miércoles, 9 de mayo de 2018

Para reflexionar: Ricos y Pobres


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-Reencarnación y asimilación de la Filosofía Espírita.
- La Transición
- Para reflexionar: Ricos y Pobres
-La Doctrina Secreta: Las Religiones



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REENCARNACIÓN Y ASIMILACIÓN DE LA FILOSOFÍA ESPIRITA
                   Reflexión.
     Existen personas incrédulas, que piensan que esta es la única vida que van a tener y no le encuentran sentido;  cuando les explicamos sobre las reencarnaciones no lo creen.
     Les decimos que la reencarnación es la oportunidad que se nos da, de revestirnos de un cuerpo material, tantas veces  sean necesarias para nuestra EVOLUCIÓN MORAL y ESPIRITUAL.
     Si observamos a los niños, cómo podemos explicar la diversidad de tendencias, gustos, inclinaciones de bondad, delicadeza, inteligencia, etc., en unos; mientras que en otros, hermanos e hijos de los mismos padres, tienen una carencia de estas cualidades positivas, y en ellos apreciamos ruindad, brusquedad y dureza, e incluso maldad?. Correspondiendo al alma humana las cualidades positivas y negativas del carácter, ¿podemos admitir, por un momento, que Dios —perfección absoluta— pueda crear unas almas buenas y perfectas, y EN CAMBIO, OTRAS Imperfectas y establecer diferencias?
NO ES ADMISIBLE UN DIOS SABIO Y JUSTO CREANDO ALMAS DESIGUALES Y DARLES UNA SOLA VIDA  PARA QUE SE SALVEN.
     Son admirables los casos de niños, que de muy pequeños, sin prácticamente haber tenido tiempo de desarrollarlo aquí en esta existencia, traen grandes facilidades y hasta conocimientos en determinadas materias, como la matemáticas, la física, el arte, la pintura, la música; aprendiéndolas con suma facilidad, mientras que a los otros esta misma materia les cuesta muchísimo aprenderla y no pasan de llegar a ser mediocres en ella.
3. Sólo la pluralidad de existencias puede explicar el origen de la diversidad de caracteres y las desigualdades humanas tan notorias. Fuera de esta ley, nos preguntamos en vano, ¿por qué algunos poseen talento, los sentimientos nobles, las aspiraciones elevadas; mientras que otros carecen de ellos?
La asimilación de la Filosofía Espirita depende de la evolución espiritual de nuestro espiritu.
     El que no posee una mínima evolución nada entiende su espíritu y la rechaza, pero el que está preparado la asimila al instante con rapidez; depende de la evolución del espíritu de cada ser.
     Por esto no debemos obstinarnos en persuadir al que aun no esta preparado para escuchar, no es su momento.
     Es como plantar una semilla en terreno infertil, por más semillas que plantemos, no germinarán.
Angeles C.M


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                                               LA TRANSICIÓN


146.- ¿Es fatal el instante de la muerte? 
Con excepción del suicidio, todos los casos de desencarnación son determinados previamente por las fuerzas espirituales que orientan la actividad del hombre sobre la Tierra. Esclareciéndoos en cuanto a esa excepción, debemos considerar que, si el hombre es esclavo de las condiciones externas de su vida en el orbe, es libre en su mundo íntimo, razón por la cual, trayendo en su plan de pruebas la tentación de desertar de la vida expiatoria y rectificadora, contrae una deuda penosa aquel que se arruina, desmantelando sus propias energías. La educación y la iluminación de su intimidad constituyen el amor al santuario de Dios en nuestra alma. Quien las realiza en sí, en la profundidad de la libertad interior, puede modificar el determinismo de las condiciones materiales de su existencia, elevándola hacia la luz y hacia el bien. Los que eliminan, con todo, sus propias energías, atentan contra la luz divina que palpita en ellos mismos. De ahí lo complejo de sus deudas dolorosas. Y existen aún los suicidios lentos y graduales, provocados por la ambición y por la inercia, por el abuso o por la inconsideración, tan peligrosos para la vida del alma, como los que se observan, de forma espectacular, entre las luchas del mundo. Esa es la razón por la cual tantas veces se baten los instructores de los encarnados, por la necesidad permanente de la oración y de vigilancia, a fin de que sus amigos no fracasen en las tentaciones. 
147.- ¿Proporciona la muerte cambios inesperados y ciertas modificaciones rápidas, como es deseable? 
La muerte no prodiga estados milagrosos para nuestra conciencia. Desencarnar es mudar de plano, como alguien que se trasladara de una ciudad a otra, allá en el mundo, sin que el acto le altere las enfermedades o las virtudes con la simple modificación de los aspectos exteriores. Importa observar apenas la ampliación de esos aspectos, comparándose el plano terrestre con la esfera de acción de los desencarnados. Imaginad un hombre que pasa de su aldea hacia una metrópoli moderna. ¿Cómo se habrá, en la hipótesis de no encontrarse debidamente preparado frente a los imperativos de su nueva vida? La comparación es pobre, pero sirve para esclarecer que la muerte no es un salto dentro de la Naturaleza. El alma proseguirá en su carrera evolutiva, sin milagros prodigiosos. Los dos planos, visible e invisible, se interpenetran en el mundo, y, si la criatura humana es incapaz de percibir el plano de la vida inmaterial, es porque sus órganos sensoriales están adaptados solamente a ciertas percepciones, sin que le sea posible, mientras tanto, traspasar la ventana estrecha de los cinco sentidos. 
148.- ¿Qué espera el hombre desencarnado, directamente, en sus primeros tiempos de la vida después de la sepultura? 
El alma desencarnada procura naturalmente las actividades que le eran predilectas en los círculos de la vida material, obedeciendo a los lazos afines, tal como se verifica en las sociedades de vuestro mundo. Vuestras ciudades ¿no se encuentran repletas de asociaciones, de gremios, de clases enteras que se reúnen y se sindicalizan para determinados fines, conjugando idénticos intereses de varios individuos? ¿Ahí, no se abrazan los agiotistas, los políticos, los comerciantes, los sacerdotes, con el objetivo, cada grupo, de la defensa de sus intereses propios? El hombre desencarnado procura ansiosamente, en el Espacio, las aglomeraciones afines con su pensamiento, de manera de continuar el mismo modo de vida abandonado en la Tierra, pero, tratándose de criaturas apasionadas y viciosas, su mente reencontrará las obsesiones de materialidad, 
como las del dinero, la del alcohol, etc., obsesiones que se tornan su martirio moral de cada hora, en las esferas más próximas a la Tierra. De ahí la necesidad de encarar toda nuestras actividades en el mundo como la tarea de preparación para la vida espiritual, siendo indispensable para nuestra felicidad, más allá del sepulcro, que tengamos un corazón siempre puro. 
149.- ¿Poco después de la muerte, el hombre que se desprende de la envoltura material puede sentir la compañía de los entes amados que lo precedieron en la partida? 
Si su existencia terrestre fue un apostolado del trabajo y del amor a Dios, la transición del plano terrestre hacia la esfera espiritual será siempre suave. En esas condiciones, podrá encontrar inmediatamente a aquellos que fueron objeto de su afecto en el mundo, en la hipótesis de que se encuentren en el mismo grado de evolución. Una felicidad dulce y una alegría perenne se establecen en esos corazones amigos y afectuosos, después de las amarguras de la separación y de la prolongada ausencia. Entre tanto, aquellos que se desprenden de la Tierra, saturados de obsesiones por las posesiones efímeras del mundo y tocados por la sombra de las rebeldías incomprensibles, no encuentran tan de prisa a los seres queridos que los antecedieron en la sepultura. Sus percepciones restringidas a la atmósfera oscura de sus pensamientos y sus valores negativos les imposibilitan las dulces venturas del reencuentro. Es por eso que observáis, tantas veces, Espíritus sufrientes y perturbados ofreciendo la impresión de criaturas desamparadas y olvidadas por la esfera de la bondad superior, pero, que, de hecho, son desamparadas por sí mismas, por su perseverancia en el mal, en la intención criminosa y en la desobediencia a los sagrados designios de Dios. 
150.- ¿Es posible que los espiritistas vengan a sufrir perturbaciones después de la muerte? 
La muerte no presenta perturbaciones a la conciencia recta y al corazón amante de la verdad y del amor de los que vivieron en la Tierra tan solamente para el cultivo de la práctica del bien, en sus variadas formas y dentro de las más diversas creencias. Que el espiritista cristiano no considere su título de aprendiz de Jesús como un simple rótulo, ponderando la exhortación evangélica – “mucho se pedirá de quien mucho recibió”, preparándose en los conocimientos y en las obras del bien, dentro de las experiencias del mundo para su vida futura, cuando la noche del sepulcro hubiera descubierto a sus ojos espirituales la visión de la verdad, en marcha hacia las realizaciones de la vida inmortal. 
151.- ¿El Espíritu desencarnado puede sufrir con la cremación de los elementos cadavéricos? 
En la cremación, se hace menester ejercer la piedad con los cadáveres, postergando por más horas el acto de destrucción de las vísceras materiales, pues, de cierto modo, existen siempre muchos ecos de sensibilidad entre el Espíritu desencarnado y el cuerpo donde se extinguió el “tonus vital”, en las primeras horas siguientes al desenlace, en vista de los fluidos orgánicos que aún solicitan al alma para las sensaciones de la existencia material. 
152.- ¿La muerte violenta proporciona a los desencarnados sensaciones diversas de la llamada “muerte natural”? 
La desencarnación por accidentes, los casos fulminantes de desprendimiento proporcionan sensaciones muy dolorosas para el alma desencarnada, en vista de la situación de sorpresa ante los acontecimientos supremos e irremediables. Casi siempre, en tales circunstancias, la criatura no se encuentra debidamente preparada y lo imprevisto de la situación le trae emociones amargas y terribles. Entre tanto, esas sorpresas tristes no se verifican para las almas, en el caso de las enfermedades dolorosas y prolongadas, en que el corazón y el raciocinio se tocan de las luces de la meditaciones sanas, observando las ilusiones y los perjuicios del excesivo apego a la Tierra, siendo justo considerar la utilidad y la necesidad de los dolores físicos, en ese particular, porque solamente con su concurso precioso puede el hombre liberarse del fardo de sus impresiones nocivas del mundo, para penetrar tranquilamente en los umbrales de la vida del Infinito. 
153.- ¿Si la hora de la muerte no hubiera llegado, podrá el hombre perecer bajo los peligros que lo amenacen? 
En los aspectos externos de la vida, y siempre que el Espíritu encarnado proceda de conformidad con los dictámenes de la conciencia recta y del corazón bien intencionado, sin la falta de ponderación de los precipitados y sin el egoísmo de los ambiciosos, toda y cualquier defensa del hombre reside en Dios. 
154.- ¿Cuáles son las primeras impresiones de los que desencarnan por suicidio? 
La primera decepción que los aguarda es la realidad de la vida que no se extingue con las transiciones de la muerte del cuerpo físico, vida esa agravada por tormentos pavorosos, en virtud de su decisión teñida de suprema rebeldía. Suicidas hay que continúan experimentando los padecimientos físicos de la última hora terrestre, en su cuerpo somático, indefinidamente. Años seguidos, sienten las impresiones terribles del tóxico que les aniquiló las energías, la perforación del cerebro por el cuerpo extraño salido del arma usada en el gesto supremo, el peso de las ruedas pesadas bajo las cuales se lanzaron en el ansia de desertar de la vida, el paso de las aguas silenciosas y tristes sobre sus despojos, donde procuraron el olvido criminoso de sus tareas en el mundo y, comúnmente, la peor emoción del suicida es la de acompañar, minuto a minuto, el proceso de la descomposición del cuerpo abandonado en el seno de la tierra, agusanado y podrido. De todos los desvíos de la vida humana el suicidio es, tal vez, el mayor de ellos por su característica de falso egoísmo, de negación absoluta de la ley del amor y de suprema rebeldía a la voluntad de Dios, cuya justicia nunca se hizo sentir, junto a los hombres, sin la luz de la misericordia. 


EL CONSOLADOR – Transición -. Por el Espíritu Emmanuel – Chico Xavier

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             PARA REFLEXIONAR:                           RICOS Y POBRES


V.- Pruebas de la riqueza y de la miseria-. 

814. ¿Por qué ha concedido Dios a unos riqueza y poder, y miseria a otros? 
- Con el propósito de probar a cada cual de una manera diferente. A más de esto, ya lo sabéis, tales pruebas han sido escogidas por los mismos Espíritus, quienes con frecuencia caen vencidos por ellas. 
815. ¿Cuál de las dos pruebas es la más difícil para el ser humano: la de la desgracia o la de la fortuna? 
- Ambas lo son igualmente. La miseria provoca la rebeldía contra la Providencia. La riqueza, por su parte, empuja a todos los excesos.Si bien es cierto que el rico está sujeto a más tentaciones, ¿no es verdad asimismo que posee más medios para realizar el bien? 
- Precisamente es lo que no siempre hace. Se torna egoísta, orgulloso e insaciable. Sus necesidades aumentan con su fortuna y cree no tener jamás lo bastante para sí. 

- El Libro de los Espíritus-

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               LA DOCTRINA SECRETA

                    LAS RELIGIONES 
Cuando se lanza una mirada de conjunto sobre el pasado; cuando se evoca el recuerdo de las religiones desaparecidas, de las creencias extintas, nos vemos atacados de una especie de vértigo ante el aspecto de los caminos sinuosos recorridos por el pensamiento humano. -Lenta es su marcha. Parece en un principio complacerse en las criptas sombrías de la India, en los templos subterráneos del Egipto, en las catacumbas de Roma, en las penumbras de las catedrales; parece preferir los lugares oscuros, la atmósfera pesada de las escuelas, el silencio de los claustros a la luz del cielo, a los libres espacios; en una palabra: al estudio de la naturaleza. 
Un primer examen, una comparación superficial de las creencias y de las supersticiones del pasado conduce inevitablemente a la duda. Pero si se aparta el velo exterior y brillante que oculta a la multitud los grandes misterios; si se penetra en el santuario de la idea religiosa, se encuentra uno en presencia de un hecho de un alcance considerable. Las formas materiales, las ceremonias de los cultos tenían por objeto el conmover la imagen del pueblo. Detrás de estos velos, las religiones antiguas aparecían bajo otro aspecto totalmente distinto; revestían un carácter grave, elevado, a la vez científico y filosófico. 
Su enseñanza era doble: exterior y pública por una parte; interior y secreta por otra, y, en este caso, reservada sólo a los iniciados. Esta ha podido, en sus grandes rasgos, ser reconstituida recientemente, a consecuencia de pacienzudos estudios y de numerosos descubrimientos epigráficos (1). Desde entonces, la oscuridad y la confusión que reinaban en las cuestiones religiosas se han disipado; la armonía se ha hecho con la luz. Se ha obtenido la prueba de que todas las enseñanzas religiosas del pasado se relacionan; de que una sola y misma doctrina vuelve a encontrarse en su base, doctrina transmitida de edad en edad a una larga serie de sabios y de pensadores. 
     Todas las grandes religiones han tenido dos aspectos: el uno aparente y el otro oculto. En éste está el espíritu; en aquél, la forma o la letra. Bajo el símbolo material, se disimula el sentido profundo. El brahmanismo en la India, el hermetismo en Egipto, el politeísmo griego, el mismo cristianismo en su origen presentan este doble aspecto. Juzgarlos por su lado exterior y vulgar es juzgar el valor moral de un hombre por sus vestidos. Para conocerlos, es preciso penetrar el pensamiento íntimo que los inspira y forma su razón de ser; del seno de los mitos y de los dogmas, es preciso extraer el principio generador que les comunica la fuerza y la vida. Entonces se descubre la doctrina única, superior, inmutable, de la cual las religiones humanas no son más que adaptaciones imperfectas y transitorias, proporcionadas a las necesidades de los tiempos y de los medios. Se tiene en nuestra época una concepción del universo absolutamente exterior y material. La ciencia moderna, en sus investigaciones, se ha limitado a acumular el mayor número de hechos, y luego a deducir de ellos las leyes. Ha obtenido así maravillosos resultados; pero, por este procedimiento, el reconocimiento de los principios superiores, de las causas primordiales y de la verdad continuará siendo por siempre inaccesible.. Las causas secundarias mismas se escapan. El dominio invisible de la vida es más vasto que el que es abarcado por nuestros sentidos; en aquél reinan las causas de las cuales sólo vemos los efectos. 

LEÓN DENIS 
DESPUÉS DE LA MUERTE 

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