domingo, 27 de septiembre de 2015

ASEDIO ESPIRITUAL




El Kybalion: Ensenanzas de Hermes Trimegistro

El principio de causa y efecto 

«Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.» 

Este principio encierra la verdad de que todo efecto tiene su causa, y toda causa su efecto. Afirma que nada ocurre casualmente y que todo ocurre conforme a la Ley.

- Aportado por Rey Formoso-

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          VAMPIRISMO SEXUAL


El vampirismo es un tipo de obsesión en el campo de los vicios sensoriales y esa denominación se deriva de su principal característica, que es la succión de energías vitales de la víctima por sus obsesores.

Equipo Conciencia Espírita

En su libro Mediúmnidad, capítulo VIII, el periodista, escritor, filósofo y profesor J. Herculano Pires, tratando de los problemas de la obsesión, hace referencia a la existencia de ciertas formas de vampirismo, como la sexual, que viola principios morales y religiosos. Ha sido analizada por estudiosos e investigadores, pero muy poco tratada en el espiritismo en virtud del escándalo que provoca, causando muchas veces perturbaciones a criaturas simples o excesivamente sensibles.

LAS TRES CATEGORÍAS DE LA OBSESIÓN

Para comprender ese delicado y urgente asunto es necesario conocer algo del mecanismo de las perturbaciones espirituales. “La obsesión es una infestación del alma, semejante a la infección del cuerpo carnal, producida por virus y bacterias”, compara el profesor.

Kardec clasificó la obsesión en tres categorías: obsesión simple, fascinación y subyugación. “El primer tipo se caracteriza por perturbaciones mentales y alteraciones del comportamiento, sin mucha gravedad. El segundo, por el dominio del cuerpo, produciéndole los llamados tics nerviosos y sujetándolo a actitudes ridículas en público. El tercero consiste en el dominio hipnótico de cuerpo y alma, a través de un proceso de fascinación que deforma la personalidad”, recuerda Herculano Pires.

VICIOS SENSORIALES

En el caso del vampirismo se trata de “un tipo de obsesión en el campo de los vicios sensoriales y esa denominación se deriva de su principal característica, que es la succión de energías vitales de la víctima por sus obsesores”. En el vampirismo sexual la conexión perturbadora por parte del obsesado se da con espíritus inferiores que se dejaron arrastrar en los delirios de la sensualidad y continúan en esa situación después de la muerte.

Modalidad grave de perturbación espiritual, “el vampirismo sexual puede reducir al obsesado a la inutilidad, afectándole el cerebro y el sistema nervioso, quitándole toda disposición para actividades serias”. Se traduce en incontables “casos de sexualidad mórbida, exasperada por la actividad de los vampiros”, enfatiza.

UNA SOCIEDAD SINIESTRA

Para mostrar la complejidad del problema, que acomete tanto a heteros como a homosexuales, el profesor Herculano Pires relata un hecho ocurrido con un joven recién salido de la adolescencia. El caso fue testificado por él mismo e ilustra bien como el vampirismo es una sociedad siniestra.

Cuenta él: 
 “Un joven de poco más de veinte años nos buscó para exponernos su caso. Comenzó diciendo en lágrimas y con manos trémulas: ‘Soy un desgraciado que goza más que muchos jóvenes felices. Todas las noches soy buscado en mi lecho por una deidad rubia y bellísima, extremadamente amorosa, que se entrega a mí. Es una criatura espiritual, bien sé, y no quiero aceptarla, pero tampoco puedo rechazarla. Después, ella desaparece como en los cuentos de hadas y yo me levanto y grito por ella en tamaña desesperación que despierto a los vecinos. Todos piensan que soy un sonámbulo o un loco. ¡Ayúdeme, por piedad!”
 Relata el profesor que el caso venía de hace tiempo, desde los 16 años. La joven se le apareció por primera vez como su hija de otra encarnación. En verdad, “esa referencia filial era una mentira”, observa el profesor, un engaño “destinado a aumentar las sensaciones con el excitante del pecado. Seis años después me lo volví a encontrar. Huyó avergonzado por la confesión y con miedo de que lo liberáramos de la obsesión. Pero ya parecía un viejo, cada vez más trémulo y de cabellos precozmente grisáceos. Prometió ir al centro que le indicamos, pero no fue. El vampirismo lo había agotado y debe haberlo llevado a la muerte precoz”.
 Esclarece el profesor que casos de esta especie son más frecuentes de lo que generalmente suponemos, pero permanecen en sigilo. Y lamenta que: “La situación de ambivalencia de la víctima auxilia el vampirismo destructor”.

TENDENCIAS, DESVIOS Y PROBACIONES

Según Herculano Pires, tendencias y desvíos sexuales tienen procedencias diversas y sus raíces genésicas pueden venir de profundidades insondables. Él pondera que “la propia filogénesis del sexo, que comienza aparentemente en el reino mineral, pasando por el vegetal y el animal, para después llegar hasta el hombre, presentando enormes variaciones de formas, inclusive la autogénesis de los virus y de las células y la bisexualidad de los hermafroditas, justifica la aparición de desvíos sexuales congénitos”.
 Más próximos a nosotros en las líneas de la hereditariedad germinal cita “los ritos de la virilidad de antiguas civilizaciones entre las cuales se destacan Grecia y Roma antiguas, donde en varias épocas esos ritos se vigorizaron de manera obligatoria, como en Esparta, donde los efebos, adolescentes, debían recibir la virilidad transmitida por hombres adultos y viriles a través de la práctica homosexual”.
 Al entender de Herculano Pires esos episodios suministran elementos posibles de explicación para el fenómeno de los desvíos sexuales, una vez que las sensaciones de esas experiencias vivenciadas, además de la hereditariedad filogenética, se graban, de manera más o menos intensa, en las estructuras supersensibles del periespíritu, proyectándose en formas dinámicas en la memoria profunda o inconsciente. “Esas formas sensoriales pueden aflorar en la afectividad actual, atraídas por sensaciones afines, en el proceso del asociacionismo sensorial. Todo, eso, sin embargo, no elimina la tendencia a la normalidad de la especie, especialmente en un sistema básico como el de la reproducción”, asegura Herculano.

INFLUENCIAS PERTURBADORAS EN EL HOMOSEXUALISMO ADQUIRIDO

Para el filósofo, sin embargo, la mayoría de los casos del llamado homosexualismo adquirido, sino todos, provienen de actuación obsesiva de entidades atormentadas, entregadas a los desvaríos de los instintos inferiores, que potencializan las tendencias de sus víctimas. Pero añade: “la responsabilidad no es sólo de esas entidades, es también de las víctimas que, de una forma o de otra, se dejaron dominar por los primeros impulsos obsesivos o incluso provocaron la aproximación de las entidades”.
 En varios casos de esa naturaleza existen motivos de prueba, “derivadas de atrocidades practicadas en el pasado por las víctimas actuales, que son ahora colocadas en la misma posición en que colocaron a criaturas inocentes en encarnaciones anteriores”, según los mecanismos de acción y reacción de las leyes divinas.

ES NECESARIO TRASCENDER LA VISIÓN PARCIAL Y MATERIALISTA DE LOS PROBLEMAS SEXUALES, QUE TIENE SUS RAÍCES EN EL ESPÍRITU REENCARNADO

“La ley de causa y efecto, o karma de la terminología hindú, toma a sus víctimas generalmente en el periodo de la adolescencia, cuando esas ocurrencias son favorecidas por la crisis de transición de la edad. Pero también hay casos ocurridos en la edad madura y en la vejez, dependientes, al parecer, de crisis típicas de esos periodos. En los casos llamados de perversión constitucional la presencia de los obsesores no está excluida, pues ellos son fatalmente atraídos y se conectan a la víctimas excitando las sensaciones y agravándoles la perturbación”, observa el profesor Herculano Pires.
 Una vez que las tendencias anormales (estando ellas enraizadas en el espíritu reencarnado) aparecen como consecuencias de faltas o crímenes de los individuos que las sufren, siempre con la finalidad de superarlas en la encarnación presente, la meta debe ser jamás entregarse a la acción deliberada de esas tendencias y desvíos.

EL VAMPIRISMO CESA EN EL MOMENTO EN QUE EL OBSESADO SE DISPONE A REINTEGRARSE EN SÍ MISMO

Y aquí, una importante observación es hecha por Herculano: “la objeción psiquiátrica y psicológica de que la represión produce relajaciones, frustraciones, traumas y otras consecuencias desastrosas para el individuo, provienen de la visión parcial del problema en el campo materialista. Todas las victorias del hombre en el sentido de ajustarse a las condiciones normales de la especie, son recompensadas con la tranquilidad proporcionada por el ajuste, eliminando la inquietud del desajuste. Un ser bien integrado en su especie corresponde al orden natural de la realidad y a la exigencias de transcendencia de su propia existencia”.
 En ese sentido, orienta el profesor que “el vampirismo cesa en el momento en que el obsesado se dispone a reintegrarse a sí mismo, en la posesión de su personalidad, no aceptando sugerencias e infiltraciones de voluntades extrañas en su voluntad personal y soberana”.

LOS DERECHOS DEL SER ESPIRITUAL EN EVOLUCIÓN

Toda vez que tanto luchamos por hacer valer los derechos humanos, Herculano va además, proclamando a los espíritas a reflexionar sobre la problemática del vampirismo, implícito en los lamentables desvíos de la sexualidad que, desafortunadamente, viene drenando moral y espiritualmente a individuos y familias enteras en todos los segmentos de la sociedad contemporánea:
 “Compete a los espíritas, que conocen la otra cara de la existencia, medir la distancia cualitativa entre entregarse a las fuerzas negativas del pasado, como esclavos de una situación miserable entre los hombres, y el acto de investirse de sus derechos de criatura humana en evolución, avanzando en la dirección de los anhelos superiores de su consciencia”.
 Y añade: “La psiquiatría materialista, que desconoce los procesos dinámicos del espíritu, puede considerar esos casos como irremediables y recurrir a la excusa de normalizar al anormal. Pero el espiritismo nos suministra los recursos del esclarecimiento científico y racional del problema”.

AYUDA DE LOS CENTROS ESPÍRITAS Y GRUPOS IDÓNEOS

El profesor Herculano Pires nos lleva a reflexionar que “en los centros y grupos espíritas bien orientados, las perturbaciones espirituales de orden sexual sean tratadas de manera especial, en pequeñas reuniones privadas, con médiums que dispongan de condiciones para enfrentar el problema. Como en el caso de las obsesiones alcohólicas, toxicómanas y otras del mismo género, es necesario el máximo cuidado en la selección de las personas que van a tratar del asunto y el mayor sigilo y respeto, a fin de evitar el perjuicio de los comentarios negativos, que influyen fatalmente sobre el caso, provocando agravamientos inesperados de la situación de las víctimas”.

DESPERTANDO LA VOLUNTAD DE LAS VÍCTIMAS

Herculano relata un penoso caso acompañado por él de homosexualidad adquirida en que el obsesado se reintegró después de diez años de lucha solitaria, concienciándose de su problema, esforzándose en superarlo a través de la terapéutica espírita y del recogimiento fortalecedor de la plegaria.
 Según relató al profesor, su madre, ya desencarnada, lo ayudaba a través de apariciones periódicas, sin decir nada, pero con los ojos llenos de lágrimas. “Gracias a esa ayuda materna consiguió despertar su voluntad anestesiada y librarse de las tentaciones vampirescas”.
 Comenta además Herculano, que ese compañero se hizo espírita y se casó. Hoy frecuenta regularmente un centro espírita en São Paulo y se interesa especialmente por los casos de vampirismo. “Quiere pagar con su ayuda a otros el beneficio inmenso que recibió. Nadie sabe nada de su pasado infeliz y todos lo consideran y estiman. ¿No fue ese el caso de Magdalena, que Jesús socorrió y transformó en la primera testigo de su resurrección?” cuestiona el profesor.

CONCLUSIÓN

Refiriéndose a los recursos espíritas en los casos de vampirismo, concluye Herculano que gracias a esa luz divina en el campo de la comunicación — que es la mediúmnidad — “las madres que sufren porque dejaron hijos en el mundo en rescates dolorosos, consiguen socorrerlos y liberarlos de pruebas escarnecedoras, que los hombres, en general, sólo saben aumentar y agravar”.
 Y dirigiéndose a los médiums que laboran anónima y desinteresadamente en las casas espíritas, enfatiza: “Los médiums necesitan conocer esos episodios emocionantes, para comprender el esplendor secreto de su misión y la utilidad superior y humilde del mediumnato que les fue concedido. Llegó la hora en que esos hechos secretos deben ser proclamados por encima de los tejados, según la previsión de Jesús registrada en los Evangelios. Más que nunca se comprueba el adagio: ‘Ayúdate y el Cielo te ayudará’”.

Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez

CENTRO DE ESTUDIOS ESPIRITAS FRANCISCO DE ASÍS
SANTA MARTA - COLOMBIA

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                           ASEDIO ESPIRITUAL



"Dos cosas esenciales tenemos que hacer en este caso; probar al espíritu que no somos sus juguetes y que le es imposible engañarnos; en segundo lugar, probar su paciencia mostrándonos más pacientes que él; convencido de perder su tiempo; acabará por retirarse, como lo hacen los inoportunos a los cuales no prestamos oídos." (Segunda Parte, cap. XXIII, item 249)* 

Tomar conciencia del asedio espiritual de carácter negativo es, sin duda, para el médium, de importancia fundamental en la vuelta del equilibrio, porque el médium que ignora o no admite que pueda sufrir influencias perniciosas casi estará, por eso mismo, bajo su acción, dificultando la benéfica intervención de los que se disponen a auxiliarlo.

Cuando el médium, inspirado por la humildad, reconoce su vulnerabilidad a los espíritus obsesores, él, modificando el propio tono mental, comienza a liberarse de su influencia, a semejanza de alguien que, después de largo tiempo de esclavitud, decide tomar la iniciativa de sacudir el yugo opresor. 

Por su condición espiritual, los espíritus perseguidores desean resultados inmediatos en sus planes y, así impacientes, abandonan las víctimas sobre las cuales no los consiguen concretar. 

El médium que persevere en la resistencia al mal, por la vivencia en el bien, acabará por adoctrinar a los propios obsesores, convenciéndolos de la sinceridad de sus nuevos propósitos y, temerosos de, al contrario de influenciar, terminaran influenciados por los ejemplos positivos que se le hacen constantemente, los espíritus desajustados, aunque a disgusto, se distancian de la presencia de aquellos a quien intentan perjudicar. 

Después de obtener lo que desean, junto a ellas, es común que las entidades obsesoras dejen las víctimas entregadas a las consecuencias infelices de sus tramas, amargándoles las secuelas espirituales en los sanatorios y en las penitenciarias, en el calabozo voluntario de los cuartos oscuros y en las cloacas del vicio… 

¡Por tanto, la obsesión más temible no es aquella que ya se consumó, y sí la que está en vías de consumarse! ¡El obsesado que nos solicita cuidados improrrogables no es aquel sobre el cual la obsesión ya se declaró de manera inequívoca, y sí aquel que presentimos en vísperas de grandes desastres morales! 

El médium interesado en proseguir en la tarea de la mediumnidad necesita ser firme en sus convicciones, no rechazando el cumplimiento del deber, que le garantiza equilibrio "para el gasto diario"… 

Sin asiduidad al servicio mediúmnico, a través de su tiempo ocioso, el médium posibilitará a los obsesores brechas en su vigilancia, permitiéndoles minar su resistencia psíquica, hasta que le sea comprometida por completo su integridad. 


La disciplina moral e intelectual es factor imprescindible a la sintonía continua que el médium necesita establecer con los Espíritus Amigos, huyendo a las indeseables interferencias en su "canal de transmisión"… 

Está claro que la condición mediúmnica ideal aun está lejos de ser alcanzada por los médiums del mundo, aunque no seamos perfectos, no podemos ignorar que somos criaturas perfectibles, o sea, necesitamos aplicarnos al constante perfeccionamiento de nuestras facultades sensitivas; esto ocurrirá por una concienciació n cada vez mayor y más clara de lo que pretendemos de nosotros, ¡delante de la Vida! 

Cuando los obsesores desisten de asediar a los médiums que les "agotan la paciencia", reconociendo la fragilidad de sus intenciones, naturalmente se predisponen a seguir otros caminos, acatando las sugestiones de los Instructores Espirituales que, entonces, a ellos consiguen aproximarse con mayor provecho. ¡Por esto volvemos a afirmar que la adoctrinación de cualquier obsesor sin el concurso del obsesado es prácticamente imposible! 

Quien se reconoce en flagrante estado obsesivo – esté o no en el ejercicio consciente de la mediumnidad – deberá apegarse a labores espirituales, trabajando, cuanto más perturbado se sienta, no cediendo treguas a las ideas pesimistas que ceden "carroña" a los pensamientos enfermos de los espíritus obsesores. 

Si, a veces, el replanteamiento de las tareas del médium obsesado se hiciera necesario, será siempre indispensable que él prosiga transpirando en las actividades del bien, sin que se considere incapacitado para ejecutarlas dentro de las limitaciones que presente. 

Apartar al médium del grupo espírita, bajo el pretexto de que él se encuentra fuertemente influenciado por los espíritus sufridores, sería como apartar al enfermo del hospital, negándole el tratamiento adecuado. 

Delante de la obsesión, no nos entreguemos a la desesperación, originado por la ignorancia de cuantos tantean la realidad sin que puedan verla. Aprendamos a lidiar con ella, manteniendo la seriedad y la serenidad necesaria. ¡Entonces, aquello que nos parezca un gigantesco problema se reducirá a sus reales dimensiones! 

 Extracción del libro "Mediumnidad y Obsesión" 
Espíritu: Odilon Fernandes 
Médium: Carlos A. Bacelli

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                Quejas, no

La vida es una escuela. Por más dificil que sea el proceso educativo al que nos veamos sometidos, sepamos valorar el tiempo, agradeciendo y trabajando, en vez de reclamar o herir.

   Todos somos llamados a estudiar y aprender, aprovechando las oportunidades y las horas.

       Imagina cuanta  actividad nos es posible desenvolver en treinta minutos. Dependiendo de semejante cuota de tiempo, conseguimos facilmente reconfortar corazones afligidos, extender apoyo a los que sufren más que nosotros mismos,levantar esperanzas caídas y efectuar prestaciones de servicio, en un vivero de paz y de luz.
   
   (Instrumentos del Tiempo - Espíritu Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, GEEM)
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 Treinta y dos años

Hace algunos días que muchos periódicos publicaron sueltos referentes a un ataque de catalepsia, ataque prolongado que ha durado treinta y dos años, el sueño de la infeliz mujer que ha sufrido durante tanto tiempo un tormento, pues, según confesión de algunos desgraciados que han sido víctimas de tan horrible enfermedad, oyen perfectamente cuando se habla en su derredor y se enteran de todo cuanto dicen sus deudos y amigos, y algunos han sentido cuando los colocaban en el ataúd y se disponían a realizar el entierro del supuesto cadáver, hasta que con un esfuerzo sobrehumano han roto sus cadenas de inmovilidad. El suelto en cuestión decía así:

Ataque de Catalepsia:Caso extraordinario.

Los periódicos de Burgos dan cuenta del siguiente hecho: Hace más de treinta y dos años, la vecina de Villavicencio, Benita de la Fuente, sufría un ataque de catalepsia. La enferma se hallaba postrada en cama, inmóvil y sin conocimiento, desde 1874, sin que durante mucho tiempo haya hablado una palabra, limitándose a exhalar de vez en cuando algún quejido inarticulado; su única alimentación ha sido agua, y alguna vez ha tomado pequeñísimas cantidades de caldo y leche. Multitud de médicos, algunos de gran reputación, la han visitado en diversas ocasiones, no pudiendo explicar científicamente tan extraordinario caso. Pues bien: el viernes último la enferma abrió los ojos, y recobrando súbitamente el habla expresó sus deseos de abandonar el lecho. El domingo siguiente, la familia la levantó y desde entonces va recobrando rápidamente la salud perdida, siendo de esperar que muy en breve recupere la normalidad de sus funciones fisiológicas, aunque todavía no se le ha dado alimentación por el temor de que su estómago no pueda soportarlo. Benita de la Fuente conoce ya a todas las personas de su familia, pero lo extraordinario del caso es que no recuerda nada de lo que le ha ocurrido y se niega tenazmente a creer que haya estado dormida y sin comer más de treinta y un años. Tiene actualmente sesenta y dos años. Una hermana de la enferma, a quien todos tienen por persona seria y fidedigna, ha comunicado esas noticias, las cuales constituyen un caso extraordinario, digno de ser estudiado por las eminencias médicas.

* * *
Yo creo que este caso, verdaderamente extraordinario, no sólo deben estudiarlo los médicos, y han opinado lo mismo que yo muchos espiritistas que me han escrito suplicándome que pregunte al guía de mis trabajos el porqué de tan horrible condena, porque vivir treinta y dos años sin movimiento, sin hablar, sin tomar parte en la lucha de la vida, debe tener una causa poderosísima; debe haber cometido el Espíritu así castigado uno de esos crímenes sin precedentes, unos de esos delitos que si no fuera porque dicen que nunca pagamos todo lo que debemos, la condena duraría millones de siglos, todas las agonías que hemos hecho sufrir a una o varias de nuestras víctimas, y si sólo nos aplican el mínimo de la pena merecida, treinta y dos años de martirio, ¿cuántos crímenes representan?

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“No tanto como tú crees (me dice un Espíritu); que por regla general, los que os creéis mejor inspirados estáis tan lejos de la verdadera causa que produce tan malos efectos, como lo está la luz de la sombra, el fuego de la nieve, el amor del odio, la virtud del vicio, el egoísmo de la abnegación. No juzguéis nunca por las apariencias, que de cien veces que pronunciéis juicio condenatorio, noventa y nueve estaréis dominados por el error y seréis injustos convirtiéndose en jueces, cuando por vuestros defectos no debéis juzgar, sino ser juzgados. “En el caso de catalepsia que tanto os ha llamado la atención, y al que la ciencia médica no encuentra explicación satisfactoria, hay efectivamente mucho que estudiar y mucho que aprender para reconocer a la enérgica voluntad de un Espíritu, la que ha sometido a su cuerpo a una prueba tan dolorosa. Los que niegan la existencia del alma, porque no la encuentran cuando amputan un brazo o una pierna o extraen un feto, o abren la cabeza para extirpar un tumor (como la ciencia no les puede decir la historia del Espíritu que anima a aquel organismo) se tienen que cruzar los brazos y enmudecer ante hechos cuya causa no comprenden, y vosotros, los espiritistas, los que sabéis que el presente está íntimamente enlazado con el ayer, y que el Espíritu es un agricultor eterno que siembra hoy para recoger mañana, al ver que algunos agricultores recogen tan mala cosecha, decís con espanto: ¿qué habrá hecho este desgraciado para merecer tan cruel castigo? ¿Qué papel habrá representado en la historia universal? ¿Habrá empleado su ciencia para ser un verdugo de la humanidad? ¿Habrá sido un conquistador insaciable?…Y vais acumulando pregunta sobre pregunta, y mientras más preguntáis más lejos estáis de la verdad, como os sucede ahora con esa pobre mujer cataléptica, que amontonáis sobre ella crímenes espantosos, y en realidad no es así; es un Espíritu desequilibrado, que ha amado mucho, pero con ese amor terrenal, egoísta, absorbente, dominante, avasallador, que prefiere la muerte del ser amado antes que verle dichoso en brazos de otro ser.

“Esa mujer, que hoy pertenece a una clase humilde, y que a no ser por su enfermedad hubiera pasado completamente desapercibida en la Tierra, en otro tiempo su sitial era un trono, y aunque su reino era pequeño, ello lo hizo grande por la severidad de sus leyes, y por ser ella el juez que dictaminaba las sentencias. Parecía insensible a los encantos del amor; casado por razón de estado, sin sucesión, era una mujer de hielo, intolerante para las faltas cometidas por amor; su corte parecía más bien una comunidad de monjas y de frailes sin votos; tal era la rigidez de las costumbres y la fiel observancia de los deberes en todos los sentidos. Así vivía Ermesinda, sin gozar, y sin dejar que los demás gozaran, hasta un día que le presentaron a un joven militar (casi un niño) muy recomendado por uno de sus parientes más cercanos, que lo ponía bajo su real protección, de la que se esperaba que se haría digno, siquiera por honrar su ilustre apellido. Ermesinda al verle sintió lo que nunca había sentido, hasta el punto que se dejó caer en un sillón porque perdió el conocimiento y el joven Ezequiel se turbó extraordinariamente al ver el mal efecto que su presencia había causado a su soberana, y se retiró temeroso de un algo desconocido.

“Ermesinda desde aquel día sintió una inquietud y una ansiedad inexplicable, si bien ella pronto se hizo cargo que su corazón se había despertado demasiado tarde, comprendió que amaba a Ezequiel con toda su alma, y trató de hacérselo comprender a él; pero Ezequiel era tan niño, y le habían educado de tal modo, que para él Ermesinda no era una mujer de carne y hueso, era una santa a la que había de venerar de rodillas, pero a gran distancia, para que el hálito humano no manchara su pureza. Así es que mientras ella acortaba el camino para encontrarse más pronto con él, él se alejaba de ella dominado por el temor de ofenderla, y como cuando uno no quiere, dos no se encuentran, Ezequiel se fue alejando de Ermesinda, y ésta se convenció que el joven huía de ella; sintió entonces celos, ¿de quién?, de todas las mujeres de la corte; no tuvo valor bastante para decirle: ven que yo te amo; la austeridad de sus principios se lo impidió; orgullosa por su linaje y por sus virtudes, no quiso descender de su alto pedestal para caer en los brazos de un niño, que no sentía por ella la menor atracción, que antes al contrario le inspiraba un temor inexplicable. Ermesinda logró dominar sus sentimientos, se cubrió con su máscara de hielo, venció en la lucha de sus pasiones, pero no consiguió otra cosa que mostrarse fría y severa con Ezequiel, que era el niño mimado de la corte por su gentileza, por su hermosura, por su distinción, por su nobleza, por su valor, y viéndole tan amado y tan colmado de atenciones, sus celos aumentaron de tal modo, que una noche lo hizo prender acusándole de traidor a su patria, de ser un espía pagado por huestes enemigas, y Ezequiel fue encerrado en una torre que parecía un nido de águilas, tan alta era, teniendo por base un promontorio de rocas, donde se estrellaban embravecidas olas, pues parecía que en aquel punto era continua la tempestad, tan fuerte era el oleaje que rugía enfurecido al chocar contra aquella atalaya fabricada cerca de las nubes.

“Cuando lo tuvo allí encerrado, Ermesinda se tranquilizó, diciéndose a sí misma: no viéndole, no descenderé de mi alto pedestal, no le diré que no puedo vivir sin él, y no sufriré el atroz martirio de verle en brazos de otra mujer; a grandes males, grandes remedios; cometo un crimen acusando a un inocente, pero evito mi deshonra ante el mundo y ante él y dejo de sufrir un dolor que me conduciría a la locura, porque el dolor de los celos es la locura en acción.

“Durante algunos días se habló de Ezequiel, pero después todos enmudecieron temiendo ser castigados como el joven espía, sobre el cual se acumularon tan horribles acusaciones, que hubo quien aseguró que había vendido muchas plazas fuertes a legiones enemigas. Ermesinda urdió en secreto la tela de tantas patrañas y pronto Ezequiel fue dado al olvido, aunque muchas mujeres lloraron su ausencia lamentando su infausta suerte, pero todo en silencio; nadie tuvo valor para defender al inocente, y Ezequiel estuvo encerrado treinta y dos años sin poder hablar ni con su carcelero, porque no lo veía; el alimento llegaba hasta él por un mecanismo que no dejaba ver a la persona que lo suministraba, y Ezequiel no tenía más consuelo que contemplar el cielo a través de los gruesos barrotes de hierro de una alta claraboya que daba luz a su reducida prisión.

Así vivió treinta y dos años, y en ese tiempo el joven hermoso y fuerte se transformó en un viejo achacoso, sus rubios cabellos perdieron su color de oro, se volvieron amarillentos y por último blancos como la nieve, y cuando menos lo esperaba, se abrieron las puertas de su prisión y recobró la libertad, ignorando por qué la había perdido; regresó a su casa y toda su familia había muerto; entonces se enteró de la calumnia que le había deshonrado y pidió ver a la soberana; pidió una audiencia que no le fue concedida, porque Ermesinda ya estaba en la agonía; al comprender que iba a morir, quiso dejar en libertad al hombre que tanto había amado, y murió tranquila porque una dama de toda su confianza le dijo que había visto a Ezequiel que estaba desconocido con su cuerpo doblegado bajo el peso de los años y el dolor.

“Ezequiel no tardó en seguirla, y al verse los dos en el Espacio se compadecieron mutuamente, y él la perdonó porque ella había pecado por amor. El perdón de Ezequiel le hizo tanto bien a Ermesinda, que pidió ser para él la madre más amorosa, ya que el amor de las madres en la Tierra es el más dispuesto a la abnegación y al sacrificio, pero antes de ser su madre mil y mil veces pidió sufrir el tormento que él sufrió víctima de su amor y de sus celos, y lo quiso sufrir padeciendo la peor de todas las dolencias: el sueño cataléptico. Quiso que su prisión fuera la más horrorosa, la que sin grillos ni cadena la sujetara al potro del tormento, porque los catalépticos oyen cuanto se habla en torno suyo, y ellos asisten a los consejos de familia, miden por lo que oyen el cariño de sus deudos, las miras interesadas de unos y los egoísmos de los otros; para ellos la verdad (que siempre es amarga) se presenta sin velos, y ¡ay de aquellos que viven sin una ilusión! En su prolongada agonía Ermesinda ha tenido el consuelo de tener a Ezequiel a su lado, el que muy a menudo ha murmurado en su oído juramentos de amor, pero no de amor terreno, de amor sobrehumano, y los dos Espíritus enlazados por una de esas afecciones que no se conocen en la Tierra, se unirán más tarde para no separarse jamás; ella dispuesta a ser su madre, su ángel tutelar; él, agradecido, apreciando en lo que vale la vehemencia de la pasión de Ermesinda, está dispuesto a corresponder a ella y a serle fiel eternamente.

“Ya ves qué porvenir tan hermoso les espera a esos dos Espíritus que han sufrido tanto víctimas del amor, del amor terreno y del amor divino. Ezequiel vivió encarcelado treinta y dos años, siendo la causa de su inmerecido cautiverio el amor y los celos de una mujer, que gozaba pensando que nadie le vería, que nadie recibiría sus caricias ni escucharía sus juramentos amorosos. Lo había arrebatado de la sociedad, era suyo, le pertenecía porque le adoraba, y ahora Ermesinda ha sufrido otra prisión más horrible para hacerse digna por su martirio de adorar a su amado Ezequiel, santificada por el sacrificio. Ayer no podía decir que le amaba; mañana presentará su hijo al mundo entero y dirá: ¡Es mío! ¡Yo le llevé en mi seno! ¡Yo escuché sus primeros vagidos antes de verle! ¡Mis brazos han sido su cuna! ¡Su primera sonrisa ha sido para mí! ¡Sus primeras palabras han sido: ¡Madre mía! ¡Es mi hijo! ¿No es verdad que es muy hermoso?…Y Ermesinda será de esas madres apasionadas que seguirá a su hijo a todas partes, hasta el patíbulo si fuera necesario, todo su amor le parecerá poco para hacerle olvidar a Ezequiel el tormento que su loca pasión le causó durante treinta y dos años.
“Adiós”.

* * *
¡A cuántas consideraciones se presta la anterior comunicación! ¡Cuán cierto es que engañan las apariencias! De cien veces, noventa y nueve juzgamos erróneamente. ¡Cuán equivocados son generalmente nuestros juicios, dado que siempre estamos dispuestos a aumentar la culpa de los otros y a disminuir se es posible la nuestra! ¡Cuánto peca nuestro pensamiento! Si con la intención basta, como dicen algunos creyentes, por nuestras malas intenciones somos la mayoría de los terrenales merecedores de cadena perpetua; y en verdad que, como la merecemos, la llevamos pendiente de nuestro cuello, al que rodea la argolla de nuestros múltiples defectos y sólo las comunicaciones de los Espíritus conseguirán a su debido tiempo hacernos reflexionar sobre nuestra pequeñez. ¡Bendito sea el Espiritismo! ¡Benditas sean las comunicaciones de los Espíritus, porque por ellas se redimirán los pueblos!

Amalia Domingo Soler
Extraído del libro “Hechos que prueban”


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