¿ ESPÍRITA Y POLÍTICO ?
¿ LOS ESPIRITAS SON PERSONAS MÁS “PREPARADAS” Y PODRÍAN
INGRESAR EN LA POLÍTICA PARTIDARIA PARA SECUNDAR CAMBIOS SOCIALES ?...
Después de leer
cierto artículo sobre la necesidad de ingresar el espírita en la política, fui
instado a contraponer los argumentos leídos que, en mi opinión, no se
sustentaban en un análisis rápido. Sabemos
que en las proximidades de los debates para elecciones políticas la discusión “irrita” sobre
el tema si el espirita debe o no participar de la política partidaria. No hay
la mínima necesidad de los espiritas ingresar forzosamente en el campo de la
política partidaria para las proposiciones de formulaciones sociales a través
de nuevos conceptos de vida, de convivencias y otras relaciones sociales que
puedan ser convertidos en hábitos consagrados por la masa para que
ulteriormente sean transformados en leyes que regulen la vida en sociedad.
Decir que los espiritas, por ser “las personas más preparadas” para secundar
los cambios sociales a favor de un mundo más justo y fraterno y que no se puede
omitir de esa tarea es en lo mínimo presunción y vanidad aguzada al límite de
lo insoportable.
Por la
transformación del comportamiento individual, luchando por el ideal del bien,
en nombre del Evangelio, los espiritas no están ajenos a la Política, se
engañan quien piensa lo contrario. Los espiritas honestos, fieles a la familia,
a los compromisos morales son integralmente ciudadanos activos, que ejercen el derecho y u
obligación (depende del punto de vista) de votar, sin embargo sin vínculos con las querellas y cuestiones
insignificantes partidarias.
Hace tres años
escribimos un artículo en el site http://jorgehessen.net recordando que no hay representantes oficiales del Espiritismo
en sector alguno de la política humana. El trabajador de la casa espirita, sea
el actuante en el área mediúmnica, doctrinaria o administrativa, sabe,
perfectamente, que el centro espirita no es lugar de hacer campaña política, en
cualquier época, sobretodo próximo a las elecciones. El espirita,
definitivamente, no puede confundir las cosas.
Si estuviera vinculado a algún
gremio partidario, si desea concurrir como candidato a un cargo electivo, que
lo haga bien lejos de las huestes espiritas, para que todo lo que haga o diga,
dentro de la casa espirita, no vaya a tener una connotación de actitud de
disfrazada intención, visando conquistar los votos de sus compañeros.
Hay necesidad de distinguir la política
terrenal, de la política de Cristo. Cada situación, en su dimensión correcta.
Política partidaria, pertenece a los políticos, en cuanto la religión es
actividad para los religiosos. El argumento de que los parlamentarios se
sirven, con el pretexto de “defender” los postulados de la Doctrina, o seducir
prestigio Social para las huestes espiritas, o, aun, ser una “luz” entre los
legisladores, es argumento engañoso, inverosímil.
A titulo de
tolerancia, muchas veces cerramos los ojos para esas cuestiones, más la
experiencia demuestra que, algunas veces, es conveniente hasta cerrar un ojo,
sin embargo, nunca los dos.
Considerando que
nuestro mundo es la morada de la opinión, es normal que tengamos divergencias
sobre ese asunto. Inaceptable, sin embargo, teniendo en vista la propia
orientación de la Doctrina Espirita, el clima de imposiciones que se establece,
no raro, envolviendo compañeros que confunden vehemencia con agresividad, o
defensa de la verdad con hostilidad.
Es inadmisible la
utilización de la tribuna espirita, como palanca de propaganda política.
El Espiritismo no
pacta con irrelevantes y transitorios intereses terrenales. Por eso, no puede
nadie esclavizarse por la procura de
favores de parlamentares, hasta el punto de, este, ejercer infausta influencia
en los conceptos espiritas. No tiene cabida, un líder de partido, en el pulpito
de la casa espirita, también no tienen el menos sentido, un espirita en las
calles y en los parlamentos, implorando votos, como un mendigo, con sofismas y
simulaciones de modestia, de pobreza, de humildad, de desprendimiento, de
tolerancia, etc. con la finalidad demagógica, exaltando sus propias “virtudes”
y sus “obras” benéficas.
Puede esa advertencia
caracterizarse en un concepto en el dorso de sutiles canticos de sirena, que
arrastran algunos desatentos lideres para la militancia político – partidaria,
sin embargo, es un alerta oportuno. ¡¡¡OPORTUNÍSIMO, DIRÍA YO!!!
Sería bueno si esos
“espiritas” (¡?), que mendigan votos, optasen por otro credo, para que sea
asegurada la no contaminación de ese politiquismo en nuestras huestes, hasta
porque, “A TITULO DE RIGOR, NO HAY REPRESENTANTES OFICIALES DEL ESPIRITISMO EN
SECTOR ALGUNO DE LA POLÍTICA HUMANA”.
Nada opta, repeler
las actitudes extremas. No podemos abrir la mano a la vigilancia exigida por la
pureza de los postulados espiritas y no hesitemos, cuando la situación se
impone, en la alerta sobre la fidelidad que debemos a Jesús y a Kardec. Es
importante recordemos que, en las pequeñas concesiones, vamos des
caracterizando el proyecto de la Tercera Revelación.
Urge que hagamos
una profunda distinción entre Espiritismo y Politica. ¿Somos políticos desde
que nacemos y vivimos en sociedad, yes, y entonces? La Doctrina Espirita no
podrá, jamás, ser vehículo de especulación de las ambiciones personales, en ese
campo. Si el mundo gira en función de políticas económicas, administrativas y
sociales, no hay como tolerar militancia
política dentro de la religión. No se sustentan las tesis simplistas de que
solo con nuestra participación efectiva en los procesos políticos a nuestro
alcance, ayudaremos a mejorar el mundo.
Recordemos que
Jesús Reflexionó mucho de la mejora de la criatura en sí. No nos consta que El
hubiese abierto cualquier proceso político partidario contra el poder
constituido a la época. Nuestra conducta apolítica no debe ser encarada como
conformismo. Por el contrario, esa actitud es sinónimo de paciencia operosa,
que trabaja siempre para mejorar las situaciones y cooperar con aquellos que
reciben la responsabilidad de la administración de nuestros intereses públicos.
“En nada adelanta dilapidar el trabajo
de un hombre público, cuando nuestro deber es prestigiarlo y respetarlo tanto
como sea posible y también colaborar con el, para que la misión de el sea
cumplida. Porque es siempre muy fácil subvertir las situaciones y establecer
criticas violentas, o no, en torno de las personas. (…) no es que estemos
batiendo palmas para ese o aquel, más porque debemos reverenciar el principio
de la autoridad”.
Estamos investidos
del compromiso más inmediato, en vez de sumergirnos en el mundo de la política
saturada, por equívocos lamentables. Por eso, no debemos buscar una posición de
destaque, para nosotros mismos, en las administraciones transitorias de la
Tierra. Si fuéramos convocados por las circunstancias, debemos aceptarla, no
por honra de la Doctrina que profesamos, más si como experiencia compleja,
donde todo suceso es siempre muy difícil. “El espiritista sincero debe
comprender que la iluminación de una conciencia es como si fuera la iluminación de un mundo, hasta el
punto que la tarea del Evangelio, junto
a las almas encarnadas en la Tierra, es la más importante de todas, visto que
constituye una realización definitiva real. La misión de la doctrina es
consolar e instruir, en Jesús, para que todos movilicen sus posibilidades
divinas en el camino de la vida. Cambiarla por un lugar en el banquete de los
Estados es invertir el valor de las
enseñanzas, porque todas las organizaciones humanas son pasajeras cara a la
necesidad de renovación de todas las formulas del hombre en la ley del progreso
universal.” (3)
El Espiritismo nos
trae una nueva orden religiosa, que precisa ser preservada. En ella, Cristo
despunta como excelso y generoso conductor de corazones y el Evangelio brilla
como el Sol en su grandeza mágica. Una doctrina que creció asustadizamente en los últimos lustros, en
sus huestes surgirán buenos lideres al mismo tiempo en que, también, aparecerán
imprudentes innovadores, pregonando esas ideas de militancia política.
Si abrazamos el
Espiritismo, por el ideal cristiano, no podemos negarle fidelidad. El legado de
la tolerancia no se consustancia en la omisión de la advertencia verbal ante de
los injertos conceptuales y practicas
anómalas, que algunos compañeros intentan imponer en el seno del Movimiento
Espirita. Mantengamos el espíritu de paz, preservando los objetivos abrazados
y, si hubiera necesidad de sellar nuestro compromiso con testimonio, no
titubeemos y no nos omitamos, jamás.
Jorge Hessen
EL PASE ESPÍRITA
¿ Qué es el pase ?
Hablar sobre el pase nos pide una profundización natural. Es por lo que procuraremos abordar este tema con la mayor claridad posible.
Hace algún tiempo que vengo recibiendo peticiones para escribir sobre el tema. Recuerdo la pregunta 98 del extraordinario libro "El Consolador", de Chico Xavier, dictado por su benefactor Emmanuel (Editora FEB). En esa obra este mentor nos dice:
"Así como la transfusión de sangre representa una renovación de las fuerzas físicas, el pase es una transfusión de energías psíquicas, con la diferencia de que los recursos orgánicos son retirados de una reserva limitada y los elementos psíquicos son de la reserva ilimitada de las fuerzas espirituales".
Por esta respuesta notaremos que el pase es también una facultad anímica y al mismo tiempo su aplicación interactúa con las fuerzas del ambiente. Notaremos esa situación también en la mediumnidad de Chico Xavier cuando el Espíritu André Luiz nos dice en el libro "Opinión Espírita" (Editora Boa Nova) :
"El pase no es únicamente una transfusión de energías anímicas. Es el equilibrante ideal de la mente, apoyo eficaz de todos los tratamientos".
Es curioso que todos nos imaginamos que el pase es algo milagroso. Y no lo es.
Para ser un buen pasista tenemos que tener un buen contenido de equilibrio en la mente- para que podamos dar lo que tenemos de más noble y bello.
Para ser un buen pasista, según el comentario de Emmanuel y de André Luiz, no precisamos tener un extraordinario conocimiento y sí un extraordinario corazón latiendo de amor. Muchos podrán preguntarme: ¿ Pero el conocimiento como queda?.
El conocimiento es muy importante; la instrucción.... pero de nada adelanta ver lo que vemos en la actualidad: ¡ personas altamente cultas pero con un comportamiento deplorable !.
Está en el libro "La Génesis", cáp. 14 item 18. El Maestro de Lión nos dice:
" Por su unión íntima con el cuerpo, el periespiritu desempeña un preponderante papel en el organismo. Por su expansión, puede el Espíritu encarnado en relación más directa con los Espíritus libres y también con los Espíritus encarnados. El pensamiento del encarnado actúa sobre los fluidos espirituales como el de los desencarnados, y se transmite de Espíritu a Espíritu por las mismas vías y, conforme sea bueno o malo, sanea o vicia los fluidos ambientales".
Ante esa aseveración de Kardec, nos llama la atención:
Nuestro pensamiento ligándose a las energías renovadoras y reparadoras a las personas que tomaron el pase.
Nos podemos imaginar el escenario de trabajo de una Casa Espírita, en que innumerables dimensiones se unen por el mismo propósito de ayudar y cooperar con aquellas que la frecuentan. Y eso sin dejar de ayudarnos mutuamente- ¡ el pasista también se ilumina!.
Asuntos tan importantes como este no pueden pasar desapercibidos.
Precisamos conocer, cada vez más, como funciona todo este mecanismo en que cada uno de nosotros nos encontramos envueltos.
Lo que nos queda es seguir aquella máxima Espírita Cristiana del Codificador, que nos dice: " Espíritas, amaros e intruiros"
Autor: André Luis Chiarini Villar"El pase no es únicamente una transfusión de energías anímicas. Es el equilibrante ideal de la mente, apoyo eficaz de todos los tratamientos".
Es curioso que todos nos imaginamos que el pase es algo milagroso. Y no lo es.
Para ser un buen pasista tenemos que tener un buen contenido de equilibrio en la mente- para que podamos dar lo que tenemos de más noble y bello.
Para ser un buen pasista, según el comentario de Emmanuel y de André Luiz, no precisamos tener un extraordinario conocimiento y sí un extraordinario corazón latiendo de amor. Muchos podrán preguntarme: ¿ Pero el conocimiento como queda?.
El conocimiento es muy importante; la instrucción.... pero de nada adelanta ver lo que vemos en la actualidad: ¡ personas altamente cultas pero con un comportamiento deplorable !.
Está en el libro "La Génesis", cáp. 14 item 18. El Maestro de Lión nos dice:
" Por su unión íntima con el cuerpo, el periespiritu desempeña un preponderante papel en el organismo. Por su expansión, puede el Espíritu encarnado en relación más directa con los Espíritus libres y también con los Espíritus encarnados. El pensamiento del encarnado actúa sobre los fluidos espirituales como el de los desencarnados, y se transmite de Espíritu a Espíritu por las mismas vías y, conforme sea bueno o malo, sanea o vicia los fluidos ambientales".
Ante esa aseveración de Kardec, nos llama la atención:
Nuestro pensamiento ligándose a las energías renovadoras y reparadoras a las personas que tomaron el pase.
Nos podemos imaginar el escenario de trabajo de una Casa Espírita, en que innumerables dimensiones se unen por el mismo propósito de ayudar y cooperar con aquellas que la frecuentan. Y eso sin dejar de ayudarnos mutuamente- ¡ el pasista también se ilumina!.
Asuntos tan importantes como este no pueden pasar desapercibidos.
Precisamos conocer, cada vez más, como funciona todo este mecanismo en que cada uno de nosotros nos encontramos envueltos.
Lo que nos queda es seguir aquella máxima Espírita Cristiana del Codificador, que nos dice: " Espíritas, amaros e intruiros"
Extraído del libro: Momentos de Reflexión, a la luz del Espiritismo
Traducido y adaptado por Jose Luis Martín
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" Confía siempre. No pierdas tu fe entre las sombras del mundo. Aunque tus pies estén sangrando, sigue adelante siguiendo la luz celeste por encima de ti mismo" .
- Mei Mei -
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LA VIDA EN MUNDOS SUPERIORES
En los mundos que han llegado a un grado superior, las condiciones de la vida moral y material son muy distintas a las de los mundos inferiores. Incluso difieren de las condiciones propias de la Tierra. Si bien la forma del cuerpo es, invariablemente y como en todas partes, la forma humana, esta se encuentra embellecida, perfeccionada y, sobre todo, purificada. El cuerpo carece por completo de la materialidad terrestre y, por consiguiente, no está sujeto a las necesidades, ni a las enfermedades o al deterioro que derivan del predominio de la materia. Los sentidos, más refinados, tienen percepciones a las que la naturaleza de nuestros órganos embotan. La levedad específica de los cuerpos hace que la locomoción sea rápida y no ofrezca dificultades: en vez de arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, digámoslo así, sobre la superficie, o permanecen suspendidos en la atmósfera sin otro esfuerzo que el de la voluntad, de la misma manera que se representa a los ángeles, o como los antiguos concebían a los manes de los Campos Elíseos. Los hombres conservan de buen grado las facciones de sus migraciones pasadas, y se aparecen a sus amigos tal como estos los conocieron, pero iluminados por una luz divina, transfigurados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos, demacrados por los padecimientos y las pasiones, la inteligencia y la vida irradian ese resplandor que los pintores han traducido en el diadema o aureola de los santos.
La escasa resistencia que la materia ofrece a los Espíritus ya muy adelantados, hace que los cuerpos se desarrollen rápido y que la infancia sea corta o casi nula. La vida, exenta de preocupaciones y angustias, es proporcionalmente mucho más prolongada que en la Tierra. En principio, la longevidad es relativa al grado de adelanto de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición, y lejos de ser un motivo de espanto, se la considera una transformación feliz, porque en esos mundos la duda acerca del porvenir no existe. Durante la vida, como el alma no se encuentra encerrada en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez que la coloca en un estado casi permanente de emancipación, lo que permite la libre transmisión del pensamiento.
En esos mundos felices, las relaciones entre los pueblos, siempre amistosas, nunca son perturbadas por la ambición de esclavizar al vecino, ni por la guerra, que es la consecuencia de aquella. Allí no hay amos ni esclavos, ni privilegiados por el nacimiento. Sólo la superioridad moral e intelectual establece la diferencia de condiciones y confiere la supremacía. La autoridad es siempre respetada, porque únicamente se concede al mérito y porque siempre se ejerce con justicia. El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose. Su objetivo es alcanzar la categoría de los Espíritus puros, y ese deseo incesante no es un tormento, sino una noble ambición que lo hace estudiar con ardor para llegar a igualarse con ellos. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados. Los odios, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia son desconocidos. Un lazo de amor y fraternidad une a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen bienes en mayor o menor cantidad, según lo que han adquirido mediante su inteligencia, pero nadie sufre por la falta de lo necesario, porque nadie está allí en proceso de expiación. En una palabra, en esos mundos el mal no existe.
En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien; de la noche, para admirar la luz; de la enfermedad, para apreciar la salud. En cambio, en los mundos felices esos contrastes no son necesarios. La eterna luz, la eterna belleza, la eterna serenidad del alma proporcionan una dicha eterna, que no es perturbada por las angustias de la vida material ni por el contacto con los malos, que allí no tienen acceso. Es esto lo que el espíritu humano tiene mayor dificultad en comprender. Ha sido ingenioso para pintar los tormentos del Infierno, pero nunca pudo imaginarse los goces del Cielo. ¿Por qué? Porque al ser inferior, sólo ha sufrido penas y miserias, y jamás ha entrevisto las claridades celestiales. Sólo puede hablar de lo que conoce. No obstante, a medida que se eleva y se purifica, su horizonte se amplía y comprende el bien que está delante de sí, como ha comprendido el mal que dejó atrás.
En los mundos que han llegado a un grado superior, las condiciones de la vida moral y material son muy distintas a las de los mundos inferiores. Incluso difieren de las condiciones propias de la Tierra. Si bien la forma del cuerpo es, invariablemente y como en todas partes, la forma humana, esta se encuentra embellecida, perfeccionada y, sobre todo, purificada. El cuerpo carece por completo de la materialidad terrestre y, por consiguiente, no está sujeto a las necesidades, ni a las enfermedades o al deterioro que derivan del predominio de la materia. Los sentidos, más refinados, tienen percepciones a las que la naturaleza de nuestros órganos embotan. La levedad específica de los cuerpos hace que la locomoción sea rápida y no ofrezca dificultades: en vez de arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, digámoslo así, sobre la superficie, o permanecen suspendidos en la atmósfera sin otro esfuerzo que el de la voluntad, de la misma manera que se representa a los ángeles, o como los antiguos concebían a los manes de los Campos Elíseos. Los hombres conservan de buen grado las facciones de sus migraciones pasadas, y se aparecen a sus amigos tal como estos los conocieron, pero iluminados por una luz divina, transfigurados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos, demacrados por los padecimientos y las pasiones, la inteligencia y la vida irradian ese resplandor que los pintores han traducido en el diadema o aureola de los santos.
La escasa resistencia que la materia ofrece a los Espíritus ya muy adelantados, hace que los cuerpos se desarrollen rápido y que la infancia sea corta o casi nula. La vida, exenta de preocupaciones y angustias, es proporcionalmente mucho más prolongada que en la Tierra. En principio, la longevidad es relativa al grado de adelanto de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición, y lejos de ser un motivo de espanto, se la considera una transformación feliz, porque en esos mundos la duda acerca del porvenir no existe. Durante la vida, como el alma no se encuentra encerrada en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez que la coloca en un estado casi permanente de emancipación, lo que permite la libre transmisión del pensamiento.
En esos mundos felices, las relaciones entre los pueblos, siempre amistosas, nunca son perturbadas por la ambición de esclavizar al vecino, ni por la guerra, que es la consecuencia de aquella. Allí no hay amos ni esclavos, ni privilegiados por el nacimiento. Sólo la superioridad moral e intelectual establece la diferencia de condiciones y confiere la supremacía. La autoridad es siempre respetada, porque únicamente se concede al mérito y porque siempre se ejerce con justicia. El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose. Su objetivo es alcanzar la categoría de los Espíritus puros, y ese deseo incesante no es un tormento, sino una noble ambición que lo hace estudiar con ardor para llegar a igualarse con ellos. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados. Los odios, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia son desconocidos. Un lazo de amor y fraternidad une a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen bienes en mayor o menor cantidad, según lo que han adquirido mediante su inteligencia, pero nadie sufre por la falta de lo necesario, porque nadie está allí en proceso de expiación. En una palabra, en esos mundos el mal no existe.
En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien; de la noche, para admirar la luz; de la enfermedad, para apreciar la salud. En cambio, en los mundos felices esos contrastes no son necesarios. La eterna luz, la eterna belleza, la eterna serenidad del alma proporcionan una dicha eterna, que no es perturbada por las angustias de la vida material ni por el contacto con los malos, que allí no tienen acceso. Es esto lo que el espíritu humano tiene mayor dificultad en comprender. Ha sido ingenioso para pintar los tormentos del Infierno, pero nunca pudo imaginarse los goces del Cielo. ¿Por qué? Porque al ser inferior, sólo ha sufrido penas y miserias, y jamás ha entrevisto las claridades celestiales. Sólo puede hablar de lo que conoce. No obstante, a medida que se eleva y se purifica, su horizonte se amplía y comprende el bien que está delante de sí, como ha comprendido el mal que dejó atrás.
Del libro: El Evangelio según el espiritismo – Allan Kardec.
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ESCOLLOS DEL ESPIRITISMO
• Obsesión simple. • Fascinación. • Subyugación. • Causas de la obsesión. • Medios para combatir la obsesión.
237* Entre los escollos que presenta la práctica del espiritismo debemos colocar, en primer lugar, a la obsesión, es decir, el dominio que algunos Espíritus ejercen sobre ciertas personas. Se produce exclusivamente a través de Espíritus inferiores, que pretenden dominar, pues los Espíritus buenos no imponen ninguna coacción. Estos aconsejan, combaten la influencia de los malos y, si no se los escucha, se retiran. Los malos, en cambio, se apegan a aquellos a quienes pueden someter. Si llegan a dominar a alguien, se identifican con el Espíritu de esa persona y lo dirigen como si realmente se tratara de un niño.
La obsesión presenta características diversas, que es muy necesario distinguir, y que resultan del grado de coacción y de la naturaleza de los efectos que produce. La palabra obsesión es, en cierto modo, un término genérico mediante el cual se designa este tipo de fenómeno, cuyas principales variedades son: la obsesión
simple, la fascinación y la subyugación.
La obsesión presenta características diversas, que es muy necesario distinguir, y que resultan del grado de coacción y de la naturaleza de los efectos que produce. La palabra obsesión es, en cierto modo, un término genérico mediante el cual se designa este tipo de fenómeno, cuyas principales variedades son: la obsesión
simple, la fascinación y la subyugación.
238. La obsesión simple se produce cuando un Espíritu dañino se impone a un médium, se entromete contra su voluntad en las comunicaciones que recibe, le impide comunicarse con otros Espíritus y sustituye a los que son evocados.
Nadie está obseso por el solo hecho de que un Espíritu mentiroso lo engañe. El mejor de los médiums se halla expuesto a eso, sobre todo en los comienzos, cuando aún carece de la experiencia necesaria, del mismo modo que entre nosotros las personas más honestas pueden ser embaucadas por bribones. Por consiguiente,se puede ser engañado sin estar obseso. La obsesión consiste en la tenacidad de un Espíritu del que no es posible desembarazarse.
En la obsesión simple, el médium sabe muy bien que está en relación con un Espíritu embustero. Este no se oculta ni disimula en manera alguna sus malas intenciones y su deseo de contrariarlo.
El médium reconoce el engaño sin dificultad y, como se mantiene en guardia, rara vez cae en la trampa. Por lo tanto, este género de obsesión es apenas desagradable, y no tiene otro inconveniente más que obstaculizar las comunicaciones que se pretende recibir de los Espíritus serios, o de aquellos a quienes se aprecia.
Podemos incluir en esta categoría los casos de obsesión física, es decir, la que consiste en las manifestaciones ruidosas y obstinadas de algunos Espíritus que producen, de manera espontánea, golpes y otros ruidos.
. La fascinación tiene consecuencias mucho más graves.
Es una ilusión producida por la acción directa del Espíritu sobre el pensamiento del médium, y que en cierta forma paraliza su juicio en relación con las comunicaciones. El médium fascinado no cree que esté siendo engañado. El Espíritu tiene el arte de inspirarle una confianza ciega, que le impide ver la superchería y comprender lo absurdo de lo que escribe, aunque ese absurdo sea evidente para los demás. La ilusión puede incluso llegar hasta el punto de que el mensaje más ridículo le parezca sublime. Se equivocan quienes suponen que este género de obsesión sólo puede alcanzar a personas simples, ignorantes y desprovistas de juicio. Ni siquiera los hombres talentosos, por más instruidos e inteligentes que sean, están libres de la fascinación, lo que prueba que esta aberración es el efecto de una causa ajena a ellos, cuya influencia padecen.
Hemos dicho que las consecuencias de la fascinación son mucho más graves. De hecho, a raíz de la ilusión que de ella resulta, el Espíritu dirige, como lo haría con un ciego, a la persona a la que ha conseguido dominar, y puede inducirla a que acepte las doctrinas más extravagantes y las teorías más falsas como si fuesen la única expresión de la verdad. Más todavía: puede arrastrarla a situaciones ridículas, comprometedoras e incluso peligrosas.
Fácilmente se comprende la diferencia que existe entre la obsesión simple y la fascinación, y se comprende también que los Espíritus que producen esos dos efectos deben diferir en su carácter.
En la obsesión simple, el Espíritu que se apega a la persona es sólo un ser molesto por su tenacidad, del cual esa persona está impaciente por liberarse. En la fascinación, el problema es muy diferente. Para llegar a esos fines es preciso que el Espíritu sea muy hábil, astuto y profundamente hipócrita, pues sólo puede engañar a su víctima por medio de la máscara que adopta y de una falsa apariencia de virtud, a fin de que ella lo acepte. Las palabras
importantes, tales como caridad, humildad y amor a Dios, le sirven de credencial. Con todo, aun a través de esos recursos, deja traslucir signos de inferioridad que sólo el fascinado es incapaz de reconocer. Por eso estos Espíritus temen, sobre todo, a las personas que ven las cosas con claridad, de modo que su táctica, por lo general, consiste en inspirar a su intérprete para que tome distancia de quien pudiera abrirle los ojos. De esa manera evita que se lo contradiga, y se asegura de que siempre tendrá la razón.
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC.
Nadie está obseso por el solo hecho de que un Espíritu mentiroso lo engañe. El mejor de los médiums se halla expuesto a eso, sobre todo en los comienzos, cuando aún carece de la experiencia necesaria, del mismo modo que entre nosotros las personas más honestas pueden ser embaucadas por bribones. Por consiguiente,se puede ser engañado sin estar obseso. La obsesión consiste en la tenacidad de un Espíritu del que no es posible desembarazarse.
En la obsesión simple, el médium sabe muy bien que está en relación con un Espíritu embustero. Este no se oculta ni disimula en manera alguna sus malas intenciones y su deseo de contrariarlo.
El médium reconoce el engaño sin dificultad y, como se mantiene en guardia, rara vez cae en la trampa. Por lo tanto, este género de obsesión es apenas desagradable, y no tiene otro inconveniente más que obstaculizar las comunicaciones que se pretende recibir de los Espíritus serios, o de aquellos a quienes se aprecia.
Podemos incluir en esta categoría los casos de obsesión física, es decir, la que consiste en las manifestaciones ruidosas y obstinadas de algunos Espíritus que producen, de manera espontánea, golpes y otros ruidos.
. La fascinación tiene consecuencias mucho más graves.
Es una ilusión producida por la acción directa del Espíritu sobre el pensamiento del médium, y que en cierta forma paraliza su juicio en relación con las comunicaciones. El médium fascinado no cree que esté siendo engañado. El Espíritu tiene el arte de inspirarle una confianza ciega, que le impide ver la superchería y comprender lo absurdo de lo que escribe, aunque ese absurdo sea evidente para los demás. La ilusión puede incluso llegar hasta el punto de que el mensaje más ridículo le parezca sublime. Se equivocan quienes suponen que este género de obsesión sólo puede alcanzar a personas simples, ignorantes y desprovistas de juicio. Ni siquiera los hombres talentosos, por más instruidos e inteligentes que sean, están libres de la fascinación, lo que prueba que esta aberración es el efecto de una causa ajena a ellos, cuya influencia padecen.
Hemos dicho que las consecuencias de la fascinación son mucho más graves. De hecho, a raíz de la ilusión que de ella resulta, el Espíritu dirige, como lo haría con un ciego, a la persona a la que ha conseguido dominar, y puede inducirla a que acepte las doctrinas más extravagantes y las teorías más falsas como si fuesen la única expresión de la verdad. Más todavía: puede arrastrarla a situaciones ridículas, comprometedoras e incluso peligrosas.
Fácilmente se comprende la diferencia que existe entre la obsesión simple y la fascinación, y se comprende también que los Espíritus que producen esos dos efectos deben diferir en su carácter.
En la obsesión simple, el Espíritu que se apega a la persona es sólo un ser molesto por su tenacidad, del cual esa persona está impaciente por liberarse. En la fascinación, el problema es muy diferente. Para llegar a esos fines es preciso que el Espíritu sea muy hábil, astuto y profundamente hipócrita, pues sólo puede engañar a su víctima por medio de la máscara que adopta y de una falsa apariencia de virtud, a fin de que ella lo acepte. Las palabras
importantes, tales como caridad, humildad y amor a Dios, le sirven de credencial. Con todo, aun a través de esos recursos, deja traslucir signos de inferioridad que sólo el fascinado es incapaz de reconocer. Por eso estos Espíritus temen, sobre todo, a las personas que ven las cosas con claridad, de modo que su táctica, por lo general, consiste en inspirar a su intérprete para que tome distancia de quien pudiera abrirle los ojos. De esa manera evita que se lo contradiga, y se asegura de que siempre tendrá la razón.
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC.
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SI NO COBRO POR LA MEDIÚMNIDAD,
¿DE QUÉ VIVO?
Frank Montanez- Soy Espírita
La Filosofía Espírita nos indica que no
debemos dar lugar a ningún tipo de predicción, y actos como los siguientes, son
actos de adivinación:
• La Astrología o usar los HOROSCOPOS (a
través de los astros),
• El Tarot (a través de las cartas),
• La Cartomancia (a través de las cartas),
• La Quiromancia (a través de las manos),
• La Nigromancia (a través de los
"muertos"),
• La Cafemancia (a través del café y otras
infusiones),
• La Cleromancia (a través de conchas,
piedras y huesecillos).
• La Mediúmnidad por dinero
• O cualquier arte de adivinación no tiene
que ver nada con el Espiritismo. Pues así fue indicado por Los
Espíritus Superiores muy claramente en la Codificación Espirita como cualquier
acto donde se interfiera con el Libre Albedrío no debe ser practicado.
El Horóscopo es una práctica adivinatoria y
es de por si un medio de adivinación que fue expuesto claramente por Allan
Kardec como un medio de adivinación y por ello atenta contra el Libre Albedrío
de los Individuos y que da lugar a que los malos espíritus se aprovechen a
ocasionar obsesiones espirituales.
Todo lo que se hace con propósitos de decir
o pronosticar el futuro son actividades que interfieren con el Libre Albedrío
de los seres Humanos. Pues todo ser humano debe ser capaz de tomar sus propias
decisiones en la vida con voluntad y con tesón mientras su alma esta encarnada,
para lograr así con su Adelantamiento Espiritual, que es para lo que ha
encarnado.
I - ¿Porque nuestra filosofía no está de
acuerdo en cuanto a conocer el futuro o el porvenir?
Resumamos este tema en varios importantes
subtemas que están muy lejos de ser de entreteniento o diversión:
Definir porque nuestra filosofía no está de
acuerdo en cuanto a conocer el futuro o el porvenir.
• Porque no se debe cobrar por estos
servicios, si los mismos son obtenidos gratuitamente.
• Las comunicaciones que estos mercaderes
espirituales venden, no provienen de Espíritus Buenos y Elevados, sino de
espíritus Inferiores o no Moralizados.
En estos lugares te hablan bonito, te
mencionan a Jesús y también te dicen que creen en Dios, y te dan la confianza
que necesitas para acercarte y ellos venderte los servicios.
El Libro de GENESIS, escrito por Allan
Kardec nos dice lo siguiente:
LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO en el
Libro de Génesis, escrito por Allan Kardec, y en el CAPÍTULO XVI, en la sección
Teoría de la Presciencia, nos dice lo siguiente con relación al conocimiento
del porvenir:
Si no lo hace así, es porque el conocimiento
del porvenir resultaría perjudicial para el hombre, dificultaría su libre
albedrío.
II - ¿Por qué no se debe cobrar por estos
servicios, si la facultad para impartirlos ha sido obtenida gratuitamente?
Veamos lo que dice el Libro de El Evangelio
Según el Espiritismo, en el Capitulo XXVI :
• Dad gratuitamente lo que recibís
gratuitamente
• Don de curar.
• Oraciones pagadas.
• Mercaderes echados del templo.
• Mediúmnidad Gratuita.
Don de curar
1. Sanad enfermos, resucitad muertos,
limpiad leprosos, lanzad demonios; "graciosamente recibisteis, dad
graciosamente".
Con esto se resume lo que dijeron los
Espíritus a Allan Kardec :
“Así, pues, el que no tenga de qué vivir,
que busque recursos por otra parte y no en la Mediúmnidad; que no consagre en
ello, si es necesario, sino el tiempo de que pueda disponer materialmente. Los
espíritus ya tomarán en cuenta su sacrificio y abnegación, mientras que se
retirarán de los que esperan hacer de esto un negocio”
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