domingo, 18 de septiembre de 2016

LA VIRTUD DEL EJEMPLO



          DEBEMOS MANTENER EL ALMA 
                       SALUDABLE

Sus tasas 

… tomar comprimido para bajar el colesterol sin cuidar de las dimensiones psicológicas, emocionales y espirituales de la salud y de la cura, nos hace perder la oportunidad de transformar nuestra vida de manera para hacerla más placentera y significativa. 
Dr. Dean Ornish  


Tener salud no significa apenas no presentar alguna enfermedad. Salud es un bienestar físico que se asocia al bienestar emocional, mental y espiritual. Por eso, alguien puede no sentir ningún dolor e incluso así estar enfermo si, por ejemplo, vive constantemente irritado. 
¿Qué adelanta estar solamente con el colesterol en orden si el mal humor es constante en nuestro proceder? No nos preocupemos solo con el nivel de azúcar en sangre, veamos también nuestro nivel de dulzura con las personas. 
Prevengámonos contra el peligro de la obstrucción de las arterias, pero no endurezcamos el corazón en el trato con el prójimo. 
Cuidemos de los dientes, pero no nos olvidemos de sonreír para la vida a fin de que la salud también pueda sonreír para nosotros. 
Practiquemos ejercicios para tener un buen aspecto físico, con todo no nos olvidemos de ejercitar también la belleza interior. 
El Cristo nos pide cultivar los valores eternos, los tesoros espirituales, aquellos que ni las polillas ni el óxido consumen, ni los ladrones roban.  
La obsesión por los tesoros de la Tierra, han sido responsables por muchas enfermedades que la medicina aun no fue capaz de identificar. 
El Maestro explica que donde esté nuestro tesoro ahí también estará nuestro corazón.  
El corazón es el órgano motor de la vida. Un corazón que se transforma en tesoro de los bienes materiales será siempre el blanco de muchas perturbaciones, pues esos bienes son por naturaleza perecibles, transitorios, cambian de mano en todo instante y eso es causa de mucha angustia. 
Muchas enfermedades transcurren de la frustración de no poseer determinado bien material o entonces del miedo de perderlo cuando lo poseemos. 
No ignoramos que un día tendremos que abandonar el cuerpo y, de regreso al hogar espiritual, solamente nos restará el examen, quien medirá la alegría y el significado que conseguimos dar a nuestra existencia. 
Lo que va a importarnos del otro lado de la vida será el amor que sentimos, las sonrisas que demos, el bien que somos capaces de hacer, las músicas que cantamos, abrazos que distribuimos, los poemas que recitamos y la vida que somos capaces de vivir en toda su plenitud. 
Muchas enfermedades transcurren de la frustración de no poseer determinado bien material o entonces del miedo de perderlo cuando lo poseemos. 


Libro “El Médico Jesús” 
José Carlos de Lucca 

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                CUALIDADES DE LOS FLUIDOS

Cualidades de los fluidos

16.* La acción de los Espíritus sobre los fluidos espirituales tiene consecuencias de importancia directa y primordial para los encarnados. Dado que esos fluidos son el vehículo del pensamiento,y que el pensamiento puede modificar las propiedades de los fluidos, es evidente que estos deben encontrarse impregnados de las cualidades buenas o malas de los pensamientos que los hacen vibrar, y que se modifican por la pureza o impureza de los sentimientos.
Los pensamientos malos corrompen los fluidos espirituales,como los miasmas deletéreos corrompen al aire respirable.
Así pues, los fluidos que envuelven a los Espíritus malos, o los que estos proyectan, son viciados, mientras que los que reciben la influencia de los Espíritus buenos son tan puros como corresponde al grado de perfección moral de estos.


17. Es imposible hacer una enumeración o clasificación de los fluidos buenos y malos, así como especificar sus cualidades respectivas,dado que su diversidad es tan grande como la de los pensamientos.
Los fluidos no poseen cualidades sui generis, sino las que adquieren en el medio donde se elaboran; se modifican mediante los efluvios de ese medio, como el aire por las exhalaciones y el agua por las sales de las capas que atraviesa. Según las circunstancias,
esas cualidades son, como las del agua y del aire, temporarias o permanentes, lo que los hace especialmente apropiados para la producción de tales o cuales efectos.
Los fluidos tampoco poseen denominaciones especiales. Al igual que los olores, son designados según sus propiedades, sus efectos y tipos originales. Desde el punto de vista moral, son portadores de la marca de los sentimientos de odio, envidia, celos, orgullo,
egoísmo, violencia, hipocresía, bondad, benevolencia, amor,caridad, dulzura, etc. Desde el punto de vista físico, son excitantes,calmantes, penetrantes, astringentes, irritantes, suavizantes, soporíferos,narcóticos, tóxicos, reparadores, vomitivos; se convierten en fuerza de transmisión, de propulsión, etc. El cuadro de los fluidos sería, pues, el de todas las pasiones, las virtudes y los vicios de la humanidad, y también el de las propiedades de la materia, en correspondencia con los efectos que ellos producen.

EL GENESIS - ALLAN KARDEC.


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        EL SERMÓN FUNDAMENTAL

Un aprendiz de nuestro Señor Jesucristo, se entusiasmó con las enseñanzas del evangelio y decidió propagarlas, mientras viviese. Leyó, muy atento, las lecciones del Maestro y comenzó a comentarlas por todas partes, gastando días y noches en ese menester.
Llegó, sin embargo, el momento en que necesitó pagar sus gastos y fue obligado a trabajar.
Se empleó bajo las órdenes de un orientador que no le agradó. Ese director de servicio se hallaba muy distante de la fe, y por esto, le contrariaban las tendencias religiosas. Le controlaba las horas con rigor y le observaba con apuntes agrios y rudos.
El predicador del crucificado ya no se movilizaba con la misma libertad de otro tiempo. Era obligado a consagrar largos días de trabajos difíciles que le consumían las fuerzas. Proseguía enseñando la nueva doctrina,cuanto le era posible; sin embargo, ya no podía actuar ni hablar, como quería o cuando pretendía. Tenía los minutos contados, las oportunidades divididas,las semanas tabuladas, y como se juzgó víctima de las órdenes de su jefe, buscó al director de los servicios y se despidió.
El propietario que lo empleara indagó el motivo que lo llevaba a semejante resolución.
Un tanto irónico, el joven se explicó:
–Quiero ser libre para servir mejor a Jesús. No puedo, pues, aceptar el cautiverio de su casa.
En ese día de descanso absoluto, se sintió tan independiente y tan satisfecho que discurrió, animadamente, sobre la doctrina cristiana, hasta después de media noche, en varias casas religiosas.
Reposando, feliz, a la alta madrugada soñó que el Maestro venía a su encuentro. Observó su belleza celeste y se arrodilló para besarle la túnica resplandeciente.
Jesús, sin embargo, mostraba en su fisonomía una dolorosa e indiscutible tristeza.
El discípulo se inquietó y lo interrogó:
–¿Señor, por qué te sientes amargado?
El Cristo respondió, melancólicamente:
– ¿Por qué despreciaste, hijo mío, el sermón que te confié?
–¿Cómo es eso, Señor? – Replicó el joven – Aún hoy abandoné a un hombre tiránico para enseñar mejor tu palabra. He dicho discursos en varios templos y comentando la Buena Nueva por donde paso.*
–Sí – exclamó el Maestro – este es el sermón que me ofreces y que deseo que continúes fervorosamente; pero, confié a tu espíritu que predicara fundamentalmente la verdad a un hombre que administra mis intereses en la Tierra y no supiste ejecutarla. Lo clasificaste de ignorante y cruel; entretanto,olvidas que él ignora lo que tú sabes. Y ¿pretendes acaso, desconocer que el orientador humano que te di, solamente podría absorber mis  enseñanzas, en esta hora, a través de tu ejemplo? Tu humildad constructiva,en el espíritu de servicio, le modificaría el corazón… Si le dieses cinco años consecutivos de demostraciones evangélicas, estaría preparado a caminar,por sí mismo, en la dirección del Reino Divino… Y él, que determina sobre el tiempo de doscientos hombres, se haría mejor, más humano y más noble, sin perjuicio de la energía y de la eficiencia… Podrás enseñar el
camino celestial a cien mil oídos, pero el sermón del ejemplo, que convierta a un solo corazón al infinito bien, establece con más rapidez la redención del mundo.
El aprendiz deseó preguntar alguna otra cosa; entretanto, el Cristo, se alejó en un torbellino de luminosa neblina.
Despertó sobresaltado, y no durmió más aquella noche.
A la mañana, se puso en camino del establecimiento en que trabajara,buscó al director de quien se despidiera y pidió humildemente:
–¡Señor, le ruego me disculpe por mi gesto impensado y, en caso de que sea posible, admítame de nuevo en esta casa! Aceptaré cualquier género de tarea.
El jefe, admirado, indagó:
–¿Quién te indujo a esta modificación?
–Fue Jesús – respondió el joven – no podemos servirlo por intermedio de la indisciplina o del orgullo personal.
El director concordó sin vacilación, exclamando:
–¡Entre! Estamos a su disposición.
Anotó la buena voluntad y el sincero deseo de servir de que el empleado daba, ahora, vivo testimonio, y pasó a reflexionar en la grandeza de la doctrina que así orientaba los pasos de un hombre en el perfeccionamiento moral. Y el aprendiz del evangelio que tomó de nuevo el trabajo común,intensamente feliz, comprendió, al final, que podría seguir en la propaganda verbal que deseaba y en la predicación básica del ejemplo que Jesús esperaba
de él.

NEIO LÚCIO
FRANCISCO CANDIDO XAVIER
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LA VIRTUD DEL EJEMPLO


En Mateo 22:34 - 40, Jesús nos enseña el alto valor de amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos. En realidad, toda la vida debería estar sujeta por este principio, que Jesús destacó como el sentimiento más importante luego de Amar a Dios. Un destacado político de Uruguay, ya fallecido, dijo que “si pusiéramos en práctica este mandamiento de Jesús el mundo cambiaría hacia lo mejor”. La historia juzgará nuestras vidas, no tanto por lo mucho o poco que hicimos sino por el amor que ejercitamos por el prójimo. Haciendo el bien a los demás, lo hacemos a nosotros mismos.

Jesús recomendó que el amor deba ser la piedra angular de todas las construcciones. Lo consideró el mandamiento mayor y sintetizó toda la ley  a los profetas en el amor a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como así mismo.

En esa instrucción de aspecto triple está presente la totalidad de las realizaciones humanas, las ambiciones y las metas.

El amor a Dios significa  el respeto y la acción preservadora de la vida en sus más variadas expresiones, del cual el ser llega a formar parte, integrante  del conjunto cósmico.

La responsabilidad ante la Naturaleza sin agredirla ni despreciarla, antes bien, colaborando por su desarrollo y armonía, expresa el amor que contribuye a la obra divina y rinde homenaje a su Autor.

El amor al prójimo es consecuencia de aquel que se profesa a su Progenitor; muestra la fraternidad que nos debe unir a todos, por ser Sus hijos  predilectos que marchamos de regreso a Su seno.

Sin este sentimiento hacia nuestros hermanos, nos desorientamos en la soledad y nos debilitamos, perdiendo el entusiasmo por las actividades esclarecedoras.

Cuando le preguntaron a Jesús cual era el mayor mandamiento, Jesús respondió que Amar a Dios sobre todas las cosas y el segundo  tan importante como el primero Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

 En estos dos mandamientos  se encierra la Ley de Dios  y el ejemplo que Jesús puso a sus discípulos lo define con mucha claridad:

Se trataba de un rey que decidió ajustar cuentas con sus siervos,   uno de ellos, fue llamado y este le debía  diez mil talentos, y no teniendo este con que pagarle, mando apresarlo a el y a su familia, tomar sus posesiones  y todo venderlo para pagar su gran deuda.

El siervo poniéndose de rodillas, lloro y suplico pidiendo piedad, y el Rey se compadeció de aquel siervo deudor, perdonándole la deuda. Al salir para fuera, se cruzo con un compañero de el, que le debía cien denarios, sin pensarlo, lo tomo por el cuello, profiriendo las siguientes palabras, ¡págame lo que me debes! Este se arrodillo y le suplico tuviese piedad y que tuviera paciencia, que le pagaría lo que le debía, el sin embargo ni lo escucho, lo mando hacer preso, hasta que le pagase la deuda.

Los siervos viendo esto fueron al rey y se lo contaron. El rey lo llamo de nuevo y le dijo: Siervo malo e infiel, yo te perdone la deuda, porque me lo pediste, ¿no deberías tu haber hecho lo mismo? ¿Haber tenido piedad de tu compañero, como yo la tuve de ti? Herido el rey por su mala conducta, lo mando apresar hasta que le pagase la deuda.

“Así sin duda ara Dios con todo aquellos que no perdonen a sus hermanos”
(Mateo, XVIII, 21 – 35)
Esta parábola explica muy claramente la concesión que debemos hacer  a nuestro prójimo, para que nosotros podamos recibir de Dios la recompensa en la misma moneda.

Jesús  escogió esta parábola, con el fin de demostrar al hombre la bondad de Dios,  y la naturaleza de la Doctrina que en nombre del El estaba transmitiendo a todos.

No fue necesario escoger a otro deudor para explicar el significado de la parábola, uno bastaba para completar totalmente la lección.

Amar a nuestro prójimo, como a nosotros mismos, es hacer a los otros lo que nos gustaría  que se nos hiciese a nosotros, es la expresión más completa de la caridad, porque resume todos los deberes para con el prójimo.

Cumpliendo esta máxima, eliminamos el egoísmo  que hay dentro de nosotros,  cuando la tomemos como regla de conducta, comprenderemos la verdadera fraternidad, no tendremos odios ni disensiones, porque siempre haremos brillar la paz a nuestro alrededor y la justicia, porque no abra odios ni disensiones, sino unión, concordia y benevolencia mutua.

Debemos procurar  no causar prejuicios  materiales o morales a nuestros hermanos, no debemos violar sus intereses, y si respetar los derechos de cada uno, como nos gustaría que se respetasen los nuestros, este cumplimiento se extiende  a la familia, a la sociedad, a la autoridad, lo mismo con los individuos.

Todos tenemos unos deberes que cumplir, y no debemos faltar a ellos, debemos procurar ejercer sobre ellos una acción correcta, para que la vida no nos pida el pago  por el incumplimiento de ellos.

Jesús al decirnos que demos al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios, nos lo dio a entender claramente.

El amor es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre en su origen solo tiene instintos; más adelantado  y corrompido, solo tiene sensaciones, pero instruido y purificado, tiene sentimientos  y el punto exquisito del sentimiento es el amor, no el amor en el sentido vulgar de la palabra, sino esa luz interior  que  condensa y reúne   en su ardiente foco todas las aspiraciones y todas las revelaciones sobrehumanas.

Jesús nos trajo el amor, una palabra que hizo estremecer a los pueblos y a los mártires, es la virtud por excelencia, ya que el amor  lo puede todo, solo por el amor será salvado el hombre.

El Espiritismo, a su vez viene a pronunciar la segunda palabra del alfabeto divino, “reencarnación” sabiendo que no morimos , nos revela a los hombres nuestro patrimonio espiritual, el cual no se pierde, y nos da la esperanza de donde hicimos mal, poder hacer el bien, edificando nuevas construcciones. Tratando de limar las malas inclinaciones,  de hacer el bien, para poder  elevarnos, y así comprender la ley de amor, que nos ha de unir a todos, como hermanos,  a través de ese amor gozar aquí en la tierra de los suaves goces del alma, que solo  son  preludios de lo que será allí en el cielo.

Todos poseemos en el fondo de nuestro corazón la chispa del amor, y lo podemos observar  muchas veces, en los seres más perversos, en los criminales, donde siempre existe un punto, por el cual se hace más vulnerable, más débil, puede ser un objeto, una persona, ante el cual se siente debilitado, y ante el cual  se rinde.

Moralizándonos y con el desarrollo de la inteligencia, todos, un día  lo habremos hecho germinar dentro de nosotros, pues muchas veces está comprimido por el egoísmo, desmedido con el que contrajimos grandes deudas y que estamos a tiempo de rectificar, a través de la pluralidad de las existencias, que es la única que nos facilita esa oportunidad.

El amor que es de origen divino, es el arma más eficaz para matar el egoísmo, bajo cualquier forma que se presente, pues no debemos olvidar, que además del egoísmo personal, lo hay de familia de casta, de nacionalidad. Jesús nos dijo que amasemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y no debemos olvidar que nuestro prójimo no es la familia,  la nación, el pueblo donde vivimos, es la Humanidad entera.

Solo cuando seamos capaces de amarnos como hermanos, podremos llamarnos discípulos de Cristo. Solo entonces habremos mejorado nuestras tendencias  inferiores, y procuraremos el bien en todas partes, nuestro ejemplo dará sus frutos, cuando en la Tierra  se practique la caridad, la paciencia, la humildad, el perdón, la resignación en una palabra todas las virtudes estará purificada. Mientras tanto es un  planeta de expiación y de pruebas, y el hombre estará aprendiendo la  gran lección de amar a su prójimo como así mismo.

Nada podemos hacer de cara a engañar a los hombres, porque los primeros engañados seremos nosotros, no fructificara la planta del amor, en aquellos que solo sean de apariencia, Dios ve nuestro fondo, y por eso  es a El a quien hay que rendir testimonio, cuanto antes terminemos la gran obra de nuestra redención, antes gozaremos del bienestar que da el bien, antes podremos ayudar y formar parte del cortejo de las almas sublimadas a través de las cuales, reciben ayuda aquellos que aun no se decidieron, que no se decidieron a amar para merecer ser amados.

Aquellos en que el egoísmo aun es la nota predominante, debemos tratar de destruir esa hierva dañina, es un monstruo devorador  que domina a las inteligencias, las doblega a sus mezquinos intereses, y no les deja ver, que es el causante de las miserias por las que pasa, y que hacen que no pueda sentir en si la felicidad, si todos nos amasemos, la caridad se practicaría mejor, sentiríamos más el dolor ajeno.


No debemos olvidar, que no solo son enfermos los que piden ayuda para sanar sus llagas, también son los ladrones y los perversos, que hacen un gran mal a sus semejantes, todos son enfermos, con distintas dolencias,  por eso Jesús nos lo demostró no rechazando a la mujer adultera, el criminal todos eran atendidos por el, y así debemos hacerlo también nosotros, pues todos necesitamos a veces de auxilio, y de perdón, y cuando seamos contrariados, cuando la ingratitud sea la moneda que recibamos del hombre, por un bien realizado, dejemos siempre la justicia a Dios, nunca demos el odio, la indiferencia, el desden como respuesta a esa dadiva ,siempre acordémonos de que el amor cubre la multitud de los pecados, todos los  disfraza , los oculta, para hacer crecer en ellos el amor que es el bálsamo reparador y que elimina todo el mal producido.


El orgullo y el egoísmo son la plaga de la Humanidad, ellos hacen que el hombre este siempre guiados por intereses y sean pisoteados los afectos mas sanos, y que los lazos de la familia sean destruidos que son sagrados.

Es imposible la caridad sin la fe. Podemos tener gestos generosos, pero estos siempre serian austeros, no es lo mismo la caridad ejercida por un hombre guiado por su fe, ella es la única que nos facilita el llevar con resignación la cruz que cada uno cargamos.

El hombre que goza de todo en la Tierra, piensa que  solo debe ocuparse de procurar su felicidad, aquí en la tierra, en cambio aquel que tiene fe en Dios, procura edificar aquí el reino dentro de si mismo, venciendo sus pruebas, ejerciendo la caridad, luchando para mantener su armonía dentro de los diversos ámbitos que le toca vivir, venciendo su egoísmo, su vanidad y orgullo, sabe que triunfará, y la felicidad verdadera será en el por haber vencido los  impedimentos para serlo. Que son los defectos morales que lo entorpecen y no lo dejan ver la realidad de las cosas.
Amar es Entregarse

El niño quería ser cantante, pero el profesor de música de la escuela en lugar de animarlo, le dijo: “Niño, no tienes voz para cantar, cantas como un grillo”. Su mamá no estaba de acuerdo con aquella opinión, buscó otro maestro y lo envió a estudiar. Las clases eran costosas, pero aquella humilde madre, que vivía muy ajustada en sus finanzas, hizo el gran esfuerzo de su vida por su hijo que tanto amaba. Durante los años de aprendizaje, aquella mujer hizo muchos sacrificios para que su hijo alcanzara la meta que se había propuesto: ser un cantor.

Parece que el primer profesor de canto, quien le dijo que su voz era como de un grillo, se equivocó, Enrico Caruso, se convirtió en el Tenor más importante de su generación. Resulta evidente que aquella mujer supo valorar el talento de su hijo Enrico.

Sin la caridad no hay salvación, siempre hay alguien que nos perturba, que nos  inspira, resquemor, que nos pone la zancadilla, que no nos comprende, que nos hace mal, y si no ejercemos la caridad con ellos, perdonándolos y devolviéndoles bien por mal, seremos juguetes en sus manos, dejándonos llevar por las sensaciones que ellos nos inspiran, por eso Jesús nos dijo que debíamos a esos amarlos, como a criaturas de Dios, perdonándolos y tratándolos como enfermos especiales que necesitan de nuestro mayor comprensión, pensando siempre que a nosotros se nos pedirá más porque hemos recibido más,  ellos son ciegos que no ven y sordos que no oyen, por eso a través de nuestro auxilio y comprensión sincera, es que despertaran.

 No defraudemos nunca a los débiles, para ellos somos el espejo a través del cual se miran para ver sus defectos, procuremos siempre ejercer la caridad con ellos, despertando a través de nuestro ejemplo y neutro cariño, en ellos el sentimiento de la fe, que vean  nuestro esmero en alcanzar la plenitud de la luz de Dios, trabajando para El, sin intereses de ninguna clase, solo ejerciendo el bien, por el bien mismo.

Imaginemos que somos hijos todos de un mismo Padre, y que en el seno de la familia, nadie somos iguales, Dios siempre permite que los fortalecidos con conocimientos, sean un auxilio para los débiles, e ignorantes, pues de hay que a nuestro alrededor haya hermanos tan diferentes a nosotros, sin ninguna fe en Dios, todos nos abastecemos en la gran viña. Todos somos  necesarios y útiles en algún sector de la vida, lo realmente importante es que la espiga, alimente con su fruto y el ser también con su trabajo. Seamos buenas semillas, creciendo para Dios, tratemos con total desinterés a la planta enferma, ella también dará un día sus frutos, pero mientras tanto, en todo lugar podemos  ejercer la caridad, siendo siempre tolerantes y solidarios con aquellos que no son como nosotros, y que crecen para Dios igual que nosotros aunque a distinto nivel.

No debemos juzgar a nadie, eso es cosa de Dios que nos dio la vida, por eso cuando veamos a un malhechor no evitemos el ayudarle si nos es permitido, pues el juzgarle es cosa de Dios, y el de nosotros el hacer el bien en todas partes, sin mirar a quien, sin ver el color de la piel, sin interés, porque solo así, es como el Padre devolverá ciento por uno, el más mínimo interés, puede hacer perder esa buena acción todo merito, pues solo el bien es las miras que deben regir nuestros actos.

Cuando Jesús nos hablo de la “pureza de corazón” nos enseño a adquirir los tesoros inalienables del espíritu, con los cuales el hombre es feliz.

Trabajo realizado por Merchita
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LA RELIGIÓN DE JESÚS

“Os tengo dicho estas cosas estando aun con vosotros; más el Paráclito, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, ese os enseñará todas las cosas y os hará  recordar todo cuanto os he dicho”
 (Juan, XIV, 25:26,)

La Religión de Jesús es eterna Religión de la Luz y de la Verdad. Ella no se limita a la práctica de simples virtudes, tal como los hombres la juzgan. Abrazando los amplios horizontes de la Vida Espiritual, nos enseña los medios indispensables para la adquisición de la inmortalidad.
 ¡La Religión de Jesús no desaparece con  el túmulo, más si se yergue como un Sol majestuoso más allá del túmulo; donde todo parece sumergido en tinieblas, en la nada, la Verdad, la Vida se manifiesta con todo fulgor!
 ¡La Religión de Jesús no es la Religión de la Cruz, sino la Religión de la Luz! ¡No es la Religión de la Muerte, sino la de la Vida! ¡No es la Religión del desespero,sino la de la Esperanza! ¡No es la Religión de la Venganza, sino la de la Caridad! ¡No es la Religión de los Sufrimientos, sino la de la Felicidad!
 La muerte, el desespero, el martirio, los sufrimientos, son oriundos de las  religiones humanas, así como la Cruz es el instrumento de suplicio inventado por los verdugos de Babilonia, de la Roma Primitiva, cuyos señores masacraban cuerpos y almas, infringiendo los preceptos del Decálogo.
 La Religión de Jesús no es la Religión de la Fuerza, sino la Religión del Derecho.
 Cuando las multitudes absortas se aproximaban al Maestro querido, para escuchar sus predicas ungidas de Fe, perfumadas de Caridad y centelleantes de Esperanza, nunca el Nazareno les atendió con una Cruz; nunca pretendió colocar sobre los hombros de sus infelices hermanos el peso del madero infame.
Al contrario, los atraía con miradas de piedad y en sus sublimes exhortaciones en sus amorosos consejos, para todos tenia una palabras de perdón, de afecto, de consuelo.
A los afligidos y desanimados les decía: “Venid a mi vosotros que estáis sobrecargados; aprended de mi, que soy humilde de corazón; tomar sobre vosotros mi yugo, que es suave, mi fardo que es leve, y hallareis descanso para vuestras almas”
La gran misión de Jesús fue abatir todas las cruces que el mundo había levantado; fue arrasar todos los calvarios. El fue el portador del bálsamo para todas las heridas, el consuelo para todas las aflicciones, la luz para todas las tinieblas.
Solo aquel  que tuviera la ventura de examinar las paginas del Nuevo Testamento y acompañar los pasos de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte y gloriosa resurrección,  podría valorar bien  en que consiste la Doctrina del Resucitado.
¡Es admirable ver el Gran Evangelizador en medio de la plebe maltratada, repartiendo, con todos, los tesoros de su amor! Les hablaba el lenguaje del Cielo; los convidaba a la regeneración, a la perfección; les hacia entrever el futuro lleno de promesas saludables; los animaba a buscar las cosas de Dios; finalmente, procuraba gravar en aquellas almas, turbadas por el sufrimiento, el benévolo reflejo de la Vida Eterna, que el tenia por misión ofrecer a todas las almas.
Jesús no fue el emisario de la espada, el gladiador que lleva el luto y la muerte a la familia y a la sociedad; más si el Medico de las Almas; el Príncipe de la Paz, el Mensajero de la Concordia; el Gran Exponente de la Fraternidad y del Amor a Dios.
A lo lejos de las carreteras pedregosas por donde pasó, por las ciudades y aldeas, el Maestro invitaba a sus oyentes a ser buenos, les nombraba los tesoros del Cielo y a todos la garantía el auxilio de ese Dios Invisible, cuyo amparo se extiende a los pájaros del cielo, a los lirios del campo.
Después de su admirable Sermón  de la  Montaña, y para demostrar la acción de sus palabras, cura un leproso que, prestado a sus pies, lo adora, diciendo: “¡Señor, si tu quieres, bien me podías tornar limpio!
En su viaje para Cafarnaum, un centurión se aproxima a el, le pide la cura de su criado: la milicia celestial se agita y el enfermo se restablece.
Llegando a la ciudad de Cafarnaun, entra en casa de Pedro y encuentra en cama, presa de fiebre maligna, a la suegra de este. Inmediatamente, al toque de sus manos compasivas, la pobre vieja se yergue.
Acompañado de sus discípulos, en una barca en el Mar de Galilea, la tempestad se desencadena, el viento sopla recio y las olas se agitan. Los discípulos, tomados de pavor, apelan al Maestro, y a  una palabra suya los vientos cesan, el mar se calma.
Llegados a la otra banda, el despide una legión de Espíritus malignos que obsesaban a un pobre hombre.
Al salir nuevamente a la tierra de los segadores y de vuelta a Cafarnaun, unos hombres se aproximan al Nazareno y le llevan a un paralítico que yacía en el lecho. El enfermo recibe el perdón de sus faltas y el hombre, curado, rinde gracias a Dios.
Jairo, un jefe de la sinagoga, sabiendo los grandes prodigios operados por Jesús, corre a su encuentro, le pide liberar a su hija de la muerte. En cuanto Jesús camina para la casa de Jairo, una mujer que sufría, hacia doce años, molestia incurable, le tocó la túnica y sanó. Llegado el Maestro a la casa del fariseo, libra a la moza de las garras de la muerte.
Cuando sale Jesús de la casa de Jairo, dos ciegos corren tras del Maestro clamando: “¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Sus ojos se abren y ellos salen a divulgarlo, en la Galilea, las grandes cosas que el Señor les hizo.
En el mismo instante un grupo de hombres trae al hijo de Dios un mudo endemoniado; ¡Jesús expulsa al espíritu maligno y el mudo recupera el Habla!
Y a la proporción que las gracias eran dadas, la multitud crecía, porque en ellas la palabra de Dios; y Jesús por todas partes anunciando a todos el reino de Dios: contaba parábolas, hacia comparaciones y, bajo la forma de alegoría, infundía en las almas la Voluntad Suprema para que todos, removiendo obstáculos, pudiesen, con el auxilio divino, liberarse de los sufrimientos agobiados por los que pasaban.
Durante un largo periodo de tres años consecutivos, Jesús, dedicado todo a la alta misión que tan bien desempeño,  no perdió un solo momento para dejar bien esclarecida su tarea libertadora.
Gran Reformador Religioso, abolió todos los cultos, todos los ritos, todos los sacramentos de invención humana, que solo han servido para dividirá la Humanidad, formar sectas, constituir partidos, en prejuicio de la unificación de los pueblos, de la fraternidad que el supo proclamar bien alto.
Y fue por eso, que fariseos o escribas, sacerdotes, doctores de la Ley y pontífices congregados en reunión secreta maléfica, animaran a la turba abestializada contra el Medico Rabino, y, unidos a los Herodes, a los Caifases, a los Pilatos y a los Tartufos; unos por violencia sanguinaria, otros por ambición y orgullo, otros por la avaricia, vil mercancía, cobardía y subversión, llevaron al Mago Evangelizador al Patíbulo infame, torturándolo con la muerte maliciosa.
Más el triunfo de la Verdad no se hizo demorar; cuando  todos juzgaban muerto al Redentor del Mundo, cuando juzgaban haber sofocado su Doctrina de Amor, es que la Piedra del Sepulcro, donde habían depositado el cuerpo del Mozo Galileo, se estremece al toque de los luminosos espíritus; la cavidad de piedra se muestra vacía; Jesús se  aparece a Maria Magdalena,  y resuena por todas partes el eco de la resurrección!
¡Triunfante de las calumnias, de las injurias, de los tormentos de los suplicios, de la muerte, el Hijo Amado de Dios reafirma sus sustanciosas lecciones, embalsamando sus amorosos discípulos con los efluvios de la inmortalidad, únicos que nos garantizan Fe viva, Esperanza  sincera y caridad eterna!
No valió la prevención de los sacerdotes, a la orden de Pilatos; no valieron los sellos que lacraban el sepulcro y los soldados que lo guardaban; al arborecer del primer día de la semana todo fue derribado, y el Cristo, resucitado, volvió a la arena mundial, victorioso en la lucha contra sus terribles verdugos!
Y en su narrativa llena de simplicidad, dice el Evangelio, por todos los evangelistas, que el Cristo Jesús apareció después de muerto, se comunicó con los once apóstoles, apareció a los demás discípulos, y , después, a más de quinientas personas de las cercanías de Jerusalén; les explico nuevamente las Escrituras, les repitió su Doctrina, que no puede quedar encerrada en el túmulo, ni en una iglesia; produjo delante de ellos fenómenos estupendos, como la pesca maravillosa, les anunció todas las cosas que debían acontecer, les garantizó la venida del Consolador,,les prometió, más allá de eso, su asistencia hasta la consumación de los siglos, no solo a ellos, más a todos los que le siguiesen los pasos y se elevo a las altas regiones del Espacio, donde velaría por todos.
La religión de Jesús no consiste en dogmas y promesas fáciles; es la religión de la Realidad.
Religión sin manifestaciones y comunicaciones de espíritus, es la misma cosa que ciudad sin habitantes o casa sin moradores.
La Religión consiste justamente en esa comunión de espíritus, en ese auxilio reciproco, en esa afección mutua.
¿Por qué es Cristo nuestra esperanza y nuestra fe? ¿Por qué le dedicamos amor, respeto, veneración? ¿Por qué le confiamos a Él nuestras aflicciones? ¿Por qué le hacemos oraciones? ¿Por qué le rendimos devoción, admiración y  gracias?
Porque sabemos que el puede y viene a iluminarnos la vida, nos robustece la creencia, nos protege y ampara, nos auxilia y acaricia, como un padre devoto proporcionaría felicidad y bienestar a sus hijos.
Pues, siendo Cristo las primicias  del espíritu, como afirma el apóstol Páblo; estando en lo cierto de que el resucitó, apareció, se comunico, ¿ por qué no pueden hacer lo mismo aquellos espíritus  que fueron nuestros amigos, parientes, aquellos que Vivían con nosotros, manteniendo mutuo afecto?
En la Epístola a los Corintios dice el Apóstol de la Luz: “si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó y es vana nuestra fe”
¡La resurrección de cristo implica la resurrección de los muertos; y si fuese contraria a la Ley de Dios, la manifestación, la aparición, la comunicación con los muertos, Jesús habría inflingido esa Ley; habría ido en contra de su primer mandamiento, que dice estamos obligados a obedecer  a nuestro Padre celestial, a Amarlo con todo nuestro corazón, entendimiento y alma y con todas nuestras fuerzas!
Pero ya que el Cristo apareció y se comunicó, es señal cierta de que la Ley de dios, consiste en la comunicación de los Espíritus. ¿Jesús no invocó, en el monte Tabor, a los espíritus de Moisés y Elías?
Esta es la Religión de Jesús, pues se basa en actos irrefutables; esta es la Religión de la Fraternidad, porque tiene por base el afecto verdadero, que no termina en el túmulo; seguir las pisadas de Jesús es bastante para que seamos guiados por Él y venzamos  también como Él venció a la muerte, con el triunfo de su resurrección.
- Mercedes Cruz -
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