¿Los
Desencarnados piensan y sienten como
cuando estaban encarnados ?
cuando estaban encarnados ?
En
la forma de pensar, los Seres espirituales que se manifiestan por los médiums, a veces varían bastante sus puntos de vista con
respecto a determinados conceptos que sostenían ellos mismos cuando
estaban en este mundo encarnados como seres humanos, pero en cuanto
a sus formas de sentir, sí que se manifiestan mostrando sus
sentimientos iguales que cuando estaban encarnados en nuestro mundo.
El que es ligero y divertido aquí, tiende a seguir siéndolo igualmente allí; quien es estudioso o gusta de la filosofía o las ciencias aquí, no pierde sus conocimientos y aptitudes allá. De igual modo los seres en el plano espiritual experimentan emociones totalmente humanas, de modo que el paso por el fenómeno de la muerte no las transformó; por ejemplo, ríen cuando son felices, o se emocionan hasta llorar mostrándose ante los demás espíritus que habitan en su mundo, tal y como son.
Fotografía
de un Espíritu Siendo así, resultan bastante semejantes a nosotros, pues como señalo anteriormente, a veces muestran emociones y sentimientos absolutamente humanos cuando hablan de sus ocupaciones y progresos ; así por ejemplo, a veces relatan como en ocasiones les es permitido acceder a otros Planos Superiores en donde han encontrado Seres mucho más evolucionados que los que formamos esta humanidad,
o nos relatan las emociones sentidas cuando han reencontrado en la
vida espiritual a seres queridos que les habían precedido en esos
planos, o cuando han regresado por primera vez desde el mundo
espiritual al nuestro y se han reencontrado con los seres queridos y
familiares que aquí dejaron, lo que unas veces les ha supuesto
alegría y otras dolor y llanto.
Asimismo los más elevados
y adaptados a la vida en el mundo espiritual nos suelen animar para
que progresemos espiritualmente, incentivando en nosotros virtudes
como la fe, la esperanza, el Amor, etc
- Jose Luis Martín -
- Jose Luis Martín -
- El Libro de los Médiums-
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EL VACÍO EXISTENCIAL
En el proceso de la superación de lo primario, cuando el Self ( Principio espiritual), adquiere discernimiento, si no hubiera una madurez paulatina y cuidadosa, o...curre, según Viktor Frankl, en sus estudios y aplicaciones de logoterapia, dos fenómenos que responden por el vacío existencial: la perdida de algunos instintos animales, básicos, que le daban seguridad, y la desaparición de las tradiciones que se diluyen, y antes le eran paradigmas de equilibrio. Delante de eso, el individuo es obligado a escoger, con discernimiento para elegir, dejando salir al otro tipo de instintos de sobrevivencia para continuar luchando.
Sin una decisión clara, se transforma en instrumento de los otros, actuando conforme las demás personas, en actitud conformista, no reaccionando a los impositivos del medio, perdiéndose, sin motivación, o se deja conducir por los intereses del grupo, actuando conforme el mismo, que le impone comportamientos agresivos, anulando su interés y alterando su campo de acción. Naturalmente pierde el contacto con el Self para que sobreviva el ego, y asimilando lo que es bueno de la época, asume los modismos y se despersonaliza.
En ese vacío surge, por falta de motivación real para proseguir, huye para el alcoholismo, para las drogas, para el sexo o para la depresión… En otras veces, para ocultar esa laguna en la emoción-el vacío existencial- se refugia en comportamientos impropios, buscando el poder, la gloria efímera a través de los cuales llama la atención, se torna brillante bajo los focos de luz de la fama, convirtiéndose en neurótico. Se da cuenta de que los complejos engranajes del poder y de la gloria continúan permitiendo el vacío interior- porque se satura con rapidez de las novedades de lo exterior- nota también que las compensaciones del placer sexual son frustrantes y ligeras, produciendo un cierto estado de amargura que parece inexplicable.
Muy comúnmente surgen comentarios en el grupo social, al respecto de alguien que tiene todo- dinero, familia, belleza, inteligencia, poder- y, sin embargo, parece no ser feliz. Sucede que todo eso no rellena el vacío, faltando el sentido de la vida, su significado, su razón de ser. La tensión de nuevas búsquedas y la saturación que transcurre del conseguir, acaba en trastorno neurótico.
Con el tiempo disponible y falta de objetivo, la única salida emocional es sumergirse en la depresión. Esa consecuencia es común en las personas actuantes que paran abruptamente, por enfermedades, por jubilación, por fiestas y periodos de vacaciones, que les abren las heridas existenciales del vacío.
La psicoterapia unida la logoterapia amenizan la situación, proponiendo un sentido natural a la existencia, objetivos duraderos, que exigen esfuerzo, aunque sean comprensibles las recaídas hasta la fijación de los nuevos valores.
Espíritu Joanna de Ângelis
Médium Divaldo Pereira Franco
Extraído del libro “Amor, Imbatíbel Amor”
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El objeto esencial del Espiritismo es el mejoramiento de los hombres.. No es
necesario procurar sino lo que puede ayudar al progreso moral e intelectual.
El Espiritismo en su más simple expresión
Allan Kardec.
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MUNDOS REGENERADORES
Entre esas estrellas que resplandecen en la bóveda azulada del firmamento, ¡cuántos mundos habrá, como el vuestro, destinados por el Señor a la expiación y la prueba! Con todo, también los hay más miserables, y mejores, así como los hay transitorios, que podemos denominar regeneradores. Cada torbellino planetario, al desplazarse en el espacio alrededor de un centro común, lleva consigo sus mundos primitivos, de destierro, de prueba, de regeneración y de felicidad. Se os ha hablado de esos mundos en los que es situada el alma recién nacida, cuando aún ignora el bien y el mal, pero con la posibilidad de marchar hacia Dios, dueña de sí misma, en posesión de su libre albedrío. Se os ha dicho también cuán amplias son las facultades de que ha sido dotada el alma para practicar el bien. Sin embargo, por desgracia, hay almas que sucumben, y dado que Dios no quiere aniquilarlas, les permite ir a esos mundos en los que, de encarnación en encarnación, se purifican y se regeneran, para regresar dignas de la gloria a la que están destinadas.
Los mundos regeneradores sirven de transición entre los mundos de expiación y los mundos felices. El alma que se arrepiente encuentra en ellos la calma y el reposo, mientras concluye su purificación. No cabe duda de que en esos mundos el hombre aún se encuentra sujeto a las leyes que rigen la materia. La humanidad experimenta sensaciones y deseos como los vuestros, pero está liberada de las pasiones desordenadas de las que sois esclavos. En ella ya no existe el orgullo que hace callar al corazón, la envidia que lo tortura y el odio que lo ahoga. La palabra amor está escrita en todas las frentes. Una equidad plena rige las relaciones sociales. Todos reconocen a Dios y procuran dirigirse a Él mediante el cumplimiento de sus leyes.
Con todo, en esos mundos aún no existe la perfecta felicidad, sino la aurora de la felicidad. El hombre todavía es de carne y, por eso mismo, está sujeto a vicisitudes de las cuales sólo están eximidos los seres completamente desmaterializados. Aún tiene que sufrir pruebas, pero sin las punzantes angustias de la expiación. Esos mundos, comparados con la Tierra, son muy felices, y muchos de vosotros estaríais satisfechos de quedaros allí, porque representan la calma después de la tempestad, la convalecencia después de una cruel enfermedad. En ellos, el hombre, menos absorbido por las cosas materiales, entrevé mejor que vosotros el porvenir; comprende que hay otros goces que el Señor promete a los que se hacen merecedores de ellos, cuando la muerte haya segado de nuevo sus cuerpos para darles la verdadera vida. Entonces, el alma libre sobrevolará todos los horizontes. Ya no tendrá sentidos materiales y groseros, sino los sentidos de un periespíritu puro y celestial, que aspira las emanaciones de Dios en los aromas del amor y la caridad que brotan de su seno.
No obstante, por desgracia, en esos mundos el hombre todavía es falible, y el espíritu del mal no ha perdido completamente su dominio. No avanzar equivale a retroceder, y si el hombre no se mantiene firme en el camino del bien, puede volver a caer en los mundos de expiación, donde lo esperan nuevas y más terribles pruebas.
Contemplad, pues, esa bóveda azulada, por la noche, a la hora del descanso y la oración. Entonces, ante esas innumerables esferas que brillan sobre vuestras cabezas, preguntaos cuáles son las que conducen a Dios, y rogadle que un mundo regenerado os abra su seno después de la expiación en la Tierra. (San Agustín. París, 1862.)
Entre esas estrellas que resplandecen en la bóveda azulada del firmamento, ¡cuántos mundos habrá, como el vuestro, destinados por el Señor a la expiación y la prueba! Con todo, también los hay más miserables, y mejores, así como los hay transitorios, que podemos denominar regeneradores. Cada torbellino planetario, al desplazarse en el espacio alrededor de un centro común, lleva consigo sus mundos primitivos, de destierro, de prueba, de regeneración y de felicidad. Se os ha hablado de esos mundos en los que es situada el alma recién nacida, cuando aún ignora el bien y el mal, pero con la posibilidad de marchar hacia Dios, dueña de sí misma, en posesión de su libre albedrío. Se os ha dicho también cuán amplias son las facultades de que ha sido dotada el alma para practicar el bien. Sin embargo, por desgracia, hay almas que sucumben, y dado que Dios no quiere aniquilarlas, les permite ir a esos mundos en los que, de encarnación en encarnación, se purifican y se regeneran, para regresar dignas de la gloria a la que están destinadas.
Los mundos regeneradores sirven de transición entre los mundos de expiación y los mundos felices. El alma que se arrepiente encuentra en ellos la calma y el reposo, mientras concluye su purificación. No cabe duda de que en esos mundos el hombre aún se encuentra sujeto a las leyes que rigen la materia. La humanidad experimenta sensaciones y deseos como los vuestros, pero está liberada de las pasiones desordenadas de las que sois esclavos. En ella ya no existe el orgullo que hace callar al corazón, la envidia que lo tortura y el odio que lo ahoga. La palabra amor está escrita en todas las frentes. Una equidad plena rige las relaciones sociales. Todos reconocen a Dios y procuran dirigirse a Él mediante el cumplimiento de sus leyes.
Con todo, en esos mundos aún no existe la perfecta felicidad, sino la aurora de la felicidad. El hombre todavía es de carne y, por eso mismo, está sujeto a vicisitudes de las cuales sólo están eximidos los seres completamente desmaterializados. Aún tiene que sufrir pruebas, pero sin las punzantes angustias de la expiación. Esos mundos, comparados con la Tierra, son muy felices, y muchos de vosotros estaríais satisfechos de quedaros allí, porque representan la calma después de la tempestad, la convalecencia después de una cruel enfermedad. En ellos, el hombre, menos absorbido por las cosas materiales, entrevé mejor que vosotros el porvenir; comprende que hay otros goces que el Señor promete a los que se hacen merecedores de ellos, cuando la muerte haya segado de nuevo sus cuerpos para darles la verdadera vida. Entonces, el alma libre sobrevolará todos los horizontes. Ya no tendrá sentidos materiales y groseros, sino los sentidos de un periespíritu puro y celestial, que aspira las emanaciones de Dios en los aromas del amor y la caridad que brotan de su seno.
No obstante, por desgracia, en esos mundos el hombre todavía es falible, y el espíritu del mal no ha perdido completamente su dominio. No avanzar equivale a retroceder, y si el hombre no se mantiene firme en el camino del bien, puede volver a caer en los mundos de expiación, donde lo esperan nuevas y más terribles pruebas.
Contemplad, pues, esa bóveda azulada, por la noche, a la hora del descanso y la oración. Entonces, ante esas innumerables esferas que brillan sobre vuestras cabezas, preguntaos cuáles son las que conducen a Dios, y rogadle que un mundo regenerado os abra su seno después de la expiación en la Tierra. (San Agustín. París, 1862.)
Tomado de la Confederación Espiritista Argentina.
del libro: El Evangelio según el espiritismo – Allan Kardec
del libro: El Evangelio según el espiritismo – Allan Kardec
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LA SUBYUGACIÓN
La subyugación es una opresión que paraliza la voluntad de quien la padece, y lo obliga a obrar a pesar suyo. En una palabra, se trata de un verdadero yugo.
La subyugación puede ser moral o corporal. En el primer caso, el subyugado es obligado a tomar decisiones a menudo absurdas y comprometedoras que, por una especie de ilusión, supone sensatas: es una especie de fascinación. En el segundo caso, el Espíritu actúa sobre los órganos materiales y provoca movimientos involuntarios. En el médium escribiente, la subyugación corporal se revela por una necesidad incesante de escribir, incluso en los momentos más inoportunos. Hemos visto a algunos que, a falta de pluma o lápiz, simulaban escribir con el dedo, dondequiera que se encontrasen, incluso en la calle, en las puertas y en las paredes.
En ocasiones la subyugación corporal va más lejos, y puede incitar a la víctima a los actos más ridículos. Conocimos un hombre que, si bien no era joven ni bello, bajo el influjo de una obsesión de esa naturaleza se sentía presionado por una fuerza irresistible a ponerse de rodillas ante una joven con la que no tenía ninguna relación, y a pedirle que se casara con él. Otras veces experimentaba en la espalda y en la zona posterior de las rodillas una presión intensa que lo forzaba, a pesar de su resistencia, a arrodillarse y besar el suelo en lugares públicos y ante mucha gente. Ese hombre pasaba por loco entre quienes lo conocían, pero estamos convencidos de que no lo estaba en absoluto, pues tenía plena conciencia de las cosas ridículas que hacía contra su voluntad, y que por eso sufría horriblemente.
La subyugación puede ser moral o corporal. En el primer caso, el subyugado es obligado a tomar decisiones a menudo absurdas y comprometedoras que, por una especie de ilusión, supone sensatas: es una especie de fascinación. En el segundo caso, el Espíritu actúa sobre los órganos materiales y provoca movimientos involuntarios. En el médium escribiente, la subyugación corporal se revela por una necesidad incesante de escribir, incluso en los momentos más inoportunos. Hemos visto a algunos que, a falta de pluma o lápiz, simulaban escribir con el dedo, dondequiera que se encontrasen, incluso en la calle, en las puertas y en las paredes.
En ocasiones la subyugación corporal va más lejos, y puede incitar a la víctima a los actos más ridículos. Conocimos un hombre que, si bien no era joven ni bello, bajo el influjo de una obsesión de esa naturaleza se sentía presionado por una fuerza irresistible a ponerse de rodillas ante una joven con la que no tenía ninguna relación, y a pedirle que se casara con él. Otras veces experimentaba en la espalda y en la zona posterior de las rodillas una presión intensa que lo forzaba, a pesar de su resistencia, a arrodillarse y besar el suelo en lugares públicos y ante mucha gente. Ese hombre pasaba por loco entre quienes lo conocían, pero estamos convencidos de que no lo estaba en absoluto, pues tenía plena conciencia de las cosas ridículas que hacía contra su voluntad, y que por eso sufría horriblemente.
En el pasado se daba el nombre de posesión al dominio que ejercían los Espíritus malos cuando su influjo llegaba hasta la aberración de las facultades de la víctima. La posesión sería, para nosotros, sinónimo de subyugación. No hemos adoptado ese término por dos motivos: primero, porque implica la creencia de que
existen seres creados para hacer el mal y perpetuamente destinados a ello, cuando en realidad no hay seres que no puedan mejorarse, por más imperfectos que sean. Segundo, porque implica también la idea de que un Espíritu extraño toma posesión de un cuerpo, en una especie de cohabitación, cuando en realidad sólo hay coacción.
La palabra subyugación expresa perfectamente esta idea. Así pues, para nosotros no existen los posesos, en el sentido vulgar del término; sólo hay obsesos, subyugados y fascinados.
existen seres creados para hacer el mal y perpetuamente destinados a ello, cuando en realidad no hay seres que no puedan mejorarse, por más imperfectos que sean. Segundo, porque implica también la idea de que un Espíritu extraño toma posesión de un cuerpo, en una especie de cohabitación, cuando en realidad sólo hay coacción.
La palabra subyugación expresa perfectamente esta idea. Así pues, para nosotros no existen los posesos, en el sentido vulgar del término; sólo hay obsesos, subyugados y fascinados.
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC
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PADRES DE FAMILIA
Chico Xavier nos cuenta como fue el mensaje siguiente:
“Antes de las tareas programadas, muchos de los visitantes, notadamente dos más jóvenes físicamente, solteros y casados, hacían preguntas sobre las directrices de los buenos espíritus a las personas que tuviesen padres o madres de trato difícil, con varios compañeros destacando los obstáculos de que se sienten objeto.
Los estudios realizados se reportaron a la cuestión nº 203 de El Libro de los Espíritus, abierto como siempre, al azar. Al termino de la reunión nuestro querido Emmanuel escribió el mensaje que aquí se expone.”
PADRES DE FAMILIA· Chico Xavier (Emmanuel)
En la Tierra, habitualmente, esperamos encontrar, en nuestros hijos, genios de grandeza moral. De igual modo, cuando estamos en la condición de hijos, deseamos poseer en los padres modelos impecables de virtud.
Más largamente internados en la escuela física vamos reconociendo, poco a poco, sea cual sea la posición que nos cabe en el mundo, que somos lo que somos, criaturas aun incompletas a camino de la perfección, unidas transitoriamente unas a las otras, entre las paredes del hogar o en los compromisos domésticos para fines de rescate o mejoramiento.
Reflexiona en eso. y si la vida te entregó padres o madres difíciles, que no pudieron o no te pueden presentar, por ahora, día a día, inalterablemente una certificación de inocencia, no dejes de amarlos y respetarlos a un mismo así.
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Hay quien dice que no pidió a los genitores para nacer, entretanto, esa misma criatura en rebeldía tal vez sea aquella que, antes de la cuna, se les erigía en obsesor afectivo, para rogarles repetidamente una nueva existencia en la Tierra, hasta que cedan a sus deseos, integrándose uno con el otro, para que ese hijo o hija, hoy enojados, volviendo al plano físico logren nuevas adquisiciones de progreso.
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Si sufres conflictos y oyes a alguien quejarse por los traumas nacidos de la aversión, desprecio, envidia, por la vinculación afectiva o súper protección por parte de los padres difíciles que tal vez tuviste o que probablemente aun ahora te acompañan, recuerda que semejantes estudios podrán expresar la verdad del punto de vista terrestre, más no te olvides de que las leyes de la reencarnación están funcionando. Y que en la posición de padres o hijos somos seres en perfeccionamiento, demandando la inmortalidad, y que únicamente a costa de comprensión y respeto reciproco lograremos sanar los propios desequilibrios y desajustes.
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Ante padres o madres complejos, auxílialos, sin jamás provocarlos. Ellos te piden entendimiento y apoyo, a fin de acertar con los propios rumbos, tanto como recibiste de ellos apoyo y entendimiento para alcanzar la escuela humana.
Todos nosotros, espíritus en evolución en la Tierra, por cuanto, nos hallamos aun muy lejos de las cualidades angélicas. Y todos nosotros, sin excepción, precisamente de amor y de amparo del amor para vivir, convivir y sobrevivir.
J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
La pregunta 203 de El Libro de los Espíritus se refiere a los elementos que los padres transmiten a los hijos. La respuesta de los espíritus es esta: “Dales apenas la vida animal, pues el alma es indivisible. Un padre obtuso puede tener hijos inteligentes y viceversa.”Se creía que los padres transmitían a los hijos alguna cosa de sus propias almas. Los espíritus refutaron esa tesis.
Las semejanzas de temperamento y tendencias en las familias no son explicadas en el espiritismo por la hereditariedad física, ni por la afinidad espiritual. En la reencarnación los espíritus son atraídos a los padres en virtud de ligaciones del pasado. Las ligaciones positivas se reconocen por la afinidad, las negativas por la repulsión. Padres, e hijos que se ajustan son espíritus afines, los que se repelen son acreedores y deudores que se reencuentran.
El espíritu suficientemente evolucionado para tener conciencia de sus deficiencias, luego que vence el plazo destinado para su permanencia en la vida espiritual, pide para reencarnar. Se liga, entonces, por afecto o por remordimiento, la persona de su convivencia en la vida anterior (ligaciones positivas o negativas), pidiéndoles que los acepten como hijos. Cada nacimiento en la Tierra implica decisiones tomadas en el mundo espiritual. Están los que piden y los que imploran para nacer. Los que imploran son generalmente los que más reclaman en esta vida, los que más se desajustan en la familia, los más rebeldes – porque son los más necesitados.
El concepto humano de que nadie pidió para nacer es un error producido por la ceguera espiritual de los hombres. Como olvidamos los antecedentes espirituales del nacimiento – precisamente para poder vivir una vida nueva, sin recuerdos perturbadores -, tenemos la impresión de que fuimos enviados al mundo en contra de nuestro deseo. Y muchos acusan a los padres de responsables por su nacimiento, como si los padres tuviesen el poder de engendrar cuando quieren y de elegir a los espíritus que deben nacer como sus hijos.
El mensaje de Emmanuel, colocando el problema en sus términos exactos, nos advierte la necesidad de atender a los deberes de la vida en familia, pues el cumplimiento o no de esos deberes determinará nuestra futura situación en la vida espiritual. La vida material pasa deprisa y los lazos espirituales continúan más allá de la muerte y repercuten en las vidas futuras.
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia” del jornal Diario de San Paulo, en la década de 1970
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