domingo, 4 de mayo de 2014

MEDIUMNIDAD SOCIAL

Mediumnidad Social
Por : Eugenio Lara


Conforme la definición de Allan Kardec, el “Espiritismo es una ciencia que trata de la naturaleza, del origen y destino de los Espíritus, y de sus relaciones con el mundo corporal. (1) Esas relaciones ocurren a través de un proceso de comunicación entre espíritus desencarnados y encarnados, clasificado por el Espiritismo de mediumnidad.

Para el fundador del Espiritismo, mediumnidad es la capacidad que todos los seres humanos poseen de sentir la influencia de los seres desencarnados. “Todo aquel que siente, en un grado cualquiera, la influencia de los Espíritus es, por ese hecho, médium. Esa facultad es inherente al hombre; no constituye, por tanto, un privilegio exclusivo. Por eso mismo, raras son las personas que de ella no posean algunos rudimentos. Puede, pues, decirse que todos son, más o menos, médiums.” (2)

Esa facultad se manifiesta en las relaciones interexistenciales y es la responsable por la interacción entre los dos mundos, el físico y el extrafísico. La mediumnidad surge con el propio ser humano, es inherente, indisociable, un atributo intrínseco de nuestro psiquismo, cuyos registros existen desde la pre-historia.

Todas las grandes religiones de la humanidad, en todas las civilizaciones de la Antigüedad, en todos los libros sagrados, de la Biblia al Corán, en los Vedas y en los Upanishades, en el Bagavhad Gita, el libro de los Mormones, en el Libro de los Muertos del antiguo Egipto, entre otros, se observa la influencia de los Espíritus en el mundo corporal.

Con las investigaciones realizadas en el siglo pasado, hoy los estudiosos del Espiritismo admiten esa influencia, no solamente por la vía natural, tradicional, en la internación comunicativa entre un determinado Espíritu y el médium, sino también a través de aparatos electrónicos, la llamada Transcomunicación Instrumental (TCI), que al lado de la Transcomunicación Mediúmnica (TCM), constituyen un conjunto de fenómenos insertados en el universo del Proceso de Comunicación mediúmnica (PCM).

Según la teoría desenvuelta por Kardec en sus experimentos, evidenciada por las investigaciones metapsíquica y parapsicológicas, esas interacciones entre las dos dimensiones ocurre en función de la existencia de una materia sutil, el fluido cósmico universal, concepto semejante al prana de los orientales, pero adecuadamente definido como energía cósmica, cuyas propiedades aun poco conocidas.
 Es a través de la manipulación de esa energía que los Espíritus pueden influir en el mundo corporal y, en contrapartida, los encarnados consiguen obtener efectos impresionantes cuando manipulan la energía vital (una modificación de la energía cósmica), cuya fuente se encuentra en la naturaleza, especialmente en los llamados médiums de efectos físicos, estableciendo influencias en la dimensión extrafísica, paralela a la nuestra.
Esa forma de energía, aun poco conocida, “desempeña el papel de intermediario entre el Espíritu y la materia propiamente dicha, demasiado  grosera para que el Espíritu pueda ejercer acción sobre ella.” (3)

Más allá de la mediumnidad, la reencarnación es otro portal que permite la influencia de los Espíritus en el mundo físico. De modo que, según la teoría espírita, la mediumnidad y la reencarnación son sus dos únicas formas de que los Espíritus puedan servirse para influir en la materia.

La influencia espiritual no se da solamente en las relaciones interpersonales. Ella ocurre en un nivel colectivo, social, lo que nos lleva a pensar de la mediumnidad en parámetros que extrapolan las relaciones localizadas, individuales, sea en un nivel éticamente positivo (la inspiración), como también en los procesos obsesivos. Allan Kardec admitió la tesis de que la obsesión puede darse en un nivel colectivo. “Lo que un Espíritu puede hacer con un individuo, varios Espíritus pueden hacerlo con varios individuos simultáneamente, dando a la obsesión un carácter epidémico. Una legión de malos Espíritus puede invadir una localidad, y ahí manifestarse de diversas maneras. Fue una epidemia de ese género que castigó a Judea en el tiempo de Cristo.” (4)


MEDIUMNIDAD Y SOCIOLOGÍA

El concepto de mediumnidad, aplicado en el campo sociológico, se alarga, se amplia al punto de que tenemos que añadir un adjetivo, a fin de cualificar esa modalidad fenomenológica aun sin considerar por las ciencias sociales.

Humberto Mariotti
Mediumnidad social fue la expresión acuñada por el filósofo porteño Humberto Mariotti (5), en su libro Parapsicología y Materialismo Histórico (6), a partir de estudios realizados por él sobre la monumental obra Espiritismo Dialéctico, del también porteño Manuel S. Porteiro. (7)

Mariotti, a menudo más poeta que filósofo, ve en la mediumnidad social el campo propicio para la manifestación superior de Espíritus extremadamente elevados, lo que en su visionaria concepción, daría origen a lo que denominó de Espiritocracia. Según él, la mediumnidad social sería una nueva facultad mediúmnica, “por medio de la cual los fenómenos sociales, políticos y económicos serán aclarados por los Grandes Seres, que se comunicarán con el alma del pueblo para expresar al Hombre y al Ciudadano el verdadero significado de la existencia y de las cuestiones sociales.” (8)

La Espiritocracia, conforme el concepto del eminente filósofo porteño, sería una forma extremadamente avanzada de democracia mediúmnica, donde los tributos espíritas, a través de la mediumnidad social, realizarían un movimiento de una intensa transformación ética y comportamental en el seno de la sociedad, cuyo concepto se constituye en una superación que Allan Kardec denominó de Aristocracia Intelecto-Moral. (9)

Según Mariotti, “la Historia siempre fue movida por la mediumnidad social”, que abarcará “tanto la tribuna y al orador, como a las masas. En ciertos momentos, los pueblos desarrollan un tipo de mediumnidad colectiva, por medio de la cual se producen las revoluciones históricas, como la francesa y la rusa.” (10)

El Espiritismo, en su visión, es el único espiritualismo “que posee caracteres mediúmnicos; por consiguiente, es él que debería dirigirse a los pueblos, para que desenvuelvan sus cualidades psíquicas y metapsíquicas.” (11)

El pensador espírita francés León Denis es también uno de los partidarios de la idea de que el mundo de los Espíritus no es una dimensión estática, estacionada y parada en el tiempo y en el espacio. Para él, “las almas de los muertos no son entidades vagas, indefinidas, como algunos creen, pues alcanzando las altas capas de jerarquía espiritual, ellas se convierten en poderes notables, en centros de actividades y de vida capaces de ejercer una acción sobre la humanidad terrestre.”

Por la sugestión magnética, pueden influir sobre aquel que eligieran, haciendo en él germinar la idea matriz e incitándolo al acto decisivo que va a coronar su obra.

Es de esa forma que los invisibles se envuelven en los actos de los vivos, para concretar el bien y el cumplimiento de la justicia eterna”. (13)

Ese envolvimiento activo de los Espíritus, citados por León Denis, ocurre por ejemplo, durante los conflictos bélicos, en las guerras. Kardec incluye esa cuestión en El Libro de los Espíritus:


541. ¿Durante una batalla, hay Espíritus asistiendo a los combates y amparando a cada uno de los ejércitos?
Sí, y que les estimula el coraje.”
Los antiguos se figuraban a los dioses tomando partido de este o aquel pueblo. Esos dioses eran simplemente Espíritus representados por alegorías.”

542. Estando, en una guerra, la justicia siempre de uno de los lados, ¿cómo puede haber Espíritus que tomen partido por los que se baten por una causa injusta?
Bien sabéis que hay Espíritus que sólo se complacen en la discordia y en la destrucción. Para esos, la guerra es la guerra. La justicia de la causa poco les preocupa.”

543- ¿Pueden algunos Espíritus influenciar al General en la concepción de sus planes de campaña?
Sin duda alguna. Pueden influenciarlo en ese sentido, como con la relación a todas las concepciones.”

544. ¿Podrían malos Espíritus sugerirle planes erróneos con el fin de llevarlo a la derrota?
Pueden; pero, ¿no tiene él el libre albedrío? Si no tuviera criterio suficiente para distinguir una idea falsa, sufrirá las consecuencias y mejor haría obedeciese en vez de mandar.”

545. ¿Puede, alguna vez el general ser guiado por una especie de doble vista, por una visión intuitiva, que le muestre de antemano el resultado de sus planes?
Eso se da a menudo con el hombre de genio. Es lo que él llama inspiración y lo que hace que se obre con una especie de certeza. Esa inspiración le llega de los Espíritus que lo dirigen, los cuales se aprovechan de sus facultades de que lo ven dotado.” (14)

La intervención de los Espíritus en el mundo corporal es un tema extremadamente importante en el Espiritismo, al punto de dedicarle Kardec un capítulo entero en El Libro de los Espíritus, cuyo mecanismo será analizado en su obra posterior, El Libro de los Médiums.
 Esa intervención puede ser oculta o manifiesta, cuando es evidenciada por los fenómenos de efectos físicos. Sufrimos la influencia de los Espíritus diariamente, en todo instante. Ella se da en nivel individual o colectivo, de modo espontáneo y desorganizado. O entonces, de forma planeada y dirigida, a partir de un proyecto, de una acción coordinada buscando un determinado objetivo.
 El conflicto de ideas, de clases, que ocurre en nuestro mundo, también existe en el mundo de los Espíritus. Por afinidades, grupos de personas se aglutinan alrededor de una idea, formando partidos, movimientos, organizaciones dedicadas para el bienestar o para el mal. El crimen organizado no existe solamente en nuestro mundo. De la misma forma que las organizaciones humanitarias extrafísicas actúan de forma decisiva en los procesos sociales, conforme describe el Espíritu André Luiz a través de la mediumnidad de Chico Xavier.
 La influencia es mutua. Ella es interactivada, y no se da de forma tan unilateral como parece ser cuando leemos esa otra pregunta de El Libro de los Espíritus:

459. ¿Influyen los Espíritus en nuestros pensamientos y en nuestros actos?

Mucho más de lo que imagináis. Influyen a tal punto que, de ordinario, son ellos los que os dirigen.” (15)

Hay quien sustenta que nuestro mundo es un reflejo del mundo de los Espíritus. Se trata de una concepción metafísica, mística, cuyos fundamentos están bien distantes de la buena lógica y del buen sentido.
No obstante, son dos lados de una misma moneda. Vivimos en un gran ecosistema (físico y extrafísico) que ínter obra, se interpenetran, pero en la forma, en el formato, en su construcción, está sujeto al nivel evolutivo, al progreso de las ideas, al desarrollo tecnológico, a tal punto que podríamos, incluso, invertir la formula contenida en esa cuestión.
¿No serían los hombres los que dirigen a los Espíritus, mucho más de lo que ellos imaginan? Al final, quiera o no quiera, la decisión humana, en muchas instancias, estará siempre restringida al ejercicio del libre albedrío.


JUANA DE ARCO Y LOS ESPÍRITUS

En la historia de la humanidad, la trayectoria de Juana de Arco (1412-1431) es una de las más emblemáticas en cuanto a la intervención de los Espíritus en el proceso social.
Simple campesina, analfabeta, criada dentro de los principios del catolicismo, Juana comenzó a oír voces y tener visiones a partir de los 12 años de edad. En la primera visión, vio una gran luz y enseguida la aparición de santos. El arcángel San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita fueron las entidades que le revelaron una misión: la de liberar a los franceses del yugo inglés.
Ese hecho ocurre durante la Guerra de los Cien Años, entre Inglaterra y Francia, que se prolongó por más de un siglo (1337 a 1450) y marca una fase de transición entre el feudalismo y el capitalismo.
Bajo la inspiración de los Espíritus, Juana de Arco convenció al rey Carlos VII de su misión, que le otorga el título de “jefe de guerra”, eso con apenas 17 años. Vestida con una armadura de guerrero, espada y un estandarte, lidera a un ejercito de hombres envueltos por su magnetismo, por la influencia de los Espíritus y confiando en la victoria.
Juana toma la ciudad de Orleáns (1429) y las principales bases de los enemigos ingleses. Fue el principio de la definitiva expulsión de los ingleses, que solamente se daría en 1450, con la victoria final de Carlos VII y retoma Normandia.
Incluso habiendo sido herida en París, traicionada, presa, juzgada y quemada como hereje por los ingleses, como una bruja, Juana se volvió un símbolo de libertad y del patriotismo francés, algo que en la época no estaba muy claro, pues la idea de nación aun no estaba bien desarrollada entre los franceses.
El filósofo espírita León Denis fue un gran admirador de esa formidable heroína. Juana de Arco, Médium es una de sus obras más elocuentes. En ella, el Druida de Lorena analiza la vida y el martirio de esa excepcional médium, según los principios espíritas. “Juana de Arco era pues, una intermediaria de dos mundos, una médium poderosa. Por eso fue martirizada, quemada. Tal, por regla, es la suerte de los enviados de lo Alto”.
Hasta hoy, los fenómenos de videncia, auditivos, premoniciones, no son aceptados por los historiadores. Mucho menos la decisiva intervención de los Espíritus en aquella delicada fase de la historia humana, pues tales acontecimientos contribuirían para que surgiese un contexto propicio a la venida Revolución Francesa, en 1789. (17)
En una reunión anual de la Academia Americana de Neurología, realizada en 1990, las investigadoras Lydia Bayne y Elizabeth Foote-Smith, de la Universidad de California, en San Francisco, concluyeron que la inspiración, las voces y las visiones de Juana era en verdad una forma rara de epilepsia.
Según esas perspicaces científicas, el ataque epiléptico en vez de darse por medio de convulsiones, se manifiesta en forma de delirios, de alucinaciones. Juana sufría entonces de Apoplejía Parcial Compleja. (18) cabe recordar que el médium Francisco Cándido Xavier es también considerado un epiléptico por neurólogos y parapsicólogos de bata.
El hecho es que esa humilde campesina, influenciada por voces y visiones, dirigió ejércitos en la Edad Media, en una época en que ser mujer y, aun más, guerrera, no era algo común y bien aceptado por la sociedad de la época, tanto que fue quemada por bruja.
Solamente en 1455 la corte eclesiástica rectificó el proceso inquisidor que la historia le incriminó. De mujer-demonio, se volvió santa, canonizada solamente en 1909 por la misma iglesia que la quemó en una plaza pública. El caso de Juana de Arco hasta hoy intriga a los historiadores. Ninguna de las corrientes de la Historia dio respuesta a esa cuestión.
Allan Kardec también, como Denis, se interesó por Juana de Arco. Llegó a comentar en la Revista Espírita (1858) una polémica obra psicografiada por la médium Ermance Dufaux, titulada La Vida de Juana de Arco (Dictada por Ella Misma) (19)
La médium, que fue colaboradora del fundador del Espiritismo, recibió la densa obra, repleta de informaciones históricas, con apenas 14 años. Sabemos que los incrédulos harán siempre mil y una objeciones; pero para nosotros, que vimos a la médium operar, el origen del libro no puede ser puesto en duda”, (20) afirmó Kardec al respecto del interesante libro, lanzado en 1858.

RELECTURA DE LA HISTORIA

Incluso con todas las dificultades de comprobación del fenómeno mediúmnico, la acción de los Espíritus en el proceso histórico es un componente fundamental para el entendimiento de determinados hechos.
A partir del concepto de mediumnidad social es posible hacer una relectura de la historia, amparada no solamente en el análisis de la fenomenologia mediúmnica, así como también de informaciones venidas de los Espíritus, según una metodología adecuada, conforme los mismos parámetros que guiaron a Allan Kardec en sus estudios sobre la mediumnidad.
Según León Denis, la intervención de los Espíritus ocurre de tiempo en tiempo en la vida de los pueblos, “como en los tiempos de Juana de Arco. La mayoría de las veces, sin embargo, la acción que ejercen permanece oscura, primero para salvaguardar la libertad humana y, sobre todo, porque si es indudable que ellos desean ser conocidos, no menos cierto es querer que el hombre se esfuerce y se haga apto para conocerlos.

Y prosigue el filósofo: Los grandes hechos de la Historia, debidos a la intervención de ellas, son comparables a las aberturas que se producen de súbito entre las nubes, cuando el tiempo está sombrío, para mostrarnos el cielo profundo, luminoso, infinito, claros esos que, mientras tanto, luego se cierran, porque el hombre aun no se encuentra bastante maduro para tomar y comprender los misterios de la vida superior.” (21)

Afirma Manuel S. Porteiro que desde los siglos más antiguos, los muertos han llamado la atención de los vivos y ya era hora de que la ciencia se de por advertida.
Por absurdos o inverosímiles que parezcan los fenómenos espíritas, no dejan, no obstante, de ser ciertos y naturales como todas otras manifestaciones de la Naturaleza y del Espíritu que la anima.”
El demonio de Sócrates, la diva de Plotino, la ninfa de Numa, dejaron de ser personajes mitológicos para convertirse, a la luz del Espiritismo, en genios protectores o en espíritus vinculados a la vida de ciertos hombres, por afectos u otras diversas razones, capaces, en ciertos casos, de ser vistos y aun fotografiados, como Katie King de William Crookes, la Estela de Livermore, la Yolanda de Elisabeth D’Esperance, el Joey de Alexander Aksakoff y el Vicente del Dr. Imoda.” (22)

Hay una infinidad de situaciones provocadas por los Espíritus que aun no fueron debidamente analizadas por la historia oficial. La epopeya del Éxodo, con la liberación del pueblo judío por Moisés, bajo la inspiración y acción extrafísica de Jehová, el espíritu universal __ el “Señor de los Ejércitos”, que fulminó Sodoma y Gomorra y eventualmente enviada por ángeles (Espíritus) a los patriarcas, como aquel que luchó corporalmente con Jacob y el que ayudó a Tobías a curar a su padre de la ceguera, hasta el evento mediúmnico del Pentecostés, un marco en la propagación del cristianismo, registrado en los Actos de los Apóstoles.
La acción de Krishna y del Espíritu en las tradiciones descritas en el Mahabharata; en la cultura céltica, cuyos guerreros eran respetados por su coraje, por su furia.
Ellos no temían la muerte (los celtas eran reencarnacionistas) y contaban con el auxilio de los guerreros celtas desencarnados, evocados por el druida, un mago, poderoso médium iniciado en los misterios de los fenómenos de la naturaleza.

La Cabaña del Tio Tom, celebre obra escrita por la norteamericana Harriet Beecher Store, en 1852, fue una contundente denuncia de la esclavitud y sirvió como fuente de inspiración para la abolición norteamericana, que culminó con la Guerra de Sucesión. Esa obra, uno de los grandes clásicos de la literatura mundial, fue considerada por el gran escritor León Tolstoi como “una de las grandes producciones de la mente humana”.
Por los relatos de la escritora, la obra fue obtenida en trance mediúmnico, en los moldes semejantes a las obras recibidas por el médium Chico Xavier. (23) algunos años después el celebre presidente de los Estados Unidos, Abrahán Lincoln, realizaría sesiones mediúmnicas en la Casa Blanca, hecho ese que hasta hoy no fue debidamente aclarado. (24)
No podría quedar fuera lo que Arthur Conan Doyle llamó de “invasión organizada”. En un espacio de diez años (de 1948 a 1858) hubo una acción intensa de los Espíritus por medio de fenómenos de Poltergeist, raps, materializaciones etc., en todo el mundo, sobretodo en Europa y América del Norte.
 América latina tampoco pasó intacta. En Brasil, principalmente en Ceará, la prensa registró lo que se convino en llamar mesas giratorias.
Del 31 de marzo de 1948, cuando se iniciaron los celebres fenómenos de Hydesville
Hidesville-Casa Hermanas Fox
con las hermanas Fox, en los Estados Unidos, hasta la fundación de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, en 1858, el mundo fue invadido por la acción de los Espíritus, en un proceso anticipado por las revelaciones personales del profeta y clarividente sueco Emmanuel Swedenborg, por el sensitivo Edward Irving y los poderes psíquicos del norte-americano Andrew Jackson Davis.

En fin, muchos son los hechos históricos a la espera de una relectura a la luz del concepto de mediumnidad social y de los principios espíritas. La evolución del ser humana, de la sociedad y de la historia pasa necesariamente por la interacción entre lo físico y lo extrafísico, a través del fenómeno mediúmnico y del fenómeno palingenésico.

Eugenio Lara, arquitecto y periodista, es miembro-fundador del Centro de Investigación y Documentación Espírita (CPDoc), del Instituto Cultural Kardecista de Santos (ICKS) es uno de los cordinadores del site  Pensamento Social Espírita.


Procedencia de ADE-SERGIPE
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                                    EL EGOÍSMO
El egoísmo, llaga de la Humanidad, tiene que desaparecer de la Tierra, cuyo progreso moral obstaculiza. Al Espiritismo está reservada la tarea de ascender en la jerarquía de los mundos. Es, por tanto el blanco hacia el que los verdaderos creyentes deben apuntar sus armas, dirigir sus fuerzas y su corage. Digo coraje porque de el neccesita cada uno para vencerse a sí mismo, antes que vencer a los demás. Que cada uno, por tanto, emplee todos sus esfuerzos a combatirlo en sí, cierto de que ese monstruo devorador de todas las inteligencias, ese hijo del orgullo es el causante de todas las miserias del mundo terrenal.Es la negación de la caridad y por consiguiente, el mayor obstáculo para la felicidad de los hombres.
Jesús os dió ejemplo de caridad y Poncio Pilatos el del egoísmo, pues cuando el primero, el Justo, va a recorrrer las estaciones de su martirio, el otro se lava las manos, diciendo: ¡Qué me importa!. Luego se animó a decir a los judios: Este hombre es justo, ¿Por qué lo queréis crucificar?. Y sin embargo deja que lo conduzcan al suplicio.
Es a ese antagonismo entre la caridad y el egoísmo, la invasión del corazón humano  por esa lepra que se debe atribuir al hecho de que el Cristianismo aún no ha desempeñado por completo su misión. Os cabe a vosotros, nuevos apóstoles de la fe, que los Espíritus Superiores esclarecen, el encargo y el deber de extirpar ese mal, a fin de dar al Cristianismo toda su fuerza en desobstruir el camino de piedras que le entorpecen la marcha. Expulsad de la Tierra el egoísmo para que ella pueda subir en la escala de los mundos, por cuanto ya es tiempo de que la Humanidad cumpla primeramente las expectativas de vuestros corazones. 
 Emmanuel, (París, 1861)
( Del Evangelio Según el Espiritismo, cap.XI)



 Expulsai da Terra o egoísmo para que ela possa subir na escala dos mundos, porquanto já é tempo de a Humanidade envergar sua veste viril, para o que cumpre que primeiramente o expilais dos vossos corações. — Emmanuel. (Paris, 1861.)

(Fonte: O Evangelho segundo o Espiritismo, cap. XI, item 11.)

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VIGILEMOS EL PENSAMIENTO, PUES  ES DEMASIADO PODEROSO


Podemos conceptuar el pensamiento como un flujo de ideas, símbolos y asociaciones, cuyos elementos consisten en agrupar y coordinar imágenes, en prenderles las conexiones constituidas, con el fin de retocarlas y agruparlas en nuevas correlaciones más o menos originales y completas según la mayor o menor potencia intelectual del individuo, junto con la capacidad de percepción y comparación, para promover la asociación de ideas.

El proceso por el cual se opera el fenómeno del pensamiento es problema que la ciencia oficial no puede, hasta hoy, desbandar. Podemos interpretar el “pensamiento” como algo que se tiene “en mente”, cuando se refleja con el propósito de conocerse algo y entender alguna cosa. En cuanto a la mente, es algo abstracto, equivalente al espíritu, a la inteligencia, y por la cual entendemos el que dentro de ella se encuentra bajo la forma de idea, de concepto y de representación.
El pensamiento tiene como objeto: las cosas, o mejor, las ideas de las cosas y es, sin duda, fuerza creadora de nuestra propia alma y, por esto mismo, es la continuación de nosotros mismos. A través de él, actuamos en el medio en que vivimos y procedemos, estableciendo el padrón de nuestra influencia, en el bien o en el mal.
Filosóficamente, observamos que hay la realidad que depende de la existencia de un observador y la realidad que es independiente del observador. Elementos como átomos, fuerza, gravedad, fotosíntesis, son ejemplos de que existe independientemente del observador- es la realidad natural. En contrapartida, dinero, propiedad y gobierno son ejemplos que dependen de nosotros para existir – es la realidad social, cultural, existencial. El peso que las ideas o palabras ejercen sobre nuestras acciones, sobre nuestros estados emocionales, sobre la construcción de nuestras vidas, casi siempre es inmenso.

El pensamiento actua a la manera de onda, con una velocidad muy superior a la de la luz, y la mente es la dinamo generadora de la fuerza creativa. Siendo materia, la onda mental es formada por corpúsculos, los cuales André Luiz denominó de “partículas mentales, que se expresan como ONDAS Y FORMAS MENTALES.” (1) En situaciones extraordinarias de la mente, excitación de los micros “núcleos atómicos mentales”, cuáles sean, las emociones profundas, los dolores indivisibles, las laboriosas y aturadas concentraciones de fuerza mental o las suplicas aflictivas, el dominio de los pensamientos emite rayos muy cortos, teóricamente semejantes a los que se aproximan a los rayos gama.
Decididamente, muchas de nuestras acciones solo acontecen porque pensamos algo, deseamos algo, acreditamos en algo, tememos algo, o sea, hay un estado subjetivo que provoca un tipo de movimiento en el concreto mundo. Si eso es hecho – y es difícil, empíricamente, dudar de ese hecho – entonces, la interferencia de lo que pensamos sobre lo que vivimos es mucho mayor de lo que, habitualmente, imaginamos. De esta forma, el dicho popular, “cuidado con lo que usted piensa”, posee un sentido mucho más amplio. A rigor, nuestros pensamientos interfieren y determinan nuestras acciones, nuestros posicionamientos, y el mundo en que vivimos se constituye a partir de la interferencia de esas acciones nuestras sobre él.
Tenemos, entonces, pensamientos que generan acciones, que generan pensamientos, que generan acciones. Acciones que generan el mundo, que genera acciones. El pensamiento del otro que constituye mi pensamiento, que constituye el pensamiento del otro. ¿Cuáles son los límites, las líneas divisorias entre esos elementos? Creo no es posible, establecer esos límites, o sea, cuando un elemento termina y el otro comienza. No hay fronteras, territorios específicos del pensar, del actuar, de yo, del otro. La constatación de la fluidez de nuestro pensar y, consecuentemente, de nuestras acciones, en fin, de aquello que somos, tal vez permita una mejor comprensión de cómo vivir en un mundo, donde no haya una única posibilidad, más todas las posibilidades, o sea, donde todo sea posible.

Bajo el punto de vista espirita, “nuestro pensamiento residirá donde proyectemos nuestros pensamientos, cimientos vivos del bien o del mal”. (2) Los pensamientos negativos corrompen los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen el aire respirable, o sea, el optimismo es expansión de la luz y el pesimismo es condensación de la sombra. Los infelices imaginan que el viento gime; los alegres y llenos de optimismo confirman que el canta, hasta porque la vida tiene el colorido que le damos, pues el mundo es como un espejo: devuelve a cada persona el reflejo de sus propios pensamientos.
Los fluidos que envuelven a los Espíritus obsesores, lo que estos proyectan, son viciados, variando de acuerdo con el grado de imperfección de cada uno, al paso que los que envuelven los Benefactores espirituales, o que ellos emiten, son puros, tanto como comporta el grado de perfección moral que hayan conquistado. “El pensamiento es el generador de los infra corpúsculos o de las líneas de fuerza del mundo subatómico, creador de: corrientes del bien o del mal, grandeza o decadencia, vida o muerte, según la voluntad que exterioriza y dirige.” (3)
Otro aspecto a considerar es que tanto los buenos pensamientos como los malos, emitidos por un ser encarnado, afectan, considerablemente. Las mentes de hermanos, también encarnados, en fajas mentales equivalentes. Es imprescindible comprender que, después de la muerte del cuerpo físico, proseguimos desenvolviendo los pensamientos que cultivamos en la experiencia carnal. Nuestros pensamientos generan nuestras acciones y nuestras acciones generan los pensamientos de los otros. Toda carga que el pensamiento exterioriza y proyecta, alcanza a aquel a quien va dirigido. Cuando es benigno y edificante, se ajusta a las Leyes que nos rigen, creando armonía y felicidad. En cambio, cuando es desequilibrado y deprimente, establece aflicción y ruina. En otras palabras: el pensamiento actúa y re actúa, propiciando para el emisor todo lo que sustenta, como, también, todo lo que carga a quien pretende dirigir. Determina para cada criatura los estados psíquicos que varían según los tipos de emociones y conducta a que se aficiona. “Esa corriente de partículas mentales se exterioriza de cada espíritu con calidad de inducción mental, tanto mayor cuanto más amplios se evidencia, las facultades de concentración y el tenor de persistencia rumbo a los objetos que demande.” (4)
El sentimiento de amor cristiano puede impulsar el correcto pensamiento, sin los cuales adolecemos por la insuficiencia de equilibrio intimo, imprimiendo en el cuerpo físico las distonía y las variadas patologías que le son consecuentes. Para términos de salud, es importante saber como estamos pensando. Los pensamientos negativos operan en nuestro estado interior determinada perturbación, instaurando desarmonías de grandes proporciones en los centros del alma y provocando lesiones funcionales variadas. “De este modo establecen fulcros mórbidos de naturaleza singular en el organismo físico, imponiendo a las células la desarmonía por lo cual la vulnerabilidad de los recursos de defensa, sedimentan un campo fértil para la proliferación de bacterias patogénicas en los tejidos menos propensos a la defensa. Cualquier enfermedad surge como efecto, residiendo a causa del desequilibrio de los reflejos de la vida interior, una vez que los síntomas mentales depresivos influencia a la células fisiológicas.” (5)
Es obvio que, no lejos de la nutrición, el cuerpo paga pesados tributos de sufrimiento, puesto que posibilita la implantación de gran cantidad de microorganismos patogénicos que, instalándose en las células orgánicas, pueden inducir a molestias infecciosas de caracteres múltiples. Sin embargo, no es solamente de esa forma que se originan los procesos patológicos multiformes. Nuestras emociones más profundas, cualquiera que sean, también, generan, agudas enfermedades.
Los reflejos de los sentimientos y pensamientos menos dignos que alimentamos se vuelven contra nosotros mismos, después de transformados en ondas mentales, tumultuando nuestras funciones neurológicas, y esos reflejos inconsecuentes, derramándose sobre el tejido cortical, generan alucinaciones que pueden variar del miedo manifiesto al estado neurótico, situación en que los obsesores nos atienden con sugestiones destructoras, directa o indirectas, conduciéndonos a deplorables fenómenos de descontrol psicoemocional. Lo más importante es no olvidarnos, en ningún momento, de que solamente el amor cristiano puede impulsar el correcto pensamiento y nos hace libres. Sin el amor pleno, adolecemos, espiritualmente, por la insuficiencia del equilibrio intimo, imprimiendo en el cuerpo físico las distonía y las variadas patologías que le son consecuentes.
Por eso debemos tener mucho cuidado con lo que pensamos.

Jorge Hessen
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