COMUNICACION
Hermanos y hermanas, mucha paz.
Como vosotros conocéis bien, en el plano físico se encuentran encarnados espíritus de todos los grados.
En cambio, en el plano espiritual los espíritus se agrupan únicamente por afinidades y por niveles de
progreso. Dice un refrán vuestro “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Y a pesar de que se diga
por las masas como un refrán popular, encierra una gran enseñanza espiritual. Si vosotros pudierais ver las compañías espirituales de los encarnados, enseguida podríais clasificar a dicho encarnado a la categoría de espíritus a la que pertenece. Os explicamos esto porque es frecuente atribuir a los espíritus todas aquellas circunstancias adversas que nos ocurren. Nadie recuerda ni quiere acordarse de su pasado, y aunque en esta encarnación os creáis los seres más perfectos de la creación, creedme, vosotros y todos tenemos un pasado lleno de errores y de crímenes. Dicho pasado constituye las deudas que hemos venido a saldar, y en el Espiritismo se os propone saldar dichas deudas por el camino del trabajo y del amor. Y creedme también, no hay mejor forma de crecer espiritualmente que por los caminos del trabajo y del amor.
Así pues, cuando sufráis, está muy bien que orientéis a los espíritus, está muy bien que saneéis el ambiente que os circunda a través de la oración y de las lecturas edificantes, pero cada vez que sintáis la presencia de algún espíritu inferior a vuestro lado, haceros una simple pregunta ¿Qué hay en mí que atraiga a dichos espíritus? No hace falta que la escribáis, no hace falta que os culpéis, no hace falta que os torturéis. Pero sed sinceros con vosotros mismos y encontraréis los defectos que habéis venido a pulir. En algunos es el egoísmo, en otros puede ser el orgullo, en otros la
envidia, los celos…, no importa. El resultado es que la solución está siempre en la humildad, la caridad y la oración.
Por lo tanto, amigos y hermanos, continuad trabajando, continuad amando, no sólo para convertir
la Tierra en mundo de regeneración, sino para convertir el carbón que lleváis dentro en los diamantes
que estáis llamados a ser.
Muchísima paz, muchísimo amor. Hasta siempre.
Mensaje recibido en la Associació Espírita Otus i
Neram, Tàrrega, 5-3-2011
( De la Revista Actualidad Espiritista )
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LA FELICIDAD
INDAGACIONES SOBRE LA FELICIDAD· Francisco Cándido Xavier
“En nuestra reunión, probablemente porque las indagaciones sobre la felicidad dominaban el tema de la conversación, antes de la ejecución de las tareas de la noche, El Libro de los Espíritus vino a nuestro encuentro con la cuestión 921, en torno al mismo tema.
Meditamos sobre el asunto discutido y confirmado por el libro, y al termino de nuestra reunión fue nuestro amigo espiritual André Luiz quien tomo el lápiz y escribió la pagina Reglar de la Felicidad, que nos gustaría ver enriquecida con sus bendecidos comentarios”
REGLAS DE LA FELICIDAD· Andrés Luiz
Acuérdese de que los otros son personas que usted puede auxiliar, aun hoy, y de las cuales tal vez mañana mismo usted precisará de auxilio.
Todo responde no solamente conforme a la plantación, sino también según los cuidados que reciba.
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Aquellos que rentean con nosotros en las mismas trillas evolutivas se asemejan a nosotros, cargando cualidades adquiridas y deficiencias que están buscando liquidar y olvidar.
Considere en los arañazos mentales que usted experimenta cuando alguien se reporta irreflexivamente a sus problemas, y aprenda a respetar los problemas ajenos.
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Pensemos en el bien y hablemos del bien, destacando el lado bueno de acontecimientos, personas y cosas.
Toda vez que actuamos contra el bien, creamos oportunidades para la influencia del mal.
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Mostremos la mejor sonrisa – la sonrisa que nos nazca del corazón, siempre que entremos en contacto con los otros.
Nadie estima transitar sobre tapetes de espinas.
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Evitemos discusiones.
Dialogo, en esencia, es intercambio.
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Si usted tiene algo de bueno que realizar, no se atrase en eso.
Hoy es tiempo de hacer lo mejor.
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Estime la tarea de los otros, prestigiándola con su entusiasmo y bendiciendo la construcción del bien.
Crear alegría y seguridad en los otros es aumentar nuestro rendimiento de paz y de felicidad.
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No contrarié los puntos de vista de sus interlocutores.
Podemos tener luz en casa sin apagar la lámpara de los vecinos.
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Usted es una institución con objetivos propios, dentro de la Vida, la Gran Institución de Dios.
Los amigos son sus clientes y si usted procura ayudarlos, ellos igualmente le ayudaran a usted.
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Si usted sufrió derrotas y contratiempos, apenas se detendrá en eso si quiere.
La Divina Providencia jamás nos cierra las puertas del trabajo y, si pasamos entonces por fracasos y dificultades en nuestras realizaciones, el sol del nuevo día nos invita a recomenzar.
LA FELICIDAD EN LA TIERRA· J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
La felicidad es una cuestión de comprensión. Las criaturas que encaran la vida sin ninguna comprensión de su realidad espiritual, no pueden ser felices. Sus momentos de alegría y satisfacción pasan deprisa y son bien pocos. Porque ellas colocan la felicidad donde ella no puede estar, quieren encontrarla en cosas ilusorias que luego se deshacen. La felicidad mora en nosotros mismos, en nuestra conciencia.
Tenemos un objetivo en la vida y solo somos felices cuando lo estamos realizando.
Las reglas que André Luiz nos ofrece muestran eso de manera bien clara y lo confirman. El Libro de los Espíritus, en su cuestión 921, en el comentario a esa cuestión, Kardec advierte: “El hombre bien compenetrado de su destino futuro solo ve en la existencia corpórea una rápida estancia.”
Descartes ya nos alertaba contra el peligro de confundir el alma con el cuerpo. Cuando no sabemos distinguirnos del propio cuerpo, lo que buscamos es una felicidad ilusoria, egoísta y efímera. Ella puede satisfacernos por algunos instantes, más luego se irá de nuestras manos y nos sentiremos grandemente infelices.
Es bueno grabarnos en nuestra mente esta enseñanza de André Luiz “Crear alegría y seguridad en los otros es aumentar nuestro rendimiento de paz y felicidad”. Esta no es apenas una recomendación moral, es una ley científica. Porque la vida humana es psíquica y no material. Vivimos en un océano de vibraciones psíquicas, en permanente permuta con las otras personas.
Si pensamos en el mal, atraemos vibraciones malas, si pensamos en el bien, atraemos buenas vibraciones, y si hacemos bien, creamos un potencial de bondad paz y felicidad a nuestro alrededor, beneficiando también a los otros.
Es evidente que no podemos cambiar el mundo por nosotros mismos. Ni podemos hacernos Anjeles de un momento para otro. Tenemos nuestro pasado negativo, más el presente nos ofrece oportunidad de crear un futuro positivo. Mientras creamos con nuestros buenos pensamientos y buenas acciones, tendremos la felicidad que es posible al hombre gozar en la Tierra, en un mundo inferior, de pruebas y expiaciones.
Venceremos nuestras pruebas con alegría y superaremos nuestras pruebas con esperanza, comprendiendo que nos libertaremos de nosotros mismos para la felicidad real del espíritu, que es el destino de todas las criaturas .
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide Licencia” del periódico Diario de S. Paulo, en la década de 1970.
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LA FELICIDAD EN MUNDOS MÁS ADELANTADOS QUE EL NUESTRO
En los mundos más adelantados que el nuestro, donde no se vive sujeto a nuestras necesidades físicas y a nuestras enfermedades, ¿comprenden los hombres que son más dichosos que nosotros? La dicha en general es relativa y se la aprecia por comparación con un estado menos feliz. Como en definitiva algunos de esos mundos, aunque mejores que el nuestro, no han llegado a la perfección, los hombres que en ellos habitan deben tener causas especiales de malestar. Entre nosotros, por más que el rÍco no sienta las angustias de las necesidades materiales como el pobre, no deja de tener tribulaciones que amargan su vida.
Pues bien, yo pregunto si en su posición los habitantes de esos mundos se creen tan desgraciados como nosotros, y no se quejan de su suerte, no teniendo el recuerdo de una existencia inferior para término de comparación.
«De dos modos diferentes debe responderse a esta pregunta. Hay mundos, entre esos de que tú hablas, cuyos habitantes tienen un recuerdo muy claro y exacto de sus existencias pasadas y como comprenderás, pueden y saben apreciar la dicha que Dios les permite saborear. Pero otros hay, cuyos habitantes, aunque colocados, como tú dices, en mejores condiciones que vosotros, no dejan de tener tan grandes incomodidades y hasta desgracias, y no aprecian su dicha por lo mismo que no recuerdan un estado más infeliz aún. Pero, si como hombres no la aprecian, la aprecian como espíritus».
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
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