miércoles, 2 de abril de 2014

Categoría de los espíritus




Queridos amigos, hola buenos días, las diferencias que observamos en algunas criaturas a veces nos sorprenden, son muchas veces las que decimos: ¿Dios mío como han podido hacer, decir tal cosa? 

Esto no es por otra cosa, que porque ellas no están ya en nuestra alma, ya las superamos, y por eso nos parecen tan extrañas.
Un punto capital en la Doctrina Espírita es el de las diferencias que existen entre los Espíritus, desde el doble punto de vista intelectual y moral; en este aspecto, su enseñanza nunca ha variado; pero no es menos esencial saber que ellos no pertenecen perpetuamente al mismo orden y que, por consecuencia, estos órdenes no constituyen especies distintas: son diferentes grados de desarrollo. Los Espíritus siguen la marcha progresiva de la Naturaleza; los de los órdenes inferiores son todavía imperfectos; hande alcanzar los grados superiores después de haberse depurado; avanzan en la jerarquía a medida que adquieren las cualidades, la experiencia y los conocimientos que les faltan. El niño de cuna no se parece a lo que será en la edad madura y, sin embargo, es siempre el mismo ser.
La clasificación de los Espíritus está basada en su grado de adelanto, en las cualidades que han adquirido y en las imperfecciones de que han de despojarse aún. Esta clasificación, además, no tiene nada de absoluto; cada categoría presenta un carácter nítido sólo en su conjunto; pero de un grado a otro la transición es imperceptible y, en los límites de la misma, los matices se esfuman como en los reinos de la Naturaleza, como en los colores del arco iris o también como en los diferentes períodos de la vida humana. Por lo tanto, se puede formar un número mayor o menor de clases, según el punto de vista desde el cual se considere la cuestión.
Ahora bien, en el mundo de los Espíritus, los que tienen conocimientos limitados son –como los ignorantes en la Tierra– inhábiles para abarcar el conjunto y para formular un sistema; incluso los que son capaces de hacerlo pueden variar en los pormenores según su punto de vista, sobre todo cuando una división no tiene nada de absoluto.
Generalmente, los Espíritus admiten tres categorías principales o tres grandes divisiones. En la última, la que está al pie de la escala, se hallan los Espíritus imperfectos que todavía tienen todos o casi todos los grados por recorrer; se caracterizan por el predominio de la materia sobre el Espíritu y por su propensión al mal. Los de la segunda categoría se caracterizan por el predominio del Espíritu sobre la materia y por el deseo del bien: son los Espíritus buenos. En fin, la primera comprende los Espíritus puros, que han alcanzado el grado supremo de perfección.
No obstante, haremos notar que los Espíritus no siempre pertenecen exclusivamente a tal o cual clase; ya que su progreso se realiza en forma gradual y a menudo más en un sentido que en otro, pueden reunir los caracteres de varias categorías, lo que fácilmente puede apreciarse por su lenguaje y por sus actos.
Algunos no son realmente malas personas, porque la pasión los hace caer en la violencia   y bajo la influencia de la materia sucumben y dan paso a la agresividad, remitiéndonos a los espíritus impuros, que la ausencia de maldad real lo aparta naturalmente de los malos espíritus; pero evidentemente se encuadra en las clases del mismo orden; ya que nada en el podrá justificar un grado superior.
Si te preocupa el lugar que ocupas en la categoría de espíritus, no pierdas más tiempo y busca a Jesús en su evangelio de amor y luz, en el encontrarás las formulas y ejemplos para elevarte, hay muchos ignorantes que creyéndose perdidos para siempre, no hacen nada por salir del pozo donde están sumergidos, mientras hay vida, hay esperanza, y como no morimos, siempre existirá para el alma, esa oportunidad para crecer y elevarse.

Amigos os deseo un buen jueves con mucho amor y cariño Merchita

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    ¿ Son útiles las religiones para el Ser humano ?

No solamente son útiles, sino necesarias, porque en el nivel evolutivo actual del Ser humano, este aún conserva un alto grado de peligrosidad para con sus propios semejantes y la religión funciona como un freno moral que controla esos impulsos que todavía tenemos y que nos hacen ser peligrosos para con nosotros mismos. En realidad las religiones han ejercido siempre como escuelas de pensamiento que han tomado dos formas: la popular, tolerada por sus teólogos como conexión con una mayoría inculta, y la forma teológica mas pura y estricta reservada a dichos teólogos.
Las religiones debieran ser un lazo que uniese a los hombres entre sí, uniéndolos por una misma idea o sentimiento superior. Si este estuviese fundamentado por la ciencia, fortificado por la razón y apoyado en la libertad de conciencia, sería el móvil de grandes y generosas acciones humanas, pero mal interpretado y corrompido el sentimiento y ls idea de lo religioso, esta ha llegado a ser mas bien un instrumento de dominación egoísta.
Karls Marx, el padre del Marxismo, que es una filosofía de carácter totalmente agnóstico y atéo, afirmó que “ la religión era el opio del pueblo”. Y en efecto, lo ha sido pues el pueblo ante las opresiones y tiranías sufridas por parte de ciertos personajes que les dominaban con su poder, encontraban en ella el alivio y el freno moral necesario para no sublevarse y derrocar con la violencia a quien abusaba de ellos y les oprimía. Marx predicaba la sublevación y la revolución por parte del pueblo y que la religión era el freno para que este no reaccionara.
Las religiones han sido siempre el principal motivo de guerras y desastres humanos, por lo que resulta trágico y ridículo, que a lo largo de la Historia, los pueblos se hayan matado unos a otros en nombre de un mismo Dios, o por diferencias de conceptos teológicos y dogmáticos, habiendo llegado alguna vez a proclamar “guerras santas”, como si es que alguna vez ninguna guerra haya tenido nada de santo; y así cada religión ha pretendido desterrar o dominar a las demás, desplegando el estandarte del orgullo humano al proclamarse como única y verdadera; ¡demencial¡. En vez de unir a las personas con sus conceptos y puntos de creencia en común, las han dividido y separado por sus diferencias – generalmente intrascendentes .
Con la mejor voluntad del mundo, mucha gente religiosa es opresora de los demás con sus ideas, y lo que se suele llamar respeto religioso no es sino miedo encubierto a chocar de frente con posturas diferentes, fanáticas e intransigentes..
La idea del pecado que transmiten las religiones, supone la idea de la transgresión de una ley , por lo que cuando a los niños ya se les aplican rígidas normas éticas dictadas por la religión y un sentido del pecado y de la culpabilidad, se les está impidiendo su natural evolución humana en libertad al no poder descubrir las cosas por si mismos paso a paso, mientras se va acotando su libertad moral, al tiempo que se les condicionan sus conciencias.
La verdadera religión debería tratar de quitar los miedos en vez de inculcarlos, pues antes que nada la religión debe ser liberadora de miedos , enseñando al ser humano a vivir en Paz y en Libertad, respetando a sus semejantes como paso previo al sentimiento de fraternidad y de amor, mostrando así cual es el sendero de la felicidad . La verdadera religión no es una manifestación exterior, sino un sentimiento y los sentimientos se guardan en el corazón humano que es por eso el verdadero templo en donde podemos encontrar a Dios. Esta no necesita de sacerdotes, templos de piedra, fórmulas mágicas ni imágenes sagradas . No dá importancia a las formas de adoración, y sus únicos dogmas son los que llevan al perfeccionamiento de los individuos y las sociedades. La auténtica religión está por encima de todos los cultos y sacerdocios, a los que respeta pero no dá importancia, porque la Verdad está por encima de todo esto.
No importa ser católico, musulmán o ateo, lo importante es saber ser feliz y buscar un sitio en la vida; pero desgraciadamente las religiones no predican ni practican eso.
Cuando cualquier religión no se usa libremente en su pureza y su esencia, sin fanatismos ni ideologías extrañas, y quedándose solo en las formas exteriores, se puede hacer mucho daño moral al dar un falso y desvirtuado testimonio de Dios.

- José Luis Martín-

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La religión que un hombre profese, la raza a que pertenezca, no son cosas importantes; lo único importante es el conocimiento del Plan de Dios para los hombres .Porque Dios tiene un plan, y este es la Evolución”.
-Krishnamurti-
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CUANDO ME AMÉ DE VERDAD
Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme.. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!

No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin



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