martes, 1 de agosto de 2017

Aunque poco, ¡ Pero algo!




Después de estos dos maravillosos días,
Hoy abordamos:

- El espíritu artístico
-En busca de la felicidad
- Los fundamentos del Espiritismo
- Aunque poco, ¡ Pero algo !
                                                 (Poco, muy poco, menos que nunca; en fin.....)


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             EL ESPÍRITU ARTÍSTICO 

En el seno del Círculo Allan Kardec de Nancy, existen continúa manifestando su fuerza, su forma, su color, continúa diferentes mediumnidades: incorporación, escritura y clarividencia, pero también poesía, pintura y escultura. Para estas últimas citadas, hemos reagrupado las producciones artísticas creando una página Facebook de nombre “Médium Art’S”. Esta denominación reúne numerosos mensajes esculturales, pictóricos y poéticos que proceden del astral, recibidos por veintiocho médiums artistas. 

¿Por qué esta forma de mediumnidad? Para responder a esta pregunta, algunos Espíritus nos han aportado sus respuestas que fueron obtenidas por Michel Pantin, en escritura automática. “La pintura mediúmnica debe encontrar su lugar en el mundo de las artes, al mismo nivel que todas las formas de expresión artística. El pintor médium recibe el pensamiento de los Espíritus que se manifiestan a través de él y se convierte, él también, en testigo de la supervivencia del espíritu. Más que eso, es testigo de la eternidad del fenómeno creativo. 
En el más allá, nosotros pensamos las formas y los colores, nuestro pensamiento atraviesa el espacio para llegar al hombre que responde al siguiente modo vibratorio: si decido pintar un payaso, en primer lugar pensaré el payaso. Entonces se me va a aparecer con todos los detalles de su traje, maquillaje y expresión cómica o trágica. En ese preciso instante de mi creación, me trasladaré con mi vehículo periespiritual al local donde soy esperado por el médium, llevando conmigo la imagen de mi payaso. Para llegar al médium y guiar su mano, deberé actuar sobre su doble por la fuerza de mi deseo. Emplearé pues la telepatía para desencadenar una vibración sobre el cuerpo etérico del médium, vibración que será traspasada a su cuerpo físico, última etapa del proceso creativo. 
Mentalmente, el médium sabrá lo que debe hacer, elegirá las formas y los colores deseados; sentimentalmente, recibirá la expresión que deseo dar a mi personaje. Nunca debo apartarme del lugar donde trabaja el médium. Por lo general, el pintor médium debe trabajar solo. Sentirá así la presencia afectiva del artista invisible”. 

“El arte, la más alta función del espíritu, la más hermosa manifestación de su intelecto y de su fuerza moral, encuentra en el seno del fenómeno mediúmnico, en su formulación pictórica y escultural, una extraordinaria apertura sobre el mundo de los vivos terrestres. 

Es por ello que vosotros sois el vínculo entre aquellos que siguen viviendo, que crean en el mundo invisible, en el más allá, aquellos que llaman y aquellos que atienden en la Tierra. Vosotros sois el vínculo de la creación que se perpetúa por vía mediúmnica, para seguir llegando a las conciencias humanas, a fin de despertarlas, sacudirlas y levantarlas, con la finalidad de participar en su evolución. 

El artista invisible, el artista desencantado, el artista del más allá manifestando toda la fuerza creadora de su alma para transmitir, en esta misma forma y en estos mismos colores, la verdadera naturaleza de lo esencial de su amor hacia la naturaleza humana. Ha participado de esta naturaleza humana y de alguna manera continúa participando,manifestando su arte post-mortem en la fórmula mediúmnica dentro del contacto espírita”. 

“La pintura del astral, la pintura de los invisibles, es una comunicación esencial. Prueba nuestra perpetuidad, prueba la necesidad creativa que pertenece a nuestra naturaleza espiritual. Prueba que seguimos siendo porque hemos sido. La pintura mediúmnica es una vía de encuentro posible entre el hombre y la muerte, entre la incredulidad y la esperanza de vida. La prueba de la supervivencia del alma se prolonga a veces en la sensibilidad del hombre. Pero el hombre no tiene una sola sensibilidad. La magia artística permite alcanzar a todos los hombres en sus diferentes emociones, en sus diferentes aprensiones, convertidas en formas y colores”. 


Escrito sacado de Le Journal Espirite.

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                     EN BUSCA DE LA FELICIDAD

El hombre anda sin cesar en busca de la dicha que, sin cesar también, se le escapa, porque en la Tierra no existe felicidad sin mezcla. Sin embargo, a despecho de las vicisitudes que integran el inevitable cortejo de esta vida, pudiera al menos disfrutar de una dicha relativa. Pero, como consecuencia de que busca en las cosas perecederas y sujetas a esas mismas vicisitudes esto es, en los placeres materiales, en vez de tratar de hallarla en los goces del alma, que son un anticipo
de los celestiales e imperecederos goces; en vez de tratar de conquistar la paz del corazón, única felicidad real existente en este mundo, está ávido de todo aquello que puede agitarlo y perturbarlo.
Y, cosa singular, parece crearse adrede tormentos que sólo a él correspondería evitar.
¿Los hay mayores que los causados por la envidia y los celos? Tanto para el envidioso como para el celoso no hay descanso posible. Uno y otro están permanentemente afiebrados. Aquello de que carecen, y que otros poseen, les produce insomnios, y los buenos éxitos de sus rivales les causan vértigo. Su emulación sólo tiende a eclipsar a sus vecinos, y toda su alegría se cifra en excitar, en otros tan insensatos como ellos, la rabia de los celos de que están poseídos. ¡Pobres necios, que no piensan que tal vez mañana mismo tengan que dejar todos sus juguetes ilusorios que con tanta codicia ambicionan, y ésta que tanto envenena su existencia! Por cierto que no se aplica a ellos la sentencia evangélica: " Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación", pues sus zozobras no son de aquellas que reciben su compensación en el cielo.
En contrapartida, cuántos tormentos se ahorra el que sabe contentarse con lo que tiene, que contempla sin envidia lo que posee, que no trata de parecer más de lo que es.
Este último siempre es rico, porque si mira hacia abajo en lugar de hacerlo hacia arriba, verá siempre a otros que tienen aún menos que él. Está en calma, pues no se crea necesidades quiméricas, y la serenidad en medio de las tormentas de la vida, ¿no es acaso la felicidad?

El Evangelio según el Espiritismo.
Allan kardec.

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                        SOLO NOSOTROS

Los consejos ayudan, no hay duda… pero no te olvides de que la solución de nuestros problemas están dentro de nosotros mismos, en la voz silenciosa de nuestra conciencia, que es la voz de Dios dentro de nosotros. No te dejes engañar: Solo tú serás el responsable por el camino que escojas. Nadie puede presentar cuentas por ti. Procura, por lo tanto, vivir acertadamente, de acuerdo con tu conciencia. 

Del Libro 
"Minutos de Sabiduría" de 
Carlos Torres Pastorino


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              FUNDAMENTOS DEL ESPIRITISMO


Las almas o espíritus de los que han vivido constituyen el mundo invisible que puebla el espacio y en medio del cual vivimos. De aquí resulta que desde que existen hombres, existen espíritus, y que si éstos tienen el poder de manifestarse, han debido hacerlo en todas las épocas. Así lo patentizan la historia y las religiones de todos los pueblos. En estos últimos tiempos, empero, las manifestaciones de los espíritus han adquirido un gran desenvolvimiento y un carácter de mayor autenticidad; porque estaba en las miras de la Providencia poner término a la plaga de la incredulidad y del materialismo con pruebas evidentes, permitiendo a los que han dejado la tierra venir a atestiguar su existencia y revelar su situación feliz o desgraciada.
Viviendo el mundo visible en medio del invisible con el que está en perpetuo contacto, resulta que incesantemente reacciona el uno con el otro. Esta reacción es origen de una multitud de fenómenos que se han considerado como sobrenaturales por ignorarse su causa.
La acción del mundo invisible sobre el visible y viceversa, es una de las leyes, una de las fuerzas de la naturaleza, necesaria a la armonía universal como la ley de atracción; si cesara de funcionar perturbaríase la armonía, como si se separase una rueda de las de un mecanismo. Estando semejante acción fundada en una ley de la naturaleza, dedúcese que todos los fenómenos por ella producidos, nada tienen de sobrenaturales. Sólo han parecido tales porque no se conocía su causa, como así ha sucedido con ciertos efectos de electricidad, de la luz, etc.
Todas las religiones tienen por base la existencia de Dios, y por objeto el porvenir del hombre después de la muerte. Este porvenir, que es para el hombre de capital interés, está necesariamente enlazado con la existencia del mundo invisible. Por esta razón, el conocimiento de semejante mundo ha sido en todos tiempos objeto de las investigaciones y preocupaciones de aquel. Su atención ha sido naturalmente atraída hacia los fenómenos que tienden a probar la existencia del mundo invisible, y no los había más concluyentes que los de la manifestación de los espíritus, por cuyo medio sus mismos habitantes revelaban su existencia. He aquí por qué los tales fenómenos han constituido la base de la mayor parte de los dogmas de todas las religiones.
Teniendo naturalmente el hombre intuición de un poder superior, ha sido inducido, en todos los tiempos, a atribuir a su acción «directa» los fenómenos cuya causa le era desconocida, y que eran para él prodigios y efectos sobrenaturales. Esta tendencia es considerada por los incrédulos como consecuencia del apego del hombre a lo maravilloso, pero no inquieren la causa de tal apego, que reside sencillamente en la intuición mal definida de un orden de cosas extra-corporales.
Con el progreso de la ciencia y el conocimiento de las leyes de la naturaleza, esos fenómenos han pasado poco a poco del dominio de lo maravilloso al de los efectos naturales, no lo es en la actualidad, y lo que hoy lo parece, no lo será mañana. Los fenómenos que dependen de la manifestación de los espíritus, han debido proporcionar, por su misma naturaleza, un abundante contingente a los hechos tenidos por maravillosos; pero había de llegar un tiempo en que siendo conocida la ley que los rige, entrarían, como los otros, en el orden de los hechos naturales. Ha llegado el tiempo, y dando a conocer semejante ley el Espiritismo, ofrece la clave de la mayor parte de los pasajes incomprensibles de las sagradas Escrituras que a él hacen alusión, y los hechos considerados como milagrosos. El carácter del hecho milagroso es el de ser insólito y excepcional, es una derogación de las leyes de la naturaleza. Desde el momento que un fenómeno se produce en condiciones idénticas, es porque está sometido a una ley y no es milagroso. Esta ley puede ser desconocida, pero no deja por ello de existir; el tiempo se encarga de darla a conocer. El movimiento del sol, o mejor, de la tierra, retenido por Josué, sería un verdadero milagro, mientras fuera una derogación manifiesta a la ley que rige el movimiento de los astros; pero si el hecho pudiera reproducirse en condiciones dadas, sería porque estaba sometida a una ley, y dejaría, por consiguiente, de ser milagroso. Sin razón se sobrecoge la Iglesia al ver que se estrecha el círculo de los hechos milagrosos, puesto que Dios prueba mejor su grandeza y poderío por el admirable conjunto de sus leyes, que por algunas infracciones de las mismas, tanto más cuanto que ella atribuye al demonio el poder de hacer prodigios, lo que implicaría que, pudiendo el demonio interrumpir el curso de las leyes divinas, sería tan poderoso como Dios. Atreverse a decir que el espíritu del mal puede suspender la acción de las leyes de Dios, es una blasfemia y un sacrilegio. La religión, lejos de perder autoridad, porque hechos tenidos por milagrosos pasen al orden de los hechos naturales, no puede menos que ganarla. Ante todo, porque si un hecho es tenido sin razón por milagroso, es un error, y la religión no puede dejar de perder, apoyándose en un error sobre todo si se obstina en mirar como un milagro lo que no lo es. En segundo lugar, no admitiendo muchas personas la posibilidad de los milagros, niegan los hechos reputados milagrosos, y por consiguiente, la religión que en ellos se apoya. Si, por el contrario, la posibilidad de tales hechos es demostrada como consecuencia de las leyes naturales, no hay lugar a rechazarlos, como tampoco a la religión que os proclama. Los hechos evidenciados por la ciencia de un modo perentorio, no pueden ser impugnados por ninguna creencia religiosa contraria. La religión no puede menos de ganar en autoridad, siguiendo el progreso de los conocimientos científicos, y de perder, quedándose rezagado o protestando contra esos mismos conocimientos en nombre de los dogmas; porque ninguno de éstos podrá prevalecer contra las leyes de la naturaleza, ni anularlas. Un dogma fundado en la negación de una ley de la naturaleza, no puede ser expresión de la verdad. El espiritismo, fundado en el conocimiento de leyes no comprendidas hasta ahora, no viene a destruir los hechos religiosos, sino a sancionarlos dando de ellos una explicación racional. Sólo viene a destruir las falsas consecuencias que hayan sido deducidas a causa de la ignorancia de aquellas leyes o de su errónea interpretación.
Induce la ignorancia de las leyes de la naturaleza a buscar causas fantásticas de los fenómenos que no comprende, y engendra las ideas supersticiosas, de las que son algunas debidas a los fenómenos espiritistas mal comprendidos. El conocimiento de las leyes que los rigen destruye las ideas supersticiosas, reduciendo las cosas a su realidad y demostrando el límite de lo posible y de lo imposible.
Libro “Fundamentos del espiritismo” Allan kardec
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          AUNQUE POCO, ¡ PERO ALGO !

Si usted pudiere, aún hoy: olvide contratiempos y muestre una sonrisa más amplia hacia aquellos que le comparten la vida; dé un toque más de felicidad y belleza en su rincón doméstico; haga una visita, aunque sea breve, al enfermo que usted desea consolar; escriba, aunque sea un simple billete, transmitiendo esperanza y tranquilidad, en favor de alguien; mejore sus conocimientos, en el sector de trabajo en el que esté empleado su tiempo; extienda algo más de optimismo y alegría a los que se encuentren sus fajas de convivencia; procure olvidar - pero olvidar de verdad- todo que le sea motivo de tristeza o aborrecimiento; lea alguna página edificante y escuche música que pacifique el corazón ; dedique algunos minutos a la meditación y a la oración; practique, por lo menos, una buena acción sin contarla a nadie. Estas indicaciones de apoyo espiritual, si fueren observadas, harán gran bien a los demás, pero especialmente a usted mismo. 

Espiritu André Luiz 
Medium Francisco Cândido Xavier 


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