jueves, 4 de agosto de 2016

DIMENSIONES DE LA VERDAD (3)


                   DIMENSIONES DE LA VERDAD (3)
                     

( Viene de la publicación anterior).....

El Espiritismo no viene a reformar ninguna religión, porque todos los formalismos de las religiones nos parecen innecesarios para el porvenir. El Espiritismo no viene a destruir los templos de hoy, ni piensa levantar los del mañana; escuela puramente filosófica, escuela puramente científica, escuela puramente racionalista, que sólo se ocupa por medio del estudio en descubrir las relaciones que existen entre los que nos llamamos vivos, y los que apellidamos muertos.
Y tanto nos importa que la humanidad se refugie en las góticas catedrales, como que se postre en las mezquitas, o se siente en las sinagogas, nos es del todo indiferente, porque el Espiritismo nada tiene que ver con el formalismo de ninguna religión. No es un nuevo fanatismo, no es un nuevo misticismo, no; es únicamente uno de los muchos desenvolvimientos de la ciencia, y de la explicación científica de muchos actos que hasta ahora han parecido sobrenaturales, y que no son en realidad más que las evoluciones de la vida: esto es el Espiritismo. Un estudio razonado de la continuidad de la vida; que en este mundo, como todo, se empequeñece, y todo se amolda al pequeño criterio del hombre, muchos llamados espíritas, le han querido dar un cierto sabor místico al Espiritismo, y en realidad no lo necesita; porque una cosa es el noble recogimiento del Espíritu, y la meditación natural a que debe entregarse el alma ante lo desconocido, y otra cosa es el amaneramiento de una oración continuada, lo que sí sigue el Espiritismo es la moral de Jesús, porque ésta la siguen todos los hombres de bien, llámense católicos o materialistas; y el Espiritismo como nos evidencia la eterna vida del Espíritu, y su eterna individualidad, naturalmente, cada cual trata de mejorar sus costumbres por la cuenta que le tiene, porque ve que de su presente depende su mañana, y por esto se ve, que muchos espiritistas modifican su carácter y progresan lo poco que aquí se puede progresar, pero esto no lo hacemos para darle santidad a la escuela y crearnos atmósfera, ni tampoco queremos derribar viejos altares para levantarlos mañana con distinta forma, no. Las religiones no nos estorban, así es que no tenemos que reformar ninguna; lo que nosotros deseamos, eso sí, es la verdadera, es la completa libertad de cultos, porque ésta es la base de la civilización, porque la conciencia humana debe ser completamente libre para buscar a Dios en la creación, porque el hombre debe tener ¡Un infinito para amar! ¡Un infinito para estudiar, y un infinito para creer!

Si nosotros quisiéramos reformar las religiones, seríamos una nueva imposición, y el Espiritismo vería entonces la mota en el ojo ajeno, y no vería la viga en el suyo. Si nosotros hoy estamos, plenamente convencidos que ciertas religiones vivirán el tiempo que sea necesario, y cuando llegue la hora que sus templos pasen a ser monumentos históricos, se apagarán sus lámparas, se evaporarán las nubes de su incienso, enmudecerán los aromas y otros perfumes le ofrecerán los hombres a Dios; pero esta reforma la hará el tiempo, que es el gran reformador de la humanidad; ¿Se puede concebir en el mundo un solo hombre que no venere la memoria de Jesús, que no admire sus virtudes y no reconozca, en Él al Redentor de las edades modernas? ¡Ah! Cuánta razón tiene Allan Kardec cuando dice que hemos perdido muchos siglos en inútiles disensiones.
Es de notar que, durante, esta interminable polémica que ha apasionado a los hombres por espacio de una larga serie de siglos, y aún dura, que ha encendido las hogueras y hecho derramar torrentes de sangre, se ha disputado sobre una abstracción; la naturaleza de Jesús, polémica que aún se discute, aunque Él nada haya hablado de ella, y que se ha olvidado una cosa, la que Él ha dicho ser toda la ley y los profetas, es a saber: el amor a Dios y al prójimo, y la caridad, de la que hizo condición expresa para la salvación. Se han aferrado a la cuestión de afinidad de Jesús con Dios, y se han tenido en completo silencio las virtudes que recomendó y de que dio ejemplo. 
Después de XIX siglos de luchas y disputas vanas, durante las cuales se ha dado completamente de mano a la parte más esencial de la enseñanza de Jesús, la única que podía asegurar la paz de la humanidad, se siente uno cansado de esas estériles discusiones, que sólo perturbaciones han producido, engendrando la incredulidad, y cuyo objeto no satisface ya la razón. Ya era hora que se comprendiera que la verdadera cuestión religiosa estriba y depende de la moral universal; sin moralidad no hay religión.
Mucho blasonan todos los que quieren reconocer en Jesús a Dios; y si a Jesús pudieran entristecerle los desaciertos de los hombres, ¡Cuántas horas de angustia indescriptible habrá sufrido ante el crimen continuado de la humanidad! Que en nombre de un Dios de amor ha quemado y destruido todo aquello que no se sometía a sus ideas.
No es nuestro ánimo discutir sobre la divinidad de Jesús y la naturaleza de su cuerpo; avaros del tiempo, creemos que lo aprovecharíamos mejor si pudiéramos imitar sus virtudes. Ya se han perdido muchos siglos discutiendo sobre ésta o aquella palabra, controversia del todo inútil, puesto que sólo se ha conseguido que en los gloriosos tiempos del engrandecimiento de la fe católica, las naciones se empobrecieran, la industria se paralizara, la ciencia enmudeciera, la ignorancia dominara, como sucedió en el reinado de en España, que según dice Garrido en su "Restauración teocrática" 
En tiempo de Carlos II, propuso un hombre inteligente la construcción de canales que unieran el Manzanares y el Tajo, y el Rey consultó el caso, no con ingenieros, profesión desconocida en aquellos felices tiempos, sino con teólogos, que le dieron en su informe la siguiente respuesta: "Si Dios quisiera que estos dos ríos fuesen navegables, no sería necesario que los hombres se tomaran el trabajo de hacerlo, porque con una sola palabra que hubiera salido de su boca, la obra estaría hecha. Cuando Dios no lo ha pronunciado, será porque no lo ha creído conveniente, y sería atentar contra los designios de la Providencia querer mejorar lo que ha dejado imperfecto, por causas que su sabiduría se reserva".

¿Necesita esto comentarios? No; ello sólo se recomienda; como se recomienda también la determinación que tomó Felipe II en 1558, "cuando mandó desmontar las prensas de imprimir, excepto las que imprimían misales y breviarios, amenazando con pena de muerte y confiscación de bienes, no sólo al que se atreviese a imprimir otra clase de libros, sino al que osara tener comunicación con los manuscritos".
Estas han sido las inmensas ventajas que ha reportado a los pueblos un feroz fanatismo, ¡La muerte del cuerpo en las hogueras, y la asfixia del alma en el embrutecimiento!
No hay institución que no tenga sus errores, y puede llamarse doctora del error a la que, siempre que ha podido, ha rechazado a la ciencia; en cambio el Espiritismo racional funda en la ciencia su consoladora religión.
Los espiritistas racionalistas; los que son verdaderamente esencialistas, no se afilian a ninguna religión que tenga en su culto formalismo alguno; pero sí pueden llamarse cristianos, porque aceptan el cristianismo primitivo, el de los primeros años de la Iglesia, que era la ley de amor puesta en acción, la fraternidad en su más sublime sencillez.
Las sociedades espiritistas pueden llamarse cristianas, porque reconocen en Jesús, el Profeta del progreso universal. ¿Quiere acaso el Espiritismo levantar una nueva iglesia?, ¿Quiere arrastrar a las masas ignorantes al desconcierto de no saber dónde postrarse para orar? No, el Espiritismo no aspira a destruir lo existente, lo que anhela es moralizar a la humanidad.

A los pueblos que viven estacionados no se les puede quitar sus altares, porque no sabrían dónde guarecerse las multitudes atribuladas. No se deben destruir las iglesias; lo que se debe hacer es levantar escuelas y abrir grandes centros de instrucción gratuita y obligatoria. 
Al hombre no se le debe obligar a que deje sus dioses; pero sí se le debe obligar a instruirse y a moralizarse; y cuando las humanidades estén más instruidas, y por lo tanto más adelantadas, no necesitarán entonces ir a un paraje determinado para rezar; porque cada cual rezará fervorosamente en el templo sagrado de su conciencia.
Los buenos espíritus ni se imponen ni coartan la voluntad de nadie; si se impusieran, si nos dominaran, entonces sería el Espiritismo una nueva secta, con su formalismo, una nueva imposición, tan pequeña como las demás religiones; pero el Espiritismo es más grande, es más racional, más armónico, él, nos dice "que fuera de la Caridad no hay salvación"; aconsejando al hombre que estudie, que no se conforme con la muerte aparente del cuerpo; que hay algo que vive más allá de la tumba; que el Espíritu siente, piensa y quiere sin perder con el transcurso de los siglos su eterna individualidad.
Una larga experiencia nos viene demostrando que la libertad de conciencia le cuesta a los pueblos un parto tan difícil y tan laborioso, que las naciones sudan sangre para obtener después de mil penalidades sus legítimos derechos.
¡Qué anomalía! El hombre tiene el infinito por patrimonio; y las instituciones humanas le han negado hasta lo más íntimo, lo más sagrado, lo más espiritual, lo que constituye la grandeza suprema del ser, ¡La libertad divina de pensar! ¡El derecho de adorar a Dios en el valle o en el monte, en la humilde ermita o en la artística y grandiosa catedral! Todo esto le ha sido negado, y las multitudes encadenadas por el poder teocrático han sido las siervas de la ignorancia muchos y muchos siglos.

Muchas almas inteligentes han comprendido el abuso, se han quejado en el silencio, pero su queja ahogada por el temor no ha producido ningún buen resultado; y leyes anormales han seguido rigiendo a la perezosa humanidad.
Decía Solón, "que la injusticia desaparecería en breve, si el que tiene conocimiento de ella, se quejase tanto como el que la sufre". Mas, ¡Ay! En este oscuro planeta, los hombres ignorantes no han encontrado bastante pesada la carga de sus cadenas; y los más entendidos que con su inteligente mirada, han visto a las masas populares agobiadas bajo el peso de un estúpido fanatismo, han dejado correr el tiempo esperando que la casualidad los aligere de su carga;
y por la pasiva obediencia de unos, y la indiferencia calculada de otros, el poder teocrático fue engrandeciendo sus dominios y llegó a ser un día el soberano del mundo civilizado; pero como los hombres no han nacido para ser esclavos, la fuerza de las cosas, el poder de las circunstancias, la corriente nunca paralizada de los acontecimientos, han producido crisis nerviosas a las sociedades, y sacudimientos convulsivos han trastornado a los pueblos; mas, en medio de las luchas fratricidas no han faltado apóstoles del progreso que hayan dicho a las humanidades:
¡Despertad! ¡Despertad! ¡Daos cuenta de que vivís!
¡Aprended a pensar por vosotros mismos!
¡Educad vuestra inteligencia con vuestro propio raciocinio!
¡No saciar vuestra sed religiosa, con el agua estancada de la fe ciega!
¡Buscad otro manantial más purificado!
¡Acudid a la fuente del Monte de las Calaveras!
¡Aprended a tener sed de infinito! Que el moderno Redentor de progreso, vino a la Tierra para calmar la sed de justicia, que fatigaba y atribulaba a la humanidad!
Esto dijeron últimamente los apóstoles del Crucificado. Mas ¡Ay! Su predicación no fue escuchada; los abusos siguieron, y como dice muy bien Amigó en el libro "Nicodemo" en sus consideraciones sobre el Cristianismo: "Vinieron las guerras religiosas, y los espíritus rectos se preguntaban: ¿Será posible que la religión arme el brazo del hombre contra el hombre, del hermano contra el hermano, de un pueblo contra otro pueblo? ¿Puede el sentimiento de caridad compadecerse con el derramamiento de sangre? ¿Es ni siquiera concebible que Dios se agrade de que su nombre sea invocado en lo más recio de la pelea, cuando la rabia hierve en las entrañas de los inhumanos combatientes? ¿Será la guerra otra cosa que el fratricidio organizado? ¿No mandó Jesús a Pedro que envainase la homicida espada? ¿Habrá religión donde no hay paz?... Y las guerras religiosas agrandaban el vacío en torno de la ortodoxia".
Es muy cierto, que el progreso se enseñorea del mundo, y se declara pontífice del Universo, sí; sumo pontífice universal, sin preferir ésta o aquella iglesia, que el progreso no tiene más iglesia que el infinito; pero como ese genio de los siglos, ese redentor de todos los tiempos, ese encantador de las edades llamado "Progreso", es tan viejo, es como todos los abuelos complacientes con sus nietos, y deja a los hombres que siga cada cual el culto apropiado a su adelanto y a su razón; y lo que únicamente exige al hombre es amor y caridad, porque con estos dos grandes elementos se puede realizar algún día la unión de los pueblos, y la gran familia humana podrá elevar en la Basílica de la Creación el aleluya y el hosanna universal.
Esto hace el Espiritismo, su misión es ensanchar los horizontes de la vida. Testamentario del progreso es el encargado de entregar a la humanidad el gran legado del trabajo, y ya de muy antiguo dijo un sabio "que el trabajo es el centinela de la virtud".

Amalia Domingo Soler

profeta. Ni destruye los templos, ni viene a levantar nuevos altares. Jesús luchó entre la lógica y el sofisma de su tiempo, esa lucha aún sigue empeñada; y el Espiritismo toma parte en ella como la toman las demás filosofías, pero no se empeña en derribar ni ésta, ni aquella institución.

Jesús fue la encarnación del amor y del progreso, y está por encima de
todas las teogonías y de todas las filosofías de la Tierra; y el Espiritismo enseña la ley que Él promulgó en el Monte de las Calaveras.

Nuestra moral es la de Jesús, y si todos los hombres de este planeta
hubieran comprendido las enseñanzas del divino maestro, como tratan de
comprenderlas los verdaderos espiritistas, no se hubiera derramado tanta sangre inocente, no se hubiese atormentado a millones y millones de hombres, ni habrían profanado la memoria del que murió, perdonando a sus verdugos.

Si algo queda de aquella moral sublime, que era el patrimonio divino de aquel que sanaba a los enfermos, si algo se recuerda aún de su doctrina evangélica, sus comentarios se encuentran en las obras espiritistas.

Los espiritistas aman a Jesús, porque ven en Él la reencarnación de un
Espíritu elevadísimo, luz de la verdadera religión, luz que iluminó a la India, luz que más tarde irradió en Judea, luz que brillará sobre este planeta mientras la Tierra tenga condiciones de habitabilidad para albergar a la especie humana.
Acusan al Espiritismo de que éste no respeta la personalidad de Jesús.
No es nuestro ánimo tratar ahora de esa cuestión capital, y únicamente
diremos que el Espiritismo ve en Jesús no a un redentor, sino a uno de los muchos redentores que ha tenido la humanidad.

¿Pierde Jesús por esto el respeto, el amor, la admiración, la adoración suprema que mereció por su sacrificio? No; ¿Ha habido algún hombre de su época que se le asemeje? No; ¿Mas, por qué hemos de negar lo que la historia atestigua? ¿Lo que los libros sagrados nos dicen? Si doce mil años antes de la era cristiana establecían los brahmanes de la India el dogma de la trimurtí, o trinidad de Dios, y uno de los redentores indios tiene una historia parecidísima a la de Jesucristo ¿Por qué se han de desfigurar los hechos?

Porque haya existido Kristna ¿Deja de ser Jesús la personificación de la civilización moderna? ¿La encarnación del progreso? ¿La síntesis del amor?

Mas, veamos lo que sobre Kristna dice el vizconde de Torres Solanot en su obra "El Catolicismo antes del Cristo" página 73:
"La leyenda del Génesis indio dice que Brahma había anunciado a Heva
la venida de un salvador, que nacería en la pequeña ciudad de Madura, y recibiría el nombre de Kristna (en sanscrito, sagrado). Su nacimiento tuvo lugar unos cuatro mil ochocientos años antes de nuestra era".

"Ese niño, Vischnú, la segunda persona de la Trinidad india, el hijo de Dios encarnado en el seno de la virgen Devanaguy (en sanscrito, formado por Dios), para borrar la falta original y llevar a la humanidad al camino del bien".

"Devanaguy permanece virgen aunque madre, porque había concebido
sin conocer hombre, envuelta por los rayos de Vischnú, y da a luz un niño divino en una torre, donde la había hecho encerrar su tío Rausa, tirano de Madura, quien había visto en sueños que el niño que naciera de aquélla debía destronarle".

"La noche del parto, al primer gemido de Kristna, un fuerte viento
derribó las puertas de la prisión, mató a los centinelas, y Davanaguy fue conducida con su hijo recién nacido a la casa del pastor Nauda, donde le festejaron los pastores de la comarca, por un enviado de Vischnú". 

"Al saber la libertad de Davanaguy y su huída maravillosa, el tirano
Rausa, ciego de furor, y para que no se le escapase Cristna, ordenó la
degollación, en todos los estados, de los niños de sexo masculino, nacidos en la misma noche de aquel que quería matar".

"Kristna escapó por milagro, pasando su infancia en medio de los
peligros suscitados por los que tenían interés en su muerte; pero salió victorioso de todas las asechanzas, de todos los lazos que se le tendieron". 

"Llegado a la edad de hombre, se rodeó de algunos fervientes discípulos, y comenzó a predicar una moral que la India no conocía ya desde la dominación brahmánica; atacando valerosamente las castas, enseñó la igualdad de todos los hombres ante Dios, y puso de manifiesto la hipocresía y el charlatanismo de los sacerdotes. 

Recorrió la India entera, perseguido por los brahmanes y los reyes,
atrayéndose a los pueblos por su singular belleza, su elocuencia dulce y persuasiva, llena de imágenes y por la sublimidad de su doctrina: ayudarse los unos a los otros, proteger, sobre todo, a la debilidad; amar a su semejante como a sí mismo; devolver bien por mal; practicar la caridad y todas las virtudes".

Amalia Domingo Soler

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¿COMO ES LA MANIFESTACIÓN DE DIOS 

COMO PADRE? 


        La manifestación de Dios como Padre es a través de proveer, dar y proporcionar a los hombres todo lo necesario para su vivencia, subsistencia y doctrina, para llegar finalmente a vivir eternamente en un mundo de paz, amor, salud, felicidad y luz; al sacarnos y crearnos primeramente de su propio espíritu divino como espíritus independientes con albedrío, inteligencia y poder propios y de esa forma ser hijos del gran Espíritu Divino y Santo Dios. Seguidamente al proporcionarnos todos los elementos para mantenernos y poder subsistir en la tierra: como el aire que respiramos, el agua con que calmamos nuestra sed, el fuego con el que nos calentamos, la tierra que nos da los alimentos para saciar el hambre, las plantas con las que nos sanamos, y los animales que nos ayudan en nuestras tareas y trabajos. Posteriormente al asignarnos espíritus protectores que nos guardan y protegen de los peligros y acechanzas de las que no podemos protegernos. Y finalmente al hacernos padres de nuestros hijos en las familias de la tierra para enseñarnos como es Dios en su Divinidad. 

¿QUE SIGNIFICA LA PALABRA PAPÁ? 
La palabra papa significa padre 


¿ES CORRECTO QUE SE LES LLAME PAPAS O PADRES A LOS SACERDOTES O LIDERES DE ALGUNA RELIGIÓN AUNQUE SEAN ALTOS JERARCAS O DIRIGENTES DE SU RELIGIÓN? 
No, no es correcto que se les llame papas o padres a los sacerdotes o líderes de alguna religión, aunque sean altos jerarcas o dirigentes de su religión; es una desobediencia a la palabra y mandatos de Cristo Jesús, ya que así habló Jesús a la gente y a sus discípulos en el segundo tiempo diciendo: 
“Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro padre, el que está en los cielos.” 


- Nidia Fabal-
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                                ELEVACIÓN AL PADRE

Me dirijo a Ti porque eres el consultor de todos los problemas, el inspirador de todos los planes y el conductor de todos los caminos. 

Me dirijo a Ti a ver si puedes darme la seguridad de que soy lo que Tú quieres y como Tú quieres. Tengo la sensación de que me demoro en el camino que me has trazado, que vivo en desperdicio de actividades y de talentos, que dejo de mano lo que para mí resulta imposible, pero que Tú podrías resolver si sólo lo dejara a Tu cuidado. 

Me dirijo a Ti porque eres mi Padre y, cuando tengo la impresión de fallarte, algo en mi interior se desnivela y se desequilibra, algo me dice que vivo cansada, de prisa, de golpe en golpe, de experiencia en experiencia..... cuando la vida debe ser un aprendizaje continuo y reposado, un enriquecimiento armonioso de todo nuestro ser.

Señor, tú sabes que somos contradictorios y confusos, que vivimos presionados y llenos de vacíos, que no sabemos manejar esa soledad que a veces no es sosiego, sino miedo. 
Tú sabes que a veces un granito de Dios basta para hacer del alma luz y de la vida un portento. 
Pero a veces todo el sol no basta para dar claridad a nuestro camino. 
A veces los árboles no dejan ver el bosque y las espinas no dejan ver las rosas. 
A veces hay que meterse en los recodos del corazón para encontrarte y para ver lo que somos... porque saber lo que somos es el mayor descubrimiento que podemos realizar por dentro. 

Señor, que mis oraciones sean como las alas de mi fe. Que guarde mi inspiración como en un estuche de estrellas y de cielo. Que conciba el dolor como la fuente de la salvación y la redención. Cuando en tus designios sea necesario partirme el corazón, házlo en forma de ala, para echarlo a volar en el espacio que esté más cerca de Tu corazón, que es el único refugio. 

AYÚDAME, porque los golpes a veces derrumban y a veces fortalecen. 

AYÚDAME, porque el espíritu es a veces indomable y a veces frágil. Ponte delante de mí, para que vaya detrás de tus pasos. 

Hoy me dirijo a Ti porque eres el Padre de la criatura que más te necesita y que con mayor amor te busca. 

Hoy que tengo abiertas todas las rendijas, mándame tu luz, porque entonces la mechita de mi lámpara nunca se apagará. 

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla 
Libro: Cartas para una vida.

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VIDA SOCIAL DE LOS DESENCARNADOS
– ¿Cómo se presenta la vida social de los Espíritus desencarnados?
– En el Plano Espiritual inmediato a la experiencia física las sociedades humanas desencarnadas permanecen naturalmente, las dos terceras partes, atadas, de alguna manera, a los afectos e intereses terrenos. Provenientes del propio mundo en que se les gestan los eslabones de las cadenas con su pasado, cuando no se enloquecen con ataduras infernales, igualmente imantadas al planeta de origen, trabajan con ardor, no sólo por su propio adelanto, sino también brindando auxilio a los que en él quedaran. Naturalmente, las almas que constituyen el porcentaje a que nos referimos, alejadas aún del perfeccionamiento ideal procuran mejorar en sí mismas las cualidades nobles menos desarrolladas, buscando el clima adecuado que les pueda favorecer tal trabajo. Convencidas de que volverán a la Tierra para la solución de los problemas que entenebrecen o afligen su campo íntimo, se entregan a tareas oscuras junto a sus semejantes, encarnados o desencarnados, cuando se reconocen víctimas de la vanidad o del orgullo que aún medra en su íntimo, y se entregan a aprendizajes valiosos del intelecto, pues se reconocen inhábiles para los servicios especializados del pensamiento, no obstante los talentos sentimentales que ya llevan atesorados consigo. Casi todas, sin embargo, obedecen a los dictámenes del amor o del ideal que les inspira la conciencia. Se aglutinan en verdaderas ciudades y villorrios, de estilos variados, como acontece a los burgos terrestres, característicos de las metrópolis o del campo, concretando amplios emprendimientos de educación y progreso en favor de sí mismos y en beneficio de los demás. Las regiones purgatorias o simplemente infernales son por ellas amparadas, en la medida de lo posible, organizándose en las mismas, bajo su patrocinio, grandes obras asistenciales. En el plano físico, el núcleo doméstico responde a la consanguinidad, en que el vínculo es obligatorio; pero en el plano extrafísico, el grupo familiar obedece a la afinidad, en que la relación es espontánea. Por tal razón es que en la esfera siguiente a la condición humana tenemos el espacio de las naciones, con sus comunidades, idiomas, experiencias e inclinaciones, inclusive organizaciones religiosas típicas, junto a las cuales actúan misioneros libres mentalmente, operando con caridad y discreción para que las ideas renovadoras se expandan sin rozamientos y sin choques. Con esos dos tercios de criaturas aún ligadas, de uno u otro modo, a los núcleos terrenos, encontramos un tercio de Espíritus relativamente ennoblecidos que se convierten en conductores de la marcha ascensional de sus compañeros, dado los méritos con que se muestran como eficientes y seguros instrumentos de las Esferas Superiores.
Uberaba, 14-05-1958.

ANDRE LUIZ, MEDIUM FRANCISCO CÁNDIDO XAVIER. EVOLUCIÓN EN DOS MUNDOS - JUSTICIA
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          EL ENVOLTORIO FLUÍDICO DE LOS ESPÍRITUS

Los Espíritus ocupan diferentes posiciones en armonía con su elevación moral. Su irradiación, brillo, poder, son tanto mayores cuanto más alto hubieran subido en la escala de las virtudes, de las perfecciones, y cuanto mayor hubiera sido su dedicación en servir a la causa del bien y de la Humanidad. 
Son esos seres, o Espíritus, que se manifiestan en todas las épocas de la Historia y en todos los medios, teniendo como intermediarios a sensitivos especialmente dotados, y que, conforme a los tiempos, se denominan adivinos, sibilas, profetas o médiums. 
Las apariciones que distinguen los primeros tiempos del Cristianismo, como las bíblicas épocas más lejanas, no son fenómenos aislados y sí la manifestación de una ley universal, eterna, que siempre presidió las relaciones entre los habitantes de los dos mundos, el mundo de la materia grosera, a la que pertenecemos, y el mundo fluídico invisible, poblado por los Espíritus que llamamos tan impropiamente los muertos *
Recién en época reciente fue que ese orden de manifestaciones pudo ser estudiada por la Ciencia. Gracias a las observaciones de numerosos sabios, la existencia del mundo de los Espíritus fue positivamente establecida y las leyes que lo rigen fueran determinadas con cierta precisión. 
Se consiguió reconocer la presencia en cada ser humano, de un doble fluídico que sobrevive a la muerte, en el cual fue reconocido el envoltorio imperecible del Espíritu. Ese doble, que ya se desprende durante el éxtasis y el sueño, que se transporta y opera a distancia durante la vida, se torna, después de la separación definitiva del cuerpo carnal, y de un modo mas completo, en el instrumento fiel y en el centro de las energías activas del Espíritu. 
Mediante ese envoltorio fluídico es como el Espíritu preside tales manifestaciones de mas allá de la tumba, que ya no son secreto para nadie, desde que comisiones científicas estudiaran los múltiples aspectos, llegando a pesar y fotografiar a los Espíritus, como lo hicieran W. Crookes con el Espíritu de Katie King, Russell Wallace y Aksakof con los de Abdullah y John King .

LEÓN DENIS
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