68.¿Cuál es la causa de la muerte en los seres orgánicos?
- Agotamiento de los órganos.
68 a. ¿Se podría comparar la muerte con la cesación del movimiento de una máquina descompuesta?
- Sí, porque si la máquina ha sido mal armada sus resortes se rompen, y si el cuerpo está enfermo, la vida se extingue.
69.¿Por qué una lesión del corazón, más bien que la de otros órganos, ocasiona la muerte?
- El corazón es una máquina de vida. Pero no es el único órgano cuya lesión produzca la muerte. Sólo constituye uno de los engranajes esenciales.
70.¿En qué se convierten la materia y el principio vital de los seres orgánicos cuando éstos mueren?
- La materia inerte se descompone y forma nuevos cuerpos. El principio vital retorna a la masa.
Una vez muerto el ser orgánico, los elementos que lo integran sufren nuevas combinaciones que forman seres nuevos. Éstos extraen de la fuente universal el principio de la vida y de la actividad, lo absorben y lo asimilan, para devolverlo a esa fuente cuando cesan ellos de existir.
Los órganos están, si así vale decirlo, impregnados de fluido vital. Dicho fluido da a todas las partes del organismo una actividad que les permite a éstas el comunicarse entre sí, tal el caso de ciertas lesiones, y restablecer funciones temporariamente suspendidas. Pero, cuando los elementos esenciales al funciona-miento de los órganos son destruidos, o su alteración es demasiado profunda, el fluido vital resulta impotente para transmitirles el movimiento de la vida, y entonces el ser muere.
Los órganos reaccionan más o menos necesariamente unos sobre otros. De la armonía del conjunto que integran resulta su acción recíproca. Cuando cualquier causa destruye esa armonía sus funciones se detienen, como el movimiento de un mecanismo cuyos engranajes esenciales se han averiado. Similarmente a un reloj que se gasta con el tiempo o sufre un desperfecto accidental, y cuya fuerza motriz es impotente para hacerlo funcionar.
Tenemos una imagen más exacta de la vida y la muerte en un acumulador eléctrico. Este aparato almacena electricidad, como todos los cuerpos de la Naturaleza en estado latente. Pero los fenómenos eléctricos sólo se manifiestan cuando el fluido es puesto en actividad por una causa especial: entonces se podría decir que el acumulador está vivo. Cuando la actividad se detiene, el fenómeno cesa y el artefacto vuelve a su estado de inercia. Así pues, los cuerpos orgánicos serían una especie de batería o acumulador eléctrico en el cual la actividad del fluido produce el fenómeno de la vida: la cesación de dicha actividad ocasiona la muerte.
La cantidad de fluido vital no es idéntica en todos los seres orgánicos. Varía según las especies, y tampoco es constante, ya sea en un mismo individuo o bien en los individuos de deter-minada especie. Los hay que se hallan –por así decirlo- saturados de fluido vital, al paso que otros tienen apenas la cantidad suficiente. De ahí que algunos lleven una vida más activa y ener-gética, y en cierta manera superabundante.
Por otra parte, la reserva de fluido vital también se agota. El que tiene más puede darlo al que posee menos y, en ciertos casos, reanimar una vida pronta a extinguirse.33 (Negritas)
33 Tal es lo que ocurre con los magnetizadores, y con los pases fluídicos dados en los centros espíritas. [N. del copista.]
III.- Inteligencia e instinto
71.La inteligencia ¿es un atributo del principio vital?
- No, puesto que las plantas viven y no piensan: no poseen sino vida orgánica. Inteligencia y materia son independientes, ya que un cuerpo puede vivir sin la inteligencia, pero ésta a su vez sólo puede manifestarse mediante órganos materiales. Es menester la unión del espíritu para comunicar actividad inteligente a la materia “animalizada”.
La inteligencia es una facultad especial propia de ciertas clases de seres orgánicos, que les da, con el pensamiento, voluntad de obrar, conciencia de su existencia y de su indivi-dualidad, así como los medios para establecer relaciones con el mundo exterior y proveer a sus necesidades. Así pues, podemos distinguir: Primero, los seres inanimados, formados sólo de materia, sin vitalidad ni inteligencia: éstos son los cuerpos inertes. Segundo: los seres animados no pensantes, formados de materia y dotados de vitalidad, pero desprovistos de inteligencia. Y tercero: los seres animados y pensantes, formados de materia, dotados de vitalidad y que poseen, además, un principio inteligente que les otorga la facultad de pensar. (negritas)
72.¿Cuál es la fuente de la inteligencia?
- Ya lo hemos dicho: la inteligencia universal.
72 a. ¿Se podría afirmar, entonces, que cada ser toma una porción de inteligencia de la fuente universal y se la asimila, de la manera que se asimila el principio de la vida material?
- Esto es sólo una comparación, pero no exacta, por cuanto la inteligencia es una facultad propia de cada ser y constituye su individualidad moral. Por lo demás, ya sabéis vosotros que existen cosas que no es dado al hombre penetrar, y ésta se incluye entre ellas, por el momento…
73.El instinto ¿es independiente de la inteligencia?
- No precisamente, porque es una especie de inteligencia. El instinto constituye una inteligencia no racional, y mediante él todos los seres proveen a sus necesidades.
74.¿Podemos establecer un límite entre instinto e inteligencia, esto es, precisar dónde termina aquél y empieza ésta?
- No, pues a menudo se confunden. Pero se puede distinguir muy bien los actos que pertenecen al instinto de aquellos otros que corresponden a la inteligencia.
75.¿Es exacto afirmar que las facultades instintivas disminuyen conforme van creciendo las facultades del intelecto?
- No. El instinto sigue existiendo, pero el hombre lo descuida. El instinto puede también inducir al bien. Casi siempre nos guía, y en ocasiones lo hace con más seguridad que la razón. No se extravía jamás.
75 a. ¿Por qué la razón no es siempre una guía infalible?
- Sería infalible si no fuese falseada por una educación deficiente y por el orgullo y el egoísmo. El instinto no razona. La razón deja al hombre escoger, dándole el libre arbitrio. El instinto es una inteligencia rudimentaria que difiere de la inteligencia propiamente dicha, en que sus manifestaciones son casi siempre espontáneas, en tanto que las de la inteligencia constituyen el resultado de una combinación y de un acto volitivo o deliberado.
Las manifestaciones del instinto varían según las especies y sus necesidades. En los seres que poseen conciencia y percepción de las cosas exteriores el instinto se alía a la inteligencia, vale expresar, a la voluntad y a la libertad.
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AL LEVANTARSE
Agradezca a Dios la bendición de la vida, por la mañana.
Si usted no tiene el hábito de orar, formule pensamientos de serenidad y optimismo, por algunos momentos, antes de retornar a las propias actividades.
Levántese con calma.
Si debe despertar a alguien, use bondad y gentileza, reconociendo que gritería o juegos de mal gusto no auxilian en tiempo alguno.
Tenga para todos y para con todos la disposición de cooperar para el bien.
Antes de salir para la ejecución de sus tareas, recuerde que es preciso bendecir la vida para que la vida nos bendiga.
SEÑAL VERDE/ESPÍRITU ANDRÉ LUIZ
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ANOTACIONES AL MARGEN DE LA MEDIUMNIDAD
Cada ser presenta sus propios enigmas y anormalidades.
En la vida Eterna, la existencia en el cuerpo físico, por muy larga que sea, es siempre un corto tiempo de aprendizaje. La Tierra es el campo donde el Espíritu libera la batalla evolutiva. Dentro de los principios de causa y efecto de adquieren los valores de la experiencia con los que se enriquece la individualidad y se prepara el Espíritu para las Esferas Superiores. La mente, en verdad, es como un caminante buscando la meta del estado angélico; con todo, no avanza sin auxilio. Nadie vive solo. Los mal considerados muertos precisan amparar a los compañeros que atraviesan un periodo de aprendizaje en la materia densa, por cuanto, un gran número de ellos, también serán obligados a nuevas inmersiones en la experiencia carnal. Es por Ley que la sabiduría socorre a la ignorancia, que los mejores ayudan a los menos buenos. Los hombres, cooperando con los Espíritus esclarecidos y benevolentes, atraen simpatías preciosas para la vida espiritual, y las Entidades amigas, auxiliando a los reencarnados, estarán construyendo lo que les facilite el día de mañana, cuando estén de vuelta en el campo terrestre.
El Maestro Jesús, el Gobernador de la Tierra, auxilio a los enfermos y a los afligidos sin quitarles los problemas fundamentales que tenían. Zaqueo, el rico, honrado con Su visita, se sintió obligado a modificar su conducta. Maria de Magdala, que recibió su cariñosa atención, no quedo libre del deber de mantenerse en el arduo combate de su renovación interna. Un cuadro de Espíritus se modificaron por el solo hecho de su toque de atención para con ellos. Seria ilógico esperar que los desencarnados supriman totalmente las luchas humanas. Esto significaría quitar el trabajo que corresponde para el sustento del servidor, o bien evitar la lección al alumno necesitado de luz.
El fenómeno mediúmnico no es nuevo. Nueva es solo la forma con que se propaga, puesto que el sacerdocio de distintos credos yace desde hace muchos siglos, paralizado con los espectáculos del culto exterior y sacrificando incomprensiblemente la vía de revelaciones celestiales. Especialmente el Cristianismo, que debería ser la más amplia y la más simple de las escuelas de fe, desde hace mucho tiempo se circunscribió a la superficialidad de los templos. El Gobierno oculto del planeta resolvió que la mediumnidad fuese conducida del colegio sacerdotal a la plaza pública, a fin de que la noción de eternidad, a través de la sobrevivencia del alma, despierte la mente anestesiada del pueblo. Es por eso que vemos ahora a Jesús, no como un fundador de ritos y fronteras dogmáticas, sino como un verdadero Redentor del Alma Humana.
Instrumento de Dios por excelencia, El se sirvió de la mediumnidad para encender la luz de su Doctrina de Amor. Restaurando a enfermos y pacificando a los afligidos, estuvo en muchas ocasiones en contacto con los mal llamados muertos, algunos de ellos almas en sufrimiento que vampirizaban a los obsesos de diversos matices.
Es necesario buscar en la mediumnidad no la llave falsa para ciertos arreglos inadecuados de la Tierra, y si el camino directo de la capitación para la vida superior. Es necesario renovar el concepto de mediúms, para no convertir a este compañero de ideal y de lucha en oráculo divino, olvidando los deberes que conducen hacia la purificación.
El Espiritismo, simbólicamente es Jesús que retorna al mundo, invitando al perfeccionamiento individual por medio del trabajo constructivo incesante. Ya que cada ser carga consigo problemas particulares y necesidades intransferibles.
“Desencarnados y encarnados, todos pisan el extenso campo de experiencias y de pruebas con los imperativos del crecimiento espiritual. Por eso no se deben atribuir a los mediúms obligaciones que competen a la persona con carácter exclusivo, y tampoco esperar de la mediumnidad funciones milagrosas, ya que solo cabe el esfuerzo arduo de la propia ascensión con la pautas de las responsabilidades que el conocimiento superior impone a cada ser.
La mediumnidad y en el Espiritismo encontramos una mayor comprensión y un discernimiento más extenso de la realidad. En ellos se recogen informes exactos referentes a la Ley de las compensaciones, esclareciendo los aflictivos problemas del Ser, del destino y del dolor y deja percibir, de algún modo, las infinitas dimensiones hacia las cuales se evoluciona. El espiritismo y la mediumnidad no solucionan los problemas y enigmas de una forma absoluta, pero a ambos se les debe la luz para vencer los tenebrosos laberintos de la muerte a fin de atesorar, al final, las legítimas nociones de la conciencia cósmica.
El espiritismo y la mediumnidad son como dos altares vivos en el templo de la fe, por medio de los cuales se contempla, desde muy alto, la esfera de las meditaciones propiamente terrestres, comprendiendo, por fin, que la gloria reservada al espíritu humano es sublime e infinita en el Reino Divino del Universo.
Es en el hogar donde muchas veces, en la misma familia están encarnados los adversarios del ayer convocados por la esfera Superior a la reconciliació n más raramente consiguen superar la aversión que sienten unos por los otros, y alimentan con pasión, en el interior de si mismos, los rayos tóxicos de la antipatía que se transforma en venenos magnéticos capaces de provocar la enfermedad y hasta la muerte.
El pensamiento se exterioriza y se proyecta bajo la forma de imágenes y sugestiones que se envían sobre los objetivos que se propone alcanzar. Cuando es benigno y edificante, y conforme a las Leyes que nos rigen, crea armonía y felicidad, pero cuando es malo y deprimente, produce dolor y ruina. La química mental actúa en la misma base de todas las transformaciones, y se evoluciona en profunda comunión telepática con todos aquellos encarnados o desencarnados que se afinizan.
La obsesión entre desencarnados o encarnados, bajo cualquier prisma en que se muestre, es una enfermedad mental que reclama, a veces, un tratamiento por largo tiempo.
Cristo aconsejo el amar a los adversarios, el auxilio a los que persiguen y la oración para los que calumnian esta es actitud indispensable para lograr la garantía de la paz y de la victoria.
Trabajo extraído del libro “En los Dominios de la Mediumnidad” de francisco Candido Xavier, realizado por Merchita.
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SALUDO MATINAL
Queridos amigos, hola buenos días, es cierto que todo trabajo sincero en el campo de la oración nos levanta el alma, elevando nuestros sentimientos.
En la oración y en la actividad espiritual, muchos encuentran el suplemento de energías que necesitan. Si el mal demanda tiempo para fijarse, es obvio que la restauración del bien no puede ser instantánea. Así ocurre con la enfermedad y la salud, con el desvió y el restablecimiento del equilibrio.
La familia es una reunión espiritual en el tiempo, y, por eso misma, el hogar es un santuario. En la Tierra, algunos de sus componentes se alejan de la sintonía con los más altos objetivos de la vida, sin embargo, cuando dos o tres de sus miembros aprenden la grandeza de sus posibilidades de elevación, congregándose íntimamente para las realizaciones del espíritu eterno, son de esperar maravillosas edificaciones.
Existen múltiples enfermedades para las desarmonías del cuerpo, otras innumerables para los desvíos del alma. Es imposible pretender la cura de los locos a fuerza de procesos exclusivamente objetivos. Es imprescindible penetrar el alma y la medula de la personalidad, mejorar los efectos socorriendo las causas; por consiguiente, no restauraremos cuerpos enfermos sin los recursos del Médico Divino de las almas, que es Jesucristo.
Los fisiologistas harán siempre mucho, intentando rectificar la disfunción de las células; no obstante, es menester intervenir en los orígenes de las perturbaciones. Hay millones de personas irascibles que, por el hábito de encolerizarse fácilmente, vician los centros nerviosos fundamentales por los excesos de la mente sin disciplina, convirtiéndose en portadores del “pequeño mal”, en dementes precoces, en neurasténicos de diversos tipos o en enfermos de franjas epilépticos, que andan por ahí, sometidos a la hipoglucemia insulinita o al metrazol; mientras, si son educados mentalmente, para la corrección de las propias actitudes internas en las rutinas de la vida, les sería el tratamiento más eficiente y adecuado, pues es regenerativo y substancial. Sin subestimar el ministerio de los psiquiatras abnegados, que se dedican a sus semejantes, ni tampoco rechazar los choques renovadores, tan necesarios a mucha gente, como son duchas para los “nervios empolvados”. Solo destacar que el hombre, por su conducta, puede vigorizar su propia alma, o lesionarla.
Cuando el espíritu está en una fase de absoluta ignorancia mental, es necesario utilizar los hipnóticos, para poder neutralizar las células nerviosas ante los probables atritos de la organización periespiritual. Para las conciencias que ya despertaron en la espiritualidad superior, el remedio más eficaz consiste en la fe positiva, en la auto confianza, en el trabajo digno, en pensamientos ennoblecedores. Permaneciendo en la zona má alta de la personalidad, se vencen desequilibrios de los departamentos más bajos, competiendo, al propio enfermo, atacar la misión renovadora y sublime confiada en el sector de su propia iluminación y en el bien del prójimo. Las medicinas pueden ejercer tutela despótica sobre el cosmos orgánico, siempre que la mente no se disponga a controlarla, recurriendo a los factores educativos.
Todos tenemos un acreedor divino en Jesús, cuya infinita bondad no nos es lícito olvidar. Recordando siempre la palabra celestial, abandonando el mal “para que no nos suceda algo peor”.
En los días de lucha, hagamos los votos y promesas que sean de nuestro agrado y provecho, más no olvidemos la acción y la renovación aprovechables en la obra divina del mundo y sumamente agradable a los ojos del Señor.
En verdad, somos felices en el presente, porque nuestro objetivo de hoy es la realización del Reino de Dios, en nosotros, con Cristo. Para eso trabajemos con El, por El, y para El, curando los males para siempre.
Que tengáis un buen día, os lo deseo de corazón, vuestra siempre amiga Merchita
Extraído del libro “En un Mundo Mayor” de Chico Xavier
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