domingo, 3 de septiembre de 2017

¿Cómo se estructuran las Jerarquías Espirituales?




Hoy tenemos los siguientes artículos:

-- Encarnación de los Espçiritus
- 156 años del Libro de los Médiums
- Las drogas y su repercusión espiritual
- ¿Cómo se estructuran las jerarquías espirituales?



                                                                                           
                                   Encarnación de los Espíritus 

17. El espiritismo nos enseña de qué manera se produce la unión del Espíritu con el cuerpo, en la encarnación. 
Por su esencia espiritual, el Espíritu es un ser indefinido, abstracto, que no puede ejercer una acción directa sobre la materia, sino que precisa un intermediario. Ese intermediario es la envoltura fluídica, que en cierto modo es parte integrante del Espíritu. 
Se trata de una envoltura semimaterial, es decir, que pertenece a la materia por su origen y a la espiritualidad por su naturaleza etérea. 
Como toda la materia, es extraída del fluido cósmico universal, el cual en esa circunstancia experimenta una modificación especial. 
Esa envoltura, denominada periespíritu, hace de un ser abstracto, el Espíritu, un ser concreto, definido, que puede ser aprehendido mediante el pensamiento. Lo vuelve apto para actuar sobre la materia tangible, conforme sucede con todos los fluidos imponderables, que son, como se sabe, los más poderosos motores. 
El fluido periespiritual constituye, por consiguiente, el lazo de unión entre el Espíritu y la materia. Durante su unión con el cuerpo sirve de vehículo al pensamiento del Espíritu, para transmitir el movimiento a las diferentes partes del organismo, las cuales actúan por impulso de la voluntad, y para hacer que repercutan en el Espíritu las sensaciones producidas por los agentes exteriores. 
Los nervios son sus hilos conductores, como en el telégrafo el fluido eléctrico tiene como conductor al hilo metálico. 

18. Cuando un Espíritu debe encarnar en un cuerpo humano en vías de formación, un lazo fluídico, que no es más que una expansión de su periespíritu, lo vincula al embrión que lo atrae con una fuerza irresistible desde el momento de la concepción. A medida que el embrión se desarrolla, el lazo se acorta. Bajo la influencia del principio vital material del embrión, el periespíritu, que posee ciertas propiedades de la materia, se une molécula a molécula al cuerpo que se forma. Por eso es posible decir que el Espíritu, por intermedio de su periespíritu, se enraíza en cierto modo en ese germen, como lo hace una planta en la tierra. Cuando el embrión llega a la plenitud de su desarrollo, la unión es completa, y entonces nace a la vida exterior. 
Por un efecto contrario, esa unión del periespíritu y de la materia carnal, que se efectúa bajo la influencia del principio vital del embrión, cesa cuando ese principio deja de actuar, a consecuencia de la desorganización del cuerpo. La unión, mantenida hasta ese momento por una fuerza actuante, cesa en el momento en que esa fuerza deja de actuar. Entonces, el periespíritu se desprende, molécula a molécula, del mismo modo que se había unido, y el Espíritu es devuelto a la libertad. Por lo tanto, no es la partida del Espíritu la que causa la muerte del cuerpo, sino que esta es la que causa la partida de aquel.* 
Dado que un instante después de la muerte la integridad del Espíritu es completa, y que sus facultades adquieren incluso un mayor poder de penetración, mientras que el principio de vida se ha extinguido en el cuerpo, queda demostrado sin ninguna duda que el principio vital y el principio espiritual son dos cosas distintas. 

EL GENESIS 
ALLAN KARDEC 

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