En la Introducción de la Revista Espirita, inaugural, de enero de 1858, Allan
Kardec escribió:
“Tal vez nos objeten la calificación de ciencia que damos al Espiritismo. Él no podría, sin duda, en algunos casos, tener los caracteres de una ciencia exacta, y ahí está, precisamente, el error de aquellos que pretenden juzgarlo y experimentarlo como un análisis químico, como un problema matemático: ya es mucho que tenga lo de una ciencia filosófica.
Toda ciencia debe estar basada sobre hechos; pero sólo los hechos en sí no constituyen la ciencia; la ciencia nace de la coordinación y de la deducción lógica de los hechos: es el conjunto de leyes que los rigen ¿El Espiritismo llegó al estado de ciencia? Si se trata de una ciencia perfecta, sin duda, sería prematuro responder afirmativamente; pero las observaciones son, desde hoy, bastante numerosas como para poder, por lo menos, deducir los principios generales, y es ahí donde comienza la ciencia”.
Siempre se cuestionó lo que Allan Kardec quería decir como “ciencia filosófica”. Por el desarrollo de la cultura se puede admitir, sin miedo a equivocarse, que “ciencia filosófica” es, en verdad, lo que se convino en llamar de “ciencias humanas”, ramas del conocimiento, de investigación dirigidas hacia la persona humana, con parámetros y métodos propios, paralelamente a las ciencias físicas, a las ciencias duras, exactas.
Por lo tanto al llamar el Espiritismo de Ciencia del Alma, proponiendo que sea configurado en las bases de una ciencia humana específica y especial, estamos acompañando el pensamiento del fundador del Espiritismo.
Entonces, el Espiritismo es una ciencia del alma, una ciencia humana cuyo objeto es explicar el ser humano como un alma, su estructura, su actuación y su evolución.
Con ese carácter puede desarrollar un espíritu crítico y explorar la realidad esencial del ser humano dentro de la ley natural, de la naturalidad de los procesos evolutivos, a través de la reencarnación, como un alma atemporal, inmortal y en crecimiento.
Jaci Regis
Recibido a través del Canal de CEPA
Traducción: Pura Argelich - Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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Leon Denis
1. ¿Quiénes somos, usted, yo, y nuestros semejantes?
−Somos seres humanos.
2.¿Qué es un ser humano?
−Un ser compuesto de un alma y de un cuerpo, es decir espíritu y carne.
3.¿Qué es, pues, el alma?
−Es el principio de vida en nosotros. El alma del hombre es un espíritu encarnado; es el principio de la inteligencia, de la voluntad, del amor, el hogar de la conciencia y de la personalidad.
4.¿Qué es el cuerpo?
−El cuerpo es un envoltorio de carne, compuesto de elementos materiales, sujetos al cambio, a la disolución, a la muerte.
5.¿El cuerpo es entonces inferior al alma?
−Sí, ya que es sólo su traje.
6.¿Es necesario, pues, despreciar el cuerpo puesto que es inferior al alma?
−De ninguna manera, nada es despreciable. El cuerpo es el instrumento que el alma necesita para edificar su destino; el obrero no debe despreciar el instrumento con el cual gana y hace su vida.
7.¿Cómo está el alma unida al cuerpo, el espíritu a la carne?
−Por medio de un elemento intermedio llamado cuerpo fluídico o periespíritu, que se forma a la vez del alma
y del cuerpo, del espíritu y de la carne, y los une en cierto modo el uno al otro.
8.¿Que significa la palabra periespíritu?
−Esta palabra significa: que está alrededor del espíritu. Lo mismo que el fruto está rodeado de un envoltorio
8.¿Que significa la palabra periespíritu?
−Esta palabra significa: que está alrededor del espíritu. Lo mismo que el fruto está rodeado de un envoltorio
muy delgado llamado perispermo, el espíritu se encuentra envuelto con un cuerpo muy sutil llamado periespíritu.
9.¿Cómo puede el periespíritu unir la carne con el espíritu?
−Penetrándolos y permitiéndoles compenetrarse el uno al otro. El periespíritu comunica con el alma por
9.¿Cómo puede el periespíritu unir la carne con el espíritu?
−Penetrándolos y permitiéndoles compenetrarse el uno al otro. El periespíritu comunica con el alma por
corrientes magnéticas, y con el cuerpo por medio del fluido vital y por medio del sistema nervioso que sirve
para él en cierto modo de transmisor.
10.¿El hombre pues consta en realidad de tres elementos constitutivos?
−Sí, estos tres elementos son: el cuerpo, el espíritu y el periespíritu.
11.¿Cuándo y donde comienza esta unión del alma y del cuerpo?
−En el momento de la concepción, y se vuelve definitiva y completa en el momento del nacimiento.
12.¿El alma está encerrada en el cuerpo, o bien es el cuerpo que está contenido en el alma?
−Ninguno de los dos. El alma, que es espíritu, no puede ser encerrada en un cuerpo; irradia hacía fuera, como
10.¿El hombre pues consta en realidad de tres elementos constitutivos?
−Sí, estos tres elementos son: el cuerpo, el espíritu y el periespíritu.
11.¿Cuándo y donde comienza esta unión del alma y del cuerpo?
−En el momento de la concepción, y se vuelve definitiva y completa en el momento del nacimiento.
12.¿El alma está encerrada en el cuerpo, o bien es el cuerpo que está contenido en el alma?
−Ninguno de los dos. El alma, que es espíritu, no puede ser encerrada en un cuerpo; irradia hacía fuera, como
la luz a través del cristal de la lámpara.
Ningún cuerpo puede retenerla materialmente cautiva; puede exteriorizarse.
13.¿Sin embargo, no hay un punto preciso del cuerpo dónde el alma parece más particularmente ligada?
−Algunos sabios así lo creyeron, porque confundieron el alma con el fluido vital. El alma es indivisible y por
13.¿Sin embargo, no hay un punto preciso del cuerpo dónde el alma parece más particularmente ligada?
−Algunos sabios así lo creyeron, porque confundieron el alma con el fluido vital. El alma es indivisible y por
tanto esta entera por todo nuestro cuerpo; pero su acción se deja notar más particularmente en el cerebro
cuando se piensa y en el corazón cuando se sufre y cuando se ama.
14.¿El alma se separa del periespíritu cuando se separa del cuerpo?
−Jamás. El periespíritu es su traje fluídico indispensable, precede la vida presente y sobrevive a la muerte. Es
14.¿El alma se separa del periespíritu cuando se separa del cuerpo?
−Jamás. El periespíritu es su traje fluídico indispensable, precede la vida presente y sobrevive a la muerte. Es
él el que permite a los espíritus desencarnados materializarse, es decir aparecerse a los vivos, hablarles, como sucede a veces en las reuniones espiritistas.
15.¿El periespíritu es pues un cuerpo fluídico semejante a nuestro cuerpo material?
−Sí, es un organismo fluídico completo; es el verdadero cuerpo, la forma verdadera y humana, la que no
15.¿El periespíritu es pues un cuerpo fluídico semejante a nuestro cuerpo material?
−Sí, es un organismo fluídico completo; es el verdadero cuerpo, la forma verdadera y humana, la que no
cambia en su esencia. Nuestro cuerpo material se renueva a cada instante, sus átomos se suceden y se
renuevan, nuestra cara se transforma con la edad; el cuerpo fluídico no se modifica materialmente, es
nuestra verdadera fisonomía espiritual, el principio permanente de nuestra identidad y de nuestra estabilidad personal.
16.¿Dónde estaba el alma antes de encarnarse en un cuerpo?
−En el espacio, que es el lugar de los espíritus, como el mundo terrestre es el lugar de los cuerpos.17.
16.¿Dónde estaba el alma antes de encarnarse en un cuerpo?
−En el espacio, que es el lugar de los espíritus, como el mundo terrestre es el lugar de los cuerpos.17.
Entonces, ¿de dónde tomó el periespíritu su fluido?
−Del fluido universal, es decir de la fuerza primordial y etérea. Cada mundo tiene su fluido especial, tomado
−Del fluido universal, es decir de la fuerza primordial y etérea. Cada mundo tiene su fluido especial, tomado
del fluido universal; cada espíritu tiene su fluido personal, en armonía con del mundo que habita y con su
propio estado de adelanto.
18.¿Qué el espacio?
−Es la inmensidad, es decir el infinito donde se mueven los mundos, la esfera sin límites que nuestro
18.¿Qué el espacio?
−Es la inmensidad, es decir el infinito donde se mueven los mundos, la esfera sin límites que nuestro
pensamiento limitado no puede ni concebir ni definir.
Síntesis doctrinal y práctica del Espiritismo
León Denis
Síntesis doctrinal y práctica del Espiritismo
León Denis
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Auxilio espiritual
Para transformas en un legitimo elemento de auxilio a los Espíritus sufridores, encarnados o no, no es imprescindible comprender la perversidad como locura, la rebeldía como ignorancia y el desespero como enfermedad.
La ceguera del Espíritu es fruto de la espesa ignorancia en manifestaciones primarias o de la obnubilación de la razón en los estados de envilecimiento del ser.
El verbo gastado en el servicio del bien es cimiento divino para realizaciones inmortales. Conversar, sirviendo a nuestros semejantes de modo sustancial, aumentará nuestro lucro. Después de la muerte, lo que hay de más sorprendente es el encuentro de la vida. El organismo periespiritual que condiciona al espíritu en materia más suave y más plástica, después del sepulcro, es fruto igualmente del proceso evolutivo. Como hijos de Dios y herederos de los siglos, conquistamos valores, de experiencia en experiencia, de milenio a milenio. No hay favoritismos en el templo Universal de Dios, y todas las fuerzas de la Creación se perfeccionan en el infinito. Somos creación del Autor Divino y debemos perfeccionarnos integralmente. Dios estableció como ley Universal que sea la perfección, obra del cooperativismo entre El y nosotros, sus hijos.
Desde la amiba en la fría agua del mar, hasta el hombre, venimos luchando, aprendiendo y seleccionando invariablemente. Las páginas de la sabiduría hinduista son escritos de ayer y la Buena Nueva de Jesucristo es materia de hoy, comparados a los milenios vividos por nosotros, en la jornada progresiva.
El hombre posee un cerebro que se divide en tres regiones distintas. En la primera, están los impulsos automáticos, simbolizando el sumario vivo de los servicios realizados; en la segunda situamos las conquistas actuales, donde se yerguen y se consolidan las cualidades nobles que se edifican; la tercera está las nociones superiores, indicando las culminaciones que tiene que alcanzar. En la primera mora el habito y el automatismo, en la segunda el esfuerzo y la voluntad y en la ultima demoran el ideal y la meta superior a ser alcanzada.
Estos departamentos son, el subconsciente el consciente y el súper consciente. Como vemos, poseemos en nosotros mismos, el pasado, el presente y el futuro. Todo el campo nervioso de la criatura constituye la representación de las potencias periespirituales, lentamente conquistadas por el ser, a través de milenios y milenios.
El cerebro es el órgano sagrado de manifestación de la mente, en transito de la animalidad primitiva hacia la espiritualidad humana.
El hombre actual representa la humanidad victoriosa, emergiendo de la bestialidad primaria.
El hombre en su estado actual no tiene la suficiente luz para descender con provecho a todos los ángulos del abismo de los orígenes, tal facultad la adquirirá más tarde, cuando su alma esté limpia de todo resquicio de sombra. No hay total olvido en la Corteza Terrestre, ni restauración inmediata de la memoria en las zonas de la existencia, que siguen , naturales, al campo de la actividad física, todos los hombres conservan tendencias y facultades que casi equivalen a efectivo recuerdo del pasado; y no todos, al atravesar el sepulcro, pueden readquirir , repentinamente, el patrimonio de sus reminiscencias. Quien se materializa, en el campo, de la materia densa, no puede volver a encender, de pronto, la luz de la memoria.
Interpretando de una manera simple las tres regiones de vida cerebral nervios, zona motora y lóbulos frontales, en el cuerpo carnal, traduciendo impulsividad, experiencia y nociones superiores del alma, constituyen campos de fijación de la mente encarnada o desencarnada. La demora excesiva en uno de esos planos, con las acciones que le son consecuentes, determina el destino del cosmos individual. La criatura estacionada en la región de los impulsos se pierde en un laberinto de causas y efectos, desperdiciando tiempo y
energía; quien se entrega de modo absoluto, al esfuerzo maquinal, sin consultar el pasado y sin organización de bases para el futuro, mecaniza la existencia, destituyéndola de luz edificante. Para que la mente prosiga en dirección de lo alto, es necesario que se equilibre, valiéndose de las conquistas pasadas, para orientar los servicios presentes, y amparándose, al mismo tiempo, en la esperanza que fluye, cristalina y bella, de la fuente superior de idealismo elevado; a través de esa fuente ella puede captar del plano divino las energías restauradoras, construyendo así el futuro edificante.
Jesús nos recomendó el amor a los enemigos y la oración por los que nos persiguen y calumnian. Llegará el día, en que el amor, la fraternidad y la comprensión, definiendo estados del espíritu serán tan importantes para la mente encarnada como el pan, el agua, el remedio; es cuestión de tiempo. Aunque a veces parezca lo contrario, la mente humana de manera general, asciende para el conocimiento superior, a pesar que, a veces, parezca lo contrario.
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “En un Mundo Mayor” de Francisco Cándido Xavier
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