viernes, 3 de marzo de 2017

LABORIOSIDAD


                         
     
             La virtud mas meritoria  
El apego a las cosas materiales es un indicio notorio de inferioridad, pues, cuanto mas el hombre se apega a los bienes de ese mundo, menos comprende su destino.  El desinterés, por el contrario, es prueba de que ve el futuro desde un punto de vista más elevado
 
"El hombre de bien que, creyendo en su futuro celeste, quiera rellenar su vida con nobles y bellas acciones, saca de su fe, de la certeza de la felicidad que lo aguarda, la fuerza necesaria, y todavía en ese caso se realizan los milagros de la caridad, del sacrificio y de la abnegación. Y, por fin, no hay malas inclinaciones que, con la fe, no puedan ser vencidas."
El Libro de los Espíritus, Allan Kardec, cap. XIX, íten 12
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Propone Allan Kardec a los espíritus responsables por la codificación cual seria la más meritoria de todas las virtudes. De ellos obtuvo la siguiente respuesta que nos sugiere grave reflexión: 
"Todas las virtudes tienen su mérito, porque todas son indicios de progreso en el camino del bien. Hay virtud siempre que hay resistencia voluntaria al arrastramiento de las malas tendencias. Mas la sublimidad de la virtud consiste en el sacrificio del interese personal para el bien del próximo, sin segunda intención. La mas meritoria es aquella que se basa en la caridad mas desinteresada".
 
El hábito de hacer el bien 
Según los buenos espíritus, esa caridad es espontánea, sin necesidad de lucha interior, en las personas que ya realizaron el progreso espiritual necesario para alcanzar ese nivel: lucharon anteriormente y vencieron. Así, los buenos sentimientos no les cuesta ninguno esfuerzo y sus acciones les parecen tan naturales: el bien se volvió para ellos uno hábito.  Se deben honrar a las personas así "como a viejos guerreros que conquistaran sus posiciones".
 
Como estamos todavía lejos de la perfección, esos ejemplos nos espantan por el contraste y los admiramos tanto,  porque son raros. Sin embargo, en los mundos interdimensionales, más avanzados que el nuestro, eso que para nosotros  es excepción, allá se torna regla. 
 
 
El indicio mas característico de la imperfección 
Informan los espíritus orientadores que, en la evaluación de los tribunales de justicia divina (y de la conciencia), de la parte de nuestros defectos e los vicios sobre los cuales nadie se engañaría, el mas característico indicio de la imperfección es el interés  personal. 
 
Según enseñan, las cualidades morales son generalmente como dorar un objeto de cobre, que no resiste a  la piedra de toque. "Un hombre puede poseer cualidades reales que lo hacen para el mundo uno hombre de bien, pero esas cualidades, aunque representen un  progreso, no soportan ciertas pruebas en general, y basta tocar la tecla del interés personal para  descubrir el fondo de su pensamiento".
 
 
Indicio notorio de inferioridad 
Dicen los espíritus orientadores al pedagogo de Lyon: "El verdadero desinterés es de hecho tan raro en la Tierra que se puede admirar  como a un fenómeno, cuando este  se presenta. El apego a las cosas materiales es un  indicio notorio de inferioridad, pues, cuanto más  se apega 
el hombre a los bienes de ese mundo, menos comprende su destino. Por el desinterés, por el contrario, el prueba que mira el futuro desde un punto de vista elevado".
 
Y añaden: "A la medida que los hombres se aclaren sobre las cosas espirituales, darán  menos valor ha las materiales; en seguida, es necesario reformar las instituciones humanas, que lo entretienen y lo excitan. Esto depende de la educación".
 
Es necesario que el egoísmo produzca mucho mal para hacer comprender la necesidad de su extirpación.
 
El egoísmo, que lejos de diminuir, crece con la civilización, que parece excitarlo y entretenerlo, se presenta como un gran  mal. Y cuanto mayor es el mal, mas horrible se vuelve "Cuando los hombres  se desnude del egoísmo que los domina, vivirán como hermanos, no  haciéndose  mal y ayudandose recíprocamente por el sentimiento fraterno de la solidaridad. Entonces el fuerte será el apoyo y no el agresor del débil, y no se verán hombres desprovistos de lo necesario, porque todos practicaran la ley de justicia. Ese es el reino del bien que los Espíritus están encargados de preparar".

 
 El medio de se destruir el egoísmo 
Por la practica de la abnegación se combate la predominancia de la naturaleza corpórea, generadora del egoísmo. De esa forma el Espíritu triunfará sobre la materia.
 
En su lógica irrefutable, esclarecen los bienhechores espirituales que, de todas las imperfecciones humanas, "la mas difícil de desarraigar es el egoísmo, porque se liga a la influencia de la materia, de la cual el hombre, todavía muy próximo de su origen, no puede liberarse. Todo concurre para entretener esa influencia: sus leyes, su organización social, su educación. El egoísmo se enflaquecerá con la predominancia de la vida moral sobre la vida material y, sobretodo, con la comprensión que el espiritismo nos ofrece  en cuanto a nuestro estado futuro real y no desfigurado por las ficciones alegóricas. El egoísmo se funda en la importancia de la personalidad. Pues el espiritismo bien comprendido, hace ver las cosas desde tan alto que el sentimiento de la personalidad desaparece de alguna forma ante la inmensidad. Al destruir esa importancia, o por lo menos al hacer ver la personalidad en aquello que de hecho ella es, combate necesariamente el egoísmo".
 
 
El principio de la caridad y de la fraternidad se opone  al egoísmo 
Es por el contacto con los demás que el hombre experimenta del egoísmo de los otros y  por lo general lo torna  egoísta, porque siente la necesidad de  ponerse  a  la defensiva. 
 
En el contexto genuinamente cristiano, los buenos espíritus aseguran que solamente "el principio de la caridad y de la fraternidad debe de ser la base de las instituciones sociales, de las relaciones legales del pueblo para el pueblo y del hombre para el hombre, y este pensará menos en si mismo cuando vea que los otros lo hacen. Sufrirá, así, la influencia moralizadora del ejemplo y del contacto".
 
Explica Fénelon à Kardec: " por el actual desdoblamiento del egoísmo, es necesaria una verdadera virtud para abdicar de la propia personalidad en provecho de los otros, que en general no lo reconocen. Es a esos, sobretodo, porque  poseen esa virtud, que les está abierto el reino de los cielos; a ellos, sobretodo, está reservada la felicidad de los elegidos, pues, en verdad  os digo, en el día del juicio quien quiere que no haya pensado sino en si mismo será dejado de  lado y sufrirá en el abandono".
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Estudio elaborado sobre la condensación del cap. XII, Perfección Moral, del Libro de los Espíritus, de Allan Kardec, traducción de J. Herculano Pires, Editora EME.
 
Centro de Estudios Espiritas Paulo Apóstol


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" Muchos espíritus, que fueron políticos en la Tierra, están en una lastimable situación en la Vida Espiritual"
- Chico Xavier -

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ENFERMEDADES KÁRMICAS


La palabra karma viene del sánscrito, antiguo idioma hindú consagrado a los cultos en los templos iniciativos, y significa causa y efecto al mismo tiempo. Expresa la ley según la cual toda causa genera un efecto equivalente en sentido contrario, incluyendo el propio destino del hombre. 

Este concepto concuerda con lo que enseña Allan Kardec en el libro El Cielo y el Infierno, capítulo VII, ítem 9: “Toda falta cometida, todo mal realizado es una deuda que se ha contraído y que debe ser pagada. Si no lo es en una existencia lo será en la siguiente o siguientes, porque todas las existencias son solidarias las unas con las otras. Aquel que ha pagado en la existencia presente, no tendrá que pagar por segunda vez”. 

La misma connotación se encuentra en el Evangelio, cuando afirma: “En verdad, en verdad os digo que todo aquel que comete pecado es siervo del pecado.” (Juan 8, 34). Contraer deuda o ser siervo del pecado significa atarse a las faltas del pasado, mantenerse estancado sin condiciones de retomar el camino de la evolución espiritual. 

Uno de los recursos que la Naturaleza emplea para realizar la liberación de las faltas cometidas, es a través de enfermedades u otras modalidades de perturbaciones que pueden ocurrir en la misma existencia o en una existencia futura. De ese modo, se comprende que el karma no tiene la finalidad de castigar, sino de armonizar espiritualmente al ser humano, con la ley de la evolución, liberándolo de la estancación causada por las faltas cometidas. 

Todos los pensamientos, emociones, sentimientos y actos practicados por la persona, durante su existencia actual, generan karmas específicos que se suman al karma que trae de vidas pasadas, y cuyos efectos expresan el saldo favorable o desfavorable que incide en la vida presente. 

Ninguna casualidad rige el destino de las personas. Es la ley del karma que lo coordina todo, ajusta y realiza, en el nivel periespiritual, registrando tanto las acciones favorables como las desfavorables de la vida de cada uno. Si el dolor o el infortunio, sin causa aparente, llama a la puerta, no es debido al castigo de Dios, ni a la fatalidad de un destino cruel. Son, en la mayoría de las veces, el resultado de acciones inflexibles, según las cuales la cosecha de cada uno es obligatoria como resultado de lo que sembró en esta vida o en vidas anteriores, ya que el karma tiene la finalidad de reajustar a las criaturas a la armonía universal. 

La Ley del Karma puede entenderse como resultante de la Ley del Causa y Efecto, del retorno o reciprocidad, según la cual toda acción practicada tiene su retorno equivalente y en sentido contrario. Esta ley tiene su connotación en el Evangelio cuando afirma que “... y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16, 27). 

En la Naturaleza, esa ley es clara, y nadie espera coger maíz si plantó guisantes. Según la Ley del Karma, si la persona no tiene disciplina mental para controlar sus actos y cometer faltas durante su existencia, tendrá que enfrentar sus consecuencias en la propia vida o en una vida futura, pues las mismas se mantendrán registradas en el periespíritu y se manifestarán como problemas de retorno en esta existencia, como enfermedades o perturbaciones kármicas en una vida futura. 

Si la persona cometió alguna falta con relación a su propio organismo, perjudicándolo de diferentes maneras, como ocurre por el uso de drogas, entregándose a los vicios, a la concupiscencia y a los descuidos de su persona, o si perjudicó a los semejantes y, particularmente, a sus familiares, a los cuales tiene la responsabilidad de ayudar, o si lesionó, de alguna forma, la Naturaleza que le acoge dadivosamente, deberá recibir como retribución, algunas veces en la propia vida o, ciertamente, en la vida futura, el sufrimiento que le corresponde como forma de resarcir la referida falta, la cual está ligada por los vínculos de la Ley de Causa y Efecto 


- Juan C. Mariani-

Extraído del libro 
ENFERMEDADES DEL ALMA


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                                     MERCHITA NOS SALUDA


      " BUSCANDO LA PAZ INTERIOR"


Queridos amigos, hola buenos días,   muchas veces deseamos estar en paz, que no nos molesten, para pensar, reflexionar, para tranquilizarnos, y la  vida que vivimos ajetreada, y rodeada de hermanos que nos procuran, y que nos cabe atender, no nos lo permite. Muchas veces no es por los demás, es que no sabemos cómo conseguirlo, porque no es fácil desembarazarse de uno mismo, a veces, los complejos, las  rarezas que nos dominan, nuestras debilidades, nos hace parecer que estamos encerrados en una cárcel de tortura, pero la cárcel y el carcelero somos nosotros mismos que no hemos adquirido la capacidad de crear nuestro espacio interior, donde decidimos por nosotros mismos y no por los demás.
Olvidándonos de los instrumentos  interiores que  nos  armonizarían   en relación al prójimo y al Cosmos, con frecuencia nos exasperamos y desanimamos  ante los primeros impedimentos  que consideramos  insuperables.
Adaptados a las conquistas exteriores que son fáciles de conseguir, abandonamos   los propósitos iníciales  de conseguir la paz, dejando nuestra  postura dócil para entregarnos  a los beligerantes, pese a disfrazar la agresividad.
La Tierra  siempre ha vivido en guerra y las  Naciones apenas descansan, los conflictos  que surgen unas veces en un lugar, otras en otros, les han impedido el conseguir la preservación de la tranquilidad general.
A las violentas guerras le suceden los armisticios, que son pequeños periodos  de reposo, en los cuales los litigantes, recobran  fuerzas para nuevas luchas donde nuevos focos de destrucción aparecen por motivos injustificables y sin razón, como si hubiese alguno legitimo para las repugnantes batallas sangrientas.
Todo esto sucede porque el hombre  no tiene paz interior.
Desde el momento en que no son capaces de tolerarse unos a otros en pequeños grupos, no se encuentran en condiciones de respetar los tratados, por ellos mismos firmados, que esconden, solo apenas, su brutalidad que pasa a tener característica  de civilización y cultura.
Como consecuencia de ello,  la paz mundial es una utopía, por la falta de entereza  moral y pacificadora de la propia criatura.
Todo es resultado de sus apegos egoístas,  de sus fantasías  doradas, de sus pasiones y de su voluptuosidad por la dominación de los otros.
Aficiones, morales, emocionales, culturales, personales, a objetos, a razas, a grupos sociales, son las fugas del ego arbitrario ambicioso y loco responsable  por las disculpas  lamentables, que deterioradas, son los gérmenes de las guerras.
Ese estado psicológico, de transferencia y proyección de la sombra de la personalidad inmadura, es fruto de la confusión, de los múltiples intereses mezquinos a los cuales se aferra, desajustándose delante  del orden, de la naturaleza y de la vida.
Es indispensable una revisión del comportamiento humano, de un estudio profundo con respecto al silencio íntimo, así como de la armonía interior.
La mejor y única manera de lograrlo, es viajando al interior de si mismo, domando la mente impaciente, e induciéndola a la reflexión, al auto descubrimiento.
Todos somos esclavos de la mente. El Universo existe en razón de aquel que lo observa, de la mente que lo analiza, de la percepción con que lo abarca. Aquel cuya mente no dispone de ejercicio y lucidez, no se da cuenta de la realidad, que para el tiene otros contenidos y significados.
Cuando el ser es capaz de captar el contenido psíquico, constituye la conciencia lucida y el silencio se torna de gran importancia para esa conquista.
El silencio interior es hecho de paz y de plenitud, cuando el ser comprende  el significado de su vida y la gravedad de su conducta en relación  a los demás miembros que forman el cosmos.
Hoy en día  para vincularse  la una a la otra la Ciencia  se une a la Religión, pasando a contribuir para la felicidad humana sin enfrentamientos.
La Psicología Transpersonal, que estudia los estados alterados de conciencia,  para ir más allá de la conciencia en sí misma, facilitó la unión de las técnicas del oriente con la razón del occidente, favoreciendo el entroncamiento de Eros  y Logos en beneficio de la individualidad plena del ser.
Ahora la fe y la razón marchan vinculadas, contribuyendo para el surgimiento del ser feliz. El silencio interior constituye el gran intermediario de la paz, que proviene de esa unión, ya que desarrolla en la criatura  el sentimiento del amor. Amor  a Dios, amor a si mismo amor al prójimo, convirtiendo este amor en el producto alquímico que diluye  el odio,  que vence las barreras  que impiden  la fraternidad y la inunda con recursos y contenidos psíquicos que liberan.
El apego egoísta, superado, cede lugar a la generosidad, a la entrega  y el individuo, libre de ataduras, en silencio íntimo, emprende la gran experiencia de vivir el mismo en armonía con las Leyes  de la Vida. Esto es porque el nivel  más elevado de la conciencia, en la gradación humana, es el cósmico, que es el resultado de la identificación entre si y el Universo, sumergiendo el pensamiento en Dios y realizándose totalmente.
Amigos aprendamos a buscar la paz, todos necesitamos descansar, meditar, reflexionar, hasta el mismo Jesús en ciertos momentos de Su paso por la Tierra, necesito de retirarse para Hablar con El Padre, para Orar por nosotros, podía haberlo hecho con Sus Discípulos, pero no fue así. Toda criatura en momentos dado de su vida, necesita de escapar de su mundo exterior, por unos momentos, y recapacitar, verlos su mundo desde fuera, para de nuevo, después de haberlo hecho, volver de nuevo a su mundo y luchar con más luz y discernimiento.

Amigos mis mejores deseos para este fin de semana que Dios nos bendiga. Merchita  

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                                LABORIOSIDAD

Laboriosidad procede del termino latino labor (trabajo, tarea, fatiga). De ahí el adjetivo laborioso (difícil, esforzado, complejo), los verbos labrar (conseguir algo con esfuerzo), elaborar, colaborar.
Como podemos apreciar, el tema que nos ocupa, nos da una interpretación muy clara de lo que representa para todos nosotros el hecho de forjar nuestra personalidad dentro de los valores humanos. Es un trabajo laborioso, que hemos de llevar a cabo durante muchas vidas, hasta que hayamos arrancado de raíz nuestras imperfecciones, y sólo alberguemos en nuestro interior cualidades positivas.
Hemos mencionado antes “arrancar de raíz”, siendo esta la expresión que más claridad arroja para comprender el trabajo que se debe realizar con nuestros defectos morales, ya que estos no dejarán de entorpecernos y llevarnos a caminos equivocados hasta que no los eliminemos del todo, y esto sólo se consigue con mucho esfuerzo y como fruto de un trabajo constante y sin tregua. Los defectos se pueden llegar a controlar, puesto que sabemos que los tenemos, y se pueden ir reduciendo trabajando en el sentido contrario, siempre y cuando estemos determinados a transformar nuestro estado íntimo en un estado de limpieza y sinceridad en todos nuestros actos, pero no hemos de confiarnos nunca pensando que hemos eliminado del todo un defecto que era significativo en nuestro comportamiento, porque siempre puede quedar parte de él camuflado y la raíz no haber sido arrancada.
Es muy atrevido confiarse creyendo que por el trabajo de unos meses o de años hemos conseguido eliminar un defecto, que quizás llevábamos arrastrando muchos siglos y existencias, por lo tanto, hemos de hacer lo contrario, no solamente dominarlo y controlarlo, sino estar siempre en guardia para que no nos juegue una mala pasada.
Para toda aquella persona implicada en un trabajo de índole espiritual, ésta es la tarea que nunca ha de descuidar, ya que a mayor control y esfuerzo por eliminar sus imperfecciones, mayores logros conseguirá en el campo espiritual, ya que sus objetivos no se verán manchados por sus intereses personales y tendrá en todo momento una ayuda espiritual positiva que le guiará sus pasos y le dará todo tipo de facilidades para culminar con éxito sus emprendimientos.
Muchas personas se olvidan quizás de lo laboriosa que es la vida espiritual, que recordamos que no es otra cosa que la mejora de uno mismo (eliminación de raíz de las imperfecciones), y la ayuda a sus semejantes (de forma altruista y desinteresada), y para llevar a cabo esto hace falta una buena dosis de entusiasmo, sin la cual con el tiempo no le vemos sentido a lo que estamos haciendo, nos aburrimos, nos cansamos, nos vuelven a salir las viejas tendencias del pasado, la comodidad, y con ello el ambiente material en el que vivimos nos arrastra de nuevo a vivir una vida normal, sin compromisos, y sin implicarnos. Con lo cual vemos lo importante que es mantenernos con ese entusiasmo y dinamismo que sólo viene como fruto del trabajo del día a día, que no nos deja dormirnos, sino tratar de alcanzar nuevas metas, aunque éstas sean pequeñas, pero nos permiten ver un nuevo horizonte y lo mucho que queda por hacer.
El hecho de conseguir algo bueno para nosotros mismos, e implicarnos en llevar a cabo nuestra vida dentro de unos parámetros espirituales requiere también estar convencido a fondo de que es eso lo que queremos. Hay que ser valiente en nuestra sociedad para nadar contra corriente, para creer en algo en lo que la mayoría no cree, o simplemente para plantearse vivir sin egoísmo y sin maldad, que son la base de casi todas las relaciones humanas y sociales, aunque esto no se reconozca abiertamente, todos sabemos que es así. Hace falta estar convencido, tener fe y sentirlo, porque si no, no podemos sacar la valentía que se requiere para dar ese primer paso y después comprometernos y responsabilizarnos de efectuar una serie de cambios en nosotros, cambios que son imprescindibles para acoplarnos a un grupo y colaborar con él en la ejecución de objetivos a conseguir.
Cuando sabemos que es lo que queremos hemos de prepararnos con las herramientas adecuadas para llegar a ese fin, y hemos también de descartar todo aquello que va a suponer un peso y un entorpecimiento en nuestro caminar, si no lo hacemos así sabemos que a la larga no vamos a poder resistir sucumbiendo por falta de capacidad y los buenos planteamientos no van a ser suficientes. La convicción nos va a dar la seguridad suficiente para quitarnos todo el lastre que pueda estancarnos en nuestro cometido, la valentía nos va a lanzar a ese trampolín y el coraje debe ir unido también a estas cualidades, para que seamos lo suficientemente fuertes a la hora de afrontar retos duros, o serios obstáculos que se puedan presentar. No todo está tan claro para saber qué tenemos que hacer, no siempre vemos los caminos que hemos de seguir señalados con una flecha, y nuestros defectos juegan siempre al acecho para llevarnos por el camino más fácil. Por experiencia sabemos que el camino más fácil no siempre es el mejor, sino todo lo contrario. No todo en la vida se nos da hecho, somos nosotros quienes hemos de recorrer el camino y superar mil y una dificultades. En muchas ocasiones, tanto en la vida material como en la espiritual, el mérito y el éxito vienen a consecuencia de haber sabido superar la dificultades con tesón, siendo constantes en el trabajo, no habiendo perdido nunca la fe y poniendo ese coraje que hace falta para conseguir algo que veíamos muy lejano y que a la mayoría de las personas, por no gustarles el trabajo fatigoso, enfrentarse a problemas, etc…, abandonan y no llegan a conseguir nunca nada.
La vida espiritual es de lo más laborioso que existe en la existencia humana, porque nunca termina, siempre hay algo que hacer, a cada momento se nos pueden presentar pruebas, actuaciones, pensamientos, etc…, y no podemos quedarnos parados, tenemos que reaccionar de la mejor forma posible y hoy mejor que ayer, si no es así no existe el progreso para nosotros. Es por ello que hemos de estar atentos a nuestra conducta y atentos a no quedarnos atrás en el camino de la superación personal, fijándonos en los avances que consiguen otros, en las nuevas ilusiones que se proyectan, en las posibles metas que podemos trazarnos. Debemos de hacerlo así porque si no hay un fin que alcanzar todos los buenos planteamientos se vienen abajo, el trabajo es el alimento del espíritu y el amor su objetivo final, y para ello hemos de estar en constante movimiento a fin de tener siempre algo por lo que luchar.
Laboriosidad por:  Fermín Hernández Hernández
 1999 Amor, paz y caridad
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