Artículos para hoy:
-Suicidas: Relato de un atéo
-¿ Qué será de mi después de la muerte?
- La evolución de las manifestaciones mediúmnicas.
-Vampiros emocionales
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SUICIDAS.
RELATO DE UN ATEO.
M.J. B.D... era un hombre de instrucción, pero imbuido hasta el último grado en las ideas
materialistas. No creía en Dios ni en su alma. Fue evocado dos años después de su muerte en la Sociedad de París, a petición de uno de sus parientes.
1. Evocación.
R. Sufro, soy réprobo.
2. Se nos ha rogado que os llamásemos de parte de vuestros parientes que desean conocer vuestra suerte. ¿Queréis expresarnos si nuestra evocación os es agradable o penosa?
R. Penosa.
3. ¿Vuestra muerte ha sido voluntaria?
R. Sí.
El espíritu escribe con dificultad. La escritura es muy grande, irregular, convulsiva y casi ilegible. Al principio demuestra cólera, rompe el lápiz y desgarra el papel.
4. Tened más calma, todos rogaremos a Dios por vos.
R. Me veo forzado a creer en Dios.
5. ¿Qué motivo os condujo a vuestra destrucción?
R. Fastidio de la vida sin esperanza.
Se concibe el suicidio cuando se vive sin esperanza. Se quiere evitar la desgracia a todo precio. Con el Espiritismo, el porvenir se desarrolla y la esperanza se legitima. El suicidio no tiene, pues, objeto. Al contrario, se reconoce que por este medio se evita un mal para caer en otro que es cien veces peor. He aquí por qué el Espiritismo ha arrancado tantas víctimas a la muerte voluntaria. Los que se esfuerzan en acreditar con sofismas científicos, y a pretensión de tener la razón de su parte, la idea desconsoladora, origen de tantos males y crímenes, de que todo acaba con la vida, son muy culpables. Serán responsables, no sólo de sus propios errores, sino de todos los males de que habrán sido causa.
6. Quisisteis evadiros de las vicisitudes de la vida, ¿habéis ganado en ello algo? ¿Sois más feliz ahora?
R. ¿Por qué no existe la nada?
7. ¿Queréis tener la bondad de describirnos vuestra situación lo mejor que podáis?
R. Sufro cuando me veo obligado a creer todo lo que negaba. Mi alma está como en ascuas, atormentada horriblemente.
8. ¿De dónde sacasteis las ideas materialistas que teníais en vuestra vida?
R. En otra existencia había sido malo, y mi espíritu estaba condenado a sufrir los tormentos de la duda, durante mi vida, bajo cuyos impulsos me suicidé.
Hay aquí todo un orden de ideas. Se pregunta uno muchas veces cómo puede haber materialistas, puesto que habiendo ya pasado por el mundo espiritual deberían tener de él la intuición. Pero, precisamente, esta intuición se niega a ciertos espíritus que han conservado su orgullo, y no se arrepintieron de sus faltas. Su prueba consiste en adquirir, durante la vida corporal, y por su propia razón, la prueba de la existencia de Dios y de la vida futura, que tienen incesantemente a la vista, pero con frecuencia la presunción de no admitir nada fuera de sus conocimientos domina todavía, y sufren la pena hasta que, vencido su orgullo, se rinden por fin a la evidencia.
9. ¿Cuando os ahogasteis, qué pensabais que vendría a ser de vos? ¿Qué reflexiones hicisteis en aquel momento?
R. Ninguna, era la nada para mí. He visto después que, no habiendo sufrido toda mi
condena, tenía aún que sufrir mucho más.
l0. ¿Estáis ahora bien convencido de la existencia de Dios, del alma y de la vida futura?
R. ¡Demasiado me atormenta esta idea!
11. ¿Habéis vuelto a ver a vuestro hermano?
R. ¡Oh! No.
12. ¿Por qué?
R. ¿Por qué queréis que unamos nuestros tormentos? Nos separamos en la desgracia, nos uniremos en la felicidad.
13. ¿Tendríais placer de volver a ver a vuestro hermano? ¿Podríamos llamarle para que
viniera a vuestro lado?
R. No, no, estoy demasiado bajo.
14. ¿Por qué no queréis que le llamemos?
R. Porque tampoco es feliz.
15. ¿Acaso teméis su presencia? ¡Quizá podría haceros bien!
R. No, más tarde.
16. ¿Deseáis expresar algo a vuestros parientes?
R. Que recen por mí.
17. Parece que en la sociedad que frecuentabais, algunas personas participan de las
opiniones que teníais en vuestra vida. ¿Tendréis que informarles algo con este objeto?
R. Ah, ¡desgraciados! ¡Ojalá creyesen en otra vida! Ésta es la mayor felicidad que puedo
desearles. Si pudieran comprender mi triste situación, mucho les haría reflexionar.
Evocación del hermano del precedente, que profesaba las mismas ideas, pero que no se
había suicidado. Aunque desgraciado, tiene más calma. Su escritura es clara y legible.
18. Evocación.
R. ¡Si el cuadro de nuestros sufrimientos pudiera serviros de lección útil y persuadiros de
que existe otra vida donde se expían las faltas, la incredulidad!
19. ¿Os veis recíprocamente con vuestro hermano, a quien acabamos de llamar?
R. No, huye de mí.
Podría preguntarse cómo pueden los espíritus huir en el mundo espiritual, donde no existen obstáculos materiales ni retiros ocultos a la vista. Todo es relativo en ese mundo, y en conexión con la naturaleza fluídica de los seres que lo habitan. Sólo los espíritus superiores tienen percepciones indefinidas. En los espíritus inferiores son limitadas, y para ellos, los obstáculos fluídicos hacen el efecto de los obstáculos materiales.
Los espíritus se ocultan los unos de los otros por un efecto de su voluntad, que obra sobre su envoltura periespiritual y los fluidos ambientes. Pero la Providencia, que vela sobre cada uno individualmente como sobre sus hijos, les concede o rehúsa esta facultad en virtud de las disposiciones morales de cada uno, y según las circunstancias es un castigo o una recompensa.
20. Toda vez que estáis más tranquilo que él, ¿podríais darnos una descripción más precisa de vuestros sufrimientos?
R. Cuando en la Tierra os veis obligados a confesar vuestros defectos, ¿no sufre vuestro
amor propio y vuestro orgullo? ¿No se rebela vuestro espíritu al veros humillados ante aquel que os demuestra que estáis en el error? Pues bien. ¿Qué creéis que sufre el espíritu que, durante una existencia, ha vivido persuadido de que nada existe después de él, que tiene razón contra todos?
Cuando de repente se encuentra en frente de la verdad resplandeciente, se aniquila, se humilla. A esto se agregan los remordimientos de haber podido olvidar por tanto tiempo la existencia de un Dios tan bueno, tan indulgente. Su estado es insoportable, no encuentra calma ni reposo. No encontrará tranquilidad hasta el momento en que la gracia santa, esto es, el amor de Dios, le conmueva, porque el orgullo se apodera de tal modo de nuestro pobre espíritu, que le envuelve enteramente, y le falta aún mucho tiempo para deshacerse de ese hábito fatal. Sólo la oración de nuestros hermanos puede ayudarnos a deshacernos de él.
21. ¿Queréis hablar de vuestros hermanos encarnados o de los espíritus?
R. De los unos y los otros.
22. Mientras que nos comunicábamos con vuestro hermano, una persona aquí presente ha
rogado por él. ¿Esta oración, le ha sido útil?
R. No se perderá... Si ahora rechaza la gracia, ésta le volverá cuando esté en estado de poder recurrir a esta divina panacea.
Vemos aquí otro género de castigo, pero que no es el mismo en todos los incrédulos. Independientemente del sufrimiento, hay la precisión, para este espíritu, de reconocer las verdades de que había renegado en su vida.
Sus ideas actuales denotan cierto progreso, comparativamente a otros espíritus que persisten en la negación de Dios. Esto ya es algo, y un principio de humildad el convenir en que se ha equivocado. Es más probable que, en su próxima encarnación, la incredulidad habrá hecho lugar al sentimiento innato de la fe.
Habiéndose transmitido el resultado de estas dos evocaciones a la persona que las había
solicitado, recibimos de esta última la contestación siguiente:
“Caballero, no os podéis figurar cuánto bien me han hecho las evocaciones de mi suegro y
de mi tío. Los hemos reconocido enteramente. La escritura del primero, sobre todo, tiene una analogía admirable con la que tenía en su vida. Tanto más que durante los últimos meses que ha pasado con nosotros era sobarbada e indescifrable. Se encuentra en dicha escritura la misma forma de los palos de la rúbrica y de ciertas letras. En cuanto a las palabras, a las expresiones y al estilo, es todavía más notable. Para nosotros la analogía es perfecta excepto que se halla más ilustrado acerca de Dios, el alma y la eternidad que negaba tan formalmente en otro tiempo. Estamos, pues, enteramente convencidos de su identidad. Dios será glorificado por nuestra creencia más firme en el Espiritismo, y nuestros hermanos, espíritus y encarnados, vendrán a ser mejores.
“La identidad de su hermano es menos evidente. Con la diferencia inmensa del ateo al
creyente, hemos reconocido su carácter, su estilo, su giro en las frases. Una palabra sobre todo nos ha sorprendido, es la de panacea; ésta era su palabra de costumbre, la decía y la repetía a todos a cada instante.
“He comunicado estas dos evocaciones a muchas personas, que se han quedado pasmadas de su veracidad. Pero los incrédulos, los que tienen las opiniones de mis dos parientes, hubieran querido respuestas aún más categóricas: que M. D..., por ejemplo, precisase el paraje donde ha sido enterrado, aquel en que se ha ahogado, de qué manera fue recogido su cadáver. Para satisfacerles y convencerles, ¿no podríais evocarle de nuevo? En este caso, ¿tendréis la bondad de dirigirles las preguntas siguientes?: ¿Dónde y cómo ejecutó su suicidio?, ¿cuánto tiempo permaneció bajo el agua?, ¿en qué sitio fue enterrado?, ¿de qué manera, civil o religiosa, se procedió a su inhumación?, etc.
“Os suplico tengáis a bien hacer que se conteste categóricamente a estas preguntas, que son esenciales para los que dudan todavía. Estoy persuadido del bien inmenso que eso produciría. Hago de modo que mi carta os llegue mañana viernes, a fin de que podáis hacer esta evocación en la sesión de la Sociedad, que debe tener lugar dicho día... etc.”
Hemos reproducido esta carta a causa del hecho de identidad que acredita. Nosotros añadimos aquí la respuesta que hemos dado, para instrucción de las personas que no están familiarizadas con las comunicaciones de ultratumba.
“...Las preguntas que deseáis que dirijamos de nuevo al espíritu de vuestro suegro son sin
duda dictadas con la laudable intención de convencer incrédulos, porque en ellas no vemos en vos ningún sentimiento de duda ni de curiosidad. Pero un conocimiento más perfecto de la ciencia espiritista os hubiera convencido de que eran superfluas. En primer lugar, me suplicáis que haga responder categóricamente a vuestro pariente: ¿ignoráis, sin duda, que no podemos gobernar a los espíritus a nuestro gusto? Responden cuando quieren, como quieren y a menudo como pueden. Su libertad de acción es todavía más grande que en su vida y tienen más medios de evitar la presión moral que se quisiera ejercer sobre ellos.
“Las mejores pruebas de identidad son las que dan espontánea y voluntariamente, o que
nacen de las circunstancias y casi siempre es inútil provocarlas. Vuestro pariente ha probado su identidad de una manera irrecusable según vos. Es, pues, más que probable que rehusaría responder a preguntas que justamente pueden considerarse como superfluas y hechas con la idea de satisfacer la curiosidad de personas que le son indiferentes.
“Podría responder, como han hecho muchas veces otros espíritus en semejante caso: «¿Para qué preguntarme cuestiones que sabéis?» Añadiré también que en el estado de turbación y de sufrimiento en que se encuentra, deben serle más penosas las investigaciones de este género. Es exactamente igual que si se quisiese obligar a un enfermo, que apenas puede pensar y hablar, a contar los detalles de su vida. Esto sería seguramente faltar a los miramientos que se deben a su situación.
“En cuanto al resultado que esperáis, estad persuadido de que sería nulo. Las pruebas de
identidad que se han suministrado tienen mayor valor, por lo mismo que son espontáneas, y nada podría sospecharse sobre el modo como se dieron. Si los incrédulos no están satisfechos de ellas, quizá lo estarían menos por medio de preguntas preparadas que podrían dar lugar a sospechas de connivencia. Hay gentes a quienes nada puede convencer. Verían con sus propios ojos a vuestro pariente en persona, y se creerían juguete de una alucinación.
“Me resta dirigiros aún dos palabras, sobre la súplica que hacéis de que se haga esta
evocación el mismo día en que recibiera vuestra carta. Las evocaciones no se hacen así, con el talismán. Los espíritus no responden siempre a nuestro llamamiento. Es preciso para esto que lo puedan o que lo quieran. Es necesario, además, un médium que les convenga, y que tenga la aptitud especial indispensable, que este médium esté disponible en un momento dado, que el centro sea simpático al espíritu, etc., circunstancias todas de las que no se puede jamás responder, y que importa conocer, tratándose de hacer las cosas con la formalidad necesaria.”
ALLAN KARDEC.
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¿ Qué será de mi después de la muerte?
Esa pregunta inquieta a muchas personas y las respuestas varían según las creencias.
¿ Al dejar el cuerpo físico, iremos al infierno?,¿Para el Cielo o el Paraíso?, ¿Para el Purgatorio?, ¿ O será que, según ciertas creencias, alguna ciudad cercada por altas murallas abrirá sus portones a fin de que quedemos protegidos de los malos espíritus?.
Veamos lo que dice el Espiritismo sobre este asunto. Solamente reproducimos aquí los textos que extrajimos de las obras de Kardec, poniéndolos en un orden que juzgamos que nos llevará a la comprensión de este tema tan discutido, pero poco conocido incluso por los espíritas.
Después cada texto consta en la referencia bibliográfica, para aquellos que desean profundizar en el tema.
Comencemos por comprender nuestra situación como Espíritus y como hombres.
Según la Ciencia Espírita no somos un cuerpo carnal que tiene un Espíritu temporalmente revestido de un cuerpo físico con el objetivo de progresar.
Somos Espíritus inmortales, en el cuerpo o fuera de él.
¿Qué definición se puede dar de los Espíritus?
"Puede decirse que los Espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el Universo, fuera del mundo material".
- Verdad y Luz- Marzo 2017-
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LA EVOLUCIÓN EN LAS MANIFESTACIONES MEDIÚMNICAS
Uno de los primeros fenómenos mediúmnicos de efectos físicos más notorios durante el siglo XIX fue el de las mesas giratorias. Este fenómeno despertó la curiosidad de muchas personas, que pasaron a practicarlo como un elemento de distracción y curiosidad. Sin embargo, con el tiempo, su uso y finalidad fue diferenciando a sus practicantes. Por un lado, aquellos que lo utilizaban como una moda, apenas un mero pasatiempo, y por otro, aquellos que trataron de encontrar lo que se escondía detrás de dichas manifestaciones y su razón de ser.
Como nos indica el Codificador Allan Kardec; es innegable que el fenómeno de las mesas giratorias supuso un punto de partida a lo que hoy conocemos como Espiritismo.
Cuando se pudo verificar que el comportamiento de las mesas; es decir, los movimientos, ruidos y golpes, obedecían a inteligencias externas, se decidió establecer un código rudimentario, bastante simple, para que dichas entidades contestaran a las preguntas que se les formularán; en principio, con un sí o un no; para más tarde, perfeccionarlo con un nuevo código de golpes que identificara a cada letra del alfabeto y así, poder construir frases completas, permitiendo un verdadero diálogo, aunque lento y penoso.
Los sistemas fueron evolucionando, comenzando por adosar un lápiz a la pata de una mesa muy ligera, y en el suelo un papel en blanco. Con posterioridad se fue reduciendo, de forma progresiva, el tamaño del soporte del lápiz hasta sujetarlo finalmente en una simple tablilla. En el fondo no eran más que apéndices de la propia mano del médium. Más adelante, se decidió prescindir de los objetos intermedios y sujetar directamente el lápiz con la mano para recibir los mensajes venidos desde el otro plano. A resultas de estos cambios, surgió la psicografía, tal y como la conocemos hoy día.
Comenzaba una nueva era para la Humanidad en la que las manifestaciones mediúmnicas de todo tipo afloraron a lo largo de todo el planeta. El plano espiritual, o si lo preferimos, la otra dimensión, dejaba de ser algo extraño y alejado de la realidad material. Muchos sensitivos percibían de múltiples formas a aquellos que ya no pertenecían al ámbito físico.
El intercambio necesitaba, como hemos podido comprobar en la mediumnidad de efectos físicos, una maduración a través de la práctica y de la experiencia. Los métodos se simplificaban, se perfeccionaban, y han seguido así en constante progresión hasta nuestros días.
Sabemos que el Espiritismo es, ante todo, una ciencia experimental en constante renovación, y
como tal, requiere mucha observación y análisis para incorporar aquello que pueda mejorar la comunicación con el mundo espiritual, y al mismo tiempo, prescindir de prácticas que pudieran haber quedado obsoletas.
Del mismo modo que los precursores del pasado se esforzaron para que el trabajo con el plano espiritual fuese cada vez más efectivo, hoy día debemos seguir actuando de idéntica forma.
Antes de seguir adelante debemos recordar que, a través de las múltiples posibilidades que nos presenta la mediumnidad, se consiguen tres objetivos básicos: En primer lugar, la constatación de la vida espiritual y de la supervivencia del alma después de la muerte. En segundo lugar, recibir la formación, los testimonios y los conocimientos en los que beber y estudiar y, en tercer lugar, la práctica de la caridad para con los desencarnados sufrientes, mediante la oración colectiva y la orientación que se les transmite.
Es por tanto, tiempo ya de replantearse los viejos métodos de trabajo para sustituirlos por otros más dinámicos, más eficientes y acordes con la realidad espiritual de este momento; con aquellas exigencias que nos demandan las entidades benefactoras que colaboran con el plano material.
Quedan atrás ciertas prácticas obsoletas e ineficaces, como la de cogerse las manos para formar una cadena. Es totalmente innecesario, el propio Kardec hace mención a este asunto; la cadena que se pretende establecer es psíquica, no física.
Otro error muy habitual es el uso de movimientos de mano sobre el médium que ha incorporado al espíritu sufriente con la intención de “darle luz” y, que ha venido realizándose por parte del orientador. Es un procedimiento completamente estéril que se encuentra ya en desuso en la inmensa mayoría de grupos espiritas.
Otra práctica también innecesaria es la de situar las manos sobre el agua que se desea fluidificar, considerando imprescindible la intervención física y olvidando que son los espíritus colaboradores quienes realmente efectúan el trabajo. Cualquier persona podrá solicitar la fluidificación del agua a través de la oración, por tanto, nadie posee dones especiales.
Alcanza la ignorancia a algunos pseudo-médiums que pretenden hacer creer a los incautos que pueden “desarrollar” las facultades de otras personas, arrogándose así de atributos que en modo alguno poseen. Las facultades mediúmnicas son siempre desarrolladas por los especialistas espirituales en conjunción con los protectores de cada encarnado y, éste último será siempre responsable del uso conveniente de su facultad. Este es un atributo recibido de Dios; por tanto, nadie puede presumir de tener capacidad para ello.
Otra equivocación muy común entre los orientadores, es la pretensión de esclarecer a los espíritus sufrientes preguntando con exceso de detalle sobre su situación, incitándoles a revivir experiencias traumáticas y muy desagradables y, dejándose llevar a su vez por las emociones del perturbado. El orientador debe usar un dialogo breve y conciso, con mensajes claros y sencillos que ayuden al sufriente a reconocer la transitoriedad de su situación y que la ayuda continuará a través de los especialistas del plano espiritual.
Otro error también muy extendido es la costumbre de propiciar el testimonio de los participantes
para, después de la práctica mediúmnica, comentar impresiones y estimular la imaginación y la sugestión, olvidando los códigos de prudencia y dejando de lado el sentido real de los trabajos, que no es otro que la práctica de la caridad desde la humildad y la sencillez.
También el abusar del pase; considerarlo como una especie de asepsia espiritual rutinaria y obligatoria, tanto para entrar como para salir de las reuniones.
Como podemos ver, en casi todos los casos mencionados existe un denominador común, que no es otro que la vieja creencia de considerar necesaria la intervención personal y directa en los trabajos de índole mediúmnica. No caemos en la cuenta de que con dichas prácticas fomentamos el personalismo y el afán de notoriedad; justo todo lo contrario a su verdadero propósito. Recordemos al Evangelio: “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”.
Muchas veces se olvida un axioma fundamental, y es que: “EL PENSAMIENTO ES EL TODO”. El pensamiento es una vibración muy poderosa, que unida a la de otras personas con los mismos deseos e intenciones, se convierte en algo excepcional. Un recurso suficiente para que los mentores espirituales puedan hacer su trabajo con garantías.
Hemos de ser conscientes que “EL VERDADERO TRABAJO MEDIUMNICO LO HACEN LOS SERES ESPIRITUALES SUPERIORES”. La aportación de los humanos es ínfima. ¡¡No lo olvidemos nunca!!.
Para que un trabajo llegue a buen puerto, la reunión mediúmnica debe prepararse a lo largo de toda la semana, manteniendo una forma de vida saludable, unos pensamientos optimistas, apoyándose en todo momento en la oración, para así, mantener el equilibrio y la lucha contra nuestras malas inclinaciones y, cultivando la fraternidad, el compañerismo, la amistad, el diálogo constructivo, la lectura y el estudio en la medida de lo posible. Todos esos elementos de trabajo interior, de buena práctica moral y espiritual son los que nos capacitarán para un correcto desenvolvimiento mediúmnico, personal y colectivo, en el desarrollo los trabajos.
José Manuel Meseguer
( art. tomado de Amanecer Espírita)
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Vampiros Emocionales
Lo mejor que puedes hacer para que este tipo de personas no afecten a tu salud mental es alejarte de ellas
“Están ahí afuera, disfrazados de gente normal, hasta que sus necesidades internas los convierten en depredadores. No buscan vuestra sangre, sino vuestra energía emocional.
Tienen el poder no solo de exasperaros, sino de hipnotizaros, de obnubilaros la mente con promesas falsas hasta enredaros en sus hechizos. Los vampiros emocionales os atraen para luego vaciaros.
Los vampiros emocionales son vecinos cálidos y cordiales delante de vosotros, que a vuestra espalda extienden rumores.
Al principio, parecen mejores que las personas corrientes. Son brillantes, encantadores. Os caen bien, confiáis en ellos, esperáis más de ellos que de otras personas.
Esperáis más, pero recibís menos y al final os capturan. Los invitáis a que entren en vuestra vida y rara vez os dais cuenta del error hasta que han desaparecido, dejándoos vacíos, las carteras vacías o, quizá, el corazón roto. Aún entonces os preguntáis… ¿Serán ellos o yo?. Son ellos. Vampiros emocionales.”
Extracto de la obra “Vampiros Emocionales” de Albert J. Bernstein.
5 tipos de vampiros emocionales
Al igual que el resto de uniones que desarrollamos a lo largo de nuestra vida, los vínculos emocionales crecen de una u otra forma según cómo sean alimentados. Naturalmente, si les damos de comer tristeza, envidia, quejas o enfados constantes, lo que haremos será crear vínculos poco saludables.
De sobra es sabido por todos que hay relaciones que pueden ser excesivamente perjudiciales para nosotros, generando un drama de enormes dimensiones y atentando contra nuestro equilibrio emocional.
Hay personas que, intencionalmente o no, pueden hacernos sentir deprimidos, abrumados, enfadados e incluso aniquilados.
Lo cierto es que, sin estrategias eficaces de autodefensa para mantenerlos a raya, somos un suculento plato para los manipuladores emocionales, lo que hace que acabemos desarrollando comportamientos y síntomas poco saludables (comer en exceso, aislarse, cambiar de humor fácilmente, sentirse constantemente fatigados…).
Se les ha llamado de muchas maneras: personas tóxicas, vampiros o depredadores emocionales, parásitos, etc. Sea como sea, aunque esta clasificación no tenga base científica, hay personas que agotan y nos hacen entrar en un estado de hundimiento emocional que nos resulta difícil de sobrellevar.
“No son intrínsecamente malos, pero su inmadurez les permite operar sin pensar si sus actos son buenos o malos.” Albert J. Bernstein
A continuación, os definimos 5 tipos de personas que intoxican nuestras emociones, chupando nuestras energías como un vampiro y acechándonos como si de un depredador se tratase.
1. La persona pasivo-agresiva
Son expertos en maquillar y azucarar la hostilidad. Expresan su enfado con una sonrisa en la cara o con excesiva preocupación, pero siempre con una templanza que exaspera.
Gran parte de nosotros ha usado esta técnica alguna vez pero, sin embargo, estas personas abusan de ella, provocando que perdamos los papeles ante ellos.
La mejor estrategia de autodefensa es dirigir su comportamiento, manteniendo plenamente nuestras convicciones, creando límites y haciéndolos valer.
Merecemos ser tratados con amor y sinceridad y no debemos permitir que nos hablen “como si nos estuviesen perdonando la vida”.
2. La persona narcisista
Se creen el centro del universo. Son egocéntricos, vanidosos y están hambrientos de admiración y atención. Pueden mostrarse como personas inteligentes y encantadoras, hasta que ven amenazada su condición de gurú, de ejemplo a seguir o de autoridad intelectual.
Pueden trabajar como personas entusiastas y creativas mientras vuestros objetivos coincidan. Sin embargo, cuando las necesidades son incompatibles, sacan sus colmillos.
Dado que su lema es “yo primero”, enfadarnos o expresar de forma asertiva nuestras necesidades no tendrá ningún efecto sobre ellos. Ya que suelen carecer de empatía, o la tienen bien enterrada, pueden tener dificultades para entender el amor incondicional fuera de sí mismos. Ellos son lo primero y, cuando no lo sean, crearán conflicto.
Así es que la mejor autodefensa es disfrutar de sus buenas cualidades, pero siendo realistas a la hora de plantear nuestras expectativas con respecto a ellos. Mientras tanto, no dejes que te aplasten ni que te hagan sentir inferior, entiende que su narcisismo es su necesidad.
Puedes conseguir su cooperación siempre que apeles a su propio interés y les muestres cómo tu solicitud les beneficiará.
3. La persona furiosa
Este vampiro se ocupa en el oficio de acusar, de atacar, de humillar, de criticar y de crear conflicto. Son adictos a la ira, retienen a la gente y la castigan con frecuencia. Pueden llegar a romperte en mil pedazos con su furia.
La mejor estrategia de autodefensa es proteger tu autoestima para que su ira no se la lleve por delante. Tómate tu tiempo, crea pausas y respira. Trata de mantenerte equilibrado ante sus ataques y no respondas hasta que no estés calmado.
De esta manera, conseguirás desarmar a esta persona, haciéndole que tome conciencia de la importancia de reconocer y de atender a tu opinión sobre el asunto.
Estas personas sufren mucho con sus ataques. Atendiendo de manera calmada a sus peticiones lograremos empatizar con ellos.
4.- La persona mártir
Los mártires son los reyes y reinas del drama. Los podemos encontrar en cualquier parte. Ellos saben cómo hacer que te sientas mal por algo. Están constantemente presionando los botones de la inseguridad y echando sal en tus heridas.
La mejor autodefensa es trabajar la idea de que tenemos que ser perfectos y responsables en todo momento. Todo el mundo comete errores. No obstante, cuando te sientas culpable por algo, lo mejor es apartarse a otro lugar, reflexionar sobre lo que nos duele y llorar si es necesario.
También puedes responder a sus ataques con una declaración positiva como la siguiente: “Comprendo tu punto de vista., pero cuando dices __ hieres mis sentimientos. Te agradecería que no lo siguieses haciendo”.
5.- La persona celosa y chismosa
Son las personas entrometidas, esas que se deleitan hablando de los demás a sus espaldas, arrastrando su reputación y difundiendo rumores maliciosos. Cuando hacen esto, todo el mundo a su alrededor se siente humillado y menospreciado.
La mejor autodefensa es no preocuparse por lo que esa persona dice de nosotros y no tomarse sus chismes como algo personal. La actitud correcta es subir un escalón e ignorarlos.
Por otro lado, si estamos en un grupo y comienzan a hablar sobre alguien, lo mejor es cambiar de tema y nunca compartir ningún chisme.
No obstante, es adecuado dejarles claro que sabes lo que están haciendo y que eso no te hace bien. Podemos dirigirnos a ellos y decirles algo así como “Tus comentarios son hirientes. ¿Cómo te sentirías si dijesen eso de ti? Por favor, deja de hablar sobre mí” .
Vampiro
Identifica a las personas que te causan dolor emocional y genera tus mecanismos de autodefensa para que no se cobren tu bienestar psicológico.
Tomar distancia y alejarse de las personas complicadas mejora la salud.
Fuente principal: “Vampiros Emocionales” de Albert J. Bernstein
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