jueves, 2 de noviembre de 2017

Cuando desencarna un ser muy querido



 Artículos seleccionados para hoy:

- Transición planetaria
- ¿ En qué aspectos se evoluciona?
- Cuando desencarna un ser muy querido
- Relaciones de los Espíritus con los hombres





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                              TRANSICIÓN PLANETARIA

    Se vive en la Tierra, el momento de la gran transición de mundo de pruebas y expiaciones a mundo de regeneración.
    Las alteraciones que se observan son de naturaleza moral, invitando al ser humano a la mudanza de comportamiento para mejor, alterando los hábitos viciosos, a fin de que se instalen los paradigmas de la justicia, del deber, del orden y del amor.
 
     Ya fue anunciada esta transformación, que es inherente al proceso de la evolución, desde el Sermón profético anotado por el evangelista Marcos, en el capítulo XIII de su libro, cuando el Divino Maestro presentó las señales de los tiempos futuros tras los acontecimientos dolorosos que señalarían los diferentes períodos de la evolución.

    Siendo el ser humano un Espíritu en proceso de crecimiento intelecto-moral, atraviesa diferentes niveles con los que va madurando, a fin de desarrollar el instinto, después la inteligencia, la conciencia, en dirección a la intuición, que será alcanzada mediante la superación de experiencias primarias, que lo señalan profundamente, atándolo, no es raro, a su naturaleza animal en detrimento de aquella espiritual, que es su realidad.

    Mediante las reencarnaciones, etapa tras etapa, se le ofrece el proceso de eliminación de las imperfecciones morales, que se transforman en valores relevantes, impulsándolo en la dirección de la plenitud que le está destinada.

    Errando o corrigiéndose, realizando intentos de progreso y cayendo, para luego levantarse, ese es el método de desarrollo que a todos impulsa en dirección a su felicidad plena.

     Heredero de los conflictos en que se retorcía en las fases iniciales, debe afrontar los condicionamientos enfermizos, trabajando para la adquisición de nuevas experiencias que le constituyan directrices de seguridad para su avance.

     Ante las situaciones críticas por la ruta carnal, generando complicaciones afectivas, porque lejos de las emociones sublimes de amor y actuando más por los instintos, especialmente aquellos que se refieren a la preservación de la vida, a su reproducción, a la violencia para la defensa sistemática de la existencia corporal, agrede, cuando debería dialogar, acusa, en el momento en que le sería lícito silenciar la ofensa o la agresión, dando lugar a los enfrentamientos infelices generadores de resentimiento, de odio, de deseo de venganza, esos hijos inconsecuentes del ego dominador.

    El impositivo del progreso, sin embargo, es inamovible, presentándose como necesidad de liberación de las amarras vigorosas que lo retienen en la retaguardia, ante el deotropismo que lo fascina y termina por arrebatarlo.

   Situado, por la fuerza del determinismo, en la coyuntura del libre albedrío, no siempre lógico, sólo al impacto del sufrimiento despierta para comprender cuán indispensable le resulta la adquisición de la paz, la conquista del bienestar…

   En ese momento, se da cuenta de los males practicados, de los perjuicios causados a otros, naciéndole el anhelo de recuperarse, auxiliando a aquellos que fueron perjudicados por su ineptitud o primitivismo en relación a los deberes que forman parte de los códigos soberanos de la ética de la vida.
    Retrasándose o avanzando por las sendas libertadoras, desarrolla los tesoros dormidos en la mente y en el sentimiento, que aprende a situar al servicio del progreso, avanzando consciente de sus propias responsabilidades.

   Infelizmente, ese despertar de la conciencia se realiza muy lentamente, dando lugar a las indisciplinas que se repiten a cada momento, a las luchas sangrientas terribles.

   Predominan, de ese modo, las conductas arbitrarias y perversas en la sociedad actual, en contraste ofensivo con las adquisiciones tecnológicas y científicas logradas a lo largo de los tiempos.

    Se observan a menudo los síntomas de los buenos sentimientos, cuando alguien es víctima de una circunstancia aciaga, moviendo grupos de socorro, al tiempo que otras criaturas se transforman en seres-bomba, asesinando fanática y cobardemente a otros que nada tienen que ver con las tragedias que pretenden remediar a través de medios más funestos e inadecuados que aquellas que pretenden combatir…
     Movimientos de protección a los animales sensibilizan a muchos segmentos de la sociedad; sin embargo, incontables personas permanecen indiferentes a millones de niños, ancianos y enfermos que mueren de hambre cada año, no por falta de alimento que el planeta proporciona, sino por ausencia total de compasión y de solidaridad…

     Fenómenos sísmicos aterradores sacuden el orbe terrestre con frecuencia, despertando la solidaridad de otras naciones, en relación a aquellas que fueron víctimas, mientras, simultáneamente, armas llamadas inteligentes siegan otras centenas y millares de vidas, al servicio de la guerra, o de revoluciones interminables, o de crímenes perpetrados por organizaciones dedicadas al mal…

   Son esas paradojas de la vida en sociedad que la gran transición que ahora tiene lugar en el planeta modificará.
     Las criaturas que persistan en la acomodación perversa de la indiferencia ante el dolor de su hermano, que marquen la existencia a través de la criminalidad, conocida o ignorada, que firmen un pacto de adhesión a la extorsión, al soborno, a los diversos comportamientos delictivos del denominado cuello blanco, manteniendo una conducta egoísta, burlándose de las aflicciones del prójimo, complaciéndose en la lujuria y en la drogadicción, en la explotación indebida de otras vidas, durante un largo período no dispondrán de medios para permanecer en la Tierra, siendo exiliadas hacia mundos inferiores, donde serán útiles limando las aristas de las imperfecciones morales, a fin de retornar, más tarde, al seno generoso de la madre-Tierra, que hoy no quisieron respetar.

   El egregio codificador del Espiritismo, asesorado por las Voces del Cielo, se detuvo, más de una vez, en el análisis de los trágicos acontecimientos que sacudirían a la Tierra y a sus habitantes, a fin de despertar a estos últimos a las responsabilidades para consigo mismos y en relación a la primera.

   En El Libro de los Espíritus, en el capítulo dedicado a la Ley de destrucción, el insigne maestro de Lyon estudia las causas y razones de los desequilibrios que se producen con frecuencia en el planeta, ocasionando tanto las tragedias colectivas como las producidas por el ser humano, y constata que es necesario que todo se destruya, a fin de poder renovarse. La destrucción, por lo tanto, simplemente se produce para la transformación molecular de la materia, nunca alcanza al Espíritu, que es inmortal.

   De este modo, las grandes calamidades de una u otra procedencia tienen como finalidad invitar a la criatura humana a reflexionar en torno a la transitoriedad de la jornada carnal en relación a su inmortalidad.

    Los dolores que fluyen de esos fenómenos denominados flagelos destructores, objetivan hacer que la «Humanidad progrese más deprisa. ¿No dijimos ya que la destrucción es una necesidad para la regeneración moral de los Espíritus, que, en cada nueva existencia, suben un grado en la escala de su perfeccionamiento? Es necesario que se vea el objetivo, para que los resultados puedan ser apreciados. Solamente desde vuestro punto de vista personal los apreciáis; de ahí viene que los califiquéis de flagelos, por efecto del perjuicio que os causan. Estas subversiones, sin embargo, son frecuentemente necesarias para que se dé más pronto el advenimiento de un mejor orden de cosas y para que se realice en algunos años lo que exigiría muchos siglos».

    Esto es, por lo tanto, lo que ocurre en los días actuales. Los dolores alcanzan niveles casi insoportables y la locura que se apodera de los campamentos terrestres tiene carácter pandémico, junto a los trastornos depresivos, a la drogadicción, al sexo descontrolado, a las fugas psicológicas espectaculares, a los crímenes estremecedores, a la ausencia de respeto a las leyes y a la ética, a la desconsideración de los derechos humanos, de los animales y de la Naturaleza... Se llega al máximo desequilibrio, permitiendo la interferencia divina, a fin de que se opere la gran transformación que todos necesitamos urgentemente.

   Contribuyendo en la gran obra de regeneración de la Humanidad, Espíritus de otra dimensión están inmersos en las sombras terrestres, a fin de que, junto a los nobles misioneros del amor y de la caridad, de la inteligencia y del sentimiento, que protegen a los seres terrestres, puedan modificar los paisajes aflictivos, facultando el establecimiento del Reino de Dios en los corazones.

   Reconocemos que esta información nuestra podrá causar extrañeza en algunos estudiosos del Espiritismo, e incluso reacciones más severas en otros… No obstante, nos permitimos la licencia de presentar nuestro pensamiento tras la convivencia con nobles mentores que trabajan en el elevado programa de la gran transición…

   Equipos de apóstoles de la caridad en el plano espiritual también descienden al planeta sufrido, a fin de contribuir en favor de los cambios que deben operarse -atendiendo a aquellos que se encuentran atormentados por la desencarnación violenta, inesperada, o padeciendo el yugo de obsesores crueles o fijados en una rebeldía injustificable, considerándose adversarios de la Luz, miembros de la saña del Mal- a fin de mejorar la psicoesfera vigente, facilitando de ese modo el trabajo de los Mensajeros de Jesús.

    En la presente obra, presentamos tres fases distintas, pero que se complementan, en torno al trabajo al que fuimos convocado, merced a la compasión de Amor, con el fin de acompañar a las acciones de ennoblecimiento de dignos y valerosos Benefactores, vinculados al programa en desarrollo referido a la transición planetaria que se viene operando desde hace ya algún tiempo…

   No tenemos otro objetivo sino estimular a los servidores del Bien a proseguir en el ministerio, a cualquier coste, sin desánimo ni contrariedad, permaneciendo convencidos de que se encuentran amparados en todas las situaciones, por más dolorosas que se les presenten.

    Procuramos sintetizar las operaciones de socorro a los desencarnados víctimas del tsunami ocurrido en el Océano Índico, devastador y de consecuencias graves, que permanece todavía generando sufrimiento y desánimo, especialmente porque es seguido de otros tantos que continúan ocurriendo con frecuencia asustadora…

   Seguidamente, nos referimos a la contribución especial de los Espíritus dedicados a las tareas de reencarnación de nuevos obreros, terrestres o voluntarios de otra dimensión cósmica, pasando al análisis de los tormentos que invaden la Tierra, así como de la interferencia de los Espíritus infelices, que se complacen en mantener el terrible estado actual de aturdimiento.

   No obstante, en todos los momentos, procuramos demostrar la providencial misericordia de Jesús, siempre atento con Sus mensajeros a todos los acontecimientos planetarios, minimizando las aflicciones humanas y abriendo espacio al día radiante de mañana, que se aproxima, rico en bendiciones y en plenitud.

    Agradeciendo al Señor por nuestras vidas y a los Espíritus superiores investidos de la sublime tarea de la gran transición planetaria, por habernos concedido la honra del trabajo a su lado, soy el servidor dedicado de siempre.
Salvador, 09 de abril de 2010.
Manoel Philomeno de Miranda

1 Agradecemos a Divaldo P. Franco su generosidad al permitir la publicación de la introducción del libro Transição planetaria, (Salvador, (Brasil) : LEAL, 2010), en primicia en castellano para la Revista Espírita de la Fee. 2 Nota de la trad.: «No estamos en la Tierra por azar. Nuestra vida está programada. El psiquismo Divino está dentro de nosotros. Se desenvuelve, se agiganta. El Deotropismo nos atrae; la Misericordia Divina nos espera y, a medida que vamos tomando conciencia, nos cumple el deber de realizar la transformación íntima, a fin de lograr la realización para la cual estamos encarnados» (Atendimento fraterno, psicografía de Divaldo Pereira Franco, dictada por el espíritu Manoel Philomeno de Miranda). 3 Nota del autor espiritual: El Libro de los Espíritus de Allan Kardec. Parte 3ª. Capítulo VI, cuestión nº 737, 29ª ed. de la FEB.


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¿ EN QUÉ ASPECTOS SE EVOLUCIONA ?


      La evolución  global  del Ser  espiritual o humano, se realiza  en   tres  aspectos: el  intelectual,  el volitivo  y  el  moral.
    El progreso intelectual supone un desarrollo de la inteligencia y  lo aplicamos (o lo deberíamos aplicar) al propio bienestar y mejora material y social.
        El progreso moral es aplicado al particular progreso espiritual  y  también repercute en el progreso social del ser humano, al que la convivencia  en sociedades  a lo largo de los tiempos  siempre le ha sido necesaria  para sobrevivir y como algo intrínseco en su naturaleza. Esta necesidad  de convivir le supone la capacidad de compartir y de darse a los demás, y conforme se depura el espíritu humano, le es cada vez más fácil  de realizar  gracias a su mayor nivel ético  y moral.  En este progreso moral y social han tenido mucho que ver las religiones, o mejor dicho, los códigos éticos y morales que han dejado los Mensajeros y Profetas alrededor de cuyas enseñanzas, estas se han forjado.
  Por último,  el  progreso o evolución necesita de su aspecto  volitivo como fuerza psíquica que  desarrolla  nuestra fuerza de voluntad  y que actúa  como el  necesario  motor impulsor de los otros dos aspectos  del  progreso evolutivo. De aquí vemos como es muy importante para todo ser humano, el conocer esta realidad y entrenar para fortalecer su fuerza de voluntad, sin la cual  apenas habrá progreso intelectual ni moral.

- Jose Luis Martín-

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     CUANDO DESENCARNA UN SER MUY 
                           QUERIDO
.                                      (Reflexión) 

La muerte de un familiar no es nada fácil. 

Todo en la vida sucede por alguna razón y aunque duela se tiene que aceptar, el día menos pensado obtendrás las respuestas que tanto has buscado. 

Tratemos de no llorarlo, sino recordarlo con amor, porque cada vez que lloramos él sufre, se le dificulta evolucionar. 

A las almas más avanzadas, les resulta mucho más fácil vivir la "transición" que a los seres menos evolucionados, los cuales se niegan rotundamente a abandonar sus cuerpos y aún dándose cuenta de la pérdida de éstos, se aferran a su antigua vida y crean lazos enfermizos con aquellas personas que les rodearon en vida. 

No debe de ser tan sencillo dejar atrás tanta atadura...sobre todo para los espiritus poco evolucionados. 

Pensemos que no están perdidos para siempre, el espiritu es inmortal, ellos continúan vivos en el mundo espiritual y algún dia, si lo mereceis os reencontrareis. 

Aunque es inevitable sentir la perdida física de un ser al que amamos. 

Se comprende el vacío que deja la ausencia física tras la partida de un ser tan querido, nuestro destino es el mundo espiritual, al que todos partiremos y en el cual si Dios lo permite volveremos a reencontrarnos. 

Roguemos a Dios, fuerza para superar su momentánea ausencia , nunca perdamos la Paz, la alegría y la esperanza. 

Los ritos, ceremonias, misas pagadas, liturgias, etc no tienen ninguna utilidad para  los espiritus. 

Ellos necesitan de nuestra oración sentida desde nuestro interior, desde lo mas profundo de nuestra alma, inundadas con toda nuestra bondad y amor hacia ellos. Los espiritus captan nuestros sentimientos más que nuestras palabras y todos los buenos sentimientos y amor que les transmitamos son un bálsamo y una ayuda para su espíritu. 
Angeles C.M.



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RELACIONES DE LOS ESPÍRITUS CON 
                         LOS HOMBRES

Las relaciones de los Espíritus con los hombres son constantes. Los Espíritus buenos nos incitan al bien sosteniéndonos en las pruebas a que nos somete la vida, y nos ayudan a soportarlas con valor y resignación. Por el contrario, los Espíritus malos nos empujan al mal: se regocijan cuando nos ven sucumbir y parecernos a ellos.
El Libro de los Espíritus 36 

Las comunicaciones de los Espíritus con los hombres son ocultas o manifiestas. Las ocultas se llevan a efecto mediante la buena o mala influencia que ejercen sobre nosotros sin que lo sepamos. A nosotros mismos cábenos discernir las buenas o malas inspiraciones. Las comunicaciones manifiestas tienen lugar por medio de la escritura, la palabra u otras manifestaciones materiales, casi siempre con la intervención de médiums que les sirven de instrumentos. 

Los Espíritus se manifiestan en forma espontánea o por haber sido evocados. Se puede evocar a cualquier Espíritu: tanto a los que animaron a hombres oscuros como a los de los personajes más ilustres, sea cual fuere la época en que hayan vivido en la Tierra, y también los de nuestros parientes, amigos o enemigos, y obtener de ellos, mediante comunicaciones escritas o verbales, consejos, datos sobre su situación de ultratumba o lo que piensan a nuestro respecto, así como las revelaciones que se les permita hacernos. 

Los Espíritus son atraídos en virtud de su simpatía por la naturaleza moral del ambiente en que se les evoca. Los Espíritus superiores se complacen en las reuniones serias, en que predominan el amor al bien y el deseo sincero de instruirse y mejorar. Su presencia allí aleja a los Espíritus inferiores, quienes por el contrario encuentran libre acceso y pueden obrar con plena libertad entre las personas frívolas o que son guiadas sólo por la curiosidad, y en cualquier parte donde se encuentren malos instintos. Lejos de obtener de ellos buenos consejos o informaciones útiles, sólo se deben esperar de su parte futilezas, embustes, bromas de mal gusto o supercherías, y a menudo toman nombres venerables para inducir mejor a error. 

Distinguir los buenos de los malos Espíritus es sobremanera fácil: el lenguaje de los Espíritus superiores es siempre digno y noble, impregnado de la más alta moralidad, desprovisto de toda baja pasión. Sus consejos rezuman la más pura sabiduría, teniendo siempre por objeto nuestro mejoramiento y el bien de la humanidad. El lenguaje de los Espíritus inferiores, en cambio, es inconsecuente, muchas veces trivial y hasta grosero. Si es cierto que en ocasiones expresan cosas buenas y verdaderas, no lo es menos que en la mayoría de los casos las dicen falsas y absurdas, por malicia o ignorancia. Bromean con la credulidad y se divierten a expensas de los que les interrogan, halagando su vanidad y fomentando sus deseos con falaces esperanzas. En suma, las comunicaciones serias, en la verdadera significación de la palabra, tienen lugar sólo en los centros igualmente serios, en los cuales sus miembros se hallan unidos por una comunión íntima de pensamientos con miras al bien. 

 La moral de los Espíritus superiores se resume, como la de Cristo, en esta máxima evangélica: “Hagamos a los demás lo que quisiéramos que los demás nos hiciesen a nosotros”. Esto es, hacer el bien y no el mal. En este principio encuentra el hombre la regla universal de conducta que puede guiarlo hasta en sus más insignificantes acciones. 

  Los Espíritus superiores nos enseñan que egoísmo, orgullo y sensualidad son pasiones que nos acercan a la naturaleza animal, ligándonos a la materia. Que el hombre que ya en la Tierra se desligue de la materia por medio del desprecio hacia las futilezas mundanas y el amor al prójimo se acerca a la naturaleza espiritual. 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO 
ALLAN KARDEC 


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