martes, 22 de septiembre de 2015

De Hidesville al Espiritismo

EL HOMBRE NO ES EXTRANJERO
EN NINGUNA PARTE
Por: María Di Matteo
    
Exponer este tema para aquellos que no tienen un conocimiento filosófico o que no pertenecen a alguna escuela espiritual o metafísica  resulta  una tarea arduo difícil. Sin este conocimiento espiritual sería casi imposible comprender por qué el hombre no es  extranjero en ninguna parte.
    Nuestro planeta  se encuentra  dividido en diferentes continentes, países, razas, idiomas, culturas, religiones, etc. Los pueblos están delimitados por fronteras que vienen a determinar un supuesto territorio sobre el cual se dice que existe soberanía; pero esta soberanía no es más que la consecuencia de los deseos de  poder y ambición en la que está sumergido el hombre. Cegado por el mundo de los sentidos centró sus intereses en obtener riquezas y beneficios materiales, olvidándose  de desarrollar la parte espiritual que lo conforma y obviando las palabras del sabio Galileo: “Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
    Remitiéndonos a la historia, vemos cómo para obtener esa soberanía ha prevalecido el dominio del hombre por el hombre. A base de guerras, conquistas, exterminios y violaciones, muchas de ellas en nombre de Dios,  hemos producido todas estas divisiones étnicas, culturales  y territoriales; pero ¿Somos realmente diferentes por tener diferentes culturas o creencias? ¿En qué nos diferenciamos los unos de los otros?
Parodiando a Hegel, ésta es una “diferencia que no es diferencia” porque el ser humano es un ser infinito-finito. En el mundo de los sentidos nos vemos deslindados de nuestro prójimo; pero en realidad estamos unidos por un lazo indisoluble, común a todos los seres que habitan el infinito Universo.
   Si se tiene la oportunidad de conocer diferentes países,  uno  va poco a poco apropiándose de culturas y maneras de pensar distintas, aparentemente contradictorias,  pero cuando se analiza al ser humano, se llega a comprender que las necesidades del hombre, son iguales en todas partes; que sus sueños e inquietudes espirituales son los mismos, no importa lo distante de un país de otro, no importan las fronteras, las creencias religiosas o los aprendizajes culturales. En esencia, todos los seres humanos buscan y trata de alcanzar un estado óptimo de bienestar, que es lo que llamamos felicidad.
   Cuando el hombre ha experimentado lo suficiente y logra un nivel cognoscitivo superior, puede comprender la sabia sentencia de Jesús de Nazareth: “La casa de mi Padre tiene muchas moradas”; entonces entiende que en el mundo real no existen fronteras ni divisiones y que, como hombre, está en la necesidad de aprender y demostrar la vida a través de múltiples reencarnaciones y que en función de su plan de trabajo debe vivir no sólo en diferentes países de la tierra, sino también en distintos mundos del Universo, unas veces nacerá como blanco,  otras como negro o mestizo, como rico o pobre,  como hombre o mujer, según sea  su actuación en la tierra y según sea su programa.
     En cada existencia y de acuerdo con nuestro programa espiritual, escogemos la raza, el sexo, el país, los padres y circunstancias particulares que nos van a permitir desarrollar nuestro  plan de vida;  siempre en función de los compromisos y deudas contraídas  en existencias anteriores. Esta experiencia de vida trae como lógica consecuencia que el ser humano se desarrolle como ente corpóreo-espiritual  y alcance un grado elevado de conocimiento  que le permitirá reconocer en los demás  seres humanos a su hermano.
Para entonces ya su nivel de espiritualidad le  hará  comprender  las leyes universales que  lo llevarán a afirmar axiomáticamente  que el hombre no es extranjero en ninguna parte y  que su patria es  el Universo.

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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"Los grandes espíritus, siempre han encontrado oposición, por parte de las mentes mediocres.'"

- Albert Einstein - 
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ANTE LA CRISIS DE REFUGIADOS                          DEL MUNDO
Jorge Hessen

Documento de la a Organización de las Naciones Unidas considera la guerra civil siria como la gran tragedia del siglo 21. El conflicto fue marcado por violenta revuelta armada en 2011. Según estimativas de organizaciones internacionales el número de muertos en la guerra es de casi 300 mil personas. Más de cuatro millones de sirios ya habrían buscado refugio en el exterior para huir de los combates. El gobierno sirio garantiza estar solamente combatiendo terroristas armados que visan desestabilizar el país. La guerra, todavía, tiene raíces de naturaleza sectaria y religiosa con diversas facciones atendiendo otros países como Irak y el Líbano, atizando, especialmente, la rivalidad entre siitas y sunitas.
A partir del 2013, aprovechándose del caos de la guerra civil tanto en Siria como en Irak, un grupo autoproclamado Estado Islámico (EI, o ad-Dawlah al-Islāmīyah) comenzó a reivindicar territorios en la región. Desde entonces, paso a llamar la atención del mundo por los requintes de violencia y crueldad en las innumerables atrocidades que cometen. Luchando inicialmente al lado de la oposición siria, las fuerzas de esta organización pasaron a atacar a cualquiera una de las facciones (sean apoyadores u contrarios al presidente sirio) envueltos en el conflicto, buscando hegemonía total.
En junio de 2014, militantes de este grupo proclamaron un Califato en la región, con su líder, Abu Bakr al-Baghdadi, como o califa. Ellos rápidamente iniciaron una gran expansión militar, sobrepujando rivales e imponiendo la sharia (ley islámica) en los territorios que controlaban. Entonces, diversas naciones occidentales, como los Estados Unidos, las naciones de la OTAN en Europa, y países del mundo árabe, temiendo que el fortalecimiento de EI representase una amenaza a su propia seguridad y la estabilidad de la región, iniciaron una intervención armada contra os extremistas.
El informe del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), divulgado recientemente revela una estadística catastrófica: son casi 60 millones de refugiados, requirentes de asilo y dislocados internos hasta 2014, y ese número crece cada día. El informe dice aún que 15 conflictos surgieran o se reiniciarán en los últimos cinco años, y eso hizo que millares de personas buscasen refugio en otros países. Es como si 1 de cada 122 personas en el mundo fuesen refugiados.
Y lo que más asombra en la estadística es que la mitad son niños. Una de ellas es representada por el sirio de tres años fotografiado muerto en una playa en Turquía tras el barco en el que estaba con su familia haber naufragado en el intento de llegar a Grecia. Tal foto impacto en el mundo y llamó la atención para la situación de los refugiados y emigrantes en Europa.
En medio de esta mayor crisis de refugiados del mundo desde la Segunda Guerra Mundial, felizmente no todo está perdido. Descubrimos aquí y allí muestras de conmiseración ante ese cuadro de calamidad humana. El ejemplo de generosidad demostrado por una pareja de novios turco que decidió participar la alegría del día de su boda con millares de refugiados sirios, invitados para celebrar junto con ellos en la ciudad de Kilis, en el Sur de Turquía. Los novios distribuyeron personalmente, aun vestidos con los trajes de la fiesta de nupcias, toda la comida almacenada en algunos camiones.
Varios países enfrentan dificultades para convivir con esa nueva realidad de emigrantes llegando a millares a sus tierras, más un gran ejemplo de compasión y caridad noticiado en la prensa venido  de Islandia, donde más de 12 mil islandeses, en un país de poco más de 300 mil habitantes, ofrecieran sus casas para recibir a los refugiados.
Gran ejempló de altruismo dio el billonario Naguib Sawiris anunciando que quiere comprar una isla para abrigar a las familias que buscan una nueva vida lejos de las guerras y de la persecución. Naguib acredita que su idea es viable y que él será capaz de construir un nuevo país a partir del cero, invistiendo fuertemente en infraestructura. Mas es preciso convencer a los países para venderles una isla deshabitada y obtener el derecho de existencia legal de un nuevo país.
Otro adinerado Hamdi Ulukaya, fundador de la Chobani – marca líder en el mercado de yogurt griego en los Estados Unidos – decidió adherir al The Giving Pledge, la iniciativa creada por Bill Gates y Warren Buffett y que reúne a ricos del mundo entero dispuestos a donar una parte o sus fortunas enteras en vida. Ulukaya, que es el dueño de un patrimonio estimado en US$ 1,41 billón (R$ 5,44 billones), entra para el grupo con la misión de investir pelo menos mitad de esta cifra em acciones que auxilien a los refugiados em todo el mundo. El año pasado él ya había donado US$ 2 millones (R$ 7,72 millones) a la Agencia da ONU para Refugiados, y recientemente también creo una fundación, la Tent, cuyo foco está en la misma causa.
 Aunque infrecuentes hay muchas personas generosas entre nosotros. La Tierra, entre tanto, es un mundo de expiaciones y pruebas, razón por la cual la paz absoluta aún no se encuentra aquí en el Planeta, solo en mundos más evolucionados. En nuestro orbe, la tranquilidad social es relativa. [1] ¡Es verdad! Al Espiritismo cristiano está reservada la tarea de alargar los horizontes de los conocimientos, en los dominios del alma humana, contribuyendo para la solución de los enigmas que atormentan a las sociedades contemporáneas de todas las culturas, proyectando luz en las cuestiones casi que indescifrables del destino y de los dolores morales del hombre contemporáneo.
En suma, a la proliferación del fenómeno migratorio es necesario contraponer con la universalización del altruismo y del auxilio, a fin de humanizarse las condiciones de los expulsados forasteros. A la devoción y abnegación para con los migrantes y los refugiados hay que vincular el entusiasmo y la capacidad creativa imprescindibles para ampliar, en nivel planetario, una orden social, económico -financiera y política más justas y equitativas, al lado de un mayor comprometimiento a favor de la paz, condiciones esas imperiosas para el robustecimiento del Evangelio entre los hombres. 

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                DE HYDESVILLE AL ESPIRITISMO



HERMANAS FOX
HERMANAS FOX



El hombre siempre se ha enfrentado a la dualidad “materialismo-espiritualismo”, donde el materialismo, por la fuerza de atracción que ejerce sobre su psíquis y las sensaciones de la materialidad sobre su cuerpo físico, ha jugado un papel preponderante a la hora de negar la existencia del alma en el ser humano. Peor aún, cuando surgen corrientes como el ateísmo (materialismo) que “pretende negar la existencia de todo tipo de divinidad fundante o presente; concepción esta que proviene de los griegos, especialmente de Demócrito y Leucipo, según la cual el cinismo, el epicureísmo y el hedonismo deben remitir al hombre al goce intramundano, sin deberle cuentas a ninguna deidad que no fuera la propia individualidad”.
 El materialismo filosófico llegó al absurdo de negar la vida espiritual mediante el Positivismo, con Augusto Comte, y más tarde con Littré, que utilizaba el sofisma: “El cerebro es el agente del pensamiento y cuando aquél muere éste se acaba”.
 Por otra parte, “siguiendo otra dirección, se destacan Sócrates, Platón y Aristóteles que establecieron la corriente idealista o espiritualista, informando que hay en el Universo un primer-motor o mundo de las ideas de donde el ser procede y al cual vuelve cuando ocurre la muerte corporal. Es decir, que el hombre está constituido por el ser – el espíritu inmortal – y por el no ser – la materia”.
 Partiendo de estos dos conceptos fundamentales, a la hora de comprender la importancia que tiene el surgimiento de la Doctrina Espírita en el seno de nuestra humanidad terrestre, todo el que cree que hay algo más allá de la materia es espiritualista, pero no por ello cree en la existencia de los Espíritus o en sus comunicaciones con el mundo invisible.
 El problema de la creencia o no en el alma humana ha sido discutido durante mucho tiempo, sin embargo, los fenómenos de ultratumba los encontramos en el fondo de todas las creencias, manifestando de esa manera la ligazón entre los mundos material e inmaterial. No obstante, en muchas sociedades el estudio de estos fenómenos era privilegio de algunos iniciados, ocultando al común de la gente el resultado de sus investigaciones.
 León Denís, en su magnífica obra “Cristianismo y Espiritismo” apoya nuestras inquietudes cuando afirma: “El problema del Más Allá surge ante el Espíritu humano con una fuerza, una autoridad y una persistencia tales, como nada semejante se haya producido quizás antes en la historia, pues jamás se había visto un conjunto de hechos y de fenómenos, considerados al principio como imposibles y no despertando en el pensamiento de la mayoría de nuestros contemporáneos más que antipatía y desdén, acabar por imponerse a la atención y el examen de los más competentes y autorizados”.
 Las ideas precursoras de la Doctrina Espírita las encontramos en Sócrates y Platón, tal como aparecen en la introducción a "El Evangelio según el Espiritismo" y en muchos otros seres que, enfrentándose a una sociedad hipócrita y cohonestadora a la vez, rompieron las cadenas de la intolerancia y la insensatez para proclamar las ideas de la inmortalidad del alma.
 Entre ellos destacamos a el sueco Emmanuel Swedwnborg, quien desde niño tuvo manifestaciones paranormales, las cuales se acentuaron al llegar a los cincuenta años de edad, legando para la posteridad sus visiones acerca de la vida en el mundo espiritual, confirmadas hoy por las informaciones que André Luiz nos hizo llegar a través de sus obras por medio de la psicografía de Chico Xavier.
 En Andrew Jackson Davis, encontramos otro precursor de las ideas espíritas, quien en su obra “Penetralia previó la irrupción de la fenomenología mediúmnica que daría origen al movimiento espiritista, al cual se sumo con entusiasmo”. Además, “entre sus anotaciones personales, aparece una fechada el 31 de marzo de 1848, en los siguientes términos:
 "Esta mañana, hacia el amanecer, un hálito fresco pasó por mi rostro y oí una voz tierna y segura que me decía: Hermano, ha comenzado la buena labor; contempla la demostración viviente que se inicia. Me quedé divagando acerca del significado de tal mensaje”.
 Surgen así las primeras manifestaciones del espiritualismo moderno, en Estados Unidos, país joven y menos sujeto que la vieja Europa al espíritu de rutina y a los prejuicios del pasado, tal como afirma León Denís, en la aldea de Hydesville, en el condado de Wayne, puerto de Nueva York, donde a través de golpes o “raps” la familia Fox asiste a la alborada de un nuevo amanecer para la humanidad, la comunicación con el espíritu de Charles Rosma, buhonero (vendedor ambulante), quien había sido asesinado para robarle la mercancía por parte de los anteriores inquilinos de la casa, el matrimonio Bell.
 “Una criada de los Bell, Lucrecia Pulver, declaró que vio al vendedor y lo describió; dice como llegó a la casa y refiere su misteriosa desaparición. Una vez descendió al sótano y su pié se enterró en un hueco y al decirle a su patrón, él le dijo que debían ser ratones, y fue rápidamente a hacer las reparaciones necesarias. Ella vio en mano de sus patrones algunos objetos de la caja del vendedor ambulante”.
 “El 23 de noviembre de 1904. el Jornal de Boston deba la noticia de que el esqueleto del hombre que posiblemente producía los golpes, oídas inicialmente por las en 1848, fuera encontrado y las mismas estaban, por lo tanto, eximidas de cualquier duda con respecto al descubrimiento de la comunicación con los Espíritus”.
 Diversas comisiones se formaron en la época de los acontecimientos, con la finalidad de estudiar los extraños fenómenos y desenmascarar el fraude atribuido a las Fox. Se verificó que ellos ocurrían en presencia de las pequeñas y se les atribuyó el poder de la mediumnidad. Sin embargo, ninguna comisión consiguió demostrar que se trataba de fraude. Los hechos eran absolutamente verídicos, aunque hubiesen sometido a las pequeñas a los más rigurosos y severos exámenes, alcanzando a veces los límites de la brutalidad.
 Las Hermanas Fox fueron presionadas. La iglesia las excomulgó, por haber hecho pacto con el demonio. Fueron acusadas de embusteras y muchas veces amenazadas físicamente.
 En 1888, al conmemorar los 40 años de los fenómenos de Hydesville, Margareth Fox ilusionada por promesas de favores económicos por parte del cardenal Maning, hizo publicar un reportaje en el New York Herald en el que afirma que los fenómenos que realizaron eran fraudulentos. Sin embargo, al año siguiente, arrepentida de su falta de honestidad para con el Espiritismo, reúne a una gran cantidad de público en el salón de música de Nueva York y se retracta de sus declaraciones anteriores, no sólo afirmando que los fenómenos de Hydesville eran reales, sino provocando una serie de fenómenos físicos en el salón.
 “La retractación fue publicada en la época. Consta en el Ligth y en el diario americano New York Press, del 20 de mayo de 1889” .
 El ejemplo de las hermanas Fox cundió de tal modo que en 1854 había ya en Estados Unidos más de tres millones de fieles dirigidos por médiums, buena parte de los cuales desembarcó en 1853 en Europa para extender sus redes por el viejo continente. Numerosas celebridades de la época como Alejandro Dumas, Victor Hugo, Gustave Flaubert, Aldous Huxley o Thomas Mann se interesaron por la doctrina. Y otros como Conan Doyle, se convirtieron fervientemente a ella tras asistir a sesiones espiritistas en las que se producían levantamientos de mesas, o apariciones y materializaciones de fantasmas.
 Pero cuando las hermanas Fox confesaron haber inventado su experiencia, o se descubrieron las trampas de algunos médiums, cuyos poderes aparecían y desaparecían cuando les venía en gana, la decepción comenzó a extenderse entre los adeptos del Espiritismo, si bien es cierto que algunos médiums fueron sometidos a control sin que pudiera hallarse en ellos ningún fraude. Fue tal el caso de Daniel Douglas Home, que podía tocar un acordeón sin poner sobre él sus manos, como atestiguó sir William Crookes. O el de Leonora Piper, cuyas dotes de mediumnidad fueron corroboradas por el psicólogo William James y otros treinta eminentes investigadores ingleses y norteamericanos como Frederich Myers y sir Oliver Lodge.
 “Al comienzo, en los Estados Unidos de América, los Espíritus sólo se comunicaban por un proceso trabajoso y bastante demorado en el que alguien decía en voz alta el alfabeto y el Espíritu era invitado a manifestar por “raps” o golpes las letras, que reunidas, debían componer las palabras que quería decir. Era la telegrafía espiritual”.
 “Los Espíritus indicaron, en 1850, una nueva manera de comunicación: bastaba simplemente que se colocasen alrededor de una mesa, encima de la cual se colocaban las manos. Levantando una de las patas, la mesa daría (en cuanto se recitaba el alfabeto) un golpe cada vez que fuera dicha la letra que servía al Espíritu para formar las palabras. Ese proceso aunque muy lento, producía resultados excelentes, y así se llegó a las mesas girantes y parlantes”.
 “Hay que anotar que la mesa no se limitaba a levantarse sobre una pata para responder a las preguntas que se le hacían; se movían en todos los sentidos, giraba bajo los dedos de los investigadores, a veces se elevaba en el aire, sin que se descubriese las fuerzas que la suspendían”.
 “El fenómeno de las mesas girantes se propagó rápidamente, y durante mucho tiempo entretuvo la curiosidad de los salones de la sociedad. Después, se aburrieron de ella, pues la gente frívola que sólo imita la moda, la consideró como simple distracción”.
 Sin embargo, las personas observadoras y con criterio abandonaron las mesas girantes por haber “visto nacer en ellas algo serio, destinado a prevalecer”, y “pasaron a ocuparse de las consecuencias a que el fenómeno daba lugar, más importante en sus resultados. Dejaron el alfabeto por la ciencia, tal es el secreto de ese aparente abandono”. (…)
 Las mesas girantes representarán siempre el punto de partida de la “Doctrina Espírita” y merecen, por eso, una explicación, para que, conociéndose las causas, sea facilitada la llave para descifrar los efectos más complejos”.
 Las observaciones e investigaciones Espíritas realizadas por Allan Kardec, y otros sabios, demostraron que la causa inteligente era determinada por los Espíritus, que podían actuar sobre la materia, utilizando el fluido suministrado por los médiums, esto es, mediador o intermediario entre los Espíritus y los hombres, generando así, las manifestaciones físicas y las manifestaciones inteligentes.
 Se perfeccionaron los procesos. Las comunicaciones de los Espíritus no se detuvieron en las manifestaciones de las mesas girantes. Evolucionaron hacia las cestas y las planchetas, a las cuales se le adaptaban lápices y las comunicaciones pasaron a ser escritas – era la psicografía indirecta. Posteriormente se eliminaron los instrumentos y apéndices: el médium, tomando directamente el lápiz, pasó a escribir por un impulso involuntario y casi febril – era la psicografía directa.
 A mediados del siglo XIX, Allan Kardec (pseudónimo del sabio francés Hippolyte León Denizard Rivail, colaborador de Pestalozzi, profesor de química, física, matemática, astronomía y autor de diversas obras didácticas adoptadas por la Universidad de Francia, miembro de varias academias de sabios, inclusive de la Academia Real D´Arras), a instancias de los Espíritus codificó la Doctrina Espírita, trayendo nuevos y más amplios conocimientos sobre la vida, el universo y las leyes que lo rigen.
 Fueron los Espíritus Superiores, bajo la supervisión del Espíritu de Verdad, que trajeron esas informaciones y esclarecimientos, respondiendo a preguntas hechas por Kardec, las cuales se encuentran en "El Libro de los Espíritus", que fue publicado en París, el 18 de abril de 1857. Posteriormente surgieron "El Libro de los Médiums", "El Evangelio Según el Espiritismo", "El Cielo y el Infierno" y "La Génesis". Esos cinco libros representan la codificación de la Doctrina Espírita.
 Son informaciones y esclarecimientos que muestran la vida y la evolución desde una óptica más amplia, cuyos mecanismos son verdaderamente justos, sabios y perfectos, y que encaja con todo lo que experimentamos en nuestro diario vivir; dándonos paz, serenidad, esperanza y consuelo.
El Espiritismo nos enseña una conducta más saludable para la mente y el cuerpo y una ética de vida más compatible con nuestras necesidades evolutivas; abre ante nuestra curiosidad y sed de saber, un universo infinito de nuevos conocimientos. Es como redescubrir la vida bajo nuevos y maravillosos enfoques, bajo nuevos colores y perspectivas.
 La finalidad esencial del Espiritismo es ayudar al ser humano en su evolución, recordándole las enseñanzas de Jesús y trayéndole todo un universo de nuevos conocimientos.
 Vianna de Carvalho en la obra “Enfoques Espíritas”, psicografiada por Divaldo Pereira Franco, nos esclarece: “no obstante el respeto que nos merecen todas las corrientes del pensamiento espiritualista, particularmente las que derivaron del Cristianismo primitivo, la Doctrina Espírita cumple todas las cláusulas del anuncio de Jesús, clarificando sus enseñanzas, gracias a los postulados a través de los cuales se expresa.
 Acentúa aún más: Al declarar que enviaría al Consolador para la Humanidad , a fin de que él repitiese Sus sabias lecciones y trajese otras que aún no podían aprenderse en aquellos días, el Maestro fue tácito en reconocer que nosotros, los hombres, olvidaríamos el incomparable mensaje y lo adulteraríamos, despojándolo de su significado profundo, careciendo, por consiguiente, de las condiciones mínimas para comprender en su totalidad la magnitud de la revelación”.
 Es por ello que el Espiritismo llega a la humanidad en el momento propicio, cuando el conocimiento, traducido en un avance científico e intelectual, nos muestra el camino hacia la liberación del ser de las amarras de la ignorancia y la necesidad de iniciar su ascenso definitivo hacia el infinito de la espiritualidad buscando el progreso moral, sin el cual el hombre crece en la horizontalidad, sin penetrar en la verticalidad del conocimiento divino, tal como lo manifiesta Amalia Domingo.
 Según Amalia Domingo Soler, los espíritus le dicen que: el Espiritismo es el alma en acción, es la fraternidad de los pueblos, es la vida del hombre dándoles las llaves del pasado, del presente y del porvenir; es un manantial que nunca se agotará, es la cuenta de la herencia que tenemos ganada, es la ley de las inteligencias, es el eco de los tiempos, es la civilización eterna, es el reflejo del pasado iluminando nuestro presente.
 Allan Kardec en su obra La Génesis, expresa que: “El Espiritismo no crea la renovación social; la madurez de la Humanidad es la que hará de esa renovación una necesidad. Por su poder moralizador, por sus tendencias progresivas, por la amplitud de sus metas, por la generalidad de las cuestiones que abarca, el Espiritismo es más apto que cualquier otra doctrina, para secundar el movimiento de regeneración; por eso él es contemporáneo de ese movimiento”.
 No queremos terminar estas disquisiciones, acerca del gran camino recorrido por la Doctrina Espírita hasta nuestros días, sin recordar la enseñanza del Espíritu de Verdad en "El Evangelio según el Espiritismo", cuando nos expresa: “Mi Padre no quiere aniquilar la raza humana; quiere que, ayudándose unos a otros, muertos y vivos, es decir, muertos según la carne, porque la muerte no existe, os socorráis, y que no ya la voz de los profetas y de los apóstoles, sino la voz de aquellos que ya no están en la Tierra , se haga oír para gritaros: ¡Rogad y creed! Porque la muerte es la resurrección, y la vida es la prueba elegida, durante la cual vuestras virtudes cultivadas deben crecer y desarrollarse como el cedro”[12].
 El Espiritismo llenó un gran vacío en el corazón de los hombres, quitándonos el velo que nos ocultaba las grandes verdades del espíritu, y hoy con el corazón henchido de fe y esperanza en un mañana mejor, entiende que en la patria espiritual está la verdadera esencia del ser inmortal en su camino hacia la perfección.
- Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís-
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                   PALABRAS

Redacción de Momento Espirita

Cuantas veces, a lo largo de la vida, observamos las bendiciones y los daños causados por una palabra.
Las palabras se las lleva el viento - dice el refrán popular.
Pero no siempre es así. Existen palabras que difícilmente conseguimos olvidar.
Muchas veces, las palabras transmiten la gratitud de que está llena nuestra alma. Entonces, ellas se transforman en expresiones dulces.
En otras ocasiones, ellas sirven para demostrar el disgusto que nutrimos. Se tornan amargas como la hiel.
Hay momentos que las palabras son animosas, suaves, repletas de luces. Son la manifestación de la amistad y del amor.
En otros momentos, ellas son como el ácido: agreden a los que las escuchan.
Son tristes y dolorosas. En ese instante, son conductoras del desencanto y de la infelicidad.
Sobre la naturaleza de las palabras tenemos una reflexión que hacer: ellas son la expresión de aquello que cargamos en el alma.
El propio Jesús fue quien advirtió: Los labios hablan de aquello que está lleno el corazón. ¡Qué gran verdad!
Las palabras apenas traducen lo que ocurre en nuestro interior.
Si albergamos resentimiento, deseo de venganza, rebeldía, odio y dolor, nuestros labios se abrirán para expresar palabras rudas en abundancia.
Quien nos oye entenderá que traemos el corazón oscurecido por sentimientos enfermizos.
Habrá, incluso, quien pase a evitarnos, a fin de no tener contacto con esa descarga de mal humor o de depresión.
Por otro lado, si nos expresamos con palabras de engrandecimiento, bienestar, alegría y paz, nuestra boca se tornará un instrumento de la esperanza y de la fraternidad.
Y quien nos oye concluirá que traemos el alma clara, iluminada por sentimientos sanos.
Habrá hasta quien nos busque para tener contacto con la torrente de optimismo y serenidad que dejamos fluir de nuestros labios.
Es verdad que pasamos la mayor parte del tiempo alternando entre momentos gratos y los de rabia o tristeza.
Por eso, nuestro desafío diario es lograr que cada vez sean más frecuentes los estados de ánimo felices.
Nuestra tarea es educarnos para que nuestros labios sean instrumentos del bien que habita en nosotros.
Es esencial moderar la lengua, medir las palabras, pensar antes de hablar.
Mejor aún: es imprescindible educar los sentimientos, disciplinar la mente, ser firme en el combate al deseo de reclamaciones, chismes y comentarios hirientes.
Somos Espíritus inmortales, responsables por las consecuencias de nuestras palabras, pensamientos y actitudes.
Responderemos a Dios y a nuestra conciencia por todas las palabras ofensivas que dirigimos a los demás.
Sí, pues las palabras tienen fuerza y pueden causar impactos tremendos sobre la vida ajena. Que esta influencia sea, entonces, positiva.
Que cada una de nuestras palabras sea de estímulo, amistad, fraternidad, pacificación.
Aún cuando discordemos, seamos moderados, prudentes y bondadosos.
No olvidemos, siempre hay un sabor para poner en las palabras: la dulzura de la miel o el amargor de la hiel.
La elección es exclusivamente de cada uno.

Redacción del Momento Espírita.
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