miércoles, 16 de mayo de 2018

Amor por todos los seres


Hoy veremos los siguientes temas:

- El Universo
- El enfrentamiento con la muerte
- Los ángeles, según el Espiritismo
-Amor por todos los seres




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                                          EL UNIVERSO

Al Universo lo constituye un solo elemento, aunque triple en apariencia.. 

Espíritu, fuerza y materia, no parecen ser más que los modos, los tres estados de una sustancia inmutable en su principio, mas variable hasta lo infinito en sus manifestaciones. 

El Universo vive y respira animado por dos potentes corrientes: absorción y dispersión. Por esta expansión, por este soplo inmenso, Dios, el Ser de los seres, el Alma del Universo, crea. Por su amor atrae hacia Él. Las vibraciones de su pensamiento y de su voluntad, fuentes primeras de todas las fuerzas cósmicas, mueven al Universo y engendran la vida. 

La materia -digamos- no es más que un modo, una forma pasajera de la sustancia universal que escapa al análisis y desaparece bajo el objetivo del microscopio para disolverse en radiaciones sutiles que no tienen existencia propia. Las filosofías que la toman por base descansan sobre una apariencia, sobre una especie de ilusión 

La unidad del Universo, largamente negada o no comprendida, empieza a ser entrevista por la ciencia. Hace unos veinte años que William Crookes, en el curso de sus estudios sobre las materializaciones de Espíritus, descubrió el cuarto estado de la materia: el estado radiante. Este descubrimiento, por sus consecuencias, revolucionó todas las viejas y clásicas teorías. Estas establecían una distinción entre la materia y la fuerza; ahora sabemos que las dos llegan a confundirse. Bajo la acción del calor, la materia más grosera se transforma en fluidos y estos fluidos se reducen, a su vez, en un elemento más sutil que escapa a nuestros sentidos. Toda materia puede reducirse a fuerza, y toda fuerza se condensa en materia, recorriendo así un círculo incesante. 

Las experiencias de Crookes han sido seguidas y confirmadas por una legión de investigadores. El más célebre, Roentgen, ha llamado rayos X a las radiaciones emanadas de las ampollas de cristal; estos rayos tienen la propiedad de traspasar la mayor parte de los cuerpos opacos, y permiten percibir y fotografiar lo invisible. 

Poco después Becquerel demostraba las propiedades de ciertos metales de emitir radiaciones oscuras que penetran la materia más densa, como los rayos Roentgen, e impresionan las placas fotográficas a través de láminas metálicas. 

El radio, descubierto por los esposos Curie, produce calor y luz de un modo continuo sin agotarse de manera sensible. Los cuerpos sometidos a su acción, se vuelven a su vez radiantes. Aunque la cantidad de energía radiada por este metal es considerable, la pérdida de sustancia material correspondiente es casi nula. Crookes ha calculado que un gramo de radio necesitaría unos cien años para desasociarse* 

Es más. Los ingeniosos descubrimientos de G. Le Bon 10, han probado que las radiaciones son una propiedad general de todos los cuerpos. La materia puede desasociarse indefinidamente, pues no es más que energía concretada. 

Con esto, la teoría del átomo indivisible, que desde hace dos mil años servía de base a la física y a la química, se derrumba y, con ella, las clásicas distinciones entre lo ponderable y lo imponderable. La soberanía de la materia -considerada absoluta y eterna- se desvanece. 

Por tanto, es preciso reconocer: el Universo no es como aparecía a nuestros débiles sentidos; el mundo físico no constituye más que una ínfima parte del mismo. Detrás del círculo de nuestras percepciones hay una infinidad de fuerzas y de formas sutiles cuya existencia ha ignorado la ciencia hasta ahora. 

El dominio del mundo invisible es mucho más vasto y más rico que el del mundo visible. 
La ciencia ha estado equivocada durante varios siglos en el análisis de los elementos que constituyen el Universo, y ahora debe destruir lo que tan penosamente ha edificado. El dogma científico de la unidad irreductible e indestructible del átomo, al derrumbarse, arrastra consigo a todas las teorías materialistas.- La existencia de los fluidos -afirmada por los espíritas desde hace cincuenta años y que les valió tantas burlas por parte de los sabios oficiales ha sido confirmada de una manera rigurosa por medio de la  experimentación. 

LEÓN DENIS 

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EL ENFRENTAMIENTO CON LA MUERTE
CLAUDIA M. MAGLIO-ESTEBAN
       El temor a la muerte desaparece cuando es comprobado   científicamente  por el Espiritismo que, sin lugar a dudas, existe la sobre vivencia del individuo después de la muerte física.
 Así la humanidad desechará los prejuicios ancestrales y admitirá los errores de conceptos, arrastrados durante siglos bajo la forma de dogmas y verdades establecidas e inamovibles.
La vejez es la antesala del cambio de estado y como tal significa una preparación para afrontar tal circunstancia. Esta etapa se convierte en una oportunidad con nuevos intereses, se disfruta del enriquecimiento logrado por las experiencias vividas, se puede ofrecer el servicio y el consuelo a otros, para así colaborar en el desarrollo y progreso ajeno, a la par que se comienza una preparación basada en el estudio y la meditación, conducente a la reflexión sincera de las propias imperfecciones.
Se alcanza la serenidad, por medio de la comprensión de la realidad de la vida, el logro de una experiencia espiritual superior, y la esperanza alentadora de nuevas oportunidades. Esa inteligencia íntima otorga relajación y quietud en la proximidad de la muerte, no se conoce el miedo y se tiene la convicción de la tarea cumplida, y la expectativa de una nueva experiencia.
La vida es una cuestión individual y cada uno tiene su propio destino, edificado con su trabajo personal, de acuerdo a la forma en que se reacciona frente a las experiencias vividas.
La vida y la muerte son experiencias individuales, porque las percepciones en cada una de ellas, dependen del patrón de conciencia de cada ser, en cada una de esas etapas.
Cuando un ser ha vivido una experiencia completa y fructífera, y se encuentra en la última etapa, cuando el organismo físico sufre el deterioro normal, consecuencia del patrón genético individual y de las vicisitudes propias de la materia orgánica, no es caritativo retenerlo en contra de su voluntad, como frecuentemente hacen sus seres queridos. Se puede alegar el sentimiento de amor, pero muchas veces está confundido con el egoísmo, porque no se desea la muerte del ser querido, sólo por no perderlo.
No es raro el espectáculo de hijos que les piden a sus padres que tengan fortaleza para seguir viviendo, cuando sus organismos agotados se desploman y no le prestan utilidad; ni el de padres que ante la pérdida de un hijo no pueden controlar su dolor y fomentan el apego emocional del niño fallecido con sus progenitores, sobre todo con su madre.
El sentimiento profundo no tiene fronteras de tiempo ni espacio y algunos se aferran a la idea de su hijo, tal como fue hasta su muerte, permaneciendo en una fijación emocional que enlaza parasitariamente y no permite la libertad de acción de ninguno de los seres involucrados.
Distinta sería su reacción si aceptaran la existencia de una realidad espiritual que transciende la muerte física, donde el espíritu que encarnó al niño, continuará su desarrollo.
Es más fácil enfrentarse a la muerte cuando se tiene la convicción de que se ha agotado el tiempo previsto, que se ha logrado el propósito de la vida y que se está listo para el cambio.
Partir con tranquilidad es la expresión de dejar todo en orden, tanto lo referente a la dimensión material como a la moral. El apego sano y no parasitario a lo que se abandona, permitirá no sentir dolor por lo que ya no se tiene, y dejará en libertad a los seres que continúan en su experiencia encarnatoria, para ejercer su labor sin interferencias y sin restricciones.
Pero, al mismo tiempo, disfrutar de la esperanza del reencuentro con seres amados que se adelantaron en el proceso de cambio, como también con aquellos de quienes se aleja transitoriamente, pero que también cambiarán de estado, cuando terminen su labor como encarnados.
Aquellos que se aferran a su ambiente material, que luchan por no dejar sus adquisiciones ni las personas que compartieron sus experiencias, que desean continuar en sus labores de encarnados, en ocasiones muy valiosas pero ya caducas, que creen que no pueden dejar sus responsabilidades porque no habrá nadie que los supla, encuentran muy difícil la separación.
La muerte se convierte para ellos en una injusticia o al menos, en una experiencia inoportuna, y su pensamiento queda anclado en sus deseos e insatisfacciones, mientras su desprendimiento del cuerpo se hace lento, penoso y difícil.
 MECANISMO DE LA MUERTE:
 La muerte física no es más que un cambio de estado, y consiste en la destrucción de la forma frágil, que ya no proporciona las condiciones necesarias para el funcionamiento y la evolución de la vida.
Las sensaciones que preceden y siguen a la muerte son infinitamente variadas, y dependen sobre todo del carácter, los méritos y la dimensión moral del espíritu que abandona su estado orgánico. La separación es casi siempre lenta, la liberación del alma se opera gradualmente y comienza a veces, mucho tiempo antes de la muerte, aunque no es completa sino cuando los últimos lazos energéticos espirituales quedan rotos. Es obvio deducir que la impresión experimentada, es tanto más penosa y prolongada cuanto más firmes y numerosos sean estos lazos.
La separación es seguida por un período de turbación, más corta para el espíritu equilibrado y adelantado, pero muy prolongada para las almas impregnadas de energías pesadas que la acercan y la anclan en la materia.
El espíritu no muere, conserva su individualidad preservada por su envoltura energética modeladora (Periespíritu), y continúa evolucionando en estado desencarnado.
Tiene por delante un futuro de proyectos, todos elaborados para conseguir el progreso; su pensamiento se perfeccionará según su esfuerzo; su Periespíritu se hará cada vez más sutil, necesitando encarnaciones en medios materiales cada vez menos densos; hasta que en un infinito inimaginable, pueda conseguir la perfección suficiente para no necesitar encarnar nuevamente, y continuar entonces su progreso, en estados espirituales y en labores ignorados por nosotros.
COROLARIO:
 La Doctrina Espírita establece:
 -“La causa de la muerte en los seres orgánicos es la extenuación de los órganos”.
-“La muerte se puede comparar a la cesación del movimiento de una máquina desorganizada, porque si la máquina está mal dispuesta, se rompe el resorte, y si es malo el cuerpo, la vida le abandona”.
 Allan Kardec reflexiona:
 “Los órganos están impregnados, por decirlo así, del fluido vital, que da a todas las partes del organismo una actividad que, en ciertas lesiones, opera la adhesión de aquellas y restablece funciones suspendidas momentáneamente.
Pero cuando son destruidos los elementos esenciales al funcionamiento de los órganos, o están alterados profundamente, el fluido vital es impotente para la transmisión del movimiento de la vida, y el ser muere. Los órganos reaccionan más o menos necesariamente los unos sobre los otros, y de la armonía de su conjunto resulta su acción recíproca. Cuando una causa cualquiera destruye la armonía, se detienen sus funciones, como el movimiento de un mecanismo, cuyas partes esenciales están descompuestas” .
 (“El Libro de los Espíritus” – Cáp. IV, punto 2: La vida y la muerte)
 Tomado del libro: “Investigaciones Sobre La Muerte”

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             LOS ÁNGELES SEGÚN EL
              ESPIRITISMO
No sólo en los pueblos de la antigüedad sino también en los días de hoy observo que la creencia en ángeles o seres especiales existe. ¿Quién no ha deseado tener poderes sobrenaturales o un par de “alas”? –yo sí– ¿Quién de niño (y no tan niño…) no echó su capa al viento intentando alzar el vuelo para poder solucionar los problemas del mundo? ¿O querer creer en la reencarnación por si acaso pudiéramos elegir ser una majestuosa águila real? Incluso el argumento de la mayoría de las películas que actualmente están en cartelera y gozan de éxito tiene como base a estos personajes: Ángeles buenos, Ángeles malos, hadas, súper héroes… todos suspendidos en el aire y con poderes fuera de lo normal. Y ahí estamos los súper-padres argumentando que vamos al cine por llevar a nuestros hijos a que las vean ¡¡pero yo creo que en el fondo…!! Ya más de una vez me entraron ganas de meter los dedos en el enchufe a ver si así se modificaran mis células y… voilà! “vuelo” (no lo hagáis, no funciona). 
Y si lo analizamos bajo el punto de vista de las religiones, encontramos, en la mayoría, más de lo mismo, la creencia en: Ángeles, Arcángeles, Serafines… seres de una creación aparte al hombre, y creados por Un Dios paternal, infinitamente bueno y justo. 
¿Un Dios justo? ¿Seres creados privilegiados destinados a un goce perpetuo sin haberlo merecido y otros destinados a todos los sufrimientos de la Tierra y que para poseer un poco de felicidad tienen que conquistarla a través de las luchas y dificultades de la vida? Y alguien se puede preguntar: ¿Dónde está ahí la justicia de Dios si todos somos creación suya y, por tanto, todos hermanos…? 
“ÁNGELES” Es como una idea innata, latente dentro de nosotros queriendo tomar forma lógica, y que debe tener su motivo de ser…¿Y qué dice la Ciencia Espírita referente al particular? ¿Existe ese estado en la creación? Sí. 
Dios no ha creado ni la desigualdad de esencia, ni la desigualdad de destino entre sus criaturas. Todos hemos sido creados como espíritus simples e ignorantes, dotados de iguales facultades para pensar, sentir y querer. Nuestro destino en el universo es desarrollar indefinidamente esas facultades en sentido progresivo. Dios no nos da la experiencia, pero nos concede los medios para adquirirla ¿Cómo? A través de la Ley de la Reencarnación. El trabajo es el medio para lograrlo y el objetivo, que es la perfección, es común a todos. Todas sus leyes están orientadas hacia el bien; somos nosotros quienes creamos el mal trasgrediendo esas Leyes Divinas. Tenemos plena libertad para observarlas o infringirlas recogiendo cada uno nuestra propia cosecha, siendo así los artífices de nuestro destino. Es una conquista a costa del propio esfuerzo, sin distinción ni privilegio alguno. Es así que poco a poco nos vamos desarrollando, perfeccionándonos y avanzando en la jerarquía espiritual hasta que llegamos al estado de Espíritu Puro o Angélico, digámoslo así. 
Esos que ahora llamamos Ángeles, son las almas de los hombres que han pasado, como nosotros, las dolorosas peregrinaciones de las encarnaciones terrestres, que alcanzaron el máximo grado de perfección que admite la criatura y que en su plenitud gozan de la felicidad prometida. 
Dios crea continuamente y nunca deja de crear. El universo está lleno de moradas donde todos vamos experimentando y creciendo. Mucho antes de que la Tierra existiese, ya había otros mundos en los que los espíritus encarnados recorrían las mismas etapas que nosotros ahora y que ya alcanzaron la meta. Así pues los Ángeles, o Espíritus puros, existen desde toda la eternidad. 
Dios nunca estuvo inactivo y siempre ha contado con Espíritus puros, experimentados y esclarecidos, para que trasmitan sus órdenes y dirijan todos los sectores del universo, desde el gobierno de los mundos hasta los más ínfimos detalles. No tuvo, pues, necesidad de crear seres privilegiados y exentos de obligaciones. Todos, antiguos y nuevos, han conquistado sus posiciones mediante la lucha y por su propio mérito. 
Para el espírita que sabe de esto, Dios es el padre amoroso y justo que trata con la misma ternura a todos sus hijos. Igual punto de partida para todos, idéntico destino. Un mismo porvenir e iguales medios para conquistarlos. Nada es por capricho, como tampoco lo es en el Universo. Todo es regido por Leyes Justas y sabias. 
- Olga Ortiz- 
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AMOR POR TODOS LOS SERES
Amar a todos los seres vivos, incluso a nuestros enemigos. Incluir en nuestro "círculo moral" a todos nuestros "semejantes". Pero no los semejantes en apariencia, sino los semejantes en origen, hijos y creaciones del mismo Padre celestial: Dios.
El gran mandamiento: "Amar al prójimo como a sí mismo".-Marcos 12-31, pero cuanto más seres consideremos e identifiquemos como nuestro prójimo, más cerca de Cristo y de Dios estaremos.
El  hombre egoísta y mezquino solo se ama a sí mismo, el hombre malvado, por peor que sea, ama a su esposa y a sus hijos, el hombre corrupto utiliza todos los medios para ayudar a su familia y amigos. Pero el buen ciudadano se preocupa por la ciudad en que vive, el hombre caritativo ayuda a los pobres y necesitados, pero el verdadero hijo de Dios ayuda a todos los seres vivos y los ama a todos,  inclusive a los de otra especie y a sus enemigos.
" Cuando consideremos a los animales como hermanos, significa que nosotros nos consideraremos a nosotros mismos como hermanos, y ya no habrá más guerras, nadie matará ya nunca a nadie, no existirán más asaltos, no existirá ya más ningún tipo de crímen y eso significará que estamos preparados para entrar en un mundo de regeneración"- Dr.Marcel Benedeti.

El ejemplo de la "Samaritana"
Homenaje a todos los "Protectores de Animales".
"Cuando se es  capaz de lucha por animales, también se es capaz de luchar por niños y ancianos. NO hay buenos o malos combates, existe solamente el horror al sufrimiento aplicado a los más débiles, que no se pueden defender."- Brigitte Bardot

Cuento la historia de una protectora, que mucho me emocionó, y sirve de ejemplo para todos nosotros. Un ejemplo de caridad y de bondad, que demuestra como el preconcepto y el desprecio a los comentarios  especicistas son inválidos e irrazonables.
Esa amiga querida defiende a todos los animales, pero principalmente a los perros, toros, caballos y gatos. Pasa la mayor parte de su tiempo buscando maneras de ayudar a esos seres que no pueden hablar y argumentar en su propio beneficio. La mejor manera de defenderlos es usando la verdad, el esclarecimiento y divulgación de la pura realidad, que por si sola ya es lo suficientemente  triste como para causar indignación y cambios de actitud.
Hoy no vamos a hablar sobre su papel de protectora, sino de su papel de trabajadora de Cristo, la verdadera "Samaritana".
Esa joven que apenas pasa de los 30 años, caminaba solita a la feria cuando fue abordada por una destartalada figura. Por si sola, esa situación causaría miedo y mal estar a cualquiera, incluso a un hombre "grande" como yo. Pero esa linda moza más allá de vencer su miedo, hizo un acto de caridad de los más raros y difíciles de hacer hoy en día; tuvo la paciencia de escuchar a su semejante,
La paciencia en sí ya sería un acto de bondad meritorio, pues cuantos de nosotros conseguimos escuchar las necesidades de aquellos que nos son cercanos, cuanto menos de desconocidos.

El pobre señor pedía pañales  para su nieta que había nacido prematura y estaba en el hospital. En ese momento ella adoptó una actitud cariñosa y creyó en el hombre. Cuantos de nosotros conseguiríamos creer y más que eso, no prejuzgar a quienes nos rodean. Vencer el preconcepto que se va formando en nuestras mentes por tantas veces como hemos podido ver actos y gestos de corrupción y bandidaje. Creer es confiar en el semejante, pero es un gesto meritorio de caridad.
Emocionada con el pedido de aquel hombre, fue al mercado para que él escogiese la ropa que necesitaba. Tercer acto de caridad: no imponer su opinión simplemente por estarle ayudando. Dejó que él eligiese la mejor manera de ser ayudado, no quiso ayudar a su manera, imponiendo su autoridad financiera, o ayudando de cualquier otra manera.
Esperó una larga cola para pegar la ropa, cosa que la mayoría de nosotros no hace ni para comprar aquello que nosotros mismos necesitamos.... cuanto menos para hacer caridad. Pero para tener la certeza de que su acto no sería corrompido al dejar que el dinero se transformase en bebida o en drogas, esperó en la fila  y se presentó al señor con la compra.
Finalmente se informó sobre el estado de la nieta y se dispuso a ir a visitarla, pero mas que eso, buscó ayuda en una abogada amiga y garantizó que no le faltase más lo necesario.
¿Cuantos de nosotros podríamos decir que actuaríamos así, de modo tan desprendido y caritativo, incluso con nuestros familiares y amigos...? Pocos, yo mismo no me salgo de ese grupo. Cuando veo a alguien pidiendo, no tengo paciencia para escucharlo,e igualmente cuando voy a comprar algo que estoy necesitando y veo una fila muy larga, me marcho y dejo la compra para otro día.
Así  no fue un padre, un pastor, un político, o un dirigente espírita quienes fueron el semejante de aquel abuelo necesitado. Su semejante fue una humilde defensora de los animales, que no ve solo en los animales a su semejante, sino en todos los seres vivos.
"El verdadero hombre de bien...... Encuentra satisfacción en los beneficios que distribuye, en los servicios que presta, en las venturas que promueve, en las lágrimas que hace secar, en los consuelos que lleva a los afligidos. Su primer impulso es el de pensar en los demás antes que en sí mismo, de tratar los intereses de los otros antes que de los suyos. El egoísta, al contrario, calcula los beneficios y las pérdidas de cada acción generosa. Es bueno humano y benevolente para con todos (los seres), sin distinción de razas ni de creencias, (Ni de especie), porque ve a todos los (Seres) hombres, como hermanos".- El Evangelio según el Espiritismo por Allan Kardec- traducción de José Herculano Pires.  (Entre paréntesis mis colocaciones).
Autor: Ricardo Capuano: Médico veterinário- Presentador del programa “Nuestros Hermanos Animales” y del cuadro “Conciencia Animal”  en la Radio

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