LA TERAPIA DEL PERDÓN
El perdón es uno de los capítulos más simple e importante de las enseñanzas de Jesús. Antes de él, este tema no había recibido el destaque que merecía. El maestro ya sabía de los innumerables problemas que los resentimientos producían en el alma humana y que solamente el perdón sería capaz de libertar al individuo de la esclavitud de sus penas o de sus remordimientos.
El Divino Terapeuta presentó algunos puntos sobre el perdón que es importante destacar: Todos se equivocan, por eso debemos tener la conciencia de la fragilidad humana y no podemos acusar severamente o punir al prójimo sin compasión. Él le esclareció a Simón Pedro que deberíamos perdonar 70 veces siete veces.
Por otro lado, no hizo la distinción si el perdón era sólo para los amigos, pero también, que debe ser aplicado para aquellos que son considerados nuestros enemigos. De esta forma no debemos dejarlo para después, pero, vivirlo cuando estamos encarnados, siguiendo, así, su recomendación que nos afirmó: “reconcilia deprisa con o tu adversario mientras estás a camino con él.”, en una valiosa oportunidad de ajuste espiritual.
Recientemente la Psicóloga Robin Casargian, de la Ciudad de Boston, en los Estados Unidos, en el Libro del Perdón, de su autoría, muestra los efectos positivos y negativos del perdón en la salud del ser humano.
Los sentimientos de odio, rabia, miedo e inseguridad desencadenan enfermedades como el cáncer y la queda del sistema inmunológico, pues libera el exceso de adrenalina en el organismo y abrevian la longevidad.
Los complejos de culpa y los remordimientos de largo curso, causados por la falta del auto-perdón, producen la baja de la autoestima y, según los bienhechores espirituales, posibilitarán el aparecimiento de la esquizofrenia en el futuro.
Las penas archivadas en la memoria producen las artritis. El pasado de tristeza acumula energías negativas que van, en futuro breve, proporcionar algunas enfermedades de etiología compleja por la medicina.
Pero cuando desarrollamos los sentimientos de paz, amor y alegría que generan una producción de endorfinas benéficas al cuerpo y esos sentimientos elevados producen fotones que inundan al ser de energías saludables. El escritor Jason de Camargo en su libro Educación de los Sentimientos todavía nos afirma, que la sonrisa produce inmunoglobulinas, aumentando, así, las defensas orgánicas.
Finalmente con el perdón nos quedamos fortalecidos de superioridad moral que, por cierto, nos ayuda en esta y en otras vidas evitando, así, a parte de las enfermedades, el problema de las obsesiones espirituales. Perdone a su familia a los amigos y enemigos ingratos y malos. ¡Piense en Esto!
João Cabral
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Dra. Kubbler Ross |
FINALIDAD DE LA VIDA
Era inevitable que tuviera que buscar enfermos terminales fuera del hospital. Mi trabajo con moribundos ponía muy nerviosos a muchos de mis colegas. En el hospital eran pocas las personas dispuestas a hablar de la muerte. Era más difícil aún encontrar a alguien que reconociera que las personas se estaban muriendo.
La muerte no era un tema del que hablaran los médicos. Así, cuando mi búsqueda semanal de pacientes moribundos se me hizo casi imposible, comencé a llamar desde casa a enfermos de cáncer de los barrios vecinos, como Homewood y Flossmoor.
Yo proponía un convenio de beneficio mutuo. A cambio de atención terapéutica gratis a domicilio, los enfermos aceptaban ser entrevistados en mis seminarios. Ese método dio pie a más polémica todavía en el hospital, donde ya consideraban explotador mi trabajo. Y las cosas empeoraron. Cuando los enfermos y sus familiares manifestaron públicamente cuánto agradecían mi tarea, los demás médicos encontraron otro motivo más para ofenderse. Yo no podía ganar.
Pero me comportaba como una ganadora. Además de atender a mi familia y de realizar mi trabajo, hacía tareas como voluntaria para varias organizaciones. Una vez al mes examinaba a los candidatos para los Cuerpos de Paz. Probablemente allí los sentimientos hacia mí eran encontrados, porque tendía a aprobar a aquellos que a mi juicio buscaban el riesgo y no a los moderados que preferían mis socios.
Las personas que conocí allí, adultos y niños por igual, estaban todos batallando con las cartas que les había servido el destino. Yo observaba su manera de arreglárselas.
Sus vidas eran montañas rusas de sufrimiento y valor, depresión y logros. Continuamente me preguntaba qué podía hacer yo, que tenía vista, para ayudarlos.
Lo principal que hacía era escucharlos, pero también los animaba a "ver" que todavía les era posible llevar vidas plenas, productivas y felices. La vida es un reto, no una tragedia.
A veces eso era pedir demasiado. Veía a demasiados bebés nacidos ciegos, y también a otros nacidos hidrocefálicos, a quienes se los consideraba vegetales y se los colocaba en instituciones para el resto de sus vidas. Qué manera de desperdiciar la existencia. También estaban los padres que no lograban encontrar ayuda ni apoyo.
Observé que muchos padres cuyos hijos nacían ciegos mostraban las mismas reacciones que mis moribundos. La realidad suele ser difícil de aceptar, pero ¿qué otra alternativa hay?
Recuerdo a una madre que tuvo nueve meses de embarazo normal, sin ningún motivo para esperar otra cosa que un hijo normal y sano, pero durante el parto ocurrió algo y su hija nació ciega.
Reaccionó como si hubiera habido una muerte en su familia, lo cual era lógico. Pero una vez superado el trauma inicial, comenzó a imaginar que algún día su hija, llamada Heidi, terminaría sus estudios secundarios y aprendería una profesión.
Esa era una reacción sana y maravillosa. Por desgracia, habló con algunos profesionales que le dijeron que sus sueños no eran realistas y le aconsejaron que pusiera a la niña en una institución. Eso causó un terrible sufrimiento a la familia. Pero afortunadamente, antes de tomar ninguna medida, acudieron al Lighthouse, que fue donde conocí a esta mujer.
Evidentemente, yo no podía ofrecerle ningún milagro que le devolviera la vista a su hija, pero sí escuché sus problemas. Y cuando me preguntó mi opinión, le dije a esa madre, que tanto deseaba un milagro, que ningún niño nace tan defectuoso, que Dios no lo dote con algún don especial.
- Olvide toda expectativa —le dije—. Lo único que tiene que hacer es abrazar y amar a su hija como a un regalo de Dios.
- ¿Y después? —me preguntó.
- A su tiempo El revelará su don especial.
No tenía idea de dónde me brotaron esas palabras, pero las creía. Y la madre se marchó con renovadas esperanzas.
Muchos años después, estaba leyendo un diario cuando vi un artículo sobre Heidi, la niñita del Lighthouse. Ya adulta, Heidi era una prometedora pianista y acababa de actuar en público por primera vez. En el artículo, el crítico decía maravillas sobre su talento. Sin pérdida de tiempo contacté con la madre, que con orgullo me contó cómo había luchado por criar a su hija; repentinamente la niña demostró estar dotada para la música. Su talento floreció como una flor y su madre atribuyó el mérito a mis alentadoras palabras.
- Habría sido tan fácil rechazarla —comentó—. Eso fue lo que me dijeron que hiciera las otras personas.
Naturalmente yo comentaba esos gratificantes momentos con mi familia, y deseaba que mis hijos no tomaran nada por descontado. Nada está garantizado en la vida, fuera de que todo el mundo tiene que enfrentarse a dificultades. Así es como aprendemos. Algunos se enfrentan a dificultades desde el instante en que nacen. Esas son las personas más especiales de todas, que necesitan el mayor cariño, atención y comprensión, y nos recuerdan que la única finalidad de la vida es el amor.
Era inevitable que tuviera que buscar enfermos terminales fuera del hospital. Mi trabajo con moribundos ponía muy nerviosos a muchos de mis colegas. En el hospital eran pocas las personas dispuestas a hablar de la muerte. Era más difícil aún encontrar a alguien que reconociera que las personas se estaban muriendo.
La muerte no era un tema del que hablaran los médicos. Así, cuando mi búsqueda semanal de pacientes moribundos se me hizo casi imposible, comencé a llamar desde casa a enfermos de cáncer de los barrios vecinos, como Homewood y Flossmoor.
Yo proponía un convenio de beneficio mutuo. A cambio de atención terapéutica gratis a domicilio, los enfermos aceptaban ser entrevistados en mis seminarios. Ese método dio pie a más polémica todavía en el hospital, donde ya consideraban explotador mi trabajo. Y las cosas empeoraron. Cuando los enfermos y sus familiares manifestaron públicamente cuánto agradecían mi tarea, los demás médicos encontraron otro motivo más para ofenderse. Yo no podía ganar.
Pero me comportaba como una ganadora. Además de atender a mi familia y de realizar mi trabajo, hacía tareas como voluntaria para varias organizaciones. Una vez al mes examinaba a los candidatos para los Cuerpos de Paz. Probablemente allí los sentimientos hacia mí eran encontrados, porque tendía a aprobar a aquellos que a mi juicio buscaban el riesgo y no a los moderados que preferían mis socios.
Las personas que conocí allí, adultos y niños por igual, estaban todos batallando con las cartas que les había servido el destino. Yo observaba su manera de arreglárselas.
Sus vidas eran montañas rusas de sufrimiento y valor, depresión y logros. Continuamente me preguntaba qué podía hacer yo, que tenía vista, para ayudarlos.
Lo principal que hacía era escucharlos, pero también los animaba a "ver" que todavía les era posible llevar vidas plenas, productivas y felices. La vida es un reto, no una tragedia.
A veces eso era pedir demasiado. Veía a demasiados bebés nacidos ciegos, y también a otros nacidos hidrocefálicos, a quienes se los consideraba vegetales y se los colocaba en instituciones para el resto de sus vidas. Qué manera de desperdiciar la existencia. También estaban los padres que no lograban encontrar ayuda ni apoyo.
Observé que muchos padres cuyos hijos nacían ciegos mostraban las mismas reacciones que mis moribundos. La realidad suele ser difícil de aceptar, pero ¿qué otra alternativa hay?
Recuerdo a una madre que tuvo nueve meses de embarazo normal, sin ningún motivo para esperar otra cosa que un hijo normal y sano, pero durante el parto ocurrió algo y su hija nació ciega.
Reaccionó como si hubiera habido una muerte en su familia, lo cual era lógico. Pero una vez superado el trauma inicial, comenzó a imaginar que algún día su hija, llamada Heidi, terminaría sus estudios secundarios y aprendería una profesión.
Esa era una reacción sana y maravillosa. Por desgracia, habló con algunos profesionales que le dijeron que sus sueños no eran realistas y le aconsejaron que pusiera a la niña en una institución. Eso causó un terrible sufrimiento a la familia. Pero afortunadamente, antes de tomar ninguna medida, acudieron al Lighthouse, que fue donde conocí a esta mujer.
Evidentemente, yo no podía ofrecerle ningún milagro que le devolviera la vista a su hija, pero sí escuché sus problemas. Y cuando me preguntó mi opinión, le dije a esa madre, que tanto deseaba un milagro, que ningún niño nace tan defectuoso, que Dios no lo dote con algún don especial.
- Olvide toda expectativa —le dije—. Lo único que tiene que hacer es abrazar y amar a su hija como a un regalo de Dios.
- ¿Y después? —me preguntó.
- A su tiempo El revelará su don especial.
No tenía idea de dónde me brotaron esas palabras, pero las creía. Y la madre se marchó con renovadas esperanzas.
Muchos años después, estaba leyendo un diario cuando vi un artículo sobre Heidi, la niñita del Lighthouse. Ya adulta, Heidi era una prometedora pianista y acababa de actuar en público por primera vez. En el artículo, el crítico decía maravillas sobre su talento. Sin pérdida de tiempo contacté con la madre, que con orgullo me contó cómo había luchado por criar a su hija; repentinamente la niña demostró estar dotada para la música. Su talento floreció como una flor y su madre atribuyó el mérito a mis alentadoras palabras.
- Habría sido tan fácil rechazarla —comentó—. Eso fue lo que me dijeron que hiciera las otras personas.
Naturalmente yo comentaba esos gratificantes momentos con mi familia, y deseaba que mis hijos no tomaran nada por descontado. Nada está garantizado en la vida, fuera de que todo el mundo tiene que enfrentarse a dificultades. Así es como aprendemos. Algunos se enfrentan a dificultades desde el instante en que nacen. Esas son las personas más especiales de todas, que necesitan el mayor cariño, atención y comprensión, y nos recuerdan que la única finalidad de la vida es el amor.
ELIZABETH KÜBLER-ROSS
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Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote.
-Pablo Neruda -
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Reflexiones espirituales de Merchita
El proceso de evolución, es lento, porque aquellos que en él estamos involucrados, optamos por lo inmediato, que son las ilusiones que aparentemente aportan las responsabilidades y las luchas, intoxicando nuestros centros de discernimiento y entorpeciendo la razón.
El conocimiento no basta para ofrecer resistencia a persona alguna, ante las inclinaciones para el mal y para el desorden interior.
Después de conseguirlo, se hace imprescindible vivenciarlas, paso a paso, momento a momento, manteniendo la vigilancia y la coherencia en la conducta, a fin de no comprometerse negativamente, desviándose del camino de la rectitud.
Son muchos los que, aun informados de la realidad de la vida, optan por las engañosas pasiones de breve duración, entorpeciendo la conciencia en los vapores del egoísmo y de los deseos irrefrenables que los conducen al malogro. Las herencias asentarles negativas y las múltiples vinculaciones con el vicio, crean residuos que permanecen por un largo periodo impregnados en el periespiritu, impidiendo lograr el objetivo que nos proponemos. Para que eso no acontezca, se hace imprescindible todo el empeño y sacrificio personal, renunciando a las fuertes tendencias perturbadoras, a fin de realizar la transformación moral obligatoria para lograr la felicidad.
El cuerpo es aún una armadura muy pesada para el Espíritu que siente el bloqueo de los compromisos y desvaría en los argumentos de la insensatez, pese a ser advertido y orientado con seguridad.
El ser humano es siempre responsable por las situaciones que se propicia, y como es portador del libre albedrío y del discernimiento debe optar por lo mejor, esto es, aquello que le proporcionar equilibrio y felicidad real, sin la niebla de los engaños.
Nunca dejemos de insistir en la necesidad de educar el pensamiento, en disciplinar las aspiraciones mentales, en la búsqueda psíquica importante, a fin de evitar enredarnos en las mallas de nuestras propias construcciones.
Lo esencial para el Espirita es no detenerse, no hacerse cómplice del mal, no pervertir los objetivos nobles, permaneciendo fiel al compromiso abrazado para hacer lo mejor, aunque no lo consiga. Son muchos los Espíritus enfermos, los que sutilmente, pero con firmeza, se movilizan en los más significativos programas de dignificación humana, intentando dificultar a aquellos que se encuentran involucrados en su realización, inspirando pensamientos equivocados, pero con apariencia de elevación. Induciendo a practicas exóticas, como lo es la de buscar un lugar destacado dentro del grupo, en el que trabajamos, a la usanza de indumentarias con esta o aquella tonalidad, dando un toque de pureza externa a sus actos, sin la correspondiente pulcritud interna, en cuanto insuflan la vanidad desmedida, atrayéndonos hacia posturas que no condicen con la actividad que realizamos.
La obsesión sutil es una enfermedad que se propaga desordenadamente entre las criaturas humanas pasando, casi siempre, desapercibida. A su acción nefasta se deben muchos disturbios en el comportamiento terrestre y muchos fracasos ante los compromisos morales y espirituales que deberían ser realizados con más elevada nobleza.
Solamente la constante vigilancia de la conciencia recta constituye el mecanismo de defensa contra esas sorpresas del mundo espiritual inferior.
Es a través del Amor y por medio de la oración que nos vincula al pensamiento Divino y del cual se extraen fuerzas el cuadro en el que nos encontramos se modifica , encontramos salud que poco a poco se modifica para mejor, alterando nuestro comportamiento emocional y psíquico, para finalmente proporcionarnos la recuperación y el equilibrio.
Amigos, estas sublimes enseñanzas, todas absorbidas de los libros, de Divaldo, de Chico Xavier y muchos otros, sirven para esclarecer el espíritu y hacerlo dócil, lucido, y caritativo. Pidamos la bendición Divina y sigamos adelante.
Merchita
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¿Alguna vez la Ciencia ha intentado comprobar la existencia del
Espíritu?
La
grandiosidad de los conceptos filosóficos que se desprenden de la
Reencarnación y del Espiritismo que la apoya y sostiene , está
precisamente en que esta idea está respaldada por investigaciones
de carácter científico, que las han confirmado alguna vez, aunque
la propia ciencia oficial de carácter ateo y materialista las ha
preferido ignorar.
Asimismo el desconocimiento de lo trascendente
originado por las religiones dogmáticas occidentales que han tenido
durante la Historia buen cuidado en ocultarla por mantener intereses
mundanos que se apoyaban en sus postulados de carácter político o
religioso y estos chocaban frontalmente con lo que nos muestra esta
idea que acompañó a la Humanidad desde sus orígenes, hacen que
en general sea una realidad poco conocida y poco tomada en serio,
como si de una superstición o dogma oriental más se tratara.
En
efecto, han sido muchos los investigadores y hombres de Ciencia que
han enfocado sus estudios y esfuerzos al esclarecimiento de este
asunto.
Durante
décadas pasadas, la Parapsicología
ha estudiado e investigado los fenómenos
Psi-Theta, recurriendo al nombre de la
última letra griega, que es la inicial de Thanatos,
y significa muerte, para englobar bajo este epígrafe las
manifestaciones paranormales que sugieren una presunta intervención
de un Ser humano después de la muerte, o sea, de su Espíritu.
Hay
científicos que por desconocimiento de las leyes Cósmicas no
físicas, de las que estamos afectados todos los humanos, se vuelven
dogmáticos y se acogen ciegamente a los postulados de la Ciencia
oficial que recibieron en la Universidad, no siendo capaces de admitir que la Ciencia actualmente aún es muy limitada en cuanto al conocimiento de todas las realidades de la Naturaleza y tampoco son capaces de salirse de ellos, intentando llegar más allá de los mismos por temor
a sufrir un desprestigio profesional, o a ser tildados de
anticientíficos o lunáticos.
Los
seres humanos , tantas veces engañados, nos hemos vuelto
desconfiados y escépticos; de otra parte es de señalar que lo nuevo
y desconocido asusta, pues suele trastornar anteriores verdades
adquiridas y fijadas como dogmas, y los científicos nunca han sido
una excepción, además eso de la espiritualidad y lo paranormal,
parece ser que en nuestra sociedad materialista y pragmática, ya no
se lleva y claro está, a casi nadie le apetece nadar contra
corriente.
Sin
embargo cada vez mas, van aumentando los que como los salmónidos,
se atreven a nadar contra corriente, rompiendo si es necesario esas
barreras dogmáticas, cuando se atreven a investigar seriamente en
busca de la verdad, ciertos cuadros clínicos o psiquiátricos cuyas
causas transcienden a la materia.
No
existen pruebas totalmente objetivas sobre la supervivencia del Ser
después de la muerte porque el Espíritu no es nada material ,
tangible o maleable, que se pueda medir, pesar, o someter a pruebas
de laboratorio como si fuese un elemento físico de cualquier clase.
El Ser espiritual es algo tan inmaterial como real, por lo que no es
un elemento analizable en laboratorio humano alguno, y encima, para
aumentar aun más las dificultades y hacer dudar de sus intentos de
comprobación al investigador que se atreva con ello , los que
atreven saben que se enfrentan a algo que además de inmaterial,
invisible e intangible, muchas veces demuestra que posee
inteligencia y voluntad propias.
De
todos modos, en ocasiones se han obtenido algunas evidencias de
carácter científico, que aunque se les pueda clasificar como
subjetivas, otorgan una completa seguridad a quien las experimenta,
porque después del primer impacto de sorpresa que causa un fenómeno,
hacen que la mente analítica se ponga a funcionar y despierte en
nosotros una inquietud ante estas realidades extraordinarias que así
se presentan.
Los
fenómenos paranormales constituyen pruebas evidentes, aunque se
tilden de subjetivas, sobre la existencia y supervivencia del
Espíritu humano y su reencarnación, y estas se pueden aceptar con
el mismo derecho que se aceptan otra clase de pruebas, como las
filosóficas, las históricas o las de jurisprudencia, que en
cualquier caso, se podrán admitir o no, porque no ofrecen una
posible comprobación experimental.
Aunque
se pueda considerar como subjetiva la demostración científica de la
existencia del Alma o Cuerpo fluídico, este concepto y su
inmortalidad dejan de ser una creencia apoyada en la fe, el dogma o
la ortodoxia, para confirmarse a través de la mediumnidad y de
experiencias comprobadas y confirmadas por hombres y mujeres de
Ciencia de diversos países.
- Jose Luis Martín-
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“La
supuesta memoria de una vida anterior es viva, entre los dos y tres
años de edad del niño. Después va decayendo hasta desaparecer,
excepto si se estimula con frecuencia”.
- Dr.
Benerjee -
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