ACCIÓN DE GRACIAS POR UN FAVOR
OBTENIDO
No es preciso considerar tan sólo como acontecimientos felices las cosas de gran importancia; las más pequeñas en apariencia, son, con frecuencia, las que más influyen
en nuestro destino.- El hombre olvida fácilmente el bien y se recuerda más de lo que le aflige. Si registrásemos diariamente los beneficios de que somos objeto, sin haberlos solicitado, nos admiraríamos muchas veces de haber recibido tantos que se han borrado de nuestra memoria y nos humillaríamos por nuestra ingratitud.
Cada noche, elevando nuestra alma a Dios, debemos acordarnos de los favores que nos ha concedido durante el día y darle gracias. Sobre todo en el mismo momento en que
experimentamos el efecto de su bondad y de su protección, debemos, por un movimiento espontáneo, manifestarle nuestra gratitud; basta para esto un pensamiento que le atribuya el beneficio, sin que sea necesario dejar el trabajo.
Los beneficios de Dios no consisten solamente en las cosas materiales; es menester darle gracias por las buenas ideas y por las felices inspiraciones que nos son sugeridas. Mientras que el orgulloso se atribuye por ello un mérito y el incrédulo lo atribuye a la casualidad, el que tiene fe da por ello gracias a Dios y a los buenos Espíritus. Para eso las frases largas son inútiles: Gracias ¡Oh Dios!, por el buen pensamiento que me habéis inspirado. Esto
dice más que muchas palabras. El impulso espontáneo que nos hace atribuir a Dios el bien que recibimos, atestigua una costumbre de reconocimiento y humildad, que nos atrae la simpatía de los buenos Espíritus..
- El Evangelio según el Espiritismo-
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ALMA DEL SOCIALISMO
León Denis
En todos los tiempos, las almas sensibles, emocionadas por el espectáculo de las prolongadas tribulaciones y de las negras miserias de la Humanidad, así como las que por sí mismas conocieron el infortunio de los malos días, han ideado sistemas más o menos prácticos, capaces de poner término a los sufrimientos de los hombres. Desde que, sin embargo, se pretendió aplicarlos, los que lo intentaron, chocaron con decepciones bien amargas. Es que no se había tomado mucho en cuenta el papel de la Tierra en la grana armonía universal, ni sabido adaptar el grado de su evolución a las reformas, necesarias, más, a menudo prematuras.
Las revoluciones solo han hecho, las más de las veces, dislocar los abusos. En un progreso lento, continuo y, sobretodo, en la educación del pueblo, es que principalmente, se encuentra el “proceso” más eficiente para que en este mundo se realicen los perfeccionamientos entrevistos.
El Socialismo actual, también, quiere establecer un orden de cosas que sea un compuesto de justicia y progreso. Mas, para eso, tendrá, antes de todo, que inspirarse en un ideal elevado, en una doctrina espiritualista, que constituya como el cimiento que ligue a sus diversos elementos, a fin de con ellos formar un sistema homogéneo, una fuerza viva y bendecida. Eso, entretanto, es de lo que siempre carecerán las teorías socialistas, por demás impregnadas de materialismo.
Ahora, ese ideal, la Doctrina, la Revelación de los Espíritus se lo viene a ofrecer, mediante las pruebas experimentales demostrativas de la existencia y de la sobrevivencia del alma.
El moderno espiritualismo trae al Socialismo la revelación de la vida universal y de sus leyes, cuyo conocimiento es indispensable para todos los que trabajan por el progreso social. No siendo más que uno de los aspectos, una de las formas de la vida universal, la vida humana tiene que adaptarse a esta, tomándola en su sentido profundo y en su objetivo, bajo pena de ver todas las obras sociales atacadas de impotencia y de esterilidad, por cuanto, nada de durable se puede edificar fuera de la ley general de la evolución y de la armonía.
Para el materialista, la vida terrena, sin precedencia y sin consecuencia, devota cortísima duración a los sentimientos y a los lazos que unen a los hombres. Sin embargo, gracias a los testimonios de los difuntos, se amplían al infinito las perspectivas.
Nuestro destino se desdobla, a través de los tiempos, en una sucesión de innumerables existencias, cada una de las cuales es un medio de educación, de ascenso gradual, de evolución del ser, en el sentido de lo bueno, de lo perfecto.
Desde luego, pues, la vida adquiere mayor valor y el destino toma una amplitud que escapa a toda y cualquier medición. La solidaridad y la fraternidad, que constituyen los principios esenciales del Socialismo, ya no ligan solamente a los hombres en el presente, sino también en todas las fases de su inmensa evolución. La fraternidad se torna una de las leyes de la vida universal, resultando de ahí quedarse las instituciones, las obras humanas, fecundadas y como que iluminadas.
Viene después el conocimiento de lo que somos, de nuestra doble naturaleza, perecedera la una, la otra inmortal y, consiguientemente, la solución de los problemas hasta aquí insolubles de la vida, del libre albedrío y de la responsabilidad, la consecuencia de los actos a recaer sobre sus autores, la demostración de la justicia y el perfeccionamiento de todos por el trabajo, por el estudio, por la utilización de las fuerzas morales innatas en el hombre.
Tales son los datos capitales de ese enseñanza, de esa revelación, al mismo tiempo científica, experimental y filosófica, que no puede ser ahogada, desnaturalizada, falsificada, porque tiene por intérpretes las millones de voces que se elevan en todos los puntos del Globo y que, haciendo unas a contrarias de lo que dicen las otras, nos informan de las condiciones de la vida futura y de sus leyes.
Esa enseñanza penetra en todos los dominios del pensamiento, toma poco a poco el lugar del dogmatismo de los siglos pasados, de las formas materiales, apoyado exclusivamente en la conciencia y en la razón. Y, únicamente a partir del día en que lo hubiera adoptado, es que el Socialismo se hallará en condiciones de trabajar eficazmente en la educación del pueblo, en la reforma del ser humano, a fin de reprimir las pasiones y el egoísmo, los odios de clase, hasta hoy los mayores obstáculos para la realización de sus objetivos.
Adoptando esta amplia doctrina espiritualista es como el Socialismo alcanzará su máximo de irradiación, toda su potencialidad regeneradora y logrará implantar en la Tierra un estado de cosas conforme la suprema ley del progreso y de justicia. Consérvese estéril en cuanto al programa de las reformas materiales para no juntar las fuerzas del Espíritu.
¡Es preciso dar un alma al Socialismo!
Cada vez más dura y ardorosa es la lucha por la vida, pues, en vez de restringir las necesidades materiales, lo que sería el remedio mejor, los hombres las multiplican en demasía. Todos los días se crean necesidades ficticias, imaginarias, que tornan más pesado el yugo de la materia, del mismo modo que son despreciadas las necesidades espirituales, los tesoros de la inteligencia y del corazón, para cuya adquisición venimos especialmente a este mundo. De ahí resulta que, para la mayoría de los hombres, quedo perdido el objetivo de la existencia, que deberán recomenzar en condiciones más penosas, más dolorosas.
Ignorante de la consecuencia de sus actos, que sobre ella recaen, y de las leyes del destino, la Humanidad prepara días sombríos para su mañana, días que perdurarán hasta que la luz de lo Alto y la Revelación de los Espíritus le vengan, en fin, a clarear el camino.
El papel del Espiritismo en la educación social tiene que patentarse, porque constituye una innovación, necesaria desde el punto de vista filosófico, y se torna así correlativo con los trabajos de los sabios, orientados para el estudio de las ondas que forman parte integrante de los ejes de la vida universal.
Filosofía y Ciencia tiene que llegar, paralelamente, en un sentido abstracto y concreto, a los mismos resultados: ampliación del pensamiento humano y extra-humano, desde el punto de vista filosófico, por efecto de una visión científica, precisa, clara y racional.
¿Ante esos vastos dominios de la vida universal, en cara a la meta sublime que el alma colima a través de sus peregrinaciones, que significación tiene las vanas distinciones de castas y los preconceptos de la riqueza?
La noción de las responsabilidades puede evitar muchas caídas y atenuar muchos odios. Un movimiento de igualdad aproxima todas las situaciones. Comprender que la injusticia da suerte es apenas aparente, que las pruebas tienen su razón de ser para la reparación de las faltas del pasado y la conquista de un futuro mejor.
Entonces, la malevolencia, la envidia y el egoísmo podrán ceder lugar al altruismo, y la fraternidad dejará de ser una palabra carente de sentido. Por eso que percibiremos cuanto íntimamente estamos ligados unos a los otros, en nuestra eterna ascensión.
¿Y el mal? preguntarán.
El mal no es sino el estado de inferioridad de los seres y de los mundos. Enflaquece con la evolución general y acaba por desaparecer. Y su esfuerzo de subida para el bien, para la luz, el propio ser construye su conciencia, su personalidad, y en su misma elevación encuentra la alegría y la recompensa.
Léon Denis
Fuente: Reformador (01/4/1925), órgano de divulgación de la Federación Espirita Brasileña
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EN EL TEMPLO ZEN
Al finalizar el curso en el Templo Zen, uno de los discípulos se acercó al maestro y le preguntó:
-Maestro, me he fijado que usted nunca pierde la calma y la serenidad. Incluso cuando ha habido alguna situación algo tensa con algún alumno. No ha dicho alguna palabra no adecuada, usted no se ha alterado y ha reconducido la situación, ¿cómo lo hace?
-Cuando alguien te ofrece algo que no quieres ¿Lo recibes?
-Por supuesto que no, respondió el discípulo.
-Bien, prosiguió el maestro, si alguien intenta ofenderme o decirme algo desagradable, está ofreciéndome algo. En ese caso se trata de una emoción negativa -enojo o rabia por ejemplo- que puedo decidir aceptar o no aceptar.
-Si yo me siento ofendido, o me pongo furioso, estaré aceptando "su regalo", y prefiero regalarme paz y serenidad.
-El enojo de la otra persona pasará, pero yo no lo quiero, no quiero que se quede conmigo porque no me interesa tenerlo. Yo no puedo controlar lo que hay en el corazón de la otra persona, pero de mí depende lo que pongo en el mío. No admitiré emociones negativas.
-Además, si se trata de una persona a la que quiero, y respondo con agresividad, lo único que conseguiré es que los dos nos hiramos, y eso no será bueno.
-Muchacho, prosiguió el maestro, la vida siempre te da la oportunidad de ser feliz o de amargarte. Tú eliges.
Como decía Aristóteles: "Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo."
En la medida en que seas dueño de tus emociones y sepas manejarlas a tu favor, como en la historia de hoy, estarás adquiriendo una serie de habilidades claves para el éxito en la vida (lo que se denomina Inteligencia Emocional).
Cada día y en todo momento, tú puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner dentro de ti, y lo que elijas lo tendrás, hasta que decidas cambiarlo.
Como dice Osho: "Si estás triste, estás equivocado. Si estás gozoso tienes razón."
Y no enfadarse -ó enfadarse de la forma adecuada, como apunta Aristóteles-, sobre todo con aquellos que quieres, es una habilidad básica para la convivencia.
-Publicado en su día por Mercedes Cruz-
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Nunca es tarde para enmendar algo mal hecho. Todos los días tienen un nuevo amanecer.....
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Reflexion.
Enciende tu luz interior, la luz de la sabiduría y de la bondad.
Dedica algunos minutos del día a la meditación, porque el hombre iluminado no encuentra tinieblas en su camino.
Por donde pases, irradia la luz de ti mismo, iluminando a los que están cerca.
Entra en tu interior y oirás la voz de tu conciencia, que es la voz silenciosa de Dios hablando dentro de ti mismo.
Pide a tus guías espirituales protección y fortaleza.
El *mal* que te sucede tal vez sea una prueba y experiencia por la que tienes que pasar.
Pero siempre se recibe ayuda para el bien en aquellos que aman a Dios.
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