ADULTOS X JÓVENES
Pregunta hecha en 1972 a Chico Xavier, en el programa “Pinga Fogo”, de la extinta “TV Tupí”:
- La inquietud de los jóvenes es una constante durante muchos siglos. El hombre, de sus 16 a 23 años, es un rebelde. Después el acaba adaptándose y integrado en la sociedad. ¿En el momento exacto en que el hombre se ajusta a la sociedad su espíritu evolucionó o acomodó?
Lea la respuesta dada por Chico Xavier y de la misma, evalúe el mundo en que vivimos.
- "Cuando nos adaptamos para el bien, el bien, esencialmente, es siempre el bien de los demás, porque es del bien de los demás que nace nuestro propio bien. Hoy, muchas veces, queremos tratar nuestros jóvenes como si ellos fuesen nuestros enemigos y eso es un error.
Nuestros jóvenes son nuestra continuación. Traen con ellos una vida diferente de la nuestra. Impulsos originales que nosotros no podemos comprender en toda su extensión.
Nuestros jóvenes de ambos los sexos necesitan, principalmente hoy, de nuestra comprensión. Naturalmente que no podemos empujarlos para la libertinaje, pero no debemos frenar en ellos un impulso a la liberación para que ellos se realicen, para que se desenlacen de nuestra vida personal. Todos nosotros en la condición de criaturas maduras en la experiencia física podemos igualmente, tenemos independencia de ellos y no debemos esclavizarlos a nuestros puntos de vista.
Hablamos de una experiencia de más de casi décadas donde hemos visto cientos, quizá millones, de jóvenes y adultos llorando sobre nuestros hombros en vista del amor posesivo que muchas veces hacen lento el progreso individual y causa muchos disturbios en nuestra vida familiar y colectiva . Tantos jóvenes que se dopan en drogas, muchos buscan refugio en las casas de salud, muchos han abandonado sus propios deberes, que huyeron para la indisciplina, que desertaron el estudio, muchas veces, debido a una influencia opresiva de los que fueron llamados a guiarlos en la vida práctica.
Al mismo tiempo vemos tantos padres, tantas madres y tantos orientadores y tutores llorando porque no pueden esclavizar los jóvenes en su propia vida. ¿Por qué no podemos amar unos a los otros en la condición de jóvenes y de adultos cada cual viviendo adentro de su época de experiencia física? ¿Porqué nosotros, como adultos, no podemos proteger nuestra independencia dando independencia a los jóvenes que son la esperanza de la humanidad, nuestros hijos, nuestros continuadores, para que ellos realicen las tareas a que fueron llamados por la reencarnación?
Allan Kardec a través de la cuestión número 385, en el Libro de los Espíritus, trata eso con mucha propiedad y eso a más de 100 años: "Nuestros hijos son espíritus que vinieron de otras condiciones diferentes de las nuestras, son acreedores de nuestro mayor respeto". Hablamos de diálogo y necesitamos de diálogo; hablamos de comunicación y necesitamos de la comunicación no sólo en los días de catástrofes sentimentales.
Charlar con nuestros jóvenes, hablar con nuestros padres como grandes amigos que están vinculados a través de sus experiencias.
Diálogo nunca fue golpe verbal. La comunicación nunca fue un sistema de censura sistemática. No estamos de ninguna manera rechazando a los adultos y tampoco censurando jóvenes. Estamos atentos a la lección de nuestro Emanuel que nos pede a considerar que adentro de la civilización occidental nació la psicoanálisis con Sigmund Freud para que nosotros seamos tratados específicamente y individualmente para ajustarnos al amor que Jesús nos enseñó.
Jesús nos enseñó "Amaos unos a otros como Yo os he amado". Esta afirmación no procede de ninguna recreación humana, vino de Aquel que nosotros tenemos como Nuestro Señor.
¿Por qué no podemos amar a nuestros jóvenes, ayudarlos para que sean ellos mismos? ¿Porqué nosotros no podemos recibir de ellos la ayuda, no para que vivamos como muchas personas maduras que están viviendo en los países europeos, en grandes palacios dorados nombrados como cementerio de los elefantes en que las personas maduras en la experiencia humana se recogen con personas inútiles y viven una vida de diversión como si fueran marginados por la edad física? No, como adultos podemos tratar de nuestra salud, sernos independientes, amparamos a nuestros hijos y ellos también amparan nosotros para que cada uno de nosotros tenga su casa, tenga sus afinidades, sus relaciones, su mundo, sus aficiones, sus profesiones, sus afectos, su vida y al mismo tiempo ellos también pueden tener sus familias independientes, con mucho amor de nosotros para con los demás.
Y nosotros no podemos tratarnos unos a los otros como si fuéramos enemigos. Somos hermanos, somos padres, hijos, parientes, amigos, esposos, esposas, tíos, tías, compañeros, pero sobre todo somos espíritus inmortales, hijos de Dios, cada cual siendo un mundo original creado por Dios. Aconsejemos nuestros jóvenes, amparemos nuestros jóvenes con nuestras experiencias y que ellos nos amparen con su fuerza y amor, que todos necesitamos de amor, pero que haya aquella frontera que nosotros llamamos de respeto para que cada uno sea el mismo y para que nosotros podamos vivir en paz unos con otros sin la necesidad de caer en neurosis y después psicosis y recogemos a nuestros amigos de la medicina como pacientes graves arredrados de la vida y arredrados del trabajo.
La vida para nosotros debe ser una escuela sin vacaciones, con pausas del descanso, pero todos fueron llamados a trabajar.
En la evaluación de la respuesta dada por nuestro maestro, podemos percibir el amor, el conocimiento y la sabiduría en la misma.
Traducción del mensaje auditivo hecho por Flavio Días.
Jesus descendió de la cruz; mató a la muerte y nos proporciona un destino de responsabilidad y de libertad. Somos artífices de nuestro futuro. No precisamos ser "santos" para seguirlo; solamente precisamos tener determinación y voluntad de actuar en el bien.
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Suicidio
Acto de extremada rebeldía, reacción del orgullo desmedido, venganza de alto porte que busca destruirse ante la imposibilidad de aniquilar a otro, el suicidio revela el estado de brutalidad moral en que permanece la criatura humana…
Por un minuto apenas, la rebelión arroja al ser al laberinto del desvarío, consiguiendo un intento de desdicha que se alarga por decenios oscuros de amarguras e infortunios indescriptibles. Por una interpretación precipitada, el amor propio herido arroja al hombre que desea librarse de un problema, al pozo sin fondo de más infelices coyunturas, a las que solamente a cambio de demorados remordimientos y agonías consigue vencer…
Bajo la constricción de injustificables celos, la criatura se despoja de la vida, naufragando en aguas encrespadas que la ahogan sin calmarla, de cuya asfixia incesante y tormentosa no logra liberarse… En nombre de la dignidad echada por tierra, la persona geniosa se lanza a la cobarde fuga por la vía sin fin de la cavilosa ilusión, en la que recoge, inconsolable, el llanto del arrepentimiento tardío… Evitando la enfermedad de prolongada presencia que conducirá a la muerte, el impaciente anticipa el momento de la liberación y a través de ese gesto se esclaviza por tiempo interminable a la desesperación y al dolor que lo afligían, agravados por la suma de nuevos infortunios infligidos a la existencia que no le compite exterminar…
Temiendo el sufrimiento, el suicida se impone mayor cantidad de aflicciones, en el supuesto de que el acto de cobardía experimentado sería sancionado por la extinción de la conciencia y el sueño de la nada… …
En el fondo de todas las razones predisponentes para el autocidio, exceptuándose las profundas neurosis de persecución, las maníaco-depresivas - que proceden de antiguas fugas espectaculares a la vida y que el Espíritu trae en los pliegos del ser como predisposiciones a la repetición de la falencia moral - se encuentra el orgullo intentando, por la violencia, de solucionar cuestiones que solamente la acción continua en el bien y la sistemática confianza en Dios pueden regularizar con indispensable eficiencia. Condicionado para los triunfos exteriores, el hombre no se arma para las conquistas interiores, mediante cuyas realizaciones se inmunizaría para las dificultades naturales de la lucha con la cual se encuentra comprometido en pro de la propia ascensión. Cambian las circunstancias, se alteran los componentes, varían las condiciones, por peores que se presenten, mediante el concurso del tiempo. A la desdicha se sobrepone la ventura, al desaire la alegría, al infortunio resignado la esperanza, cuando se sabe convertir las espinas y pedruscos del camino en flores y bendiciones. El hombre está destinado a la ventura y a la plenitud espiritual. No siendo autor de su vida, no obstante se convierta en usufructuario no siempre responsable, le es vedada la permisión de aniquilarla. Por impulso irreflexivo rompe la manifestación física, mas, no obstante, jamás destruye los engranajes profundos que le accionan la exteriorización orgánica. Toda embestida negativa se convierte en sobrecarga que debe conducir el infractor del código del equilibrio, que rige en todo lugar. Algunos se dicen religiosos, más, desatinados, acostumbran aseverar, irreflexivos, que prefieren posponer el rescate, aunque sean constringidos ulteriormente a imposiciones más graves… incapaces, entretanto, de soportar lo mínimo, se atribuyen, después de la falencia, posibilidades de asumir responsabilidades y encargos mayores. Presunción vana y justificativo engañoso para desertar del deber. Se engañan así mismos los que escapan a los compromisos para con la vida. No morirán. Nadie se destruye ante la muerte. Provincias de infortunio, regiones de sombras se expanden a ambos lados de la vida. De la misma forma prosiguen más allá de la muerte los estados de conciencia ultrajada, de mente rebelada, de corazón vencido…
Considerando la problemática de las graves e imprevisibles desgracias resultantes del suicidio, conviene examinar, también, la larga lista de autocidas indirectos, de aquellos que precipitan la hora de la desencarnación mediante los procesos más variados. Son también suicidas los sexólatras inveterados, los viciados de uno u otro tenor, los que injieren altas cargas de tensión, los que se envenenan con el odio y se desgastan con las pasiones deletéreas, los glotones y ociosos, los que cultivan el pesimismo y las enfermedades imaginarias…
La vida es un poema de amor y belleza esperando por nosotros. Una gota de agua transparente, una nervadura de hoja, una partícula de adobo, un pétalo perfumado, una semilla fértil, un rayo de sol, el titilar de una estrella, son desafíos a la imaginación, a la inteligencia, a la contemplación, ala meditación, al amor… Existen, sin duda, agravantes y atenuantes, en el examen del suicidio…
Sin embargo, sea cual sea el motivo, la circunstancia para el crimen de retirada de la vida no consigue otro resultado sino el de llevar al delincuente al encuentro de la vida ferviente, en circunstancia análoga a aquella de la cual pensó evadirse, con los agravantes que no esperaba enfrentar… Expurgan, así en la Erraticidad, en inenarrables condiciones, los gravámenes de la decisión funesta, y en la tierra, cuando regresan, en cruentas expiaciones, los que defraudan a la sagrada concesión divina, que es el cuerpo plasmado para la gloria y elevación del espíritu. Espera por mañana, cuando tu día se te presente sombrío y aterrador. Aguarda un poco más, cuando todo te empuje a la desesperación. La Divinidad posee soluciones que desconoces para todos los enigmas y recursos que te escapan, a fin de elucidar y dirimir equívocos y dificultades. Ama la vida y vive con amor- a pesar de estar constringido muchas veces por la incomprensión, bajo un clima de martirio y sobre un suelo de cardos…
Recupera hoy el desperdicio de ayer sin pensar, jamás, en la actitud simplista del suicidio, que es la más compleja e infeliz de todas las cosas que le pueden suceder al hombre. Si te pareciesen insoportables los dolores, acuérdate de Jesús, en la suprema humillación de la cruz, sin embargo, confiando en Dios, y de María, Su Madre, en total angustia, mirando al hijo traicionado, aparentemente abandonado, de alma también traspasada por el dolor sin nombre, por medio de cuya confianza integral se convirtió en ejemplo insuperable de resignación y paciencia, en su incuestionable fe en Dios, convirtiéndose en la Madre Santísima de toda la Humanidad.
Joanna de Angelis (espíritu)
Médium Divaldo P.Franco
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¿CONQUISTAREMOS OTROS PLANETAS?
La conquista del espacio cósmico por el hombre de la tierra es sólo una picadura de alfiler en la piel del Universo. Se asemeja a las picaduras que dimos hasta hoy en la piel de la propia Tierra, sin conseguir penetrarle las entrañas. Es natural que el hombre se enorgullezca de su hecho, pero conviene no embriagarse en exceso. Para comenzar, debemos recordar que nuestros combustibles son aún demasiado pesados: estamos lanzándonos a la Luna por medio de cohetes, sin disponer de los recursos energéticos apropiados que la Ciencia aún busca.
El “Libro de los Espíritus” enseña, hace más de cien años, que los mundos habitados se dividen en categorías, como todo en la Naturaleza. Hay mundos primitivos, habitados por humanidades salvajes como fue la Tierra en el pasado. Hay mundos de civilizaciones rudimentarias, como la fase de las civilizaciones agrarias en nuestro planeta. Hay mundos de civilizaciones en grado semejante a la nuestra y mundos de civilizaciones superiores. Todo eso en el plano de materia densa en que vivimos. Pero además de ese plano (las investigaciones modernas admiten la existencia en el cosmos de por lo menos siete estados de la materia ya conocidos) hay otros de estados menos densos en los que se desarrollan formas de vida y de civilizaciones altamente evolucionadas.
Es claro que sólo está a nuestro alcance, de momento, el plano de materia densa, el cosmos tridimensional en que vivimos. En nuestro propio sistema solar hay planetas conocidos, como Júpiter, cuya densidad material los coloca fuera de nuestro alcance. En la “Revista Espirita” Kardec publicó curiosas comunicaciones de Espíritus sobre la vida en ese planeta y un dibujo mediúmnico recibido por el dramaturgo Victorien Sardou, que era médium. Esas informaciones mediúmnicas, como Kardec advertía, deben ser recibidas con reserva, pues están condicionadas a la capacidad del espíritu comunicante y del médium receptor, además de otras limitaciones. Sirven, sin embargo, para darnos una idea aproximada de la vida en otros mundos.
No hay duda que podremos conquistar la Luna, nuestro satélite natural que parece pertenecer a la clase de los “mundos transitorios” de la escala cósmica de “El Libro de los Espíritus”, o sea, un mundo que sirve sólo de sitio pasajero a hombres espíritus en la exploración del espacio. Pero, en lo que se refiere a planetas como Venus y Marte, debemos recrear la imaginación. Todo depende de las condiciones reales de esos mundos. Informaciones mediúmnicas recibidas con reserva por Kardec adelantaron que Marte sería inferior a la Tierra en evolución y Venus sería superior. La distancia en que los planetas se encuentran del Sol no parece influir en su grado de evolución. Pero todo eso, como hizo Kardec, debe ser puesto en el condicional: “es” o no “es”. Además, porque la finalidad del Espiritismo, como explicó Kardec, no es ofrecernos “ya hecho” aquello que tenemos que conquistar por nuestro esfuerzo en el estudio y la investigación.
El principio espirita de la pluralidad de mundos habitados incluye la posibilidad de comunicaciones entre ellos. Pero esa posibilidad depende de la evolución de los mundos. Se da en el espacio así como evolucionaron suficientemente. Es por eso que no debemos temer la “invasión de la Tierra por conquistadores del espacio”, pues esos, en verdad, serán criaturas más adelantadas que nosotros. Y no es lógico establezcamos comparaciones entre esos navegantes del espacio y los violentos conquistadores de América en el mundo atrasado del siglo XVI. La “conquista” de otros mundos, actualmente, no es una toma de posesión, sino sólo un establecimiento de comunicación. Estamos en la era de las comunicaciones y no del colonialismo, que llega fatalmente a su fin.
J. HERCULANO PIRES
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RECUERDOS DE LA EXISTENCIA CORPORAL
¿ El Espíritu recuerda su existencia corporal ?
"Si lo recuerda, y habiendo vivido muchas veces en la Tierra, recuerda lo que fue como hombre y te confirmo que frecuentemente ríe con pena de sí mismo."
"Tal como el hombre que llega a la madurez y que ríe de sus locuras de mozo, o de las puerilidades en la infancia."
305. ¿ El recuerdo de la existencia corporal se presenta al Espíritu de manera completa e inopinada después de la muerte?
" No, le viene poco a poco, como imagen que surge gradualmente de una nube, a medida que fija en ella su atención".
306. ¿ El Espíritu recuerda pormenorizadamente todos los acontecimientos de su vida?.¿ Abarca el conjunto de ellos desde un golpe de vista retrospectivo?.
"Se acuerda de las cosas, en conformidad con las consecuencias que de ellas resulten para el estado en que se encuentra como Espíritu errante. Bien comprenderás, no obstante, que muchas circunstancias habrá en su vida, a las que no dará importancia alguna y de las cuales ni tan siquiera procurará recordarse".
a)- ¿Pero si lo quisiese podría recordarse de ellas?
"Puede recordarse de los más minuciosos pormenores e incidentes, relativos a los hechos, como hasta de sus pensamientos. No lo hace, sin embargo, cuando no tienen utilidad".
b)- ¿Entrevé el Espíritu el objetivo de la vida terrestre con relación a la vida futura?.
"Cierto que lo ve y comprende mucho mejor de lo que lo hacía en vida de su cuerpo. Comprende la necesidad de su purificación para llegar al infinito y percibe que en cada existencia deja algunas impurezas".
El Libro de los Espíritus, Parte Segunda.- Del mundo espírita o mundo de los Espíritus-Cáp.6-
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¿ Las manifestaciones mediúmnicas, tienen carácter sobrenatural?
“Estos fenómenos, fundados en una ley de la naturaleza, no tienen nada de maravilloso ni de sobrenatural en el sentido vulgar de estas palabras.”
- El Libro de los Mediums -
No existe nada en la Naturaleza que no pertenezca a la misma, o sea, que no sea natural, por lo que todo fenómeno existente no se produce al azar ni a capricho de nada ni de nadie, sino que obedece a unas leyes naturales, aunque estas puedan ser ignoradas todavía por el ser humano actual.
El fenómeno mediúmnico siempre se ha producido espontáneamente a lo largo de la historia humana, en todos los lugares y entre tantas y tantas personas, pero estas manifestaciones se producen siempre dentro de unas leyes o normas que se encuadran en lo natural, porque de ellas el hombre ha aprendido, pero no ha creado ninguna. Por eso la manifestación de los espíritus, no es contraria a ninguna ley natural, ni tienen nada de maravillosas ni de sobrenaturales. Existe la mediumnidad en la que intervienen seres espirituales, como existen otro tipo de fenómenos clasificados como anímicos, esto es, causados por las facultades psíquicas de algunas personas, sin intervención alguna de ningún espíritu desencarnado.
La comunicabilidad de los Espíritus a través de la mediumnidad, es como una bendición de Dios tanto para los humanos como para los Espíritus libres, porque a veces también ellos recuerdan y añoran a sus seres queridos tras la muerte. Esta clase de facultades que permiten la relación evidente entre ambos planos de la vida, como ya se dijo anteriormente, nada tienen que ver con la magia ni con el ocultismo.
Sobrenatural significa “sobre la Naturaleza” o “fuera de la Naturaleza”, por lo que en realidad podemos considerar que lo sobrenatural no existe, ya que todos los fenómenos de la clase que sean, normales o paranormales, siempre están sujetos a leyes dentro de la Naturaleza. Otra cosa es que no conozcamos o no tengamos en cuenta las leyes por las que se rigen ciertas manifestaciones o fenómenos y en nuestra asombrada imaginación y fantasía los achaquemos al concepto de lo sobrenatural, mágico o misterioso.
La mediumnidad sin embargo, sí que entra en el terreno de lo llamado Paranormal, que significa más allá de lo normal, entendiendo como normal aquello habitual que conocemos, y esta no solo es estudiada por el Espiritismo de la mano de Allan Kardec, sino también por la moderna Parapsicología, que aunque algo reticente con la idea, de lo que demuestra claramente este fenómeno universal, no le queda otra opción que aceptarla como una realidad demostrada y manifestada habitualmente por los cuatro puntos cardinales de la Tierra.
- Jose Luis Martín -
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