sábado, 17 de septiembre de 2016

MIENTRAS HAY TIEMPO....



                       REENCARNACIÓN
                            RAÍCES GENÉTICAS EN LA DIABETES

Desde el punto de vista espiritual, entendemos que las predisposiciones genéticas que traemos en la reencarnación hablan de nuestro pasado espiritual y de nuestras tendencias, pero, sobre todo de nuestras necesidades reeducativas.
La Diabetes es, generalmente, una gran invitación al aprendizaje del límite y del auto-amor.
En vez de ser un casito divino o una punición por errores o por karma, como algunos creen, esta enfermedad se presenta como expresión de nuestras elecciones y construcciones individuales a lo largo de los tiempos.
Es, por tanto, recurso de autodominio y autoconocimiento, que promueve a su portador, cuando éste aprovecha la oportunidad para vencerse a sí mismo, a un estado de mayor equilibrio y armonía de la que tenía antes, al reencarnar, recordando que todos somos espíritus inmortales y no meros seres carnales viviendo una existencia pasajera.
Según la propuesta del Dr. Cesar Geremias, endocrinólogo gaúcho, la Diabetes tipo I, por sus características, tendría raíces en la auto-agresión, culpa, victimización y autopunición, manifestaciones de la falta de auto-perdón y sobre todo del orgullo, sentimiento base que sería el núcleo principal a trabajarse en ese caso.
La Diabetes tipo II tendría sus raíces en la falta de auto-cuidado, en el hedonismo excesivo, en la extenuación de las energías psicofísicas y exceso de auto-preservación, manifestaciones diferenciadas del egoísmo, que sería el núcleo principal o sentimiento base en este caso.
Percibir estas características en sí, reconocerlas, acogerlas y esforzarse por transformarlas, en el proceso reeducativo que la enfermedad invita, sería el objetivo mayor de la enfermedad, acordándose siempre de que es necesario individualizar cada caso y solamente el autoconocimiento podrá añadir la indicación segura de las necesidades de cada uno.
Pero, independientemente de su origen, la Diabetes es un gran convite al auto-amor, a la auto-preservación y a la superación de sí mismo, caminos de paz interior y salud integral.
Fuente: AME – Asociación Médico Espírita
Dr. Andrei Moreira
Traducción: Johnny M. Moix
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            LOS MEDIOS NATURALES DE                   CONSERVACIÓN DEL SER HUMANO.
704 – Al dar Dios al hombre la necesidad de vivir, ¿le ha proporcionado siempre los medios?
– Sí, y si no los encuentra, es por que no los comprende. Dios no podría dar al hombre la necesidad de vivir sin darle los medios, y por esto hace producir a la tierra para abastecer lo necesario a todos sus habitantes, porque solo lo necesario es útil; lo superfluo no lo es  nunca.
705 – ¿Por qué la Tierra no produce siempre lo bastante para proporcionar lo necesario al hombre?
– Es porque el hombre la descuida, ¡oh ingrato! Y, sin embargo,es una excelente madre. Con frecuencia, también acusa a la Naturaleza de lo que es efecto de su impericia o de su imprevisión. La tierra produciría siempre lo necesario, si el hombre, supiese contentarse con ello. Si no basta a todas las necesidades es porque el hombre emplea en lo superfluo lo que podría ser dado a lo necesario. Mira al árabe en el desierto, siempre encuentra con qué vivir, porque no se crea necesidades artificiales. Cuándo la mitad de los productos se  malbarata en satisfacer fantasías, ¿debe admirarse el hombre de no encontrar nada al día siguiente, y tiene razón para quejarse de encontrarse desprovisto cuando viene el tiempo de escasez? En verdad os digo, que no es la Naturaleza la imprevisora, sino el hombre que no sabe gobernarse.
706 – ¿Por bienes de la tierra sólo se debe entender los productos del suelo?
– El suelo es el origen primero de donde emanan todos los otros recursos, porque, en definitiva éstos no son más que una transformación de los productos del suelo. Por eso, es preciso entender por los bienes de la tierra todos aquellos de que el hombre puede disfrutar en este mundo.
707 – Con frecuencia faltan a ciertos individuos los medios de subsistencia, aun en medio de la abundancia que les rodea, ¿a qué se debe atribuir eso?
– Al egoísmo de los hombres, que no siempre hacen lo que deben; después, y es lo más frecuente, a ellos mismos. Buscad y encontraréis; estas palabras no quieren decir que basta mirar al suelo para encontrar lo que se desea, sino que ha de buscar con ardor y  perseverancia, y no con pereza, sin desanimarse ante obstáculos que con mucha frecuencia no son más que medios de poner a prueba vuestra constancia, paciencia y firmeza.

Si la civilización multiplica las necesidades, multiplica también las fuentes de trabajo y los medios de vivir; pero preciso es convenir en que, bajo este aspecto,mucho le resta aún por hacer. Cuando haya terminado su obra, nadie podrá decir que carece de lo necesario, a no ser por culpa suya. La infelicidad de muchos consiste en que van por un camino que no es el que le ha trazado la Naturaleza, y entonces es cuando les falta inteligencia para tener éxito. Para todos hay un lugar bajo el Sol, pero con la condición de que cada uno ocupe el suyo y no el de los otros. La Naturaleza no puede ser responsable de los vicios de la organización social y de las consecuencias de la ambición y del amor propio.
Sin embargo, se necesitaría ser ciego para no reconocer el progreso realizado bajo este aspecto entre los pueblos más adelantados. Gracias a los laudables esfuerzos que la filantropía y las ciencias reunidas no cesan de hacer para el mejoramiento del estado material de los hombres, y a pesar del aumento incesante de la población, es atenuada la insuficiencia de la producción, en gran parte por lo menos, y los años más calamitosos no tienen comparación con los de otros tiempos. La higiene pública, ese elemento tan esencial de la fuerza y de la salud, desconocido de nuestros padres, es objeto de una solicitud esclarecida.
El infortunio y el sufrimiento encuentran lugares de refugio. Por todas partes la Ciencia contribuye para aumentar el bienestar. ¿Quiere esto decir que se haya llegado a la perfección? ¡Oh! Ciertamente que no; pero lo que se ha hecho da la medida de lo que puede hacerse con perseverancia, si el hombre es bastante sabio para buscar su felicidad en las cosas positivas y graves, y no en utopías que le retrasan en vez de adelantarle.

708 – ¿No hay situaciones en las que los medios de existencia no dependen en modo alguno de la voluntad del hombre, y la privación de lo necesario, de lo más indispensable, es una consecuencia de la fuerza de las cosas?
– Es una prueba con frecuencia cruel que debe sufrir y a la cual sabía que estaría expuesto. Su mérito consiste en someterse a la voluntad de Dios, si su inteligencia no le ofrece medio alguno de librarse de los obstáculos. Si la muerte lo debe alcanzar, debe someterse a ella, sin murmurar y pensando que la hora de la verdadera liberación llegó y que la desesperación del último momento puede hacerle perder el fruto de su resignación.
709 – Los que en ciertas situaciones críticas, se han visto forzados a sacrificar a sus semejantes para alimentarse con ellos, ¿han cometido un crimen, y siendo así, es atenuado por la necesidad de vivir que les da el instinto de conservación?
– Ya he respondido, diciendo que lo más meritorio es soportar todas las pruebas de la vida con dolor y abnegación. Hay un homicidio y un crimen de lesa naturaleza, falta que debe ser doblemente castigada.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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" Los ángeles (espíritus puros), tienen mucha pena de nosotros, porque ellos ya pasaron por todo este sufrimiento que estamos pasando. Solo que no existe otra manera de evolucionar. Tenemos que pasar por la fila de la ignorancia y del sufrimiento". 
- Chico Xavier -

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APROVECHAR LA VIDA
¿Usted aprovecha la vida?
Es muy común oír a las personas, y principalmente a los jóvenes, diciendo que quieren aprovechar la vida. Y eso generalmente es usado como disculpa para eximirse de asumir responsabilidades.
Pero, al final de cuenta, ¿qué es aprovechar la vida?
Para unos es matarse poco a poco con comilonas, bebidas alcohólicas, tabaco y otras drogas.
Para otros es arriesgar la vida en deportes peligrosos, trasnochar en orgías, saciar sus deseos físicos.
Quizás esto suceda porque muchos de nosotros no sabemos por qué estamos en la Tierra. Y por esa razón desperdiciamos la vida en vez de aprovecharla.
Un cierto día, un joven que trabajaba en una oficina pública en compañía de otros compañeros que solían reunirse al fin de su jornada para beber y fumar a gusto, fue invitado a acompañarlos.
Él les agradeció y dijo que no bebía y que tampoco le agradaba el humo del cigarrillo. Los demás se rieron de él y le preguntaron, con ironía, si era la religión que no se lo permitía, y él les contestó: “mi inteligencia es la que me impide hacer eso.” ¿Y qué inteligencia es esa que no te permite aprovechar la vida? Le preguntaron los compañeros. El muchacho contestó serenamente: ¿ustedes piensan que yo gastaría el dinero que gano para envenenarme? Ustedes se consideran muy listos, pero están pagando para perjudicar su propia salud y acortar la vida, que para mí vale muchísimo.
Observando las cosas bajo ese punto de vista, podremos considerar que aprovechar la vida es darle el valor que le corresponde. Es invertir los minutos preciosos que Dios nos concede en actividades útiles y engrandecedoras.
Cuando dedicamos nuestras horas en saludable convivencia con los familiares, estamos aprovechando bien la vida.
Cuando hacemos ejercicios, nos distraemos en una recreación y en el esparcimiento saludable, estamos dando valor a la vida.
Cuando estudiamos, trabajamos, paseamos, sin intoxicarnos con drogas y excesos de todo tipo, estamos aprovechando de forma inteligente nuestra existencia.
Cuando realmente nos gusta algo, no escatimamos esfuerzos para preservarlo. Así también sucede con relación a la vida. Y no nos engañemos de que la estamos aprovechando si estamos terminando con ella.
Si es usted partidario de esa idea, vale la pena repensar con seriedad en qué consiste aprovechar la vida. Y si usted cree que los vicios no afectan la existencia, visite a alguien que esté despidiéndose de ella gracias a un cáncer de pulmón provocado por el cigarrillo.
Converse con quien entrega la fuerza física a una cirrosis hepática causada por las bebidas alcohólicas.
Oiga a un goloso crónico que esté aprisionado por el dolor a causa de las exageraciones en la mesa. Visite a un infeliz que perdió la libertad y la salud por las drogas que le consumen lentamente. Observando la vida a través de este prisma, quizás cambie su concepto sobre “aprovechar la vida”.
- Redacción Momento Espírita -
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“La vida es un poema de belleza, cuyos versos son constituidos de propuestas de luz, escritas en la partitura de la naturaleza, que le exalta la presencia en toda parte.
En consecuencia, la oportunidad de la existencia física constituye un cuadro a parte de encantamiento y conquistas, mediante cuyo aprendizaje el espíritu se embelesa y alcanza los altos planos de la realidad feliz.”
Vida: Desafíos y Soluciones – cap. Alegría de Vivir.)

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              MIENTRAS HAY TIEMPO 

Una existencia es un soplo en la eternidad, sin embargo, una existencia para los que vivimos en un mundo material, puede llegar a ser una tortura, un infierno o una agonía. Para otros puede ser una existencia con dificultades, algunas pruebas difíciles, pero sin desesperación. Y para otros, la minoría, puede ser una existencia de luchas a ser combatidas, problemas que necesitan una solución determinada con serenidad, dolores llevados con conformidad. 

Obviamente, para todos hay compromisos y deberes para ser cumplidos, pero sufriremos mucho más, si nos visita la pena, la ansiedad, la falta de fe, el desanimo, etc. 

Se nos ha programa una existencia con un determinado tiempo. Algunos vivirán más años, y otros menos, pero desde el momento en que salimos del vientre de nuestra madre, ya estamos abocados a una serie de acontecimientos. Es más, el hecho de nacer en sí, ya es traumático. ¡Se acabó la paz de la gestación!  Y desde ese momento, ya estamos empezando una existencia.  En ella habrá de casi todo, pero si somos perspicaces observadores,  nos daremos cuenta de que hay existencias muy parecidas, pero nunca iguales. Somos seres espiritualmente  individualizados. 

Desde el primer llanto de bebé, hasta el último de joven o maduro, pueden transcurrir muchas circunstancias desfavorables para los que venimos a un mundo lleno de espinas y piedras en el camino. 

Unos saben como sortear esos obstáculos, con paciencia y atención; sin prisas y pensando en las consecuencias del paso que va a dar. 
Esos son los prudentes, los pacíficos. Los que no tienen prisa, porque saben que al final del camino, llegará la recompensa de estar en la Vida Mayor. 

Otros viven con desespero, con angustias, sin encontrar soluciones a sus problemas, porque no ven nada más que el árbol que cubre el bosque. Actúan por impulsos; maquinalmente, con imprudencia. Sin paciencia, sin calma, y con egoísmo, se producirán muchos problemas. 

Problemas que nos seguirán toda la existencia. Viviremos justificando cada error cometido. Una vida cómoda, será más bien un castigo, que una bendición, porque hay mucho que hacer mientras hay tiempo. 

También existen seres rebeldes, delincuentes por cientos de años, que no nacieron con la predisposición para la renovación. Que, posiblemente, reencarnaron sin desearlo, o sin aprobar su "programación". A esos hermanos los identificaremos rápido, porque jamás están conformes con lo que les ocurre – pruebas, expiaciones, etc. Buscarán mil maneras de no cumplir con los 
compromisos que el futuro les va a ir presentando: huyen de las leyes Divinas, por eso jamás conocen la felicidad de la conciencia tranquila. Son expoliadores de sentimientos y de hechos materiales. 
No encontrarán la paz, mientras no se encuentren a sí mismos: mirándose por dentro, y sacando todo lo negativo que hay en ellos. 

Otros, por fin, que no están de los primeros, ni de los últimos. Que viven una existencia, sin pensar que hay que trabajar mientras haya tiempo. Que no reflexionan si hay vida después de la muerte o no. 
Viven entre la pereza y el trabajo. Se caracterizan por no ser malas personas, pero tampoco útiles a la sociedad. Prefieren muchas veces esconder la cabeza bajo el ala, y no enfrentar determinados problemas que, no son más que pruebas para evolucionar. 

No olvidemos el grupo más peligroso: los que actúan conscientemente con maldad; sin importarles el daño que hagan. Que disfrutan provocando dolor y, que posiblemente, están bajo el dominio de los que fuera de la carne, son como ellos. Para estos una existencia puede estar poblada de deudas contraídas a propósito, más las que traen del pasado. Son personas crueles; de espíritu muy endurecido. 
En este grupo no hay paz, ni deseo de tenerla. El orgullo y la ambición campean en sus almas, hasta que un día agotados de ejercer tanto mal, se agoten y pidan caminar en el camino de espinos y piedras, con todo el dolor del peso de la Ley de Causa y Efecto. 

Ojalá nuestra existencia se destaque por el trabajo, el esfuerzo por salir adelante y el deseo de ser buenos y rectificar mientras hay tiempo. No somos perfectos, por eso Dios no espera de nosotros, más de lo que podamos dar, pero si nos quedamos cortos en nuestras acciones, Dios nos dará doble trabajo en la siguiente existencia, pero siempre por Amor; ¡el Amor que reeduca y nos hace progresar! 

Reflexionemos seriamente: ¿Qué estamos haciendo con nuestras existencias? ¿Cómo vivimos el día a día, delante de las dificultades? ¿Cuál es nuestro grado de fe y confianza? ¿Haré todo lo que debo, mientras haya tiempo? ¿Seré un rebelde a las leyes Divinas? 

Sea cual fuera la contestación, debe ser honesta y sincera, porque a quien nos creó, no Le podemos mentir. Necesitaremos de mucha fe y confianza en El, mientras hay tiempo; no dejemos para después, lo que hoy se presenta como una oportunidad de trabajo y arrepentimiento. 

Alguien una noche recibió una llamada de un amigo que tenía problemas y estaba deprimido; la llamada se hizo a las 23.00 horas y, éste hombre consideró que ya era tarde, que se iría a dormir, y le dijo al amigo angustiado: mañana nos vemos y hablamos. A la mañana siguiente, le notificaron que la noche anterior, sobre la media noche, se había suicidado. 

Reflexionemos mientras hay tiempo. 

Por Zona Espírita

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               DISCÍPULOS DE CRISTO
Somos discípulos de Cristo,pero al repetir junto con El la sublime expresión-"Padre nuestro que estás en el cielo"-esperamos que Dios se transforme en un esclavo personal atento a nuestras ilusiones y caprichos.
Somos discípulos del Cristo.Sin embargo,reiteramos sus inolvidables palabras de sumisión al Creador:"Sea hecha vuestra voluntad",semejantes a volcanes de intemperancia mental,que vomitamos el humo de la rebeldía y la lava de las maldiciones cada vez que nos sentimos contrariados en la satisfacción de mínimos deseos.
Somos discípulos del Cristo.Entre tanto,reconstruímos su súplica al Padre de Infinito Amor:"El pan de cada día danos hoy",y reclamamos la osamenta del buey y la cosecha del trigo en exclusividad para nuestra casa,olvidados de que alrededor de nuestra mesa insaciable,millones de compañeros desfallecen de hambre.
Somos discípulos del Cristo,aún así después de implorar conjuntamente con el Sabio Orientador a la eterna justicia:"Perdona nuestras deudas"pensamos de inmediato en la mejor manera de cultivar aversiones y enemistades,pues de tal modo perfeccionamos los métodos de odiar a los mas fuertes y someter a los mas débiles.
Somos discípulos del Cristo.No obstante,apenas acabamos de pedir a Dios en compañía del buen Benefactor:"No nos dejes caer en al tentación" nos proponemos conscientemente aprisionar nuestros sentimientos en las celadas del vicio.
Somos discípulos del Cristo.Sin embargo, mientas rogamos al Todopoderoso junto al inefable compañero:"Líbranos de todo mal" construimos cañones y fabricamos bombas mortíferas para devastar la vida de nuestros semejantes.
Somos discípulos del Cristo.Pero convertimos al prójimo en bestia de carga de nuestros intereses inconfesables,porque nos olvidamos del deber de la fraternidad dispuestos a disfrutar en el mundo la parte del león.
Por ese motivo,en la actualidad de la tierra somos los cristianos incrédulos,que enseñamos sin creer y predicamos sin practicar,portadores de un cerebro brillante y un corazón duro.
De tal modo,atormentados por dificultades y crisis de toda clase-aflictiva cosecha de antiguos males-cada uno de nosotros tiene necesidad de postrarse delante del Maestro Divino,como lo hizo el escriba del Evangelio,conservando en el alma nuestro sueño de felicidad,enfermizo o agonizante, a fin de implorar en un contradictorio ruego:
¡Señor,creo! ¡Ayuda a mi incredulidad!
EL ESPÍRITU DE VERDAD
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