lunes, 20 de enero de 2014

UN POCO DE EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO



 

Si nadie es perfecto, ¿se sigue de esto que nadie tiene el derecho de corregir al prójimo?
Seguramente que no, puesto que cada uno de vosotros debe trabajar por el progreso de todos, y sobre todo de aquellos cuya tutela se os ha confiado; pero es una razón para hacerlo con moderación, con un fin útil, y no como se hace la mayor parte de las veces por el placer de denigrar. En este último caso, la censura es una maldad; en el primero, es un deber que la caridad manda cumplir con todas las reservas posibles; y aun la censura que se quiere hacer a otro, debe uno hacérsela a sí mismo al propio tiempo y preguntarse si también la merece. (SAN LUIS, París, 1860).

20. ¿Será reprensible observar las imperfecciones de los otros, cuando no puede resultar ningún provecho para ellos, aun cuando no las divulgue?
Todo depende de la intención; ciertamente no está prohibido ver el mal cuando el mal existe; incluso, sería inconveniente en ver por todas partes sólo el bien; esta ilusión perjudicaría el progreso. El error está en hacer resaltar esa observación en detrimento del prójimo, desacreditándole, sin necesidad, en la opinión pública. Sería también reprensible haciéndolo para complacerse a sí mismo en sus sentimientos de malevolencia y de alegría de encontrar a los otros en falta. Sucede de otro modo cuando echando un velo sobre el mal, para el público, se limita a observarlo para su provecho personal, es decir, para estudiarlo y evitar lo que se censura en los otros. Por lo demás, esta observación, ¿no es acaso útil al moralista? ¿Cómo pintaría los males de la Humanidad si no estudiase los modelos? (SAN LUIS, París, 1860).

21. ¿Hay casos en que sea útil revelar el mal de otro? 
Esta pregunta es muy delicada, y aquí es cuando debe recurrirse a la caridad bien comprendida. Si las imperfecciones de una persona sólo dañan a ella misma, nunca hay utilidad en hacerlas conocer; pero si pueden ocasionar perjuicio a otro es necesario preferir el interés de la mayoría al interés de uno solo. Según las circunstancias, desenmascarar la hipocresía y la mentira puede ser un deber, porque vale más que un hombre caiga y no que varios vengan a ser engañados o sus víctimas. En tal caso, se han de pesar la suma de las ventajas y de los inconvenientes. (SAN LUIS, París, 1860).
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Convivencia

La vida viene de Dios, la convivencia viene de nosotros. Aquellos compañeros que comparten con nosotros la experiencia de lo cotidiano, son los mejores que la Divina Sabiduría nos concede, en favor de nosotros mismos. Si usted encuentra a una persona difícil en su intimidad esa es la criatura exacta que las leyes de la reencarnación le traen al trabajo de perfeccionamiento propio. Las personas que nos comprenden son bendiciones que nos alimentan el ánimo de trabajar, entretanto, aquellas otras que aún no nos entienden son pruebas que la Vida igualmente nos ofrece, a fin de que aprendamos a comprender.
Recordemos: en los campos de la convivencia es necesario saber soportar a los demás para que seamos soportados. Si alguien surge como siendo un enigma en su camino, eso quiere decir que usted, igualmente, es un enigma para alguien. Nunca diga que la amistad no existe; como nos acontece, cada amigo nuestro tiene sus limitaciones y si algo conseguimos hacer en auxilio del prójimo, no siempre logramos hacer el máximo, una vez que sólo Dios consigue todo en todos.
Si usted realmente ama a aquellos que le comparten el camino, ayudelos a ser libres para encontrarse a sí mismos, así como usted desea la independencia propia para ser usted, en cualquier lugar. Quien valoriza la estima ajena, procura igualmente estimar. Si usted cree que la franqueza ruda puede ayudar a alguien, observe lo que pasa con la planta a la que usted eche agua hirviente. Bendigamos si queremos ser bendecidos. Cada uno de nosotros, sea donde fuere, está siempre construyendo la Vida que desea. La existencia es la suma de todo lo que hicimos de nosotros hasta hoy. Toda mejoría que realizamos, es mejoría en la senda que estamos llamados a recorrer. Toda idea que usted venga a aceptar influirá en su Espíritu; escoja los pensamientos del bien para orientarle el camino y el bien trasformará su Vida en una cascada de bendiciones.
Muy difícil es vivir bien si no aprendemos a convivir. La Vida por fuera de nosotros es la imagen de lo que
somos por dentro. Cada vez que criticamos la experiencia de los demás, estamos apuntando en nosotros mismos, los puntos flacos que necesitamos corregir en nuestras propias experiencias.

Espíritu André Luiz / Médium Francisco Cândido Xavier


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    Hay en el hombre un principio inteligente llamado Alma o Espíritu, independiente de la materia y que le concede el sentido moral y la facultad de pensar.
Si el pensamiento fuese una propiedad de la materia, se vería a esta pensar; luego, como nadie ha visto jamás a la materia inerte dotada de facultades intelectuales, porque cuando el cuerpo ha muerto, ha cesado de pensar, es preciso deducir de todo lo expuesto, que el alma es independiente de la materia, y que los órganos materiales no son otra cosa, que los instrumentos de que se aprovecha el hombre, para manifestar su pensamiento.

-Allan Kardec-
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MIEDOS INFANTILES


Hay niños que tienen miedos inexplicables. Sin que nadie los haya asustado con figuras monstruosas, con la oscuridad o con que se ahogan, ellas demuestran temer la oscuridad, el mar, el río, las armas.
Se les ponen los pelos de punta y corren a la falda de los padres, o se quedan paradas, llorando alto, frente a determinadas situaciones.
Hay incluso bebitos que duermen tranquilos en la falda materna. La madre los acuesta en la cunita, los besa dulcemente y los cubre, llena de cariño.
Sin embargo, cuando se retira de la habitación y apaga a luz, ellos se despiertan gritando, con tremendo pavor, y demoran para calmarse posteriormente.
Algunos niños tienen dificultades con la oscuridad. No consiguen entrar en un lugar que esté oscuro, incluso acompañados. Registran su desagrado agarrándose a las manos de quien esté con ellos y así mismo, lloran, y piden con insistencia para que enciendan la luz.
Algunos padres, con el deseo que sus hijos crezcan sin miedos, los obligan a enfrentar tales situaciones, llamándolos de maricas, bobos y otros adjetivos aún más infelices.
Obligan al hijo a entrar en una habitación oscura para buscar y recoger algún objeto, adrede, y se enfurecen si el niño llora, grita y no hace lo que le han pedido.
Para vencer el miedo al agua, entran en el mar, río o piscina con el hijo en los brazos, obligándolo a quedarse allí. El niño llega al desespero, arañando y gritando con pavor.
Los miedos infantiles de esa naturaleza no se originan en esta vida, sino que son registrados desde los primeros meses, sin ninguna explicación razonable en la actualidad.
Son registros que el espíritu trae por haber sufrido algún mal en vidas anteriores, quizás incluso la muerte, en lugares oscuros o en el agua. Quizás estuvo en un derrumbe, se quedó en la oscuridad por algún tiempo hasta que su muerte física se consumara. O murió ahogado, incluso por imprudencia propia.
Es por eso que estos miedos infantiles nos merecen todo respeto y cuidado.
El niño deberá ser llevado, poco a poco, con mucho cuidado, a entender que ahora está seguro. Los padres podrán afirmarle esto, muchas y muchas veces, diciéndole que lo aman y que lo protegerán. Que él no precisa temer a la oscuridad, pues ésta desaparece cuando encendemos la luz.
Llevarla al mar, para mojar sus pies despacito, jugar en la arena y, poco a poco, irle hablando de la necesidad de tener prudencia, pero también, que no hay motivo para tanto miedo.
Tal vez llevar al hijo a piscinas poco profundas y allí quedarse con él, incentivándolo a jugar en el agua. Jamás, en ninguna circunstancia, reírse de sus temores o calificarlo de forma negativa.
Son problemas muy profundos del espíritu y de forma delicada, cuidadosa y profunda deben ser trabajados.
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El hijo que nos llega es siempre un espíritu que está pidiendo ayuda para su crecimiento interior. Confía en nosotros y por ello nos toma para padres.
No le fallemos en los momentos más importantes. Ayudémosle a superar sus dificultades, con tranquilidad.
No nos importe el aplauso del mundo, ni si él no ostentará jamás las medallas del hombre más corajudo o del mejor nadador. Lo importante es que se convierta en un hombre equilibrado, superando las dificultades una a una, seguro y feliz.

Historias Morales
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