Distinción de los buenos y de los malos Espíritus
*. Si la identidad absoluta de los Espíritus es, en muchos casos, una cuestión
accesoria y sin importancia, no sucede lo mismo con la distinción de los buenos o malos
Espíritus; su individualidad puede sernos indiferente, su cualidad no lo es jamás. En
todas las comunicaciones instructivas es en donde debe concentrarse más la atención, porque esta sola es la que
puede darnos la medida de la confianza que debemos tener con el Espíritu que se
manifiesta, cualquiera que sea el nombre que tome. ¿El Espíritu que se manifiesta, es
bueno o malo? ¿A qué grado de la escala espiritista pertenece? Aquí está la cuestión
principal.
. Se juzga a los Espíritus, hemos dicho, como se juzga a los hombres, por su
lenguaje. Supongamos que un hombre reciba veinte cartas de personas que le son
desconocidas; por el estilo, por los pensamientos, por una multitud de señales conocerá,
en fin, las que son instruidas o ignorantes, finas o mal educadas, superficiales,
profundas, frívolas, orgullosas, formales, ligeras, sentimentales, etc. Lo mismo sucede
con los Espíritus; debe considerárseles como corresponsales que jamás han visto, y
preguntarse qué es lo que se pensaría del saber y del carácter de un hombre que dijera o
escribiera semejantes cosas. Se puede poner como regla invariable y sin excepción, "que
el lenguaje de los Espíritus está siempre en razón de su grado de elevación". Los
Espíritus realmente superiores no sólo dicen grandes cosas, sino que las dicen en
término que excluyen, de la manéra más absoluta, toda trivialidad; por buenas que sean
estas cosas, si están empañadas con una sola expresión que resienta la bajeza, es una
señal indudable de su inferioridad y con mucha más razón si el conjunto de las
comunicaciones hiere la decencia por su grosería. El lenguaje descubre siempre su
origen, sea por el pensamiento que manifiesta, sea por su forma, y aun cuando un
Espíritu quisiera engañarnos sobre su pretendida superioridad, basta conversar algún
tiempo con él para conocerle.
. La bondad y benevolencia son también atributos esenciales de Espíritus
depurados; no odian ni a los hombres ni a los Espíritus; compadecen las debilidades,
critican los errores, pero siempre con moderación, sin aversión ni animosidad. Si se
admite que los Espíritus verdaderamente buenos sólo pueden querer el bien y decir
cosas buenas, se deducirá en consecuencia que el lenguaje de los Espíritus
que manifieste falta de bondad y benevolencia, no dimana de un Espíritu bueno.
. La inteligencia está lejos de ser una señal cierta de superioridad, porque la
inteligencia y la moral no siempre marchan juntas. Un Espíritu puede ser bueno, benévolo
y tener conocimientos limitados, mientras que un Espíritu inteligente e instruido puede
ser muy inferior en moralidad.
Se cree con bastante generalidad que, preguntando al Espíritu de un hombre que
ha sido sabio en una especialidad sobre la Tierra, se obtendrá con más facilidad la verdad;
esto es lógico y, sin embargo, no es siempre verdadero. La experiencia demuestra
que los sabios, lo mismo que los otros hombres, sobre todo aquellos que han dejado la
Tierra hace poco, están aun bajo el imperio de las preocupaciones de la vida corporal; no
se desprenden inmediatamente del Espíritu de sistema. Puede, pues, suceder, que bajo
las influencias de las ideas que tuvieron cuando vivían y con las cuales se hicieron un
titulo de gloria, vean menos claro de lo que nosotros lo pensamos. No damos este
principio como una regla, mucho le falta; decimos únicamente que esto se ve, y que por
consiguiente su ciencia humana no siempre es una prueba de infalibilidad como Espíritu
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
ALLAN KARDEC.
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La ternura y la amabilidad...
“La ternura y la amabilidad con los demás no son signos de debilidad o desesperación, sino manifestaciones de fuerza y decisión.”
Kahlil Gibran.
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LA SUBYUGACION DEL ESPÍRITU
La subyugación es una restricción que paraliza la voluntad del que la sufre y le hace obrar a pesar suyo. En una palabra, es su verdadero yugo.
La subyugación puede ser moral o corporal. En el primer caso, el subyugado es solicitado a tomar determinaciones muchas veces absurdas y comprometidas, que por una especie de ilusión las cree sensatas; es una especie de fascinación. En el segundo caso el Espíritu obra sobre los órganos materiales y provoca los movimientos involuntarios. Se traduce en el médium escribiendo por una necesidad incesante de escribir, aun en los momentos más inoportunos. Nosotros los hemos visto que, a falta de pluma o de lápiz, escribían con el dedo por todas partes en donde se encontraban, en las mismas calles, en las puertas y en las paredes.
La subyugación corporal va algunas veces más lejos; puede conducir a los actos más ridículos. Hemos conocido a un hombre que no era joven ni hermoso, que bajo el imperio de una obsesión de esta naturaleza se veía obligado por una fuerza irresistible a ponerse de rodillas ante una joven, con la cual no había tenido ninguna intención y pedirla en matrimonio. Otras veces sentía en las espaldas y en las piernas una presión enérgica, que los forzaba contra su voluntad a pesar de la resistencia que hacía al ponerse de rodillas y besar el suelo en los parajes públicos y en presencia de la multitud. Este hombre pasaba por loco entre sus relaciones; pero nosotros nos hemos convencido de que no lo era, porque tenía el pleno convencimiento del ridículo, de lo que hacía contra su voluntad, por lo que sufría horriblemente.
241. En otro tiempo se daba el nombre de posesión al imperio ejercido por malos Espíritus, cuando su influencia llegaba hasta la aberración de las facultades. La posesión sería para nosotros sinónima de subyugación. Si no adoptamos este término es por dos razones: la primera porque implica la creencia de seres creados para el mal entregados perpetuamente a él, mientras que solo hay seres más o menos imperfectos y que todos pueden mejorarse. La segunda, porque implica igualmente la idea da la toma de posesión de un cuerpo por un Espíritu extraño, de una especie de cohabitación, mientras que sólo hay una sujeción, La palabra subyugación expresa perfectamente el pensamiento. De este modo para nosotros no hay poseídos en el sentido vulgar de la palabra: sólo hay obsesos, subyugados y fascinados .
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC
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ALTRUISMO Y EGOÍSMO
Jorge Hessen
Nuevas investigaciones revelan que el principio de la evolución puede ocurrir en términos también más caritativos de lo que habituamos concebir. Contrariando la vieja tesis de Charles Darwin que sugería ser mejor para el hombre tomar decisiones favoreciendo a si mismo (egoísmo), estudiosos han alegado que el principio evolucionista solo favorece a los altruistas. Tales investigaciones atestiguaron que si los hombres eligiesen desempeñar relaciones egoístas, la raza humana podría haber sido extinguida del planeta. Siendo así la abnegación y el espíritu cooperativo trazan la conservación de la humanidad- (1)
Edward Wilson, de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, afianza que la evolución del altruismo es el problema teórico central de la socio biología (2). La cuestión ya intrigaba al padre de la Teoría de la Evolución, que en 1871, en el libro “El <origen del Hombre”, utilizo la selección del grupo para explicar la evolución de la moralidad humana. Darwin defendía que el comportamiento moral no trae ventaja para el individuo, que lucraría más desobedeciendo las reglas para actuar de acuerdo con su propia voluntad. Aunque, reconozca que una tribu regida por valores que enfaticen “El espíritu de patriotismo, fidelidad, obediencia, coraje y solidaridad. ciertamente será más coherente y organizada y así tendrá mayores probabilidades de ganar la carrera por los recursos naturales o territorios con tribus menos virtuosas. Por lo tanto, la selección natural actuará no solamente sobre individuos, más también sobre grupos competidores.
En la visión del biólogo Robert Trivers, de la Universidad de Rutgers, en Nova Jersey los seres humanos, son menos cooperativos que los insectos sociales [hormigas y abejas]. Entretanto, sus colegas Williams Hamilton, considerado uno de los mayores teóricos de la evolución de todos los tiempos y Richard Dawkins, de la Universidad de Oxford, entienden que la naturaleza no es prodiga y guarda tantos o más ejemplos de egoísmo como de altruismo. (3)
Algunos teóricos afirman que entre los humanos hay un sistema de altruismo reciproco con un medio de intercambio - dinero - que unió al mundo entero en una economía inter-ligada, más con muchos más conflictos internos y mucho menos altruismo. Se afirma que quien es altruista con los “suyos” no es generoso – es nepotista. (4) ¿Será que podemos calificar de altruismo aquello que hacemos con vistas a una retribución futura? Queda la sensación de que, bajo la piel de cordero del altruismo, vamos siempre a encontrar un lobo egoísta. Más allá, es exactamente lo que afirmó en 1974 el biólogo americano Michael Ghiselin: “araña a un altruista, y usted verá sangrar a un egoísta”. (5)
La palabra “altruismo” fue cuñada en 1831, por Augusto Comte, Padre del Positivismo, para caracterizar el conjunto de las disposiciones humanas (individuales y colectivas) que inclinan a los hombres a dedicarse a los otros. Ese concepto se opone, por tanto, al egoísmo, que son las inclinaciones específicas y exclusivamente individuales ( personales o colectivas).
El pensador Samuel Bowles (6) pone en duda la teoría de Darwin sobre la idea de que los hombres son enteramente egoístas. El comportamiento humano es mucho más complejo que la teoría supone de la evolución. Para Bowles la selección natural puede producir especies altruistas y cooperativas. Diversas pesquisas que realizó demostraron que la selección natural puede producir especies altruistas y cooperativas – en vez de seres humanos enteramente egoístas. En el punto de vista de Samuel Bowles, o naturalista Charles Darwin estaba errado. Bowles radicaliza su tesis al afirmar que las personas se ayudaban antes de existir la biblia. Para el, ayudar es un acto humano, sin necesariamente estar relacionado a aprendizaje de una religión. La mayoría de las personas no actúa de manera egoísta, como se creía antiguamente a la luz de la teoría de la evolución, hasta porque, menos de un tercio de las personas es egoísta. El mundo se está tornando más altruista y menos egoísta según la concepción de Bowles. (7)
¿Será que la tesis Bowles procede? Las instrucciones de los Espíritus no lo confirman. “Teniendo el Espiritismo, la tarea de colaborar para el desenvolvimiento moral de la humanidad, lo que elevará a la Tierra en la Jerarquía de los mundos, el egoísmo es el blanco, para lo cual, los espiritas, principalmente, “deben dirigir sus armas, sus fuerzas y todo su coraje”, combatiéndolo en si mismo.”(8) El egoísmo, considerado por Emmanuel, como el “hijo del orgullo” y el “monstruo devorador de todas las inteligencias”, porque las domina, direccionándolas para el mal, el dolor y el sufrimiento, “es la fuente de todas las miserias terrenas”, porque lleva al hombre a pensar solamente en sí, impidiéndolo de hacer crecer el amor, inherente en sí, en el ser espiritual, en la potencialidad a ser desenvuelta por su voluntad. “La Tierra es un planeta sorprendente, un rico pedigrí, más el único elemento que ahí desentona de la naturaleza es justamente el hombre, avasallado por el egoísmo. El actual estado del espíritu del hombre moderno, que tanto se preocupa con el “bienestar en la vida”, Ganar dinero”, y “trabajar para enriquecerse” constituye una fuerte expresión ignorancia de los valores espirituales en la Tierra, donde se verifica la inversión de casi todas las conquistas morales. Ese exceso de inquietud, no más desenfrenado egoísmo, ha provocado la crisis moral del mundo. Cara a eso los mayores obstáculos que Dios encuentra en nosotros, para que recibamos su socorro indirecto, afectuoso y eficiente son oriundos de la ausencia de humildad sincera en los corazones; para el examen de la propia situación de egoísmo.” (9)
Las anomalías morales en los procedimientos de desorden y de brutalidad son indicios de atraso moral o de estacionamiento en el exclusivismo- “Las criaturas, de un modo general, tienen aún mucho de la tribu, encontrándose encarcelados en los instintos propiamente humanos, en la lucha de las posiciones y de las adquisiciones, dentro de un egoísmo casi feroz, como si guardasen consigo, indefinidamente, las herencias de la vida animal.” (10)
La doctrina Espirita expone que en la eclosión de los manifiestos egoístas, innatos en los seres humanos, hay siempre el sabor amargo de la inutilidad en el corazón de los seres desengañados por la hegemonía del individualismo. En ese sentimiento de frustración puede degustar la expansión de sus búsquedas irresistibles y profundas para lo “más alto”. En esa oportunidad, el altruismo, la fraternidad y el amor conquistan una nueva expresión en lo íntimo de la criatura, a fin de que el hombre pueda alcanzar el gran vuelo para los más excesos destinos.
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Queridos amigos, hola buenos días, mucho hemos hablado y dicho, y seguiremos diciendo, por eso hoy que he experimentado la visita de mi amigo la enfermedad, y que se ha dejado caer, en el ser que más nos quiere en este mundo, el que nos ha llevado en sus entrañas, y que nos ha protegido, “nuestra madre”, mirando a mi vieja pensé: ¡Dios mío! Ella un día partirá, tendrá que regresar, y es entonces cuando me he puesto a valorizar el tiempo que paso con ella, porque cada vez se irá haciendo más corto, es natural.
Espero que ella pronto mejore, y vuelva a ser la misma, la necesito a mi lado, nunca me separe de ella, pero en fin Dios por encima de todas las cosas nos ama a todos y sabe que es lo que más nos conviene, no quiero pecar de egoísta.
La vida no es una cosa vana, la cual puede usarse con ligereza, es una lucha para la conquista del cielo, una obra elevada y grave, de edificación, de perfeccionamiento; una obra regida por leyes augustas y equitativas, por encima de las cuales se cierne la eterna Justicia templada por el amor.
La justicia no es una palabra vacía, en algún sitio existen compensaciones para todos los dolores, una sanción a todos los deberes, un consuelo para todos los males.
Esta justicia absoluta, soberana, cualesquiera sean nuestras opiniones políticas y conocimientos sociológicos, no es de nuestro mundo. Las instituciones humanas no son aún instrumento de ella.
Las religiones han perdido mucho de su prestigio, y los frutos envenenados del materialismo aparecen por todas partes. Al lado del egoísmo y la sensualidad de unos, se desarrolla la brutalidad y codicia de otros. Los actos de violencia, los asesinatos y los suicidios se multiplican. Hay muchos sinsabores en el planeta Tierra. Esto es el resultado de una falsa educación-
Dios absoluto y eterno, conoce nuestras necesidades, oye nuestros llamados y nuestros pedidos y es sensible a nuestros dolores, es adonde todos los seres, por el pensamiento y el sentimiento, van a buscar las fuerzas, el socorro y la inspiración necesaria para guiarse en las vías del destino, para sostenerse en las luchas, consolarse en sus miserias, levantarse en sus desfallecimientos y caídas.
No debemos buscar a Dios en los templos de piedra o de mármol, hemos de buscarlo en el templo eterno de la Naturaleza, en el espectáculo de los mundos, en los esplendores de la vida, en los horizontes, en los valles, en las llanuras, en los montes, en el mar, en la morada terrestre.
Dios rige el Universo se oculta a todos los hombres. Las cosas están dispuestas de manera que nadie está obligado a creer en ellas. La existencia del ser se desarrolla y los acontecimientos se suceden sin relación aparente; pero la inminente justicia se cierne desde lo Alto, y rige los destinos, según un principio ineludible, en donde todo se encadena y en una serie de causas y efectos. Su conjunto constituye una armonía que el Espíritu, exento de prejuicios e iluminado por un rayo de sabiduría, descubre y admira.
El universo se descubre a nuestra vista a medida que la capacidad en comprender sus leyes se desarrolla y amplifica, en nosotros. Dios es invisible en ambos lados de la vida, en la tierra y en el mundo espiritual; para aquellos que aun no han alcanzado la pureza suficiente para reflejar sus divinos rayos.
Todo manifiesta la presencia de Dios. La Naturaleza y la humanidad cantan y celebra el amor, la belleza y la perfección; todo lo que vibra y respira, es un mensaje de Dios, está en cada uno de nosotros en el templo vivo de la conciencia. Allí es un lugar sagrado, el santuario donde se oculta la chispa divina.
Todos debemos aprender a sondearnos a nosotros mismos, y registras los rincones más íntimos de nuestro Ser, interrogarnos en el silencio y en la soledad. Así aprenderemos a conocernos, a conocer el poder que está oculto en nosotros. El es el que nos eleva y hace resplandecer en el fondo de nuestras conciencias las santas imágenes del bien, , de la verdad y de la justicia , honrando a estas imágenes divinas y rindiéndoles el culto todos los días, lograremos purificarnos y que la conciencia se alumbre, perdiendo las oscuridades que la mantienen cautiva.
El Universo no es como aparece a nuestros débiles sentidos; el mundo físico no constituye nada más que una ínfima parte del mismo. El dominio del mundo invisible es mucho más vasto y más rico que el del mundo visible.
Pensemos en ello, y al igual que nos ilusionamos con un viaje a tierras lejanas, en las que hay maravilla, cosas que jamás vimos, pensemos en las bellezas espirituales que se descubrirán ante nosotros en el viaje de regreso, si fuimos capaces de reunir el pago para obtener el “pasaje”.
Merchita
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