¿QUE ES EL ESPIRITISMO?
Por: Germán G. Bravo Machado
Cualquier persona cree que podría responder fácilmente esta pregunta.
Pero en realidad son muy pocas las que podrían hacerlo con exactitud,
pues para definir correctamente el ESPIRITISMO, es necesario poseer
un saber intelectual y un conocimiento de connaturalidad, libre de
todo prejuicio.
Por esta sencilla razón, es que un alto porcentaje de seres humanos
tengan un conocimiento muy superficial de lo que verdaderamente es el
ESPIRITISMO.
Lamentablemente, el común de la gente ha asociado al ESPIRITISMO con
prácticas de brujerías y comunicaciones con los muertos. Esto es
debido a que los detractores de la verdad lo hayan denigrado y
mistificado tanto que éstas han sido las consecuencias y es por ello
que muchísimas personas no conozcan lo que en realidad es el
ESPIRITISMO.
Pero afortunadamente existen organizaciones espiritistas, integradas
por personas altamente ilustradas, que mediante libros y conferencias
dan a conocer lo que en verdad es el ESPIRITISMO.
Antes de definir correctamente lo que es el ESPIRITISMO, veamos
primero que nos dice la Real Academia de la Lengua Española:
“Doctrina que consiste en provocar la manifestación de seres
inmateriales o espíritus, sobre todo las almas de los muertos”.
(Diccionario Pequeño Larousse).
Es lamentable que esta prestigiosa institución cultural defina
el ESPIRITISMO en estos términos. Obviamente manifiesta su
desconocimiento al respecto, pues el ESPIRITISMO, lejos de ser una
doctrina que se dedica a la provocación de la manifestación de las
almas de los muertos, es una doctrina que posee un saber trascendental
que confronta con los dogmas y las falsas creencias.
Desde las más antiguas concepciones religiosas hasta las últimas
concepciones filosóficas y científicas de nuestros tiempos, siempre se
ha sostenido el postulado de la existencia de una sustancia única,
absoluta, infinita eterna e inmutable denominada ESPIRITU, de la cual
han emanado todas las cosas que existen en el Universo.
En el antiguo Egipto, el gran sabio Hermes Trismegisto la denominó
Autum y afirmó que “Todo es Espíritu”. Los sabios griegos fundaron su
sabiduría en función del Espíritu, al cual denominaron Nous, Pneuma y
Demiurgo. Jesús de Nazareth, en el Evangelio de Juan, nos dice que
Dios es Espíritu (Jn. 04:24). En épocas recientes los grandes
filósofos fundaron sus sistemas filosóficos en función del Espíritu
(Eckhart, Kant, Schopenhauer, Hegel, Scheler, entre otros). La obra
cumbre de Hegel se denomina La Fenomenología del Espíritu.
Obviamente, la doctrina que estudia la naturaleza, origen y
manifestación del Espíritu, necesariamente tiene que denominarse
ESPIRITISMO. Aunque esta definición es bastante sencilla, así como
lógica, conceptualiza de manera inequívoca lo que realmente es el
ESPIRITISMO, pues de ella se desprende que esta doctrina constituye un
tratado de las causas primeras de todas las cosas.
Veámoslo desde el punto de vista filosófico: “Doctrina que comprende
una antropología filosófica trascendental que demuestra la unidad del
mundo sensible (material) y el mundo inteligible (espiritual) en una
síntesis dialéctica que conduce al hombre al conocimiento de la
verdad”. ¡ Esto es el ESPIRITISMO !. Cuan equivocados están los que
creen que el ESPIRITISMO es práctica de brujerías y comunicaciones con
los muertos. Aunque es muchísimo lo que se podría decir acerca de esta
definición, veamos en esencia su contenido.
Es una Antropología Filosófica Transcendental porque estudia el Ser en
la naturaleza humana y porque sus postulados esenciales constituyen
conocimientos universales y necesarios que pertenecen a la razón pura a priori.
Es transcendental porque explica cómo el espíritu trasciende al alma humana, transmitiéndole sus facultades, para dar lugar a los denominados poderes psíquicos o poderes del alma.
Demuestra lógicamente la fusión del mundo sensible y el mundo inteligible en una síntesis dialéctica. Esta expresión significa que solo existe un mundo, denominado por la Física El Todo Total. Explica que el mundo material no es diferente del mundo espiritual, que sólo existe una energía que ni se crea ni se destruye, que sólo se
transforma; que el mundo material es reflejo del mundo espiritual; que no concebir la Unidad implica deficiencia intelectual causada por dogmas, prejuicios y fanatismos que impiden el cabal desenvolvimiento de los hemisferios cerebrales (la Programación Neuro Lingüística y la Biofísica han hecho grandes demostraciones al respecto).
Este proceso se da mediante un movimiento dialéctico que demuestra que todo en la naturaleza, así como el pensamiento, está en función de una lucha de contrarios y de una negación de la negación que permite el paso de lo cuantitativo a lo cualitativo en una unidad sintética de la percepción.
Esta lucha de contrarios se produce en los seres humanos en virtud de las prescripciones del espíritu y las apetencias instintivas de la materia. Dicha lucha cesa cuando el hombre logra sublimar su alma,dominando los instintos y pasiones que la conforman. Entonces se habla del hombre evolucionado espiritualmente; del hombre que ha logrado exteriorizar su esencia.
Este es el gran arcano que mucha gente aún no ha podido comprender: que el hombre es la METAFÍSICA UNIVERSAL, UN MICROCOSMO:
El día que comiereis del árbol de las ciencias se abrirán vuestros ojos y
descubriréis que sois como Dios. Esta es la verdad a la que conduce el
estudio del ESPIRITISMO, y precisamente por ello es que sus detractores lo han combatido y perseguido, porque forma a los hombres para la Verdad, para la Libertad y para la Justicia.
Afortunadamente estamos en unos tiempos en que ya no existen las hogueras ni las mazmorras inquisitoriales que impidan afinar nuestra pluma libremente para establecer la verdad sobre el ESPIRITISMO, pues, como decía Víctor Hugo: “No hay ejército en el mundo que pueda detener una idea cuando ha llegado su tiempo”. El
tiempo ha llegado, es hora del REINADO DEL ESPIRITU, DEL REINADO DEL AMOR Y DE LA JUSTICIA. El ESPIRITISMO es la doctrina que regirá el porvenir de la humanidad.
Tomado del boletín espiritual “ELIPSE”
Nº1- 2.007
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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La riqueza deseca demasiado a menudo el corazón humano; extingue esta llama interior, este amor al progreso y a las mejoras sociales que alberga toda alma generosa; eleva una barrera entre los poderosos y los humildes.
"El porqué de la vida"
Leon Denis.
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Hay corazones limpios y hay corazones sucios. Para aquellos limpios reservó el Señor la visión de Dios. Y así como hay necesidad de higiene del cuerpo para que funcione regularmente, con más razón es precisa la higiene del corazón, para que el Espíritu ande bien.
Es preciso limpiar el corazón para ver a Dios. Nadie hay de corazón sucio que tenga los ojos abiertos para el Supremo Artífice de todas las cosas.
"La boca habla de lo que está lleno el corazón; del interior proceden las acciones, los malos pensamientos"
Corazón sucio, hombre sucio; corazón limpio, alma limpia, apta para ver a Dios.
Corazón sucio, hombre sucio; corazón limpio, alma limpia, apta para ver a Dios.
Parece un misterio limpiar el corazón. ¿ Pero, de qué modo comenzar el aseo ?
Es preciso que primeramente nos conozcamos; es preciso que conozcamos el corazón.
! Conócete a tí mismo ¡.
Saber quienes somos y los deberes que nos cumple desempeñar; interrogar cotidianamente a nuestra conciencia; ejercitar un culto extrictamente interno, tal es el único inicio de esa taréa grandiosa para la que fuimos llamados a la Tierra.
La limpieza de corazón sustituye al culto externo por el interno. Las genuflexiones, las adoraciones pagadas, las preces cantadas y masticadas, ningún efecto tienen delante de Dios.
Lo que el Señor quiere es la limpieza, la higiene del corazón.
Hacer culto exterior sin el interior, es lo mismo que limpiar sepulcros que guardan podedumbre. Limpiar el corazón es renunciar al orgullo y al egoísmo con toda su prole maléfica. ¡ Es pensar, estudiar, comprender; es creer al amado Hijo de Dios por sus dictámenes redentores !.
Es ser bueno, indulgente, caritativo, humilde, paciente, progresista; y finalmente, renunciar al mal para abrazar el bien; dejar la apariencia por la realidad; preferir el Reino de los Cielos al Reino del Mundo, pues solo dentro del Supremo Reinado podremos ver a Dios !
(Cairbar Schutel)
Aportación de María Santos
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" Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo… de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso. Sí tú has sido el ignorante, el irresponsable, tú únicamente tú. Nadie te empujó en los aconteceres, causantes de tus errores…. "
( Aportación de mi amiga Roser; de autoría desconocida)
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¿ Qué es un médium?
En primer lugar convengamos bien en nuestros hechos. ¿Qué es un médium? Es el ser, es el individuo, que sirve de trazo de unión a los Espíritus para que éstos puedan comunicar con facilidad con los hombres: Espíritus encarnados. Por consiguiente, sin médium no hay comunicaciones tangibles, mentales, escritas, físicas ni de ninguna clase.
Hay un principio que, estoy seguro, es admitido por todos los espiritistas: este es que los semejantes obran sobre sus semejantes y como sus semejantes. Así, pues, ¿cuáles son los semejantes de los Espíritus sino los Espíritus, encarnados o no encarnados? ¿Es menester repetíroslo sin cesar? Pues bien, yo os lo repetiré otra vez: vuestro periespíritu y el nuestro están sacados del mismo ambiente, son de una naturaleza idéntica, son semejantes en una palabra; poseen una propiedad de asimilación más o menos desarrollada, de imitación más o menos vigorosa, que nos permite a Espíritus y encarnados ponernos con mucha prontitud y con mucha facilidad en relación. En fin, lo que pertenece en propiedad a los médiums, lo que es de la misma esencia de su individualidad, es una afinidad especial, y al mismo tiempo una fuerza de expansión particular que aniquila en ellos toda refractibilidad y establecen entre ellos y nosotros una especie de corriente y de fusión que facilita nuestras comunicaciones. Por otra parte, esta refractibilidad de la materia es la que se opone al desarrollo de la mediumnidad en la mayor parte de aquellos que no son médiums.
Los hombres siempre tienen propensión a exagerarlo todo; los unos, no hablo ahora de los materialistas, niegan un alma a los animales y otros quieren darles una, por decirlo así, semejante a la nuestra. ¿Por qué queréis confundir de este modo lo perfectible con lo imperfectible? No, no, estad bien convencidos el fuego que anima a las bestias, el soplo que les hace obrar, mover, y hablar en su lengua, no tiene en cuanto al presente, ninguna disposición para mezclarse, para unirse, para confundirse con el soplo divino, el alma etérea, el Espíritu en una palabra, que anima el ser esencialmente perfectible: el hombre, este rey de la Creación. Por lo demás, ¿no es esta condición esencial de perfectibilidad lo que constituye la superioridad de la especie humana, sobre las otras especies terrestres? Pues bien, reconoced que no puede asimilarse al hombre, sólo perfectible en sí mismo y en sus obras, ningún individuo de las otras razas vivientes sobre la Tierra.
Hay un principio que, estoy seguro, es admitido por todos los espiritistas: este es que los semejantes obran sobre sus semejantes y como sus semejantes. Así, pues, ¿cuáles son los semejantes de los Espíritus sino los Espíritus, encarnados o no encarnados? ¿Es menester repetíroslo sin cesar? Pues bien, yo os lo repetiré otra vez: vuestro periespíritu y el nuestro están sacados del mismo ambiente, son de una naturaleza idéntica, son semejantes en una palabra; poseen una propiedad de asimilación más o menos desarrollada, de imitación más o menos vigorosa, que nos permite a Espíritus y encarnados ponernos con mucha prontitud y con mucha facilidad en relación. En fin, lo que pertenece en propiedad a los médiums, lo que es de la misma esencia de su individualidad, es una afinidad especial, y al mismo tiempo una fuerza de expansión particular que aniquila en ellos toda refractibilidad y establecen entre ellos y nosotros una especie de corriente y de fusión que facilita nuestras comunicaciones. Por otra parte, esta refractibilidad de la materia es la que se opone al desarrollo de la mediumnidad en la mayor parte de aquellos que no son médiums.
Los hombres siempre tienen propensión a exagerarlo todo; los unos, no hablo ahora de los materialistas, niegan un alma a los animales y otros quieren darles una, por decirlo así, semejante a la nuestra. ¿Por qué queréis confundir de este modo lo perfectible con lo imperfectible? No, no, estad bien convencidos el fuego que anima a las bestias, el soplo que les hace obrar, mover, y hablar en su lengua, no tiene en cuanto al presente, ninguna disposición para mezclarse, para unirse, para confundirse con el soplo divino, el alma etérea, el Espíritu en una palabra, que anima el ser esencialmente perfectible: el hombre, este rey de la Creación. Por lo demás, ¿no es esta condición esencial de perfectibilidad lo que constituye la superioridad de la especie humana, sobre las otras especies terrestres? Pues bien, reconoced que no puede asimilarse al hombre, sólo perfectible en sí mismo y en sus obras, ningún individuo de las otras razas vivientes sobre la Tierra.
-Libro de los Mediums-
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