lunes, 23 de enero de 2017

LA NUEVA GENERACIÓN

SIGNIFICADO DE LA VIDA
MERCEDES CRUZ
Nadie que malbarate los valores de la vida, podrá permanecer con la
conciencia en paz. El abuso de la fuerza, del poder económico o social, de la
autoridad, de la inteligencia o de lo que sea, produce la desdicha a la que el
mayordomo se arroja, en prolongada y aflictiva recuperación.








Aptitudes especiales de los médiums

Cuadro sinóptico de las diferentes variedades de médiums 

185. Además de las categorías de médiums que acabamos de enumerar, presenta la mediumnidad una variedad infinita de grados que constituyen lo que se llama médiums especiales, y que tienen aptitudes particulares todavía no definidas, hecha abstracción de las cualidades y conocimientos del Espíritu que se manifiesta. 
La naturaleza de las comunicaciones siempre es relativa a la naturaleza del Espíritu y lleva el sello de su elevación o de su inferioridad, de su saber o de su ignorancia; pero con mérito igual, al punto de vista jerárquico, hay incontestablemente en él una propensión a ocuparse de una cosa antes que de otra; los Espíritus golpeadores, por ejemplo, no salen casi de las manifestaciones físicas; y entre los que dan manifestaciones inteligentes hay 
Espíritus poetas, músicos, dibujantes, moralistas, sabios, médicos, etc. Hablamos de los Espíritus de un orden mediano porque llegados a cierto grado, las aptitudes se confunden en la unidad de la perfección. Pero al lado de la aptitud del Espíritu hay la del médium, que es para él un instrumento más o menos cómodo, más o menos flexible, y en el cual descubre cualidades particulares que nosotros no podemos apreciar. 
   Pongamos una comparación: un músico muy hábil tiene a su disposición muchos violines, que para los demás todos serán muy buenos instrumentos, pero entre los cuales el artista 
consumado hace gran diferencia; encuentra en éstos graduaciones de una delicadeza extrema que le harán escoger los unos y rechazar los otros, graduaciones que comprende por intuición, pero que no puede definirlas. Lo mismo sucede respecto de los médiums: a 
cualidades iguales en la potencia mediúmnica; el Espíritu dará la preferencia al uno o a otro, según la clase de comunicación que quiere dar. Por ejemplo, hay personas que son    médiums y escriben como tales admirables poesías, aunque en las condiciones ordinariasellas no hayan podido ni sabido jamás hacer versos; otras, al contrario, que son poetas, y que como médiums no han podido nunca escribir más que prosa, a pesar de su deseo. Lo mismo sucede en cuanto al dibujo, música, etcétera. Hay algunos que, sin tener por sí mismos conocimientos científicos, tienen una aptitud más particular para recibir comunicaciones sabias; otros son para los estudios históricos; otros sirven más fácilmente de intérpretes para los Espíritus moralistas; en una palabra, cualquiera que sea la flexibilidad del médium; las comunicaciones que recibe con más facilidad tienen, generalmente, un carácter especial; los hay también que no salen de cierto círculo de ideas y cuando se apartan de éste sólo tienen comunicaciones incompletas, lacónicas y muchas veces falsas. Fuera de las causas de aptitud, los Espíritus se comunican también con más o menos voluntad por tal o cual intermediario, según su simpatías; así es que en condiciones iguales, el mismo Espíritu será mucho más explícito con ciertos médiums, sólo porque les convienen mejor. 

186. Estaríamos, pues, en error si, por sólo tener a mano un buen médium, aunque tuviese la mayor facilidad en escribir, creyéramos obtener por él comunicaciones buenas y de todas clases. La primera condición es, sin contradicción, el asegurarse del origen de que dimanan, esto es, de las cualidades del Espíritu que las transmite; pero no es menos necesario el atender a las cualidades del instrumento que se da al Espíritu; es preciso, pues, estudiar la naturaleza del médium, como se estudia la naturaleza del Espíritu, porque estos son dos elementos esenciales para obtener un resultado satisfactorio. Hay un tercero que hace en eso un papel igualmente importante: es la intención, el pensamiento íntimo, el sentimiento más o menos laudable de aquel que interroga; y esto se concibe: Para que una comunicación sea buena, es menester que emane de un Espíritu bueno; para que este buen Espíritu pueda transmitirla, le es necesario un buen instrumento; para que quiera transmitirla es preciso que el objeto le convenga. El Espíritu que lee en el pensamiento juzga si la pregunta que se le propone merece una respuesta formal, y si la persona que la dirige es digna de recibirla; en caso contrario, no pierde su tiempo en sembrar buenos granos en las piedras, y entonces es cuando los Espíritus ligeros y burlones se dan prisa, 
porque se ocupan poco de la verdad, les tienen sin cuidado y generalmente son muy poco escrupulosos en cuanto al objeto y medio que emplean. 
Resumimos aquí los principales géneros de mediumnidad, a fin de presentar, de algún modo, el cuadro sinóptico, comprendiendo los que ya hemos descrito en los capítulos 
precedentes, indicando los números en que se trata de ellos con más detalles. 
Hemos agrupado las diferentes variedades de médiums por analogías de causas y efectos, sin que esta clasificación nada tenga de absoluta. Algunas se vuelven a encontrar frecuentemente; otras, al contrario, son raras y aun excepcionales, lo que tenemos cuidado 
de mencionar. Estas últimas indicaciones nos las han suministrado los Espíritus, quetambién han revisado este cuadro con un cuidado muy particular, y lo han completado con numerosas observaciones y nuevas categorías de tal modo que podemos decir que todo es obra suya. Hemos indicado por comillas sus observaciones textuales, cuando hemos creído que debían llamar la atención. En su mayoría son de Erasto y de Sócrates. 

187. Se pueden dividir los médiums en dos grandes categorías. 
Los MÉDIUMS DE EFECTOS FÍSICOS: los que tienen el poder de provocar efectos materiales o manifestaciones ostensibles (Núm. 160). 
Los MÉDIUMS DE EFECTOS INTELECTUALES: los que son más especialmente a propósito para recibir y para transmitir las comunicaciones inteligentes. (núms., 65 y 
siguientes). 
Todas las otra variedades participan más o menos directamente de una o de otra de estas dos categorías, algunas tienden a las dos. Si se analizan los diferentes fenómenos 
producidos, bajo la influencia mediúmnica, se verá que en todos hay un efecto físico, y que a los efectos físicos se junta lo más a menudo un efecto inteligente. El límite entre los dos es algunas veces difícil de establecer, pero de esto no se deduce ninguna consecuencia. Comprendemos bajo la denominación de médium de efectos intelectuales los que pueden más especialmente servir de intermediarios para las comunicaciones regulares y seguidas. 
(Número 133). 
188. Variedades comunes a todas las clases de mediumnidad :
Médiums sensitivos: personas susceptibles de sentir la presencia de los Espíritus por una impresión general o local, vaga o material. La mayor parte distingue los Espíritus buenos o malos en la naturaleza de la impresión. (Núm. 164). 
“Los médiums delicados y muy sensitivos deben abstenerse de comunicaciones con los Espíritus violentos, cuya impresión es penosa a causa de la fatiga que de ello resulta”. 
Médiums naturales o inconscientes: los que producen los fenómenos espontáneamente, sin ninguna participación de la voluntad, y lo más a menudo sin saberlo. (Núm. 161). 

Médiums facultativos o voluntarios: los que tienen el poder de provocar los fenómenos por un acto de su voluntad. (Núm. 160). 
“Cualquiera que sea esta voluntad nada pueden si los Espíritus se niegan; lo que prueba la intervención de un poder extraño”. 

189. Variedades especiales para los efectos físicos Médiums golpeadores: aquellos bajo cuya influencia se producen los ruidos y los golpes. Variedad muy común con o sin 
la voluntad. 
Médiums motores: los que producen el movimiento de los cuerpos inertes. Muy comunes. (Núm. 61). 
Médiums de traslaciones y de suspensiones: los que producen la traslación aérea y la suspensión de los cuerpos inertes en el espacio sin punto de apoyo. Los hay que pueden elevarse por sí mismos. Más o menos raros, según el desarrollo del fenómeno; muy raros en el último caso. (Números 75 y siguientes; 
núm. 80). 
Médiums de efectos musicales: provocan el que se toque ciertos instrumentos sin contacto. Muy raros. (Número 74, pregunta 24). 
Médiums de apariciones: los que pueden provocar apariciones fluídicas o tangibles, visibles para los asistentes. Muy excepcionales. (Núm. 100; pregunta 27; número 104). 
Médiums de aportes: los que pueden servir de auxiliares a los Espíritus para aportar objetos materiales. Variedad de los médiums motores y de traslaciones. Excepcionales. (Núm. 96). 
Médiums nocturnos: los que no obtienen ciertos efectos físicos sino en la obscuridad. He aquí la contestación de un Espíritu a la pregunta de saber si se pueden considerar estos médiums como formando una variedad. 

Se puede, ciertamente, hacer de estos médiums una especialidad, pero este fenómeno depende antes de las condiciones ambientes, que de la naturaleza del médium o de los Espíritus; debo añadir que algunos escapan de esta influencia del centro, y que la mayor parte de los médiums nocturnos podrían llegar, con la práctica a ejercer su facultad, tanto en la luz como en la obscuridad. Esta variedad de médiums es poco numerosa; y es preciso advertir que a favor de estas condiciones que deja toda libertad para el empleo de los trucos, de la ventriloquia y de los cañones acústicos, los charlatanes han abusado muy a menudo de la credulidad, haciéndose pasar por médiums a fin de recoger escudos. Pero ¿qué importa? Los titiriteros caseros, así como los callejeros, serán descubiertos   cruelmente, y los Espíritus les probarán que no se hace bien inmiscuyéndose en sus obras. Sí, lo repito: a ciertos charlatanes se les dará en los dedos de una manera muy ruda para que aborrezcan el oficio de falsos médiums. Por otra parte todo esto sólo durará algún tiempo. 
ERASTO 
Médiums pneumatógrafos: los que obtienen la escritura directa. Fenómeno muy raro, y sobre todo muy fácil de imitar por la truhanería. (Núm. 177). 

Observación. – Los Espíritus han insistido contra nuestra opinión, para colocar la escritura directa entre los fenómenos de orden físico, por la razón, dicen, de que: “Los efectos inteligentes son aquellos por los cuales el Espíritu se sirve de los materiales cerebrales del médium, no estando en este caso la escritura directa; la acción del médium es en esto del todo material, mientras que en el médium escribiente, aun completamente mecánico, el cerebro hace siempre un papel activo. Médiums curanderos: los que tienen el poder de curar o de aliviar por la imposición de las manos o de la oración. 

Esta facultad no es esencialmente mediúmnica, pertenece a todos los verdaderos creyentes, ya sean médiums o no; a menudo sólo es una exaltación de la potencia magnética fortificada en caso de necesidad por el concurso de los buenos Espíritus. 
(Número 175). 
Médiums excitadores: personas que tienen el poder de desenvolver en los otros, por su influencia, la facultad de escribir. 
Más bien es un efecto magnético que un hecho de mediumnidad propiamente dicho, porque nada prueba la intervención de un Espíritu. En todos los casos pertenece al orden 
de los efectos físicos. (Véase el capítulo de “La formación de los médiums”). 

190. Médiums especiales para los efectos intelectuales. – 
Aptitudes diversas 
Médiums auditivos: los que oyen a los Espíritus. Bastante comunes. (Núm. 165). 
Hay muchos que se figuran oír lo que no está sino en su imaginación. 
Médiums parlantes: los que hablan bajo la influencia de los Espíritus. Bastante comunes. (Núm. 166). Médiums videntes: los que ven a los Espíritus en estado de vigilia o despiertos. La vista accidental y fortuita de un Espíritu en una circunstancia particular es bastante frecuente; pero la vista habitual o facultativa de los Espíritus sin distinción, es excepcional. 
(Número 167). 
Es una aptitud a la cual se opone el estado actual de los órganos; por esto es útil el no creer siempre bajo palabra a los que dicen ver a los Espíritus. Médiums inspirados: aquellos cuyos pensamientos son sugeridos por los Espíritus, lo más frecuente sin saberlo, ya sea para los actos ordinarios de la vida, ya sea para los grandes trabajos de la inteligencia. (Número 182). 
Médiums de presentimientos: personas que en ciertas circunstancias tienen una vaga intuición de las cosas futuras vulgares. (Num. 184). 
Médiums proféticos: variedad de los médiums inspirados o de presentimientos; reciben con el permiso de Dios y con más precisión que los médiums de presentimientos la revelación de las cosas futuras de un interés general, y que están encargados de hacer conocer a los hombres para su instrucción. 
Si hay verdaderos profetas hay muchos más de falsos, que toman los sueños de su imaginación por revelaciones, cuando no son embrollones que se hace pasar por tales por ambición. (Véase El libro de los Espíritus, núm. 624, “Caracteres del verdadero 
profeta”). 
Médiums sonámbulos: los que en estado de sonambulismo están asistidos por los Espíritus (Núm. 172). 
Médiums extáticos: los que en estado de éxtasis reciben revelaciones de parte de los Espíritus. 
Muchos extáticos son juguete de su propia imaginación y de los Espíritus mentirosos que aprovechan su exaltación. Los que merecen una entera confianza son muy raros. 
Médiums pintores y dibujantes: los que pintan o dibujan bajo la influencia de los Espíritus. Nosotros hablamos de aquellos que obtienen cosas serias, porque no se podría dar este nombre a ciertos médiums que los Espíritus burlescos les hacen dibujar cosas 
grotescas que desaprobaría el último aprendiz. 
Los Espíritus ligeros son imitadores. En la época que aparecieron los notables dibujos de Júpiter, salieron gran número de pretendidos médiums dibujantes, con los cuales los Espíritus burlones se divertieron en hacerles las cosas más ridículas. Uno de ellos, entre otros, queriendo eclipsar los dibujos de Júpiter, al menos por la dimensión ya que no por la calidad, hizo dibujar a un médium un monumento que ocupaba un gran número de hojas, 
hasta alcanzar la altura de dos pisos. Muchos otros hicieron titulados retratos que eran verdaderas caricaturas. (Revista Espírita, agosto de 1858). 
Médiums músicos: los que ejecutan, componen o escriben música bajo la influencia de los Espíritus. Hay médiums músicos, mecánicos, semimecánicos, intuitivos e inspirados, como para las comunicaciones literarias. (Véase “Médiums de efectos musicales”).

- Libro de los Médiums- Allan Kardec-

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       ¿La Mediumnidad encierra algún peligro?


La mediumnidad como cualquier otro instrumento, puede ser buena o mala según el uso que se le dé, y esto depende de la tónica moral y del conocimiento espiritual del médium.
El mayor peligro para el médium es que este se pueda volver por ello vanidoso e interesado, y que desvíe su uso a obtener lucros económicos y a complacerse en su vanidad y orgullo.

El médium que carece de la debida preparación moral y ética, puede hacer un uso negativo de su facultad debido a la ignorancia, la superstición, la maldad o el fanatismo que pueden hacer su actividad nefasta cuando por su vanidad, impiden con su actitud la liberación y el auxilio de los seres espirituales que tratan angustiadamente de pedir ayuda, o cuando usan de su facultad para asuntos fútiles o para su comercialización.
Se puede decir que existe el riesgo en estos médiums, de que caigan bajo obsesión espiritual, debido a sus imperfecciones, de modo que puedan sufrir crisis de Obsesión espiritual, por parte de espíritus de baja condición por su ignorancia e imperfecciones.
Sin embargo los buenos médiums que tienen claro el por qué y el para qué de su facultad, se caracterizan por ser personas sencillas, formales, modestas y totalmente desinteresadas y normales, y saben rechazar a Espíritus de baja condición moral que con una perversa intención, les puedan ocasionar problemas debido a que estas personas mantienen un alto grado de nivel espiritual, y no se aprovechan personalmente de su facultad mediúmnica para futilidades o cosas de interés material. Su propio carácter ético y moral supone un filtro por el que ningún mal espíritu se puede colar.
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Para el médium que se esfuerce en imitar a Cristo, con el estudio, el trabajo y la oración constantes, así como la práctica de la humildad, su yugo será suave y su carga será ligera.
En cuanto al hecho en sí de una posible peligrosidad por motivo de su relación con seres desencarnados, resulta absurdo creer que pueda existir ningún riesgo, más aún en los casos en que se trata y se comunica con Seres queridos, amigos y conocidos que partieron antes que él a ese mundo espiritual en el que se encuentran, y cuyos lazos afectivos siguen tan vivos como cuando estaban físicamente a su lado.
Creer en una peligrosidad por este motivo, sería como creer peligrosa la comunicación por teléfono o fax con amigos que estuviesen al otro lado de la línea..
Sin embargo, si es cierto que la mediumnidad conlleva algunos riesgos por su trato con posibles seres espirituales negativos, pero esto, lo veremos un poco más adelante.

- José Luis Martín


La facultad mediúmnica no se puede responsabilizar por la actitud de quienes utilizan hábitos de ignorancia, superstición, maldad y fanatismo”
-Emmanuel a través del médium Chico Xavier-

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*El que está en el error, intenta imponerlo a los demás.
El que posee la verdad, se esfuerza en aplicarla a sí mismo. Esta señal no engaña.

-Albert Barbens -
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              LA NUEVA GENERACIÓN

Para que los hombres sean felices sobre la Tierra es preciso que sólo buenos espíritus -encarnados y desencarnados- la habiten, los cuales únicamente anhelan el bien. Ese momento ha llegado, actualmente se lleva a cabo una gran emigración entre sus habitantes. Quienes hacen el mal mismo y a quienes el sentimiento del bien no alcanza, no son dignos de la Tierra transformada y, por lo tanto, serán excluidos, porque de lo contrario volverían a traer la confusión y el desorden al planeta y serían un obstáculo para el progreso. Expiarán su obstinación, unos en los mundos inferiores, otros como miembros de la razas terrestres más atrasadas, nuestro equivalente de los mundos inferiores, llevando consigo los conocimientos ya adquiridos y con la misión de ayudar a su adelanto. Serán reemplazados por espíritus mejores que harán reinar entre sí la justicia, la paz y la fraternidad. 
La Tierra -al decir de los espíritus- no debe ser transformada por un cataclismo que aniquile súbitamente a una generación. La generación actual desaparecerá poco a poco y la nueva la sucederá del mismo modo, sin que haya perturbación en el orden natural de las cosas. 
Todo ocurrirá exteriormente como de ordinario, con la sola diferencia indicada. Mas esta diferencia tiene una importancia capital, y es que los espíritus indignos que encarnaban en la Tierra ya no volverán a hacerlo en ella. En el niño que nazca, en vez de un espíritu atrasado e inclinado al mal, encarnará un espíritu más avanzado e inclinado al bien. 

Se trata, en realidad, de una nueva generación de espíritus y no de una nueva generación corporal. Indudablemente, en tal sentido hablaba Jesús, cuando decía: “De verdad os digo, que esta generación no pasará sin que estas cosas se hayan cumplido.” Quienes esperen ver esta 
transformación operarse por medios sobrenaturales y maravillosos, resultarán defraudados. 

La época actual es de transición. Los elementos de las dos generaciones se confunden aún. Ubicados en un punto intermedio, asistimos a la partida de una y a la llegada de la otra, presentando cada una características propias. 
Las dos generaciones que se suceden poseen ideas y miras totalmente opuestas. Es fácil distinguir a cual de ellas pertenece cada individuo por la naturaleza de sus disposiciones morales y, especialmente, por sus disposiciones intuitivas e innatas. 
La nueva generación, que debe fundar la era del progreso moral, se diferencia por una inteligencia y una lógica generalmente precoces, unidas al sentimiento innato del bien y de las creencias espiritualistas, lo que indica un cierto grado de progreso anterior. No se compondrá exclusivamente de espíritus eminentemente superiores, sino de espíritus con un ciertos grado de progreso y predispuestos a asimilar todas las ideas progresistas y aptas para secundar el movimiento regenerador. 
Por el contrario, lo que distingue a los espíritus atrasados es, en primer lugar, su rebelión contra Dios y negativa a reconocer ningún poder superior al del hombre. Y en segundo término, su propensión instintiva a las pasiones degradantes, a los sentimientos antifraternos del egoísmo, el orgullo, la envidia y los celos, y, finalmente, su apego a los bienes materiales y a todo lo que ata al mundo corpóreo, representado por la sensualidad, la rapacidad y la avaricia. 
Esos son los vicios que deben ser extirpados de la Tierra, mediante el alejamiento de quienes se rehúsan a corregirse porque son incompatibles con el reino de la fraternidad y porque los hombres de bien sufrirían al estar en contacto con ellos. Cuando la Tierra se vea liberada de ellos, los hombres caminarán sin vallas hacia el porvenir venturoso que les está reservado aquí, como recompensa a sus esfuerzos y perseverancia, aguardando que una depuración más completa aún les abra las puertas de los mundos superiores. 

No debemos creer que por esta emigración de espíritus todos los espíritus atrasados serán expulsados de la Tierra y relegados a mundos inferiores. Por el contrario, muchos volverán, pues se trata de aquellos espíritus que cedieron ante las circunstancias y el mal ejemplo. En ellos la corteza era más mala que el fondo. Una vez libres de la influencia de la materia y de las preocupaciones del mundo corpóreo, la mayoría verá las cosas bajo una nueva luz, tal cual lo demuestran los ejemplos que poseemos. En esto se ven auxiliados por espíritus benévolos que se interesan por ellos y que se apresurarán a ilustrarlos y hacerles ver el camino equivocado que habían tomado. Nosotros mismos, con nuestras plegarias y exhortaciones, podemos ayudarles a mejorar, ya que existe una solidaridad perpetua entre vivos y muertos. 
La manera en que se opera esta transformación es muy simple y, como se ha indicado, de naturaleza puramente moral y no se aparta en nada de las leyes de la Naturaleza. 

Que los espíritus de la nueva generación sean nuevos espíritus mejores o los antiguos espíritus mejorados, no cambia en nada el resultado. Desde el momento que traen consigo mejores disposiciones, se trata siempre de una renovación. Los espíritus encarnados integran, de acuerdo con sus disposiciones naturales, dos categorías: por una parte, los espíritus refractarios que parten, y por la otra, los espíritus progresistas que llegan. El estado de las costumbres y de la sociedad, de un pueblo, de una raza o del mundo entero, dependerá de cuál de las dos generaciones prevalezca. 

Una comparación de todos los días servirá para comprender mejor aún lo que ocurre en estas circunstancias. Supongamos un regimiento compuesto por una gran mayoría de hombres turbulentos e indisciplinados. Se sucederían desórdenes sin fin que la severidad de la ley penal a duras penas podría reprimir. Esos hombres son los más fuertes, porque son mayoría. Se sostienen, animan y estimulan mutuamente por el ejemplo. Los pocos buenos carecen de influencia. Sus consejos son desoídos y motivo de escarnio, soportan malos tratos por parte de los sediciosos y sufren con tal compañía. ¿No es ésta la imagen de la sociedad actual? 
Supongamos ahora que tales hombres se van eliminando del regimiento, uno a uno, diez a diez, ciento a ciento, y que se les va reemplazando por otros tantos buenos soldados, incluso por los mismos que habían sido expulsados pero que se corrigieron. Al cabo de un cierto tiempo el mismo 
regimiento se habrá transformado y el orden sustituirá al desorden. Los mismo sucederá con la Humanidad regenerada. 

Las grandes partidas colectivas no sólo tienen por objeto activar la emigración, sino también transformar con más rapidez el espíritu de las masas, desembarazándolas de las malas influencias y fomentando en ellas su afición por las nuevas ideas. 
Y es este el motivo por el que muchos, a pesar de sus imperfecciones, están maduros para esta transformación y parten a regenerarse en fuente más puras, puesto que si permaneciesen en el mismo medio y bajo las mismas influencias persistirían en sus opiniones y en su forma de apreciar las cosas. Una estancia en el mundo de los espíritus les basta para abrir los ojos, porque allí ven lo que no pueden ver sobre la Tierra. El incrédulo, el fanático y el absolutista volverán con ideas innatas de fe, tolerancia y libertad. A su regreso encontrarán muchos cambios y sentirán la influencia benéfica del nuevo medio en que han nacido. En lugar de oponerse a las nuevas ideas, las propagarán. 

La regeneración de la Humanidad no tiene absoluta necesidad de la renovación total de los espíritus: basta con una modificación en sus disposiciones morales. Pero esta modificación se verifica en todos aquellos que están dispuestos a ello, una vez liberados de la perniciosa influencia del mundo. Quienes reencarnan no son siempre otros espíritus, sino los mismos pensando y sintiendo de manera completamente distinta. 
En tanto esta mejora es aislada e individual, pasa inadvertida y carece de influencia ostensible en el mundo. El efecto es completamente diferente, en cambio, cuando se opera simultáneamente en muchas personas, porque entonces, según las proporciones, las ideas de un pueblo o de una raza pueden modificarse en profundidad en una sola generación. 
Eso es lo que se observa casi siempre después de las grandes perturbaciones que diezman a las poblaciones. Las plagas destructoras sólo destruyen el cuerpo, pero no dañan al espíritu. Activan el movimiento de entradas y salidas entre el mundo corpóreo y el mundo de los espíritus y, en consecuencia, el proceso progresivo de los espíritus encarnados y desencarnados. Hay que hacer notar que en todas las épocas de la historia, las grandes crisis sociales fueron seguidas por una etapa de progreso. 

En estos momentos se está operando uno de esos movimientos generales que traerá la transformación de la Humanidad. La multiplicidad de las causas que ocasionan destrucción es un signo característico de tales tiempos, ya que deben acelerar la aparición de los nuevos gérmenes. Son las hojas del otoño que caen, a las que sucederán las hojas reverdecidas, ya que la Humanidad tiene sus estaciones, así como los individuos tienen edades diversas. Las hojas muertas de la Humanidad caen impulsadas por las ráfagas heladas, pero renacerán más vivaces bajo el mismo soplo de vida, pues ellas no se extinguen jamás, sólo se purifican. 

Para el materialista, las plagas destructoras son calamidades sin compensaciones ni resultados útiles, puesto que, según él, aniquilan multitud de seres que no han de regresar. Mas para quien sabe que la muerte sólo destruye el cuerpo, no tienen ellas las mismas consecuencias y no le causan el más mínimo espanto. Comprende la finalidad y sabe que los hombres no pierden más por morir en masa que por hacerlo aisladamente, ya que, de una manera o de otra, morirán igualmente. 
Los incrédulos se reirán de estas cosas por considerarlas quiméricas. Pero, sin importar lo que digan, no escaparán a la ley común: se doblegarán a su vez como le ha pasado a tantos otros y, entonces, ¿qué será de ellos? Dirán: ¡Nada! Pero vivirán, a pesar de lo que piensen, y algún día se verán obligados a abrir los ojos. 

Extracto de La Génesis de Allan Kardec


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SIGNIFICADO DE LA VIDA
MERCEDES CRUZ

 Nadie que malbarate los valores de la vida, podrá permanecer con la conciencia en paz. El abuso de la fuerza, del poder económico o social, de la autoridad, de la inteligencia o de lo que sea, produce la desdicha a la que el mayordomo se arroja, en prolongada y aflictiva recuperación. Todos los valores positivos que afloran en la vida humana exigen rendición de cuentas, en la cual son examinados la aplicación, el uso y los resultados de la actuación, concediéndose al usufructuario el respectivo salario, adicionado a los intereses a que se haga acreedor. En el orden Divino, nadie explota, se aprovecha, pervierte o abusa del patrimonio del Padre, sin ser llamado a rendir graves cuentas, porque la conciencia individual, expresando la Conciencia Soberana, reconduce al pecador de regreso a los climas que han infestado con la presencia de aquellos a los que defraudaron.
El ser humano debe aprender a ser feliz de acuerdo a las circunstancias, introduciendo en sí y viviendo la comprensión de su transitoriedad física y de su eternidad espiritual. Envuelta por la filosofía de la posesión, la criatura humana piensa que el significado existencial es esta conquista. Sin embargo, en el juego de los intereses sociales, se puede percibir que no siempre la posesión es responsable por el significado que conduce a la felicidad, porque no pocos afortunados se apegan de tal forma a los bienes que piensan poseer, que terminan siendo por ellos poseídos en tormentosos dramas emocionales. Quien tiene dinero y poder, a veces sufre carencia de salud y de paz o de amor y de ternura o de libertad para hacer lo que le interesa y no solamente lo que las circunstancias le exigen. Quien no lo tiene, igualmente, puede estar alegre y confiado en mejores días o en un clima de resignación, experimentando la escasez que lo auxiliara a administrar la abundancia cuando se llegue a alcanzarla. La visión hedonista sobre la existencia humana ha llevado a multitud de alucinaciones del placer, en una interpretación totalmente equivocada sobre la realidad del ser. El descubrimiento del significado de la vida es de relevante magnitud, porque da sentido a la lucha y a los desafíos que surgen frecuentemente, convidando al individuo al avance y al crecimiento interior.
  La conquista de valores inmediatos produce estímulos internos, concitando a la prosecución de los esfuerzos y a su manutención optimista. Recusar un problema, ni lo anula ni lo resuelve, más bien lo agrava. Solo la actitud valerosa para enfrentarlo, ensaya los medios de vencerlo. Los torpes conceptos de los hombres sin una fuerte convicción en Dios, se extravían y se entorpecen aunque estén sostenidos por los legítimos ideales, toda vez que les falta la sabia esencial que proviene de la Causa Excelsa. El esfuerzo para encontrar el significado existencial debe ser continuo, pues el desconocimiento puede producir trastornos internos que dan procesos obsesivos, como puede ser, la valoración de la ambición para alcanzar lasmetas sociales a cualquier precio, aun cuando eso desarrolle la perturbación intima y conflictos en la conciencia. El despilfarro, el mal huso de las cosas, el poco valor que les damos cuando estas sobresalen fuera de lo normal, nos hace descuidar el huso que les damos, que termina siempre haciéndonos analizarlas desde un punto egoísta, perdiendo la medida justa de ellas, para terminar utilizándolas conforme a nuestros intereses, que no son los reales, sino ficticios aquellos que por auto defendernos les queremos dar. Procuremos valorizar todo lo que Dios nos da, sepamos compartirlo equitativamente, procuremos ser personas normales, no viviendo para las cosas, y si para ennoblecer el espíritu, pues todas ellas pasaran pero no el espíritu.

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Dios está en todas partes, por tanto está también dentro de nosotros y dentro de todas las personas que nos rodean, buenas o malas.
Todo proviene de Dios.
Todo es manifestación divina.
Incluso aquello que nos parece malo o equivocado, puede ser la causa de un beneficio futuro.
Nuestro sufrimiento resulta del desconocimiento de la verdad básica : Dios dirige todos los acontecimientos  porque está en todo.
- Zeferino y Marlene Goulart-

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