Hoy de nuevo, tenemos:
- Manifestaciones físicas indignas de los Espíritus Superiores
-" Mediumnidad Profesional"
- Gratitud y quejas
- Espiritismo en lucha-
- Pruebas y aprendizaje
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MANIFESTACIONES FÍSICAS INDIGNAS DE LOS ESPÍRITUS SUPERIORES
¿Cuáles son los agentes secretos de estos fenómenos y los verdaderos actores de estas
escenas inexplicables? Los ángeles no aceptarían estos papeles indignos, y no se prestarían a todos los caprichos de una vana curiosidad.”
El autor quiere hablar de las manifestaciones físicas de los espíritus. Entre ellas,
ciertamente, las hay que serían poco dignas de espíritus superiores. Y si a la palabra ángeles sustituís por puros espíritus o espíritus superiores. tendréis exactamente lo que dice el Espiritismo.
Pero no se podrían poner en la misma línea las comunicaciones inteligentes por medio de la escritura, la palabra, la audición, o cualquier otro medio, que no son indignas de los buenos espíritus, como no lo son en la tierra de los hombres más eminentes ni las apariciones, ni las curaciones y una porción de otros hechos que los libros sagrados citan con profusión, atribuyéndolos a los ángeles o a los santos. Si, pues, los ángeles y los santos han producido en otro tiempo fenómenos semejantes, ¿por qué no los han de producir ahora? ¿Por qué los mismos hechos serían hoy obra del demonio en manos de ciertas personas, siendo así que son reputados milagros de los santos en las de otras?
Sostener una tesis semejante es abdicar de la lógica.
El autor de la pastoral está equivocado cuando dice que estos fenómenos son inexplicables.
Al contrario, hoy es cuando se explican perfectamente, y por esto no se los mira como maravillosos y sobrenaturales. Y aunque no lo fuesen, no sería lógico atribuirlos al diablo, como no lo fue en otro tiempo el hacerle el honor de atribuirle todos los actos naturales que no se comprendían.
Por papeles indignos es necesario entender los papeles ridículos y los que consisten en hacer el mal. Pero no se puede calificar así el de los espíritus que hacen el bien y conducen a los hombres a Dios y a la virtud. Pero el Espiritismo dice, precisamente, que los papeles indignos no pueden representarlos los espíritus superiores.
Allan Kardec.
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MEDIUMNIDAD "PROFESIONAL"
Puede que se diga que un médium que da su tiempo al público por interés de la cosa, no puede darlo si no le pagan, porque es menester vivir. ¿Pero es en el interés de la cosa o en el suyo que lo da, no es más bien porque en ello entrevé un oficio lucrativo? A este precio se encontrarán siempre personas adictas. ¿No hay más que esta industria a su disposición? No olvidemos que los Espíritus, cualquiera que sea su superioridad o su inferioridad, son las almas de los muertos, y cuando la moral y la religión hacen un deber de respetar sus restos, la obligación de respetar a su Espíritu es aún mayor.
¿Qué se diría del que sacase un cuerpo de la tumba y lo exhibiese por dinero, porque este cuerpo había de llamar la atención? ¿Es menos irrespetuoso exhibir el Espíritu que el cuerpo bajo el pretexto de que es curioso el ver trabajar a un Espíritu?
Notad bien que el precio de entrada estará en relación de las cosas que podrá hacer y del atractivo del espectáculo. Ciertamente si cuando vivía hubiese sido cómico, regularmente no hubiera creído que después de su muerte hubiera encontrado un director que le
haría representar gratis, en su provecho.
No debemos olvidar que las manifestaciones físicas lo mismo que las manifestaciones inteligentes, las permite Dios para nuestra instrucción.
311. Prescindiendo de estas consideraciones morales, no podemos negar que haya médiums interesados, pero de igual manera honrados y concienzudos, porque en todos los oficios hay personas buenas; sólo hablamos de los abusos; pero se convendrá, por los motivos que hemos expuesto, que el abuso tiene más razón de estar entre los médiums retribuidos que entre aquellos que, mirando su facultad como un favor, no la emplean sino para hacer un servicio.
El grado de confianza o de desconfianza que puede concedérsele a un médium retribuido, ante todo depende del aprecio que se hace de su carácter y de su moralidad y además de
las circunstancias. El médium que con un fin eminentemente formal y provechoso,estuviese impedido de utilizar el tiempo de otro modo y por esta razón exonerado, no puede confundirse con el médium especulador, aquel que con designio premeditado se hiciera una industria de la mediumnidad. Según el motivo y el objeto, los Espíritus pueden pues, condenar, absolver y aun favorecer; juzgan más bien la intención que el hecho material.
313. No ignoramos que nuestra severidad con respecto a los médiums interesados amotina contra nosotros a todos aquellos que explotan o tendrán intención de explotar esta nueva industria, y se nos hacen enemigos encarnizados, lo mismo que sus amigos que naturalmente toman su defensa; nos consolamos de ello, pensando que los mercaderes arrojados del templo por Jesús no debían mirarle con muy buenos ojos. Tenemos además contra nosotros a las personas que no miran la cosa con la misma gravedad; sin embargo, nos creemos con el derecho de tener una opinión y emitirla; no forzamos a nadie para que la adopte. Si se ha unido a ella una inmensa mayoría es que la encuentra justa; porque en efecto, no vemos cómo se podría probar que no hay más suerte en encontrar el fraude y los abusos en la especulación que en el desinterés. En cuanto a nosotros, si nuestros escritos
han contribuido a poner en Francia y en otras partes el descrédito en la mediumnidad interesada, creemos que no será uno de los menores servicios que habrán hecho al Espiritismo formal.
El libro de los médiums. Allan Kardec.
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GRATITUD Y QUEJAS
( Para meditar)
" Una vez comprendido el sentimiento de la gratitud, es permitido que este profundice en tí, comenzando a causarte un sentimiento de gratitud por todo.
Y cuanto más gratitud experimentes, menos quejas tendrás y menos infeliz serás.
Una vez desaparecidas las quejas, la infelicidad desaparecerá.
Este es uno de los secretos más importantes para ser aprendidos"
-(Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida)-
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ESPIRITISMO EN LUCHA
El Espiritismo, en suma, es todo el estremecimiento de la vida invisible; representa a un universo viviente que hasta ahora se ignoraba, salvo por parte de unos pocos, y del que sabemos y sentimos que existe, se agita, palpita y vibra en nuestro entorno, llenando el espacio con pensamientos radiantes, pensamientos de amor, inspiraciones geniales. Y cada vez más lo sentiremos vivir y obrar, merced al desarrollo de facultades que van a
multiplicarse, incrementarse y convertirse en patrimonio de gran número de personas. Por ellas adquiriremos, asimismo, la certidumbre preciosa de la protección y sostén que desde el Más Allá se extiende sobre nosotros; la prueba de que la solicitud de lo Alto alcanza a todos los peregrinos de la vida en su penoso viaje terrenal.
En la lucha que se ha iniciado en pro de la ascensión de la humanidad, la grandiosa batalla de las ideas, el Espiritismo es el más fuerte de los combatientes, porque en él se reencuentran la vida y la muerte, y la Tierra y el Cielo se reúnen y se ligan para las lides del pensamiento. Luchemos, pues, con coraje, sabiduría y prudencia. El Mundo Invisible está con nosotros. Elevemos nuestro grito de esperanza y confianza en la eterna y consciente justicia que gobierno los mundos. ¡Creamos, tengamos esperanza y actuemos!
LEÓN DENIS
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Pruebas y aprendizaje
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Cuando el dolor llega a nuestra puerta y llena nuestra vida de tinieblas, generalmente nos desesperamos o nos entregamos al llanto.
Sin ánimo, miramos a nuestro alrededor y envidiamos a los felices del mundo: aquellos que poseen riquezas, salud o familia perfectas y que aparentemente no tienen preocupaciones. En esas horas de pruebas, nos lamentamos y lloramos. Raras veces aprovechamos la ocasión para meditar y aprender buenas lecciones. Muchas veces, aquí en la Tierra, las preocupaciones de la vida material nos oscurecen la lucidez. Nos quedamos tan afligidos con lo que vamos comer o beber que nos olvidamos de que tenemos Dios, un Padre amoroso que nos cuida a todos. Cree: nadie está olvidado por este Padre amoroso y bueno, que permite que nazca el sol sobre los buenos y los malos, que hace caer la lluvia sobre los justos e injustos. Muchas veces nos preguntamos: ¿Por qué pasa eso conmigo? La pregunta debería ser distinta: ¿Para qué ocurre eso conmigo? Si, toda y cualquier experiencia - sufrida o feliz - nos trae un aprendizaje importante. Son momentos que enriquecen nuestra alma. Dios no juega con nuestras vidas. Y, si Él permite que se nos ocurran determinados hechos, es porque hay un objetivo útil e importante para nosotros. Haga una retrospectiva: observe los momentos difíciles de su vida, ellos trajeron algo de nuevo, un aprendizaje especial. Cada lágrima agregó sabiduría, experiencia, una nueva manera de ver la vida. La enfermedad, por ejemplo, nos enseña a valorar la salud, a cuidar mejor del cuerpo. La pobreza nos revela la importancia del trabajo y del esfuerzo personal. Los familiares difíciles nos ofrecen la lección de la tolerancia. Al fin, las pruebas nos enseñan a ser más sensibles delante del sufrimiento ajeno. Esas lecciones, cuando interiorizadas, se quedan para siempre. La verdad es que las dificultades son advertencias que se nos presenta la vida, alertas acerca de nuestras actitudes hacia el prójimo. Si algo de malo nos ocurre, vale la pena preguntarse: ¿qué es lo que puedo aprender con eso? ¿Cómo puedo mejorar a partir de este suceso? Pero, ¡atención!: nada de eso significa que debemos cultivar el dolor. ¡Eso no! El bien sufrir no significa cultivar el sufrimiento, ser conformista o agravar el dolor que padecemos. El bien sufrir significa enfrentar las dificultades con fe y coraje, alimentar la esperanza enfrentando las situaciones con serenidad. Entonces, busque soluciones, luche por su felicidad. Pero, haga todo eso con tranquilidad. Cuando caigan sobre ti las dificultades de la vida, no te entregues a la rebeldía destructiva. En silencio, haz una oración y busca descubrir el aprendizaje oculto que la situación difícil te presenta. Cree: por más difícil que sea la experiencia, los frutos del aprendizaje jamás se perderán, y ellos nos tornarán más sabios y generosos. Por eso, siempre que las lágrimas visiten tu frente, yerga los ojos para los cielos y agradece. En tus plegarias, pide a Dios la fuerza necesaria para superar el momento difícil y la inspiración para encontrar las soluciones. Y Dios, que nos ama tanto, no dejará de atendernos, según nuestras necesidades espirituales. Y cuando termine el momento difícil, te sentirás mejor al verificar que no te has entregado al desespero. Generalmente, la solución está cerca. Cuando estamos trastornados por el miedo o el desespero, es más difícil solucionar el problema. Con calma, siempre podremos ver la luz al final del túnel. ¡Piensa en eso! |
Redacción del Momento Espírita.
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