martes, 9 de mayo de 2017

Espiritismo, versus Sincretismo



 Orden del día :

-Espiritismo, versus sincretismo
-Dios, Espíritu y materia-
- Algunos médiums célebres en la historia
- Análisis sintético de la obra de Allan Kardec


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          ESPIRITISMO VERSUS SINCRETISMO

Cuando me inicié en el estudio de la Doctrina espírita, recuerdo cómo empecé absorbiendo en dos largas noches “El libro de los espíritus”, lectura aderezada por la melodiosa voz de mi madre, que desde el otro lado, me invitó con dulzura a introducirme en un mundo tan fascinante.
Tras unas semanas, en las que intenté con energía procesar esa información tan valiosa y esencial que había llegado a mis manos, pasé a instruirme en el resto de la codificación hasta completar toda la obra del genial Allan Kardec.
Después, llegó el tiempo de un León Denis maravilloso, tan diáfano y tan didáctico que resultaba un auténtico placer leer sus escritos. ¡Dios mío, qué pluma tan esclarecedora entre sus dedos! Si Rivail, con la ayuda de la espiritualidad, diseñó y firmó el plano de la obra, Denis la acondicionó y la hizo habitable para que se pudiera vivir en ella y acoger a todos los que quisieran entrar en su interior. Meses más tarde, descubrí a Amalia Domingo Soler, la cual me cautivó con su estilo sencillo y atractivo, capaz de hacer interesante el Espiritismo hasta para las mentes más materialistas. Con los conceptos ya más claros, me introduje con posterioridad en el apasionante mundo de los libros psicografiados, elaborados bajo la intercesión de autores tan reconocidos como Chico Xavier, Divaldo, Ivonne Pereira, Abel Glaser y otros. Estos últimos, fueron los que mostraron y abrieron las puertas de la casa del Espiritismo al resto del orbe y fue entonces cuando la gente, en un número no conocido antes, abandonó la ignorancia y empezó a descorrer el velo de la increíble sabiduría y enseñanza moral que destilaban las gotas filtradas de la Doctrina.
 Tras empaparme bien de todo este compendio de sapiencia, empecé a trabar amistades que compartían mis mismas creencias y objetivos y con los cuales me sentía muy a gusto. Sin embargo y para mi sorpresa, al contactar con algunos hermanos del continente americano comenzaron a surgir algunas dudas en mi interior. Muchos de ellos insistían con frecuencia en mencionar la expresión “Espiritismo kardecista”, como si quisieran poner un punto de distinción en sus ideas y también una diferenciación con respecto a otras supuestas “formas” de Espiritismo. A mí, esto me causaba un cierto estupor, pues desde mis inicios no contemplaba la posibilidad de que existieran otro tipo de postulados que los aportados desde 1857 por el Codificador, a través de aquellas famosas reuniones en las que compilaba todo el saber que el Espíritu de la Verdad le iba revelando con la aquiescencia de Jesús y de nuestro Creador. Una semana cualquiera, llegó a mis oídos el dato de que incluso existía un grupo o corriente “dentro” de la Doctrina que había optado por suprimir la parte moral del Espiritismo para limitarla exclusivamente a su vertiente científica, es decir, al estudio y análisis de la información recogida en el contacto con los diversos espíritus. Reconozco que me sentía aturdido, pues todo esto me sonaba a unidad disgregada, a grupo que pierde su fuerza de cohesión debido a la aparición de numerosos corpúsculos que debilitan una concordancia desde la que se parte cuando se inicia un recorrido. No dejaba de resultar algo curioso pero salvando las distancias, me recordaba al gran Alexander Fleming, aquel que pasó años y años investigando hasta que dio felizmente con la fórmula de la penicilina. Pues bien, aquello se asemejaba a como si él, tras su genial descubrimiento, hubiera decidido no aplicarlo para combatir las enfermedades infecciosas de los demás, argumentando que el límite de su misión estaba tan solo en el hallazgo del producto, mas no en su puesta en práctica o en su tratamiento a los pacientes. No hace falta decir la de millones de vidas que se hubieran perdido si este médico se hubiera limitado a conservar su “solución” antibiótica en las paredes de su laboratorio o las consecuencias que se habrían derivado para la salud mundial si este remedio no se hubiera extendido entre la población.
 Confieso que desde mis inicios, siempre entendí y estuve de acuerdo en que el Espiritismo era ante todo ciencia, filosofía y moral y que sin estos tres pilares, difícilmente podría llegar la Doctrina a cumplir el objetivo que en su día previeron los sabios espíritus, coordinados por Jesús desde las alturas. Tenía meridianamente claro que sin estudiar con empeño no iba a arribar a ninguna parte pero también, que sin poner en práctica esos conocimientos aprendidos, me postraría en la más espesa mediocridad al permanecer estancado, pues la reforma moral íntima se constituía en el fin más sublime hacia el que debía transformarse todo el Espiritismo versus sincretismo proceso de formación previa. Como le expresé una vez a un amigo, era como si tuviera en mis manos los mejores ingredientes culinarios jamás vistos pero como si nunca me decidiera a encender el fuego para cocinar con ellos y elaborar así un magnífico plato. Por todo esto y desde el más absoluto respeto a las creencias y puntos de vista que cada hermano mantiene, existe algo en mi interior que me impele a intervenir en este asunto. Yo estudié psicología y sé lo que es la recogida de datos, la observación y la experimentación unido a la aplicación de una serie de principios y por esta razón, he tenido siempre la seguridad de que, en muchas ocasiones, saber lo que ES algo implica primero conocer lo que NO es. En este sentido y con la consideración debida hacia cualquier opinión no concordante con la mía, expongo:
 1.Que en el Espiritismo, la parte que atañe al conocimiento no puede separarse de las implicaciones morales que conlleva, todo ello atendiendo a los postulados expuestos por Jesús en su día, espejo donde el ser humano ha de mirarse, por lo que deben caminar juntos de la mano si lo que realmente pretendemos es que la Doctrina nos conduzca a la evolución.
 2.Que en el Espiritismo, no se usan altares, ni imágenes, esculturas o pinturas que sirvan para atraer la atención del público.
 3.Que los espíritas no se visten de blanco ni de ningún otro color, al igual que tampoco existen trajes ceremoniales.
 4.Que no efectuamos bailes o danzas ni rituales para entrar en “trance” y comunicarnos con los espíritus.
 5.Que no se utilizan bebidas, brebajes o sustancias que ayuden en la práctica espírita.
 6.Que en el Espiritismo no se usan elementos como el incienso, la mirra u otros que creen una “atmósfera” especial.
 7.Que tampoco se cantan o recitan letanías ni himnos de ningún tipo.
 8.Que no existen sacramentos ni por supuesto se administra ninguno de ellos.
 9.Que el espírita no precisa en su vida de una terminología cifrada o de palabras enigmáticas, sino que se vale de un lenguaje tan sencillo y tan claro como el que empleó el Codificador.
 10.Que en el Espiritismo no existen intereses materiales o comerciales de por medio ni se aceptan pagos o cobros por las buenas obras llevadas a cabo para con el prójimo.
 11.Que el Espiritismo no contempla el uso de talismanes ni amuletos ni de recitaciones o fórmulas milagrosas realizadas a modo de rito, salvo la oración que cada ser efectúa desde su corazón.
 12.Que la Doctrina tampoco tiene ninguna relación con la confección de horóscopos, ni con la cartomancia o cualquier otra forma de adivinación o previsión del futuro.
 13.Que no existen escenificaciones o puestas en escena que sirvan para impresionar a personas o grupos de personas.
 14.Que el espírita tampoco realiza “trabajos” mágicos, ni utiliza objetos de apoyo como velas, ni “arregla” la amistad o enemistad entre los individuos ni efectúa sacrificio alguno de animales.
 15.Por último, el Espiritismo carece de sacerdotes, clero, intermediarios o como quiera denominarse y por supuesto, desconoce de jerarquía o de relaciones de jerarquía entre sus miembros. Es posible que por olvido, haya omitido algún matiz de lo que a mi entender, NO es el Espiritismo, pero aunque a algunos pueda sorprenderle el contenido de la lista enumerada, la cual parece extraída de épocas ya superadas en la historia del hombre, yo también me llevé una gran sorpresa cuando constaté que existen personas y grupos, que por las razones más diversas, todavía piensan que estas prácticas forman parte constituyente de la Doctrina espírita, cuando esta se distingue ante todo por su racionalidad y sentido común, aspectos que la hacen tan sugestiva e inigualable.

De verdad y haciendo uso de la razón de la que Dios dotó al ser humano ¿alguien puede pensar seriamente que el uso de un objeto, sustancia, bebida, elemento, ropa, palabra mágica, canto, recitación, danza, adivinación, escenificación o cualquier tipo de ritual en el que podamos pensar va a hacernos mejores personas? ¿Va a cambiar nuestras vidas hasta el punto de transformar nuestro estado moral? ¿Va a permitirnos aumentar nuestro caudal de conocimientos? En definitiva, ¿acaso el empleo de alguna de las cosas citadas va a acelerar nuestra evolución o va a facilitar nuestro progreso? Si podemos responder a esta pregunta con sinceridad y escuchando la voz de la conciencia, ya estamos en el camino correcto, aquel para el que vinimos a esta tosca dimensión, es decir, para “nacer, morir, renacer y progresar, tal es la ley”.

 Todo esto, que a grandes rasgos podríamos englobar en la expresión que comúnmente se conoce con el nombre de “sincretismo”  queda claro qué NO es el Espiritismo, insisto, al menos desde mi punto de vista y acorde a los principios que siempre estudié. Muchas veces, cuando alguien que se inicia por primera vez en nuestra maravillosa filosofía me pregunta para que le defina con un mensaje simple lo que es el Espiritismo, yo le digo que en verdad, este no es más que el cristianismo original promulgado por el Maestro de Nazaret a su paso por la esfera física, pero al que se le han añadido una serie de consideraciones que en el siglo XIX sí pudieron establecerse y no en su época, debido a las limitaciones cognoscitivas y morales que poseía el ser humano por aquel entonces. Entre esos postulados que aportó el espíritu de la Verdad a lo promulgado por Jesús y de forma muy resumida, están: la explicación clara y rotunda a lo que ocurre más allá de la muerte, la cuestión de la reencarnación y la descripción de las leyes divinas y por supuesto y a través de la Doctrina, el hallazgo de un sentido definitivo a la vida humana.

 Podremos hablar de todo tipo de manifestaciones, de múltiples procedimientos y de numerosos rituales, pero todo ello, NO es Espiritismo, al menos el que yo conocí, con el que me inicié y aquel que cambió mi existencia para siempre.

El Espiritismo supone un eterno aprendizaje de conocimientos y señala a la vez el camino moral que todos debemos emprender desde el más feroz e instintivo salvajismo hasta las cotas más transformar nuestro estado moral? ¿Va a permitirnos aumentar nuestro caudal de conocimientos? En definitiva, ¿acaso el empleo de alguna de las cosas citadas va a acelerar nuestra evolución o va a facilitar nuestro progreso? Si podemos responder a esta pregunta con sinceridad y escuchando la voz de la conciencia, ya estamos en el camino correcto, aquel para el que vinimos a esta tosca dimensión, es decir, para “nacer, morir, renacer y progresar, tal es la ley”.

 Todo esto, que a grandes rasgos podríamos englobar en la expresión que comúnmente se conoce con el nombre de “sincretismo” , queda claro qué NO es el Espiritismo, insisto, al menos desde mi punto de vista y acorde a los principios que siempre estudié. Muchas veces, cuando alguien que se inicia por primera vez en nuestra maravillosa filosofía me pregunta para que le defina con un mensaje simple lo que es el Espiritismo, yo le digo que en verdad, este no es más que el cristianismo original promulgado por el Maestro de Nazaret a su paso por la esfera física, pero al que se le han añadido una serie de consideraciones que en el siglo XIX sí pudieron establecerse y no en su época, debido a las limitaciones cognoscitivas y morales que poseía el ser humano por aquel entonces. Entre esos postulados que aportó el espíritu de la Verdad a lo promulgado por Jesús y de forma muy resumida, están: la explicación clara y rotunda a lo que ocurre más allá de la muerte, la cuestión de la reencarnación y la descripción de las leyes divinas y por supuesto y a través de la Doctrina, el hallazgo de un sentido definitivo a la vida humana.

 Podremos hablar de todo tipo de manifestaciones, de múltiples procedimientos y de numerosos rituales, pero todo ello, NO es Espiritismo, al menos el que yo conocí, con el que me inicié y aquel que cambió mi existencia para siempre.

El Espiritismo supone un eterno aprendizaje de conocimientos y señala a la vez el camino moral que todos debemos emprender desde el más feroz e instintivo salvajismo hasta las cotas más elevadas del actuar ético. Lo que debe quedar claro, es que si nuestra construcción está edificada sobre pilares fuertes y adecuados, esta sobrevivirá permaneciendo firme y duradera en el tiempo. Esto concuerda con lo que Jesús expresaba, cuando decía que había que construir la casa sobre cimientos en la roca pero que si no se ponían sus palabras en práctica, sería como edificar la casa sobre arena, por lo que la crecida del río se la llevaría y arruinaría (Lc 6, 46-49).

 Para terminar, y aunque comprendo totalmente a los hermanos que siguen empleando la expresión “Espiritismo kardecista”, yo no la voy a utilizar, tal vez porque llevo el apellido del codificador grabado en mi corazón desde que él me tendió su amistosa mano en un gesto que renovó mi vida de forma imperecedera. Para mí, la Doctrina es Una, a secas.
José Manuel Fernández

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                  Dios, Espíritu y Materia 

J Herculano Pires 

Para entender mejor la expresión Dios en espíritu y materia, que usé en el capítulo anterior – y entender mejor el problema de la experiencia de Dios en el tiempo -, considero necesario tratar los principios de la cosmogonía espirita, en la cual se integra la teoría de la génesis y formación del espíritu. El contrasentido de la afirmación bíblica de que Dios creó al mundo de la nada –que tanto trabajo ha dado a los teólogos-, es explicado en la Revelación Espirita por la teoría de la trinidad universal. Dios, el Ser Absoluto, es la fuente de toda la Creación. Existiendo esa fuente única, es lógicamente necesario admitir un medio en que ella exista. Ese medio, que sería el espacio vacío, fue considerado la nada. Para considerar lo absoluto en un plano relativo, como el nuestro, es preciso usar expresiones relativas. 

La concepción espirita del Cosmos no admite la existencia de la nada. El Universo es pleno, es una plenitud, no habiendo en él ninguna posibilidad de vacío. Esta teoría espirita de la plenitud está siendo confirmada hoy por la investigación científica del Cosmos. Las regiones siderales que podríamos considerar vacías se nos muestran como campos de fuerzas, cargados de energías que no perciben nuestros sentidos. Ese PRE – universo energético sería lo que Buda definió como el mundo siempre existente, que nunca fue creado. Pitágoras, en su filosofía matemática, consideró a Dios como el número uno, que desencadeno la década. El UNO, número primero, existía inmóvil y solitario en lo Inefable – en aquello que para nosotros sería la nada -, y en tal caso la nada sería la inmovilidad absoluta. Hubo en cierto momento cósmico, no se puede saber como ni por qué, un estremecimiento del número 1, que de tal manera produjo el 2 y, seguidamente, los demás números hasta el l0. Completándose la década, tuvimos el Todo, la Creación se realizó por si misma, el Universo había surgido, y con él el tiempo. Es indudable que no disponemos de recursos para investigar los primeros orígenes, y todas las teorías no pasan de tentativas de explicaciones lógicas, destinadas a proporcionamos una base alegórica e hipotética para una posible concepción del misterio de la Creación. 

El Espiritismo sustenta la posibilidad de conocer la verdad al respecto, cuando hayamos desarrollado las potencialidades espirituales que nos elevan por encima de la condición humana. Mientras ellas no sean alcanzadas, esas hipótesis deben servir para mostrarnos que disponemos de capacidad para ir más allá de los límites del pensamiento dialéctico, más allá del pensamiento inductivo basado en el juego de los contrastes. 

Por tanto, no podemos aceptar la alegoría bíblica de la Creación al pie de la letra, como verdad revelada, ni refutarla orgullosamente con la arrogancia del materialismo. En la actitud del creyente tenemos la ingenuidad, y en la posición del materialista nos hallamos con la arrogancia del hombre, ese pedacito de fermento pensante, como decía el lobo de mar que fue Jack London. 

El espiritualismo simplista y el materialismo atrevido constituyen los dos polos de la estupidez humana. El buen sentido, que es la regla de oro del Espiritismo, nos libera de los estúpidos y nos ofrece la posibilidad de lograr la sabiduría sin mucho barullo, ni disputas inútiles. 

Partiendo del presupuesto de que el mundo debe tener un origen y aceptando la idea de que fue creado por Dios -pues así lo afirman todos los Espíritus superiores que se refieren al asunto y que revelan una sabiduría superior a la nuestra-, el Espiritismo admite que la fuente inicial es una inteligencia cósmica. Mas, ¿por qué una inteligencia y no un centro de fuerzas casualmente aglutinadas en el caos primitivo? Porque el Universo se muestra organizado inteligentemente en todas sus dimensiones, hasta donde podemos observarlo. Seria ilógico y absurdo suponer que esa inteligencia manifestada en la estructura universal -aun en los detalles más pequeños e inaccesibles a la investigación científica, desde las partículas atómicas hasta los genes biológicos y sus códigos admirables-, sea resultado del simple acaso. Ninguna cabeza equilibrada podría admitir tal cosa. 

La teoría espirita -teoría y no hipótesis, pues ya probó su validez por medio de todas las investigaciones posibles- puede ser resumida en este axioma doctrinario: No hay efecto inteligente sin causa inteligente, y la grandeza del efecto corresponde a la grandeza de la causa. 

Ubicando al problema de esta manera, su ecuación se hace más fácil. El Espiritismo la elabora en términos dialécticos: La fuente inicial, Dios, existiendo en un medio inefable, constituido de materia dispersa en el espacio, emite su pensamiento creador que aglutina y estructura a la materia. Tenemos, así, la trinidad universal que las religiones presentan de una manera antropomórfica. Esa trinidad no está formada por personas, sino de sustancias regidas por una Inteligencia, con la cual se integra esta tríada: Dios, espíritu y materia. 

El espíritu que la constituye no es una entidad definida, sino el pensamiento de Dios que se expande por el Cosmos en forma de sustancia. Esa sustancia espiritual penetra el océano de materia rarefacta y dispersa, aglutinando sus partículas y estructurándolas para la formación de las cosas y de los seres. De la tesis espiritual y de la antítesis material resulta la síntesis de lo real: El mundo creado por un poder inteligente. 

¿Cuál es la razón de ser, el objetivo, la finalidad y el sentido de esa Creación? El Espiritismo admite que no podemos conocer todo eso en nuestro actual estado de desarrollo, pero podemos, por medio de nuestra inteligencia humana, indagar, inquirir, investigar y llegar a resultados lógicamente posibles. Los datos científicos de la geología, por ejemplo, nos muestran a la Tierra como el resultado de un largo proceso de formación, en el cual es evidente la intención de alcanzar un tipo de perfección en todas las cosas y todos los seres. Las formas imprecisas y grotescas de las primeras edades del planeta se van perfeccionando durante el transcurso del tiempo, en una sucesión nítida de fases de elaboración singular. Los datos de la antropología nos revelan el perfeccionamiento del hombre en las sucesivas civilizaciones, partiendo de la vida selvática. Los informes que nos brinda la psicología descubren las ansias del alma humana en la búsqueda incesante de trascendencia, de superación de su condicionamiento orgánico material. Las concepciones de la estética revelan el sentido de la belleza, perfección y equilibrio que rige el desenvolvimiento individual y colectivo del individuo y de la especie. 

Gustave Geley, en su libro: Del inconsciente al consciente, nos propone una visión dialéctica del mundo en que las cosas se transforman en seres y estos avanzan en dirección a la conciencia. Es la misma visión de la teoría dialéctica de Hegel. Oliver Lodge considera al hombre actual como un proceso en desarrollo. El Existencialismo, en sus diversas escuelas, encara al hombre como un proyecto, un vector que se lanza en la existencia tras la búsqueda de la trascendencia. Para Sartre, el hombre se frustra en esa búsqueda y se hace nada en la muerte, se reduce a la nada. Para Heidegger, el hombre se realiza en el trayecto de la existencia y se completa en la muerte. Para Jaspers, el hombre consigue trascender en dos sentidos: El horizontal, en la relación social, y el vertical, en la búsqueda de Dios. 

Para León Denis, todo el proceso de transformación se explica por esta frase genial: El alma duerme en la piedra, sueña en el vegetal, se agita en el animal y despierta en el hombre. Para Kardec, la trascendencia humana nos lleva al plano de lo angelino, pues los Ángeles no son otra cosa que Espíritus que superaron las condiciones de inferioridad de la humanidad. 

Tenemos, de tal manera, al Universo con la multiplicidad de sus mundos desplazándose por el espacio sideral, de sus soles y de sus galaxias, como un flujo permanente de fuerzas en transformación incesante, los que llevan por finalidad la formación de seres y su elevación a condiciones divinas. Solo la hipótesis de Sartre admite la inutilidad como finalidad universal. 

Los Espíritus superiores desmienten y rechazan -en sus comunicaciones- esa hipótesis negativa, sustentando en cambio la naturaleza teleológica del Universo. Consideran a la Creación como un gigantesco proceso que solo puede ser definido como el fiat en su fase inicial, cuando la Mente Suprema emite su pensamiento para unir con la emanación de su Espíritu a la materia dispersa. 

Después de ese instante creador, desencadénase el tiempo y es en él que el proceso creador se va desarrollando lentamente a través de los milenios. Pero la superioridad de esos Espíritus no es evaluada por medios o métodos místicos, sino a través de verificaciones racionales. Los Espíritus superiores no enseñan solamente a través de las ideas, sino también de los hechos. Prueban, a través de la producción de fenómenos paranormales, que poseen una ciencia superior a la nuestra, un conocimiento del espíritu y de la materia que estamos lejos aun de alcanzar, así como una comprensión de Dios que supera en mucho a nuestras interpretaciones antropomórficas de la Inteligencia creadora. Además, sus previsiones se confirman de una manera rigurosa, demostrando que poseen recursos de futurología mucho más avanzados y seguros que los nuestros. Sus enseñanzas, sin embargo, guardan relación con nuestros conocimientos, desarrollándose en una forma más completa en la medida que nuestro progreso les permite hablarnos al respecto sin provocar dudas o confusiones en nuestra mente. 

La relación de Dios con el Universo no nos es ofrecida bajo forma de misterio, sino de una realidad verificable. En la Tierra, el hombre representa el punto culminante del proceso evolutivo. La creación del hombre a imagen y semejanza de Dios es explicada en términos espirituales, dado que el hombre es el único ser terreno que posee mente creadora, pensamiento productivo y continuo, psiquismo refinado y complejo, capacidad de percepción y de intuición que le permite penetrar en la esencia de las cosas, ultrapasando su apariencia ilusoria. Creado así, como reflejo de la Divinidad, el hombre se liga a Dios no solo por los lazos del acto creador, sino también por afinidad psíquica y espiritual. Es un heredero de Dios y coheredero de Cristo -como expresó San Pablo-, que se prepara para recibir la herencia del futuro. 

La relación del hombre con Dios comienza, por tanto, mucho antes que aquél se defina como criatura humana. Desde el momento en que el pensamiento de Dios se une a la materia para modelarla, y en las fases subsecuentes, en que el espíritu y la materia se funden en las formas sustanciales de que trató Aristóteles, la relación de Dios con el hombre se cumple en un progreso constante. Cuando se estructura la conciencia humana en el ser en evolución, la marca de Dios está allí presente, en la ley de adoración, que es el sentimiento innato de su filiación divina y que se ha de manifestar en el sentimiento religioso, base de todas las experiencias religiosas de la humanidad. Tenemos que dividir el concepto de la experiencia de Dios, en el que tanto se apoyan las religiones formalistas, en dos tipos bien definidos de experiencia: La de Dios, que comienza en el fiat, como elemento ontogénico -elemento constitutivo de la propia génesis del hombre-, y la religiosa, que corresponde a las tentativas de una toma de conciencia de Dios a través de formulaciones religiosas, de rituales, institución de iglesias, sistemática litúrgica y sacramental, organización clerical y ordenaciones y elaboración dogmática. Confundir la experiencia genética de Dios con la experiencia formal de la vivencia religiosa es característico del pensamiento superficial que, con facilidad, se acomoda al juego de las apariencias de las instituciones humanas. 

Dios, espíritu y materia integran el triángulo fundamental de toda la realidad. La omnipresencia de Dios no implica el misterio de una persona sobrenatural que se dispersa en las cosas, sino que es la participación del pensamiento de Dios en todo, desde la formación del átomo hasta la génesis de la conciencia. Entendiendo que el espíritu y la materia son los dos elementos estructurales de la realidad, comprendemos que Dios está presente en todas las partículas del Universo, como poder creador, omnisciente, controlador y mantenedor de todo el equilibrio universal. Dios penetra al mundo y está en él, como la savia en el vegetal, pero no se reduce a él, pues permanece inalterable como la fuente de la que todo emanó. 

La ciencia actual está llegando muy rápidamente a esa constatación. Decía el físico nuclear Arthur Compton -en su ensayo sobre el lugar del hombre en el Universo-, que descubrimos la energía por detrás de la materia, mas ya comenzamos a percibir que por detrás de la energía existe algo más, que parece ser el pensamiento. 

La unidad, la coherencia, la perfección de esa concepción espirita del hombre y del mundo pasan desapercibidas entre el tumulto de las teorías absurdas que -como escribió Charles Richet-, obstaculizan el camino de nuestra ciencia. Mas, parece ya muy próximo el momento en que el camino va a quedar libre de tales obstáculos. 

En esa concepción admirable, no hay lugar para el equívoco enfrentamiento, contradictorio y absurdo, de Espiritualismo-Materialismo, en que nos debatimos hasta ahora. Espíritu y materia aparecen siempre unidos, interligados e interactuantes en la dialéctica de la Creación. Y la negación de Dios -como observó Descartes-, es tan absurda como pretender excluir al Sol del sistema solar. 

J. Herculano Pires

                                                     
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       Algunos Médiums célebres en la historia 

      Se podrían mencionar a muchos que pasaron a la historia por  ser médiums; otros aún viven actualmente entre nosotros y poseen enormes capacidades mediúmnicas.
     Existen documentos mediúmnicos que bucean  en la Historia, que podrían suponer fuerte apoyo espiritual y religioso para las Iglesias Cristianas.                      
       
 Por ejemplo, Francisco de Asís, protagonizó fenómenos de carácter luminoso; Lutero, con sus visiones; Teresa de Avila con sus admirables desdoblamientos;  Geraldina Cummins, que fue médium psicógrafa, asombró en Inglaterra a teólogos, sacerdotes católicos, pastores evangélicos e historiadores, con sus relatos históricos, aportando detalles desconocidos del Apóstol Pablo.
         En la historia de la Iglesia Cristiana, lo  fueron  San Adrián, San Agustín, San Amós, San Antonio de Padua, San Andrés  de Cupertino, San Ezequiel,  San Felipe Neri, etc.;  asimismo la más célebre médium
que ha pasado a la historia durante la  Edad Media,  Juana de Arco; también lo fueron  Jesús de Nazaret, San Pablo y los demás discípulos; San Vicente Ferrer, etc.etc.
         Otro famoso médium lo fue Ernesto Bozzano, el cual  relata también los hechos de Saulo o Pablo de Tarso, en una hermosa monografía titulada: ”Literatura de Ultratumba”.
        Ernesto Renán también pasó a la celebridad por haber psicografiado  otra obra titulada: “Los escritos de Cleofás”, en donde se relatan variados aspectos de  la Iglesia primitiva, y de la actuación contra los cristianos de Saulo, antes de ser Pablo de  Tarso.                    
       Emmanuel Swedemborg, famoso  vidente
 sueco,considerado como uno  de los precursores del Espiritismo,  describió  para la mentalidad y concepción de su época, y estando fuera de su cuerpo físico, las formas de vida en otros planos espirituales. Fue un médium casi perfecto en cuanto a su capacidad de recibir Verdades  Superiores.  
       Daniel Dunglas Home, además de certero vidente, produjo  fenómenos de efectos físicos muy espectaculares y portentosos, tal como levitaciones, estancias sacudidas por un   trueno,apariciones de manos misteriosas, etc;    por más que se le  investigó, no fue sorprendido jamás en ningún fraude, y asombró con sus prodigios a personas tan
diversas  e importantes de la aristocracia europea y la realeza, tal como  el emperador Napoleón III.                      
     Un dato importante  que es   indicio de su autenticidad,es que nunca aceptó dinero por  la exibición de sus dotes. El mismo Allan Kardec fue un profundo admirador   suyo.

        Otro caso célebre fué Florence Cook, que materializó durante algún tiempo  a un espíritu llamado Katie King,  permitiendo  el estudio y análisis del mismo y
de este   caso extraordinario de  mediumnidad, al célebre científico Sir  Williams Crookes, que llegó a tomar y analizar muestras del cabello   y del tejido que cubría   a Katie King.  
       
        Digno de mención es el caso de  la dotada psíquica y médium americana, Leonore Piper, de poderes casi siempre   mentales o anímicos, realizó gran parte de su trabajo bajo un estricto control científico.
        Curiosamente antes de comenzar la sesión de escritura automática, olía flores que se marchitaban a continuación.

        Otro  médium famoso no solo por sus  portentosas facultades sino por sus continuas  enseñanzas morales y ejemplo  de vida caritativa y  cristiana,  que  ha  vivido hasta hace pocos años en Minas Gerais  (Brasil) ha sido considerado
como el más grande   médium que ha  habido posiblemente en todo el mundo; hablamos del brasileiro Francisco Cándido  Xavier  (Chico Xavier ).  Este  médium   estuvo   toda su vida dedicado por entero al mundo  de los Espíritus   y a la gente que lo reclamaba, practicando la Caridad para con todos los pobres, enfermos y necesitados a su alcance. Con su facultad psicográfica puso de manifiesto los  profundos conocimientos de un elevado  Espíritu llamado Emmanuel, que colaboró estrechamente con su médium. Este ha sido su Espíritu Guía y  comunicador   habitual; se trata de una Entidad de elevadas   visiones  filosóficas y amplios conocimientos     respecto a   hechos, edades  y procesos históricos del Cristianismo.

       Entre sus cientos de obras, la que se muestra con una base filosófica magistral es “A camino de la Luz”, en la que se hace una hilación ininterrumpida de hechos históricos cuyos protagonistas  fueron reencarnando en el transcurso de los tiempos; en esta obra la historia aparece como en un escenario que está dentro de cada persona, porque cada espíritu  ha estado y volverá a estar en este mundo con el correr de los  tiempos.  

        Asimismo también le acompañó siempre manifestándose y obrando a través de él, otro elevado espíritu que fue médico, político y  humanista brasileiro, el Dr. Adolfo Becerra de Menezes; este gran ser alivió y curó a
mucha gente desinteresadamente hasta el año 1.800, y después como desencarnado siguió actuando, curando a mucha gente a través de Chico Xavier, enseñándoles a todos el camino de la oración y petición a la Madre de Jesús, para lograr unos resultados que siempre iban acompañados por un saber dar rienda suelta a las emociones dando paso al llanto en muchas  ocasiones durante las peticiones y oraciones a la Madre  Celestial, que finalizaban con la curación o mejora de tantos males y  enfermedades, y es que la fe mueve montañas. Después de  la desencarnación de Chico Xavier, este Espíritu ha seguido dando  mensajes psicofónicos a través del médium espírita Divaldo P.Franco, e interviniendo en trabajos conocidos de sanación con los grupos espíritas en los Centros dedicados periódicamente a esta actividad.   
    Es de señalar que Francisco Cándido Xavier, más que por sus facultades incuestionables, ha pasado a la historia como el gran apóstol del Espiritismo, pues vivió una vida totalmente entregado a los demás, dejando escritas cientos de obras psicografiadas,que han dejado unas ganancias económicas importantes y que en su totalidad fueron dedicadas a gentes necesitadas, no aprovechándose él nunca ni de un centavo; siempre vivió humilde y murió humilde, pero con la admiración ,el agradecimiento y el amor de tantos beneficiados con su obra por todo el mundo.

    Por último, aun dejando de mencionar muchos otros célebres médiums famosos, no solamente por su producción literaria mediúmnica, sino por sus 
obras y trabajos a favor de la divulgación espírita, no puedo dejar de señalar al también célebre médium brasileño antes mencionado,  Divaldo  Pereira   Franco, vidente, psicógrafo y excelente conferenciante que imparte sus extensos conocimientos espiritas por todo el mundo; es autor de numerosas
obras  psicografiadas   por Seres  espirituales  desde  el  Plano de existencia donde viven. Estas obras están llenas de una elevada enseñanza filosófica y un alto contenido moral. Este médium cuyo Espíritu Guía llamado Juana de Angelis,   también sustenta con las ventas de su obra mediúmnica, un Centro benéfico de acogida de niños y jóvenes huérfanos en Brasil, que lleva por nombre “La Mansión del Camino”. Allí reciben además de alojamiento y alimentación, una educación moral critiana y mucho amor.
 
    En la Historia humana han sido muchos personajes , gobernantes y políticos  los que  han utilizado  a los médiums, pero son muchos más los que  han ocultado este hecho..

    Por ejemplo, el que fue Presidente de Estados Unidos de América, Abraham Lincoln, es bastante conocido que practicaba sesiones medúmnicas en la Casa Blanca, en las que recibió mensajes de un General suyo ya desencarnado, que le anticipó la victoria de Filadelfia durante la guerra de Secesión. Era
frecuentemente asesorado por una joven médium  que estando en estado de trance, le habló de la necesidad de proclamar la emancipación de los esclavos negros. Este célebre personaje protagonizó  él mismo,  un célebre caso de videncia, cuando durante un sueño vio con claridad su propio  velatorio e impresionado lo relató; pocos días después la escena del sueño se estaba cumpliendo tal y como él la soñó.

      La Reina Victoria de Inglaterra, organizó sesiones mediúmnicas en el Palacio de Buckingham, en las que el  médium  fue Daniel Douglas Home, que
ha pasado a la historia, sobre todo por sus sesiones de levitación en estado de trance. A través de él se llegó a materializar el fallecido príncipe consorte Alberto. Este célebre médium llegó a protagonizar sesiones mediúmnicas en el Palacio de Napoleón III, que fueron presenciadas por nueve reyes.       
    También se sirvió de la joven Eva Lees, que con tan solo catorce años le transmitió el primer mensaje del príncipe  Alberto.  Esta joven médium ayudó a la policía inglesa a  identificar y buscar al temido asesino de Londres, Jack el Destripador.
     Hay otros muchos casos y anécdotas más, que requerirían  una obra aparte  para exponerlas todas con detalle.
- José Luis Martín- 


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ANALISIS SINTETICO DE LA OBRA DE ALLAN KARDEC.
La CODIFICACIÓN de la Doctrina Espirita, o sea, del ESPIRITISMO, en sus aspectos inseparables e inalienables de Filosofía, Ciencia y Moral , comprende las siguientes obras, llamado el Pentateuco espirita: EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. EL CIELO Y EL INFIERNO. EL GÉNESIS.
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
Contiene los principios de la Doctrina Espirita, expuesto de forma lógica, por medio de diálogo con los Espíritus, a veces comentados por Kardec y aunque constituya, por las importantes materias que analiza, el más completo tratado de Filosofía, que se conoce, su lenguaje es simple y directo, no se apoya en preciosismos de sistemas difícilmente elaborados y tan de gusto de los intérpretes de las escrituras, en su afanosa y estéril búsqueda de las causas primeras y finales.
Los asuntos tratados en la obra, con la simplicidad y la seguridad de las verdades evangélicas, se distribuyen homogéneamente, constituyendo, por así decir, en un panorama general de la Doctrina, desarrollada, en sus facetas específicas, en los demás volúmenes de la CODIFICACIÓN, que resulta, así, como un todo granítico y consecuente, demostrando su unidad de principios y conceptos, características de su grandeza.
En las obras de la CODIFICACIÓN esa concordancia está manifiesta, ya que en el libro básico de la Doctrina, existe un Núcleo Central comprendido así: los Libros I y II (hasta el Cáp. VI), que trata de las Causas Primarias y del Mundo Espirita. En cuanto al Libro II, del Cáp. VII al IX, constituye la fuente de EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS; el Libro III (Las Leyes Morales) el de EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO; el Libro IV (Esperanzas y Consolaciones) el de EL CIELO Y EL INFIERNO. EL GÉNESIS tiene su fuente en los Libros I (Cáp. II, III y IV), II (Cáp. IX, X, XI) y en el III (Cáp. IV y V), mientras que la Introducción y Prolegómenos dieron origen a "El Principiante Espirita" y "Que es el Espiritismo".
En EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, con clara visión en sus enseñanzas, existen rutas seguras, de las que los Espíritus, caminantes de la eternidad, tanto carecemos, para sangrar menos los pies con las piedras del camino y desahogar el corazón de las angustias generadas por el conflicto de las pasiones, alimentadas por el orgullo, por el egoísmo, por la intolerancia.
Leyéndolo, estudiándolo, analizándolo, conocemos a un DIOS soberanamente Bueno y Justo, Creador de todas las cosas, Padre de todas las criaturas y cuya grandeza y sabiduría aún no podemos concebir, con seguridad. Deslumbrándonos con su obra, el Universo, del cual tan poco, de hecho, conocemos y descubrimos, orgullosos, que somos parte de él, quizás su más importante conexión.
Sabemos de nuestro origen, nuestra naturaleza espiritual y por qué somos los artífices de nuestra propia miseria ó grandeza. Comprendemos por qué sufrimos y por qué hay tantos otros Espíritus felices, en mundo superiores al nuestro.
La vida se nos presenta sin misterios y sin secretos a la luz de la reencarnación, de las leyes de acción y reacción, del libre albedrío. Sufrimos angustias y dolores, vemos que otros también las sufren, pero comprendemos el por qué de todo. Nos reconforta, entonces, el bálsamo de la resignación.
El conocimiento de las Leyes Morales, inscritas, también, en nuestras conciencias, pero adormecidas por fuerza de nuestros instintos animalizados, nos hacen colorear de vergüenza, por ser aún tan ignorantes, tan poco vigilantes, tan orgullosos, tan egoísta, tan intolerantes. Mas, luego comprendemos que la perfección está en la ruta que perseguimos, no es una quimera, y sí, una risueña esperanza.
- Ángeles Calatayud-
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