sábado, 25 de febrero de 2017

LA REENCARNACIÓN


                              


                                                        
           LA REENCARNACIÓN

Aceptando la reencarnación como una más de las leyes naturales, el hombre puede dar un cambio radical a su vida. Presentamos la visión espírita de ese hecho, para nosotros incuestionable. Si creemos en Dios, creemos en nuestra alma inmortal, si es inmortal no puede en una sola vida conocerlo todo, si Dios es Justo nos dará muchas oportunidades de aprender las lecciones de la Vida, porque el Padre ama a sus hijos. Con la reencarnación, las consecuencias de su aceptación y explicación serían para la vida en este planeta una auténtica revolución moral. *** Con la publicación en 1857 de “el libro de los espíritus” por Allan Kardec, se abre al hombre la posibilidad de estudiar las relaciones entre el mundo físico y el espiritual, pudiéndose constatar lo que hasta entonces era especulación: la supervivencia tras la muerte física. Este hecho dio pie al estudio de los diversos estados de conciencia del ser humano y al desarrollo de las ciencias psicológicas. El plantear la reencarnación como respuesta a los problemas de la humanidad reabrió un debate que aun hoy perdura con toda su fuerza. No ha sido el Espiritismo el primero en hablar de la reencarnación, pero sí el que más se ha esforzado en explicar los mecanismos y leyes por los que actúa y de los que se puede deducir su realidad. Desde la prehistoria hasta nuestros días las evidencias de la inmortalidad del ser, su comunicación desde el más allá y la reencarnación, se han encontrado en la gran mayoría de culturas, pueblos y grupos sociales, constituyendo una de las más completas demostraciones de la realidad de la supervivencia de la consciencia. En las tribus primitivas el concepto de la metempsicosis (reencarnación en animales) se presentaba como amena - za para educar, dado que la muerte en sí no era temida. Pero esta interpretación del regreso a la vida, solo apro - piada en las culturas primitivas, cedió paso poco a poco a la reencarnación, aceptada como camino evolutivo que no permite el retroceso. Este preciado concepto filosófico es el proceso ideal de ascensión de los Espíritus, pues no admite estancamien - to definitivo ni regreso a niveles inferiores, y todo lo que se aprende es una conquista personal que se integra en el periespíritu, su doble téreo que guarda la memoria de todas sus existencias. Desde que el hombre tuvo conciencia de sí mismo ha tenido necesidad de comprender la vida y sus sufrimientos. La angustia de aquellos que sienten como suya la desesperación de millones de seres que viven y mueren en la pobreza, en la enfermedad, en la miseria, solo se  puede amortiguar comprendiendo que esas existencias de dolor son el resultado de sus propios errores en vidas pasadas. Es la medicina amarga, pero beneficiosa, que ayuda a restablecer el equilibrio moral para iniciar una nueva vida, buscando la armonía entre el pasado equivocado y el futuro que deseamos. Ese dolor no se podría comprender ni justificar sin la idea de la reencarnación que ilumina nuestra anterior ignorancia sobre una de las leyes divinas de la que ahora iniciamos a comprender que tiene profundas raices en la justicia. Pero la reencarnación no significa que hemos de volver a nacer para sufrir, no es una cadena perpetua de dolor, ante todo hemos de aprender a amar, aprender a perdonar, a ser generosos en vez de avariciosos, a ser solidarios en lugar de orgullosos, a trabajar por los débiles, en resumen: a transformarnos y transformar el mundo, paso a paso, siglo tras siglo. Al adquirir la chispa divina que nos da la inteligencia y la consciencia, partimos necesariamente de la ignorancia, y nuestras primeras vidas estarán marcadas por el egoismo y el orgullo, necesarios en un principio para construir nuestra personalidad, nuestro ego , el yo primario. El dolor que provocamos y que sufrimos es el aguijón que nos empuja a avanzar, porque sin padecer necesidades y sacrificios no habría progreso, forma parte de nuestro subconsciente psicológico, que nos empuja a avanzar y mejorar nuestra vida solo cuando tenemos dificultades. Ese dolor provocado y sufrido nos une a nuestros compañeros de viaje, reencontrándonos y educándonos unos a otros en sucesivas existencias, porque los errores que se iniciaron por ignorancia han de reformarse por el trabajo reparador y la solidaridad, para transformarlos, por medio de muchas vidas en común, en amor. Es por eso mismo que todos los lazos de dolor y rencor que nos unen hemos de transformarlos en lazos de amor, de simpatía, de solidaridad fraterna. Es la fuerza del amor la que une cada partícula de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu. Es el amor el que mantiene la cohesión de los planetas, el que los hace revolucionar alrededor del sol y, a su vez, todos juntos alrededor del eje de amor de la galaxia. Las sucesivas reencarnaciones nos ayudan a ir transmutando las energías negativas, producidas por nuestro descuido y falta de vigilancia, en energías positivas, a través del reencuentro con las personas con las que sufrimos, ya sea por nuestra culpa o por la de ellas, que nos permiten una nueva oportunidad de rehacer la relación. La reencarnación nos da la ocasión, pero no hay fatalidad de destino, lo que ocurra depende únicamente de nosotros, de nuestra evolución personal, de aceptar esa situación como una oportunidad para transformar ese desapego, ese desprecio, primero en aceptación, después en cariño y más tarde en amor. Una prueba de la ley de reencarnación la hayamos en esos niños prodigio que a muy temprana edad son capaces de asombrar al mundo con sus conocimientos, y nosotros preguntamos: ¿De dónde vienen esos conocimientos? Porque, si el hombre es sólo materia y ese niño ha aparecido de la simple agregación de células físicas, creándose a partir de la nada, su nueva personalidad no podría tener esos conocimientos. Tan sólo el recuerdo de lo aprendido en vidas pasadas puede explicar el hecho. Se puede alegar que es causado por la herencia genética, pero ¿Cómo puede explicar la genética los hijos tan inteligentes de padres obtusos? ¿O el caso de hijos muy simples en inteligencia provenientes de padres de genio reconocido? El Espiritismo defiende la posición de que la inteligencia de cada persona es producto únicamente de su trabajo y esfuerzo en todas las etapas de sus existencias, siendo así tan fácil para algunos aprender, pues ya poseen ciertos conocimientos adquiridos. Simplemente han vivido más. Creado simple, el Espíritu es portador de todo su potencial y avanza por su propio pie, elevándose, irguiéndose, etapa a etapa, vida tras vida, a traves de la reencarnación. Una de las principales objeciónes a la reencarnación es la ausencia de memoria de vidas pasadas. Sin embargo hay muchos casos estudiados y comprobados de niños que recordaban vidas anteriores, con datos concretos de domicilios y familiares, pero todos esos recuerdos se olvidaban conforme el infante crecía, hasta perderlos casi totalmente en la edad adulta. Esto no supone ninguna norma general, suelen ser excepciones a la regla del olvido de las vidas pasadas y vamos a intentar explicar el porqué de ese olvido. El olvido es un recurso que nos permite avanzar en nuestra evolución, puesto que permite recordar “lo que aprendimos” en la última vida, pero sin acordarnos del “cómo aprendimos”. En una vida podemos tener ciertas dificultades que nos enseñen a ser más honestos, más trabajadores, a valorar más la amistad, la familia, etc. y en nuestra nueva existencia traeremos como hábito innato esas aptitudes personales, pero no recordaremos los sacrificios y dificultades que tuvimos que soportar para adquirir esas bases de comportamiento, que ya formarán parte de nosotros. Si en cada encarnación recordáramos todos los contratiempos, problemas, tragedias, crímenes, angustias y decepciones y a las personas que nos las causaron nuestra vida sería insoportable y haría imporsible cualquier intento de evolución. El olvido de esos actos de vidas anteriores, tanto si herimos como si fuimos heridos, es un tanto a nuestro favor para lograr superarlas. Cada nueva vida es un nuevo capítulo de nuestra eterna existencia y de nuestra evolución. Siendo conscientes de eso y de la necesidad de actuar bien, encaminándonos hacia el amor, podremos alejarnos de los patrones de conducta dolorosos y aproximarnos a los estados dichosos del alma, en camino hacia la plenitud de facultades que debe conquistar el ser humano por sí mismo, a través de la autoiluminación. La reencarnación se inicia en el mismo instante de la concepción, con la fecundación del óvulo por el espermatozoide, y no se culmina totalmente el proceso hasta los inicios de la adolescencia. Un capítulo muy importante es la época de la infancia, determinante para el futuro de cada ser. En la pregunta nº 385 de “El libro de los espíritus” podemos leer: “Los niños son seres que Dios envía a nuestras existencias (...) y les concede todas las apariencias de la inocencia. Hasta en un niño de mala índole, se cubren sus maldades con la inocencia de sus actos. (...) Pero no solamente por ellos les da Dios ese aspecto, se lo da, sobre todo, por sus padres, cuyo amor es necesario a la debilidad de aquellos”. La etapa de la infancia tiene mucha más importancia si la observamos desde la óptica espírita y la reencarnación, pues los padres atentos deben aprovechar esos años en que el espíritu cede con más facilidad a la influencia moral de sus progenitores y acepta mejor sus indicaciones, es una gran responsabilidad, con una gran recompensa si se triunfa. Deberíamos estar atentos a cualquier indicio de mal comportamiento para tratar de enderezarlo con cariño y severidad a partes iguales y evitarnos disgustos al hacerse mayores. Dios nos confía a los hijos para educarlos en el buen camino, esencialmente a través de nuestro ejemplo. Todos los estudios sociológicos admiten que los hijos repiten, de forma mayoritaria, los patrones de conducta de sus padres. Por otro lado, es necesario reconocer que el esfuerzo de los padres en la educación infantil se vería imposibilitado si mantuviéramos la personalidad completa del adulto que fuimos. El olvido es una bendición para conseguir deshacer lo que hicimos mal en otras vidas, partiendo sólo de nuestras tendencias e intuiciones, ayudados por una nueva fase educativa, los consejos paternos y por la voz de la conciencia, y así reiniciar oportunidades sin la pesada carga de los errores pasados martilleándonos la memoria. Si no contáramos con ese bendito olvido, además de recordar nuestros rencores y frustraciones de otras vidas, se producirían, también, graves perturbaciones al reencuentro con otros seres con los que luchamos y mantuvimos disputas, y continuaríamos con relaciones malsanas y enfermizas que nos torturaron en el pasado. Es un beneficio de la providencia, ya que la experiencia se adquiere a menudo por duras pruebas y expiaciones terribles, cuyo recuerdo sería muy penoso, viniendo a juntarse a las angustias de las tribulaciones de la vida presente. Así, las sucesivas vidas van ocultando nuestros hechos más antiguos, de existencias más primitivas. Dios, en su infinita sabiduría, permite superponer el manto espeso de las edades y diluir ese recuerdo para que la memoria íntegra de nuestro pasado no nos impida el avance, lento, pero constante, hacia nuestro mejor yo posible y deseado. Conquistándolo a través de milenios de luchas frente al adversario más implacable, nuestro orgullo y egoísmo, nuestro yo en estado primitivo. Estudiado y comprendido, el Espiritismo nos da las claves para entender este mundo, aparentemente cruel y sin sentido, pero que se convierte bajo su luz en la morada justamente apropiada a nuestro estado evolutivo, que nos permitirá avanzar, mientras recordamos las palabras de Jesucristo: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados” (Mateo 5,4) Mediante la justicia de la reencarnación aprendemos que las personas que sufren en la vida y lloran, están preparándose con resignación y mucho esfuerzo para una nueva etapa de su existencia. Si somos conscientes, por la ley del Karma, que todo lo que damos a los demás lo recibiremos nosotros, si no en esta vida en la siguiente, de nosotros depende qué queremos recibir, porque cuantas más personas decidamos actuar con amor antes cambiará este mundo, que es el resultado de todas las individualidades que lo habitan. Así, si nos parece cruel y vanidoso es porque esos sentimientos predominan en nuestros corazones aun, después de más de dos mil años de la llegada de Jesucristo. Trabajemos para mejorar nosotros y mejoraremos el mundo. Veamos un comentario de Allan Kardec en “El libro de los espíritus” complementando la pregunta nº 171: “Todos los espíritus tienden a la perfección, y Dios les proporciona medios para conseguirla por las pruebas de la vida corporal, pero, en su justicia, les permite que cumplan en nuevas existencias lo que no pudieron hacer o terminar en la prueba anterior” No estaría conforme ni con la equidad ni con la bondad de Dios el castigar eternamente a los que han podido encontrar obstáculos ajenos a su voluntad, y en el mismo medio en que viven, que retarden su perfeccionamiento. Si la suerte del hombre quedase irrevocablemente decidida después de la muerte, Dios no habría pesado las acciones de todos con la misma balanza, ni los habría tratado con imparcialidad. La doctrina de la reencarnación, que admite muchas existencias sucesivas, es la única conforme con la idea que nos formamos de la justicia de Dios, respecto de los hombres que ocupaban una condición moral inferior; la única que puede explicarnos el porvenir y basar nuestras esperanzas, puesto que nos proporciona los medios de enmendar nuestras faltas por nuevas pruebas. La razón así lo indica y así nos lo enseñan los espíritus. El hombre que tiene conciencia de su inferioridad halla en la doctrina de la reencarnación una consoladora esperanza. Si cree en la justicia de Dios, no puede esperar que será eternamente igual a los que han obrado mejor con él. La idea de su inferioridad no le deshereda para  siempre del bien supremo y de que podrá lograrlo con nuevos esfuerzos, le sostiene, alentando su ánimo. ¿ Quien no se conduele al terminar su vida de haber adquirido demasiado tarde una experiencia de la que no puede aprovecharse?. Pues esa experiencia no se pierde y será empleada con provecho en una nueva vida.

Allan Kardec-

Para el lecytor atento y estudioso del tema, no será necesario recordarle en cuantos textos durante toda la historia, se nos presenta la reencarnación como algo real, resultando imprescindible su aceptación para intentar comprender el cómo y el por qué de la vida, lo que nos lleva a la idea de Dios y de su justicia.
Solo fijándonos en figuras de nuestro tiempo, tenemos grandes ejemplos que demuestran la realidad de la reencarnación:
Fernandez Colavida, realizó por primera vez regresiones a vidas anteriores durante sus investigaciones sobre magnetismo.
- Brian Weiss, médico psiquiatra, sus tratamientos hipnóticos a pacientes le llevaron a descubrir la reencarnación y a aceptarla. Ha escrito varios libros sobre la importancia del amor en nuestras vidas y la realidad de la reencarnación.
- Ian Stevenson͕ , bioquímico y profesor de psiquiatría, investigó más de tresmil casos de niños que recordaban vidas anteriores, con algunos realmente espectaculares. También investigó casos de experiencias cercanas a la muerte.
-Stanislav Grof͕, psiquiatra, investigo y mapeo la psique humana.Es uno de los creadores de la psicología transpersonal que reconoce la preexistencia de la conciencia antes del nacimiento. Sus estudios psiquiátricos  revelaron datos de pacientes en vidas anteriores que revelaron datos de pacientes en vidas anteriores que fueron comprobados en casi el 80%.
Elisabeth Kübler-Ross, doctora en medicina, se especializó en la asistencia a enfermos terminales a los que ayudaba en el proceso de la muerte, sus sospechas sobre la pervivencia después de la muerte se vieron confirmadas cuando realizó experiencias extracorporales al unirse a la escuela de psicología transpersonal, comprobando por ella misma las experiencias que le contaban muchos de sus pacientes. Ha escrito varios libros sobre la transcendencia humana.
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El gran psicólogo  Carl G. Jung en una conversación con un lama tibetano le preguntó:¿Si es verdad que el alma sobrevive a a muerte, por qué no ha vuelto ninguna?. El lama le contestó: "Pero hermano, todos hemos vuelto.
Nos conviene reflexionar sobre nuestros actos, pues elegiremos entre actos que nos atarán de forma dolorosa, o caminos iluminados de ascenso a nuestra liberación.
Dios, espíritu, inmortalidad, progreso indefinido,, amor, universo infinito, reencarnación; todos ellos son conceptos ampliamente tratados por la doctrina espírita y desde aquí os invitamos a su conocimiento a traves de las obras de Allan Kardec, que no es mas que la demostración de la buena nueva anunciada por Jesucristo y un intento más de aplicar el mandamiento por el presentado: Ama a tu prójimo como a ti mismo.

Equipo de redacción AE Reportaje

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     SERENIDAD Y SABIDURÍA 
Todo hombre sabio es sereno
La serenidad es conquista que se consigue con el esfuerzo personal, paso a paso.
Pequeños desafíos que son superados; irritaciones que conseguimos controlar; desajustes emocionales corregidos; voluntad bien direccionada; ambición  frenada,  son todas  experiencias para la adquisición de la serenidad.
Un Espíritu sereno es aquel que se encontró consigo mismo, sabiendo exactamente  lo que desea de la vida.
La  serenidad armoniza, exteriorizándose  de forma  agradable para los que están  a nuestro alrededor.  Inspira confianza, calma y propone afección.
El hombre   que consigue ser sereno ya venció gran parte de la lucha.
Siendo así, no permitamos que ninguna agresión exterior nos perturbe, causando irritación y desequilibrio.
Procuremos mantener la serenidad en todas las realizaciones.
Nuestra paz es moda arduamente conquistada, que no debemos hechar fuera por motivos irrelevantes.
Los reales tesoros,  de alto valor,  son aquellos de orden intimo,  que nadie toma,   jamás se pierden, y siempre siguen con la persona.
Cuando estamos ante alguien que engaña, traicionando nuestra confianza, nuestro ideal, procuremos mantenernos serenos.
El engañador es quien debe estar inquieto,  y no su víctima.
En nuestro círculo familiar o social, siempre vamos a enfrentarnos con personas perturbadas, confusas y agresivas.
Nonos disgustemos con ellas, competiendo en las fajas de desequilibrio  en que están. Ellas son una prueba para nuestra  paciencia  y serenidad.
Procuremos mantenernos siempre en contacto con lo Alto, a través  de la oración,  buscando continuamente comprender las situaciones que   la vida nos presenta, afrontándolas como oportunidades, y no como crisis.

Quien consigue mantener la serenidad ante las pequeñas dificultades que surgen, vence más fácilmente los grandes desafíos.
El hombre sereno consigue vivir más feliz, pues nada consigue afligirlo hasta el punto de hacerlo desistir de los sueños  que trazó para sí mismo.
El hombre sereno jamás busca resolver sus cuestiones a través de un comportamiento violento, y por eso  hay más  paz en su vida.
La serenidad que Jesús mantenía en Su corazón era algo sublime.
Pocos eran aquellos que no se emocionaban en Su presencia, pues esa virtud se exteriorizaba por la mirada tranquila y profunda; irradiaba por el semblante cariñoso  y pacifico; emanaba por las palabras dichas con tanto amor, que parecían besar y abrazar a aquellos que las oían.
 Pocos fueron aquellos  que no tuvieron sus ojos inundado por las lagrimas de la emoción, al estar en compañía del Espíritu más sereno que ha estado en la faz de la Tierra.
Experimentando las crueles  acusaciones sin una palabra de defensa, en  la más dura soledad, sin una sola exigencia, Jesús dio el testimonio más pesado a través de la agonía por el amor.
Sin cualquier constreñimiento, se mantuvo con serenidad admirable, para enseñar que la dinámica de la victoria sobre si mismo es resultante del autodescubrimiento y de la aplicación  de las propias fuerzas en el ejercicio del perdón incondicional y las situaciones,  personas y cosas  de la ruta evolutiva.
Redacción de Momento Espirita del libro de Floraciones Evangélicas, por el Espíritu Joanna de Angelis, psicografia de  Divaldo Pereira Franco.
  


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        ORIGEN Y NATURALEZA             DE LOS ESPÍRITUS

76 – ¿Qué definición puede darse de los Espíritus? 
– Puede decirse que los Espíritus son los seres inteligentes de 
la Creación. Pueblan el Universo fuera del mundo material. 

NOTA: Se emplea aquí la palabra Espíritu para designar a las 
individualidades de los seres extracorporales y no al elemento inteligente universal. 

77 – ¿Los Espíritus son seres distintos de la Divinidad, o sólo 
emanaciones o porciones de la Divinidad, llamados por esta razón hijos de Dios? 
– ¡Dios mío! Son obra suya, absolutamente, como un hombre 
que hace una máquina; esa máquina es obra del hombre y no él mismo. 
Sabes que cuando el hombre hace una cosa bella y útil, la llama su hija, su creación. Pues bien lo mismo se da con Dios: somos sus hijos porque somos obra suya. 

78 – Tuvieron principio los Espíritus, o son eternos como Dios? 
– Si los Espíritus no hubiesen tenido principio, serían iguales 
a Dios, mientras que son creación suya y están sometidos a su 
voluntad. Dios existe eternamente y esto es incontestable; pero saber cómo y cuándo nos creó, no lo sabemos. Puedes decir que no tuvimos principio, si entendiereis con esto que siendo Dios eterno, ha creado sin descanso; pero saber cómo y cuándo creó a cada uno de nosotros, lo repito, nadie lo sabe, pues éste es un misterio. 

79 – Puesto que hay dos elementos generales en el Universo 
–el elemento inteligente y el elemento material– ¿Podría decirse que los Espíritus están formados del elemento inteligente, como los cuerpos inertes lo están del elemento material? 
– Evidentemente; los Espíritus son individualizaciones del 
principio inteligente, como los cuerpos son individualizaciones del principio material. Lo desconocido es la época y el modo de su formación. 

80 – ¿Es permanente la creación de los Espíritus, o solo tuvo 
lugar en el origen de los tiempos? 
–Es permanente; es decir, Dios no cesó jamás de crear. 

81 – ¿Se forman espontáneamente los Espíritus, o proceden 
unos de otros? 
– Dios los crea por su voluntad, como a todas las otras 
criaturas; pero, repetimos, su origen es un misterio. 

82 – ¿Es exacto decir que los Espíritus son inmateriales? 
– ¿Cómo se puede definir una cosa, cuando faltan términos de 
comparación y el lenguaje es insuficiente? ¿Puede un ciego de 
nacimiento definir la luz? Inmaterial no es el término, sería más exacto decir incorporal, pues debes comprender que siendo el Espíritu una creación, debe ser algo. Es materia en su quinta esencia, pero sin analogía entre vosotros y tan etérea que no puede ser percibida por vuestros sentidos. 

Decimos que los Espíritus son inmateriales, porque su esencia difiere de todo lo que conocemos bajo el nombre de materia. Una comunidad de ciegos carecería de términos para definir la luz y sus efectos. Un ciego de nacimiento cree poseer todas las percepciones por el oído, el olfato, el gusto y el tacto; y no 
comprende las ideas que le daría el sentido que le falta. De la misma forma, somos verdaderos ciegos, con relación a la esencia de los seres sobrehumanos. 
No los podemos definir sino por comparaciones siempre imperfectas, o por un esfuerzo de nuestra imaginación. 

83 – ¿Tienen fin los Espíritus? Se comprende que sea eterno el 
principio de donde emanan, pero lo que preguntamos es si tiene un término su individualidad y si en un tiempo más o menos largo, no se disemina y retorna a la masa de donde salió el elemento del cual están formados, como ocurre con otros cuerpos materiales. Es difícil concebir algo que teniendo principio, pueda no tener fin. 
– Existen cosas que no podéis comprender porque vuestra 
inteligencia es limitada y esto no es razón para que las rechacéis. El niño no comprende todo lo que su padre comprende, ni el ignorante todo lo que el sabio. 
Decimos que la existencia del Espíritu no tiene fin y eso es 
todo lo que podemos decir, por ahora. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC  

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                       EL PASE ESPÍRITA                                              
                  Significación  y aplicación del pase
                Pase magnético. Pase espiritual. 


69 ¿Qué es el pase espírita? Para administrar un pase, la persona, ¿debe estar mediumnizada? ¿Qué piensa usted del Pase magnético? 

Divaldo - el pase significa, en el capítulo del intercambio de energías, lo que la transfusión de sangre significa para permutar glóbulos rojos, en la procura de ayudar al aparato circulatorio. El pase es esa entrega de energías que nosotros colocamos al alcance de los que se encuentran en deficiencia, de modo que ellos puedan tener sus centros vitales re-estimulados y, como consecuencia de eso, recobren el equilibrio o la salud, si este fuera el caso. 
El pase magnético, es una técnica especial conocida por todos aquellos que han leído algo sobre el “mesmerismo”. Es una transfusión de energías de parte del donante, del agente. 
El pase que nosotros aplicamos en los Centros Espíritas, proviene de la sintonía con los Espíritus Superiores, lo que conviene considerar como una sintonía mental y no como una vinculación para la incorporación. 
El pase debe ser dado en estado de lucidez y absoluta tranquilidad, en un momento en el que el pasista con salud y con perfecto raciocinio, con el fin de que pueda actuar en la condición de agente y no como paciente. 
Entonces, creemos que los pases practicados bajo la acción de una incorporación, propician resultados menos valiosos, porque mientras que el médium está en trance sufre un desgaste y aplicando pases el sufre otros desgastes, entonces tenemos que experimentar un desgaste doble. 
Para ayudar, los Espíritus, principalmente en el socorro a través del pase, no necesitan retirar compulsivamente, el fluido del médium por medio de una incorporación en él. Pueden manipular, extraer la energía, sin desgastarlo, no siendo pues, necesario el trance. 

70 ¿Cómo definiría el pase espiritual? ¿Cual el momento oportuno de practicarlo? 
Divaldo – El pase espiritual se verifica toda vez que vamos a actuar junto a alguien que presenta disturbios de orden mediúmnico o perturbaciones espirituales. 
Cuando utilizamos la técnica de de la aplicación longitudinal, hay un intercambio magnético y simultáneamente mediúmnico, porque estamos bajos la acción de los Buenos Espíritus. 
Si nos sintonizamos convenientemente con los mentores, son ellos los que distribuyen nuestras energías, eliminando los fluidos deletéreos que recubren al enfermo y se consigue envolverlo en energía saludable, con el fin de que, en ese 
ínterin, su organismo realice el trabajo de defenderlo del mal y que el espíritu encarnado del médium, en equilibrio, se encargue de mantener ese estado de salud. En el caso de que el paciente no resuelva sintonizarse con los Benefactores, 
habrá de ser ineficaz toda y cualquier ayuda externa. 

71 ¿Pueden los Espíritus aplicar directamente pases y, en este caso no podríamos nombrar a esa ayuda como “pase espiritual”? 
Divaldo – Comúnmente ellos así lo hacen. Alguna veces ellos necesitan de una mayor dosis de fluidos extraídos del organismo material de las criaturas encarnadas y aplican el pase mixto; del Espíritu propiamente dicho y de las fuerzas 
magnéticas del intermediario. 

72 ¿Por qué se acostumbra a disminuir la iluminación de los ambientes en donde se procesan los servicios de aplicación de pases? 
Raúl – Como principio, no hay ninguna necesidad esencial de la disminución de la luminosidad, para la aplicación de los recursos del pase. Podemos operarlos tanto de noche, como a la luz del claro día. 
La providencia de disminuir la claridad tiene por objeto evitar la dispersión de la atención de las personas además de facilitar la concentración, al mismo tiempo de que tenemos que tener en cuenta que ciertos elementos constitutivos del ectoplasma, que acostumbran a ser liberados por los médiums en cantidades 
variadas, sufren un proceso de desagregación con la incidencia de la luz blanca. 

73 ¿Para la aplicación del pase, debe el médium resoplar, gemir, estallar los dedos, soplar ruidosamente, dar consejos? 
Divaldo – Todo y cualquier pase, como toda técnica espírita, se caracteriza por la elevación y por el equilibrio. Si una persona es cortés y se esfuerza para ser gentil en la vida normal, ¿por qué deberá permitirse desequilibrios? Si es una labor de paz, no existe razón para que haya desarmonías o se den consejos mediúmnicos. 
No obstante, si la ayuda que se necesita es de consejo, entonces no serán necesarios los pases. Es necesario situar a las cosas en sus respectivos lugares. 
La hora del pase es especial. Si se pretende adentrarse en consejos y orientaciones, deberá tomarse un libro y leer, porque no puede haber mejores directrices de aquellas que se encuentran insertas en el Evangelio Según el Espiritismo y en las obras subsidiarias de la Doctrina Espírita. 

74 ¿Es necesario lavarse las manos después de aplicar pases? 
Raúl – No. No existe ninguna necesidad de que se lave las manos después de la práctica de los pases. Por los pases no la hay. Sin embargo, los médiums dadores de pases pueden tener el deseo de lavarse las manos por sí mismas y, en este caso, no hay nada que se lo  impida. 

Divaldo Pereira Franco.              
  
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    ESCUELAS DIFERENTES 

    Los mundos son escuelas diferentes, sin embargo, enseñando la misma lección de amor y guiando a las criaturas  para el mismo conocimiento de la verdad.

Espíritus que vivieron en la Tierra  pueden continuar  viviendo con los encarnados en  otros mundos, desde  cuando precisen de las lecciones  allí administradas. De la misma forma, Espíritus  que vivieron en otros mundos podrá vivir en la Tierra, aprendiendo algo que aun  no pueden asimilar en otras patrias del universo,  o como emisarios de Dios destinados  a enseñar lo que aprendieron  en otras escuelas universales.
La creación de Dios  a Él pertenece y el orden es: fraternidad entre los hijos de Su corazón.
Existen Espíritus  que comenzaron su crecimiento en este planeta; otros están llegando  en el ahora, mientras otros  más ya salieron de el para diversas experiencias. Las vivencias de los hijos de Dios son incontables en todos los mundos habitados; son cambios de nociones sobre la vida, ese cambio incesante es  inspirado por el amor, capaz de despertar el sentimiento de hermandad n todas  las criaturas. Debemos reconocer que solamente la convivencia entre los Espíritus  los capacita para la verdadera amistad, tornando más fácil el amor  a Dios  y al prójimo.
Muchos desean saber cómo conocer el Espíritu  que está en este globo  por primea vez, y cuáles son los indicios por los cuales podremos percibir al Espíritu  que tiene como morada desde su principio. Como fue respondido al Codificador del Espiritismo, ese asunto  no lleva a nada y no debemos perder  tiempo con asuntos  muertos, pues tenemos mucho que aprender acerca de la vida, de los medios que nos llevan al progreso  y a la fe, a la alegría  pura  y a nuestra propia liberación.
Precisamos, por encima de muchas cosas, saber preguntar a nuestros maestros,   que ellos tengan el placer de respondernos, educándonos. Para nosotros, todos los minutos y segundos son aulas diferentes, que nos invitan al aprendizaje   yal mejoramiento espiritual. Perder el tiempo, no puede ser condición del hombre  en Cristo. Si el Espíritu está en la Tierra, debe  aprovechar las cosas de la Tierra, en lo que ella nos muestra de educativo. Ella es un gran Centro Educacional,en donde el Maestro de los Maestros se encuentra vigilante, atendiendo a todos, aunque algunos no reconozcan la luz de su magnánimo corazón.
Cuando los hombres se preparan en la condición de alumnos  les concede  más adelantados. Dios  les concederá, aun  en la carne, viajes a variadas escuelas espirituales  y en mundos compatibles con sus necesidades, para el intercambio de experiencias, entre hermanos  de diferentes mundos, diferentes en la forma de vida, más con los mismos ideales de amor. De esa relación,  surgirá la comprensión del valor de la Divinidad, aun poco comprendida en la actual situación espiritual. la casa del Padre  es muy  grande, y el desea que Sus hijos puedan conocerla  y disfrutar de todas las regalías, porque la felicidad es para todos, desde cuando la comprendan y sepan la disfrutan, obedeciendo las leyes que la regulan en la vigencia de la justicia y del amor.

Libro: Filosofía Espirita. Volumen IV/Miramez/ Juan Nunes Maia

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