sábado, 13 de diciembre de 2014

El Sueño


           

 TERAPIAS DESOBSESIVAS


La obsesión es una llaga moral del Espíritu,  su generalización es muy amplia, tornándose periódicamente, una virosis de contacto rápido, como resultado del proceso evolutivos de las criaturas exige su imposición como una necesidad sanadora  de los  cuantiosos  compromisos negativos que permanecen en la economía  de la sociedad.
En la Antigüedad Oriental, así. Como después, durante la Edad Media, se presentaba con características  epidémicas y barría a los pueblos, les daba una tregua y retornaba  intempestivamente.
En sus diversos aspectos, ha sido muchas veces confundida, con la locura,   a desafiado a los estudiosos del comportamiento, de la salud, de la religión y de las ciencias de la mente.
En ciertas ocasiones, sutil, asume proporciones inesperadas, llevando a extremos lamentables  a aquellos que caen en sus redes.
Por la imposibilidad de enfrentarla, de reducirla, con recursos hábiles y eficaces, la humanidad ha sufrido considerándola un castigo divino, utilizando por desconocimiento de su génesis, métodos de combate no menos crueles.
La obsesión puede influir maléficamente en la organización física, produciendo patologías  tan complejas como dañinas. Ya que se trata  de la ingerencia de la presencia psíquica  de un desencarnado  en un encarnado.
Allan Kardec la estudió profundamente, siendo el primer investigador en penetrar en  sus causas, analizarlas y presento las terapias  compatibles, capaces de disminuirlas o erradicarlas completamente. 
Antes que el, Jesús, diversas veces, enfrento y atendió  a obsesos y obsesores, socorriéndolos con Su inefable amor y libertando a unos de los otros, mediante la fuerza restauradora  de que era poseedor 
Su dialogo con esos enfermos son profundos, presentando a la sicopatología  un admirable capitulo, que permanece oscuro en las áreas de las doctrinas especializadas
El espiritismo, en cambio, por lidiar con los factores causales, analiza el problema y lo elucida, proponiendo métodos  correctos para atender a los que se encuentran involucrados, al tiempo que suministra terapias preventivas, que impiden la instalación de la enfermedad.
La obsesión tiene sus raíces fijas en los antecedentes morales  de ambos litigantes. Egoístas e irreflexivos, no miden las consecuencias  de sus actos venales, pasando a vincularse uno en el otro a través de las cadenas del odio, de la venganza, que los hace cada vez más infelices. Arrastrándose, de ese modo, por siglos  de sufrimientos dolorosos, pasando de victimas a verdugos y recíprocamente, hasta que el amor les encienda la luz de la esperanza en las sombras  donde permanecen y el perdón los torne verdaderos hermanos en la senda evolutiva.
El amor es el primer medicamento para la terapia obsesiva. Ya que abre las puertas de la esperanza y esclarece las finalidades de la vida, proporcionando el perdón que suaviza los dolores producidos por las ulceras del odio.
Si por el contrario  persisten  en el resentimiento y el malquerer, el rencor y la desconfianza, la obsesión permanece como un acido quemando los delicados engranajes de la casa mental y produciendo  las alineaciones tormentosas .
La mediumnidad es la gran oportunidad que posibilita la identificación y la cura de las obsesiones. El paciente victima de la obsesión, es portador de mediumnidad,  que necesita conveniente educación, con el fin de aplicarla en finalidades relevantes. 
La obsesión es una dolencia grave, aun cuando se presente en un cuadro simple, que puede ser de forma depresiva o de morbo que afecta la salud física. Es por eso que se impone la transformación moral  del paciente y el cambio  de  actitud emocional del agente que la desencadena, consciente o no.
La obsesión existe, porque existe un debito, por parte del que la sufre.
Las leyes de la vida disponen  de recursos para la reeducación de los incursos en sus códigos de justicia. La intemperancia y precipitación de los individuos, perturbados en si mismos, los llevan a los desagravios y  venganzas, produciendo esos innecesarios procesos de sufrimientos.
La mente infeliz, a través de la monoidea  de agraviar, descarga  ondas de odio sobre su desafecto que, desprovisto de recursos  morales, tales como la invigilancia, o la falta de caridad y de amor , las capta por medio  del campo del periespiritu, con el cual aquella sintoniza por afinidad vibratoria hasta transformarse en una idea perturbadora  en su propio psiquismo.
A veces, por la acción de la voluntad, condensa  sus vibraciones, presentándose con aspectos terroríficos durante la vigilia y el parcial desdoblamiento producido por el sueño, y provocando por medio de pavor, que se transforma en una patología alucinante. 
En la sucesión de sus interferencias consigue dominar la mente culpable,  que se le hace sumisa, dando curso a los más graves fenómenos  de subyugación, que la ignorancia, por muchos siglos, consideró como posesión demoníaca y que los científicos  rotularon  como esquizofrenia.
De la misma forma, la constante  ingestión psíquica de la onda mental enfermiza produce variados disturbios orgánicos, que facilitan  la instalación de gérmenes destructivos de la salud o provocan, por si misma, alteraciones celulares, ulceraciones,  disfunciones de diversos órganos.
En consecuencia, la desobsesión es la terapia especializada y única poseedora de recursos para la liberación del alineado.
Mediante el esclarecimiento del  espíritu enfermo, imbuido de la falsa idea de justicia, se deberá disuadirlo del propósito infeliz, demostrándole el error en el que se encuentra e inducirlo a la certeza de que el amor de Dios todo lo resuelve.
Es necesario la concienciación de la victima, para que busque la rehabilitación por medio de un cambio de comportamiento mental y espiritual. La reforma moral del obseso hará que su actual perseguidor constate su esfuerzo en mejorarse, demostrando arrepentimiento de las acciones infelices, y serenando el animo,  se torna amigo del antiguo verdugo,  avanzando con el para la ruta del bien.
La desobsesión también puede realizarse más allá de la esfera física, por la intervención de los benefactores espirituales, cuando constatan el esfuerzo del alma para rehabilitarse y auxiliar a su perseguidor. 
En los procesos que afectan al organismo fisco, además del recurso espiritual liberador conveniente la terapia medica correspondiente, para la reorganización del mismo.
El abuso del  sentimiento, que  lleva a la vampirización psíquica, es también un motivo de obsesión, que genera prolongados disturbios
Los deseos perturbadores lanzan petardos mentales que alcanzan a aquellos a los cuales son dirigidos, produciendo extrañas  y desagradables sensaciones. Cuando son recíprocos, dan curso a una interdependencia  psíquica  que afecta tanto al área de la emotividad, así como de la organización somática, generando sufrimiento
La criatura es siempre responsable por su propia vida. Solamente hay agravios, obsesión y sufrimiento, porque se eligen comportamientos  enfermizos en detrimento de aquellos otros que son positivos.

Con las poderosas energías del amor, es con lo que podemos disolver las cadenas del mal, es esta, la solución para la desobsesión, se libera el ser del sufrimiento que su negligencia generó, favoreciendo con la salud integral,  resultado  de una mente en armonía con la vida,  a una organización física equilibrada y la emoción como la razón  dirigidas hacia el bien, hacia el progreso, hacia la felicidad.

Trabajo de Merchita extraído del libro “Plenitud” de Divaldo Pereira Franco
 
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                                            ALCANCE DEL ESPIRITISMO
 

Como revela conceptos nuevos acerca del hombre y cuanto lo rodea, el Espiritismo se conecta con todas las áreas del conocimiento, de las actividades y del comportamiento humano, y abre de ese modo una nueva era para la regeneración de la humanidad.

Puede y debe ser estudiado, analizado y practicado en todos los aspectos fundamentales de la vida, tales como: científico, filosífico, religioso, ético, moral, educacional, social.


- Viviana Gianitelli -

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¿Los espíritus elevados, fueron creados así ?

Dios nos creó a todos iguales, tal como se afirma en la Codificación Espírita, sencillos e ignorantes, aunque dispuestos para el desarrollo evolutivo mediante el aprendizaje y esfuerzo, con nuestro libre albedrío, por tanto los Espíritus moralmente superiores lo son porque llevan conquistado un mayor grado de evolución y desarrollo espiritual, logrado a lo largo de muchas vidas y de mucho tiempo. Esta depuración natural de la materia en donde experimentan su mejora evolutiva, les hace estar en un nivel vibratorio mas o menos elevado, en el que actualmente se encuentran, gracias al mérito de su propio esfuerzo que les ha permitido alcanzar su evolución actual.

En un remoto día de su pasado estos Seres elevados también fueron Seres primarios e imperfectos, pero eran como lo somos todos, perfectibles, y el motivo de su actual estatus de Luz espiritual, viene dado por su más elevada vibración conquistada a lo largo del tiempo y de muchas vidas y experiencias en la materia, con el mérito de su esfuerzo y tesón, vida tras vida, equivocándose y cayendo en el error, una y mil veces, pero siempre con la libertad de poner en acción su voluntad para superarse y mejorar en pos de una mayor perfección que los acerque poco a poco, cada vez más, a la comprensión y a la Luz del Padre. Lo que sucede es que ellos fueron creados y comenzaron a rodar evolutivamente mucho antes que los que actualmente aún somos espíritus atrasados en medio de las luchas evolutivas en medio de este mundo de expiaciones y de pruebas, que es aún la Tierra; se puede decir que ellos son más viejos y tienen, por tanto, un mayor camino evolutivo recorrido a lo largo de un mayor tiempo de existencia y por tanto, llevan acumuladas más experiencias en ambos planos de la existencia, todo ello dentro de un proceso natural de desarrollo, aprendizaje y perfeccionamiento continuos.

Estos levados Seres, desde muy antiguo nos visitaron, o bien en forma de apariciones celestiales o bien como personas encarnadas en la Tierra. Enseguida se hicieron notar por su sabiduría y sus virtudes. Fueron las religiones quienes les consideraron divinidades o los denominaron y clasificaron bajo el nombre de Ángeles , Arcángeles y Serafines, en cuyo caso se creyó que eran hijos de Dios, privilegiados, creados así desde su inicio existencial mucho más perfectos y elevados,que los demás seres de la Creación, incluidos los humanos, pero sin el mérito de ningún esfuerzo personal por su parte, para ser como son y merecer ese grado de felicidad por su mayor cercanía al Espíritu Divino Creador. Sin embargo no son dioses, ni tampoco Dios los creó así de perfectos, porque sería injusto un Ser Creador que no hiciese a sus hijos en igualdad de condiciones y aptitudes, por tanto si así fuese, tendríamos que hablar de un Ser Creador injusto, por lo que no sería Dios, pues este es la Perfección Infinita, y en esa perfección está englobado el concepto de Justicia.
La felicidad de ese grado de perfección angelical, la da el desarrollo, la cercanía a nuestra Fuente de Origen, perfeccionándose y trabajando por ella y para ella, y Dios que es infinitamente Bueno, Justo y Sabio, nos mide a todos con la misma vara de medir, de modo que nos creó a todos perfectibles, de modo que nos ha dejado el mérito del esfuerzo propio para crecer como espíritus, conquistando nuestra propia felicidad, y esto sin excepciones.

Cuando en un momento dado de su desarrollo espiritual, y habiendo alcanzado estos Espíritus el elevado y necesario nivel como para poder colaborar con el Padre en la infinita obra de la Creación, se sintieron liberados de la necesidad de repetir nuevas experiencias en la materia, pasando a colaborar activamente en la infinita Obra Divina, prosiguiendo así su progreso infinito, dedicándose a extender el Amor del Padre por todos los rincones del Universo.

- Jose Luis Martín -

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Cuando veáis a un hombre bueno, tratar de emular su ejemplo, y cuando veáis a un hombre malo , tratar de ver si tenéis las mismas faltas ”
- Confucio –

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                               LOS SUEÑOS
El sueño, para el cuerpo físico, es una muerte de todos los días, aparente e incompleta, durante la cual el espíritu no pierde  su integridad, cesando solamente la actividad de los órganos de relación con el mundo exterior; más en compensación, el Espíritu, el sueño le abre  las puertas de los sueños, hendijas más o menos grandes hacia la visión de extrañas escenas del mundo extraño del Más Allá, sus paisajes,  de coloridos bizarros , sus luces intensas y maravillas, sus misteriosos habitantes.
El sueño en si mismo, es un fenómeno físico, un estado de transición que conduce a los sueños – que son fenómenos de lucidez.
Todo el mundo duerme, seres y cosas, por lo menos aparentemente. Un tercio de nuestra vida, como mínimo lo pasamos durmiendo.
    Durante el día y por la influencia del Sol, cuya luz destruye las emanaciones fluídicas maléficas, predomina el dinamismo de las fuerzas materiales, regidas por la inteligencia; más, cuando el Sol se va y cae la noche, pasan a imperar las fuerzas negativas del Mundo Espiritual inferior y el cuerpo humano se adormece, entonces, bajo su dominio.
El sueño adviene para unos por una congestión cerebral (hiperemia de los vasos sanguíneos del cerebro)
Para otros, es justamente lo contrario: ocurre una anemia  cerebral (isquemia  de los mismos vasos) lo que quiere decir que durante el sueño los vasos se dilatan y desagotan la sangre del cerebro.
Al lado de estas explicaciones está la teoría de las neuronas, células nerviosas cuyas prolongaciones  retraen durante el sueño interrumpiendo el paso de la corriente vital, la que restablecen al despertar, distendiendo las referidas prolongaciones y poniéndolas de nuevo en contacto.
El sueño puede resultar también de una asfixia periódica del cerebro y, para el viejo Aristóteles, adviene de la acción de las tomaínas  existentes en los residuos digestivos.
En contraposició n, hay otros que afirman que, justamente dormimos para desintoxicarnos, siendo el sueño una función  defensiva del organismo.
El organismo  físico, en la vigilia, gasta energías, que recupera en el reposo del sueño. La ciencia descubrió que en el momento del sueño ocurre una inversión de las ondas cerebrales, del cerebro posterior hacia el interior.
El sueño, se da, con el abandono provisorio del cuerpo por el Espíritu, de la misma forma que en la muerte, cuando el abandono es definitivo.
Veamos diversas teorías científicas sobre los sueños:
Freud dice que los sueños se originan  en los deseos reprimidos: no pudiendo el hombre satisfacerlos en la vida normal, se esfuerza en vivirlos cuando se duerme.
Mauri dice que los sueños resultan de los automatismos psicológicos; de cerebraciones  inconscientes o de asociaciones de ideas que, como es natural, originan imágenes mentales.
Según Saint – Denis en los sueños existe  el desenvolvimiento natural y espontaneo de una serie de reminiscencias.
Delboeuf admite  la conservación indefinida de impresiones que Richet bautizó con el nombre de pantomnesia (reminiscencia universal)
Conan Doyle admite solamente dos especies de sueños: los resultantes de experiencias hechas  por el Espíritu libre y las provenientes de la acción confusa  de las facultades inferiores, que permanecen  en el cuerpo cuando el Espíritu se ausenta.
Flammarión, Rosso de Luna, Dunne, Lombroso, Materlink y muchos otros estudiaron también el fenómeno y dejaron a cerca de él interesantes pero no concluyentes teorías.
Podemos clasificar los sueños en dos categorías: los sueños subconscientes y los sueños reales.
Los sueños del subconsciente  son reproducción de pensamientos, ideas e impresiones que afectan  nuestra mente  en la vigilia; hechos comunes de la vida normal que se registran en los recovecos de la memoria  y que durante el sueño, continúan preocupando al Espíritu, con mayor o menor intensidad. Esos elementos, subiendo del subconsciente se empujan  los unos a los otros, si se puede decir así, y forman verdaderos  enredos con reminiscencias  presentes y pasadas, tornando tales sueños casi siempre de difícil comprensión, justamente por ser confusos, complejos extravagantes.
En esos sueños subconscientes entran también otros factores, como: el temperamento imaginativo o emocional del individuo, sus resabios, mayormente los de naturaleza sexual, perturbaciones fisiológicas momentáneas, etc. Los durmientes  ven, en tales sueños, solo cuadros formados en su propia mente subconsciente, puesto que tales sueños son únicamente producto mental inferior de ellos mismos.
Finalmente, lo que define  y caracteriza, además de su aspecto confuso  y neblineo, es la incoherencia, la falta de nitidez, de luz, de colorido.
Los sueños reales mientras el cuerpo físico reposa, el Espíritu pasa a actuar en el plano espiritual, en el cual tiene más o menos libertad de acción, según su propia condición evolutiva. Unos se conducen libremente, otros quedan en la dependencia de terceros, más todos son atraídos hacia lugares que les son afines o correspondientes.
Son, por tanto, aquello que ve, oye o siente; los contactos que hace con personas o cosas de esos lugares o esferas de acción y que constituyen los sueños reales que, como bien se comprende, no son mas elaboraciones de la mente subconsciente individual sino perfectas visiones, directas y objetivas de esos mundos, verdaderos desdoblamientos, exteriorizaciones involuntarias del Espíritu.
Los encarnados, sujetos coma están a las leyes que rigen el piano material, no se liberan de ellas sino con la desencarnació n y, por eso, así cuando están exteriorizados durante el sumo, las leyes prevalecen manteniendo los velos de oscuridad vibratoria entre los dos mundos.
Esa es la razón porque los sueños, incluso los reales, son normalmente indistintos, nebulosos, de difícil recordación. Por eso también es que cuando hay necesidad de obviar ese estado de cosas, haciendo que los sueños sean más fácilmente recordables, los agentes de lo invisible lanzan en la mente del durmiente poderosas sugestiones, fácilmente transformables al despertar, en forma de imágenes mentales y cuadros alegóricos representativos de las enseñanzas, advertencias o experiencias que el durmiente debe recordar.
Acostumbran también conducir al adormecido a regiones o instituciones del Espacio, proporcionándole contactos y experiencias necesarias a su aprendizaje espiritual, de los cuales el recuerdo, por el referido procedimiento, siempre en alguna forma permanece.
Y si eso acontece en relación a los Espíritus buenos, también sucede con los malos que, valiéndose de la ley de afinidades vibratorias se apoderan de los durmientes y los conducen hacia sus antros, inoculándoles o alimentando en sus mentes desprotegidas ideas o tendencias maléficas.
Los médiums, pues, que se guarden de esas infelices posibilidades, purificándose en cuerpo y Espíritu para que su tonalidad vibratoria se eleve orando y vigilando como el Divino Maestro recomendó.
Conforme, empero, a su desarrollo espiritual, puede el Espíritu así desdoblado viajar por varias regiones espirituales, verlas y comprenderlas, instruirse y penetrar acontecimientos pasados o futuros del sector de los llamados sueños simbólicos o proféticos.
En ese mundo diferente, en el cual ingresamos diariamente, muchas cosas están a nuestra disposición, como auxilio a nuestro esfuerzo evolutivo: material de estudio, elementos de investigación, contactos reparadores, consejos e instrucciones de amigos desencarnados o no y de instructores espirituales.
La luminosidad, la nitidez, la claridad, la lógica y el colorido, he ahí las características inconfundibles de esos sueños reales, únicos verdaderos.
Lo que es necesario que tengamos durante esos sueños es una relativa conciencia de lo que sucede, y eso solo podemos conseguirlo, normalmente, por medio de continuados ejercicios de autoeducación y disciplina miento de la voluntad, los que deben ser hechos diariamente, antes de adormecernos, y con un previo entendimiento con el guía espiritual.
Pocos son los que al despertar recuerdan esa vida exquisita que vivieron durante el sueño. En general solo nos recordamos del último sueno, lo que antecedió al despertar, y este mismo es luego borrado de la memoria con la sucesión de los acontecimientos materiales inmediatos.
En el libro Los Mensajeros Espirituales, capitulo XXXVII, André Luiz, refiriéndose a los encuentros que se dan durante el sueño, dice: "Estas ocurrencias se dan todas las noches por millares en los círculos terrestres. En la mayoría de los hermanos encarnados el sueno apenas refleja perturbaciones fisiológicas o sentimentales a las que suelen entregarse; sin embargo, existe un gran número de personas que, con más o menos precisión, son aptas para desenvolver este intercambio espiritual".
Vivimos actualmente en la carne con la pérdida de más de un     tercio de nuestra vida consciente, la cual escapa a nuestro control por entre las brumas y el olvido del sueño.
El problema está, pues, en obtener de a poco ese dominio, viviendo conscientemente, tanto de día como de noche, en la vigilia como en el sueño, para que la luz de la verdad triunfe sobre las sombras de la muerte y para que la vida se manifieste en su realidad  de como es: eterna.
Otro medio de conservar la conciencia al despertar es desarrollando el chacra coronario.
Estas facultades de lucidez, tan bellas y tan otiles, abren al
El médium educado y consciente un mundo extraordinario de conocimientos y revelaciones espirituales. Transforman al hombre en un ser diferente, dado que le confieren el poder de vivir en dos mundos, incluso estando encarnado. Ampliase para los ilimitados horizontes que abarcan mucho del Universo y le permitirán comprender muchas de las grandezas de la Creación Divina.
Mas es preciso educación y desenvolvimiento metódico y progresivo, lo que solo se tornara posible cuando el Espíritu esté en condiciones de merito propio, cuando sea digno de poder merecer la preciosa colaboración indispensable de los asistentes espirituales competentes.
Muchos procedimientos son utilizados para ese desenvolvimiento, siendo los más comunes, para la videncia, por ejemplo, los del grupo de cristal o videncia, esto es: la fijación de superficies lisas y brillantes como sean bolas de vidrio, botellas o copas conteniendo agua, espejos, lentes, objetos de metal pulido, fuentes de agua, borrones de tinta y la propia huía convenientemente pulida.
No habiendo mediúmnidad-tarea, ningún procedimiento material o artificial dará resultado si, desde el punto de vista moral, o según las necesidades de su propia evoluci6n, el individuo no fuere digno.
Las superficies brillantes provocan una auto-hipnotizació n que nada resuelve en definitivo, puesto que si los asistentes invisibles nada proyectan sobre tales superficies nada podrá ser visto; sin embargo, los guías acostumbran aconsejar a veces tales procedimientos con la intención de obligar al estudiante a realizar ejercicios de concentración, familiarizándose con la disciplina mental.
Acostumbran también actuar directamente sobre los médiums en desarrollo, aumentando sus vibraciones de la glándula pineal y proyectándoles durante el sueño o en el semi-sueño cuadros simbólicos en el campo de la visión. Se valen también del ambiente formado en las sesiones espiritas bien conducidas para producir tales fenómenos, por tener en esas ocasiones, a su disposición, cargas poderosas de fluidos apropiados a las formaciones ideo plásticas.
Mas, repito, para el desenvolvimiento de esas facultades la condición esencial es la reforma individual del médium con la purificación de sus pensamientos y actos, porque de eso dependerá la elevación de su vibración periespiritual a un nivel compatible con la producción de tales fenómenos, esto es, al nivel de las vibraciones del piano espiritual.

Extraído por Merchita del libro “Mediúmnidad” Edgard Armond 

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