sábado, 12 de agosto de 2017

Crisis Política, Corrupción y Espiritismo



Artículos presentados en este día:

- El Espiritismo y la Ciencia
-Razones científicas en defensa de la vida y contra el aborto.
-Destinos y pruebas
-Crisis Política, Corrupción y Espiritismo


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              EL ESPIRITISMO Y LA CIENCIA

El Espiritismo, en su aspecto de Ciencia del ser inmortal, siempre impone una conducta compatible con su estructura doctrinaria: dejar a la investigación científica la palabra, cuando se trate de cuestiones que le digan al respecto de acatar esas conclusiones, hasta que otras mejores o más bien fundamentadas vengan a substituirlas.
No opina, excepto cuando puede demostrarlo por medio de la experiencia de laboratorio, aunque éste sea el mediúmnico.
De otra forma, el Espiritismo no tiene prisa para incorporar en su campo de informaciones, novedades o incoherencias que puedan ser consideradas complementos o desdoblamientos de sus tesis, o bien actualización de sus enseñanzas, en forma de connivencia con todo lo que necesita comprobación y resistencia al tiempo en sus conquistas continuas.
Se vive un momento cultural en la Tierra, en el cual, surgen y desaparecen novedades ante el claro sol del conocimiento científico.
Mitos, ídolos y supersticiones aparentemente bien estructurados, son destrozados a cada instante, en el esfuerzo que el hombre realiza para equilibrarse y sostenerse en realidades que no le defrauden..
Por esto, es factible una postura de observación tranquila por parte del adepto del Espiritismo, al respecto de informes y narraciones rotulados de verdaderos por quienes se presentan como testigos de los mismos.
No es que se deba dudar de todas las criaturas, sino que es necesario tener criterio de evaluación razonable al respecto de todo, sin los arrobos de la emoción.
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El conocimiento libera al hombre de la ignorancia, estructurándole emocional y psíquicamente, armándole de valores éticos para una existencia digna.
Por eso, una creencia que no resista el cuestionar de la ciencia, es errónea, manteniéndose por poco tiempo, ya que, por falta de fundamentos, se desmorona por si misma.
La razón es la conductora del pensamiento que se debe apoyar en la ciencia para conquistar y conducir la existencia humana a su verdadero desiderátum, sin comprometerse con teorías absurdas y concepciones fantasiosas, imaginativas.

Divaldo Pereira Franco.
Antonio Ugarte.


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Razones científicas en defensa de la vida y contra el aborto

Marlene Nobre
      A primera vista, puede parecer que las razones contrarias al aborto provocado sean exclusivamente asunto de la religión. Una reflexión más cuidadosa, sin embargo, demostrará que dichas razones tienen raíces profundas en la propia ciencia. Así, para ser fieles a la verdad y discutir, sin las amarras obstaculizadoras del prejuicio, la compleja y multifacética cuestión de los derechos del embrión, es indispensable analizar los argumentos científicos contrarios al aborto.
      El primer paso en esta búsqueda es descubrir el verdadero significado del cigoto a la luz de las Ciencias de la Vida. Para Moore y Persaud (2000, p. 2), «El desarrollo humano es un proceso continuo que comienza cuando el óvulo de una mujer es fecundado por un espermatozoide de un hombre. El desarrollo implica muchos cambios que transforman una única célula, el cigoto (huevo fertilizado) en un ser humano multicelular» También de acuerdo con los ilustres embriólogos, el cigoto y el embrión inicial son organismos humanos vivos, en los cuales ya están fijadas todas las bases del individuo adulto. Siendo así, no es posible interrumpir cualquier punto del continuum -cigoto (célula-huevo), feto, niño, adulto, anciano- sin provocar daños irreversibles al bien mayor, que es la vida misma.
      Pero hay mucho más en el cigoto. Es imposible no reconocer que es una célula altamente especializada, que pasó por el buril del tiempo, heredera de billones de años de evolución. Desde los cristales minerales al ser humano, las células primitivas recorrieron un viaje largo y extraordinario, desde los procariotas a los eucariotas, desde los seres más simples hasta los más complejos, hasta que surgieron, magníficas, en las múltiples especializaciones de los órganos humanos. Y la célula huevo es uno de los ejemplos más admirables, porque encierra en sí misma, potencialmente, la totalidad del proyecto de un nuevo ser, que es único e irremplazable.
      En este sentido, la investigación sobre la estructura del cigoto nos lleva necesariamente a la discusión sobre el origen de la vida y su significado científico, con todas las consecuencias que esto tiene para los debates bioéticos, morales, políticos y religiosos. No se pueden repetir aquí todos los argumentos desarrollados en El clamor de la vida (Nobre, 2000), por lo que sólo presentaré algunos de los temas fundamentales.
      Reconocemos el gran valor de la teoría neodarwinista y sus supuestos básicos -la evolución de las especies, la mutación y la selección natural- ya comprobados por la investigación científica. Ella, sin embargo, se ha revelado insuficiente para explicar la evolución como un todo, ya que tiene en el azar uno de sus pilares. Lo mismo ocurre con todas las otras teorías que tratan de complementarla, manteniendo la misma base explicativa, como las de Orgel, Eigen, Gilbert, Monod, Dawkins, Kimura, Gould, Kauffman. Se ha demostrado, por ejemplo, a través de cálculos matemáticos, la imposibilidad estadística (101000 contra uno) de unirse, por azar, mil enzimas de las dos mil necesarias para el funcionamiento de una célula. Asimismo, se ha comprobado que el azar no es suficiente para explicar, paso a paso, de forma detallada, científica, la aparición de estructuras complejas como el ojo, el cilio o flagelo, la coagulación de la sangre.
      Por lo tanto, creemos que la Teoría del Diseño inteligente, que no se basa en el azar y es defendida por cientí- ficos competentes, como el bioquímico Michael Behe, y los físicos Igor y Grischka Bogdanov, tiene argumentos científicos mucho más sólidos para explicar la evolución de los seres vivos. Behe en su libro La Caja Negra de Darwin, afirma que no importa qué nombre se le dé, pero para él, sin duda, hay un Planificador de la vida. Esta misma conclusión está en Dios y la ciencia, obra de J. Guitton y de los hermanos Bogdanov. En la misma línea de razonamiento, pero en otro contexto, los biólogos Margulis y Sagan (2002, p. 289) afirman: “ni el ADN ni ningún otro tipo de molécula, por sí sola, es capaz de explicar la vida.”
      Estos autores buscaron sus argumentaciones científicas en el estudio de la extraordinaria maquinaria celular; en el juego de convenciones inexplicables, tales como enlaces covalentes, la estabilización topológica de cargas, la unión gen-proteína, la quiralidad izquierda de los aminoácidos y el derecha de los azúcares; así como también en los cálculos matemáticos de las enzimas celulares y en el análisis de complejas estructuras antes mencionadas. En fin, un mundo complejo, que no puede reducirse a la mera casualidad.
      El hecho es que el científico, ni de lejos ni de cerca, ha conseguido “fabricar” moléculas de la vida. Él desconoce, por lo tanto, como reproducir en el laboratorio las fuerzas que entran en juego en este complejo fenómeno. En estas circunstancias, debería adoptar una actitud más humilde, más reverente, ante este bien mayor que es concedido al ser humano, vivir.
      Especialmente teniendo en cuenta que cada día llegan nuevas contribuciones científicas a la comprensión de la verdadera naturaleza del embrión. Los recientes descubrimientos realizados por la neuróloga Candace Pert y su equipo demuestran que la memoria estaría presente no sólo en el cerebro sino en todo el cuerpo, a través de la acción de los neuropéptidos, que son la interconexión entre los sistemas – nervioso, endocrino e inmunológico – posibilitando el funcionamiento de un único sistema que interrelaciona todo el tiempo, el cuerpo-cerebro. Estos hallazgos contradicen los que afirman que el feto sólo puede controlar o gestionar su propio cuerpo cuando el sistema nervioso central esté completamente formado. A través de la producción de neuropéptidos, desde las primeras semanas del desarrollo embrionario, el embrión humano tiene ya la capacidad de autogestionarse mentalmente.
      Otras investigaciones han detectado la presencia en el cigoto de registros (“huellas”) mnemónicos propios, que evidencian la riqueza de la personalidad humana, manifestándose muy pronto en la embriogénesis. También son notables las investigaciones de la doctora. Alessandra Piontelli y otros especialistas que han descubierto las sorprendentes facetas del psiquismo fetal, a través del estudio de ultrasonidos, a partir del cuarto mes de embarazo, y del acompañamiento psicológico postparto, hasta el tercero o cuarto año de la vida del niño. El conjunto de estos y otros estudios demuestra la competencia del embrión: capacidad de autogestionarse mentalmente, adecuarse a las nuevas situaciones, seleccionar situaciones y aprovechar experiencias.
      Si vinculamos la Teoría del Diseño Inteligente con estos nuevos hallazgos, se concluye, con base en la Ciencia, que la vida del embrión no pertenece a la madre, al padre, al juez, al equipo médico, al estado. Pertenece, exclusivamente, a sí mismo, porque la vida es un bien otorgado, del que no podemos disponer.
      Por lo tanto, existen fuertes razones científicas para estar en contra del aborto, incluso en los anencéfalos. Aprendemos, con la genética, que la diversidad es nuestra mayor riqueza colectiva. Y el feto anómalo, incluso con graves discapacidades, como es el caso de la anencefalia, forma parte de esa diversidad. Por lo tanto, debe ser preservado y respetado.
      Reconocemos que la mujer que engendra un feto deficiente, necesita ayuda psicológica durante un largo tiempo; constatamos, sin embargo, que en la práctica, no siempre ese derecho está asegurado. Sin ayuda para trabajar su sentimiento de culpa, ella puede agravarlo con incitación a la violencia contra el feto, o incluso permanecer en este estado indefinidamente. Sería importante inclinar su corazón a la compasión y a la misericordia, mostrándole el verdadero significado de la vida.
Marlene Nobre
Revista Espírita de la FEE núm. 2

Referencias:
BEHE, Michael, La Caja negra de Darwin, El desafío de la bioquímica a la teoría de la evolución. Barcelona : Andrés Bello, 2000 
GUITTON, Jean, BOGDANOV, Igor e Grichka, Deus e a Ciência. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1992
MARGULIS, Lynn, SAGAN, D,¿Qué es la vida? Barcelona: Tusquets, 1996
MOORE, Keith L. e PERSAUD, T.V.N., Embriologia Clínica. Barcelona : Elsevier, 2008
NOBRE, M., O Clamor da Vida. São Paulo: Editora FE, 2000



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       DESTINOS Y PRUEBAS

La vida humana, es sólo una manifestación de la vida una del espíritu. Y este fundamento de verdad, debe ser grabado en la mente, para evitar las desviaciones a las que, como humanos, estamos expuestos.
Todos los aspectos de la vida, conocidos y desconocidos, existentes en nuestro mundo y en todos los mundos del universo, son manifestación de las chispas divinas, en sus diversos grados de evolución, para desarrollar las facultades latentes recibidas de la divinidad creadora.
Los diversos aspectos de la vida del ser humano, las vicisitudes placenteras o adversas y dolorosas que la vida humana ofrece, son necesarias para el desarrollo de las facultades mentales y anímicas, por medio de las cuales el espíritu va adquiriendo el conocimiento y experiencias imprescindibles, para alcanzar la fortaleza, la sabiduría, la pureza y el amor; con lo cual conquista la liberación de las reencarnaciones en los planos físicos comenzando primero por los mundos atrasados y su reintegración definitiva a la vida espiritual plena.
Sabido es que el proceso evolutivo se efectúa gradualmente. Y a medida del avance en ese proceso, por medio del propio esfuerzo en el desarrollo de las facultades de la mente y del alma, para lo cual de mucha ayuda es la adquisición del conocimiento espiritual verdadero; el ser va adquiriendo sabiduría. Y es aquí, cuando el espíritu adquiere una mayor libertad de manifestación. Pues la libertad o libre albedrío está en relación directa a la evolución del espíritu.
El vocablo “destino” es usado para denominar la clase de vida o vicisitudes en la vida de cada persona. Pero nosotros sabemos ya, y debemos dar a conocer, que dichas vicisitudes, la clase de vida de cada cual, es consecuencial de actuaciones dentro o fuera de la Ley en el pasado y aún en el presente. Nunca destino alguno, dichoso o desdichado, es fatalismo ciego, sino consecuencial, determinismo de causas. Y este determinismo no es, en modo alguno, contrario a la ley del libre albedrío, como algunas personas sostienen; sino que actúa en concomitancia con dicha ley.
Varios son los factores que pueden influir e influyen en la formación y realización del destino de la persona humana. A saber:
1- El grado de evolución del espíritu que anima la personalidad ya que, a mayor evolución mayor capacidad para dirigir su vida humana. Y esto incluye también las tendencias en sentido positivo del espíritu, así como las tendencias en sentido negativo de la psiquis.
2. – Sus deudas o acreencias acumuladas (karma) en el devenir de sus vidas pasadas.
3. – Ambiente de nacimiento, el cual incluye:
-Condición evolutiva, cultural y social de los padres.
-Educación en la infancia y la adolescencia.
-Ambiente social: costumbres, creencias, etc., que podremos denominar factores sociales históricos.
-Facilidades o dificultades para desarrollar sus potencialidades.
4. – Influencia astrológica en su nacimiento.
5. – Y por último, el programa que el mismo espíritu encarnante haya libremente confeccionado o aceptado antes de nacer a la vida física. Los espíritus de cierto grado evolutivo, consideran todos esos aspectos al confeccionar su destino o programa a realizar.
Si bien todo destino es consecuencial, como determinismo de causas, todo destino puede ser modificado (esto no significa cambiarlo), haciendo uso de las facultades de la mente; menos en los casos de idiotez y análogos.
Hay destinos difíciles. Cierto. Son los que el espíritu necesita para el desarrollo de sus facultades mentales y anímicas; a los que generalmente nos rebelamos como humanos, por desconocimiento de las causas y de su utilidad transcendente.
Hay destinos dolorosos. Cierto. Son los que el mismo espíritu solicita cuando su cuerpo astral está impregnado de magnetismo morboso, que le hace sufrir y no les permite ascender.
Cuando las circunstancias y vicisitudes de la vida son favorables, nos sentimos felices como humanos. Pero cuando son desfavorables, nos entristecemos y hasta llegamos a rebelarnos en diverso modo, por desconocer que las mismas nos corresponden y que son necesarias en el progreso evolutivo del ser espiritual, que es nuestra realidad.
Así como los momentos de dicha no debemos atribuirlos a la buena suerte, ya que son la cosecha placentera de una sana conducta en el pasado; así mismo, nuestras desdichas son efecto de nuestros errores, son de nuestra propia creación (siembra), ya del presente o bien del pasado.
Necesario es conocer que, los destinos o vidas humanas fáciles son de muy poco provecho y en las más de las veces, de perjuicio para el progreso del espíritu. Y siendo el progreso, el verdadero objeto de las vidas humanas, podemos considerar, que así debemos tomar las vidas difíciles y vicisitudes adversas como lecciones, como oportunidades para el desarrollo de las facultades mentales y anímicas, indispensables en el proceso evolutivo del espíritu.
Destinos y pruebas por:  Sebastián de Arauco
(Tomado de la Revista Amor, Paz y Caridad)

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Crisis Política, Corrupción y Espiritismo

Sérgio Biagi Gregório


El objetivo central de la política es la obtención del bien común. El bien común es "un conjunto de condiciones concretas que permite a todos los miembros de una comunidad, alcanzar un nivel de vida a la altura de la dignidad humana". Esta dignidad se refiere tanto a las cosas materiales como a las espirituales. Se deduce que todo ciudadano debe tener la libertad de ejercer una profesión y adherirse a cualquier culto religioso. Se dice también, que anhelar el bien común es proporcionar la felicidad natural a todos los habitantes de una comunidad.
   La corrupción, o sea, el pagar u ofrecer propinas para obtener ventajas, ya sean de orden financiero o de tráfico de influencias, deteriora la obtención del bien común, pues algunas personas están siendo perjudicadas para que otras obtengan ventajas. Recordemos que " todo poder corrompe y todo poder absoluto corrompe absolutamente". Significa decir que siempre tendremos que convivir con algún tipo de corrupción. Éticamente hablando, el mayor problema está en el grado, en el tamaño de la corrupción y no en la corrupción en sí misma. 
    Ante tantos casos de corrupción descubiertos, en casi todos los partidos políticos y en casi todos los gobiernos, así como a nivel de empresarios, como motores de la economía y el bienestar social, cabe preguntarse: ¿ Qué remedio nos ofrece el Espiritismo para llegar a comprender esta situación?. En el Evangelio según el Espiritismo, se hace alusión a los escándalos; "pues es necesario que vengan escándalos; pero ay del hombre por quien el escándalo venga". El escándalo significa mal ejemplo, principios falsos y abuso de poder. Este siempre debe considerado por el lado positivo, o sea, como un estímulo para que el ser humano combata en sí mismo el orgullo, el egoísmo y la vanidad.
Recordemos también la frase: " Nadie hay que, después de haber encendido una fogata, la cubra con un vaso, o la ponga debajo de la cama; la pondrá sobre el candelero, a fin de que los que entren vean la luz;- pues nada hay secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya se ser conocido y expuesto públicamente". (S.Lucas, cap. VIII, vv. 16 y 17). La verdad, así no puede quedar oculta para siempre. Se deduce que aquel que no supo hacer esfuerzos para comportarse correctamente en el bien, sufrirá las consecuencias de sus acciones.
El Espiritismo auxiliará eficazmente las resoluciones de orden político, porque propone que sustituyamos los impulsos antígüos del egoísmo por los de la fraternidad universal. Allan Kardec propone, en Obras Póstumas, el régimen político que deberá predominar en el futuro, o sea, la aristocracia intelecto moral. Aristocracia - del griego aristos (mejor) y cracia (poder), significa poder de los mejores. El poder de los mejores presupone que los gobernantes hayan dado una dirección moral a sus inteligencias.
Solamente cuando el poder de la inteligencia fuera barrido por el poder moral y ético, será cuando consigamos alcanzar un mundo más justo y más de acuerdo con el bien común, pues los que gobiernan propiciarán con todos los medios posibles la felicidad de la mayoría.
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