TEMAS PARA HOY:
-Enseñannza,divulgación, iluminación y creencia
- Sufrimientos en el Más Allá
-La muerte no existe
- Instrucciones espíritas de Allan Kardec
-Qué es y qué no es Espiritismo
**********************************
ENSEÑANZA, DIVULGACIÓN , ILUMINACIÓN Y CREENCIA
218.- La propaganda doctrinaria para la multiplicación de los prosélitos es la necesidad inmediata del Espiritismo ?
De modo alguno. La dirección del Espiritismo, en su fase de Evangelio redivivo, pertenece a Cristo y sus discípulos, antes de cualquier esfuerzo humano, precario y perecible. La necesidad inmediata de los campamentos espiritistas es la del conocimiento y aplicación legítima del Evangelio, de parte de todos los que militan en sus filas, deseosos de luz y de evolución. El trabajo de cada uno en la iluminación de sí mismo debe ser permanente y metódico. Los fenómenos despiertan al espíritu adormecido en la carne, pero no ofrecen las luces interiores, solamente conseguidas a costo de gran esfuerzo y trabajo individual. La palabra de los guías y mentores del Más Allá enseña, pero no puede constituir elementos definitivos de redención, cuya obra exige de cada uno sacrificios y renuncias santificantes, en el laborioso aprendizaje de la vida.
219.- En los trabajos espiritistas, ¿dónde podremos encontrar la fuente principal de enseñanza que nos oriente para la iluminación? ¿Podremos obtenerla con los mensajes de nuestros entes queridos, o sólo con el hecho de guardarnos el valor de la creencia en el corazón?
Numerosos filósofos han compendiado las tesis y conclusiones del Espiritismo en su aspecto filosófico, científico y religioso; todavía, para la iluminación de lo íntimo, sólo tenéis en el mundo el Evangelio del Señor, que ningún derrotero doctrinario podrá traspasar. Además, el Espiritismo en sus valores cristianos no posee finalidad mayor que la de restaurar la verdad evangélica para los corazones desesperados e incrédulos del mundo. Teorías y fenómenos inexplicable siempre hubo en el mundo. Los escritores y los científicos doctrinarios podrán movilizar sus conocimientos en la construcción de nuevos enunciados para las filosofías terrestres, pero la obra definitiva del Espiritismo es la edificación de la conciencia profunda en el Evangelio de Jesús-Cristo. El plano invisible podrá traeros los mensajes más conmovedores y convincentes de vuestros bien amados; podréis guardar los más elevados principios de creencia en vuestro mundo de impresión moral. Todavía, ese es el esfuerzo, la realización del mecanismo doctrinario en acción, junto a vuestra personalidad. Sólo el trabajo de auto-evangelización, sin embargo, es firme e imperecedero. Sólo el esfuerzo individual en el Evangelio de Jesús puede iluminar, engrandecer y redimir al espíritu, porque, después de vuestra edificación con el ejemplo del Maestro, alcanzaréis aquella verdad que os hará libres.
220.- ¿Hay alguna diferencia entre la creencia y la iluminación?
Todos Los hombres de la Tierra, aún los propios materialistas, creen en alguna cosa. Todavía, son muy pocos los que se iluminan. El que cree, apenas admite; pero el que se ilumina vibra y siente. El primero depende de los elementos externos, en los cuales coloca el objeto de su creencia; el segundo es libre de las influencias exteriores, porque hay bastante luz en su propia intimidad, de modo que puede vencer con coraje las pruebas a que fue sometido en el mundo. Es por esa razón que los espiritistas sinceros deben comprender que no basta creer en el fenómeno o en la verdad de la comunicación con el Más Allá, para que sus sagrados deberes estén totalmente cumplidos, pues la obligación primordial es el esfuerzo, el amor al trabajo, la serenidad en las pruebas de la vida, el sacrificio de sí mismo, de modo de entender plenamente la ejemplificación de Jesús-Cristo, buscando su divina luz para la ejecución de todos los trabajos que les competen en el mundo.
221.- ¿El análisis por la razón puede cooperar, de modo definitivo, en el trabajo de nuestra iluminación espiritual?
Es cierto que el hombre no puede dispensar de la razón para vencer en la tarea confiada a su esfuerzo, en el círculo de la vida; con todo, se hace menester considerar que esa razón viene siendo comerciada, desde muchos siglos en el planeta, por los vicios de toda suerte. Tenemos plena confirmación de este aserto en el ultra-racionalismo europeo, cuya avanzada posición evolutiva, aún ahora, no ha vacilado entre la paz y la guerra, entre el derecho y la fuerza, entre el orden y la agresión. Más que en cualquier parte del orbe, la razón humana ahí se elevó a las más altas cumbres de realización y, todavía, desequilibrada por la ausencia del sentimiento, resucita el salvajismo y el crimen, a pesar del lujo de la civilización. Reconocemos, pues, que en la actualidad del orbe toda iluminación del hombre ha de nacer, antes de todo, del sentimiento. El sabio desesperado del mundo debe volverse hacia Dios como el niño humilde, para cuidar de los legítimos valores del corazón, porque sólo por la reeducación sentimental, en los bastidores del esfuerzo propio, se podrá esperar la deseada reforma de las criaturas.
222.- ¿Qué significa el llamado “toque del alma”, al cual tantas veces se refieren los Espíritus amigos?
Cuando la sinceridad y la buena voluntad se hermanan dentro de un corazón, se hace en el santuario íntimo la luz espiritual para la sublime comprensión de la verdad. Ese es el llamado “toque del alma”, imposible para cuantos perseveren en la lógica convencionalista del mundo, o en las expresiones negativa de las situaciones provisorias de la materia, en todos los sentidos.
223.- ¿Hay un tiempo determinado en la vida del hombre terrestre para que él se pueda entregar, con más probabilidades de éxito, al trabajo de iluminación?
La existencia en la Tierra es un aprendizaje excelente y constante. No hay edades para el servicio de iluminación espiritual. Los padres tienen el deber de orientar al niño, desde sus primeros pasos, en el capítulo de las nociones evangélicas, y la vejez tiene el derecho de alegar el cansancio orgánico en vista de esos estudios de su necesidad propia. Es cierto que las adquisiciones de un viejo, en materia de conocimientos nuevos, no pueden ser tan fáciles como las de un joven en función de su instrumentabilidad sana, físicamente hablando; los hombres más avanzados en años tienen, con todo, a su favor las experiencias de la vida, que facilitan la comprensión y ennoblecen el esfuerzo de la iluminación de sí mismos, considerando que, si la vejez es la noche, el alma tendrá en la mañana del futuro la alborada brillante de una nueva vida.
224.- ¿Las almas desencarnadas continúan igualmente en el servicio de la iluminación de sí mismas?
En los planos invisibles, el Espíritu prosigue en la misma tarea bendecida de adquisición de los propios valores, y la reencarnación en el mundo tiene como objetivo principal la consecución de ese esfuerzo.
EL CONSOLADOR – Iluminación: Necesidad -. Por el Espíritu Emmanuel – Chico Xavier
***************************************
Sufrimientos en el Más Allá
En virtud de la ley del progreso, teniendo el alma la posibilidad de adquirir el bien que le
falta y de deshacerse de lo malo que tiene según sus esfuerzos y voluntad, se deduce que el porvenir no está cerrado a ninguna criatura. Dios no repudia a ninguno de sus hijos, recibiéndolos en su seno a medida que alcanzan la perfección, y dejando así a cada uno el mérito de sus obras.
5. El sufrimiento, siendo inherente a la imperfección, como el goce lo es a la perfección, el
alma lleva consigo misma su propio castigo en todas partes donde se encuentre. No hay necesidad para eso de un lugar circunscrito. Donde hay almas que sufren está el infierno, así como el cielo está en todas partes donde hay almas dichosas.
6. El bien y el mal que se hace son producto de las buenas y malas cualidades que se poseen.
No hacer el bien cuando se está en disposición de hacerlo es resultado de una imperfección. Si toda imperfección es una causa de sufrimiento, el espíritu debe sufrir no sólo por todo el mal que ha hecho, sino también por todo el bien que pudo hacer y no hizo durante su vida terrestre.
7. El espíritu sufre por el mismo mal que hizo, de modo que estando su atención
incesantemente dirigida sobre las consecuencias de este mal, comprende mejor los inconvenientes y es incitado a corregirse de él.
8. Siendo infinita la justicia de Dios, lleva una cuenta rigurosa del bien y del mal. Si no hay
una sola mala acción, un solo mal pensamiento que no tenga sus consecuencias fatales, no hay una sola buena acción, un solo movimiento bueno del alma, el más ligero mérito, en una palabra, que sea perdido, aun en los más perversos, porque constituye un principio de progreso.
9. Toda falta cometida, todo mal realizado es una deuda que se ha contraído y que debe ser pagada. Si no lo es en una existencia lo será en la siguiente o siguientes, porque todas las existencias son solidarias las unas con las otras. Aquel que ha pagado en la existencia presente, no tendrá que pagar por segunda vez.
10. El espíritu sufre la pena de sus imperfecciones, bien en el mundo espiritual o bien en el
mundo corporal. Todas las miserias y vicisitudes que se sufren en la vida corporal son consecuencia de nuestras imperfecciones o expiaciones de faltas cometidas, ya sea en la existencia presente o en las precedentes.
Por la naturaleza de los sufrimientos y de las vicisitudes que acontecen en la vida corporal
se puede juzgar la naturaleza de las faltas cometidas en una anterior existencia, y las imperfecciones causantes de ellas.*
11. La expiación varía según la naturaleza y gravedad de la falta. Así es como la misma falta puede dar lugar a expiaciones diferentes, según las circunstancias atenuantes o agravantes en que se cometió.
12. No hay ninguna regla absoluta y uniforme en cuanto a la naturaleza y duración del
castigo. La única ley general es que toda falta recibe su castigo, y toda acción buena se
recompensa, según su valor.
13. La duración del castigo está subordinada a la mejora del espíritu culpable. No se
pronuncia contra él ninguna condena por un tiempo determinado. Lo que Dios exige para poner término a los sufrimientos es una mejora seria, efectiva, y una vuelta sincera al bien.
Una condena por un tiempo determinado cualquiera tendría dos inconvenientes: El de seguir castigando al espíritu que se mejoró, o cesar cuando éste perseverase en el mal. Dios, que es justo, castiga el mal mientras existe, cesa de castigar cuando el mal no existe. O si se quiere, siendo el mal moral por sí mismo una causa de sufrimiento, éste dura tanto tiempo como el mal subsiste. Su intensidad disminuye a media que el mal se debilita.
2. Véase Cáp. VI, n.º 25, cita de Ezequiel.
14. Estando subordinada la duración del castigo a la mejora, resulta de ello que el espíritu
culpable que no se mejorara nunca, sufriría siempre, y que para él la pena sería eterna.
15. Una condición inherente a la inferioridad de los espíritus es la de no ver el término de su situación y creer que sufrirán siempre. Para ellos es un castigo que les parece que debe ser eterno.
16. El arrepentimiento es el primer paso hacia la mejora. Pero no es suficiente. Son precisas aún la expiación y la reparación.
Arrepentimiento, expiación y reparación son las tres condiciones necesarias para borrar las
huellas de una falta y sus consecuencias.
El arrepentimiento endulza los dolores de la expiación, puesto que da la esperanza y prepara los caminos de la rehabilitación, pero sólo la reparación puede anular el efecto destruyendo la causa. El perdón es una gracia y no una anulación.
17. El arrepentimiento puede tener lugar en todas partes y en cualquier tiempo. Si es tardío, el culpable sufre mucho más tiempo.
La expiación consiste en los sufrimientos físicos y morales, que son consecuencia de la falta cometida, bien en esta vida o después de la muerte en la vida espiritual, o bien en una nueva existencia corporal, hasta que queden borradas las huellas de la falta.
La reparación consiste en hacer bien a aquel a quien se hizo daño. Aquel que no repare en
esta vida las faltas cometidas por impotencia o falta de voluntad, en una posterior existencia se hallará en contacto con las mismas personas a quienes habrá perjudicado y en condiciones escogidas por él mismo que pongan a prueba su buena voluntad en hacerles tanto bien como mal les había hecho antes.
Todas las faltas no ocasionan siempre un perjuicio directo y efectivo. En este caso, la
reparación se verifica haciendo aquello que debía hacerse y no se ha hecho, cumpliendo los deberes descuidados o desconocidos, las misiones en que ha faltado, etc. En fin, practicando el bien en contra del mal hecho anteriormente, siendo humilde si antes se fue orgulloso, dulce si se fue duro, caritativo si se fue egoísta, benévolo si se fue malévolo, laborioso si se fue perezoso, útil si se fue inútil, sobrio si se fue disoluto, de buen ejemplo si se fue de mal ejemplo, etc. Así es como el espíritu progresa aprovechando su pasado.
El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo
Allan Kardec
******************************
12. No hay ninguna regla absoluta y uniforme en cuanto a la naturaleza y duración del
castigo. La única ley general es que toda falta recibe su castigo, y toda acción buena se
recompensa, según su valor.
13. La duración del castigo está subordinada a la mejora del espíritu culpable. No se
pronuncia contra él ninguna condena por un tiempo determinado. Lo que Dios exige para poner término a los sufrimientos es una mejora seria, efectiva, y una vuelta sincera al bien.
Una condena por un tiempo determinado cualquiera tendría dos inconvenientes: El de seguir castigando al espíritu que se mejoró, o cesar cuando éste perseverase en el mal. Dios, que es justo, castiga el mal mientras existe, cesa de castigar cuando el mal no existe. O si se quiere, siendo el mal moral por sí mismo una causa de sufrimiento, éste dura tanto tiempo como el mal subsiste. Su intensidad disminuye a media que el mal se debilita.
2. Véase Cáp. VI, n.º 25, cita de Ezequiel.
14. Estando subordinada la duración del castigo a la mejora, resulta de ello que el espíritu
culpable que no se mejorara nunca, sufriría siempre, y que para él la pena sería eterna.
15. Una condición inherente a la inferioridad de los espíritus es la de no ver el término de su situación y creer que sufrirán siempre. Para ellos es un castigo que les parece que debe ser eterno.
16. El arrepentimiento es el primer paso hacia la mejora. Pero no es suficiente. Son precisas aún la expiación y la reparación.
Arrepentimiento, expiación y reparación son las tres condiciones necesarias para borrar las
huellas de una falta y sus consecuencias.
El arrepentimiento endulza los dolores de la expiación, puesto que da la esperanza y prepara los caminos de la rehabilitación, pero sólo la reparación puede anular el efecto destruyendo la causa. El perdón es una gracia y no una anulación.
17. El arrepentimiento puede tener lugar en todas partes y en cualquier tiempo. Si es tardío, el culpable sufre mucho más tiempo.
La expiación consiste en los sufrimientos físicos y morales, que son consecuencia de la falta cometida, bien en esta vida o después de la muerte en la vida espiritual, o bien en una nueva existencia corporal, hasta que queden borradas las huellas de la falta.
La reparación consiste en hacer bien a aquel a quien se hizo daño. Aquel que no repare en
esta vida las faltas cometidas por impotencia o falta de voluntad, en una posterior existencia se hallará en contacto con las mismas personas a quienes habrá perjudicado y en condiciones escogidas por él mismo que pongan a prueba su buena voluntad en hacerles tanto bien como mal les había hecho antes.
Todas las faltas no ocasionan siempre un perjuicio directo y efectivo. En este caso, la
reparación se verifica haciendo aquello que debía hacerse y no se ha hecho, cumpliendo los deberes descuidados o desconocidos, las misiones en que ha faltado, etc. En fin, practicando el bien en contra del mal hecho anteriormente, siendo humilde si antes se fue orgulloso, dulce si se fue duro, caritativo si se fue egoísta, benévolo si se fue malévolo, laborioso si se fue perezoso, útil si se fue inútil, sobrio si se fue disoluto, de buen ejemplo si se fue de mal ejemplo, etc. Así es como el espíritu progresa aprovechando su pasado.
El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo
Allan Kardec
******************************
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario