martes, 22 de agosto de 2017

El Cáncer en una visión espírita(1)




Menú de temas para hoy:


- Las tres Revelaciones
-Buscando el Cielo
-Planificación reencarnatoria
-El Cáncer, en la opinión espírita




                                            **************************************


                                                         
              LAS TRES REVELACIONES

La Biblia es la primera codificación de la primera revelación cristiana, el código hebraico en el que se fundieron los principios sagrados y las grandes leyendas religiosas de los pueblos antiguos.- La gran síntesis de los esfuerzos de la antigüedad en dirección al Espíritu. No hay que asombrarse de que se presente ella muchas veces contradictoria e inspirando temor al hombre moderno. 

El evangelio constituye la codificación de la segunda revelación cristiana, la que brilla en el centro de la tríada de esas revelaciones, teniendo en la imagen de Cristo el sol que ilumina a la otras dos y que arroja luz sobre el pasado y el futuro, estableciendo entre ambas la necesaria conexión. 

Pero, así como en la Biblia se anunciaba ya el Evangelio, también en éste aparecía la predicción de un nuevo código (Tercera Revelación): el del Espíritu de Verdad, según puede comprobarse en el Capítulo 14 del Evangelio según San Juan.. Y ese nuevo código nació de las manos de Allan Kardec, bajo la orientación del Espíritu de Verdad, en el momento exacto en que el mundo se preparaba para entrar en una fase superior de su desarrollo. 

EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS. 
Allan kardec 


                            ***************


                                    

Buscando el cielo
Saludo matinal de Mercedes Cruz

Queridos amigos, hola buenos días, son muchos los hermanos que tienen la preocupación de qué será de su espíritu cuando “mueran” , los hay que por no comportarse bien, escuchan a su conciencia, delatarles por sus malas acciones, y creyéndose merecedores de un infierno, lo dan todo por perdido, y siguen cometiendo más malas acciones, quizás aun peores.
Muchos van y las confiesan rezando penitencias y engañados se creen que ya pagaron el mal que hicieron, y aunque piensan en el purgatorio, no se suponen en el “infierno” esto para los espiritas, nos suena a cuento, porque ya tenemos las ideas más o menos esclarecidas, y sabemos que el cielo y el infierno lo llevamos dentro de nosotros, que la felicidad es posible lograrla, pero que para ello, debemos esforzarnos en el bien, y ser buenas personas.
Nada hay más satisfactorio que una conciencia tranquila y en paz, el que no hace mal, no tiene nada que temer, ni incluso a la muerte, porque siempre está preparado, para ella, y comunicando con los buenos espíritus a través de sus buenas obras, estos lo reciben con los brazos abiertos, y esclarecen siempre su nuevo estado, merecedor de ese trato, no es raro que sus seres queridos si están a disposición para hacerlo, si no han reencarnado de nuevo, tambien le reciben, incluso afectos que desconocemos en el mundo material, pero que una vez, despertamos en la otra vida, enseguida reconocemos y nos llena de satisfacción el poder verlos de nuevo, después de nuestro viaje por la tierra.
Nadie puede decir que no le es posible creer en estas cosas, la vida si no la miramos desde la óptica de la reencarnación, nos parece una injusticia, nadie que sufre sin haber hecho nada malo, se cree merecedor de tal sufrimiento, y acordándose de Dios como autor de todo en la vida, hasta incluso de su alma, lo tacha de injusto, y esto no hay que tomárselo en cuenta, ellos carecen de información, son ciegos que aun no despertaron, nosotros sabemos que la vida continua después de la vida, que el presente es fruto del pasado y que de lo que hagamos dependerá nuestro futuro, por la ley de causa y efecto, por eso mirando por el porvenir, y pasándolo mal en esta vida, vamos procurando merecer en el futuro una mejor calidad de vida, lejos de afanarnos en el mal, nos preocupe el hacer el bien, aprendemos a comulgar con mejores espíritus y a través de ellos, de su inspiración, vamos sacudiendo nuestras conciencias y vamos limpiándola, procurando instalar en ella, el amor para todos nuestros hermanos y las buenas obras que establecen en nosotros otro tipo de vida, cambiamos en nuestras actitudes y formas de pensar, somos mensajeros del bien y procuramos pasar desapercibidos, por las calles de la vulgaridad y de las malas compañías, que pudieran hacernos perder el trocito de cielo que vamos construyendo en nuestro interior, la paz y el sosiego nos parece un oasis del cual no queremos partir, hemos sentido el regocijo de nuestras buenas obras, y no queremos volver al infierno que nos produjo nuestra desconsideración en la forma de actuar y comportarnos, como seres que estamos intentando civilizarnos, nos duele caer de nuevo, y enfrentar el peso de nuestras conciencias, y volver de nuevo a la iniquidad y al desespero, al lamento de nuestras conciencias, pesarosas por el mal practicado.
Por eso amigos, no esperemos a la Navidad y a sus momentos mágicos para ser buenas personas, todos los días es Navidad porque nuestras almas al despertar y se reafirman en Jesús siguiendo sus pasos, desde que amanece hasta que el día termina, todos intentamos hacer nacer en nosotros Sus enseñanzas, hoy unas mañanas otras, vamos exigiéndonos cada día un poco más, nos vamos apretando las tuercas, vamos navegando con más seguridad en esta vida, con el fin de encontrarnos un día, al fin con El, que nos espera desde hace mucho tiempo, para al fin poder llevarnos ante el Padre, y podamos gozar de Su gloria.
Hemos de ser buenos, todos los días, amar a nuestros hermanos cada día con más intensidad, ejercer la caridad para con ellos, procurando ser mejores con ellos, no a través de la limosna solo, sino tambien en nuestra actitud hacia hechos, en el amor y cariño que le demostremos cada día procurando sea de mayor calidad, hay amores que matan, exigentes, posesivos, irrespetuosos, descarados, el amor puro es desinteresado, paciente, tolerante, ameno, dulce, glorioso, siempre busca el hacer el bien en todas las cosas para beneficio de los demás, es hora de decirnos la verdades, de conocernos a nosotros mismos, y ver con claridad de lo que padecemos y de que carecemos, para encontrar el remedio para nuestros males y el decirnos la verdad para ir en busca de aquello que nos falta por conquistar.
El libro de la Codificación espirita el Cielo y el Infierno, es una aclaración de lo que nos espera al otro lado de la vida, todos los que están angustiados y pesarosos deben procurar leerlo, para que puedan conquistarse a sí mismos, y conseguir la paz en la tierra, aquí todos tenemos el cielo y el infierno, según nos comportemos, la muerte es una continuidad de la vida, si aquí sufres y padeces, por tu malestar, allí seguirás sufriendo, si no trataste ese malestar e intentaste curarte, si te marchas enfermo, por el odio , el resentimiento, etc., allí seguirás lo mismo, venimos a conquistar la gloria de la iluminación de nuestro espíritu, y si no lo conseguimos haciendo el bien, y siendo mejores personas, volvemos fracasados y cansados, sin fuerzas, es la misma sensación de angustia aquí que allí, por eso esforcémonos por vencer todas nuestras malas inclinaciones ahora que aún estamos a tiempo. Aprovechemos las horas que nos quedan, cabalgamos en la caravana de los últimos tiempos y el arborecer está por llegar, hagamos lo posible por despertar en esa nueva era que está por venir y en la cual nos encontraremos más felices, con mejor calidad de vida, no perdamos la esperanza, intentemos cada minuto ser mejores. Al final lo conseguiremos.

Amigos algunas veces me permito, escribir mi propio sentir, mi inspiración, como es el caso de este saludo matinal, os deseo lo mejor del mundo, y deseo como todos los días que Dios nos bendiga a todos y que todos al término del día, seamos agradecidos y no nos olvidemos de darle las gracias.
Merchita
                     ********************


                               


   Planificación Reencarnatoria


Toda vida y cada individuo son producto de una planificación biológica y espiritual. No venimos al mundo por azar sino, antes bien, por el más puro determinismo. Partimos del constructo filosófico y espiritual que nos dice que la vida no es un proceso aleatorio o casual que surja por una especie de combustión biológica espontánea, sino de un continuum existencial que se configura en una serie de etapas en nuestro mundo, adonde vamos y venimos no por cómputo fortuito, sino en la proporción directa a nuestras necesidades evolutivas. Es por eso que el vivir es tan relevante, y no precisamente porque dispongamos de una sola existencia carnal, sino por lo que significa de aprovechar el tiempo en la adquisición de virtudes y llevar a cabo las experiencias previamente planificadas. Teniendo esto en cuenta, no se trata de apurar la vida como si de algo para gastar y/o consumir se tratase, sino de procurar alcanzar su sentido profundo, y, con el mismo, poner en práctica las tareas y compromisos que cada hombre y mujer trae.
Somos hijos/as del Más allá
Espiritualmente no “nacemos” en este mundo (en este lado de la realidad), sino que renacemos; es decir, nuestro ser (eterno) busca una envoltura biológica (temporal) que le da cuerpo, apropiada a nuestro programa de vida y las experiencias que debemos sortear…, experiencias más o menos dolorosas, más o menos probatorias, que son el producto kármico exacto de los abusos y/o desatinos que cometimos en las pasadas etapas reencarnatorias.
Encarnados o desencarnados (es decir, con envoltura somática o como entidades espirituales) somos individualidades eternas vinculadas a la Divinidad y destinadas a la luz y la felicidad, aunque estos estados de dicha y realidad superiores no se hacen sino con el esfuerzo propio, desarrollando los campos del intelecto y la renuncia, y para esto, con asesoramiento de los Espíritus superiores, se diseña/planifica todo un organigrama de rutas principales, estrategias a seguir, estudio de antecedentes kármicos (negativos y ennoblecedores) que cada cual tiene; todo en vistas a una nueva incursión carnal que nos permita ir “depurando” instintos (agresivos, ególatras, etc.), dependencias, etc., que atan al ser a la animalidad, haciendo que con cada existencia seamos un poco menos imperfectos, más evolucionados.
Nuestra misma biología se configura en respuesta exacta a las necesidades kármicas que cada cual necesita, agregándose desde el espíritu el diseño de cada fisiología, el campo molecular requerido, la carga genética concreta, la predisposición a determinadas enfermedades, etc. El Espiritismo nos instruye en la serenidad de saber que no existen caprichos de la naturaleza, buenos o malos destinos, y (menos aún) castigos divinos. Un cuerpo sano, uno tullido, otro con predisposición a la esquizofrenia, etc., no son sino valiosos campos de experiencia para cada alma encarnada, algo ya pactado en los espacios superiores.
Salud, equilibrio o desequilibrio mental, patologías varias, herencia genética, etc., son necesarios campos de expresión del alma, que toman la forma de transitorios reajustes que nos auxilian tanto en la eliminación de impurezas como en el saneamiento de los injustos comportamientos del pasado. Y es que necesitamos librarnos de exceso de “equipaje”, en nuestro milenario caminar hacia más altas cuotas de la existencia y de la felicidad… felicidad que, en su acepción plena, no es de este mundo.
Las pruebas y expiaciones nunca son algo impuesto…. responden a códigos de merecimiento y justicia, siendo su objetivo la instrucción de nuestros espíritus y jamás el castigo (como suelen interpretar las religiones oficiales).
Conciencia: comprendiendo y aceptando
Un signo de estar en el camino del despertar de conciencia, o ejecutando una labor que nuestra alma asumió antes de encarnar (la elección de determinada actividad laboral, compromiso con algún ideal que persiga la justicia social y el progreso, el apoyo a un familiar conflictivo, el afrontamiento de una enfermedad, etc.) es comprender que estamos en el lugar exacto del universo, con la familia adecuada y ante los problemas y desafíos que más nos ayudarán a crecer.
No es que se planifiquen todas las circunstancias y actos (pues éstas pueden variar según nuestra manera de reaccionar y utilizar nuestro libre albedrío), pero si se trazan las líneas maestras.
Y después de comprender… el otro signo de una espiritualidad despierta es la aceptación (que en términos espirituales nada tiene que ver con la rendición o el no luchar), que es esa especie de madurez y temple que nos hace sentir que todo marcha como debe marchar (con aquello que nos gusta y con lo que nos gusta menos, con los que nos motiva y lo que nos da miedo, etc.) y que nos hace no exigir nada de nadie y nos convierte en seres serenos y agradecidos.
Si espontáneamente pudiésemos recordar el tiempo empleado en el mundo espiritual en compañía de nuestros guías… la dedicación y el esfuerzo empeñados, el cariño invertido para cada renacimiento en la Tierra… de seguro, aprovecharíamos cada minuto de nuestra existencia
para poner en práctica los valores superiores, así como las tareas asumidas en aquellas áreas (afectivas, sociales, etc.) que dejamos desatendidas en otras existencias y que hoy forman parte de nuestro presente. Aprovecharíamos el tiempo que nos resta antes de regresar a la patria espiritual y no malgastaríamos con tantas lamentaciones y/o escapismo moral. Reflexionemos en esto: Uno de los mayores sufrimientos de las almas en el otro lado de la vida es la conciencia del tiempo perdido y las oportunidades desperdiciadas entre las invitaciones y los falsos valores
del mundo.
Se hace, por lo tanto, primordial acallar nuestro ego caprichoso e invertir prioridades, dejando a un lado aquellas que nos estén apartando del sendero. Muchos pensarían que quizá sería oportuno disponer de ese recordatorio súbito para no apartarnos de las tareas asumidas antes de nacer, pero en realidad no se hace preciso, puesto que todos tenemos la guía de nuestra conciencia, ese sabio guardián que nos habla desde nuestro templo interno y auxilia nuestro desarrollo espiritual como una “alerta” que pulsa cada vez que no estamos haciendo lo correcto. En nuestra conciencia reside el más efectivo manual de instrucción para nuestra correcta trayectoria en la Tierra… sin olvidar todos los “recordatorios” que vienen en forma de sueños, intuiciones y señales cotidianas.
Todos los días, un contingente expresivo de la humanidad regresa al mundo espiritual una vez finalizada su etapa en la Tierra, habiendo malgastado el tiempo que se le concedió en perseguir los placeres mundanos y fugaces, anestesiados por los reclamos de la sociedad del bienestar. Es duro regresar al otro lado y descubrir que lejos de asumir ideales y proyectos ennoblecedores, desviamos o paralizamos nuestros recursos internos a golpes de materialismo, vanidad y fuga de los sentidos.
Aunque sean nuestros hermanos menores, nos diferenciamos de los animales en nuestro mayor grado de conciencia y compromiso ante la ley de progreso. No sólo aparecemos en el mundo para ocuparnos de la alimentación y la procreación, sino para construir entre todos una civilización más humana, auxiliando al progreso y prestando el apoyo a aquellos con menos recursos que nosotros. Es para esto que nos preparamos antes de (re)nacer, por lo que regresamos una y otra vez a los escenarios del mundo, llevando con nosotros los recursos suficientes para encarar los desafíos y problemas que nos salgan al paso.
¡Qué valioso es escuchar la voz de nuestra conciencia! Es sensato, prudente y dichoso el que logra apartarse un momento del ruido y las mil distracciones vanas que nos atan a las sensaciones inferiores, aquel que escucha las señales íntimas de su ser hablándole de que existen otros motivos que expresan su presencia en los escenarios de esa escuela de almas que es la Tierra.
Juan Manuel RuizRevista Espírita de la FEE núm. 2

*************************************



El Cáncer en la Visión Espírita(1)


   Desde tiempos inmemoriables, la mejor medicina siempre fue la preventiva. El gran alquimista Paracelso insistía: "No se debe tratar la dolencia; se debe tratar la salud". Podemos decir que el mejor medio para no recog.er una dolencia, consiste en mantenerse saludable, O  sea, proteger el sistema inmunológico, de forma que bloquee cualquier gérmen o virus que intenten invadir nuestro organismo.
   Se puede pensar que sea fácil alcanzar tal objetivo, a través de una buena dieta, escogiendo alimentos de bajo valor de colesterol, reduciendo el consumo de carne, absteniéndose de consumir azúcar, realizando ejercicio físico, en fin, sometiéndose a todo aquello que una propaganda insistente nos propone. Pero ¿cómo explicar, en ese caso, el elevadísimo número de personas que seguirá  rigurosamente tales instrucciones, creyendo estar así protegidos contra los peligros de las dolencias para un día, y descubrir que su organismo estaba siendo minado por el cáncer?.
André Luiz cuenta, a través de la psicografía de Chico Xavier, que un Espíritu que se preparaba para reencarnar, pidió para su nuevo cuerpo físico una úlcera que aparecería en su madurez física y que no debería encontrar cura hasta su desencarnación, para que él pudiese resarcirse de un asesinato que cometió al apuñalar a un hombre (que estaba en su madurez física), en la región del estómago. Como vemos, aunque este Espítritu cuidó su salud durante toda su juventud, no huirá de la úlcera "moral" que "él pidió".
Entonces el cáncer es una enfermedad kármica?
  La experiencia dice que sí. Estamos sometidos a un mecanismo de causa y efecto que nos premia con la salud  o nos corrige con la dolencia, de acuerdo con nuestras acciones.
¿El cáncer sería entonces el resultado de un comportamiento desajustado, en vidas anteriores?
No siempre. La causa puede estar en esta existencia, Un ejemplo: las estadísticas demuestran una gran incidencia de cáncer en el pulmón, en personas que fuman. Hay elementos cancerígenos en las sustancias que componen el cigarro. Quien fuma, por tanto, es un serio candidato a ese mal. Será su karma. Hay una carga ilustrativa, en la que un cigarro le dice a su fumador: "Hoy tu me enciendes. Mañana yo te apagaré".       ¡ Ciertísimo!
(Continúa en el siguiente)

*********************


No hay comentarios:

Publicar un comentario