viernes, 20 de abril de 2018

Mediumnidad y cambio de ciclo evolutivo



- Frase de Kardec
- Mediumnidad:  Reflexiones
- El sexo en la reencarnación.
-Tránsito al Más Allá
- Mediumnidad y cambio de ciclo evolutivo

                                         




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"La revolución que se aproxima es antes moral  que material." 

Allan Kardec



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                                                MEDIUMNIDAD 



                                                                  Reflexiones 

-Nunca se debe forzar la comunicación con los espíritus. 

-Emplear la mediumnidad en beneficio propio es inútil ya que es entonces cuando se producen las mistificaciones; solamente es útil cuando se hace desinteresadamente y para beneficio de otros. 

-Los médiums están para servir y a través de este servicio bien realizado crecen espiritualmente.

-Los médiums ganan conocimiento, altruismo, capacidad de sanación, control mental, paciencia, humildad, alegría y conocimiento espiritual. 

-El buen médium no juzga a otros, sino que da amor y comprensión. 

-El efecto de la práctica de la mediumnidad mal empleada provocará excesos de ego, gloria y poder sobre otros, entre otras cosas,lo cual puede llevar a la tragedia, hay que tener mucho cuidado, el médium debe moralizarse antes de practicar la mediumnidad. 

-El contacto con el otro mundo no es para hacerse ricos o poderosos ni brillantes, tampoco se convertirán pecadores en santos,pero bien ejercida puede dar paz, esperanza y satisfacción. 

Angeles.C.M.

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          EL SEXO EN LA REENCARNACIÓN 

El espíritu en sí mismo, como ser espiritual, es asexual, carece de sexo; pero, sí lo contiene el cuerpo que le envuelve: alma o psicosoma. 
Este es un cuerpo fluídico, de sustancia etérea, más o menos sutil, más o menos densa, según su condición moral; conservando el sexo de su última existencia terrena, ya que, en cuanto a la forma, es análogo al cuerpo físico. 
Cada alma humana conserva su característica sexual intrínseca. Sigue sintiéndose como mujer o como hombre, según cual haya sido; con los mismos gustos y tendencias, ya que el alma no cambia (mentalmente) con el simple tránsito a la vida espiritual. 
El sexo en la reencarnación, está supeditado a la necesidad de progreso espiritual del ser reencarnante, y generalmente se efectúa en el mismo sexo durante un número de veces NO prefijado, sino cuando ello es necesario para un mayor progreso del Espíritu y de acuerdo con el programa a realizar o destino en cada nueva vida. 

Como el Espíritu tiene que pasar por todas las experiencias a fin de adquirir la sabiduría que el mundo pueda ofrecerle, llega un momento de su vida inmortal, que necesita ensayar, que necesita vivir la vida del sexo opuesto. 
Entonces se efectúa el cambio, en el plano astral, mediante la ayuda de guías espirituales superiores, colaboradores en la obra divina de progreso de la humanidad (1). Para ello, necesita condicionar, con los fluidos del alma reencarnante, el molde fluídico o periespiritual que da forma a los elementos celulares, fijando el sexo, según fue explicado al tratar del 
proceso reencarnatorio, y situándolo en el vaso uterino de la que va a ser la madre (ésta en estado de sueño), a cuyo molde o modelo dínamo-espiritual van uniéndose, por atracción, las moléculas orgánicas en el proceso de gestación, hasta completar la formación del feto (2). 
Aun cuando esta tesis no está admitida por la ciencia oficial todavía, ya que el sexo del feto es atribuido a la influencia de los cromosomas sexuales (X-Y); otras fuentes del conocimiento sostienen que el sexo es fijado ya en el molde fluídico del reencarnante. 
Naturalmente que, el psiquismo de la nueva personalidad sufre, en grado mayor o menor, el cambio de sexo cuando éste se efectúa; según sea también su grado de evolución. 
De aquí que, presenciemos con alguna frecuencia, ciertos casos de mujeres con ademanes varoniles y hombres con ademanes femeniles, a más de otras anomalías, tales como aversión al sexo opuesto, afición al propio sexo y otras más, que son consideradas como psicopatías congénitas por los psicólogos y psiquiatras. Y esta aversión al sexo opuesto, es la que produce el mayor número de célibes voluntarios. 
Cuando el Espíritu ha vivido muchas vidas humanas en un mismo sexo, resulta peligroso para él, salirse ya del estado que ha formado en él una segunda naturaleza. 
La energía del sexo es de origen psíquico. Y esa energía psicogenética, genera cargas magnéticas de atracción hacia el sexo opuesto, en relación al grado de energía propia; la cual es necesario controlar. 
Otro aspecto que, aun cuando ajeno a la reencarnación, consideramos de suma importancia dar a conocer, relacionado con el sexo del alma o psicosoma. Es el caso de aquellos individuos que, falleciendo impregnados de fluidos concupiscentes, continúan con los mismos deseos que tenían antes de desencarnar. Y a estos seres, les es difícil adaptarse a la nueva vida, ya que, careciendo de cuerpo físico para satisfacer el deseo, sufren fuertes angustias y son causa de múltiples perturbaciones a los humanos. 
Y éste es el origen de los llamados íncubos (masculino) y súcubos (femenino) que acuden a las personas con deseos sexuales no satisfechos o caídos en la lujuria, atraídos por las vibraciones —ondas pensamiento— de estas personas, uniéndose algunas veces a su aura magnética, por afinidad; y pueden ser causa de grandes trastornos y hasta aberraciones sexuales. Son los demonios a que aluden las diversas iglesias del cristianismo. 

Sebastián de Arauco
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                          TRÁNSITO AL MÁS ALLÁ
EL TRANSITO DE LA ENCARNACION A LA DESENCARNACION EN LAS PERSONAS DESMATERIALIZADAS Y CON CONOCIMIENTO DE LA VIDA ESPIRITUAL. 

Muy diferente es la posición del espíritu desmaterializado, aun en las más crueles 
enfermedades. Los lazos fluídicos que le unen al cuerpo, siendo muy débiles, se rompen sin ninguna sacudida. Después su confianza en el porvenir, que ha entrevisto ya con el pensamiento, algunas veces también en realidad, le hace mirar la muerte como una libertad y sus males como una prueba. De lo que resulta para él una tranquilidad moral y una resignación que endulzan el sufrimiento. Después de la muerte, rotos estos lazos en el mismo instante, ninguna reacción dolorosa se opera en él. Siente su despertar libre, dispuesto, aliviado de un gran peso, sobre todo  contento porque no sufre ya. 

12. En la muerte violenta, las condiciones no son exactamente las mismas. Ninguna 

dIsgregación parcial ha podido traer una separación anticipada entre el cuerpo y el periespíritu. La vida orgánica, en toda su fuerza, se para repentinamente. La separación del periespíritu no comienza, pues, sino después de la muerte, y en este caso, como en los otros, no puede operarse instantáneamente. 
El espíritu, sorprendido, está como aturdido, pero sintiendo que piensa, se cree aún vivo, y 
esta ilusión dura hasta que se da cuenta de su posición. Este estado intermediario entre la vida corporal y la vida espiritual es uno de los más interesantes para el estudio, porque presenta el singular espectáculo de un espíritu que toma su cuerpo fluídico por su cuerpo material, y que experimenta todas las sensaciones de la vida orgánica. Ofrece una variedad infinita de matices, según el carácter, los conocimientos y el grado de adelanto moral del espíritu. Es de corta duración para aquellos cuya alma está depurada, porque en ellos había un desprendimiento anticipado, y la muerte, incluso la más súbita, no hace más que apresurar su realización. En otros puede prolongarse durante años. Este estado es muy frecuente incluso en los casos de muerte ordinaria, y para algunos no tiene nada que sea penoso, según las cualidades del espíritu. Pero para otros, es una situación terrible. En el suicidio, sobre todo, ésta es la situación más penosa. El cuerpo, reteniendo al periespíritu por todas sus fibras, todas las convulsiones del mismo repercuten en el alma, y por esto 
siente atroces sufrimientos. 

13. El estado del espíritu en el momento de la muerte puede resumirse así: El espíritu sufre 
tanto más cuanto el desprendimiento del periespíritu es más lento. La prontitud del desprendimiento está en razón del grado de adelanto moral del espíritu. Para el espíritu desmaterializado, cuya conciencia es pura, la muerte es un sueño de algunos instantes, exento de todo sufrimiento, y cuyo despertar está lleno de suavidad. 

14. Para trabajar en su depuración, reprimir sus tendencias malas, vencer sus pasiones, es 

preciso ver sus ventajas en el porvenir. Para identificarse con la vida futura, dirigir a ella sus aspiraciones y preferirla a la vida terrestre, es necesario no sólo creer en aquella, sino 
comprenderla. Es necesario representársela bajo un aspecto satisfactorio para la razón, en completa  concordancia con la lógica, el buen sentido y la idea que uno se forma de la grandeza, de la bondad  y de la justicia de Dios. De todas las doctrinas filosóficas, el Espiritismo es la que ejerce, bajo este aspecto, la más poderosa influencia por la fe inquebrantable que da. 

El espíritu formal no se limita a creer, cree porque comprende, y comprende porque se 

dirige a su entendimiento. La vida futura es una realidad que se descorre sin cesar a su vista. La ve y la toca, por expresarlo así, en todos los instantes. La duda no puede entrar en su alma. La vida corporal, tan limitada, se borra para él ante la vida espiritual, que es la verdadera vida. De ahí el poco caso que hace de las sinuosidades del camino y su resignación en las vicisitudes, de las cuales comprende la causa y la utilidad. Su alma se eleva por las relaciones directas que tiene con el mundo invisible, los lazos fluídicos que le adhieren a la materia se debilitan y así se opera un primer desprendimiento parcial que facilita el tránsito de esta vida a la otra. La turbación inseparable del tránsito dura poco tiempo, porque tan pronto como se ha franqueado el paso se reconoce a sí mismo. Nada le es extraño y se da cuenta de su estado. 

15. Ciertamente el Espiritismo no es indispensable para obtener este resultado. Así es que no 
tiene pretensión de que sólo él puede asegurar la salvación del alma, pero la facilita por los conocimientos que procura, los sentimientos que inspira y las disposiciones en la cuales coloca el espíritu, a quien hace comprender la necesidad de mejorarse. Además, da los medios de facilitar el desprendimiento de otros espíritus en el momento en que dejan la envoltura terrestre, y de abreviar el término de la turbación por la plegaria y la evocación. Por la oración sincera, que es una magnetización espiritual, se provoca una disgregación más pronta del fluido periespiritual, por una evocación dirigida discretamente y con prudencia, y animando con palabras de benevolencia, se saca al espíritu del sopor en que se encuentra y se le ayuda a reconocerse más pronto. Si está sufriendo, se le incita al arrepentimiento, el único que puede abreviar los sufrimientos. 

ALLAN KARDEC.

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  MEDIUMNIDAD Y CAMBIO DE CICLO                             EVOLUTIVOLa Providencia ha querido que la nueva revelación no sea privilegio de nadie, sino que tenga sus órganos por toda la Tierra, en todas las familias, tanto en los grandes como en los pequeños. 
Según estas palabras que hoy cumplen los médiums de nuestros días: “Y acontecerá en los postreros días -dice el Señor- que yo derramaré de mi espíritu sobre toda carne, profetizarán vuestros hijos, vuestras hijas y vuestros mancebos verán visiones, vuestros ancianos soñarán sueños. Y ciertamente en aquellos días derramaré de mi espíritu sobre mis siervos y sobre mis siervas y profetizarán” (Hechos de los apóstoles, Cáp. II, v. 17 y 18). 
Mas declara también: Habrá falsos Cristos y falsos profetas (El Evangelio según el Espiritismo, Cáp. XXI).* 
Pues estos últimos tiempos han llegado ya. No se trata del fin del mundo material, como se ha creído, sino del fin del mundo moral, es decir, la era de la regeneración. 
Allan Kardec

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