humanidad. Ese argumento conjuga sabiduría con claridad, puesto que los actos de barbarie e insanía siempre han estado teñidos con el color de la ignorancia.
La maldad, al igual que el sufrimiento, es una consecuencia de la ignorancia del hombre en cuanto a las leyes que rigen la estructura individual y colectiva de la humanidad. . Al respecto, William Bennet planteaba lo siguiente: "¿Por qué motivo deberíamos ser criaturas morales?, ¿Cual es el beneficio que en última instancia eso representa?, ¿Qué tienen que ver las virtudes con nuestro lugar en el universo?. Responder todas estas cosas es propósito de las enseñanzas de ls Espíritus.
Jason de Camargo
EDUCACIÓN DE LOS SENTIMIENTOS
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