Ante los disturbios que se están originando por todas partes, muchos nos preguntamos cómo actuar ante ellos, la política ha decaído mucho desde entonces, hoy en día el político, sirve antes a sus propios intereses, a los de sus amigos, o, en un exceso, a los de su partido (loable ejercicio de solidaridad) que a los de la sociedad que le eligió para defenderla, para abastecerla, para dirigirla; en resumen, para transformarla en esa polis idílica de la que nos hablaban Platón y Aristóteles.
El mismo Platón, en La República, abogaba por la aristocracia frente a la democracia. Aristocracia, como la misma palabra indica, es el gobierno de los mejores. Un sistema en el que los dirigentes son aquellos cuya preparación y capacidad les hace dignos de tal cargo.
Miguel Vives, nos esclarece en su libro “Tesoro de los Espiritas” entre otras cosas que el Espiritismo es la política del amor. Ligando los hombres entre si, en la Tierra, y los hombres con los espíritus, entre la Tierra y el Espacio, el realiza la mayor y más bella política de todos los tiempos, para la buena administración de las riquezas publicas del espíritu. Más, siempre que sea posible, el espirita puede y debe dar, a la política del mundo, la ayuda divina de la política del cielo.
El espiritismo es una política superior, aplicada no apenas a la ciudad del mundo, sino también a la ciudad celeste y a las relaciones entre las dos ciudades. El espirita, por tanto, es político, en el buen sentido de la palabra. Pero su política no es ni puede ser hecha de intrigas, de golpes, de negativas, de maniobras. Solo puede ser hecha de amor comprensión, fraternidad y luz.
Por eso los espiritas, en general, son extraños a la política del mundo. Detestan el ambiente de mezquindad interesada en que se procesan las maniobras políticas. Y no admiten que el Espiritismo sea envuelto en la política, cosa que hacen muy bien. Los pocos espiritas que se vuelven políticos mundanos, si son realmente sinceros y firmes en su fe, enfrentan duras dificultades y terribles sufrimientos. Porque no puede un espirita sincero respirar con naturalidad en el ambiente pesado y malsano de la política mundana. Los que se adaptan a ese ambiente son dignos de piedad, pues sacrifican la más ella oportunidad de perfeccionamiento espiritual que Dios les concede, en torno del plato de lentejas de los intereses mundanos. Brevemente pasa la vida presente de esos hermanos, pues breve es nuestra vida en la Tierra, y al entrar en la vida espiritual, ellos van a lamentar el tiempo perdido y la oportunidad desperdiciada.
El espirita debe evitar las infiltraciones políticas en las sociedades espiritas, particularmente en los Centros Espiritas, que deben ser casa de oración y de paz de amor y fraternidad. Los espiritas fascinados suelen argumentar que no deben entregar a los malos la dirección de la vida publica. ¿Más, quien les dio el derecho de juzgarse mejor que los otros? El simple hecho de que hayan aceptado el Espiritismo no les concede ese derecho. El espirita debe ser suficientemente humilde para no creerse capaz de reformar el mundo y transformar a la sociedad, simplemente por su participación en la vida política. Si no lo es, será expuesto a muchos engaños, y principalmente estará expuesto a la influencia mistificadora de espíritus perversos que se aprovechan siempre de nuestras pretensiones vanidosas, para transformarnos en sus instrumentos.
El espirita no debe abstenerse de sus deberes políticos. Muy por el contrario, esos deberes deben ser cumplidos escrupulosamente por los espiritas. Más cumplir los deberes políticos es cosa diferente a entregarse a la vida política. para cumplir aquellos nos basta observar las leyes, comparecer a los pleitos electorales, votando con pensamiento elevado y sin pasiones, apoyar , con buenos argumentos, y cuando sea posible con ayuda practica, a las buenas causas, , defender a los oprimidos, librarse siempre de apoyar las causas más injustas, perjudiciales a la colectividad y librarse principalmente de compromisos con los crímenes políticos, sea en beneficio propio o de otros, y más aun con la pretensión absurda de beneficiar el Espiritismo o instituciones espiritas. Para entregarse a la vida política, es necesario envolverse en todas sus complicaciones, en todas sus enmarañadas y confusas situaciones actuales. La política del mundo es hecha, aun, de la pasión por las cosas mundanas, particularmente la pasión de poder, que embriaga a la vanidad humana.
El espirita tiene otra política a ejecutar: la humildad, que identifica al hombre con los infelices, los sufridores del mundo, y no le lleva para las altas posiciones terrenas, más si para los puestos de socorro de la caridad cristiana. “En mi Reino, dice Jesucristo, los mayores son los que sirven” Y para servir el no precisa de cargos en partidos políticos, de cargos o puestos en la administración pública. Le basta el sentido espirita de caridad, en todas sus formas, según enseña el Espiritismo. Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. ¿Qué mejor política pude existir que esa? Pues esa es la política espirita y, por tanto, la de todo espirita sincero.
El espirita, desde el momento que aceptó conscientemente el Espiritismo, se alistó en la política del amor universal;
Su único partido es el Reino de Dios, y su plataforma política es el Sermón de la Montaña; en el caso que sea llevado a cargos públicos, llamado a cualquier actividad política del mundo, no debe olvidar su cualidad de espirita, y ha de hacer todo porque la luz que hay en el, no se hagan tinieblas; amor y caridad deben constituir sus armas políticas, aun mismo que eso le cueste la oposición de los propios compañeros, pues es mejor estar solo con la Verdad que estar acompañado por la mentira.
Amigos, os deseo un buen inicio de la semana que Dios siga bendiciendo nuestras vidas. Merchita
Merchita
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SEXO, SEXUALIDAD Y REENCARNACIÓN
Es difícil pensar en la reproducción sin hacer una asociación al papel del sexo.
Es necesario comprender que por reproducción sexuada se entiende la unión de los gametos masculino y femenino, independientemente de tratarse de vegetales o animales.
Con excepción de los Esponjarías y de los casos excepcionales donde se alternan la reproducción en sexuada y asexuada, todos los seres se reproducen exclusivamente a través del sexo.
Entre los animales, incluido el hombre, el sexo es perfectamente característico y las uniones muy bien definidas.
La reencarnación es necesaria para la evolución de los seres, por lo tanto existe la necesidad del sexo, que es confundido bastantes veces con prácticas no muy dignas. Pero lo que parece ser olvidado por muchos, inclusive por algunos espiritas, es que fueron los propios hombres los que a lo largo de sus experiencias, se dejaron esclavizar por el placer físico que les proporciona el sexo, tornándolo objeto de ese placer, y por extensión, asignándolo al papel del otro.
La ciencia viene realizando con pesar la llamada reproducción in vitro para parejas que encuentran dificultades en quedar embarazadas, pero no por esto estas reproducciones son menos sexuadas.
Para animales y hombres el contacto sexual es casi una necesidad fisiológica, y hay quien defiende la práctica sexual como una necesaria descarga energética. Hay que remarcar que incluso entre algunos irracionales la práctica sexual obedece por lo menos a un criterio: la simpatía.
Dado que los hombres tienen más preguntas que les hacen aún más selectivos, en estos la afectividad está más desarrollada y tiene un papel decisivo en la búsqueda del ideal, y con esto las relaciones se construyen mucho más solidas, imprimiendo una responsabilidad mayor y más legítima en las prácticas sexuales. Así, estas pasan de ser una necesidad fisiológica a ser un armónico compartimiento de energias.
Al decir en “una afectividad más desarrollada” no siempre se quiere decir que las relaciones serán siempre solidas o debidamente responsables. Aun en el medio espirita se encuentran personas con serias dificultades para establecer relaciones dentro de los parámetros cristianos. Vemos el “quedar”, que atañe a los solteros convictos, que no quieren abrir la mano en su condición de soltería, asumiendo relaciones definitivas.
Como entre los otras factores, las disculpas son incluso muy parecidas: miedo, inseguridad… Pero lo que queda claro es que también entre los espiritas, es muy difícil encontrar el “por el ideal”, aunque para las uniones fortuitas, esto no represente dificultad. Hay, como se puede percibir, una contradicción muy grande, y tal vez parece natural entre los jóvenes espiritas, pero nunca entre los adultos ya experimentados.
La educación sexual precisa ser instituida entre los espiritas, con el objetivo de formar seres realmente conscientes de su papel en la vida. La sexualidad está presente en cada obra de la Creación. Y negarla es afirmar que Dios de algún modo es impudente. Pero solo alimentarla fuera de los preceptos cristianos es faltar al respeto consigo mismo y con el otro.
En el comentario de la cuestión 696 de El Libro de los Espíritus Kardec señala: “La unión fortuita de los sexos es un estado natural… “, y, como es sabido, el estado natural es el estado primitivo (776). O sea, en ese estado de evolución los seres son traídos para un apareamiento atendiendo a los instintos de que son dotados. El problema es que las reencarnaciones aseguran al hombre la educación de estos, con el aumento de la inteligencia, del sentido moral, y consecuentemente, de la responsabilidad.
Tal vez el momento actual inspire a los espiritas a tratar de forma más humana los problemas humanos, evitando la hipocresía,. pues evidentemente se tiene que considerar el objetivo original del sexo, que no es exclusivamente proporcionar placer momentáneo en una esfera carnal.
La reencarnación cuenta con este mecanismo para que se produzca, por lo menos en un principio; y los reencarnados precisan de hogares cristianamente establecidos para dar enseñanza a sus jornadas. O es esto o es un caos…
Se observan a muchos hermanos discutir defendiendo el planeamiento familiar, sin embargo, queda establecido tener el menor número posible de los hijos… Esto es tan dicotómico que deja dudas en cuanto al real conocimiento entre estos de algunos de los principios elementales de la Doctrina Espirita.
No cabe hacer ningún juicio de estas formas de proceder, porque cada cual goza de la libertad de pensar y actuar. Es por eso que la Casa espirita deberá comprometerse con la verdadera evangelización, y no, como diría Herculano Pires, con el catecismo eclesiástico, y toda su falsa moral, sus falsas virtudes, y, por lo tanto, de sus hombres hipócritas.
Por Maria Ribeiro.- Blog de los espiritas
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