martes, 21 de febrero de 2017

¿HAY MOTIVOS PARA TEMER AL ESPIRITISMO?



                      
                                              
                                                  
       LA HORA DE CRISTO LLEGÓ
Elevemos nuestro pensamiento al Padre Creador y a Jesús, el que nos ampara en todas las horas.
Agradecemos los momentos que aquí pasamos, agradeciendo el trabajo de los organizadores y de todos aquellos que colaboraron de una forma o de otra, para que este momento de luz se pudiese encender en nuestras vidas.


Agradecemos a cada expositor que aquí dejó sus palabras en forma de simientes.
Agradecemos a cada compañero que aquí estuvo, a cada persona que conocimos e hicimos una nueva amistad.
A cada oración, a cada encuentro, a cada instante en que el cielo nos abasteció.

Hoy el cielo se derramó sobre nosotros.
Y cada uno salía de aquí con nuevas simientes, nuevas esperanzas,
De volver a nuestros hogares con ánimo nuevo, con perspectivas nuevas, con la buena voluntad de acertar,
De reconstruir, de recomenzar....

Hagamos esto a partir de nuestro propio corazón.
Nuestro propio hogar interno, o nuestro propio abrigo,
Nuestro propio templo interior.
Salgamos de aquí pacificados, reconciliados con nosotros,
Con la esperanza de que nuevos días nos acogen....

Salgamos de aquí con las manos dadas, con  esperanza
Y salgamos de aquí también con las manos entrelazadas con el incomparable amigo Jesús de Nazaret.
Los Espíritus del cielo ahora se aproximan más intensamente.

Las caravanas de luz derraman sus bendiciones, convocándonos a los testimonios de amor.

No solo de amor en forma de palabras, sino del amor que ama por la mirada, del amor que ama por la voz, del amor que ama por las manos extendidas, del amor que ama con los brazos abiertos, del amor que es generoso, que es dulce, que es delicado, sin dejar de ser fuerte.

Hermanos nuestros, caminantes del amor, es Cristo quien nos aguarda
En el testimonio de las horas que se aproximan,
No obstinarse más, no esperar más, no tergiversar más,
No ser mas malicioso, sino blando de corazón;

Testimoniar a Cristo en las horas difíciles, en las horas de la incomprensión.
En las horas en que el mundo dice no al amor,
El discípulo del Maestro tiene el sí en las manos.
Cuando el mundo se agiganta en guerras y conflictos, seamos nosotros los soldados del amor.

Cuando el mundo campea por la venganza,
Seamos nosotros aquellos que aman o perdonan.

La hora de Cristo llegó.
Esta ora es la hora en que estamos siendo llamados a olvidarnos un poco de nosotros,
A tomarnos fiestas de nosotros mismos, a darnos el tanto que hemos recibido,
A devolvernos el terreno de este planeta del que tanto recibimos a lo largo de tantas encarnaciones.

Aún tenemos las manos manchadas de sangre.

Aún pesa en nuestro pasado historias de guerras, traiciones, crímenes.

La hora es de lavar nuestros Espíritus en las aguas santas de la caridad,
Caridad que no significa solamente un pedazo de pan, sino del pan de vida, del pan del afecto, de hambrientos que no están, tal vez, tan lejos de nuestro propio hogar.
Hay muchos hambrientos en nuestra propia casa.

Hay muchos sedientos de afecto que duermen tal vez en nuestro propio lecho.

Es hora de arrancarnos, con coraje, las armaduras del miedo.

Es hora de quitarnos, con coraje, el preconcepto.

En un mundo en que las personas se enorgullecen de matar, ¿ donde están los cristianos que se deben enorgullecer del amor?.

Esta es la hora, amigos míos de las tierras mineras, de las tierras brasileiras y de las tierras de todo el mundo, de no dejar que nuestras dificultades personales debiliten nuestra voluntad de amar.

Cuando estuvieren llorando, lloren amando.

Cuando estuvieren sufriendo, sufran en la caridad.

Cuando estuvieren con el corazón dolorido, amen en paz.

No estamos aquí para ser amados.

En la Tierra, amigos míos, en mis pocas horas, el poco tiempo que aquí permanecí, sentado entre dolores, las horas más felices fueron las horas en que me olvidé de mí mismo, fueron las horas en que pude secar una lágrima, arrancar una sonrisa, levantar el  ánimo a los desesperados.
No conocía que cuando hacía todo eso, era a mi mismo a quien lo hacía.
Por eso, mi testimonio, hablando en nombre de los Espíritus espiritas que aquí se encuentran, y que son muchos:
Levantémonos, elevémonos en Espíritu, 
¡ Agarrémonos de  las manos para la unión !

Hablemos bien de nuestra amada Doctrina,
Pero  la debemos mostrar al mundo por la capacidad de amar,
De amar y ser feliz, de amar y decir:
"¡ Yo amo la vida!, ¡ Yo amo a Cristo!, ¡ Yo amo mi Doctrina!, ¡ Yo amo mi hogar!, ¡ Yo amo la vida!, ¡ Yo amo a cada uno de los que estáis aquí "!.

Este es nuestro mensaje, que traigo desde mi pequeñez, pero desde mi certeza y mi optimismo, de que el Espiritismo nos hace a nosotros mucho bien, como me lo ha hecho a mi hasta hoy.

Y, en esas palabras de luz, yo oro a Dios para que nunca nos falte el coraje,
Yo oro a Dios para que nunca nos falte la osadía de amar.
Yo oro a Dios para que nunca nos falte la creatividad que nos saque de la igualdad, de la mediocridad,
Y para que el mundo, un día, que no será tarde, y que pueda ser hoy, todavía hoy,
Aquel recuerdo que viene de los primeros cristianos, cuando todos les miraban y decían: "Mirad como se aman"

Quiera Dios, amigos míos, que un día, y que ese día llegue pronto, que el mundo nos mire a nosotros, espíritas, y diga: "Mirad como se aman¡".
Aquí doy el abrazo compartido de todos los amigos espirituales que acompañan en la hora y el minuto, felices por la unión, por los resultados del trabajo espiritual, dejando en cada uno de nosotros la certeza de la vida infinita, de la vida inmortal, de la gloria de Cristo.

Es el abrazo del amigo de todos,

Jerônimo Mendonça
Psicofonia de José Carlos De Lucca
en el cerramiento  del 2º Congresso Espírita de Uberlândia/MG
Promovido por la Web Rádio Fraternidade

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¿La Mediumnidad ha sido alguna vez 

 investigada científicamente?


Han habido científicos investigadores de la psique humana, que la han empleado en sus investigaciones y comprobaciones como herramienta de trabajo fundamental. No obstante hay que tener en cuenta que esta clase de facultades cuando se estudian resultan ser un proceso muy complicado, porque en este caso no se está tratando con productos o formas materiales que se prestan a cuantas comprobaciones idénticas o de cualquier clase, se deseen hacer. Pero en este caso, las manifestaciones de las Entidades espirituales son libres, espontáneas y normalmente independientes de la voluntad del                  

médium. La mediumnidad como el mundo espiritual, no es ninguna cosa material que se pueda analizar en probetas, o que se pueda someter a reacciones físicas o químicas ni se pueda reproducir a voluntad en un laboratorio, lo cual es condición indispensable para que algo pueda o quiera ser estudiado por la Ciencia actual.

No tiene ninguna señal o característica exterior que permita el poder caracterizarla o identificarla a través de síndromes o manifestaciones de ningún tipo que tipifiquen el comportamiento de un médium, por lo que su investigación solo ha podido ser realizada a nivel psicológico y neurológico.

Es de señalar que, no obstante, han habido en la historia humana,   brillantes hombres de ciencia que han pasado a la  historia     CamiloFlammarion
por sus investigaciones serias sobre la mediumnidad   y        
los demás  fenómenos que estudia el Espiritismo;  aquí se pueden citar  
muchos científicos de la talla de  Camilo Flammarión, William Crookes, Oliver Lodge etc.

En la actualidad aún hay investigadores científicos que investigan desde el campo de la Psiquiatría y la Psicología este tema, pero todavía no han llegado a una conclusión que satisfaga pueda ser reconocida y celebrada en el mundo de la Ciencia oficial establecida, así como muchos parapsicólogos que se pasan la vida girando alrededor de los fenómenos que llaman paranormales o sobrenaturales, sin llegar a ninguna conclusión o dictamen que satisfaga a la sociedad en general y al mundo de la ciencia en particular.
                   
          - Jose Luis Martín -


La Parapsicología es la ciencia que tiene por objeto el estudio de 

los fenómenos físicos o psicológicos producidos por fuerzas que 

parecen inteligentes o por facultades desconocidas de la mente”.


-Rene Sundre (Tratado de Parapsicología)

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             EL ESPÍRITU Y EL PERIESPÍIRITU


Al Espíritu propiamente dicho, como principio intelectual y moral, no se podría atribuir una 
forma determinada; en cualquier grado que se encuentre, está siempre revestido de una envoltura o periespíritu cuya naturaleza se va haciendo más etérea a medida que se purifica 
se eleva en la jerarquía; de tal suerte, que para nosotros la idea de forma es inseparable 
de la de espíritu, y que no concebimos la una sin la otra. El periespíritu forma, pues, 
parte integrante del hombre; pero el periespíritu solo no es el Espíritu como el cuerpo solo 
no es el hombre, porque el periespíritu no piensa; es al lo que el cuerpo es al hombre; esto 
es, el agente o instrumento de su acción. 

56. La forma del periespíritu es la forma humana y cuando nos aparece es generalmente 
aquella bajo la cual hemos conocido al Espíritu en su vida. Se podría creer, según esto, que 
el periespíritu, separado de todas las partes del cuerpo, se amolda de algún modo sobre
 él y conserva su tipo, pero no parece que sea así. La forma humana, con algunas diferencias
 de detalle y salvo las modificaciones orgánicas necesarias para el centro en el cual el ser 
está llamado a vivir, se encuentra en los habitantes de todos los globos; al menos ésto es lo
 que dicen los Espíritus; es igualmente la forma de todos los Espíritus no encarnados y que
 no tienen más que el periespíritu; es aquella bajo la que en todo tiempo se han representado
 los ángeles o Espíritus puros; de donde debemos deducir que la forma humana es la forma 
tipo de todos los seres humanos a cualquier grado que pertenezcan. Pero la materia sutil
 del periespíritu no tiene la tenacidad ni la rigidez de la materia compacta del cuerpo;es,si
 podemos expresarnos así, flexible y expansible por esto la forma que toma, aunque calcada 
sobre la del cuerpo, no es absoluta; se pliega a voluntad del Espíritu, quien puede darle tal o
 cual apariencia a su gusto, mientras que la envoltura sólida le ofrece una resistencia
 insuperable. 
Desembarazado de esa traba que le comprimía el periespíritu se extiende o se estrecha
, se transforma, en una palabra, se presta a todas las metamorfosis, según la voluntad que 
obra sobre él. A consecuencia de esta propiedad de su envoltura fluídica, es como el Espíritu 
que quiere hacerse reconocer, puede, cuando esto es necesario, tomar la exacta apariencia 
que tenía en vida, hasta la de los accidentes corporales que pueden ser signos 
de reconocimiento. 
Los Espíritus, como se ve, son, pues, seres semejantes a nosotros, formando a nuestro 
alrededor toda una población invisible en el estado normal; decimos en el estado normal porque, 
como lo veremos, esta invisibilidad no es absoluta.

-El Libro de los Espíritus- Allan Karderc

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                                LAS EVOCACIONES

269. Los Espíritus pueden comunicarse espontáneamente o venir a nuestro llamamiento, es 
decir, por medio de la evocación. 
Algunas personas piensan que deben abstenerse de evocar tal o cual Espíritu, y que es 
preferible esperar al que quiera buenamente comunicarse. Fundan esta opinión en que 
llamando a un Espíritu determinado no se tiene certeza que se presente el mismo, mientras 
que el que viene espontáneamente y por su propia voluntad prueba mejor su identidad, 
puesto que de este modo manifiesta su deseo de hablarnos. Creemos que esto es un 
error: primeramente, porque hay siempre alrededor nuestro Espíritus lo más a menudo de baja 
esfera, que no desean otra cosa que comunicarse; en segundo lugar, y también por la 
última razón, no llamando a nadie en particular, se abre la puerta a todos los que quieren 
entrar. 
En una reunión el no conceder la palabra a nadie es dejarla a todos y se sabe lo que  
resulta. El llamamiento directo que se hace a un Espíritu determinado, es un lazo entre él y nosotros; le llamamos por nuestro deseo y de este modo oponemos una especie de barrera a
 los intrusos. Sin un llamamiento directo, un Espíritu no tendría muchas veces ningún motivo
 para venir a nosotros, no siendo nuestro Espíritu familiar. 

Estos dos modos de obrar tiene cada uno sus ventajas, y el inconveniente solo estaría 
en la exclusión absoluta de uno de los dos. Las comunicaciones espontáneas no tienen ningún 
inconveniente cuando se conocen los Espíritus y se tiene la certeza de que los malos no 
tomarán ningún imperio; entonces  muchas  veces  es  útil esperar la complacencia de los
 que quieran manifestarse, porque su pensamiento no sufre ninguna opresión, y de este modo 
se pueden obtener cosas admirables; mientras que no se sabe si el Espíritu que llamáis 
está dispuesto para hablar o sea capaz de hacerlo en el sentido que se desea. El examen
 escrupuloso que hemos aconsejado es, por lo demás, una garantía para las malas 
comunicaciones. En las reuniones regulares, sobre todo en aquellas que uno se ocupa de
 un trabajo continuo, hay siempre Espíritus  acostumbrados que se van a la cita sin que nadie
 les llame, porque en razón a la regularidad de las sesiones, ya están prevenidos; a 
menudo toman la palabra espontáneamente para tratar algún  asunto, desarrollar una 
proposición o prescribir aquello que debe hacerse, y entonces se les reconoce con facilidad, sea por la forma del lenguaje, que siempre es idéntico, sea por la escritura, sea por 
ciertas costumbres que les son familiares. 

270. Cuando uno desea comunicarse con un Espíritu determinado, es de toda 
necesidad evocarlo. (Número 203). Si puede venir, generalmente se obtiene por respuesta: 
Sí; o: Estoy aquí; y también: ¿Para qué me queréis? Algunas veces entra directamente 
en materia contestando con anticipación a las preguntas que querían hacérsele. 

Cuando un Espíritu es evocado por la primera vez, conviene designarlo con alguna precisión
En las preguntas que se le dirigen, es menester evitar las fórmulas secas e imperativas, que 
sería para él un motivo para alejarle. Estas fórmulas deben ser afectuosas o respetuosas, 
según el espíritu y en todos los casos atestiguar el evocador su benevolencia. 

271. Nos sorprendemos muchas veces con la prontitud con que se presenta un Espíritu 
evocado, aun por la primera vez; se diría que estaba prevenido; en efecto, esto es lo que 
tiene lugar cuando uno se ha ocupado anticipadamente de su evocación.Esta preocupación
 es una especie de evocación anticipada, y como tenemos siempre nuestros Espíritus 
familiares que se identifican con nuestro pensamiento, preparan el camino de tal modo, que si 
no hay nada que se oponga, el Espíritu que se quiere evocar está ya presente. En caso 
contrario, es el Espíritu familiar del médium, o el del evocador, o uno de los que están
 acostumbrados, el que va a buscarle, y para esto no necesita mucho tiempo. Si el Espíritu 
evocado no puede venir instantáneamente, el mensajero (los paganos dirían Mercurio) 
señala un tiempo, algunas veces de cinco minutos, un cuarto de hora, una hora y aun 
muchos días; cuando ha llegado, entonces dice: Aquí está, y es cuando pueden dirigírsele 
las preguntas que quieran hacérsele. 

El mensajero no es siempre un intermediario necesario, porque el llamamiento del 
evocador puede ser oído directamente por el Espíritu, como se dirá más adelante número
282, pregunta 5ª., sobre la manera de la transmisión del pensamiento. 

Cuando decimos que debe hacerse la evocación en nombre de Dios, entendemos que 
nuestra recomendación deber ser hecha formalmente y no a la ligera; los que no vieron en
 ello sino una fórmula sin consecuencia, harían mejor absteniéndose. 

272. Las evocaciones ofrecen muchas veces más dificultades a los médiums, que los 
dictados espontáneos, sobretodo cuando se trata de obtener respuestas precisas a 
preguntas circunstanciadas. 
Para esto son necesarios médiums especiales, a la vez flexibles y positivos, y se ha visto 
(núm. 193) que estos últimos son bastante raros, porque como lo hemos dicho ya, las 
relaciones fluídicas no se establecen siempre instantáneamente con el primer Espíritu 
que llega. Por esto es útil que los médiums no se entreguen a las evocaciones detalladas, sino después que estén seguros del desarrollo de su facultad y de la naturaleza de los Espíritus 
que les asisten, porque entre aquellos que está mal acompañados las evocaciones no 
pueden tener ningún carácter de autenticidad. 

273. Los médiums, generalmente, son mucho más buscados para las evocaciones de un 
interés privado que para las comunicaciones de un interés general; esto se explica por el 
deseo muy natural de conversar con los seres que nos son queridos. 

Creemos deber hacer, con este motivo, muchas recomendaciones importantes a los médiums
. En primer lugar no acceder a este deseo, sino con reserva, delante de personas sobre 
cuya sinceridad no estén bien seguros, y ponerse en guardia contra las trampas que 
pudieran tenderles gentes malévolas. En segundo lugar no prestarse, bajo ningún pretexto
, si entrevén un objeto de curiosidad o de interés, y no una intención formal de parte
 del evocador; rehusar toda pregunta ociosa o que saliese del círculo de aquellas que 
pueden dirigirse racionalmente a los Espíritus. Las preguntas deben ser puestas con 
claridad, limpieza y sin segunda intención, si se quieren respuestas categóricas. Es, 
pues, menester rechazar todas aquellas que tengan un carácter insidioso, porque se sabe 
que los Espíritus no quieren a los que tienen por objeto es ponerles a prueba; insistir sobre 
las preguntas de esta naturaleza es querer ser engañado. El evocador debe marchar franca
 y abiertamente al objeto, sin subterfugios y sin medios capciosos; si teme explicarse, haría 
mejor que se abstuviera. 

Conviene, además, no hacer evocaciones en ausencia de las personas que hacen la 
demanda, sino con mucha prudencia, y a menudo es preferible el abstenerse del todo, 
siendo estas personas las solas aptas para examinar las respuestas, juzgar de su identidad, 
provocar aclaraciones si hay lugar a ello y hacer las preguntas incidentales que traen consigo 
las circunstancias. Además su presencia es un lazo que atrae al Espíritu, muchas veces poco 
dispuesto a comunicarse con extraños, por los cuales no tiene ninguna simpatía. El médium, en una palabra, debe evitar todo lo que pudiera transformarle en un agente de consulta, lo que a los 
ojos de mucha gente es sinónimo de decidor de la buenaventura.

- El Libro de los ;médiums- Allan Kardec

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La fortuna es un depósito cuyo poseedor es sólo 

usufructuario, puesto que no se la lleva consigo a 

la tumba; y deberá rendir severa cuenta del uso 

que haya hecho de ella.

A. Kardec-

El Espiritismo en su más simple expresión-


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¿HAY MOTIVOS PARA TEMER AL 

              ESPIRITISMO? 

Al desconocer lo que es Espiritismo, es natural que se tenga miedo
 de entablar contacto con los espiritistas o con los libros de esa 
Doctrina.
Aún más  es confundida con brujería,cartomancia o  curanderismo. 

Es por motivo de esas confusiones que muchos miran de reojo a aquellos que se atreven
 a dedicarse a esos temas del Espiritismo. Por eso hay que tener coraje para presentarse 
como espiritista hoy día. 

Cuando surgió el Cristianismo, anunciado por el propio Cristo, pasaba lo mismo. La sociedad
 criticaba a los primeros cristianos y hacia chistes con ellos. Movidos por los intereses de
 la política dominante de la época, hubo quienes condenaban a los primeros cristianos que 
eran muertos en circos por fieras hambrientas o quemados vivos como antorchas humanas. 
Y, a pesar de todo, el Cristianismo triunfó. 
Cuanto más eran perseguidos, más cristianos surgían;hasta el momento en que Constantino
, emperador romano, tuvo la infeliz idea de unir la religión naciente al estado decadente. A 
partir de entonces el Cristianismo empezó a perder su pureza primitiva presentada por el Cristo
 y vivenciada por los primeros cristianos. 

Hoy ya no hay más persecuciones como en aquellos tiempos, pero aún es grande la 
ignorancia de lo que sea la verdadera enseñanza de Jesús que nada tiene que ver con 
dogmas o sacramentos. Su Doctrina es simple, pues anuncia, sin misterios, "el amor a Dios 
sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos". 

El Espiritismo viene a recordar a los hombres de buena voluntad, la importancia de esa 
vivencia del amor, de la fraternidad. Mas, para eso, es necesario que el hombre aprenda a 
pensar en el bien de los demás al revés de pensar solamente en sí mismo o en los de su 
propia sangre. Todas las religiones enseñan que somos hijos del mismo Dios, por lo tanto 
somos hermanos. Pero son muy pocos los que piensan en ello. Menos aún los que se 
dedican a ello. 

Con la enseñanza de los Espíritus superiores podemos aprender como vivir esas enseñanzas
 sin sufrir perjuicios, logrando el paso necesario para que uno se sienta más útil, más 
valorado por el hecho de saber que es mejor de lo se creía muchas veces. Porque son
 muchos los que tienen ganas de hacer el bien, pero, acostumbrados a prácticas religiosas
 exteriores que nada dicen al corazón o al alma, vacilan delante de las oportunidades por 
miedo, por no creer que valga la pena, por no encontrar claros los motivos para auxiliar 
a los demás, por no ver y no meditar en los ejemplos de aquellos que ya se dedican al 
bienestar de otros. 

Al estudiar el Espiritismo, uno lo encuentra muy claro, comprendiendo los motivos de
 los sufrimientos humanos y de la necesidad de la solidaridad entre todos. El nada tiene que
 ver con esas prácticas de brujería, cartomancia u otras semejantes, pues que es una filosofía
 de vida que propone al hombre el ejercicio del bien, la búsqueda del conocimiento de uno 
mismo, de los motivos que dan origen a las acciones y reacciones en las distintas situaciones
 de la vida, sea en familia o en sociedad. 

No hay motivos para temer al Espiritismo, pues sus enseñanzas objetivan el bien de todos
 sin distinciones. De hecho esa es la parte más fácil de ser vencida porque no es difícil
 comprender que la Doctrina Espírita objetiva el bien. El temor de la opinión de los demás, 
sí que es difícil de vencerse. Pero, cuando uno sabe lo que es mejor para sí, gana el coraje
 de enfrentarse a las opiniones habituales, pues muchas veces las gentes están acomodadas
 en sus costumbres y alejadas del esfuerzo necesario a su progreso y adelantamiento. 

Por eso podemos afirmar con Allan Kardec, el Codificador de la Doctrina Espírita, que 
para comprender la parte esencial de las enseñanzas espíritas se requiere "cierto grado
 de sensibilidad que se puede llamar la madurez del sentido moral, madurez independiente de
 la edad y del grado de instrucción, porque es inherente al desarrollo, en un sentido especial, 
del Espíritu encarnado". 

La ignorancia produce el temor y la pereza. El conocimiento lleva a la plena conciencia de su papel en la vida y promueve la liberación del hombre. 

Artículo de Carlos Campettí 

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