EL AVISO OPORTUNO
–No hay mayor alegría que la de adoctrinar a los Espíritus turbados– decía Noé Silva, austero orientador de antigua institución destinada a la caridad, –y no existe para mí mayor lección que la de los campeones de la mentira y de la sombra, cuando lanzan gritos de dolor ante la realidad.
Con la voluptuosidad del pescador que recoge al pez, después de amplia expectativa, exclamaba gritando:
–A final de cuentas, otro destino no podrían esperar los hipócritas del mundo, apegados al oro y a los placeres, sino los padecimientos atroces de la incomprensión, más allá de la muerte.
Sonriente, triunfante, terminaba:
–Y, por encima de todo, deben agradecer a Dios la posibilidad de encontrar mi palabra sincera y clara. Tengo bastante paciencia para soportarlos y conducirlos hacia la luz.
Así era el rígido mentor de las sesiones. Alma franca y ruda, demasiado convencido en cuanto a sus propios méritos.
Pero, en la vida común, Noé Silva transformaba la lealtad en vestimenta agresiva. Junto a él, se respiraba una atmósfera pesada, como si estuviese repleta de espinas invisibles.
Analfabeto de la gentileza, lanzaba los pensamientos que le venían a la cabeza como si hubiera recibido del Cielo la triste misión de hacer resaltar los defectos del prójimo.
La palabra de él era una lluvia de piedras.
Si un compañero se demoraba para asistir a una reunión, clamaba, colérico:
— ¿Qué estará haciendo ese hipócrita retardatario?
Si un médium no conseguía recursos para interpretar, con seguridad, las tareas que le correspondían en los trabajos de asistencia, preguntaba irritadizo:
— ¿Qué faltas habrá cometido este infeliz?
Si el conductor del autobús parecía vacilar en ciertos momentos, gritaba, impulsivo:
— ¡Desgraciado, cumpla con su deber!
Si el muchacho de servicio, en el café, cometía algún leve desliz, protestaba, exigente:
— ¡Mozo, vea donde tiene la cabeza!... Usted está aquí para servir...
Si alguien le traía alguna confidencia dolorosa, buscando entendimiento y consuelo, repetía, con severidad:
—Mí hermano, quien siembra, recoge. Usted no estaría sufriendo sino hubiese practicado el mal.
En la vía pública, no vacilaba. Si algún transeúnte le impedía el paso rápido, daba uso a los codos y en sus trabajos profesionales era excesivamente conocido por las frases fuertes con que despejaba su vocación de hacer enemigos.
Si un hermano de ideal reprobaba su procedimiento, respondía con rapidez:
—Si esa gente no puede entender mis buenas intensiones, las esperaré en mis oraciones. Después de la muerte, todas las personas comprenden la verdad...
El tiempo pasaba, infatigable, cuando, en el vigésimo aniversario del grupo que dirigía, uno de los orientadores desencarnados se manifiesta, en señal de regocijo, felicitándolos a todos.
Un cariño aquí, un abrazo allí, el amigo espiritual confortaba a los presentes, pero, cuando ya se iba despidiendo sin decir una palabra al mentor de la casa, Noé, desilusionado, preguntó, ansiosamente:
—¿Y para mí, mi hermano, no hay ningún mensaje? El visitante sonrió y habló, de buen humor:
—Tengo sí, tengo un recado para su corazón. No espere a la muerte para extinguir los desafectos. Cultive la plantación de la simpatía, desde hoy. Nuestra fe representa la Doctrina del Amor y la cordialidad es el principio de ella. No se olvide del verbo silencioso del buen ejemplo, de las lecciones de renuncia y de las enseñanzas vivas con adecuadas demostraciones. Si usted estima el Espiritismo práctico, no olvide el Espiritismo practicado. Usted está siempre dispuesto a adoctrinar a los ignorantes y a los infelices del Espacio, pero está superpoblando su espacio mental con adversarios que esperan gustosamente el tiempo para adoctrinarlo.
Y con un gesto de cariñosa fraternidad, concluyó enseguida de una pequeña pausa:
—Noé, vacíe el cáliz de hiel, desde ahora; disminuya la reprobación y reduzca la extensión del espinoso... Nuestro problema, mi querido, es de no hincharnos...
La sesión fue cerrada.
Y mientras los compañeros intercambiaban expresiones de júbilo, el arrojado adoctrinado, con la cabeza sumergida en las manos, permanecía solito, sentado en la mesa, pensando, pensando...
- Merche -
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ELEONORA PIPER,
UN EXTRAORDINARIO
CASO DE ESTUDIO
El espiritismo nació gracias a los trabajos de Allan Kardec
quien, desde 1854, estableció sus preceptos filosóficos y
reunió el fruto de su trabajo en doce libros principales.
Para afirmar la existencia de una vida después de la vida,
era necesario buscar las pruebas físicas. Fue allí donde
intervino la ciencia, emprendiendo un extenso estudio sobre
los fenómenos espíritas y sus protagonistas, es decir los
espíritus y los médiums. Varios esclarecidos hombres de
ciencia se convirtieron en defensores de la supervivencia
del alma y de su posible manifestación. En este artículo
veremos, a través de la médium Eleonora Piper, el tipo de
observación científica que fue llevada a cabo, los objetivos,
el desarrollo y por supuesto las conclusiones extraídas por
los experimentadores.
Eleonora Piper fue una de estos
médiums potentes llamados de efectos físicos” que
permiten los sorprendentes fenómenos de la mediumnidad
“de incorporación” y de “escritura automática” con sus
pruebas irrefutables.
Eleonora Piper tuvo gran renombre a fines del siglo XIX en
los Estados Unidos y en Inglaterra. Los fenómenos que
producía atraían a sus sesiones a filósofos, médicos y
sabios, que salían de ellas emocionados y transformados.
Durante veintiún años, Eleonora se prestó de buena gana a
la experimentación, sometiéndose a las exigencias del rigor
científico con todas sus coacciones, a pesar del gran
cansancio físico progresivo que tuvo que soportar.
Eleonora Simonds nació en 1857 en los Estados Unidos, en
Nashua, New Hampshire, en una familia de origen inglés. A
los ocho años, vivió su primera manifestación de golpecitos
y clariaudiencia. Su tía, cuya muerte ella desconocía,
aterrorizó a la niña al darle testimonio de su supervivencia
con estas pocas palabras: “Tía Sarah, no muerta, aún cerca
de ti”. Su madre debió rendirse a la evidencia de la
veracidad del hecho cuando algunos días después del
evento, recibió una carta que anunciaba la muerte violenta
de tía Sarah ocurrida el día del testimonio de Eleonora.
Esas manifestaciones espontáneas continuaron hasta la
edad adulta, pero alcanzaron su desarrollo a partir de sus
veinticinco años. En 1879 se casó con William Piper y se
estableció en Boston, donde su marido trabajaba en un
gran almacén.
Nada parecía predestinar a esta mujer pragmática, madre
de dos hijas, a convertirse en la más famosa médium
norteamericana; y fue un curioso episodio lo que revelaría
repentinamente sus aptitudes psíquicas. En 1884, chocó en
un trineo, y luego de ese incidente, fue afectada por un
tumor que ella temía fuera canceroso. Sus suegros la
enviaron entonces a consultar con un médico llamado J. R.
Cocke, y durante el examen perdió el conocimiento por unos instantes. En la siguiente consulta cayó en trance
e hizo pasar un mensaje escrito que contenía
informaciones aparentemente exactas sobre una de las
personas presentes. Muy pronto fue solicitada en todas
partes para sesiones. Al principio se limitaba a dar consejos
médicos, pero luego comenzó a responder las preguntas
que le hacían los asistentes y a revelarles detalles íntimos
que sólo ellos podían conocer. Su fama llegó así hasta la
Sra. Gibbens, suegra del filósofo William James. Esta
última, habiendo venido a consultar a Eleonora, colocó una
carta sobre su frente y tuvo la sorpresa de escuchar a la
médium darle enseguida el nombre de su autor. Fue así
como William James se encontró involucrado en el estudio
de la más famosa médium norteamericana. Venido de
incógnito, escuchó a la médium revelarle increíbles detalles
respecto a su vida privada. Estas sesiones impulsaron la
convicción de James; presentó a Eleonora a la American
Society for Psychical Research (ASPR) y comenzaron los
trabajos que se prolongaron por más de quince años. La
sociedad científica americana se arruinó para invitar a los
investigadores británicos de la S. P. R., durante mucho
tiempo pagó al doctor inglés Hodgson, por aquel entonces
el terror de los médiums por haber adquirido, gracias a su
escepticismo, una reputación de infalible “desmitificador”.
Él controló a la médium y filtró a sus visitantes, mientras
que la S. P. R. contrataba estenógrafos para transcribir
palabra por palabra los diálogos de las sesiones.
Investigadores de Harvard y Cambridge, interesados en los
fenómenos del trance y el sonambulismo, conocieron a
Eleonora Piper y participaron en las sesiones con
identidades ficticias.
Myers, Arthur y Eleanor Sidgwick, Balfour, Hyslop,
Pickering, Putnam, Eliot y Lodge, desfilaron por la cabecera
del oráculo. Los presuntos dones de la médium fueron así
objeto de un estudio profundo, probablemente sin paralelo
en la historia de las investigaciones psíquicas, tanto desde
el punto de vista cualitativo como cuantitativo.
El balance
de estos trabajos es impresionante. La Sra. Piper no
transmitía las informaciones mediúmnicas en forma
esporádica; sino en forma regular, casi en cada sesión. La
lectura del voluminoso expediente de 650 páginas que le
dedicó Hyslop muestra especialmente que durante sus
trances mencionó correctamente a más de doscientas
personas desconocidas por ella. Si se quiere excluir aquí
todo recurso a la mediumnidad, habría que suponer que
Eleonora Piper se aprovechaba de informadores y que
estos últimos estaban confabulados con Hodgson. Aunque
la hipótesis fuera difícilmente creíble, los investigadores de
la S. P. R. británica trataron de probarla. Hicieron vigilar a la
médium y a su familia por un detective particular.
Pero esas investigaciones no produjeron ningún resultado.
Entonces, para apartarla de su entorno habitual y de sus
parientes, la invitaron a ir sola a Inglaterra. Así sus
encuentros podían ser estrictamente controlados. A pesar
de todas estas precauciones, las manifestaciones
continuaron; y hasta más claras. No quedó pues ninguna
duda sobre la realidad de los fenómenos mediúmnicos
atribuidos a Eleonora Piper.
Sir Oliver Lodge describió con precisión en sus relatos los
trances de Eleonora. Durante cinco a quince minutos, era
sacudida por pequeñas convulsiones espasmódicas que se
hacían cada vez más fuertes y terminaban en una pequeña
crisis epileptiforme moderada, antes de caer en un estado
de letargo, con respiración profunda y ruidosa. Luego salía
bruscamente de ese letargo y comenzaba a hablar. Su voz
era totalmente transformada y los testigos constataban un
cambio de personalidad en lo que hoy llamamos
incorporación. En los anales de la S. P. R., se dice que los
espíritus que se encontraban con sus parientes eran
atentos, y utilizaban los apodos o términos familiares que
empleaban en vida, aportando así señales de identidad.
Por supuesto, los experimentadores esperaban de los
asistentes el veredicto del fraude o de la prueba. Otros
investigadores que quedaron satisfechos con las pruebas
recibidas se unieron igualmente a la enseñanza de los
espíritus, cuyos principios formaban un perfecto y lógico
sistema de pensamiento, de filosofía con derecho propio.
Comentarios de Sir Oliver Lodge:
“Los fenómenos de éxtasis, (nombre dado entonces a la
incorporación) de la Sra. Piper, por tanto tiempo y tan
cuidadosamente observados por el Dr. Hodgson y otros,
creo que formaban el conjunto de pruebas psíquicas más
notable de todas las que se han producido jamás en campo
alguno”.
En la obra de Frédéric H. MYERS, La personalidad
humana, se refiere ampliamente el estudio comparativo de
Eleonora Piper con otros médiums de efectos físicos.
Oliver Lodge
La obra describe las observaciones y deducciones hechas
con respecto a la influencia y la implicación de la
personalidad humana sobre los fenómenos mediúmnicos.
Dicho de otra manera, la influencia del consciente y el
subconsciente de los médiums sobre las manifestaciones
observadas. Fue preciso esperar los trabajos de Sigmund
Freud para definir las características del inconsciente. Cada
sesión era consignada y era objeto de comentarios
pormenorizados tanto sobre los fenómenos producidos
como sobre el médium. El doctor F. H. Myers señala esto
respecto a Eleonora: “Presenta un ejemplo de automatismo extremo, donde la
posesión no es solamente local o parcial, sino que afecta,
por así decirlo, toda la región psíquica, donde el ‘yo’ se
encuentra momentáneamente suprimido de manera
completa y donde toda la personalidad sufre modificaciones
intermitentes. En otras palabras, entra en un estado en que
los órganos de la palabra y la escritura son guiados por una
personalidad extraña. Las ‘posesiones’ de la Señora Piper
pueden ser divididas en tres períodos:
1. El primero que se extiende desde 1884 a 1891 y durante
el cual la principal personalidad directriz es conocida con el
nombre de “Dr. Phinuit” que se manifestaba por la voz
Piper y se atribuía a
Frederich Myers
y se servía casi exclusivamente de los órganos vocales,
manifestándose en estado ‘de éxtasis’.
2. Durante el segundo período que se extiende desde 1892
a 1896, las comunicaciones se efectuaban principalmente a
través de la escritura automática y bajo una dirección que
llevaba el nombre de ‘Georges Pelham’ aunque el Dr.
Phinuit se hubiera manifestado igualmente por medio de la
voz. Georges P. era un amigo del Dr. Hodgson, fallecido
accidentalmente algunos meses antes y durante los trances
había suministrado detalles tan minuciosos que permitieron
establecer su identidad intelectual y moral.
3. Durante el tercer período que comienza en 1897 el
fenómeno era ejercido por personalidades bajo diferentes
identidades, lo más frecuente a través de la escritura, a
veces por medio de la palabra.
Para la Sra. Piper, el comienzo y el fin de un éxtasis que,
según la expresión de William James, eran acompañados
al principio por ‘trastornos respiratorios y pronunciadas
contracciones musculares’, se cumplen ahora tan
tranquilamente como los hechos de dormirse y despertar.
Su estado de vigilia no se resiente por su éxtasis, salvo un
cansancio pasajero cuando el éxtasis ha sido demasiado
prolongado, y de vez en cuando, un vago y difuso estado
de bienestar semejante al que se experimenta a veces al
despertar luego de un sueño agradable. La influencia sobre
la salud, lejos de ser nociva, habría sido más bien
saludable. En todo caso, después de los serios trastornos
que experimentó a raíz de un accidente de trineo y las
consecuentes operaciones, la Sra. Piper es actualmente
una mujer cuya salud está en perfecto estado. Desde el
punto de vista del carácter, presenta el tipo de la mujer
norteamericana, tranquila y muy ocupada con su hogar y
sus hijas. Según el Dr. Hodgson, la dirección que sufre por
parte de inteligencias superiores a la suya ha aumentado
su estabilidad y su serenidad”.
El doctor Hodgson señala, entre otras cosas, la
importancia del estado de ánimo en que deben estar los
experimentadores y participantes en el acto de la sesión.
Después de muchos años se dio cuenta de que si llegaba a
la sesión con dudas, sospechas o malos pensamientos,
entonces los fenómenos eran mucho menos llamativos que
si experimentaba con espíritu abierto y positivo.
Este importante comentario confirma las palabras de los
espíritas de nuestra asociación que dan testimonio de la
indispensable comunión del pensamiento serio y sincero en
el acto de la sesión. Hodgson hizo minuciosos informes
sobre el desarrollo de los extraordinarios fenómenos
producidos por Eleonora. Algunos, a veces muy
asombrosos, son relatados metódicamente en la obra de
Gabriel Delanne Investigación sobre la mediumnidad:
“El primer caso de escritura automática de Eleonora que
me fue dado observar, Hodgson dixit, se produjo el 12 de
marzo de 1892. El asistente, que era una dama, había
traído como medio de prueba diversos objetos entre ellos
una sortija que había pertenecido a una de sus amigas,
Annie D. Phinuit dio informaciones sobre esta dama y
pronunció el nombre de Annie.
Dr. Hudson
Luego, en el momento en que la sesión iba a terminar, la
mano derecha de la Sra. Piper se puso lentamente en
movimiento hasta que estuvo levantada sobre su cabeza.
El brazo pareció fijarse con rigidez en esa posición, como
contraído por un espasmo mientras que su mano era
agitada por un rápido temblor. Phinuit exclamó varias
veces: ‘Ella tiene mi mano’ y agregó: ‘¡Ella quiere escribir!’.
Coloqué un lápiz entre sus dedos y un bloc de notas sobre
su cabeza, por debajo del lápiz. No se produjo ninguna
escritura hasta que por indicación de Phinuit de tomar la
mano, la sujeté con firmeza por su punto de unión con la
muñeca, deteniendo así su temblor o vibraciones. Entonces
escribió: ‘Soy Annie D (el nombre fue dado exactamente),
no estoy muerta sino viva, no estoy muerta… el mundo…
hasta luego, soy Annie D’. Los dedos soltaron el lápiz y
Phinuit comenzó a murmurar: ‘Bajad mi mano’. El brazo
quedó contraído aún por algunos instantes en la misma
posición, luego por fin, lentamente, como con cierta
dificultad, cayó sobre el costado y Phinuit pareció haber
retomado la posesión. Antes de ese hecho, yo había visto
bien a Phinuit escribiendo un poco, pero no sabía que otro
agente se había apoderado de la mano de la Sra. Piper
mientras Phinuit se manifestaba al mismo tiempo por medio
del cuerpo. En varias otras sesiones, durante las semanas
siguientes, se obtuvieron muy bien muclo Extractado de
has escrituras por el
mismo procedimiento y parecía evidente que Phinuit
experimentaba muchas menos dificultades. El 29 de abril
de 1892, acerqué una mesa sobre la que pudo apoyarse
sin cansancio el brazo derecho de la Sra. Piper. Entonces
Phinuit anunció que Georges Pelham iba a escribir.
Cuando el brazo es sujetado para escribir, así como al
momento en que Phinuit toma posesión del cuerpo, se
produce cierto número de movimientos espasmódicos, en
algunos casos muy violentos, volviendo a lanzar en
desorden sobre la mesa lápices y bloc de notas, siendo
necesaria la intervención de una considerable fuerza para
refrenarlos. Phinuit no necesita dejar de hablar mientras la
mano escribe. En un caso, y en mi presencia, Phinuit
escuchaba la lectura de la relación mecanografiada de una
sesión anterior, haciendo observaciones y añadiendo
detalles a los hechos relatados mientras, al mismo tiempo,
la mano escribía libremente y con rapidez sobre otros
asuntos, contestando las preguntas de otra persona. Eso
duró más de 20 minutos. Durante otras sesiones, pude
comprobar que la mano izquierda podía escribir y hasta que
las dos manos escribían y que Phinuit hablaba, todo al
mismo tiempo sobre asuntos diferentes con personas
diferentes. Hice observar a Phinuit que no perdía
lasesperanzas de ver un día a cada dedo de la mano y del
pie actuando bajo otros tantos agentes distintos, mientras él
seguía dirigiendo la voz. En casos de este género, no hay
ninguna razón que se oponga a que diversos seres
espirituales puedan exponer sus ideas al mismo tiempo por
medio del mismo organismo. El 18 de marzo de 1895,
habiéndome hecho acompañar con ese fin por la señorita
E., intenté una prueba que obtuvo un resultado muy
satisfactorio. Su hermana fallecida escribió con una mano,
Georges Pelham con la otra, mientras que Phinuit hablaba
de todo, simultáneamente y sobre temas diferentes. Es
cierto que la mano izquierda no escribió sino muy pocas
cosas. Lo que pareció provocar este resultado es sobre todo, que la mano izquierda no estaba adaptada en absoluto al
papel de máquina de escribir”.
A esta enumeración de fenómenos sorprendentes
producidos por Eleonora Piper podríamos añadir otros
relatos en los cuales es evidente la intervención de
inteligencias extrañas a la médium. Sin embargo, si bien
estas conclusiones fueron admitidas por numerosos
científicos de la época, algunos vieron en estas
manifestaciones la obra del inconsciente de la médium o de
la transmisión del pensamiento por parte del conjunto de
los asistentes. En el libro de Gabriel Delanne del cual se
extrajo el relato de estas experiencias, el estudio de la
mediumnidad considera todas estas posibilidades,
diferenciando lo que proviene del inconsciente del médium
de lo que procede de otra fuente.
Concluiré este artículo con unas palabras del mismo
Gabriel Delanne:
“Sin embargo, fue al analizar escrupulosamente todas las
manifestaciones espíritas de ciertos médiums, como los
eruditos, incrédulos durante mucho tiempo, fueron
convertidos. El doctor R. HODGSON, los profesores
HYSLOP, Oliver LODGE, William JAMES y Frédéric
MYERS, bien enterados de todas las causas que pueden
intervenir, terminaron por ser convencidos de la acción de
los Espíritus y valientemente lo confesaron, sin temor a
rendir homenaje a la verdad”.
Articulo extractado de Le Journal Spirite, No 78.
Autor: Isabelle Chevalier.
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AMOR SOLIDARIO
El Amor, como fuente de vida, de sentimientos y emociones, es
una fuerza imparable, es una emoción mucho más fuerte y amplia de
lo que alcanzamos a imaginar. Carece de fronteras. Está en continua
expansión. Crece y se engrandece sin límite. Cuando despierta en el individuo
de forma limpia y espontánea es como un río caudaloso que
busca su cauce para crecer y llegar al mar. Es la chispa divina creciendo
en busca de su Creador.
Nuestro amor se
reviste de infinidad de
ropajes que le impiden
manifestarse en plenitud,
está limitado por
nuestras propias imperfecciones
y por el
egoísmo que nos acompaña
desde tiempos
inmemoriales.
Afortunadamente,
poco a
poco, vamos tomando
conciencia de nuestra
propia naturaleza espiritual
y, con fe, trabajo y entusiasmo, vamos progresando lentamente,
desprendiéndonos de ese incómodo lastre y, en cada nueva vida, mejoramos
nuestra capacidad de manifestar el auténtico amor, aquel que
enseño el más grande Avatar, Jesús.
Venimos evolucionando de modo imperceptible, siempre gracias
a las pruebas y expiaciones que vamos recibiendo. En el pasado ese
proceso venía produciéndose de forma inconsciente y hoy, gracias a las
experiencias que la Ley de Causa y Efectos (También denominada Ley
del Kama) nos plantea cotidianamente, vamos revalidando las lecciones
aprendidas. Pero llega un momento en la vida de todo individuo en el que algo eclosiona interiormente. Es la chispa divina que nos impele a la
búsqueda de la verdad, de la libertad y la felicidad tanto personal como
colectivamente.
Evolucionamos individual y colectivamente, todo lo que nos rodea
se transmuta, los tiempos y las percepciones cambian y surgen nuevas
pruebas, nuevas necesidades y nuevas lecciones que aprender; es
ésta la vía única de progreso y el camino que la Humanidad necesita. A
medida que el ser humano desarrolla sus capacidades, surgen nuevas
necesidades y desafíos. Es la Ley del Progreso que nos impele a una
constante renovación.
Durante estos dos últimos siglos la Humanidad ha experimentado
incontables cambios y avanzado mucho más que en los últimos dos
mil años. El individuo actual está tomando conciencia de que no hay
meta fuera de su alcance, gracias al desarrollo de la inteligencia y los
avances en Ciencia y Tecnología. Tenemos la sensación de que el Universo
se nos está quedando pequeño pero, nada más lejos de la realidad,
tan sólo estamos vislumbrando la inmensidad que queda por descubrir.
Somos párvulos en el camino de la evolución.
Estamos tomando conciencia también de que para convivir y
mantener una buena relación en la sociedad, necesitamos guardar un
permanente estado de Paz y de Armonía. Este estado requiere un enorme
esfuerzo pues, constantemente nos encontramos inmersos en guerras
y enfrentamientos fratricidas en cualquier lugar del Orbe.
Mantenemos
una evidente desproporción entre nuestro desarrollo “moral” e
intelectivo-tecnológico. Somos incapaces de convivir en paz, de llevar a
la práctica el respeto y la tolerancia entre los pueblos y, esta carencia no
la puede suplir la diplomacia, que no llega a resolver los conflictos entre
los diferentes países.
¿Porque sucede así? Simple y llanamente, son más fuertes los intereses
propios que los del conjunto de la Humanidad. Aún no alcanzamos
a comprender que “Somos uno”, que todos compartimos un mismo
hogar y destino. Aquello que afecta a la parte, influye en el todo. De ahí
la imperiosa necesidad de cuidar por igual a todos y cada uno de los
componentes de esta casa planetaria. Este es el mensaje que traemos a la palestra y lleva como título:
Solidaridad Universal. No es tema baladí, se trata del inicio de una nueva
era en la que aprenderemos que somos todos iguales, todos hermanos,
sin importar color, raza, religión o país del que procedamos. Nos
hemos adentrado plenamente en la Era del Espíritu y, el Espíritu, no tiene
color ni distinciones, todos somos espíritus hermanos. Compartimos
un mismo origen, somos hijos de un mismo padre Universal. La Ley de
Solidaridad nos exige respetarnos, tolerarnos y algo más trascendente…
tratarnos fraternalmente, como hijos del mismo Creador que somos. Es
algo que conseguiremos con el tiempo, en la medida que vayamos asimilando
que esta es la Única Verdad.
Por la Ley de Reencarnación todos pasamos por vivencias similares,
pobreza y riqueza, fealdad y belleza, enfermedad y salud. Todo ello
forma parte de las pruebas y experiencias que este mundo de Expiación
nos propicia.
Nacemos, bien en África, en Asia o en Europa y, quien
ahora se fanatice en el racismo y menosprecie a otra persona por el hecho
de ser diferente, está sembrando la simiente de su próxima encarnación
con esas mismas experiencias. Y es que “El espíritu, sopla hacia donde
quiere y no sabemos de dónde viene ni a dónde va”, como explicó Jesús
a Nicodemo en el célebre pasaje del Evangelio, ¿Tú eres doctor en la Ley
y no sabes esto?
Observemos bien la frase del Maestro a Nicodemo: ¿Tú eres doctor
de la Ley y no sabes esto?”. A nosotros nos sucede algo similar, hemos
aprendido mucho pero, no queremos saber o no queremos utilizar
lo aprendido. Mas, el tiempo señalado para poner en práctica las enseñanzas recibidas durante innumerables siglos está tocando a su fin.
Cada aprendizaje tiene un tiempo marcado por la Ley y, quien
no supere el examen está obligado a repetirlo. Nacemos y renacemos
una y otra vez, para aprender, superar pruebas, lecciones y expiaciones
consecuencia de numerosos equívocos del pasado. Cometemos errores
en numerosas ocasiones, más bien por falta de valores morales que por
propia maldad. Es por ello que la Ley de Evolución nos entrega pruebas
y más pruebas, experiencias y más experiencias, siempre con el único fin
de que limpiemos nuestra conciencia de viejos prejuicios y costumbres fruto del egoísmo y la ignorancia espiritual. Se trata simplemente, de
conocer y asumir la razón del por qué y para qué estamos aquí.
Como hemos citado en el párrafo anterior, no es fruto de la casualidad
que converjan ahora determinadas circunstancias, (En mí limitada
opinión fruto de los cambios producidos en la sociedad) consecuencia
de los incontables avances tecnológicos conseguidos. Hace un siglo
una persona ubicada en una región remota, prácticamente no salía de
ella en toda su vida. Ahora vivimos un acercamiento de alcance mundial,
cualquier persona puede viajar al otro lado del planeta en cuestión
de veinticuatro horas.
Con la globalización han llegado nuevos retos a
la sociedad. En estos momentos, es de imperiosa necesidad compartir
nuestro bienestar con otras personas que no detentan nuestra cultura,
idioma, raza y posición social.
Este fenómeno, sin el respaldo de un espíritu de fraternidad y
solidaridad universal se nos queda muy grande. No estamos capacitados
para tratar con igualdad a todos los habitantes del planeta pues esta
equiparación requiere también facilitar los mismos derechos y obligaciones
para todos y, cualquier muro o barrera que interpongamos no hará
desaparecer este acuciante problema.
Resulta necesario ponerse al día espiritualmente, aceptar este hecho
como algo natural y como una prueba más, necesaria para nuestro
aprendizaje espiritual. Se trata de una experiencia que necesitamos superar
y que nos permitirá desarrollar nuevos valores de la Ley del Amor.
Es una prueba colectiva de índole internacional: Los refugiados.
Analicemos por un momento, en qué modo nos gustaría ser tratados si
nos viésemos en la necesidad de abandonar nuestro país, pueblo, hogar
y familia para sobrevivir. Sin embargo giramos la cabeza hacia otro lado,
les rechazamos y les negamos sistemáticamente el asilo que necesitan.
Rehusamos pensar en los ancianos, niños, padres y madres que sufren
amargamente por no disponer de lo más básico.
¡¡Despertemos de una vez, dejemos de pensar como individuos
aislados!! Comencemos a percibir a la Humanidad de nuestro Planeta
como un Ente. Estamos llamados a crear una Sociedad única, libre fronteras y sin divisiones geográficas. Este planeta es el hogar de todos
y cada uno de los componentes de esta Humanidad y nos pertenece a
todos por igual. Debemos enfocar nuestro pensamiento hacia la protección
de la vida, de las personas y de este hábitat que nos da cobijo. Aparquemos
el ansia de oro y vanidades humanas, nos estamos poniendo en
peligro por pensar egoístamente en sólo unos pocos.
Como citó el Sr. José Mújica, expresidente de Uruguay : “Europa
carece de memoria histórica”. Durante y tras la segunda guerra mundial,
toda América Latina acogió a millones de refugiados europeos que tuvieron
que huir de sus países para salvar la vida. Esta misma Europa,
rica y desarrollada, que ahora es incapaz de acoger a los refugiados que
huyen de la guerra y la miseria, procedentes de países del Medio Oriente
y de África.
¡El Pueblo que no aprende de sus errores está condenado a repetirlos!
Estamos viviendo una época de grandes y constantes cambios
que no son casuales, se nos está poniendo a prueba en materia de solidaridad
universal, de fraternidad, de capacidad de diferenciar entre
materia y espíritu, entre amor y egoísmo, entre unión y división, guerra
y paz.
Venimos a progresar, más no como nos apetezca, sino afrontado
con espíritu de lucha y amor las pruebas que la Providencia Divina nos
pone en el camino. “Sepamos pues aprovecharlas”.
Fermín Hernández Hernández
© 2016, Amor, Paz y Caridad
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¡Confía siempre!
Durante mucho tiempo las religiones establecieron una relación entre la confianza y la fe, sugiriendo hasta ahora que una fuese hija de la otra, o sea, para que mantengamos la confianza en la vida, en el futuro, o ante cualquier dificultad, apenas sería posible si fuésemos portadores de la fe.
Sin embargo, nosotros que estamos en la era de la fe razonada, o sea, la ciencia nunca estuv tan entrelazada con la religión, además de ser esa la indicación de Allan Kardec, de que la fe debería siempre encarar a la razón, al final todo nos es lícito entender y cuando no entendemos es señal de que estudiamos poco las leyes que rigen la vida.
La fe razonada es aquella que no depende de creernos lo que no vemos, sino de creernos algo cuya evidencia está en todas partes, para los que saben ver.
Confiar en la vida, apenas es posible cuando se confía en el Creador de ella, y para eso no es necesaria la fe convencional, pero sí saber ver como la vida es sabiamente regulada.
Tenemos capacidad de creer que Dios creó los mundos, las estrellas y todo lo que existe, pero tenemos dificultad en creer que esta misma precisión está impresa en nuestra vida. Sin embargo podemos creer que esta dificultad de entendimiento está justificada por las fricciones que sufrimos durante la vida, pero estas mismas fricciones que nos desgastan, también liman las aristas de nuestro comportamiento moral.
Dicta el buen sentido, que en las horas de mayor desgaste, es prudente trabajar y esperar con confianza, pues solamente haciendo nuestra parte en los servicios del bien, edificaremos nuestra paz.
Y si los dolores del momento nos impidieren proseguir, confía en silencio como el niño que teme el cuarto oscuro, pero nutre la certeza de que el Padre vendrá a encender la luz.
Alimenta tu confianza, observando que la vida prosigue a milenios y la única explicación a eso es que "Alguien" conduce sabiamente la gran nave de la vida. Al final, si lo perdiste todo, menos la confianza en Dios... ¡ entonces, no perdiste nada!
Claro que lo que hablamos depende de una construcción íntima, precisamos desear establecer con Dios una relación de confianza y de ahí en adelante, prestar atención en la creación, pues es el reflejo del Creador.
La vida sigue cada vez mejor, si observamos a nuestra vuelta, veremos eso con facilidad. Mirando rápidamente hacia atrás, veremos que vencimos las guerras mundiales, el nazismo, la santa inquisición, la esclavitud, y mucho más. Claro que tenemos mucho por vencer y edificar, pero la vida sigue obedeciendo la Ley del Progreso en una dirección que nos eleva a cada generación, ¡ es inevitable !.
Confiar siempre, debe tener el significado de proseguir haciendo nuestra parte, aun en los momentos de tormenta y dificultad, creyentes y alimentados por el progreso que ya tuvimos y que anuncia conquistas mucho mayores.
¡ Al final, Dios es la Ley y el Legislador del universo y ahí debe estar asentada nuestra confianza, que inevitablemente, construirá nuestra paz !
Roosevelt Andolphato Tiago
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ESPÍRITUS FELICES
LA Srta. EMMA.
Fue ésta una joven que murió a consecuencia de un accidente causado por el fuego, y...
después de crueles sufrimientos. Alguien se propuso pedir su evocación a la Sociedad Espiritista de
París, cuando se presentó espontáneamente el 31 de julio de 1863, poco tiempo después de su
muerte.
“Heme aquí, pues, todavía en el teatro del mundo, a mí, que me creía enterrada para siempre
con mi velo de inocencia y de juventud. El fuego de la Tierra me salvaba del fuego del infierno.
Así pensaba en mi fe católica. Y si no me atrevía a entrever los esplendores del paraíso, mi alma
trémula se refugiaba en la expiación del purgatorio, y rogaba, sufría y lloraba. Pero, ¿quién dio a,
mi debilidad la fuerza de soportar mis angustias? ¿Quién, en las largas noches de insomnio y de
fiebre dolorosa, se inclinaba sobre mi cabecera de mártir? ¿Quién refrescaba mis labios ardientes?
Erais vos, mi ángel guardián, cuya blanca aureola me rodeaba, erais vosotros también, queridos
espíritus amigos, que veníais a decir a mi oído palabras de esperanza y de amor.
“La llama que consumió mi débil cuerpo me despojó del afecto a lo que pasa, también morí
viviendo de la verdadera vida. No conocí la turbación, y entré serena y recogida en el día radiante
que envuelve a los que, después de haber sufrido mucho, han esperado un poco. Mi madre, mi
querida madre, fue la última vibración terrestre que resonó en mi alma. ¡Cómo me complacería que
fuese espiritista!
“Me he desprendido del árbol terrestre como un fruto maduro antes del tiempo. Tan sólo
rozóme el demonio del orgullo, que punza a las almas de las desgraciadas arrastradas por brillantes
triunfos y la embriaguez de la juventud. Yo bendigo la llama, que era una expiación. Semejante a
esas ligeras nubecillas blancas del otoño, floto arrastrada en la corriente luminosa. No son estrellas
de diamantes las que brillan en mi frente, sino las estrellas de oro del buen Dios.”
Emma.
En otro centro, en El Havre, el mismo espíritu dio también espontáneamente la comunicación siguiente, el 30 de julio de 1863.
“Los que sufren en la Tierra son recompensados en la otra vida. Dios está lleno de justicia y
de misericordia para los que sufren aquí abajo. Concede dicha tan pura, felicidad tan perfecta, que
no se debieran temer ni los sufrimientos, ni la muerte, si a las pobres criaturas humanas les fuera
posible sondear los misteriosos designios de nuestro Creador.
“Pero la Tierra es un lugar de pruebas, a menudo muy grandes, a veces sembradas de
dolores muy punzantes. Resignaos a todo, si ellas os alcanzan, resignaos a todas ante la bondad
suprema de Dios, que es Todopoderoso. Si os da una carga pesada para que la llevéis, si os llama a
Él después de grandes sufrimientos, veréis en la otra vida, en la vida feliz, de cuán poca importancia
son estos dolores y estas penas de la Tierra, cuando juzguéis de la recompensa que Dios os reserva,
si vuestro corazón no ha pronunciado ninguna queja, ningún murmullo. Muy joven he dejado la
Tierra. Dios ha querido perdonarme y darme la vida de los que han respetado sus voluntades.
Adorad siempre a Dios, amadle con todo vuestro corazón. Rogadle sobre todo, rogadle firmemente:
ese es vuestro sostén allá en la Tierra, vuestra esperanza, vuestra salvación.”
Emma.
EL CIELO Y EL INFIERNO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN AKARDEC
Fue ésta una joven que murió a consecuencia de un accidente causado por el fuego, y...
después de crueles sufrimientos. Alguien se propuso pedir su evocación a la Sociedad Espiritista de
París, cuando se presentó espontáneamente el 31 de julio de 1863, poco tiempo después de su
muerte.
“Heme aquí, pues, todavía en el teatro del mundo, a mí, que me creía enterrada para siempre
con mi velo de inocencia y de juventud. El fuego de la Tierra me salvaba del fuego del infierno.
Así pensaba en mi fe católica. Y si no me atrevía a entrever los esplendores del paraíso, mi alma
trémula se refugiaba en la expiación del purgatorio, y rogaba, sufría y lloraba. Pero, ¿quién dio a,
mi debilidad la fuerza de soportar mis angustias? ¿Quién, en las largas noches de insomnio y de
fiebre dolorosa, se inclinaba sobre mi cabecera de mártir? ¿Quién refrescaba mis labios ardientes?
Erais vos, mi ángel guardián, cuya blanca aureola me rodeaba, erais vosotros también, queridos
espíritus amigos, que veníais a decir a mi oído palabras de esperanza y de amor.
“La llama que consumió mi débil cuerpo me despojó del afecto a lo que pasa, también morí
viviendo de la verdadera vida. No conocí la turbación, y entré serena y recogida en el día radiante
que envuelve a los que, después de haber sufrido mucho, han esperado un poco. Mi madre, mi
querida madre, fue la última vibración terrestre que resonó en mi alma. ¡Cómo me complacería que
fuese espiritista!
“Me he desprendido del árbol terrestre como un fruto maduro antes del tiempo. Tan sólo
rozóme el demonio del orgullo, que punza a las almas de las desgraciadas arrastradas por brillantes
triunfos y la embriaguez de la juventud. Yo bendigo la llama, que era una expiación. Semejante a
esas ligeras nubecillas blancas del otoño, floto arrastrada en la corriente luminosa. No son estrellas
de diamantes las que brillan en mi frente, sino las estrellas de oro del buen Dios.”
Emma.
En otro centro, en El Havre, el mismo espíritu dio también espontáneamente la comunicación siguiente, el 30 de julio de 1863.
“Los que sufren en la Tierra son recompensados en la otra vida. Dios está lleno de justicia y
de misericordia para los que sufren aquí abajo. Concede dicha tan pura, felicidad tan perfecta, que
no se debieran temer ni los sufrimientos, ni la muerte, si a las pobres criaturas humanas les fuera
posible sondear los misteriosos designios de nuestro Creador.
“Pero la Tierra es un lugar de pruebas, a menudo muy grandes, a veces sembradas de
dolores muy punzantes. Resignaos a todo, si ellas os alcanzan, resignaos a todas ante la bondad
suprema de Dios, que es Todopoderoso. Si os da una carga pesada para que la llevéis, si os llama a
Él después de grandes sufrimientos, veréis en la otra vida, en la vida feliz, de cuán poca importancia
son estos dolores y estas penas de la Tierra, cuando juzguéis de la recompensa que Dios os reserva,
si vuestro corazón no ha pronunciado ninguna queja, ningún murmullo. Muy joven he dejado la
Tierra. Dios ha querido perdonarme y darme la vida de los que han respetado sus voluntades.
Adorad siempre a Dios, amadle con todo vuestro corazón. Rogadle sobre todo, rogadle firmemente:
ese es vuestro sostén allá en la Tierra, vuestra esperanza, vuestra salvación.”
Emma.
EL CIELO Y EL INFIERNO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN AKARDEC
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