¿QUÉ ES LA FE?
Un gurú y un discípulo oriental Vivian en una región montañosa del Himalaya, en el siglo XIX. Era un día muy lluvioso, y oscuras y vastas nubes cubrían todo el cielo. Ellos estaban haciendo sus meditaciones matinales, cuando el discípulo giró para su maestro y dice:
- Guruji, estaba conversando con algunos cristianos que llegaron a la India, y algunos de ellos me hablaron sobre la importancia de la fe. ¿Qué es para el señor la fe?
El gurú miro al discípulo, después observa a su alrededor y ve las nubes de lluvia muy cargadas. Entonces dijo:
-Observe en este momento las nubes de lluvia en el cielo. ¿Qué existe tras las nubes?
-El cielo y el sol, dice el discípulo.
-Eso mismo. ¿En su opinión, el hecho de las nubes cubrir el sol y bloquear nuestra visión del cielo no significa que el sol y el cielo dejaron de existir?
- Es cierto que no Guruji, respondió el discípulo.
-Pues bien, la fe es escomo el sol que brilla interrumpidamente en el cielo. Aun mismo que las nubes impidan momentáneamente la visión de su brillo, no por eso el deja de existir y de irradiar su luminosidad. Más el sol está por encima de todo eso, y no se deja influenciar por cualquier condición temporal y climática. El hecho de no verlo por las nubes no le impide lanzar su fulgor continuamente en nuestro mundo.
El discípulo oía atentamente a su gurú e intentaba asimilar bien este punto.
El maestro continuó:
-Ahora yo te pregunto: ¿Cómo sabemos que el sol está tras las nubes?
-Por que ya lo vimos antes, respondió el discípulo. Ya los sentimos en nuestra piel y fuimos calentados con el calor que el genera. Cuando las nubes estaban disipadas y no se interponían entre nosotros y el sol pudimos contemplarlo en el cielo en toda su plenitud.
-Si, dijo el maestro. Lo mismo ocurre con la fe. En un pasado lejano, antes de nuestro nacimiento, cuando nuestra conciencia se encontraba más allá de la transitoriedad y limitaciones del mundo material, nos estábamos por encima de las “nubes” oscuras de la conciencia humanizada, y por ese motivo, estábamos mucho más próximos al “sol divino”. La fe nada más es el recuerdo de los días soleados del espíritu y también la certeza íntima de que, aun mismo oculto bajo densas y cargadas nubes de imperfecciones, de apegos, de conflictos y de ceguera espiritual, el sol resplandece perennemente en el cielo. No importa cuán negras, cargadas y hostiles estén las nubes de la peor tempestad, la fe, así como el sol, nunca se apaga, pues ella se encuentra más allá de las contingencias de ese mundo pasajero.
Traducido por: M. C. R
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XXII CONGRESO NACIONAL ESPÍRITA
EN ESPAÑA
Calpe, 04 de DICIEMBRE de 2016.
El día 4 de diciembre, en Calpe, España, a las 10:00, dio comienzo la ceremonia de apertura del XXIII CONGRESO NACIONAL ESPÍRITA, cuyo tema central es LOS MENSAJEROS ESPIRITUALES. El Presidente de la Federación Espírita Española, Esteban Zaragoza, dio la bienvenida a los participantes. Seguidamente, el ilustre médium espírita y orador, Divaldo Pereira Franco, pronunció la conferencia inaugural, en la cual aludió a las cinco características de los seres humanos, que son: la personalidad, la identificación, el conocimiento, el despertar de la conciencia y la individualidad.
Divaldo hizo mención a que todos somos inmortales y que sólo Dios es eterno. Citó, también, la cuestión 625 de El Libro de los Espíritus, donde Allan Kardec pregunta cuál es el ejemplo más perfecto que Dios ha ofrecido al hombre para que le sirva de guía y modelo, cuya respuesta es: Ved a Jesús. Destacó la presencia del Maestro Jesús en la vida de Pablo de Tarso, en Damasco, cuando pasó de ser perseguidor de los cristianos, a servidor fiel del Cristo.
Durante la narración de una experiencia personal, aludió a sus primeros contactos con Joanna de Ângelis, en México y, seguidamente, destacó la presentación de Emmanuel a Chico Xavier, cuando le propuso la tarea que había planificado la Espiritualidad Superior.
Concluyó recordando que al espírita le compete la labor inherente a la renovación social, por medio de la transformación moral, para proponer nuevos conceptos de vida y de felicidad, basados en la fidelidad doctrinaria y en el sentimiento de gratitud. Para finalizar, recitó el bello poema de Amélia Rodrigues Mi Dios y mi Señor, con lo que emocionó al atento público.
Texto: Mercedes Lezcano y Jazmín Lezcano
Fotos: Milciades Lezcano
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INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
MODO DE ORAR
El primer deber de toda criatura humana, el, primer acto que debe señalar...
para ella la vuelta a la vida activa de cada día, es la oración. Casi todos vosotros rezáis,
pero ¡cuán pocos saben orar! ¡Qué importan al Señor las frases que juntáis
maquinalmente, porque tenéis esta costumbre, que es un deber que llenáis y que, como
todo deber, os molesta!
La oración del cristiano, del espiritista, de cualquier culto que sea, debe ser hecha desde que el espíritu ha vuelto a tomar el yugo de la carne; debe elevarse a los pies de la majestad divina, con humildad, con profundidad, alentada por el reconocimiento de todos los bienes recibidos hasta el día, y por la noche que se ha pasado, durante la cual os ha sido permitido, aunque sin saberlo vosotros, volver al lado de vuestros amigos, de vuestros
guías, para que con su contacto os den más fuerza y perseverancia. Debe elevarse
humilde a los pies del Señor, para recomendarle vuestra debilidad, pedirle su apoyo, su
indulgencia y su misericordia. Debe ser profunda, porque vuestra alma es la que debe
elevarse hacia el Criador, la que debe transfigurarse como Jesús en el monte Tabor, y
volverse blanca y radiante de esperanza y de amor.
Vuestra oración debe encerrar la súplica de las gracias que os sean necesarias,pero de una necesidad real. Es, pues, inútil pedir al Señor que abrevie vuestras pruebas y que os dé los goces y las riquezas; pedirle que os conceda los bienes más preciosos de la paciencia, de la resignación y de la fe. No digais lo que muchos de entre vosotros: "No
vale la pena de orar, porque Dios no me escucha". La mayor parte del tiempo ¿qué es lo
que pedís a Dios? ¿Habéis pensado muchas veces en pedirle vuestro mejoramiento
moral? ¡Oh! no, muy pocas; más bien pensais en pedirle el buen éxito de vuestras
empresas terrestres, y habéis exclamado: "Dios no se ocupa de nosotros; si se ocupara
no habría tantas injusticias". ¡Insensatos! ¡Ingratos! Si descendiéseis al fondo de vuestra
conciencia, casi siempre encontraríais en vosotros mismos el origen de los males de que
os quejais; pedid, pues, ante todo, vuestro mejoramiento y veréis qué torrente de gracias
y consuelos se esparcirá entre vosotros. (Capítulo V, número 4).
Debéis rogar sin cesar, sin que por esto os retiréis a vuestro oratorio o que os pongáis de rodillas en las plazas públicas. La oración del día es el cumplimiento de vuestros deberes sin excepción, cualquiera que sea su naturaleza. ¿No es un acto de amor hacia el Señor el que asistáis a vuestros hermanos en cualquier necesidad moral o física? ¿No es hacer un acto de reconocimiento elevar vuestra alma hacía El cuando sois felices, cuando se evita un percance,cuando una contrariedad pasa rozando con vosotros, si decís con el pensamiento:
"¡Bendito seáis, Padre mío!". ¿No es un acto de contrición el humillaros ante el Juez
Supremo cuando sentís que habéis fallado, aunque sólo sea de pensamiento, al decirle:
"¡Perdonadme, Dios mío, porque he pecado (por orgullo, por egoísmo o por falta de
caridad); dadme fuerza para que no falte más y el valor necesario para reparar la falta!".
Esto es independiente de las oraciones regulares de la mañana y de la noche, y de
los días que a ella consagréis; pero, como veis, la oración puede hacerse siempre sin
interrumpir en lo más mínimo vuestros trabajos; decid, por el contrario, que los santifica.
Y creed bien que uno solo de estos pensamientos, saliendo del corazón, es más
escuchado de vuestro padre celestial que largas oraciones dichas por costumbre, a
menudo sin causa determinada, y "a las cuales conduce maquinalmente la hora convenida". (V. Monod. Burdeos, 1868).
para ella la vuelta a la vida activa de cada día, es la oración. Casi todos vosotros rezáis,
pero ¡cuán pocos saben orar! ¡Qué importan al Señor las frases que juntáis
maquinalmente, porque tenéis esta costumbre, que es un deber que llenáis y que, como
todo deber, os molesta!
La oración del cristiano, del espiritista, de cualquier culto que sea, debe ser hecha desde que el espíritu ha vuelto a tomar el yugo de la carne; debe elevarse a los pies de la majestad divina, con humildad, con profundidad, alentada por el reconocimiento de todos los bienes recibidos hasta el día, y por la noche que se ha pasado, durante la cual os ha sido permitido, aunque sin saberlo vosotros, volver al lado de vuestros amigos, de vuestros
guías, para que con su contacto os den más fuerza y perseverancia. Debe elevarse
humilde a los pies del Señor, para recomendarle vuestra debilidad, pedirle su apoyo, su
indulgencia y su misericordia. Debe ser profunda, porque vuestra alma es la que debe
elevarse hacia el Criador, la que debe transfigurarse como Jesús en el monte Tabor, y
volverse blanca y radiante de esperanza y de amor.
Vuestra oración debe encerrar la súplica de las gracias que os sean necesarias,pero de una necesidad real. Es, pues, inútil pedir al Señor que abrevie vuestras pruebas y que os dé los goces y las riquezas; pedirle que os conceda los bienes más preciosos de la paciencia, de la resignación y de la fe. No digais lo que muchos de entre vosotros: "No
vale la pena de orar, porque Dios no me escucha". La mayor parte del tiempo ¿qué es lo
que pedís a Dios? ¿Habéis pensado muchas veces en pedirle vuestro mejoramiento
moral? ¡Oh! no, muy pocas; más bien pensais en pedirle el buen éxito de vuestras
empresas terrestres, y habéis exclamado: "Dios no se ocupa de nosotros; si se ocupara
no habría tantas injusticias". ¡Insensatos! ¡Ingratos! Si descendiéseis al fondo de vuestra
conciencia, casi siempre encontraríais en vosotros mismos el origen de los males de que
os quejais; pedid, pues, ante todo, vuestro mejoramiento y veréis qué torrente de gracias
y consuelos se esparcirá entre vosotros. (Capítulo V, número 4).
Debéis rogar sin cesar, sin que por esto os retiréis a vuestro oratorio o que os pongáis de rodillas en las plazas públicas. La oración del día es el cumplimiento de vuestros deberes sin excepción, cualquiera que sea su naturaleza. ¿No es un acto de amor hacia el Señor el que asistáis a vuestros hermanos en cualquier necesidad moral o física? ¿No es hacer un acto de reconocimiento elevar vuestra alma hacía El cuando sois felices, cuando se evita un percance,cuando una contrariedad pasa rozando con vosotros, si decís con el pensamiento:
"¡Bendito seáis, Padre mío!". ¿No es un acto de contrición el humillaros ante el Juez
Supremo cuando sentís que habéis fallado, aunque sólo sea de pensamiento, al decirle:
"¡Perdonadme, Dios mío, porque he pecado (por orgullo, por egoísmo o por falta de
caridad); dadme fuerza para que no falte más y el valor necesario para reparar la falta!".
Esto es independiente de las oraciones regulares de la mañana y de la noche, y de
los días que a ella consagréis; pero, como veis, la oración puede hacerse siempre sin
interrumpir en lo más mínimo vuestros trabajos; decid, por el contrario, que los santifica.
Y creed bien que uno solo de estos pensamientos, saliendo del corazón, es más
escuchado de vuestro padre celestial que largas oraciones dichas por costumbre, a
menudo sin causa determinada, y "a las cuales conduce maquinalmente la hora convenida". (V. Monod. Burdeos, 1868).
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC
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Resurrección de la carne
1. El dogma de la resurrección de la carne ¿consagra al de la reencarnación que los Espíritus enseñan?
- ¿Cómo queréis que sea de otro modo? Sucede con estas palabras, como con tantas otras, que sólo parecen desprovistas de razón, a los ojos de ciertas personas, porque se las toma al pie de la letra, de ahí que conduzcan a la incredulidad. Pero dadles una interpretación lógica, y aquellos a quienes denomináis librepensadores las admitirán sin dificultad, precisamente porque entonces reflexionan. Pues no os engañéis: esos librepensadores sólo anhelan poder creer. Como los otros –y quizá más aún-, sienten sed de porvenir, pero no pueden admitir aquello que sea conceptuado falso por la ciencia. La doctrina de la pluralidad de vidas es conforme a la justicia de Dios. Sólo ella está en condiciones de explicar lo que, de no ser así, permanecería sin explicación. ¿Cómo querríais que su principio no residiera en la religión misma?
1010 a. De manera que la Iglesia, con el dogma de la resurrección de la carne ¿enseña también la doctrina de la reencarnación?
- Salta a la vista. Esa doctrina es, por lo demás, el resultado de muchas cosas que han pasado inadvertidas y que no se tardará en comprender en tal sentido. Muy pronto se reconocerá que el Espiritismo surge a cada paso en el texto de la Sagrada Escritura. De manera que los Espíritus no vienen a derribar la religión, como algunos pretenden. Antes al contrario, acuden a confirmarla, a sancionarla por medio de pruebas irrefutables. Pero, como han llegado los tiempos en que no se ha de utilizar más el lenguaje figurado, aquéllos se expresan sin alegorías y dan a las cosas un sentido claro y preciso que no pueda estar sujeto a ninguna falsa interpretación. Ved aquí por qué, dentro de poco, tendréis más personas sinceramente religiosas y creyentes que las que existen en la hora actual.
SAN LUIS
Estas respuestas de San Luis confirman la naturaleza religiosa del Espiritismo, que hace resaltar Kardec en el parágrafo VIII de la “Conclusión”, donde la Doctrina es presentada como un desarrollo histórico del Cristianismo. Algunos se extrañan de que el Espíritu emplee el título de “santo”, pero es palmario que lo utiliza como un medio de identificación. Por otra parte, y conforme enseña Kardec, los títulos terrenales no representan nada para los Espíritus superiores, quienes pueden hacer uso de ellos cuando se torne necesario, como en este caso. [N. de J. H. Pires.]
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PREPARÉMONOS PARA LA NAVIDAD
Abramos nuestra alma para la recepción de la paz de Cristo, para que ella permanezca con nosotros, amparándonos en el dolor durante los grandes momentos de reciclaje y evolución por los que pasa el Planeta.
Diariamente, alimentémonos de las ideas de paz, observemos, vigilemos la expansión de nuestros sentimientos y pensamientos, principalmente, los de animosidad, de rechazo, de odio. aversión, malquerencia, rabia, rencor, resentimiento, prevención, encarnizamiento, hostilidad, enemistad, antipatía, repulsión.
Cumplid con vuestro deber. Educaros - porque la educación es el principio del amor
Diariamente, alimentémonos de las ideas de paz, observemos, vigilemos la expansión de nuestros sentimientos y pensamientos, principalmente, los de animosidad, de rechazo, de odio. aversión, malquerencia, rabia, rencor, resentimiento, prevención, encarnizamiento, hostilidad, enemistad, antipatía, repulsión.
Cumplid con vuestro deber. Educaros - porque la educación es el principio del amor
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