domingo, 14 de febrero de 2016

ABORTO: ¿VAMOS ADELANTE O HACIA ATRÁS ?

   

    A LOS TRABAJADORES DE LA ÚLTIMA HORA

¿Cómo pasar de un mundo mejorable a un mundo mejor? ¿Cómo conseguir trasladar nuestro deseo interior de mejorar a un efecto exterior y materializarlo?

A cada minuto nacen estímulos en nuestro corazón que se desvanecen con la misma rapidez que surgen. son como estrellas fugaces que nos hacen suspirar, pensando... si yo pudiera... pero la realidad es que podemos y debemos. no hemos de frenar esos impulsos sólo por el miedo, la pereza o por el qué dirán, afrontemos la realidad que nos toca vivir como espíritas y empecemos a transformar el mundo, no olvidemos el legado del que somos portadores y estemos convencidos que una pequeña idea puede dar grandes frutos, no desestimemos ninguna de las que, inesperadas, cruzan por nuestro pensamiento. estemos atentos a esos fugaces momentos de lucidez y descubriremos tesoros que trabajados de forma correcta pueden llegar a ser el motor de futuras transformaciones en la tierra. tenemos la llave de esas transformaciones: la espiritualidad. mientras el mundo se debate en luchas políticas, económicas, sociales y militares, los pobres mueren de hambre, los ancianos yacen abandonados y multitudes de desheredados del progreso económico esperan una ayuda. no todos debemos mirar al tercer mundo suspirando por cambiar el planeta, podemos mirar a nuestro lado mientras caminamos por nuestra ciudad y descubrir muchos infortunios en medio de la abundancia,
porque hoy en día en los países ricos hay muchos infortunados, que padecen de soledad, de falta de valores morales, que sufren de una falta de educación real mientras son alcanzados por la vorágine de los placeres, el ansia de gozar a la que nos impulsan la mayoría de medios, que no es sino el reflejo de la demanda popular, el moderno panem et circem. las mismas miserias morales que en la roma imperial, pero vestidas de seda y púrpura. por suerte tenemos el espiritismo que nos amplía la visión y nos hace girar la mirada hacia nuestro hermano que cruzamos en la calle, naufragando en un mar de materialismo que lo aboca al suicidio, o aquel otro que nos observa desde la ventana esperando que alguien le acompañe a dar un paseo y desterrar sus fantasmas interiores. Hay mucha miseria oculta en nuestro mundo occidental y nos toca alzar la voz para que se oiga fuerte y claro: Yo voy a colaborar y construir un mundo mejor, empezando hoy y por mí mismo. saldré a la calle a encontrar esas personas silenciosas, humildes, que rehuyen las miradas, que recelan de los vecinos, porque les da vergüenza su pobreza en medio de tanta abundancia. abramos las puertas a las nuevas ideas, que han de ser el inicio de nuevas obras. luchemos para que todo no quede en simple intenciones, no nos dejemos vencer por la pereza y el desánimo. 26 julio 2009 ae ¿cómo pasar de un mundo mejorable a un mundo mejor? ¿cómo conseguir trasladar nuestro deseo interior de mejorar a un efecto exterior y materializarlo? a cada minuto nacen estímulos en nuestro corazón que se desvanecen con la misma rapidez que surgen. son como estrellas fugaces que nos hacen suspirar, pensando... si yo pudiera... pero la realidad es que podemos y debemos. no hemos de frenar esos impulsos sólo por el miedo, la pereza o por el qué dirán, afrontemos la realidad que nos toca vivir como espíritas y empecemos a transformar el mundo, no olvidemos el legado del que somos portadores y estemos convencidos que una pequeña idea puede dar grandes frutos, no desestimemos ninguna de las que, inesperadas, cruzan por nuestro pensamiento. estemos atentos a esos fugaces momentos de lucidez y descubriremos tesoros que trabajados de forma correcta pueden llegar a ser el motor de futuras transformaciones en la tierra. tenemos la llave de esas transformaciones: la espiritualidad. mientras el mundo se debate en luchas políticas, económicas, sociales y militares, los pobres mueren de hambre, los ancianos yacen abandonados y multitudes de desheredados del progreso económico esperan una ayuda. no todos debemos mirar al tercer mundo suspirando por cambiar el planeta, podemos mirar a nuestro lado mientras caminamos por nuestra ciudad y descubrir muchos infortunios en medio de la abundancia, Abramos las puertas a las nuevas ideas, que han de ser el inicio de nuevas obras. luchemos para que todo no quede en simple intenciones, no nos dejemos vencer por la pereza y el desánimo.

Revista Actualidad Espiritista
Grupo  Pablo y Esteban - año 2009


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¿El alma está encerrada en el cuerpo, o bien es el cuerpo que está contenido en el alma?   

Ninguno de los dos. El alma, que es espíritu, no puede ser encerrada en un cuerpo; irradia hacía fuera, como la luz a través del cristal de la lámpara. 
Ningún cuerpo puede retenerla materialmente cautiva; puede exteriorizarse.

Tomado del libro síntesis del Espiritismo León Denis
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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                Aborto:¿ Vamos adelante o hacia atrás?

Seguimos a vueltas con el tema del aborto. Parece ser que conseguir cada vez unas más amplias cuotas de plazos, es un logro social y necesario.( Parece que, al menos en España, los políticos no tuviesen problemas más urgentes o importantes para resolver).

Quisiera ser capaz de analizar esto con mente objetiva y racional, partiendo de un conocimiento espirita que asumo, por ser un conocimiento lógico que me aclara coherentemente, temas importantes o transcendentes respecto al por qué y al para qué de la vida, quienes somos, de donde venimos o a donde vamos. Además de que las filofías y religiones que he conocido y hasta practicado antes de conocer el Espiritismo, descubrí que nos han engañado o al menos nos han ocultado verdades y realidades porque así les convenía.

Al aborto, la sociedad materialista y atea, lo ha presentado como algo permisible de llevar a cabo,
cuando los métodos anticonceptivos no se aplicaron a tiempo, o cuando estos fallaron. La idea es la de que lo que se aborta, no es un ser humano, sino una especie de tumor o un "coagulo"  que aparece inoportunamente en el seno de la mujer, y que si se le destruye, este ni siente ni padece. Y para legalizar esto, se le da un plazo legal,  por otra parte muy fácil de burlar, de modo que se establece que hasta los tres meses y medio de embarazo, la mujer puede abortar libremente, y a partir de ahí, ya no se puede.  Yo me pregunto: Aunque esto se pudiese cumplir con exactitud, ¿ Supone el hecho de reconocer que lo que el primer día  fuera de plazo de esos tres meses y medio, si lo hacemos, matamos a un ser humano, y por tanto es ilegal y está penado, pero que sin embargo, a ese mismo ser humano, un día antes de serlo, aún se podía matar porque esto que a partir de hoy ya es reconocido como humano, ayer no lo era todavía?; ¿ Donde está la diferencia que otorga al no nacido el derecho  de ser o no ser reconocido como humano de un día para otro , o el de  nacer, o  el de que alguien ajeno al mismo, como su propia madre, lo condene a muerte, queriendo creer que lo que se quita de encima no es nada, apenas como quien quita  un grano o un tumor?. Si así fuese,  que esto fuese solo una excrecencia de su cuerpo, sería  lógico en efecto,  que la mujer  tenga absoluta libertad para decidir  si se lo quita o no, porque sería su cuerpo o una parte del mismo, pero, ¿ un embrión o un feto, es equiparable a ser considerado como un grano o  un tumor?

Creo que el problema reside precisamente en el concepto materialista de la vida, en el creer que el ser humano es solamente la materia de su cuerpo, esa materia que podemos considerar como la de cualquier otro animal, destinada a la putrefacción o a las cenizas de un crematorio tras  su muerte. Si fuésemos solo esto, ¡ qué poca cosa seríamos!. Sin embargo, demostrado está por la psiquiatría, la psicología, la parapsicología, el espiritismo y por la ciencia en general,- aunque en este caso, ciencia ignorada o silenciada por los poderes fácticos hedonistas- , que estos atributos que poseemos los humanos, como son los sentimientos, la voluntad, la capacidad de amar, de sentir la belleza, el arte, o de desarrollar la ciencia, no son secreciones de nuestra materia cerebral, sino atributos del alma que anima a esa materia y que se sirve de ella pero es independiente de ella, tal como ya está largamente demostrado, aunque- como digo- ignorado a propósito.

Por tanto  pensemos por un momento que hasta ahora, nos hemos considerado seres humanos, pensando solamente en el cuerpo humano que tenemos, en el cuerpo mortal. Por otra parte en el seno de las religiones se ha plasmado a las gentes religiosas, la idea de que somos seres humanos porque somos un cuerpo que tenemos un alma o espíritu.
Pero si  cambiamos ese concepto por el de que realmente somos almas o espíritus, que no procedemos o acompañamos a un cuerpo, sino que lo tenemos temporalmente, revistiendo con  él, una personalidad humana, la perspectiva de lo que es o no es un ser humano, o cuando empieza o no empieza a serlo, cambia por completo.

   La lógica nos dice que en cuanto al cuerpo físico  se pueden establecer  diferencias que por  su  grado de desarrollo puedan delimitar  la línea de separación entre lo que todavía no es, y lo que a partir de cierto momento ya es, aunque  la idea siga repugnando a la razón lógica, pero ahora, bajo esta nueva perspectiva  de que somos un espíritu o alma con un cuerpo, y no al revés, la cosa cambia por completo, porque, ¿ a partir de que momento el embrión o el feto, está ligado a un espíritu o alma  con el que va a emprender su aventura humana?.

   Esta es la clave de la cuestión, pues aun  admitiendo la existencia  del alma, cabría preguntar, que a partir de que momento esta unión de ambas realidades que conforman al ser humano, es un hecho.

  Aunque al Espiritismo, se le haya  echado tanta basura encima, sobre todo por parte de las propias religiones que no lo han visto como un aliado, sino como un enemigo competidor, este  se apoya en tres pilares: el de la ciencia de observación del fenómeno mediúmnico y parapsicológico, el de la filosofía codificada por Kardec a partir de las informaciones obtenidas  desde el plano espiritual por Seres que se comunican a través del citado fenómeno mediúmnico, y que ellos mismos se identifican como espíritus, y  de ahí, el fruto y consecuencia  final de esta ciencia y esta filosofía: la moral. Una moral plenamente coincidente con la de los Evangelios cristianos,  a los que confirma,  aclara y amplía en profundidad, en sus  aspectos y enseñanzas éticas, que cuando se adoptan  en el transcurrir de la vida humana, ayudan a mejorar al ser humano, desarrollando y haciendo evolucionar su  esencia o parte espiritual, lo cual  constituye el verdadero sentido de la vida.

   Y  estos comunicados mediúmnicos codificados por Kardec , nos señalan, entre otros muchísimos temas, que el embrión y el feto, ya tienen un Ser espiritual asignado y unido a ellos, y son los que facultan  su desarrollo hasta el momento de nacer, en cuyo momento se integran totalmente a la materia que les va a acompañar como cuerpo en su vida humana. Por tanto, si se suprime este feto o este embrión, independientemente de la semana de desarrollo físico en que se encuentre, estamos suprimiendo una vida humana, estamos impidiendo que se lleve a cabo un proyecto de vida  que ya esta en marcha, estamos cortando el proceso evolutivo de un Ser espiritual como nosotros, que no ha sido creado por nosotros, y que tiene exactamente el mismo derecho que nosotros a estar aquí, en este mundo.

Creo que es muy importante divulgar el  conocimiento espiritual a nivel popular, porque la realidad actual es la de que se está cometiendo en todo el mundo el mayor genocidio de la historia, y cada uno, en su grado de responsabilidad, tendrá que afrontar  en el futuro el fruto de lo que ahora tan inconscientemente se está sembrando.

Los hombres y mujeres que hoy en día abogan por suprimir tan  irresponsable y alegremente estas vidas humanas no nacidas,  también bajo el pretexto de malformaciones congénitas detectadas en el feto, con lo cual  justifican su eliminación,  (  parece que vamos a un mundo habitado por seres humanos de  físicos perfectos; el que no lo sea no tendrá derecho a nacer ni a vivir-  ¡ horrible ! - )
ignoran que  después de que suceda su propia muerte, ( que siempre se ve tan remota y lejana, como si eso sucediera a los demás pero a ellos no), seguirán viviendo como espíritus desencarnados, y tendrán que volver a renacer bajo la tutela de la Ley de Causa y Efecto, por la cual se cosecha obligadamente lo que antes se sembró voluntariamente. Por tanto no será de extrañar que esa cosecha sea  la de ser ellos mismos abortados, o tal vez  la de volver a  nacer  como niños sanos y perfectos, para  morir  después de cualquier forma al poco de nacer, de modo  que experimenten en si mismos lo que es una vida cortada desde su comienzo, como las que ellos mismos cortaron en su pasado.  Y en el colmo de lo más abyecto y horrible que pueden hacer ciertos seres humanos, en ciertos paises se llega a admitir incluso el "aborto post-parto", o sea, el asesinato de bebés nada más nacer. ¿Puede existir algo más horroroso y que muestre más hasta donde llega la degradación de los seres humanos que esto admiten o practican?.

Por favor, no cometamos más errores. Divulguemos estos conceptos e impidamos en la medida que nos sea posible, que esta matanza de inocentes continúe.

Que cada uno en la parcela de  su  responsabilidad individual, digamos siempre de corazón: ¡ Sí a la Vida ¡.

Jose Luis Martín


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    EL MÁS ALLÁ DE LOS ESPÍRITUS DE 

                MEDIANA CONDICIÓN.

La Sra. Ana Velleville.

Joven, muerta a los treinta y cinco años después de una larga y cruel enfermedad. De mucha
viveza espiritual, dotada de una rara inteligencia, de gran rectitud y de eminentes cualidades
morales, esposa y madre de familia apasionada, tenía además una fuerza de carácter poco común, y
un talento fecundo en recursos que no la tenía jamás desprevenida en las circunstancias más críticas
de la vida. Sin rencor hacia aquellos de quienes tenía más por qué quejarse, estaba siempre
dispuesta a prestarles cualquier servicio, si llegaba la ocasión. Habiendo tenido con ella una amistad
íntima desde largos años, hemos podido seguir todas las fases de su existencia y todas las peripecias
de su fin.
Un accidente ocasionó la terrible enfermedad que debía llevársela y que la retuvo tres años en su lecho, presa de los más atroces sufrimientos, que soportó hasta el último momento con un valor heroico y en medio de los cuales su alegría natural no la abandonó. Creía firmemente en el alma y en la vida futura, pero se ocupaba muy poco de ello. Todos sus pensamientos se dirigían hacia la vida presente, a la cual valoraba mucho, sin tener, sin embargo, miedo a la muerte, y sin buscar los goces materiales. Porque su vida era muy sencilla, y se olvidaba sin dificultad de aquello que no podía procurarse. Pero tenía instintivamente el gusto del bien y de lo bello, que sabía encontrar hasta en las cosas más insignificantes. Quería vivir, menos para ella que para sus hijos,para quienes sabía que era necesaria. Por esto se aferraba a la vida. Conocía el Espiritismo sin haberlo estudiado a fondo. Hasta se interesaba por él, y sin embargo, no llegó a fijar sus pensamientos sobre el porvenir. Era para ella una idea verdadera, pero que no dejaba ninguna impresión profunda en su espíritu. El bien que hacía era el resultado de un sentimiento natural,espontáneo, y no inspirado por el pensamiento de una recompensa o de penas futuras.
Desde hacía mucho tiempo, su estado era ya desesperado, y se contaba verla marchar de un
momento a otro. Ella misma no se hacía muchas ilusiones. Un día que su marido estaba ausente, se
sintió desfallecer, y comprendió que su hora había llegado. Su vista se había velado, la turbación se
apoderaba de ella y sentía todas las angustias de la separación. No obstante, le causaba mucha pena
morir antes de que volviese su marido. Haciendo sobre sí misma un esfuerzo supremo, se dijo:
“¡No, no quiero morir!” Sintió entonces renacer la vida y recobró el pleno uso de sus facultades.
Cuando su marido volvió le dijo: “Iba a morir, pero he querido esperar a que estuvieses cerca de mí,
porque tenía todavía que hacerte muchas recomendaciones.” La lucha entre la vida y la muerte se
prolongó así durante tres meses, que no fueron más que una larga y dolorosa agonía.

Evocación, al día siguiente de su muerte.
R. Mis buenos amigos, gracias porque os ocupáis de mí. Por lo demás, habéis sido para mí como buenos parientes. Pues bien, regocijaos, porque soy dichosa. Tranquilizad a mi pobre marido y velad sobre mis hijos. He ido junto a ellos enseguida.
P. Parece que la turbación no ha sido larga, puesto que nos habéis contestado con lucidez.
R. Amigos míos. ¡he sufrido tanto y sabíais que sufría con resignación! Y bien, mi prueba está terminada. Deciros que estoy completamente desprendida, no. Pero no sufro, y para mí es un alivio muy grande. Por esta vez estoy radicalmente curada, os lo aseguro. Pero tengo necesidad de que se me ayude con el socorro de las oraciones, a fin de venir desde luego a trabajar con vosotros.
P. ¿Cuál ha podido ser la causa de vuestros largos sufrimientos?
R. Pasado terrible, amigo mío.
P. ¿Podéis decirnos cuál ha sido este pasado?
R. ¡Oh, dejad que lo olvide un poco!. ¡Lo he pagado tan caro...!

Un mes después de su muerte.
P. Ahora que debéis estar completamente desprendida y que os reconocéis mejor,tendríamos el mayor gusto en tener con vos una conversación más explícita. ¿Podríais decirnos cuál ha sido la causa de vuestra larga agonía? ¿Por qué habéis estado durante tres meses entre la vida y la muerte?
R. Gracias, mis buenos amigos, por vuestro recuerdo y por vuestras buenas oraciones. ¡Cuán
saludables me son y cuánto han contribuido a mi desprendimiento! Todavía tengo necesidad de que
me ayudéis. Continuad rogando por mí. Vosotros comprendéis la oración. Las que decís no son fórmulas venales como tantos otros que no se dan cuenta del efecto que produce una buena
plegaria.
¡He sufrido mucho, pero mis sufrimientos se me han tomado muy en cuenta, y me es permitido ir a menudo hacia mis queridos hijos, que había dejado con tanto sentimiento!
Yo misma he prolongado mis sufrimientos. Mi ardiente deseo de vivir para mis hijos hacía que me aferrase en cierto modo a la materia, y al contrario que los otros, me aferraba y no quería abandonar este desgraciado cuerpo, con el cual era preciso romper y que, sin embargo, era para mí el instrumento de tantos tormentos. He ahí la verdadera causa de mi larga agonía. Mi enfermedad,los sufrimientos que he tenido: expiación del pasado, una deuda menos.
¡Ay de mí, mis buenos amigos! Si os hubiera escuchado, ¡qué inmenso cambio en mi vida presente! ¡Qué mitigación habría sentido en mis últimos instantes y cuán fácil hubiera sido esta separación, si en lugar de contrariarla me hubiera entregado con confianza a la voluntad de Dios, a la corriente que me arrastraba! ¡Pero en lugar de dirigir mis miradas hacia el porvenir que me esperaba, no veía más que el presente que iba a dejar!
Cuando vuelva a la Tierra seré espiritista, os lo aseguro. ¡Qué ciencia tan inmensa! Asisto muy a menudo a vuestras reuniones y a las instrucciones que se os dan. Si hubiera podido comprender cuando estaba en la Tierra, mis sufrimientos se hubieran mitigado mucho. Pero la hora no había llegado. Hoy comprendo la bondad de Dios y su justicia. Pero no estoy aún lo bastante adelantada para que deje de ocuparme de las cosas de la vida. Mis hijos sobre todo, me unen todavía a ella, no para contemplarles, sino para velar por ellos y procurar que sigan la ruta que el Espiritismo traza en este momento. Sí, mis buenos amigos, tengo aún graves preocupaciones. Una sobre todo, porque el porvenir de mis hijos depende de ella.
P. ¿Podéis darnos algunas explicaciones sobre el pasado que deploráis?
R. ¡Ay de mí, mis buenos amigos, estoy dispuesta a hacer mi confesión! Había desconocido el sufrimiento. Había visto morir a mi madre sin haber tenido piedad de ella. La había tratado de
enferma imaginaria. No viéndola jamás en cama, sospechaba que no sufría, y reía de sus  sufrimientos. He ahí como Dios castiga.

Seis meses después de su muerte.
P. Ahora que ha pasado un tiempo lo bastante largo desde que habéis dejado vuestra envoltura terrestre, ¿queréis describirnos vuestra situación y vuestras ocupaciones en el mundo de
los espíritus?
R. Durante mi vida terrestre, era lo que se llama generalmente una mujer de bien, pero ante todo amaba mi bienestar. Compasiva por naturaleza, puede que no hubiera sido capaz de un sacrificio penoso para aliviar un infortunio. Hoy todo ha cambiado. Soy siempre el yo, pero el yo de otro tiempo ha sufrido modificaciones. He adquirido, veo que no hay clases ni otras condiciones,sino el mérito personal en el mundo de los invisibles, donde un padre caritativo y bueno está sobre el rico orgulloso que le humillaba con su limosna. Velo especialmente por la clase de los afligidos,
por los tormentos de familia, la pérdida de parientes o de fortuna: tengo por misión el consolarles y
animarles, y soy feliz en hacerlo.
Ana.

Una importante cuestión se deduce de los hechos expresados, a saber.
¿Una persona puede, por un esfuerzo de su voluntad, retardar el momento de la separación
del alma y del cuerpo?.

Respuesta del espíritu de San Luis:
“Responder esta cuestión de una manera afirmativa y sin restricción, podría dar lugar a falsas
consecuencias. Seguramente, un espíritu encarnado puede, en ciertas circunstancias, prolongar la
existencia corporal para terminar instrucciones indispensables o que él las crea tales. Esto puede
permitírsele, como en el caso de que tratamos, y se tienen de ello diferentes ejemplos. Estas
prolongaciones de la vida en todo caso no podrían ser de mucha duración, porque no puede
permitirse al hombre invertir el orden de las leyes de la Naturaleza ni provocar una vuelta real a la
vida, cuando ésta ha llegado a su término. Esto no es sino una prorrogación momentánea. Sin
embargo, de la posibilidad del hecho no deberá deducirse de ello que pueda ser general, ni creer que
dependa de cada uno prolongar así su existencia. Como prueba para el espíritu, o en interés de una
misión que concluir, los órganos gastados pueden recibir un suplemento de fluido vital que les
permita añadir algunos instantes a la manifestación material del pensamiento. Los casos semejantes
son excepciones y no la regla. Es necesario no ver tampoco en este hecho una derogación de Dios
en la inmutabilidad de sus leyes, sino una consecuencia del libre albedrío del alma humana, que en el último instante tiene conciencia de la misión de que ha estado encargada, y quisiera, a pesar de la
muerte, cumplir lo que no ha podido acabar. Puede ser también algunas veces una especie de
castigo impuesto al espíritu que duda del porvenir, concediéndole una prolongación de vitalidad,
por la cual sufre necesariamente.”
San Luis.

Podríamos también maravillarnos de la rapidez del desprendimiento de este espíritu, teniendo en cuenta su adhesión a la vida corporal. Pero es preciso considerar que esta adhesión no tenía nada de sensual ni de material. Tenía incluso su parte moral, puesto que era movida por el interés de sus hijos menores. Era, además,un espíritu adelantado en inteligencia y moralidad. Un grado más, y hubiera estado con los espíritus muy felices. No tenía, pues, en los lazos periespirituales la tenacidad que resulta de la identificación con la materia. Se puede decir que la vida, debilitada por una larga enfermedad, no dependía más que de algunos hilos. Hilos que quería impedir que se rompiesen. No obstante, fue castigada su resistencia por la prolongación de sus sufrimientos, que dependían de la naturaleza de la enfermedad y de la dificultad del desprendimiento, y de esto ha resultado que, después de la libertad, la perturbación fue de corta duración.
Un hecho igualmente importante se deduce de esta evocación, así como de la mayor parte de las que han tenido lugar en diversas épocas más o menos distantes de la muerte, esto es, el cambio que se verifica gradualmente en las ideas del espíritu, y del cual se puede seguir el progreso. En dicho espíritu se traducen, no por mejores sentimientos, sino por una apreciación más sana de las cosas. El progreso del alma en la vida espiritual es, pues, un hecho acreditado por la experiencia. La vida corporal es la que pone en práctica este progreso. Es la prueba de sus resoluciones y el crisol donde se depura.
Desde el instante en que el alma progresa después de la muerte, su suerte no puede fijarse
irrevocablemente, porque la fijación definitiva de la suerte es, como hemos dicho en otra parte, la negación del progreso. Las dos cosas no pueden existir simultáneamente. Queda lo que tiene la sanción de los hechos y de la razón.

EL CIELO Y EL INFIERNO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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 LA ORACIÓN COMO FORMA DE AUTO-ENCUENTRO


"Jesús, en la condición excepcional de Psicoterapeuta, recomendaba la vigilancia antes de la oración, como forma de auto-encuentro, para después efectuar la entrega a Dios sin ninguna otra preocupación."(1)
Permanecer en vigilia, en el sentido espiritual, es mantener el pensamiento recto para un obrar recto, es atender las necesidades espirituales anteponiéndolas a las materiales, es también estar atentos a las amenazas internas que acechan nuestra paz y equilibrio, dirigiendo nuestra mente de forma consciente hacia los objetivos morales que debemos alcanzar.
La atención enfocada en la elevación del pensamiento, nace de los objetivos espirituales propuestos y de la disciplina que la sostiene, porque sin objetivos no hay conquistas, no hay rumbo ni timón y nuestra nave viajará a la deriva a merced de tormentas ignorando el futuro que le espera.
Sin disciplina mental no puede haber preparación ni previsión, y ante la falta de estas sobrevienen los desastres que nos "sorprenden". La disciplina diaria construye los hábitos que nos acompañan toda la vida.
La atención que facilita la vigilancia produce la suave tensión de estar alerta, con la mente despierta, observando el horizonte íntimo en previsión de posibles peligros. Aun poseyendo todo el conocimiento si no mantenemos los ojos abiertos para ver permaneceremos en la oscuridad.
Estar atentos nos ayuda a actuar conforme a nuestros objetivos espirituales, mientras que la falta de vigilancia nos lleva a reaccionar según nuestros instintos, de forma torpe y ciega, respondiendo con ira.
De la oración obtenemos las fuerzas que nos ayudan a sostenernos, de cuya fuente inagotable brotan el valor y el coraje para enfrentar nuestro destino, al que llegaremos seguros y confiados si permanecemos atentos y humildes, despiertos y serenos. El futuro se construye con las acciones del presente, que a su vez surgió del pasado; uno y otro son solidarios y responden ante las Leyes Divinas.
Desconocemos el futuro, mas lo que hallaremos en él no será un golpe de suerte ni una casualidad; si deseamos paz y armonía para nuestro mañana será a través de las conquistas del ser inmortal que aquilatándose en las luchas diarias se vencerá a sí mismo, abandonando definitivamente los hábitos adversos del ayer.
La vigilancia y la oración nos ayudarán a trasponer todos los obstáculos del futuro, nacidos de nuestro pasado, en camino hacia el hoy eterno. 
(1)El ser consciente. Pág.84
Ed. Joanna de Angelis- Buenos Aires,
Divaldo Pereira/Joanna de Ángelis

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