miércoles, 25 de abril de 2018

Consecuencias del suicidio



Esta tarde os presento:

- No confundir el respeto con la aceptación
-Olvido del pasado
-¿Hay Seres que vienen al mundo con la misión de hacer el mal?
- Consecuencias del Suicidio
-Terapias desobsesivas



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 NO CONFUNDIR EL RESPETO CON LA 
                      ACEPTACIÓN

Muchos compañeros, alegando que todas las religiones son buenas y respetables, consideran que las labores espiritas, simples y sencillas desde su mismo origen, no sufren desmerecimiento alguno aceptando el injerto de prácticas extrañas, siendo por ello que aceptan indebidamente la adulación a determinadas categorías y personalidades humanas, con la supuesta creencia de poder beneficiar así a los objetivos doctrinarios del Espiritismo.. 
Sin embargo, examinemos sin ninguna parcialidad la faz contradictoria de semejante actitud, haciéndolo con el rigor de la lógica. 
Todos los seres que habitan en el vasto Universo son hijos del Creador y algún día llegarán a alcanzar la perfección total. Mientras tanto, en el grado evolutivo en el que nos hallamos, no nos es permitido estar con todos, aun cuando a todos respetemos, puesto que infinidad de ellos se encuentran viviendo experiencias diametralmente opuestas a los fines que nosotros nos hemos propuesto alcanzar. 
No existen caminos que no sean transitables y todos nos pueden conducir a un determinado lugar del mundo . 
Mas solamente los viajeros irresponsables y audaces elegirán los atajos peligrosos y las más oscuras cañadas, cruzarán montes y lagunas enfrentándose con los laberintos más inverosimiles a lo largo de la marcha difícil que escogieron. 
Todos los productos expuestos en un mercado son útiles, sin excepción. Pero con el pretexto de estar ellos para la adquisición de todos, no podemos comer sin seleccionar los alimentos y sin una mínima noción de la higiene y una lógica consideración para con nuestra misma salud. 
Aguas de cualquier lugar pueden calmar la sed. Pero a pesar de ello, y aun pensando en que todas tienen su valor, no es aconsejable que se beba cualquiera de ellas sin ninguna preocupación de su limpieza, a menos que la persona esté con un ansia irrefrenable de ella o con la amenaza de muerte en un desierto. 
La legislación social establece la segregación de nuestros hermanos delincuentes para su dedicación a trabajos reeducativos; la policía de tránsito garante el orden de los automotores en las carreteras; los funcionarios municipales y estatales cumplen una fiscalización necesaria de la calidad y la higiene concernientes a los productos destinados al consumo público, así como vigilan constantemente la acción depuradora de los agentes y de los filtros para que las aguas no se constituyan en vehículos de endemias o de otras calamidades que arrasarían poblaciones indefensas. 
Reflexionemos en eso y comprenderemos que preservar la sencillez de los principios espíritas en nuestras casas doctrinarias, para que en ellas podamos alcanzar la meta de la liberación espiritual de la humanidad, no es ni fanatismo ni rigorismo de ninguna especie, por cuanto actuar de otra manera seria lo mismo que destruir un atlas terráqueo después de largos siglos de esfuerzo y sacrificio por conseguirlo, o bien, si con el argumento de la fraternidad nos obligasen a desertar de nuestro hogar para convivir con los penitenciarios; a dejar el camino seguro por el cenagal; despreciar el alimento saludable para ingerir la refacción en mal estado y trocar el agua potable por líquidos de salubridad sospechosa.- 
En Doctrina Espirita, pues, es razonable afirmar que es preciso respetar todo y favorecer sin inconvenientes a cada uno de nuestros hermanos, donde quiera que se encuentren, pero por ello, no podemos aceptar todo ni abrazar todo, a fin de poder estar con la verdad. 
Espiritu ANDRÉ LUIZ 
Medium WALDO VIERA. 


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             Olvido del pasado 
. ¿Por qué el Espíritu encarnado pierde el recuerdo de su pasado? 
- El hombre no puede ni debe saberlo todo.* Dios, en su sabiduría, así lo quiere. A no ser por el velo que le oculta ciertas cosas, el hombre se hallaría deslumbrado, como aquel que sin transición pasa de la oscuridad a la luz. ¿Cómo puede el hombre ser responsable de actos y rescatar faltas que no recuerda? ¿De qué manera podrá aprovechar la experiencia que adquirió en vidas que han caído para él en el olvido? Se concebirá que las tribulaciones de la existencia fueran una lección para él si se acordara de las causas que han podido acarrearlas. Pero, puesto que no tienen memoria de ello, cada existencia es para él como si fuese la primera, y así está siempre comenzando… ¿Cómo conciliar esto con la justicia de Dios? 
En cada nueva vida el hombre tiene más inteligencia y puede distinguir mejor el bien del mal. ¿Dónde estaría su mérito si se acordara de todo el pasado? Cuando el Espíritu retorna a su existencia primitiva (la espírita), toda su pasada vida se desarrolla ante él. Ve las faltas en que incurrió y que son causas de su sufrimiento, y ve también lo que hubiera podido impedir que las cometiera. Comprende que la situación en que se halla es justa, y busca entonces una existencia capaz de reparar los errores de aquella que acaba de transcurrir para él. Busca pruebas análogas a las que pasó antes, o las luchas que considere adecuadas para su adelanto, y pide a los Espíritus superiores a él que le ayuden en esa nueva tarea que emprende, porque sabe que el Espíritu que le será asignado por guía en esa nueva encarnación tratará de hacerle reparar sus culpas dándole una especie de intuición de las que cometió. Esa misma intuición obra con frecuencia cuando os asalta un pensamiento, un deseo criminal al que os resistís por instinto, atribuyendo casi siempre vuestra resistencia a los principios que habéis recibido de vuestros progenitores, cuando en realidad es la voz de la conciencia la que os habla, y esa voz es el recuerdo del pasado, que os advierte que no volváis a caer en las faltas en que habéis ya incurrido. El Espíritu que ha ingresado a esa nueva existencia, si sufre tales pruebas con valor y las resiste, se eleva y asciende en la jerarquía de los Espíritus, cuando vuelve a estar entre ellos. 
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 
ALLAN KARDEC 


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   ¿Hay Seres que vienen al mundo con la misión de hacer el mal?
470. Los Espíritus que tratan de inducirnos al mal y que de este modo ponen a prueba nuestra firmeza en el bien,- ¿han recibido la misión de hacerlo? Y si es una misión la que están cumpliendo ¿les cabe la responsabilidad de ella? 
- Ningún Espíritu recibe la misión de hacer el mal. Cuando lo acomete, es por su propia voluntad y, por tanto, sufre sus consecuencias. Dios puede permitirle que lo haga para probaros, pero no se lo ordena, y a vosotros toca rechazarlo. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 
ALLAN KARDEC. 


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          CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO 

Necesario es aclarar, que no todos los casos de suicidio son iguales, aun cuando el mismo procedimiento haya sido empleado; pues, cada caso varía según hayan sido los motivos que hayan impulsado al individuo a tal determinación. 


Aquella persona que, por enfermedad, haya recurrido al suicidio en la creencia de que, con la muerte del cuerpo dejará de sentir el dolor, que descansará para siempre, despertará muy pronto sintiendo los mismos dolores, y una gran angustia se apoderará de ella, al comprobar que no puede morir. Porque, el suicidio no libera de los dolores. Y en algunos de los casos, el alma del suicida continúa ligada a su cuerpo carnal, sufriendo lentamente las fases de la descomposición y las sensaciones dolorosas aumentan en vez de disminuir. Siendo que, lejos de abreviar su sufrimiento, lo prolongan. 


Aquel que, por mala situación económica u otro motivo, cometiere el error de suicidarse por falta de valentía en afrontar la situación, dejando el hogar abandonado y los hijos sin amparo, en la creencia de que con la muerte se verá libre de sus preocupaciones; despertará viendo el cuadro de dolor que causa, y a su esposa e hijos en peor condición por su abandono, y el dolor moral de no poder apartarse de su familia, porque sigue imantado a ese ambiente, y su impotencia para poder remediarlo, a la vez que la tortura de su arrepentimiento por su cobarde acción. 


Como puede apreciarse claramente, EL SUICIDIO NO ES UNA SOLUCIÓN. Muy por el contrario, empeora la situación. Más aún, tendrá que volver a encarnar, cuando le sea permitido, y pasar por las mismas vicisitudes anteriores al suicidio, hasta superarlas; porque el suicidio es un crimen contra sí mismo, es una fuerte violación a las leyes de la vida. 


Y esta violación, este crimen, es el resultado del desconocimiento de la realidad de la vida y de la ignorancia de las consecuencias. Porque, si alguien en un momento de ofuscación y por desesperado que esté, sabe que la vida no termina con la muerte física, que seguirá existiendo; si ese hombre o mujer llega a conocer que la muerte no le liberará del recuerdo de sus problemas, y que por el contrario, su conciencia libre del cuerpo carnal será más clara, más intensa; y que, a más de esto, con el suicidio crea las causas que producirán sufrimientos horribles; ¿no os parece, amable lector, que ese hombre o mujer reaccionará y se sobrepondrá al motivo de su desesperación, superando la crisis? 


Psicológicamente, el suicidio es un intento de evasión de la vida, debido a un falso concepto de la realidad. 


Jamás se suicidará quien tenga la convicción plena de su inmortalidad como ser pensante. Como dice Unamuno en uno de sus «Ensayos». «Los más de los suicidas, no se quitarían la vida, si tuvieren la seguridad de no morirse nunca sobre la Tierra». 


Y una buena parte de responsabilidad corresponde a las religiones positivistas, que con sus conceptos creados en épocas de oscurantismo e inadmisibles a la razón del hombre de hoy, y en su práctica del culto externo y abandono de los principios fundamentales de la religión, han llevado indirectamente a la pérdida de la fe en la realidad espiritual. 


Amable lector. Tú y yo, arrastramos deudas por errores en el pasado y aun en el presente. Tú y yo, podemos redimir viejas deudas salvando una vida, salvando a alguien del suicidio. Lleva este conocimiento entre tus amistades, pues entre ellas puede haber alguien que esté próximo a caer en esa obsesión. 

Sebastián de Arauco.

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               TERAPIAS DESOBSESIVAS




La obsesión es una llaga moral del Espíritu,  su generalización es muy amplia, tornándose periódicamente, una virosis de contacto rápido. Como resultado del proceso evolutivos de las criaturas exige su imposición como una necesidad sanadora  de los  cuantiosos  compromisos negativos que permanecen en la economía  de la sociedad.

En la Antigüedad Oriental, así como después, durante la Edad Media, se presentaba con características  epidémicas y barría a los pueblos, les daba una tregua y retornaba intempestivamente.

En sus diversos aspectos, ha sido muchas veces confundida, con la locura,   ha desafiado a los estudiosos del comportamiento, de la salud, de la religión y de las ciencias de la mente.

En ciertas ocasiones, sutilmente, asume proporciones inesperadas, llevando a extremos lamentables  a aquellos que caen en sus redes.

Por la imposibilidad de enfrentarla, de reducirla, con recursos hábiles y eficaces, la humanidad la ha sufrido, considerándola un castigo divino, utilizando por desconocimiento de su génesis, métodos de combate no menos crueles.

La obsesión puede influir maléficamente en la organización física, produciendo patologías  tan complejas como dañinas. Ya que se trata  de la ingerencia de la presencia psíquica  de un desencarnado  en un encarnado.

Allan Kardec la estudió profundamente, siendo el primer investigador en penetrar en  sus causas, analizarlas y presentó las terapias  compatibles, capaces de disminuirlas o erradicarlas completamente. 

Antes que él, Jesús, en varias ocasiones, enfrentó y atendió  a obsesos y obsesores, socorriéndolos con Su inefable amor y libertando a unos de los otros, mediante la fuerza restauradora  de que era poseedor.

Su dialogo con esos enfermos son profundos, presentando a la psicopatología  un admirable capitulo, que permanece oscuro en las áreas de las doctrinas especializadas.

El Espiritismo, en cambio, por lidiar con los factores causales, analiza el problema y lo elucida, proponiendo métodos  correctos para atender a los que se encuentran involucrados, al tiempo que suministra terapias preventivas, que impiden la instalación de la enfermedad.

La obsesión tiene sus raíces fijas en los antecedentes morales  de ambos litigantes. Egoístas e irreflexivos, no miden las consecuencias  de sus actos venales, pasando a vincularse uno en el otro a través de las cadenas del odio, de la venganza, que los hace cada vez más infelices. Arrastrándose, de ese modo, por siglos  de sufrimientos dolorosos, pasando de victimas a verdugos y recíprocamente, hasta que el amor les encienda la luz de la esperanza en las sombras donde permanecen y el perdón los torne verdaderos hermanos en la senda evolutiva.

El amor es el primer medicamento para la terapia obsesiva. Ya que abre las puertas de la esperanza y esclarece las finalidades de la vida, proporcionando el perdón que suaviza los dolores producidos por las ulceras del odio.

Si por el contrario  persisten  en el resentimiento y el malquerer, el rencor y la desconfianza, la obsesión permanece como un ácido quemando los delicados engranajes de la casa mental y produciendo  las alineaciones tormentosas.

La mediumnidad es la gran oportunidad que posibilita la identificación y la cura de las obsesiones. El paciente victima de la obsesión, es portador de mediumnidad,  que necesita conveniente educación, con el fin de aplicarla en finalidades relevantes.

La obsesión es una dolencia grave, aun cuando se presente en un cuadro simple, que puede ser de forma depresiva o de morbo que afecta la salud física. Es por eso que se impone la transformación moral  del paciente y el cambio  de  actitud emocional del agente que la desencadena, consciente o no.

La obsesión existe, porque existe un debito, por parte del que la sufre.

Las leyes de la vida disponen  de recursos para la reeducación de los incursos en sus códigos de justicia. La intemperancia y precipitación de los individuos, perturbados en si mismos, los llevan a los desagravios y  venganzas, produciendo esos innecesarios procesos de sufrimientos.

La mente infeliz, a través de la monoidea  de agraviar, descarga  ondas de odio sobre su desafecto que, desprovisto de recursos  morales, tales como la invigilancia, la caridad, el amor , las capta por medio  del campo del periespiritu, con el cual aquella sintoniza por afinidad vibratoria hasta transformarse en una idea perturbadora  en su propio psiquismo.

A veces, por la acción de la voluntad, condensa  sus vibraciones, presentándose con aspectos terroríficos durante la vigilia y el parcial desdoblamiento producido por el sueño, y provocando por medio de pavor, que se transforma en una patología alucinante.

En la sucesión de sus interferencias consigue dominar la mente culpable,  que se le hace sumisa, dando curso a los más graves fenómenos  de subyugación, que la ignorancia, por muchos siglos, consideró como posesión demoníaca y que los científicos  rotularon esquizofrenia.

De la misma forma, la constante  ingestión psíquica de la onda mental enfermiza produce variados disturbios orgánicos, que facilitan  la instalación de gérmenes destructivos de la salud o provocan, por si misma, alteraciones celulares, ulceraciones,  disfunciones de diversos órganos.

En consecuencia, la desobsesión es la terapia especializada y única poseedora de recursos para la liberación del alineado.

Mediante el esclarecimiento del  espíritu enfermo, imbuido de la falsa idea de justicia, se deberá disuadirlo del propósito infeliz, demostrándole el error en el que se encuentra e inducirlo a la certeza de que el amor de Dios todo lo resuelve.

Es necesario la concienciación de la victima, para que busque la rehabilitación por medio de un cambio de comportamiento mental y espiritual. La reforma moral del obseso hará que su actual perseguidor constate su esfuerzo en mejorarse, demostrando arrepentimiento de las acciones infelices, y serenando el animo,  se torna amigo del antiguo verdugo,  avanzando con el para la ruta del bien.

La desobsesión también puede realizarse más allá de la esfera física, por la intervención de los benefactores espirituales, cuando constatan el esfuerzo del alma para rehabilitarse y auxiliar a su perseguidor.

En los procesos que afectan al organismo fisco, además del recurso espiritual liberador conveniente la terapia medica correspondiente, para la reorganización del mismo.

El abuso del  sentimiento, que  lleva a la vampirización psíquica, es también un motivo de obsesión, que genera prolongados disturbios.

Los deseos perturbadores lanzan petardos mentales que alcanzan a aquellos a los cuales son dirigidos, produciendo extrañas  y desagradables sensaciones. Cuando son recíprocos, dan curso a una interdependencia  psíquica  que afecta tanto al área de la emotividad, así como de la organización somática, generando sufrimiento.

La criatura es siempre responsable por su propia vida. Solamente hay agravios, obsesión y sufrimiento, porque se eligen comportamientos  enfermizos en detrimento de aquellos otros que son positivos.

Con las poderosas energías del amor, es con lo que podemos disolver las cadenas del mal, es esta, la solución para la desobsesión, se libera el ser del sufrimiento que su negligencia generó, favoreciendo con la salud integral,  resultado  de una mente en armonía con la vida,  a una organización física equilibrada y la emoción como la razón  dirigidas hacia el bien, hacia el progreso, hacia la felicidad.

- Mercedes Cruz-

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