martes, 24 de febrero de 2015

Cuestiones de la Mediumnidad


La Crítica y Nosotros

Delante de la tarea que se te reserva, en el levantamiento del bien común, es justo respetar lo que los demás dicen, en el campo de la crítica; entretanto, es forzoso no paralizar el servicio ni tampoco perjudicarlo en virtud de aquello que los demás puedan decir.
Guardar la conciencia tranquila y seguir adelante.
Escapan de la crítica exclusivamente las obras que nunca se salen de los planes, a manera de la música que no atrae la atención de nadie, cuando no se retira de la pauta.
Vivir la propia tarea es realizarla; y realizarla es sufrirla en sí mismo.
Censores y adversarios, espectadores y simpatizantes pueden efectivamente auxiliar y auxilian siempre, indicándonos los puntos vulnerables y aspectos imprevistos de la construcción bajo nuestra responsabilidad, a través de las opiniones que emiten; no obstante, es preciso no olvidar que se encuentran vinculados a compromisos de otra especie.
Encargo que nos pertenezca respira con nosotros y se nos erige en el camino en alegría, aflicción, apoyo y vida. Nos toca a nosotros conducirlo, ejecutarlo, perfeccionarlo, y revivirlo.
Muchos quieren que seamos de ese modo; que nos comportemos de aquella manera; que asumamos directrices distintas de aquellas en que persistimos, o que veamos la senda por los ojos que los sirven; sin embargo, es imperioso considerar que cada uno de nosotros es un mundo en sí, con movimientos particulares y órbitas diferentes.
Sustentémonos fieles a nuestro trabajo y rindamos culto a la paz de conciencia, atendiendo a los deberes que las circunstancias nos confieren, y, ofreciendo, lo mejor de nosotros mismos, en provecho del prójimo, estemos tranquilos, porque, tanto nosotros como los demás, somos los que somos con la obligación de mejorarnos, a fin de que cada uno pueda servir siempre más, en la edificación de la felicidad de todos, con aquello que es y con aquello que tiene.
 Emmanuel.
"Coraje", Francisco Cándido Xavier.
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Libertad de pensamiento


833. ¿Hay en el hombre algo que escape a todo constreñimiento y por lo cual goce de una libertad absoluta?
- Por el pensamiento disfruta el hombre de una libertad sin fronteras, porque aquél no conoce obstáculos. Se puede impedir su manifestación, pero no aniquilarlo.
834.* ¿Es responsable de su pensamiento el hombre?
- Es responsable de él ante Dios. Puesto que sólo Él puede conocerlo, lo condena o lo absuelve con arreglo a su justicia.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
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Cuestiones de la mediúmnidad
Por Amílcar Del Chiaro Filho
La Doctrina Espirita enseña que todas las personas son médiums, sin embargo, con grados diferentes de sensibilidad y productividad. Todos somos médiums, más médiums ostensivos, capaces de transmitir las comunicaciones de los espíritus, habladas, escritas,  o producir fenómenos de orden físico,  es un número mucho menor.
Al mismo tiempo que Kardec surgieron algunas teorías sobre señales físicas  que indicasen a las personas que poseen mediúmnidad ostensiva.  Kardec, después de observar  y profundizar en esas teorías, las desmintió,  diciendo que no existía ninguna señal  física que indique  la mediúmnidad  en las personas. El afirmo que solamente la experimentación puede determinar  si una persona tiene o no facultades mediúmnicos ostensivas, o mediunato, conforme el clasificó en el Libro de los médiums.
El comento, aun, sobre la inestabilidad de las facultades mediúmnicos, que pueden aparecer o ser suspendidas en dado momento, cuando las personas menos lo esperan. Dice el Maestro, que físicamente la facultad mediúmnica depende  de la asimilación más o menos fácil, de los fluidos periespirituales del encarnado  y del espíritu desencarnado. Moralmente, está en la voluntad del espíritu de comunicarse,  y él se comunica cuando le place y no  por la voluntad del médium.
Concluimos que, teóricamente, todos los médiums pueden comunicarse con espíritus de todos los órdenes, con todo, es preciso que exista  afinidad fluídica y voluntad del espíritu, así como disponibilidad, pues el espíritu puede estar imposibilitado para comunicarse por estar ocupado en otras tareas  o impedido por otras causas.
Abordamos este asunto porque algunas veces, espiritas dedicados, nos preguntan por qué familiares queridos desencarnados, nunca se comunicaron con ellos, nunca enviaron un mensaje a través de algún médium. Otros quieren saber por qué espiritas que realizan grandes trabajos aquí en la Tierra, que fueron líderes destacados, no se comunican después de su desencarnación.
Creemos que por la exposición que hicimos ya están respondidas las dos cuestiones. Mientras tanto, nos gustaría resaltar que no vemos motivos para sospechar  de espiritas conocidos  que no se han comunicado por estar en dificultades en el plano espiritual, por haber tenido una conducta excusable en la Tierra, o duplicidad  en el comportamiento, dentro y fuera del centro.
Lógicamente deben existir  los que están en esas condiciones, más generalizar es peligroso. Si aquí en la Tierra es difícil enjuiciar sobre la conducta moral de las personas que conocemos, imaginen como será difícil  conocer las condiciones morales de quien ya reside en otro plano vibratorio.
Mediúmnidad es herramienta de trabajo para producir en beneficio de todos  y no para atender caprichos de este o aquel. Meritos y desméritos es algo muy difícil de ser evaluado por nosotros, más  si puede ser evaluado por los espíritus superiores.
Esta materia está basada en el libro “Que es el Espiritismo” – segundo dialogo- el Escéptico – ítem –Medios de Comunicación -

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INFLUENCIA DE LA PRENSA EN EL PROCESO DE IDENTIFICACIÓN DEL ADOLESCENTE

En un mundo que, a cada instante,  presenta cambios significativos, el proceso de identificación del adolescente  se hace más desafiante, en razón de las diferencia de padrones éticos  y de comportamiento.
 Los modelos convencionales, vigentes, para el, son posibles de críticas, en razón del conformismo que predomina,  y aquellos que son presentados  traen muchos conflictos incrustados, que perturban la visión de la realidad, no siendo aceptados de inmediato.
Todo, en torno del joven, se caracteriza por medio de formas  de inquietudes e inseguridades.
En el hogar, las imposiciones de los padres,  no siempre equilibrados, direccionados por caprichos  e intereses, muchas veces, mezquinos,  impulsan al joven, desestructurado aun, para la convivencia con  colegas igualmente  inmaduros. En otras circunstancias, genitores irresponsables transfieren los deberes de educación a funcionarios remunerados, ignorando las necesidades  reales de los hijos,  y presentándose más  como proveedores de equipos y recursos  para la existencia,  que personas afectuosas e interesadas en su felicidad, dan margen a sentimientos  de rencor o de inmediatismo contra la sociedad que les representan.  Además, en las familias conflictivas, por dificultades financieras, sociales y morales  todas simultáneamente,  el adolescente es obligado a una madurez precipitada, direccionando su interés exclusivamente  para la sobrevivencia de cualquier forma, en considerando la situación de miseria en la cual se afana.
Es ahí un campo de cultura fértil para la proliferación de desequilibrios, expresándose en los más variados conflictos, que pueden llevar a la timidez, al miedo, a las terribles fugas o a la agresividad, al irrespeto de los padrones éticos que el joven  no comprende, porque no  los vi venció y de ellos solamente conoce las expresiones  groseras, provenientes de las interpretaciones enfermas  que les son presentadas.
La suma de aflicciones que lo asalta es grande, lo aturde, trabajando su mente para los estereotipos convencionales de desgarrados, indiferentes, rebeldes, dependientes, que encuentra en todas partes, y cuyo comportamiento de alguna forma le parece atrayente, porque despreocupado y vengativo contra la sociedad  que aprende a desconsiderar.
En ese convivencia de observaciones atormentadas, la prensa, desde los primeros días de su infancia, viene ejerciendo sobre el una influencia notable y creciente.
De un lado, en el periodo lucido, le ofreció numerosos mitos electrónicos, agresivos y crueles en nombre del mal que embiste contra el bien, representados por otros seres de diferentes planetas que pretenden salvar  el universo, sirviéndose, también, de la violencia y de la astucia, en guerras de exterminio total. Sin embargo la prevalencia del ídolo representativo del bien, las imágenes alucinantes del odio, de la perversidad y de las batallas interminables plasman en el inconsciente de la niñez mensajes de destrucción y de rencor, de miedo y de inseguridad, de fastidio y de interés por esos personajes míticos que, en su imaginación, adquieren, existencia real.
Otros modelos de la formación de la personalidad infantil, presentados por la prensa,  tiene como  característica la belleza física, que viene siendo utilizada como recurso de crecimiento económico y profesional, casi siempre sin escrúpulos morales o dignidad personal.  El podio de la fama casi siempre  es normalmente por ellos logrado  a expensas de la corrupción moral que prospera  en determinados   campos de los vehículos de la comunicación en masa.  Es inevitable  que el concepto de dignidad humana  y personal, de armonía intima de conciencia sea totalmente desfigurado,  empujando al joven  para el campeonato de la sensualidad y de la sexualidad promiscua,  en cuyo campo puede surgir oportunidad de triunfo… triunfo de la apariencia, con  más tormentos íntimos.
La gran importancia  que es dada por la prensa  al crimen, en detrimento de los pequeños espacios reservados a la honradez, al culto al deber, del equilibrio, estimula la mente juvenil a la aventura pervertida, irguiendo  héroes-bandidos que se hacen celebres con la rapidez de un rayo, que ganan sumas voluminosas  y las arrojan fuerza  con la misma facilidad, excitando la imaginación del adolescente. Aun en ese capítulo, la súper valorización de determinados ídolos de los deportes, de algunas artes, aunque todos  dignos de consideración y respeto, proscriben el interés por el estudio y por la cultura, por el trabajo honesto y su continuidad, dejando la vana perspectiva  de que  vale la pena investir  toda la existencia   en la búsqueda  de esos mecanismos de  de promoción que, aun mismo alcanzados tardíamente, compensa toda una vida terrena. Esa paradoja de valores, naturalmente, le afecta  el comportamiento y la identidad.
Es evidente que la prensa también ofrece valiosos instrumentos de formación de la personalidad, de la conquista de recursos saludables, de oportunidades iluminativas para la mente  y engrandecedora para el corazón.
Son lamentables, solamente, que los espacios reservados al lado ético y dignificante  del pensamiento humano, propio de la formación de la identidad noble de los adolescentes, sean demasiado pequeños  y no siempre en forma de propuestas atrayentes, en la televisión, por ejemplo en horarios nobles y compatibles, como  una eficiente contribución  para el aprendizaje superior.
Las emociones fuertes siempre dejan  marcas en el ser humano,  y la prensa es, esencialmente, un vehículo de emociones, particularmente  en su aspecto televisivo, consecuentemente se informa que una imagen vale más  que millares de palabras lo que, de cierto, es verdad. Por eso mismo, su influencia  en la formación y en la estructuración de la personalidad, de la identidad del joven es relevante  en estos días  de rápida comunicación.
Las escenas de violencia, asociadas a las de libertinaje, a las de súper valorización de individuos exóticos  y conductas reprochables,  de palabrería chula y de apariencia vulgar o agresiva, con aplauso para la idiotez en caricatura de ingenuidad, despiertan en el adolescente,  por originales y perversas, un gran interés, transformándose en modelos aplaudidos y aceptados, que luego se tornan copiados.
Es hasta incluso disculpable que, en el área de las diversiones, se presente esos biotipos extraños y alineados,  pero sin que sean llevados a la humillación, al ridículo…  Lo desconcertante es que pululan por todas partes y algunos de ellos se tornan lideres de auditorios, vendiendo incontables números de copias. Sus grabaciones cierran los espacios que podrían ser ocupados por otros valores morales y culturales que quedan al margen, sin oportunidad.
La falta de originalidad en los moldes de comunicación, que se vienen repitiendo hace décadas señalados por los mismos contenidos de vulgaridad e insensatez, manteniendo la cultura en bajo nivel de desenvolvimiento.
Esas influencias perniciosas, que la prensa viene ejerciendo en los adolescentes, como ocurre  con los adultos  y niños también, estimulándolos para el lado más agitado  y perturbador de la existencia humana, puede alterarse para la edificación y el equilibrio, en la medida  que la criatura despierte para la construcción de la sociedad del porvenir, cuidando de la juventud de todas las épocas, en la cual reposan las esperanzas a favor de la humanidad más feliz y más productiva.

- Marco Aurelio Rocha 

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