sábado, 8 de febrero de 2014

Leyes Morales, Universales o Cósmicas


¿Cuales son las leyes Morales, Universales o Cósmicas que gobiernan al Ser humano?.

Son las que regulan el carácter íntimo de cada persona, y son la base para nuestra transformación moral y para el desarrollo de nuestra evolución psíquica, adquiriendo por ellas los valores que nos ofrece la vida humana.

Se trata de unas leyes intemporales y eternas que puede tratar de esquivar o subestimar con pretendida impunidad, sin lograrlo jamás, y esto no se debe ignorar porque lo que disponen está esculpido en la conciencia.

Ellas son las   de Adoración,  Trabajo,  Reproducción,  Conservación,  Destrucción o Transformación,  de Sociedad,  Progreso,  Igualdad , Libertad Justicia y la de Amor y Caridad.

En lo material, nos afectan la de Conservación, Reproducción  y la de Transformación o Destrucción, y en nuestra parte espiritual y psíquica, nos alcanzan las leyes del Trabajo, de Adoración, la de Libertad , de Sociedad, de Igualdad,  la de Progreso, la de Justicia, y la de Amor y Caridad.

El desacato o desobediencia a sus principios generan sufrimiento al infractor que no puede escapar al reajuste provocado por su rebeldía o su maldad.
- Jose Luis Martín-
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La Ley de Dios en su expresión más pura no puede ponerse en práctica sino por Espíritus perfeccionados,que se encuentran en un medio también perfeccionado.”
- Centro de estudios de Ciencias Universales-
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LO QUE SE QUEDA OCULTO


Actualmente, todos claman contra la impunidad.
Los medios de comunicaciones revelan sin cesar los variados tipos de actos ilícitos y nos causa indignación constatar cómo el proceso de castigo es moroso y fallo.
Muchos corruptos encuentran lagunas en el sistema legal y salen ilesos.
Grandes criminales siguen libres, manipulando los incontables recursos judiciales.
El dinero público desaparece sin que nadie sea responsabilizado.
Obras son super facturadas y los encargados afirman total ignorancia de lo ocurrido.
Mientras tanto, la sociedad indignada clama por soluciones.
Sin embargo, la justicia humana reprime sólo las conductas más escandalosas.
El legislador terrenal elige algunos comportamientos más nefastos para la convivencia social y los prohíbe mediante castigos.
Aún así, los responsables con frecuencia logran burlar las consecuencias legales.
Ocurre que, por encima y más allá de los reglamentos humanos están, soberanos, los Códigos Divinos.
Ellos establecen la fraternidad, la pureza, el trabajo y la honestidad como deberes ineludibles.
Para estar en armonía con el Estatuto Divino no es suficiente aparentar una vida recta.
Adelanta poco cumplir ritos u ofrecer al mundo una apariencia de recato y sobriedad.
Un sin número de gestos pequeños implican violación a la ley de armonía que rige la vida.
Los padres que no educan a sus hijos violan una misión sagrada que les fue confiada.
Al no dedicar tiempo al perfeccionamiento moral de sus retoños desdeñan a la Ley del Trabajo.
Consecuentemente, responden por las desviaciones causadas por su negligencia.
Parejas que se desgracian, con palabras y gestos, desconsideran el mandamiento de la fraternidad.
Comentarios crueles acerca del prójimo igualmente vibran negativamente delante de la Conciencia Cósmica.
La práctica de pasiones tumultuosas, actos que manchan la inocencia ajena, el desamparo material o moral a los parientes necesitados o enfermos...
Son muchos los ejemplos de conductas no reprimidas por la legislación humana, pero incompatibles con la Ley Divina o Natural.
Es conveniente meditar acerca de eso, siempre que surja el deseo fuerte de clamar contra la impunidad del prójimo.
Nadie defiende que los actos deshonestos persistan exentos de sus consecuencias.
La sociedad necesita de reglas para que la convivencia de sus integrantes siga armónica.
La falta de respeto a esas reglas necesita ser reprimida, so pena de instaurarse la anarquía.
Pero, si el equívoco debe ser combatido eso no debe implicar el odio a los equivocados.
Es necesario medir nuestra propia debilidad antes de lapidar a los demás.
Las Leyes Divinas jamás son engañadas.
Aunque ciertas degradaciones permanezcan ocultas, aún así producen consecuencias que son alcanzadas por las Leyes Divinas.
Por ahora, la mayoría de los habitantes de la Tierra, de alguna manera, aún huye de su deber.
Así, es importante mirar hacia el prójimo con generosidad, mientras cuidamos de corregir nuestro propio comportamiento.
Urge, gradualmente, dejar de aparentar pureza y pasar a vivirla en plenitud.

Si eres favorable a la responsabilidad por los actos practicados, ve como actúas en todos los ámbitos de tu vida.

Cuida para que lo que se queda oculto no te condene delante de tu conciencia.
Jamás podrás engañarla.

Piensa en eso.....

Redacción de Momento Espirita
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         TIERNO CONSUELO  

                        Francisco Cándido Xavier

Diversas personas que nos visitaban por primera vez habían perdido seres queridos. Dos señoras lloraban intensamente, solicitando algo que las consolase por la desencarnación de hijos amados.
Abierta la reunión, los estudios cayeron en el ítem 21 del capítulo V de El Evangelio Según el Espiritismo, cuya lectura e interpretación fueron tierno consuelo en auxilio de todos nosotros
Al término de las tareas indicadas para la noche, nuestro amigo espiritual de siempre, por nuestro intermedio escribió el mensaje que a continuación se cita:

MUERTOS AMADOS.-

En la Tierra, cuando perdemos la compañía de seres amados, ante la visita de la muerte, nos sentimos como si nos arrancasen el corazón como un tiro en el corazón.
Desean rever las sonrisas que se extinguieron, hambre de oír las palabras que silenciaron
Y bastas veces todo lo que nos resta en el mundo intimo es un valle de lágrimas estancadas, sin recursos de evasión por las fuentes de los ojos.

Comprendemos, si, en este otro lado de la vida, el suplicio de los que vaguean entre las paredes del hogar o se movilizan en el espacio exiguo de un túmulo, preguntando por qué,,

Si vieras semejantes sombras de añoranza y distancia, si el vacio te atormenta el espíritu, serénate y ora, como sepas y como puedas, deseándola paz y la seguridad de los entes inolvidables que te antecedieron en la vida mayor.

   Chico Xavier, Emmanuel

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