domingo, 25 de junio de 2017

Caracteres anatómicos del criminal






Temas de hoy:

-Desde el concepto de la evolución infinita del Espíritu,¿Cómo puede haber un "Juicio Final" o un          "Fin del Mundo"?.
-Ocupaciones de los Espíritus, según sus cualidades y evolución.
-Utilidad de las evocaciones particulares
-El mayor milagro de Jesús.
- Caracteres anatómicos del criminal


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Desde el concepto de la evolución infinita  del espíritu, ¿cómo puede haber un “Juicio Final” y un  “Fin del Mundo”?.

El “juicio final” que experimenta el Ser desencarnado después de haber abandonado este mundo, está regido por una ley  o norma por la que se clasifican y sitúan las Almas en el mundo espiritual.
Este concepto nos lo han legado las religiones, como tantos otros, desfigurado, por lo que suena a algo amenazador y terrible que nos espera al final del camino: el  llamado “fin del mundo”,  nos lo enseñaron con la idea de una terrible catástrofe y una total destrucción que un día sufrirá la Tierra y los seres que la habiten;  como un terrible final de todo lo que existe y después una suerte definitiva, buena o mala, para  todos  los que alguna vez vivimos aquí.
Sin embargo para cada persona, el fin del mundo supone en realidad el final de la existencia física cuando deja su cuerpo carnal, pero el  Ser inmortal  continúa viviendo en el Plano Espiritual; así es en realidad el llamado “fin del mundo”, al que se debiera llamar más bien, “final de una etapa humana en este mundo”.   Se le ha llamado  también  “Juicio del último día” o “Juicio final”, pero este no es otra cosa que  el que cada cual experimenta inmediatamente después de su muerte como Ser humano.
  No parece coherente el interpretar la idea del  Fin del Mundo como el punto y final de la Obra de la Creación de Dios.  No cabe considerar  que Dios, Creador Perfecto e Infinito, vaya a poner  punto final a su obra  perfecta e infinita como Él,  y  después se vaya a quedar eternamente inactivo (además de que sería dejar sin terminar su “obra maestra”, en cuanto a la creación del Ser humano, todavía tan imperfecto y tan alejado de la perfección divina a la que está llamado). No nos podemos imaginar al Ser Creador Infinito, que es Energía  Dinámica y Vibración Pura y constante,  parado eternamente ,  habiendo dejado  su Obra a medio camino; si así fuese, cabría preguntarse :  ¿ y luego qué haría Dios?..... Además, ¿cómo iba a dejar  infinitamente estancadas en su camino evolutivo a  toda  esa multitud de almas imperfectas, que no han evolucionado suficientemente todavía?. Esa idea del “punto y final” divino, limita la creación de Dios y por tanto limita a Dios, que es el Ser  Supremo, Eterno e Ilimitado. Ese final, tal como se ha pregonado, sería  para todas las almas de la Creación, una eterna condena al estancamiento forzoso y al ostracismo, sin más culpa que la de haber existido.
Pero sin embargo, ciertamente hay un Juicio final individual, cada  vez que alguien muere, lo experimenta   particular e individualmente;  en realidad es un  auto-juicio de su propia conciencia, con el  que cada espíritu valora la vida finalizada como Ser humano.  Esto le sirve al Ser espiritual  para comprender y sentir  los errores que cometió, y también los aciertos, así como las cosas que se dejó pendientes por hacer en este mundo y que tendrá que corregir o completar  más adelante.
     La secuencia  de cómo se produce a nivel individual, es la siguiente : Primero  se encuentran que “ al final del túnel”  por el que se sintieron deslizar durante el trance de la muerte, se les presenta un Ser de Luz  que suele ser su Guía espiritual, y que les  recibe amablemente  ayudándoles en  este acto en el que no se sienten  solos.   Entonces comienzan a percibir imágenes retrospectivas de todos los detalles de su vida, hasta los más insignificantes, siempre que signifiquen algo o tengan alguna transcendencia. En una asombrosa experiencia, el Ser desencarnado  se hace consciente de las inmensas perspectivas y secuencias de las edades humanas transcurridas. Comprende la relación de sus vidas pasadas con la que acaba de finalizar;  así  por el pasado  se explica el presente y este deja entrever el  futuro.
       Todo esto sucede en lo que sería  apenas un fugaz instante para nosotros, pero no para el Ser que protagoniza esta experiencia, pues ya no tiene el sentido del tiempo que tenemos en la Tierra; esta experiencia la  siente intensamente y  ve los detalles de su vida como si los  contemplase  en una  gran pantalla panorámica de cine , en donde analiza la película de su vida como protagonista ,  reviviendo intensamente las escenas y sintiendo el resultado de sus actos y omisiones,  valorando lo realizado en su compromiso para con esa vida. En este juicio comprende y reconoce su responsabilidad ante la  Divina ley de Causa y Efecto, de la que más adelante  hablaremos. De este modo  fija su suerte en el mundo espiritual y el destino que le aguarda en vidas futuras como Ser humano, aunque  la situación en que  queda en el mundo espiritual,  siempre es limitada  en cuanto a la duración  y le supone mientras tanto un estado más o menos feliz o desgraciado en muy diversos grados, según  el grado de vibración espiritual  que mantenga el Ser.
     Este juicio individual sobre los frutos de nuestra vida finalizada, es  necesario para el espíritu, porque con la  revisión del camino evolutivo que acaba de recorrer  puede prepararse para fijar futuras metas y conquistas de evolución, por lo que es una experiencia necesaria, porque  dispone de la conciencia de cada uno, como punto de partida desde donde poder después rectificar para poder seguir evolucionando en otras existencias  humanas futuras. No se trata de  un  Juicio severo  al que debemos temer, porque  debemos tener claro que Dios, del que hablaremos próximamente, es un Padre que no castiga eternamente por nuestros errores por graves que sean, sino que perdona siempre y no permite que se pierda ni uno solo de sus hijos.   
  Solamente debemos temer las consecuencias,  que antes o después deberemos afrontar por haber infringido las Leyes Divinas mediante  nuestros actos negativos. No obstante es de comprender que  después de este auto-juicio, el Ser siempre encuentra en su conciencia su premio o su castigo, que lo es en sentido corrector, no en sentido de venganza justiciera al estilo humano..
     Tras el Juicio, el Espíritu impuro, entorpecido por los fluidos materiales, queda confinado en las zonas vibratorias inferiores, mientras que  los virtuosos y elevados, con un cuerpo espiritual más depurado y sutil,  quedan agrupados en planos  elevados sobre nuestra atmósfera psíquica.
     Desde el punto de vista de la profunda realidad en la que estamos todos inmersos, que es la Evolución, ( la abordaremos en el capítulo correspondiente),  el  “Fin del Mundo”  a nivel colectivo y global, solo se puede entender como una necesaria transformación de esta gran casa común que es nuestro planeta Tierra, cuando finalice la actual etapa evolutiva planetaria en la que nos encontramos ahora , dando paso después a una nueva etapa de un nivel superior al actual, en lo intelectual, lo mental y lo ético; o sea, en realidad supone el final de este mundo nuestro en cuanto a transformación moral, social y  también física, y a su vez el nacimiento de un nuevo mundo en cuanto se refiere a  la nueva sociedad humana que deberá habitar  un mundo de regeneración.
Es de creer que cuando la Tierra modifique su psicoesfera actual, que es la resultante de todas las construcciones mentales de los seres humanos que la habitamos, la ignorancia  y la angustia existencial desaparecerán. El ser humano alcanzará el conocimiento de unas Leyes Divinas o Cósmicas que nos rigen, y comprenderá la importancia de alcanzar y crecer en valores éticos. Las actuales neurosis y las llamadas “angustias existenciales” de tanta gente, cederán paso a edificaciones mentales de progreso y felicidad. El  ser humano terminará por comprender y admitir su naturaleza espiritual y esto le llevará a sentir cada vez más la necesidad de sacudirse de las bajas vibraciones del planeta y de elevarse con las de los Planos Superiores.
   Según han advertido en repetidas ocasiones  desde  los Planos Espirituales Superiores, nuestro mundo sufrirá grandes transformaciones a todos los niveles.  Cuando este cambio se produzca, de lo  que ya hay indicios más que sobrados para interpretar que este cambio es actualmente un proceso en marcha, los Seres que no sean aptos para acceder a un nivel ético y moral superior al del ser humano actual que les capacite para  formar parte de una nueva Humanidad en un mundo más adelantado que el nuestro actual, deberán continuar su particular proceso de maduración evolutiva “repitiendo curso” como los malos estudiantes, en aulas inferiores o mundos físicos diferentes, acordes a su nivel de desarrollo en donde  se han estancado, y en los cuales  puedan asimilar lo que les falta para poder conquistar el poder proseguir en un  mundo superior a este, clasificado como  “ de Regeneración.”  Así se comprende el sentido que tienen las palabras evangélicas de  “la separación del grano de la paja”, o la “derecha y la izquierda del Cristo”, etc.
   Es de señalar que el número de Espíritus de una mayor evolución que han reencarnado en los  últimos años es más elevado que en el pasado.  Esto es así, debido precisamente  a estar actualmente la Tierra a punto de entrar en una nueva etapa, pasando de su grado evolutivo actual al siguiente superior en la escala evolutiva de los mundos. En estas circunstancias en las que deberá de seguir siendo habitada la Tierra por una nueva Humanidad más moral y espiritualizada, y en donde, tal  vez de forma trágica, se vaya a separar finalmente “el grano de la paja”, o los buenos de los malos, la gente  que deba  poblar la Tierra como mundo de Regeneración, tal vez necesite más que nunca a estos Seres Guías en su silenciosa y eficaz labor  de ayuda para  la Humanidad.
    Lo esencial ahora, es que consideremos que el llamado “Final de los Tiempos”, no es  sino un cambio de ciclo evolutivo, y que no supone en absoluto la aniquilación total de la raza humana. Sí  se trata, sin embargo,  de un proceso de transformación gradual y contínuo, conforme a la Ley Universal de Evolución, que abarca una época de duración indeterminada, y que posiblemente venga acompañado de grandes cambios en todo el planeta, de forma progresiva  o tal vez de modo brusco y traumático; eso depende de cómo actuemos todos los Seres humanos,  a nivel individual, social, ético,  medioambiental, etc.

- Jose Luis Martín-

“La utilización del concepto “final de los tiempos” por los seres espirituales para ser intuido por la mente humana, ha tenido como móvil el hacer despertar la conciencia del hombre y hacerle caer en la cuenta de lo muy alejado que se encuentra del cumplimiento de las Leyes Divinas”.
Centro de Estudios de Ciencias Universales –


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OCUPACIONES DE LOS ESPÍRITUS SEGÚN SUS CUALIDADES Y EVOLUCIÓN.
Las atribulaciones de los espíritus son proporcionadas a su adelanto, las luces que poseen, sus capacidades, su experiencia y al grado de confianza que inspiran al soberano Señor.
Allí no existen los privilegios ni los favores que no sean premio del mérito: todo está medido con el peso de la justicia divina. Las misiones más importantes sólo son confiadas a los que Dios reconoce como capaces de llevarlas a cabo e incapaces de faltar a ellas o de comprometerlas. Mientras que a la vista de Dios, los más dignos componen el consejo supremo, la dirección de las infinitas evoluciones planetarias está confiada a jefes superiores, y a otros está conferida la de mundos especiales. Vienen después en el orden de adelanto y de la subordinación jerárquica las atribuciones más restringidas de aquellos que presiden la marcha de los pueblos, la protección de las familias y de los individuos, el impulso de cada ramo de progreso, las diversas operaciones de la Naturaleza hasta los más ínfimos detalles de la Creación. En ese amplio y armonioso conjunto hay ocupaciones para todas las capacidades, aptitudes y buenas voluntades. Ocupaciones aceptadas con
alegría, solicitadas con ardor, porque son en medio de adelanto para espíritus que aspiran a elevarse.
14. Así como las grandes misiones son confiadas a los espíritus superiores, las hay de todos los grados de importancia, destinadas a los espíritus de diferentes rasgos; de lo que puede deducirse que cada encarnado tiene la suya, es decir, deberes que cumplir para el bien de sus semejantes, desde el padre de familia a quien incumbe el cuidado de hacer progresar a sus hijos, hasta el hombre de genio que aporta a la sociedad nuevos elementos de progreso. A menudo en esas misiones secundarias se encuentran debilidades, prevaricaciones, apartamientos, pero sólo perjudican al individuo y no al conjunto.
ALLAN KARDEC.

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Utilidad de las evocaciones particulares

. Las comunicaciones que se obtienen de los Espíritus muy superiores o de aquellos que han animado los grandes personajes de la antigüedad, son preciosas por la alta enseñanza que encierran. Estos Espíritus han adquirido un grado de perfección que les permite abrazar una esfera de ideas más extensa, penetrar los misterios que están fuera del alcance vulgar de la humanidad y por consiguiente iniciarnos mejor que los otros en ciertas cosas. No se sigue de esto que las comunicaciones de los Espíritus de un orden menos elevado sean inútiles; el observador saca de ellas más de una instrucción. Para conocer las costumbres de un pueblo es menester estudiar todos los grados de la escala. El que no lo viera sino bajo una faz, lo conocería mal. La historia de un pueblo no es la de los reyes y personajes sociales; para juzgarle es preciso verle en la vida íntima, en sus costumbres privadas. Así es que los Espíritus superiores son los personajes del mundo de los Espíritus; su elevación misma les coloca de tal modo sobre nosotros, que la distancia que nos separa nos asusta. Los Espíritus más burgueses (permítasenos esta expresión) nos hacen más palpables las circunstancias de su nueva existencia. Entre ellos el lazo de la vida corporal con la vida del Espíritu es más intimo, la comprendemos mejor porque nos toca de más cerca. Sabiendo por ellos mismos lo que son, lo que piensan, lo que experimentan los hombres de todas las condiciones y de todos los caracteres, los hombres de bien como los viciosos, los grandes como los pequeños, los felices y los infelices del siglo, en una palabra, los hombres que han vivido entre nosotros, que hemos visto y conocido, cuya vida real sabemos, sus virtudes y
extravagancias, comprendemos sus goces y sus sufrimientos, nos asociamos a ellos y
sacamos una enseñanza moral tanto más provechosa cuanto más íntima son las relaciones entre ellos y nosotros. Nos ponemos más fácilmente en el lugar de aquel que ha sido nuestro igual, que no en el de aquel que sólo vemos a través de la ilusión de una gloria celeste. Los Espíritus vulgares nos enseñan la aplicación práctica de las grandes y sublimes verdades cuya teoría nos enseñan los Espíritus superiores. Por lo demás, en el estudio de una ciencia nada hay inútil: Newton encontró la ley de las fuerzas del universo en el fenómeno más sencillo.
    La evocación de los Espíritus vulgares tiene, por otra parte, la ventaja de ponernos en relación con los Espíritus que sufren, que uno puede aliviar y cuyo adelantamiento podemos facilitar por medio de consejos útiles. Podemos, pues, hacernos útiles instruyéndonos nosotros mismos; cuando sólo se busca nuestra propia satisfacción, hay egoísmo en la conversación con los Espíritus, y el que se desdeña de tender una mano caritativa a los que son desgraciados, da pruebas de orgullo. ¿Para qué le sirve tener buenas recomendaciones de los Espíritus de importancia, si esto no le hace mejor, más caritativo y más benévolo para sus hermanos de este mundo y del otro?
¿Qué seria de los pobres enfermos si los médicos rehusaban tocar sus llagas?
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS
ALLAN KARDEC

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                        EL MAYOR MILAGRO DE JESÚS

63. El más grande de los milagros que Jesús operó, el que realmente da testimonio de su superioridad, ha sido la revolución que sus enseñanzas produjeron en el mundo, a pesar de la exigüedad de sus medios de acción.. 
El Génesis 
Allan kardec 


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CARACTERES ANATÓMICOS DEL CRIMINAL
(Pensamiento social Espirita)
Fernando Ortiz
El Espiritismo no desciende a los caracteres anatómicos del criminal, ni puede, dentro de sus principios, sustentar, por ejemplo la criminalidad de los hombres con estúpidas orejas, o los platicéfalos, porque este estudio se escapa completamente de los problemas concretos de la filosofía espirita.
Está claro que el espiritismo, así como los apasionados por la antropología criminal, no puede garantizar que todo hombre que tenga tal o cual carácter fisionómico, sea un criminal. Y esto porque se ve muchas veces hombres con físico repulsivo, que no son criminales, y viceversa. Y es cierto decir que no solo son criminales los declarados por la ley, sino que hay muchos que escapan al imperio de la misma, y que están en estado latente, no es menos cierto que el delito es el resultado de una infinidad de factores heterogéneos; la coincidencia de unos tantos no basta para caracterizar al criminal, lo que solo se puede obtener por la concomitancia de un poderoso jefe de caracteres.
Más el espiritismo dice que es el espíritu quien modela, arregla, el cuerpo adecuado a su estado de progreso, o que se haya influenciado por el órgano que se ha de manifestar, aunque al encarnarse no lo haya elegido, y esto le sirva de expiación.
El organismo anormalmente defectuoso, cuyos caracteres demuestran, según la antropología criminal, un retroceso al salvaje y al animal, en relación con el estado de progreso físico de la raza, en suma, la forma atrasada del cuerpo, puede ser para los espiritas, propia también para un espíritu atrasado, cuyo escaso adelantamiento es contemporáneo de la edad primitiva, y corresponde al cuerpo anacrónico.
Así, el espíritu y el cuerpo se complementarían, de la misma forma que a los viejos no les gusta vestir conforme las exigencias de la moda actual, y se complacen en los adornos de la lejana juventud, también, los espíritus que no llegaron a adaptarse al progreso actual de su ambiente de encarnados, parecen deleitarse con antiguos ropajes corporales, propios de encarnaciones anteriores.
Y si así no fuese, si un cuerpo de caracteres casi simiescos se observa una personalidad honrada, será porque la criminalidad está latente, o se trata de un espíritu encarnado para expiar faltas del pasado y resistir, triunfante, al constante peligro de las tentaciones somáticas. Si, al contrario, vemos en un cuerpo normalmente conformado la individualidad de un asno, será porque se trata de un espíritu de la edad de piedra, encarnado para cumplir el mandato, de finalidad misteriosa, de los espíritus superiores, vecinos de la divinidad.
En resumen, los caracteres corporales de los delincuentes indicados por la antropología no desdicen los principios del espiritismo, pueden ser explicados y entendidos ante sus preceptos evolucionistas.
Véase como Allan Kardec explica la correspondencia entre caracteres psíquicos y anatómicos:
Pg. 369 _ ¿El libre ejercicio de las facultades del alma está subordinado al desenvolvimiento de los órganos?
Respuesta:
“Los órganos son los instrumentos de manifestación de las facultades del alma y la manifestación está subordinada al desenvolvimiento y al grado de perfección de los mismos órganos, como la excelencia de un trabajo a la perfección de la herramienta!”.
Pg. 370 - ¿De la influencia de los órganos se podría inferir la analogía entre el desenvolvimiento de los órganos cerebrales y de las facultades morales e intelectuales?
Respuesta:
“No confunda el efecto con la causa. El espíritu posee siempre las facultades que le son propias; no son los órganos los que producen las facultades, más si estas las que determinan el desenvolvimiento de los órganos.
Pg. 371 — ¿Tiene fundamento la opinión según la cual los cretinos e idiotas poseen un alma de naturaleza inferior?
Respuesta:
“Ninguna” Traen un alma humana, con frecuencia más inteligente de lo que se puede creer, más sufren por la insuficiencia de medios para comunicarse, como sufre el mundo, por no poder hablar.
Pg. 372 - ¿Cuál es el objetivo de la providencia creando seres desgraciados como los cretinos e idiotas?
Respuesta:
“Los que habitan cuerpos de idiotas sufren un castigo. Padecen la vergüenza que experimentan y por la imposibilidad de manifestarse por órganos no desarrollados e imperfectos.
-¿No es, pues, exacto decir que los órganos no influyen en las facultades?
“Nunca lo dijimos: influyen y mucho en la manifestación de las facultades, sin embargo no las originan.
Veamos la diferencia: Un buen músico no tocará bien con un mal instrumento, lo que no le impedirá ser un buen músico.”
“Es preciso distinguir entre el estado normal y patológico. En el estado normal, lo moral vence los obstáculos que la materia le impone.
Hay casos, sin embargo, en donde la materia ofrece tal resistencia que las manifestaciones quedan impedidos o desnaturalizados, como en el idiotismo y en la locura. Son casos patológicos, y como el alma no disfruta en ellos de amplia libertad, hasta la ley humana la exime de la responsabilidad de sus actos”.
Pg. 375 - ¿Cuál es la situación del espíritu en la locura?
Respuesta:
“El espíritu en estado de libertad recibe directamente sus impresiones y ejerce directamente acción sobre la materia. Encarnado. Sin embargo, se encuentra en condiciones muy diferentes, y en la contingencia de servirse de los órganos especiales. Si en parte o en conjunto de esos órganos se modifica, se interrumpe con relación a ellos o que de ellos depende. Si pierde los ojos, queda ciego, si se le latera el oído, se torna sordo. Imagínese, ahora, que se trata del órgano que preside la inteligencia o la voluntad, y será fácil comprender que disponiendo el espíritu solamente de órganos incompletos o alterados, de ahí resultará una perturbación de la que el tendrá conciencia en su foro íntimo, más cuyo curso no podrá detener.”
-¿Entonces, el desorganizado es siempre el cuerpo y no el espíritu?
- “Cierto, más conviene no perder de vista que, así como el espíritu actúa en la materia, esta influye sobre el hasta cierto punto, y que el espíritu puede impresionarse momentáneamente con la alteración de los órganos por donde se manifiesta y recibe impresiones. Puede aún suceder que, durante mucho la locura, la repetición de los mismos actos ejerza influencia en el espíritu, de que solo se liberará con la completa liberación de toda impresión material”.
Entretanto, con mayor amplitud, Allan Kardec al explicar su teoría de la belleza, asienta esos principios de correlación entre caracteres psíquicos y anatómicos. Así, después de copiar elocuentes parágrafos de Charles Richard, de su libro Las revoluciones inevitables en el globo y en la humanidad, comenta:
Véase de estas juiciosas observaciones que el cuerpo se ha modificado en sentido determinado y según una ley, a la medida que el ser moral se desenvuelva; que la forma externa se haya en relación constante con el instinto y los apetitos del ser moral; que, cuanto más se aproxima a la animalidad, más la forma se animaliza, y, en fin, a la medida que se purifican los instintos materiales y dan lugar a los sentimientos morales, la envoltura externa, que ya no está destinada a la satisfacción de las necesidades groseras, reviste formas menos pesadas, más delicadas, en harmonía con la elevación y la delicadeza de los pensamientos.
La perfección de la forma es así consecuencia de la perfección del espíritu, donde se puede concluir que lo ideal de la forma debe ser la que reviste el espíritu en el estado de pureza, la que imaginan los poetas y verdaderos artistas, porque estos penetran por el pensamiento en los mundos superiores. Se dice hace mucho que la cara es el espejo del alma. Esta verdad, axiomática, explica el hecho vulgar de desaparecer ciertas fealdades al reflejo de las cualidades morales del espíritu, y la preferencia dada, muchas veces, a una persona fea, dotada de eminentes cualidades, en vez de la que posee la belleza plástica. Es que la fealdad solo consiste en las irregularidades de la forma; no excluye, sin embargo, la delicadeza de los trazos, necesarios a la expresión de los delicados sentimientos.
De lo que procede puede concluirse que la belleza real consiste en la forma que más se aparta de la animalidad y mejor refleja la superioridad intelectual y moral del espíritu, que es el ser principal. Influyendo lo moral sobre el físico, que el apropia a sus necesidades físicas y morales, se sigue que: 1º, el tipo de belleza consiste en la forma más propia a la expresión de las más altas cualidades morales e intelectuales: 2º, a la medida que el hombre se eleva moralmente su involucro se aproxima al ideal de la belleza, que es la angélica.
El negro puede ser bello para el negro, como un gato para otro, sin embargo no es lo bello en el sentido absoluto, porque los trazos groseros, los labios gruesos acusan la materialidad de los instintos; pueden expresar pasiones violentas, nunca, sin embargo, las delicadas variedades del sentimiento y las modelaciones de un espíritu elevado.
Es porque, me parece, podemos, sin fatuidad, juzgarnos más bellos que los negros y hotentotes, más seremos, tal vez, para las generaciones futuras perfeccionadas lo que los hotentotes son para nosotros; y, cuando ellos encuentren nuestros fósiles, lo tomaran por alguna variedad de animales.
Véase en fin lo que el propio Kardec dijo en otro estudio titulado “la carne es débil”: Hay pensamientos viciosos que son evidentemente del espíritu, porque dicen más con la moral que con lo físico, otros parecen la consecuencia del organismo y por esa razón existe menos responsabilidad.
Tales son las predisposiciones a la cólera, a la pereza, a la sensualidad etc.
Es perfectamente reconocido hoy en día por los filósofos espiritualistas que por órganos cerebrales, correspondiendo a las diversas actitudes, deben su desenvolvimiento a la actividad del espíritu. Un hombre no es músico porque tenga la tendencia de la música, más si tiene la tendencia de la música porque su espíritu es músico.
Si la actividad del Espíritu actúa sobre el cerebro, debe actuar igualmente sobre las demás partes del organismo. El espíritu, es por tanto, el artista del propio cuerpo, que amolda, por así decir, con el fin de apropiarlo a sus necesidades y a la manifestación de sus tendencias.
Siendo así, la perfección en las razas adelantadas sería el resultado del trabajo del espíritu, que perfecciona su organismo a la medida que las facultades aumentan (la Génesis según el espiritismo, cap. XI – Génesis espiritual) Por una consecuencia natural de este principio, las disposiciones
morales del espíritu deben modificar las cualidades de sangre, darle mayor o menor actividad, provocar una secreción más o menos abundante de bilis y otros fluidos, como el glotón a quien llega la saliva, el agua a la boca, a la vista como un manjar apetitoso.
No es el manjar el que sobre excita al órgano del paladar, visto que no hay contacto, es el espíritu que, por el pensamiento, actúa sobre el órgano, al paso que la vista del manjar no produce cualquier efecto en otro espíritu. Lo mismo sucede con todos los apetitos, con todos los deseos provocados por la vista.
Como ser espiritual independiente, preexisten y sobreviven al cuerpo, la responsabilidad que es absoluta, para la mayoría, pues, el primero y principal móvil de la creencia en el no es nada el espanto que causa responsabilidad, fuera de la ley humana, y a la cual suponen escapar cerrando los ojos.
Hasta hoy ninguna buena definición había para esta responsabilidad: no era más que un temor vago; donde, es preciso reconocerlo, en creencia no siempre admisibles para la razón: el espiritismo lo demuestra como una realidad patente, efectiva, sin restricción, como una consecuencia natural de la espiritualidad del ser; por eso ciertas personas tienen miedo del espiritismo, que las perturbaría, colocándoles en frente el terrible tribunal del futuro. Probar que el hombre es responsable por todos sus actos es probar su libertad de acción, y por tanto elevar su dignidad. La perspectiva de la responsabilidad fuera de la ley humana es el más poderoso elemento moralizador; el espiritismo conduce a ese fin por la fuerza de las cosas. Según las precedentes observaciones fisiológicas, puede admitirse pues, que el temperamento es al menos en parte determinada por la naturaleza del espíritu, que es causa y no efecto.
Decimos en parte, porque hay casos en que el físico influye evidentemente en la moral; cuando, por el.; un estado mórbido u anormal está determinado para una causa externa accidental, independiente del espíritu, como la temperatura, el clima, los vicios hereditarios de constitución, un mal pasajeros, etc.
La moral del espíritu puede entonces estar afectada en sus manifestaciones por el estado patológico, sin que sea modificada su intrínseca naturaleza.
Excusarse de las malas acciones por debilidad de la carne no es nada más que un pretexto para escapar a la responsabilidad. La carne es débil porque el espíritu es débil, lo que completa la responsabilidad de sus actos.
La carne, que no tiene pensamiento ni voluntad, nunca prevalece sobre aquel que piensa y quiere; el espíritu es quien da a la carne la calidad correspondiente a sus instintos, como un artista imprime a su obra material el sello del genio. El espíritu, libre de instintos da la bestialidad, construye un cuerpo que ya no es un tirano para sus aspiraciones, para su espiritualidad: siendo así, el hombre come para vivir, porque vivir es una necesidad, sin embargo ya no vive para comer.
Se conserva, por tanto, integra, la responsabilidad moral de los actos de la vida; dice, sin embargo, la razón que las consecuencias de esta responsabilidad deben ser proporcionales al desenvolvimiento intelectual el espíritu: cuanto más ilustrado, menos disculpable, porque con la inteligencia y el sentido moral nacen las nociones del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto. El salvaje, muy próximo a la animalidad, que cede al instinto del bruto, comiendo al semejante es, sin duda, menos culpable que la civilización que comete simplemente una injusticia”.
Aun hay más. Allan Kardec extiende esta teoría del paralelismo entre los caracteres del Espíritu y los del cuerpo, al afirmar que el espíritu desencarnado, en sus aspiraciones a los habitantes de la tierra, adopta, formas que también obedecen a este principio. Ninguna otra cosa se deduce de estos parágrafos (1) “Pudiendo tomar todas las formas, el espíritu se presenta bajo aquella que mejor lo da a conocer, si así lo desea. Aunque, como espíritu, no tenga ningún defecto físico, se presenta defectuoso, cojo, herido, con cicatrices, si es necesario para mostrar su identidad. Lo mismo en cuanto al vestuario
Los espíritus que ya nada conservan de los apetitos terrenos, se compone ordinariamente de una túnica de largas pliegues flotantes con una cabellera graciosa y ondulada. Los espíritus se presentan en general con las características de su elevación, como una aureola, que les dan el aspecto de ángeles resplandecientes y luminosos; otros, entre tanto, se muestran de acuerdo con sus ocupaciones terrenas; un guerrero aparecerá con su armadura, un sabio con un libro, un asesino con un puñal.
En los espíritus superiores se nota una figura hermosa, noble y tranquila; los inferiores tienen algo de feroz y bestial, y en ciertas ocasiones conservan las señales de los crímenes que cometieron o de los castigos que soportaron. Esta apariencia es real para ellos, y así suponen ser lo que muestran y esto se les torna un castigo.”
También se utiliza esa correlación entre la característica moral del espíritu y su caracterización externa, cuando Allan Kardec habla de la impresión que producían los espíritus en ciertos médiums:
Mediums sensibles e impresionables se designan, así, a las personas susceptibles de sentir la presencia de los espíritus, por una vaga impresión por una especie de repeluzno en los miembros, sin que el lo pueda explicar. Esa facultad puede adquirir tal sutileza, que aquel que la experimenta reconoce la naturaleza buena o mala del espíritu, su individualidad, como el ciego reconoce instintivamente la aproximación de tal o cual persona. Un buen espíritu produce siempre una impresión dulce y agradable; la del malo es desagradable y penosa; es como si estuviese en un ambiente impuro".


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