En
que se diferencian las Leyes Morales de las Leyes Universales?
Existen
una serie de leyes naturales de origen Divino, que rigen en el
Universo infinito. Unas son de carácter físico y las otras de
carácter espiritual o moral.
Las de carácter físico son particulares según la
naturaleza de cada mundo al que rigen . Estas leyes físicas regulan
el movimiento y las relaciones de la materia bruta y su estudio
corresponde a la Ciencia.
Las leyes espirituales y morales conforman todas la Ley
Natural en general y constituyen una serie de normas de
carácter psíquico , espiritual y moral , que afectan por
igual a todos los seres en su relación con Dios y con sus
semejantes. Comprenden las reglas de vida para el cuerpo y para el
alma.
La Ley Natural es la Ley de Dios y es la única
necesaria para que el ser humano pueda alcanzar la felicidad infinita
y eterna. Esta le indica lo que debe y lo que no debe hacer. Es
eterna e inmutable como el propio Dios que creó el conjunto de
leyes que la conforman.
Todos somos susceptibles de poder conocerlas y
comprenderlas, sin embargo ello está condicionado al nivel de
progreso que cada uno ya alcanzó con anterioridad a la presente
existencia física.
La armonía que se plasma en el universo material y en
el universo moral, se fundamenta en estas leyes establecidas por Dios
desde la eternidad.
Las Leyes Universales son asimismo naturales y
generalizadas en todo el Universo al que afectan por igual en todos
los planos y mundos existentes. La más importante y fundamental
entre todas es la Ley del Amor, como camino único hacia el Padre
Creador. Después la Ley de Evolución por la que se cada
criatura se aproxima a El. Esta ley conduce al Ser espiritual hasta
la proximidad y comprensión de Dios, llegando a gozar de
inimaginables estados generadores del Amor procedente de Dios, que
es nuestra Causa y Origen.
- Jose Luis Martín-
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“Todo
el que cumpla con la Ley y desee la luz, conquistará la ciencia”.
(Centro de Estudios de Ciencias Universales)-
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Compromiso con la Conciencia
Usted ciertamente ya leyó u oyó, algún día, la noticia de un robo, incendio, naufragio o explosión de algún bien mobiliario o inmueble que pertenecía a alguien, ¿no es así?
No obstante, nadie jamás oyó o leyó una nota diciendo:
“Fue robado el coraje de esta o aquella persona”, “Fue extraviada una gran porción de optimismo. Quien lo encuentre, por favor que lo devuelva en la dirección citada”.
O sino, “Un incendio consumió toda la fidelidad de fulano” o “Naufragó la honestidad de beltrano.”
En fin, nunca se oyó hablar que las virtudes de alguien hayan sufrido asaltos u otro daño cualquiera.
Todavía, eso ocurre diariamente cuando los negociantes sospechosos indignos tiran por tierra la honestidad y la honradez de este o de aquel ciudadano, que sucumbe ante grandes cuantías de dinero o favores de todo orden.
Sin embargo, las virtudes que se dejan arrastrar por intereses propios, no son virtudes afectivas, son ensayos de virtudes.
Quien verdaderamente conquista una virtud, jamás la pierde.
Nos contó un amigo, joven abogado que trabaja en un órgano público que, en cierta ocasión, estaba con un montón de procesos sobre la mesa, cuando su superior entró en la sala, tomó dos de aquellos procesos y los puso a un lado, diciéndole:
“Quiero que usted archive estos procesos.”
El abogado preguntó porqué razón debería archivarlos, y el director respondió simplemente: “Porque los acusados son mis amigos y me pedirán ese favor”.
El muchacho, que tenía un compromiso serio con la propia conciencia, hizo que los procesos siguiesen su curso, sin interferir.
Tiempo después, los acusados tuvieron que cargar con las costas del proceso e indemnizar a varios ciudadanos, a los cuales habían perjudicado de alguna forma.
Cuando fue preguntado por su superior sobre lo ocurrido, el abogado argumentó que el hecho de que los acusados fueran sus amigos, no era suficiente para eximirlos de la responsabilidad de sus actos.
Si el joven abogado no hubiese tenido fortaleza de carácter, podría haber dado ocasión a que fuese registrado en su ficha espiritual la siguiente anotación:
“Este Espíritu sufrió, en tal fecha, un asalto por la corrupción y tuvo sus bienes más preciosos, que son la fidelidad y la honestidad, robados.”
Felizmente eso no ocurrió.
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Todas las veces que permitimos que nuestro patrimonio ético-moral sea comprado o robado, quedamos más pobres espiritualmente.
Cuando aplaudimos la corrupción y la ganancia de los otros, somos cómplices con esas miserias morales, y empobrecemos.
Piense en eso, y considere que vale la pena preservar ese bien tan valioso que es su patrimonio moral.
Texto del Equipo de Redacción del site www.momento.com.br, con base en un hecho real
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“Prefiera afrontar el mundo sirviendo a su conciencia, que afrontar su conciencia para ser agradable al mundo.”
Humberto de Campos
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EXPERIENCIAS EN LA VIDA
No hay fuerza que suplante al amor. Al recurrir a la fuente sublime del Amor sin Límites, a través de la oración, recibimos respuesta del Cielo que lo dulcifica todo en un instante, cambiando los estados mentales, en sintonías emocionantes que hacen el panorama totalmente distinto.
Si la persona no cambia, no se orienta hacia el bien, es impenetrable, queda atrofiada en los sentimientos nobles, y deambula en las fajas inferiores, sin que los centros de comunicación capten los llamados de importancia.
No debemos olvidar la enseñanza de Jesús: “Pedid y se os dará…” Es necesario pedir, saber hacerlo y esperar con receptividad.
La vida es patrimonio de Dios y todos nos encontramos situados en ella con propósitos superiores que nos están reservados. Todos realizamos actos lamentables, que son frutos de nuestra ignorancia, igualándonos, en cierto modo, en los errores y diferenciándonos en los aciertos.
Cuando somos inmaduros no nos disponemos a trabajar a favor de nuestro propio progreso moral. Somos inmaduros en lo que concierne a los nobles compromisos, soñamos con los placeres extenuantes a los cuales nos gusta entregarnos, importándonos muy poco las consecuencias perniciosas que nos pueden sobrevenir.
Solamente existen obsesiones porque existen deudores. Todo obsesor por más insensible y cruel que sea, es solo un enfermo que se vio traicionado y no ha sabido o querido superar la condición de dolor a la que fue arrojado. Mientras no exista la luz del perdón en la antigua victima y la transformació n moral del infractor, la problemática aflictiva continua, cambiando solamente de forma o de actitud de quien persigue y de quien es perseguido.
Todo en la Naturaleza invita a la paz y al amor, poemas llenos de vida y de belleza invitan a la meditación y al progreso intimo; a pesar de eso, el atavismo de las pasiones primitivas hace que el hombre renuncie a la gloria de la armonía externa que cubre la Tierra, bendiciéndola para vivir los volcanes íntimos que retumban violentos en erupciones destructoras.
Muchos diligentes estudiosos de la reencarnación, mantienen veleidades e ideas fantásticas que les hacen sentir placer, en torno del pasado espiritual. Se identifican en los ropajes físicos de antiguos nobles y generales, reyes y conquistadores, prelados ilustres de alta jerarquía en las órdenes eclesiásticas, de artistas famosos, perdiendo un tiempo precioso en investigaciones y comparaciones de valor secundario, al exaltar el pasado para satisfacerse en el presente sin la necesaria consideración por la nueva oportunidad…
No quieren darse cuenta, que si vivieron personificaciones célebres y aun permanecen en la Tierra, es porque fallaron dolorosamente , en las oportunidades con que la Vida los invitó a obtener en propio crecimiento moral, pero se denigraron por el orgullo, excesiva ambición, falta de respeto a la bendición que no merecían, pero que recibieron como misericordia Divina.
Confirmados algunos casos como verdaderos, hay que observar que esto es así por una finalidad reeducativa, exigiendo urgente reparación y no un motivo de disfrazada vanidad por lo que fueron, con total olvido de los que son.
La falta de obligación en los compromisos elevados se hace notoria en las esferas sociales del mundo, en cuya clase abundan muchas perturbaciones e invitaciones a la caída, tentaciones sin nombre, fraudes, tormentos, traiciones y enormes responsabilidades. En cambio los fámulos humildes, servidores ignorados, profesionales poco conocidos, son los que soportan la mezquindad e indiferencia, la perversidad y el desprecio, elevándose a través de los valores de la paciencia y la humildad que vencen en la escala del progreso, esperándolos generosos y liberados, después del umbral de ceniza y lodo en el que todos se igualan, en la consunción del cadáver, aunque la tumba de los opresores de un día se erige con mármoles y bronces trabajados, que evocan escenas que no se repetirán!...
“las marcas de determinadas reencarnaciones no desaparecen rápidamente de los tejidos sutiles del Espíritu que renace en el cuerpo, sufriendo los efectos.
“Jesús escogió vestimentas modestas, las convivencias del dolor y del sufrimiento humano, las situaciones del proletariado sin esperanza para dignificar la ascensión de las almas que se fortalecen con los testimonios de la pobreza y la simplicidad. No despreció los bienes del mundo ni a sus poseedores transitorios, ofreciéndoles varias veces, la oportunidad de unirse a El y Sus lecciones, pero no se detuvo, al lado de las momentáneas posiciones y mandos…
“Dignas son todas las coyunturas en que el Espíritu renace para la evolución, porque al final todos son dones de Dios, puestos al servicio del progreso de todas las almas.
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “En las Fronteras de la Locura” Divaldo Pereira Franco.
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