LA RABIA
Los conflictos psicológicos siempre se instalan en las personas inmaduras, ya que de la vida, solo conocen y valoran las sensaciones, deseando en particular las agradables, sin considerar las otras, que resultan de desordenes de variada naturaleza. La rabia es un factor de frecuentes conflictos, que aparece repentinamente, provocando altas descargas de adrenalina en la corriente sanguínea, alterando el equilibrio orgánico y sobre todo, el emocional.
Nadie debe avergonzarse por ser victima de la rabia, es un fenómeno perfectamente normal en el transito humano. Lo que se debe evitar es escamotearla, por medio del disimulo y mantenerla intacta; la expansión de sus perjuicios rumiando el factor que la generó; la autocompasión, por sentirnos victimas de la injusticia; el deseo de venganza mediante la agresividad o acompañando el debilitamiento o el sufrimiento del antagonista.
La rabia se instala con facilidad en las personas que perdieron la auto-estima y se complacen en cuidar la imagen que proyectan y no por el valor de si mismas. En ese caso, la inseguridad interior facilita la irascibilidad y vitaliza la dependencia del apoyo ajeno.
Toda vez que la rabia es sometida a presión y no dirigida, produce daños en el organismo físico y en el emocional. En el físico mediante disturbios del sistema vago-simpático, tales como indigestión, diarrea, acidez, disritmia, inapetencia o glotonería –como auto punición –etc. En lo emocional, nerviosismo, amargura, ansiedad, depresión…Muchas rabias que son ingeridas a contra gusto y no son eliminadas desde la infancia, pueden desencadenar tumores malignos y otros de graves efectos en el organismo, alterando la conducta por completo.
Dios creo la vida como bendición y al ser para disfrutarla. En las Leyes Soberanas no existe un solo Ítem punitivo generador de violencia, contribuyendo todo para la armonía general, inclusive los acontecimientos que parecen desconcertante. Ante un proceso de rabia se hace necesaria la aplicación del antídoto equivalente para librarse de ella. De nada vale el perdón externo y la apariencia, hay que eliminarla y también sus efectos.
Cuando Jesús propuso el perdón para la ofensas, El se refirió al olvido de ellas, esto es, su disolución en el agua lustral del amor. Cuando la rabia se deriva de una enfermedad, de un prejuicio financiero, de la traición de un amigo, de la perdida de un empleo por motivo irrelevante, de algo más profundo e inmaterial, la resignación no impide que se le de expansión para después eliminarla. Llorar, considerar el hecho injusto, descargar la emoción del fracaso, gastar la energía en una corrida o en un trabajo físico agotador, proyectar la imagen del ofensor, cuando fuera el caso, es un espejo, esclareciendo la rabia hasta diluirla, son admirables recursos entre otros, para anular sus efectos dañinos.
También es bueno buscar la meditación, para auxiliar en el análisis de los orígenes del acontecimiento, constatando si no habría sido el responsable por su vigencia y al confirmarlo, evitar la auto piedad, contraponiendo la lógica y el derecho de errar, pero no el permiso de permanecer en el engaño. La plegaria de compasión por el ofensor y de auto fortalecimiento posee la milagrosa virtud de diluir las vibraciones de la rabia, erradicándolas. La rabia es el síntoma de que somos sensibles y canalizarla bien, hasta que desaparezca, es una característica del ser humano, lucido y saludable. La rabia obnubila la razón y precipita al ser en los profundos pozos de la alucinación.
Cuando el ser es ofendido, debe expresar sus sentimientos al agresor, a los amigos, sin quejas, sin amargura, demostrando ser normal y necesitado de respeto, de consideración, como todas las demás personas. Nunca debe permitirse la falsa postura de humildad, fingiendo santificación antes de haber alcanzado la plena humanización. Cuando se parece sin ser, se transita por la ancha faja de los conflictos, inclusive el de inferioridad, avanzando hacia los estados depresivos.
No se debe facilitar la auto desvalorización, señalando los propios ítems negativos o presentando relatos auto despreciativos, para agradar a los demás o hacerlos reír…
Humildad no es negación de valores, ni subestima por si mismo, haciendo caricaturas peyorativas de su realidad. Ser hijo de Dios, encontrarse en la experiencia evolutiva, poder discernir, entre otros logros, constituyen bendiciones que no pueden ser despreciadas. Jesús, el hombre humilde por excelencia, jamás se excuso. Se sometió a los fariseos, a los dominadores transitorios y a sus fámulos…
Para finalizar, debemos respetarnos y amarnos estos son los mejores recursos para enfrentar la rabia. ¡Retenerla nunca! Sin replicar, sin amarguras.
Extraído del libro “auto descubrimiento”
Divaldo Pereira Franco
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¿ CUAL ES EL PROCESO DE LA EVOLUCIÓN ESPIRITUAL ?
* La evolución individual de los espíritus se asemeja a la del ser humano en una sola vida. El niño recién nacido únicamente desarrolla por sí mismo y de manera biológicamente programada las funciones vitales para el mantenimiento de la vida orgánica. No tiene capacidad de decisión propia y depende totalmente de los padres para subsistir. A medida que el niño crece, va adquiriendo progresivamente cierta autonomía y cada vez es menos dependiente de los padres. Llegada la etapa de la adolescencia, el individuo siente cada vez más la necesidad de experimentar por sí mismo, de sentirse libre e independiente para tomar sus propias decisiones. Esto muchas veces le enfrenta con sus padres. A pesar de que éstos le intenten aconsejar con la experiencia que les da el haber vivido más tiempo, el adolescente lo toma como una intromisión en su vida. Muchas veces toma decisiones
erróneas, a pesar de haber recibido advertencias de los padres. Pero le resulta necesario experimentarlo por sí mismo a pesar de que esto le pueda hacer sufrir. En la medida en que va experimentando y aprendiendo del resultado de sus propias decisiones va madurando
hasta llegar a la etapa adulta, donde alcanza la independencia completa de los padres.
El proceso de evolución espiritual es semejante al del niño que se vuelve adulto. Inicialmente, el principio espiritual primigenio es totalmente dependiente de otros seres espirituales más avanzados, que dirigen su evolución por completo. La encarnación en estas etapas sirve para adquirir experiencia y para que se desarrollen ciertas cualidades como
la inteligencia y las emociones, que serán la base sobre la que se desarrollará la voluntad propia del futuro espíritu, como al niño pequeño le sirve la interacción con el mundo para desarrollarse, aprender a hablar y a caminar, aunque no sea capaz todavía de tomar decisiones importantes por su cuenta. A medida que el ser espiritual evoluciona, se le permite participar en la toma de decisiones, es decir, adquiere cierta autonomía. Llegado cierto momento, cuando el ser espiritual está suficientemente maduro, adquiere el libre albedrío, que es la capacidad de decidir su destino por sí mismo. Es decir, adquiere su independencia y toma sus propias decisiones respecto a su evolución. Los espíritus tutelares ejercen en ese momento un papel semejante al de esos padres que aconsejan y advierten de los peligros que conllevan ciertas actitudes, pero que no obligan, y permiten que el espíritu elija su propio camino, que se equivoque una y mil veces, que aprenda por
experiencia propia, y que sea él mismo el que a raíz de sus vivencias decida variar o no el rumbo de su evolución.
Igual que le ocurre al recién nacido, aunque el ser espiritual encarnado en las primeras etapas de su evolución no sea consciente ni siquiera de su propia existencia, eso no le impide aprender, y este aprendizaje queda en el espíritu para siempre, de forma que, aunque ocurra de manera inconsciente hasta que el espíritu está más avanzado, cuando
inicia una nueva encarnación, no parte de cero, sino con el conocimiento obtenido en la suma de las encarnaciones previas, y del periodo entre encarnaciones.
Podréis comprender la evolución espiritual en las primeras etapas tomando como referente el proceso de evolución de las especies.
Vosotros mismos situáis el principio de la vida hace miles de millones de años, con la aparición en la Tierra de seres unicelulares que progresivamente fueron ganando en complejidad, de forma que surgió una primera diferenciación entre los reinos animal y vegetal; después, cada reino evolucionó hacia un incremento paulatino de la multiplicidad y complejidad de las formas de vida a partir de formas más simples. Por ejemplo, el reino animal pasó en una primera etapa de los seres unicelulares a pluricelulares. Más tarde aparecieron los vertebrados, entre ellos los peces. De los peces evolucionaron los anfibios, de los anfibios, los reptiles, de los reptiles, las aves y de las aves, los mamíferos, en un proceso que ha durado millones de años.
Posteriormente, de los mamíferos más avanzados surgieron los homínidos y de ahí las sucesivas especies de hombres primitivos, que cada vez tenían una capacidad craneal mayor que sus antecesores, desde el Homo Habilis, pasando por el Hombre de Neardenthal, el Hombre de Cromañón, hasta llegar al Homo Sapiens Sapiens actual.
En realidad, todo este proceso evolutivo que ocurre a nivel físico está dirigido desde el mundo espiritual con el objetivo de que los espíritus en evolución encuentren el soporte físico adecuado para desarrollar sus crecientes capacidades, pues necesitan para su progresión experimentar la vida física en todas sus manifestaciones, desde la formas más simples hasta las más avanzadas. Son las entidades espirituales avanzadas las que promueven la aparición de especies más evolucionadas en el mundo físico cuando existe la necesidad de proporcionar a los seres espirituales un vehículo físico más adecuado, que les permita continuar avanzado en su aprendizaje. Estas nuevas especies surgen como modificaciones de las especies ya existentes, para que el proceso de transición del espíritu de una especie a otra sea progresivo y no abrupto.
- Ángeles Calatayud -
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EROTISMO
En una cultura dedicada casi que exclusivamente al erotismo es natural que el hedonismo predomine en las mentes y en los corazones.
Como proveniente de las calamidades producidas por las continuas guerras de devastación con sus armas inteligentes y de destrucción en masa, la desesperación sustituye a la confianza que había entre las criaturas, dando lugar al desvarío de todo porte que ahora toma cuenta de la sociedad.
Sin duda, ha habido un gran desarrollo científico-tecnológico, antes jamás soñado, sin embargo, no acompañado por los valores éticos morales, cada día más negligenciados y poco respetados por los individuos así como por las naciones.
La globalización, que se anunciaba con trompetas, como solución para los magnos problemas socioeconómicos del mundo, experimenta gran crisis, hija espuria de la falta moral de muchos hombres y mujeres situados en la condición de supremos ejecutivos, que rigen las finanzas y los recursos de todos, naufragados por falta de dignidad, ahora purgando en cárceles sus desmanes, dejando sin embargo centenas de instituciones de variado porte en la quiebra irrecuperable.
Como efecto el sexo se tornó el nuevo dios de la cultura moderna, exaltado en todas partes y elemento de destaque en todas las situaciones.
Mientras enjambran las tragedias, la serie de crímenes con el suicidio inmediato de sus autores, los multiplicadores de opinión se sirven de la prensa alucinada para la saturación de las mentes con las noticias perversas, que estimulan a los psicópatas a la práctica de hediondez que no les había alcanzado la mente.
Personas dichas famosas, en el arte, en el cine, en la televisión exhiben, sin pudor, sus llagas morales, narrando los abortos que practicaron, la autorización para la eutanasia en seres queridos que les obstaculizaban el gozo juvenil, la multiplicación de socios sexuales, los adulterios por venganza o simplemente por vulgaridad, los precios a los que se han comprometido, a las perversiones que los caracterizan, vilipendiando, los sentimientos de aquellos que los ven u oyen horrorizados unos, con envidia otros, en lamentable comercio de degradación.
Jóvenes masculinos y femeninos, se exhiben en el circo de los placeres, en la condición de burlescos esclavos en revistas de explicito sexo o el filmes de baja calidad, tornándose ídolos de la pornografía y de la enferma sensualidad.
La pedofilia alcanza niveles antes nunca imaginados, gracias a INTERNET que le abre las puertas al infinito, cuando padres insensatos venden a los hijos para el vil comercio del sexo infanto-juvenil, despedazándoles su infancia que es cruelmente asesinada.
Por otro lado, la prostitución de menores es cada vez mayor, porque el cansancio de los viciosos exige carnes nuevas para los apetitos salvajes que los consumen.
Y, porque viven siempre aburridos y sin estímulos nuevos, el alcoholismo, el tabaquismo, la drogadicción constituye el nuevo paso rumbo a la violencia, de la depresión, del autocidio.
Se vive, en esto momento, la tiranía del sexo en exaltación.
Las dolorosas lecciones del pasado, de religiosos que no se supieron comportar, no respetando los votos formulados, que desmoralizaron las propuestas doctrinarias de las creencia que abrazaron, el disfraz, de la hipocresía, ocultando las conductas reprochables generaron animosidad de las formulas espiritualistas, con las excepciones comprensibles, que los jóvenes no soportan, ni siquiera, referencias a los valores del espíritu inmortal.
Solamente hay interés por el deporte, particularmente de naturaleza física, en el culto apasionado por la belleza o por la estética de la que se tornan esclavos por libre opción.
En un periodo, sin embargo, en el que una muñeca sirve de modelo, en vez de haber copiado un ser humano, exigiendo cirugías correctoras modifiquen la apariencia de algunas mujeres, a fin de quedar con las medidas del juego erótico, es casi normal que hay una verdadero ultraje en lo que dice respecto a los valores reales de la vida.
La desconsideración de muchos gobernantes en relación al pueblo que se retuerce en la miseria, hace que las favelas y las colinas vomiten a sus revolcados habitantes por las periódicas olas de arrastre que horroriza.
Sucede que no yendo al encuentro del bien, tienen que enfrentar el mal que prolifera y que desciende del lugar en el que se omitía buscando solución, manteniendo comportamientos salvajes.
Las grandes ciudades y pequeñas, se tornan plazas de guerras no declaradas, porque las necesidades de los sufridores no son atendidas y algunos poderosos que gobiernan, disfrutan con los valores que deberían ser destinados a la educación, a la salud, al trabajo, al recreo de los ciudadanos…
Es comprensible que aumente las estadísticas de las enfermedades dilaceradoras como el cáncer, la tuberculosis, las cardiovasculares, la AIDS, otras sexualmente transmisibles, las infecciones hospitalarias, otras diversas, acompañadas por los trastornos psicológicos y psiquiátricos que demuestran el atraso en el que aún permanecen las conquistas en el área de la salud, aun sus indescriptibles realizaciones.
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En razón de la falta de orientación sexual, en estos días disparatados, el embarazo entre niñas desprevenidas aumenta de forma alarmante, como fruto de experiencias estimuladas por la vulgaridad, sin cualquier preparación para la maternidad, jugando en las calles diariamente crecen el número de niños abandonados…
Faltan programas de orientación moral, porque el momento es de placer y de gozo condenando la mayoría de los incautos al desespero y a la ilusión.
Aun se prolongará el reinado erótico por algún tiempo, hasta el momento cuando las Divinas Leyes inviten a los responsables por el abuso al comedimiento, a la reparación, encaminándolos para mundos inferiores, donde se encontraran bajo la situación de acerbas aflicciones, recordando el paraíso que perdieron, más que pueden alcanzarlo nuevamente por las luchas redentoras.
Especialmente en esta hora llegó a la Tierra el Espiritismo, con el fin de invitar a las criaturas perdidas a encontrar el rumbo en los deberes éticos, restaurando la paz y la alegría real en los corazones. Sin la música mentirosa de los eriales mitológicos…
Restaurando la palabra de Jesús, propone una revisión ética de los postulados del Cristianismo también ultrajado, a fin de que se revivan los comportamientos de Jesús y de Sus primeros discípulos, dando lugar a la legítima fraternidad, a la iluminación de conciencias, al servicio de la caridad.
Mantente vigilante, a fin de que no te eludas ni engañes a nadie, contribuyendo con tu parte, por más modesta que sea, de hacer instalar la era del amor la cual todos desean.
(Pagina psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco, en la mañana del 19 de mayo del 2009, en la residencia Josef Jackulak, en Viena, Austria)
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DEBER Y LIBERTAD
¿Qué hombre, en las horas de silencio y de recogimiento, jamás interrogó la naturaleza y su propio corazón, pidiéndoles el secreto de las cosas, el por qué de la vida, la razón de ser deluniverso? ¿Dónde está el que jamás procuró conocer su destino, levantar el velo de la muerte, saber si Dios es una ficción o una realidad? No es propio del ser humano, aún siendo tan despreocupado, que nunca se hubiera planteado estos problemas temibles.
La dificultad en resolverlos, la incoherencia y la multiplicidad de las teorías que originaron, las consecuencias deplorables que emanan de la inmensa mayoría de los sistemas desarrollados, todo este conjunto confuso, cansando el espíritu humano, le llevó a la indiferencia y al escepticismo. Sin embargo, el hombre necesita saber; necesita el rayo que alumbra, la esperanza que consuela, la certeza que guía y que sostiene. Y tiene también el medio de conocer, de ver la verdad, de librarse de tinieblas e inundarlo de su benéfica luz. Para eso, él mismo debe desprenderse de sistemas preconcebidos, descender, escuchar esa voz interior que habla a todos nosotros y que los sofismas no pueden engañar: la voz de la razón, la voz de la conciencia. Así hice yo.
Mucho tiempo reflexioné; medité sobre los problemas de la vida y de la muerte; con perseverancia sondeé estos abismos profundos. Dirigí a la eterna sabiduría un llamamiento ardiente, y me respondió, como responde a todo. Espíritu animado del amor al bien. Pruebas evidentes, hechos de observación directa vinieron para confirmar las deducciones de mi pensamiento, para ofrecer a mis convicciones una base sólida e inquebrantable. Después de haber dudado, creí; después de haber negado, vi. Y la paz, la confianza y la fuerza moral crecieron en mí. Son los bienes que, en la sinceridad de mi corazón, deseoso de ser útil para mis semejantes, vengo para ofrecer a los que sufren y los que desesperan. Jamás la necesidad de luz se hizo sentir de forma más imperiosa. Una transformación inmensa se produce en el seno de las sociedades.
Después de haber estado sometido durante largos siglos a los principios de autoridad, el hombre mismo aspira, cada vez más a sacudir todo el trabajo, a gobernarse. Al mismo tiempo que las instituciones políticas y sociales se modificaban, las creencias religiosas y la fe a los dogmas se debilitaron. Es todavía una de las consecuencias de la libertad en su aplicación a las cosas del pensamiento y de la conciencia.
La libertad, en todos los dominios, tiende a sustituir a la coacción y a la autoridad, a guiar a las naciones hacia un horizonte nuevo. El derecho de algunos se convirtió en el derecho de todos; pero, para que este soberano derecho esté conforme con la justicia y lleve sus frutos es necesario que el conocimiento de las leyes morales venga a regular su ejercicio. Para que la libertad sea fecunda, para que ofrezca a las obras humanas una base segura y duradera, debe ser completada por la luz, la sabiduría, la verdad. La libertad, para hombres ignorantes y viciosos, ¿no es como un arma poderosa en las manos de un niño? El arma, en este caso, a menudo se vuelve contra quien la lleva y le hiere.
Leon Denis
Extraído del libro “El porqué de la Vida”
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