lunes, 19 de febrero de 2018

Campeonato de la Insensatez


Hola amigos:
 Hoy tenemos la siguiente lectura:

- ¿ Qué sentido tiene el dolor humano?
- Resumen de la ley de los fenómenos espíritas
- ¿Por qué  nos tientan ?
-Reencarnación
- Campeonato de la Insensatez




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¿Qué sentido tiene  la existencia del dolor humano?

Antes de profundizar debemos aclarar que el dolor puede ser físico, psíquico y espiritual o moral,  siendo estos últimos mencionados el sufrimiento interior que puede experimentar el alma y la mente humana, mientras que  el dolor físico, es consecuencia de nuestra sensibilidad, porque es un aviso necesario de que algo anda mal en nuestro organismo, y un estimulante para la actividad del ser humano.
 El dolor nos obliga a reconcentrarnos en nosotros mismos y a reflexionar, ayudándonos a vencer nuestras pasiones, por lo que resulta un camino para el perfeccionamiento espiritual
 El dolor que refleja el cuerpo físico puede tener un origen kármico en esta vida o en vidas anteriores, bien por haber llevado una vida desordenada y antinatural, por excesos de alimentación, vida sedentaria, abuso de alcohol o de drogas, abuso y mal uso de la actividad sexual y situaciones desarmónicas en general, causadas por uno mismo.
Los males psíquicos, como las depresiones, las psicosis y las psicopatías, son en gran medida el resultado de tensiones emocionales, sentimientos y actitudes mentales negativas y desacertadas ante la vida, así como de intensos deseos de baja naturaleza. Otras veces, sin embargo, son causadas por un mal Espíritu.
Los males espirituales son las  sensaciones de reproche y acusación íntima que el Ser experimenta  a través de su conciencia, en forma de angustia y mal estar interior y al que de inmediato se etiqueta como depresión y se intenta soslayar con medicamentos neurológicos que las más de las veces no hacen ningún efecto o si lo hacen es negativo y empeoran aún más la situación. Este mal estar o esa angustia interior, vienen como resultado de haber sido débil ante su propio egoísmo o por cualquier  otro sentimiento negativo como el rencor, etc. A veces estos pueden ser tan intensos que pueden generar también sufrimientos psíquicos como la desesperación o una auténtica depresión psíquica.
La base del sufrimiento moral es el apego hacia las personas u objetos hacia los que se siente un afecto mezclado con un sentimiento de posesión  cuando se experimenta el miedo  a perder esos apegos.
     También existen sufrimientos provocados por desequilibrios internos del Ser humano, cuyo origen está en una disfunción entre  las demandas del Ser espiritual, y las de su parte material, dando origen a la enfermedad de la  Depresión. Esto sucede cuando  se provocan ansias psicológicas e infelicidad al  no atender el llamado interior del espíritu que a través de la conciencia pide una cosa, mientras que la persona se deja llevar  por las tendencias materiales que le  inclinan hacia algo bien distinto.
      El sufrimiento ante el dolor  es obra de la mente, por eso lo trágico de la vida humana no es el dolor o el sufrimiento en sí mismos, sino el tiempo que perdemos mientras nos dedicamos a sufrir  o a quejarnos, sin hacer otra cosa,  porque nos implicamos en demasía como protagonistas en un problema,  abandonando mientras otras realizaciones que tenemos  comprometidas. El sufrimiento surge cuando nos enfrentamos al dolor, oponiéndonos a su  realidad, y cuanto más se sufre, mas incapacitado se está para afrontar la causa del sufrimiento.
     Ante el dolor y el sufrimiento irrevocables, solemos pasar por una serie de etapas que van desde la negación o el rechazo, seguido de la rebeldía contra Dios y contra la vida, hasta que finalmente intentamos una “negociación” y finalmente terminamos con la aceptación de lo que debemos atravesar, al intuir que ahí está precisamente  el aprendizaje que esa dolorosa situación nos aporta.
 Como antes se expuso, el dolor y el sufrimiento humano, no son un castigo o una venganza divina, sino un reajuste de nuestra conducta y una depuración de nuestro cuerpo espiritual, enfermo y lastrado con las energías negativas originadas por actos contrarios a la Ley del Amor. El dolor proporciona al Ser que lo padece la oportunidad de rescatar deudas del pasado, limpiando mediante el mismo su Cuerpo Espiritual (Periespíritu),  y de probarse a sí mismo su fortaleza interior ante las dificultades de la vida.
El dolor supone siempre una señal de alarma porque indica una violación del orden establecido por las leyes que rigen  al Ser y a su cuerpo.  Es un aviso de que algo va mal o que falla, y si se desoye esta llamada de atención, se intensifica cada vez más y llega a ser muy pertinaz cuando la ley del Amor ha sido violada muy intensamente, extendiéndose ese efecto desagradable, incluso hasta vidas posteriores, con arreglo a la ley de Consecuencias.   Cuando violamos las leyes Divinas se produce un desajuste  que nos lleva por el dolor a reencontrarnos con nosotros mismos y a reflexionar, indicándonos que nos hemos equivocado con el fin de que rectifiquemos.
Desde un normal punto de vista humano, el dolor  es algo negativo que todos rechazamos, pero desde el punto de vista de este conocimiento espiritual sabemos que  el dolor no es ni una maldición ni un castigo Divino;  cuando se presenta se deben tener en cuenta sus aspectos positivos, tal como la función benéfica para el progreso espiritual  y a veces sirve también para ayudarnos a vencer nuestras pasiones, por lo que resulta una herramienta útil para forjar nuestro perfeccionamiento espiritual y nuestra enseñanza moral. Entre las funciones benéficas del dolor,  está la de tener un efecto ablandador del alma en personas soberbias, dominantes y orgullosas.  Por este motivo, ciertas circunstancias de la vida  que calificamos como desgracias, tal como enfermedades incurables o dolorosas, resultan espiritualmente benéficas. Ello no significa que no se deba luchar humanamente por erradicarlas o al menos aliviarlas, y precisamente en ese esfuerzo para prevenir y curar con paciencia  y entereza estas enfermedades, es en donde radica su acción benefactora para el Ser.
      Además, durante el transcurso de esas enfermedades dolorosas, el Ser usa de su cuerpo físico y psíquico como válvula de escape y de drenaje del magnetismo mórbido que impregna su periespíritu y le incapacita para poder elevarse hasta planos más sutiles .
Por remarcar lo anterior, repito que el dolor y el sufrimiento causados por la enfermedad, suelen ser el resultado de un necesario proceso purificador y depurativo del alma, pero jamás son un castigo de Dios. Otras veces estas enfermedades, dolores y sufrimientos, que se pasan en la vida humana,  los elige el Ser desde antes de nacer con el fin de afianzar o conquistar algún valor necesario para su evolución, tal como la resignación, la fe, la esperanza, la bondad, la paciencia, etc.  Cuando el dolor  y el sufrimiento aparezcan, por muy duro que resulte  afrontarlo, debemos aceptarlo considerando que es una oportunidad única y una enseñanza que se nos brinda para nuestro bien espiritual, porque  salvo en los casos de aceptación voluntaria de la enfermedad y del dolor para fortalecer el espíritu y evolucionar, las dolencias del cuerpo físico y psíquico  tienen una relación directa con el estado enfermizo del alma, y por eso el sufrimiento comienza a partir de un estado mental y anímico desequilibrado, pero significa que se produce un drenaje y un saneamiento del alma.
En definitiva, podemos estar seguros de que  solamente sufrimos o padecemos lo que necesitamos para impulsar nuestra evolución, crear experiencias y aprender en el desarrollo de los sentimientos de bien.
- Jose Luis Martín-


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 “Las enfermedades, sobre todo las de larga duración, representan un aprendizaje en  el arte de vivir y en la educación del carácter”
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      Resumen de la ley de los fenómenos 
                            espíritas

Los Espíritus son atraídos por la afinidad, la similitud de los gustos y de los caracteres, y la intención con la que se desea su presencia. Los Espíritus superiores no van más a las reuniones fútiles que un sabio de la Tierra iría a una asamblea de jóvenes aturdidos. El simple buen sentido dice que no puede ser de otra manera; o, si van algunas veces, es para dar un consejo saludable, combatir los vicios, tratar de traer de vuelta a los participantes a la buena vía; si no son escuchados, se retiran.          Sería tener una idea completamente falsa creer que Espíritus serios pudieran complacerse en contestar futilidades, preguntas inútiles que no prueban ni afecto, ni respeto por ellos, ni deseo real de instruirse y mucho menos que pudieran venir a ponerse como espectáculo para la diversión de los curiosos. Si no lo hicieron durante su vida, no pueden hacerlo después de su muerte. 
Allan Kardec, Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 7.o año, n.o 4, abril de 1864


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          ¿ Por qué nos tientan?

¿Por qué los Espíritus inferiores se complacen en inducirnos al mal? 

- Por el despecho de no haber merecido estar entre los buenos. Su deseo es impedir, todo lo que puedan, que los Espíritus aún inexperientes lleguen al bien supremo.* Quieren hacer experimentar a los demás lo que ellos mismos sienten. ¿No veis este mismo acontecer entre vosotros? 
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. 
ALLAN KARDEC 


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                        Reencarnación 

33... El principio de la reencarnación es una consecuencia lógica de la ley del progreso. Sin la reencarnación, ¿cómo explicaríamos la diferencia entre el estado social actual y la barbarie de otros tiempos? Si las almas fueran creadas al mismo tiempo que el cuerpo, las que naciesen hoy serían totalmente nuevas y primitivas, tanto como aquellas que vivieron hace mil años. Además, no habría entre ellas la conexión ni relación necesaria alguna y serían completamente independientes unas de otras. Pues bien, ¿por qué motivo Dios dotaría con más prodigalidad a almas actuales que a sus antecesoras? ¿Por qué causa son más inteligentes? ¿Por qué se han depurado sus instintos y dulcificado sus costumbres? ¿Por qué poseen la intuición de ciertas cosas sin haberlas aprendido?    
      No se puede salir de este ordenamiento, a menos de admitir que Dios crea almas diferentes, según el momento y el lugar, proposición inconciliable con su justicia soberana (cap. II, n.º 19). 

     Por el contrario, considerad que las almas actuales ya vivieron en un tiempo pasado; que pudieron ser bárbaras, como el siglo que las engendró, mas han progresado, y como en cada nueva existencia traen lo adquirido en vidas anteriores, las almas de los tiempos civilizados no son creadas más perfectas, sino que se fueron perfeccionando por sí mismas con el transcurso del tiempo, con lo que tendréis la única explicación lógica de la causa del progreso social.. 

EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS 
ALLAN KARDEC. 


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 CAMPEONATO DE LA INSENSATEZ
Juana de Ángelis

      Cuando el conocimiento se liberaba del grillete soez de la ignorancia y las ciencias adquirieron ciudadanía cultural, ampliando los horizontes del pensamiento y facultando un mejor entendimiento en torno a la finalidad existencial, a mediados del siglo XIX, surge el Espiritismo como un sol para la Nueva Era, que debería iluminar a la Humanidad a partir de entonces.
      Era la respuesta de los Cielos a las rogativas de los sufrimientos que se esparcían por la Tierra. Conforme a lo que Jesús había prometido, se trataba de El Consolador, que llegaba para atender a las múltiples necesidades humanas.
      Sintetizando el idealismo filosófico con las conquistas de la experimentación científica moderna, mientras era restaurada la ética del Evangelio, esa incomparable Doctrina se proponía ofrecer los instrumentos hábiles para la adquisición de la felicidad.
      El oscurantismo ancestral cedía lugar a nuevas conquistas libertadoras, mientras Espíritus Superiores se encargaban de promover el progreso material, social e intelectual en el Orbe, sacrificándose fieles a las ansias de iluminación.
     Los objetivos de la libertad alcanzada desde los días sangrientos de 1789, con la caída de la Bastilla y los movimientos que la siguieron, propiciaban el florecimiento de la verdadera fraternidad entre todos, igualándolos en relación a los derechos y a los deberes que les atañen por lo menos teóricamente.
      Se respiraban nuevos aires sin los tóxicos de los prejuicios y de la intolerancia religiosa, que cedía ante el vigor de las conquistas incomparables de la evolución que, diariamente llegaban a las masas sufridas…
      La arrogancia de Napoleón III, en Francia, reflejando la dominación clerical, que se obstinaba en proseguir soberana, gracias a los vínculos con Roma, que apoyaba gobiernos usurpadores y perversos en Europa,señalaba la declinación del Viejo Mundo de ostentación y privilegios, a fin de que los abanderados del amor y de la paz, abriesen espacios iluminados en la inmensa noche amedrentadora.
      Los Espíritus, de los considerados muertos, rompieron el pavoroso silencio al que fueron relegados y proclamaron las auténticas enseñanzas del Cristo como fundamentales para la vida, así como la inmortalidad, restaurando la pulcritud del Evangelio que había sido gravemente adulterado, despertando, de ese modo las conciencias para la vivencia de
la armonía, del bien y de la caridad…
      Los paradigmas científicos del Espiritismo, se revestían del vigor indispensable para el enfrentamiento con el materialismo de Federico Engels y de Schopenhauer, de Marx y de Nietszche, revitalizando la ética centrada en la Buena Nueva, conforme Jesús y sus primeros discípulos la habían vivido.
      Era un renacimiento de la Palabra y un reencuentro con la Verdad, que había perdido el brillo empañada por los dogmas reaccionarios y la Teología proselitista, elaborada apenas para atender a los intereses mezquinos y serviles de los poderosos, que, a veces, eran también sometidos al talante de su atrevimiento.
      Permitiendo que se investigara de manera exhaustiva, los inmortales conversaron con las criaturas terrestres, ofreciéndoles explicaciones seguras sobre la vida, sus objetivos, los problemas del sufrimiento, del destino, del ser humano…
      Nunca, hasta entonces, una Doctrina abarcaría tantos temas y cuestiones porque, a fin de cuentas, no procedía de una persona, sino de un equipo de pensadores como Juan Evangelista, Pablo Apóstol, San Agustín, Descartes, Lacordaire, el Cura d’Ars, San Luis de Francia, Juana de Arco, Henri Heini, Fénelon, para citar apenas a unos pocos, todos bajo la inspiración de Jesucristo…
      Esa trilogía sintetizada en un bloque monolítico –Ciencia, Filosofía y Religión– debería enfrentar el futuro, acompañando el progreso,aceptando todas sus conquistas pero interpretándolas con meticuloso discernimiento, porque estudia las causas, mientras las ciencias estudian sus efectos.
      Transcurrido un siglo y medio, después del lanzamiento de El libro de los Espíritus, en París, el 18 de abril de 1857, la Doctrina resistió todas las envestidas de la cultura científica, tecnológica, filosófica, permaneciendo vigorosa e insuperable como en el instante de su consolidación.
      El movimiento espírita que se extendió por diversas naciones terrestres, presentó escritores, médiums, oradores y conferenciantes, pedagogos,psicólogos, médicos y abogados, jueces y fiscales, entre muchos otros profesionales, todos incorruptibles, dejándonos un legado honorable, que desgraciadamente, en algunos casos, no está siendo dignamente preservado.
      Los atavismos ancestrales, en diversos espíritas, que se eligieron o fueron elegidos líderes por sí mismos y que no han soportado el peso de la responsabilidad para la ejecución del trabajo que les atañe, preocupados injustamente con la labor organizativa, se han desviado de los contenidos fundamentales de la Doctrina, tal y como hicieron ayer en relación con el
Mensaje Cristiano, que transformaron en romanismo…
      En vez de preocuparse con la caridad fraternal en lo referente a los infelices de todo porte, se entregan a la conquista de patrimonio material y de proyección social, vinculándose, en algunos casos, a políticos famosos, no siempre portadores de conducta loable, para compartir las migajas del mundo, en detrimento de las alegrías del Reino de los Cielos.
      Sustituyen la sencillez y la espontaneidad de los fenómenos mediúmnicos por constricciones y directrices escolares que culminan, lamentablemente, con la graduación y entrega de diplomas a médiums y adoctrinadores, que también alcanzaron los peldaños teológicos de la auto-fascinación.
      Exigencias inapropiadas y vanidosas, agresivas a la sencillez que debe imperar en las Sociedades Espíritas, antes desprovistas de los llamados atavíos tecnológicos modernos; pues, anteriormente eran ejemplo de tolerancia y bondad entre sus miembros.
      Al estudio serio de los postulados doctrinarios, se sucede la frivolidad y la diversión en la relación con el público que busca las reuniones y estas actitudes son más compatibles con los espectáculos burlescos que con la seriedad que debe revestir el Espiritismo.
      El exceso de discusiones en torno a cuestiones secundarias, toma mucho tiempo para el análisis y la reflexión, que mejor debería dedicarse a resolver importantes y urgentes desafíos sociales y humanos a los cuales el Espiritismo tiene mucho que ofrecer.
      La presunción y la soberbia eligen planteamientos y conductas que recuerdan a aquellos formulados por los antiguos sacerdotes, que ahora pretenden encargarse de definir los rumbos que deben ser tomados por el movimiento, después de tumultuosas reuniones con resquicios de resentimientos y rencores mal disfrazados.
      Se oyen los mensajes de los Benefactores espirituales,conmoviéndose con sus disertaciones, y abandonándolas en seguida dominados por la alucinación de la frivolidad.
Se apegan al poder, como si fuesen insustituibles, se olvidan de que las enfermedades y la desencarnación los desalojan de las funciones que pretenden preservar a cualquier precio.
      El tecnicismo complicado viene transformando algunas Instituciones en Empresas dirigidas por ejecutivos brillantes, pero sin ningún vínculo con los postulados doctrinarios…
Existen divisiones que se van multiplicando por sectores, por especializaciones, amenazando la unidad del cuerpo doctrinario, olvidándose de aquellos que no poseen títulos terrestres, pero que son humildes de espíritu, sencillos y puros de corazón, en injustificable elitismo.
      Escasean el amor, la compasión y la caridad…
Reinan las críticas sórdidas, las persecuciones públicas y las rencillas, donde debería afianzar el perdón, el bienquerer, la comprensión fraternal, la caridad sin mancha.
      No se dispone de tiempo –pues ha sido consumido por el vacío exterior– para la asistencia a los sufridores y necesitados que acuden a las Casas Espíritas y son relegados a un segundo plano; ni para la convivencia con los pobres y desconocedores de la Doctrina, que son encaminados a cursos, cuando necesitan con urgencia de una palabra de consuelo moral…
      Los corazones se endurecen y la fraternidad desaparece.
      El Cristianismo resistió con bravura trescientos años mientras era perseguido y odiado, hasta el momento en que el emperador Constantino lo vilipendió, el día 13 de junio de 313, mediante el Edicto de Milán, que lo tornó tolerado en todo el Imperio Romano, decayendo posteriormente como religión del Estado, olvidando totalmente las lecciones de Jesucristo,
pasando después, de perseguido a perseguidor…
      El Espiritismo aún no completó su sesquicentenario de surgimiento en la Tierra y las mismas nubes borrascosas amenazan exterminarlo, por la falta de vigilancia de algunos de sus adeptos.
      Es hora de cerrarle el paso a esa carrera desenfrenada en búsqueda de las ilusiones, a fin de hacer un análisis más profundo en torno a la Doctrina Espírita y a sus objetivos, saliéndose de las brillantes teorías para la práctica y la vivencia de las enseñanzas liberadoras.
      No es el momento para huir de la realidad, ante el deseo de algunos de conseguir, aunque sea de manera fugaz, el brillo momentáneo de los focos de atención, como se blasona con cierta mofa, en relación a los que disputan las glorias terrestres.
      Menos competición y más cooperación, debe ser la preocupación de todos los espíritas sinceros, a fin de transferir la Doctrina a las futuras generaciones, conforme la recibieron del Codificador y de sus iluminados trabajadores de las primeras horas.
      Buenos Espíritas, muy amados míos, vosotros sois todos obreros de la última hora, conforme proclamó el Espíritu protector Constantino, en El Evangelio según el Espiritismo. (*)
     Tórnate veraz, y con tu intervención, los fenómenos serán auténticos.
     Hazte responsable y serio, y las producciones mediúmnicas a que dieres origen merecerán credibilidad y consideración.
     Vive conforme recomiendan los espíritus nobles, y aquellos que participan de tus experiencias mediúmnicas se esforzarán para vivir dignamente.
     Ejercita la caridad y la renuncia, ayudándote a ti y a tu prójimo, y los buenos espíritus te elegirán como instrumento de su ministerio de iluminación humana.
     Jesús, en la condición de Médium de Dios, vivió absolutamente conforme a lo que enseñó a todos para que alcanzasen la gloria celestial.

(Mensaje  de Juana de Ángelis psicografiado por el médium Divaldo Pereira Franco, en la
sesión mediúmnica de la noche del 08 de agosto de 2006, en el Centro Espírita
Camino de Redención, en Salvador, Bahía, Brasil).
(*) Capítulo XX “LOS OBREROS DE LA ÚLTIMA HORA”, ítem 2. Nota de la Autora
Espiritual.



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