jueves, 17 de noviembre de 2016

HIJOS ADOPTIVOS, BAJO LA VISIÓN ESPÍRITA


                                                                       

  ¿ LOS ANIMALES TIENEN ALMA ?


Sería una enorme injusticia si así no fuese, porque ningún  ser vivo  existe solamente como materia organizada con eso que se llama vida y sin más perspectiva que la nada.   Pero  organizada, ¿por quién o por qué?  . En los animales  hay una energía inteligente que administra la vida y la cohesión en esa materia que compone su cuerpo físico, aunque no me refiero a una  inteligencia consciente como en el ser humano, sino a una especie de  inteligencia inconsciente, automática o instintiva.
                                                                                                                                                     
Y no solo los animales tienen alma, sino que por la misma razón, también existe un alma en los seres vivos del orden de los vegetales, aunque estas apenas son como un rudimento evolutivo comparativamente con las del mundo animal.
 En un escalón evolutivo más atrasado que los que conforman el reino animal, está el reino vegetal, y aún antes de conformarse la energía de esa materia con  un alma en ese reino de la naturaleza que clasificamos como reino vegetal, anteriormente  la energía que acompaña todas las formas materiales,   ha cohesionado y se ha desarrollado  antes en el reino mineral.
De todos es sabido que las plantas crecen mejor y más saludables en un ambiente de ondas  sonoras armoniosas como lo es la música clásica, e incluso cuando son  tratadas con cariño por su cuidador. Todo esto  parece ser debido a que en realidad estamos inmersos en un espacio lleno  de vibraciones  dentro  de este  conjunto   psicobiológico  global  que formamos entre  todos los seres de este mundo.

Los animales tienen un alma adquirida y forjada a través de muchísimas experiencias a partir de otras formas de vida más elementales.
En las plantas el alma es solamente un  principio vital vegetativo que las nutre y les hace crecer, pero  en los animales esta energía constituye  un gran paso hacia adelante en la evolución de las energías psíquicas  que dan vida, movimiento e instinto a la materia.
El alma animal no es como la humana porque a diferencia con la misma, aún no se ha forjado la Esencia  Divina ya existente  en la especie humana con la misión de desarrollar a lo largo de un proceso evolutivo que engloba múltiples existencias en los mundos físicos,  unas facultades  divinas de orden superior a las que puede alcanzar el reino animal aun en su mayor exponente evolutivo, tal como  la inteligencia racional, el sentido de la justicia, de la bondad, de la belleza, etc,.
El alma animal es un principio espiritual rudimentario, dividido y diferenciado por especies, sin conciencia de sí mismas, ni de su individualidad, por lo que en los grupos de animales menos evolucionadas  se podría pensar que este alma existe globalmente dentro de cada especie, como una gran alma que se manifiesta en todos sus miembros que se agrupan como una sola entidad, manifestándose en todos ellos  de igual modo, de manera  que funcionan y existen con arreglo a unas normas fijas de comportamiento instintivo y atávico; (cómo ejemplo, recordemos el comportamiento de los bancos de peces, las colmenas de abejas, etc.).  Estas almas grupales persisten y evolucionan a lo largo de los tiempos a través de sus miembros que sin cesar permanecen en un continuo y rápido devenir en la materia. Cuando el grado de desarrollo psíquico en esas almas grupales es suficientemente desarrollado, junto a los instintos generales de la especie, comienzan a manifestarse los primeros rudimentos de cierta inteligencia que empieza a diferenciar comportamientos y tendencias  que van individualizando a  los  miembros dentro  de la misma especie animal.
Las almas animales que al igual que las almas humanas  sobreviven  a la muerte del cuerpo, quedan en un estado de letargia durante el cual este alma animal es recogida por Espíritus especializados en el proceso reencarnatorio inmediato de los animales,  y así  los encaminan repetidamente, una y otra vez, a una nueva encarnación.
     En animales  que ya han alcanzado cierto grado evolutivo suficiente para  transformar su alma  grupal e inconsciente en un alma con conciencia rudimentaria , conscientes cada vez más de su
individualidad, se ven  poco a poco inmersos en  un proceso evolutivo superior, próximo a la especie   humana, en cuanto al sentido de su individualidad  e inteligencia,  y  de ese modo comienzan a tomar consciencia de su individualidad respecto a  los demás miembros de su especie,(recordemos las diferencias de comportamiento y temperamentos observadas entre los individuos de ciertas especies, tal como perros, caballos, delfines, etc, Estos especímenes ya comienzan a diferenciarse entre ellos por un cambio gradual de “personalidad”) .
La situación que ocupa el alma animal en la cadena  evolutiva de los seres, está en proporción al grado de su  desarrollo psíquico,  según la especie que se trate.
El alma animal se manifiesta a través de los instintos  que  conforman un modo  más o menos rudimentario de inteligencia  irracional y automática,  e incluso en determinadas especies que conviven estrechamente con los seres humanos, en muchos de sus individuos se desarrolla y se manifiesta mediante  cierto grado de raciocinio elemental, “casi humano “.
La situación que ocupa el alma animal en la cadena  evolutiva de los seres, está en proporción al grado de su  desarrollo psíquico,  según la especie que se trate; así vemos como no son comparables por ejemplo, el comportamiento psíquico de un ratón y el de un caballo….
   El alma animal, a diferencia de la Humana,  solamente es capaz de elaborar aquello que  le  entra a través de los sentidos físicos del cuerpo, sin embargo el alma  humana  puede razonar y meditar siendo su capacidad para filosofar, una de sus conquistas evolutivas; asimismo el alma humana, en mayor o menor grado- según su nivel evolutivo espiritual- tiene un sentido  moral que le lleva a  diferenciar el  bien  del mal  Asimismo tiene consciencia de su  ego y  posee  creatividad, siendo capaz de amar y  de crear  arte, degustando y elevándose  espiritualmente con la armonía de su belleza.
El alma animal al igual que la humana, también es capaz de sentir emociones y sentimientos, a veces en grado ejemplificante para el propio ser humano, pero en este, a diferencia del  animal, se conjugan las percepciones físicas  de los instintos animales que como ellos tenemos por la naturaleza animal que posemos,  con  las percepciones extrasensoriales propias  del alma humana  que generalmente presenta una  superior elevación y conciencia del propio  espíritu o “Yo”.
  Desde un punto de vista científico, prestigiosos  investigadores  de  Universidades de USA, Inglaterra y Brasil, entre los que hay físicos, biólogos, psicólogos, veterinarios, etc,  han llegado a   manifestar las siguientes  conclusiones:

Los animales en muchas especies, acreditan tener “reflejos inteligentes de un nivel equiparable a niños de cuatro años de edad.
En problemas asociados con la resolución de cuestiones “existenciales, como la alimentación y la protección, según la especie, sus individuos siguen mostrando capacidad resolutiva e inteligencia.
   - Algunas especies gregarias, desarrollan un modo de vida  en el  que incluyen el reparto social del trabajo, particulares formas o normas en la manipulación de alimentos, castigos a los infractores de sus normas, y reconciliación posterior, además de una necesaria  cooperación entre ellos para realizar actividades corrientes como la búsqueda de alimentos o la vigilancia de sus predadores.
- Las experiencias individuales, sirven de “guía” para la adaptación de comportamientos en el grupo. Son significativas que estas ocurrencias transmitidas del individuo al grupo, sirven de base para relaciones futuras.
-    Las “habilidades” aumentan a medida que subimos en la escala evolutiva. Entre ciertos mamíferos se percibe una capacidad común para desarrollar las mismas habilidades, transmitiendo sus ideas por la comprensión de símbolos. Existen distintos niveles de inteligencia, tan dispares como número de especies existentes, y hay estudios que relacionan el peso del cerebro con el del cuerpo para determinar el nivel de inteligencia animal, circunstancia que aproxima, por ejemplo, al delfín con el humano.
-      Tienen emociones que se exteriorizan más en las especies superiores en forma de placer, emoción, dolor, miedo, pavor o rabia principalmente. El afecto y la lealtad son también importantes  en las especies más próximas con la convivencia humana, sin que se trate de  una imitación  de los comportamientos humanos. Por el contrario, los animales, en base a terapias con humanos en escuelas, hospitales, etc,  demuestran  una personalidad  propia, desarrollando normalmente gustos  y  opiniones sobre cosas y personas con las que se relacionan.
Los animales que conviven con el ser humano desde hace muchas generaciones, demuestran un alto grado de sensibilidad, pudiendo “adivinar” las intenciones humanas, lo que por ejemplo se observa en  el intelecto canino.
El pensamiento animal es  considerado como una forma de procesar informaciones sobre modos de adaptarse a situaciones y condiciones del medio ambiente,  existiendo un tipo de cálculo particular, que está presente en todos los cerebros animales.
La comunicación de los animales entre sí, permite en observaciones comparativas, percibir diferencias dentro de individuos de la misma especie, demostrando amistad, e incluso diferencias “culturales” entre miembros procedentes de distintos lugares, tal como nos sucede a los humanos con los dialectos, acentos, costumbres, etc.
     En relación al lenguaje, algunas especies como el delfín, poseen un amplio repertorio de palabras,  mediante  sonidos cortos y variados, acreditando un grado de complejidad semejante a las lenguas humanas.
  -       La noción de individualidad en muchas especies, queda plasmada en los   experimentos hechos con espejos, en donde se reconocen  y vemos como no  les  agrada  cualquier alteración de su apariencia física, como es el  cambio del color  normal de su pelo por otro diferente.
 -  Actitudes como la simulación, la traición, la mentira, el engaño o la   obtención de   ventajas, son particulares del chimpancé que, precisamente, guarda en relación al humano una coincidencia
genética de más del 98%.  
 -  Individuos de esta  especie consiguen aprender el lenguaje de señales de los sordo mudos, así como a lidiar con números y operaciones aritméticas   sencillas..
        Diversas especies muestran una extraordinaria memoria cuando son capaces de reconocerse entre los miembros de un grupo después de  estar mucho tiempo  separados, así como del recuerdo de hechos pasados  en fechas lejanas en el   tiempo.
-     Las experiencias individuales, sirven de “guía” para la adaptación de comportamientos en el grupo. Son significativas que estas ocurrencias transmitidas del individuo al grupo, sirven de base para relaciones futuras.
-      Las “habilidades” aumentan a medida que subimos en la escala evolutiva.
Entre ciertos mamíferos se percibe una capacidad común para desarrollar las mismas habilidades, transmitiendo sus ideas por la comprensión de símbolos. Existen distintos niveles de inteligencia, tan dispares como número de especies existentes, y hay estudios que relacionan el peso del cerebro con el del cuerpo para determinar el nivel de inteligencia animal, circunstancia que aproxima, por ejemplo, al delfín con el humano.
-      Tienen emociones que se exteriorizan más en las especies superiores en forma de placer, dolor, miedo, pavor o rabia principalmente. El afecto y la lealtad son también importantes  en las especies más próximas con la convivencia humana, sin que se trate de  una imitación  de los comportamientos humanos. Por el contrario, los animales, en base a terapias con humanos en escuelas, hospitales, etc,  demuestran  una personalidad  propia, desarrollando normalmente gustos  y  opiniones sobre cosas y personas con las que se relacionan.
-   Los animales que conviven con el ser humano desde hace muchas generaciones, demuestran un alto grado de sensibilidad, pudiendo “adivinar” las intenciones humanas, lo que por ejemplo se observa en  el intelecto canino.
-   El pensamiento animal es  considerado como una forma de procesar informaciones sobre modos de adaptarse a situaciones y condiciones del medio ambiente,  existiendo un tipo de cálculo particular, que está presente en todos los cerebros animales.
-  La comunicación de los animales entre sí, permite en observaciones comparativas, percibir diferencias dentro de individuos de la misma especie, demostrando amistad, e incluso diferencias “culturales” entre miembros procedentes de distintos lugares, tal como nos sucede a los humanos con los dialectos, acentos, costumbres, etc.
-      En relación al lenguaje, algunas especies como el delfín, poseen un amplio repertorio de
palabras,  mediante  sonidos cortos y variados, acreditando un grado de complejidad semejante a las lenguas humanas.
 -   La noción de individualidad en muchas especies, queda plasmada en los experimentos hechos con espejos, en donde se reconocen  y vemos como no les agrada  cualquier alteración de su apariencia física, como es el cambio del color normal de su pelo por otro diferente.
 -      Actitudes como la simulación, la traición, la mentira, el engaño o la obtención de ventajas, son particulares del chimpancé que, precisamente,  guarda en relación al humano una coincidencia genética de más del 98%.  Individuos de esta  especie consiguen aprender el lenguaje de señales de los sordo-mudos, así como a  lidiar con números y operaciones aritméticas.
-      Diversas especies muestran una extraordinaria memoria cuando son capaces de reconocerse entre los miembros de un grupo después de  estar mucho tiempo separados, así como del recuerdo de hechos pasados  en fechas lejanas en el tiempo.
         Ante estas observaciones  de la Ciencia,  creo que caminamos hacia una  constatación de que el principal rasgo que diferencia a los animales en la escala evolutiva con respecto a  la especie inmediata de superior evolución – la humana-,  es la inteligencia que se desarrolla en un infinito y secuencial proceso.   Parece evidente  que los caracteres intelecto- cognitivos no son privilegio de la especie humana, y estos residen en la sede espiritual que es responsable de la “Memoria RAM” de cada ser, desde el más primitivo al más complejo, y esta inteligencia evolutiva  es una energía física que “no se pierde, sino que se transforma”,  tal como  sentenció Lavoisier.
- Jose Luis Martín -

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“Es bueno y justo que todo padre de familia, sin causar perjuicio a sus  propios hijos, conserve una parte de sus bienes para los otros seres animados, o sea, los animales y las plantas. Porque ellos tienen la sensación de su propia existencia, y por tanto, sienten alegrías y dolores.”
- Código de Manú –

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                               EL PESO DE LA VIDA

Cuando el peso de la vida supone un esfuerzo para continuar, no se debe parar la marcha, los pies deben caminar hasta alcanzar todo el trecho del camino y vencer los obstáculos que impiden la motivación para seguir. Jerusalén nos espera ataviada de testimonio, el mismo que tuvo que enfrentar el Maestro sin culpa. Tierra de luz y de prueba cuyo camino fue regado por el sufrimiento de la incomprensión. Él no tuvo tiempo de pensar en sí mismo, los otros, los peque- ños, los desvalidos ocupaban su mente, los verdugos llenaban su compasión. Cada uno construye su Jerusalén día a día con el paso apasionante de la vida, en un compás de notas armónicas y discordantes a la vez. Muchos son los que siguen la estela del cristiano espiritista, buscando muchas veces sin saberlo, las manos que lo rescaten del inmenso vacío que hay en sus corazones. Si nos detuviéramos un instante centrando la mirada interna en el “niño” que llega hasta nosotros, percibiríamos su presencia en la retaguardia del egoísmo que nos precede. ¡Cuánta soledad! Exclamamos, mientras muchos hermanos de evolución ahogan sus voces entre gemidos punzantes. Hay que girar la cabeza y mirar a los ojos del que se acerca. El espíritu que se acostumbró a entender la voz del Maestro ha robustecido sus brazos, sus huesos, su temple, está preparado para recoger la debilidad del que aún no aprendió a crecer, del niño psicológico que juega a vivir con el fuego de las pasiones, quemándose una y otra vez, y en ese momento del dolor, es cuando el espírita aprende a inclinarse para tomar las manos del que sucumbió a los sinsabores. No hay corazones desiertos, hay afectos que no llegan a los corazones, sentimientos que quedan congelados en los pliegues del ego marchitándose sin lograr descubrir la flor perfumada que hay en su ser. La marcha continúa aunque los pies se paren, girando en torno de una dolorosa soledad que no logra ver el desaliento ajeno. ¡Cuántas historias de frustración se escriben en el libro del Universo, hogares perdidos que contemplan impasibles los sueños y esperanzas que se quedaron en el camino. Es la hora de la compasión que debe detener el paso del trabajador para dar aliento al que se ha quedado sin el oxígeno de la alegría de vivir, el momento que no se detiene a prever los resultados ajeno al futuro inminente. Dos espíritus se funden en un instante vital, todo queda parado, el espacio se reduce a dos, el que ayuda y el que es ayudado. La sinfonía universal baja el tono de su melodía para escuchar con nitidez la acción evangélica. Es la belleza cristiana que puebla de alegría el tiempo y el espacio que enmarca la acción redentora. Ese momento en que la energía de la compasión se revela, el self todavía dormido, pero acariciado por la renovación que ya se acerca. Los otros y nosotros, no hay diferencia de grados, ni de espacio, ni de tiempo, es el momento, el instante, el segundo en que dos almas convergen en la adquisición de una nueva mirada. Es el espejo en el que nos miramos por primera vez intuyendo que lo mejor está por llegar.
-  Longina -

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         DEBER Y RESPONSABILIDAD


Desde mi ignorancia en el inicio del camino espiritual nunca supe de la responsabilidad y compromiso que mi espíritu endeudado traía a la tierra. No obstante, a medida que profundizaba en las circunstancias que me acontecían y en la comprensión de la Justicia Divina al amparo de los conocimientos que me aportaba el conocimiento de la filosofía espírita, algo en mi interior se agitaba de forma inquieta, advirtiéndome de que mi vida tenía un sentido y un propósito que todavía no había alcanzado a comprender.
Sin una base racional que sustentara tal impresión; pero con la fuerte convicción interna de que se trataba de una realidad auténtica, me fui decantando por saber, estudiar, profundizar y agrandar mis conocimientos y mis actitudes al tiempo que iba caminando en el nuevo derrotero que se abría ante mí.
Ahora, desde este plano, puedo comprender con claridad la fuerza de impulsión de mi ser interno, de mi espíritu, que presionaba al ego, a la personalidad que yo representaba para que no perdiera el tiempo y encontrara cuanto antes el sentido de mi misión y responsabilidad en la tierra.
Las circunstancias materiales que me rodeaban, me hubieran permitido la formación de una familia, no obstante tal circunstancia nunca se dio de manera rotunda; por lo que poco a poco las inquietudes y aspiraciones de mi alma encarnada se iban decantando por un trabajo espiritual que iba calmando la ansiedad de las ilusiones materiales hasta convertirlas en meros obstáculos que de vez en cuando se presentaban, pero que, con determinación y confianza en mis nuevas expectativas de progreso y superación personal se solventaban cada vez con mayor facilidad ante mi propia sorpresa.
Así pues, comencé a preguntarme cuál sería el trabajo que venía a realizar y de qué manera podría acertar para incrementar en mi interior la calma y la serenidad que iba alcanzando cada vez más, y que contrastaba rotundamente con la angustia, la zozobra, la ansiedad y la competitividad que mis actividades profesionales me exigían a diario.
Sin duda, las exigencias de un trabajo sometido a gran presión y responsabilidades continuas, eran una traba enorme para adquirir el equilibrio y la paz necesaria que me permitiera desarrollar y crecer en mi vida interior. La auténtica vida de mi espíritu que comenzaba a descubrir y admirar.
Fue en los momentos de encarnizada lucha entre mi parte espiritual y material cuando, elevando mi pensamiento y orando con profunda emoción al Padre de todos, recibí la inestimable ayuda, el consuelo necesario y la protección del espíritu que luego, mucho más tarde, se identificó como mi protector, mi guía espiritual.
Este espíritu; al que estaré agradecido por siempre, supo educarme espiritualmente; consolarme en los momentos de tribulación y protegerme ante los sinsabores que mis propias imperfecciones me producían. Situaciones que amenazaban con debilitar mi resistencia psicológico-espiritual, a fin de hundirme en la tristeza, el desconsuelo y la depresión que me impidiera levantarme de los tropiezos y errores.
Él me inspiraba fortaleza y, lejos de justificar mis faltas, me las hacía patentes con delicadeza para que prestara atención sobre ellas y no volviera a repetirlas; al tiempo que insuflaba mi mente de pensamientos positivos y optimistas para trascender y superar el error cometido, ayudando a levantarme y haciéndome ver que la grandeza del espíritu se mide no por las veces que acierta, sino por las veces que nos equivocamos y somos capaces de levantarnos y superarnos.
Así fue como iba adquiriendo consciencia del deber con el que debía cumplir, de la importancia de luchar por cambiar nuestra naturaleza imperfecta, de la ayuda que todo ser humano tiene desde el plano espiritual si somos capaces de solicitarla con humildad y merecerla por nuestras intenciones y acciones.
Ahora, ya desde aquí compruebo con alegría cómo una parte importante del trabajo que me llevó a encarnar en la tierra fue realizado, con mayor o menor precisión, con más o menos acierto; pero con la voluntad de trabajar en el servicio del bien y de mi propia redención espiritual.
El sentido del deber; y la impresión de mi conciencia acerca de un compromiso espiritual que todavía se me antojaba difuso y sin mucha claridad, me llevó a tomar parte de forma activa en las organizaciones e instituciones que divulgaban estas ideas en mi país, llegando a ostentar importantes representaciones, con el fin de ayudar a la causa de la divulgación de la verdad filosófico-moral del espiritismo.
Estas labores y trabajos me abrieron otras puertas a nivel internacional; dónde pude conocer a muchísimos compañeros de ideal que nutrieron mi mente, mi corazón y mi alma con ejemplos, conocimientos y experiencias valiosísimas para mi avance y progreso moral.
Tanto es así que, en franca convivencia, fraternidad y trabajos mutuos en multitud de eventos a nivel internacional, iba aprendiendo, contrastando, sintiendo y viviendo cada vez más el acierto de la decisión adoptada de dedicar mi vida al bien; a la divulgación de la verdad y a la superación moral que el código moral de Jesús nos recomienda a través de las obras de Kardec.
En una etapa más avanzada, estas relaciones me brindaron la oportunidad de trabajar junto a otros compañeros, ayudándoles en la divulgación de sus obras por todo el mundo; en la justa reciprocidad de que ese era uno de los compromisos que yo acepté voluntariamente pero que el mundo espiritual había puesto también en mi camino.
A consecuencia de esto último, y en etapas finales de mi transitar en la tierra, tuve la osadía de intentar también publicar algunos libros de mi autoría, inspirados por los espíritus que me guiaban, preparándome así para trabajos ulteriores como el que ahora mismo estoy llevando a cabo, a fin de ser útil, servir a mis semejantes, con aquello que humildemente puediera aportar.
Como bien sabemos, todos traemos a la tierra responsabilidades, obligaciones y deberes que cumplir; unos son pruebas para el fortalecimiento de nuestro espíritu, otros son expiaciones que debemos afrontar con abnegación, sin murmuración y con paciencia, al tratarse de rescates de nuestros errores del pasado.
Lo importante es comprender cuál es el deber y la responsabilidad que nos compete, y poco a poco ir descubriéndolo y ejecutándolo, a fin de no regresar a la patria espiritual con las manos vacías, aprovechando la oportunidad de progreso que Dios nos brinda en su infinita misericordia y bondad con cada encarnación.
Benet de Canfield

Psicografiado por Antonio Lledó

©2016, Amor, paz y caridad

[*] Serie de psicografías mensuales; en la que un espíritu amigo, desencarnado hace pocos años, comenta experiencias de vida de su última existencia; así como las reflexiones sobre las mismas una vez llegado al mundo espiritual. Para preservar el anonimato de su identidad, tal y como él mismo nos ha solicitado, usaremos él nombre que tuvo en una existencia anterior, hace ya varios siglos.
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HIJOS ADOPTIVOS, BAJO LA VISIÓN ESPÍRITA
Por la visión espírita, todos somos adoptados. Porque el único Padre legítimo es Dios. Los padres de la Tierra NO SON nuestros padres, ellos ESTÁN SIENDO nuestros padres. Porque en cada encarnación, cambiamos de padres consanguíneos, pero en todas ellas, Dios siempre es el mismo Padre. Pero, para entendernos mejor, la existencia de esta experiencia en la vida de muchos padres, es necesario analizarl bajo la óptica espírita, bajo la luz de la reencarnación. La formación de un hogar es una planificación que se desenvuelve en el Mundo Espiritual. Sabemos que nada curre por casualidad. Así como los hijos biológicos, los hijos adoptivos también son compañeros de vidas pasadas. Es nuestra vida de hoy el resultado de lo que ganamos para nosotros mismos en el pasado.
Surge entonces la indagación: "si son viejos conocidos y deberán encontrarse en el mismo hogar, ¿ por qué no nacieron ya como hijos naturales?". En la literatura espírita encontramos varios casos de hijos que en función del orgullo, del egoísmo y de la vanidad, se tornaron tiranos de sus padres, esclavizándolos a sus caprichos y pagando con ingratitud y dolor la ternura y el celo paternos. De retorno a la Patria Espiritual (al desencarnar), al despertar en ellos la conciencia, entendieron la gravedad de sus faltas, y pasan a trabajar para recuperar el tiempo perdido y se reconcilian con aquellos a quienes lesionaron afectivamente.
Así, reencuentran aquellos mismos padres a quienes no valoran, para devolverles la afección machacada, rescatando el cariño, el amor y la ternura de ayer. Porque es la ley de Causa y Efecto. No aprovechada la convivencia con padres amorosos y desvelados, es de Ley Divina que retomen el contacto con ellos, como hijos de otros padres, llegando a sus brazos por las vías de la adopción.
A los padres cabe el trabajo de orientar a estos hijos y conducirlos al camino del bien, independientemente de que sean hijos consanguíneos o no lo sean.
La responsabilidad de padres permanece siendo la misma. Recibiendo ellos en el hogar la bendita experiencia de la adopción, Dios señala a los cónyuges que están confiando en su capacidad de amar y de enseñar, perdonar y ayudar a los compañeros que retornaron para que hoy valoren el desvelo y la atención que ayer no supieron tener. Traen en el corazón los desequilibrios de otros tiempos o el arrepentimiento doloroso para la solución de los cuales, piden al reencarnar, la ayuda de aquellos que los acogieron, n como hijos del cuerpo, sino como a hijos del corazón. Allan Kardec elucida: "No  son los de la consanguinidad los verdaderos lazos de familia y si los de la simpatía y de la comunión de idéas".
 ¿ DEBEMOS ESCONDER QUE ELLOS SON ADOPTIVOS?.Uno de los mayores errores que algunos padres adoptivos cometen es el de esconder la verdad a sus hijos. Es importante, desde temprano, no esconder la verdad. A veces lo hacen por amor, ya que los consideran totalmente como hijos; otros lo hacen por miedo a perder el afecto y el cariño de ellos. Cuando los hijos adoptivos crecen, aprendiendo en el hogar los valores morales elevados, se sienten más amados por entender que lo son, no por haber nacido de sus padres, sino que siendo los frutos de un afecto sincero y real, pasan a entender que son hijos queridos del corazón. Revelarles la verdad, solamente en la edad adulta, es destruirles todas las alegrías vividas, y alterarles la condición de hijos queridos en orfanatos y asilos, a guisa de pena y de compasión. No debemos traumatizarlos, librándolos del riesgo de perder la oportunidad de aprendizaje en la actualidad.
André Luiz nos aclara en cuanto a este peligro: "Hijos adoptivos, cuando crecen ignorando la verdad, acostumbran a traer enormes complicaciones, principalmente  cuando oyen explicaciones de otras personas". Idénticamente a lo que ocurre en relación a nuestros hijos biológicos, buscando el diálogo franco y sincero, con base en el respeto mutuo, bajo la luz de la orientación cristiana de conducta.
Padres que conversan con los hijos, fortalecen los lazos afectivos, haciendo del asunto de la adopción, algo secundario. Recibiendo en nuestra jornada terrena la oportunidad de tener en nuestro hogar un hijo adoptivo, guardemos en el corazón la certeza de que Jesús está confiándonos la responsabilidad sagrada de superar el propio orgullo y vanidad, amando verdaderamente y desinteresadamente a la criatura de Dios, confiada en trabajo de educación y amparo. Y, ayudándolo a superar sus propias malezas, mañana podrá volver al seno de aquellos que lo aman en la posición de hijo legítimo.
- Revista Verdad y Luz -
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ESPÍRITUS FELICES.

LA Srta. EMMA.
Fue ésta una joven que murió a consecuencia de un accidente causado por el fuego, y...
después de crueles sufrimientos. Alguien se propuso pedir su evocación a la Sociedad Espiritista de París, cuando se presentó espontáneamente el 31 de julio de 1863, poco tiempo después de su muerte.
“Heme aquí, pues, todavía en el teatro del mundo, a mí, que me creía enterrada para siempre con mi velo de inocencia y de juventud. El fuego de la Tierra me salvaba del fuego del infierno.
Así pensaba en mi fe católica. Y si no me atrevía a entrever los esplendores del paraíso, mi alma trémula se refugiaba en la expiación del purgatorio, y rogaba, sufría y lloraba. Pero, ¿quién dio a,mi debilidad la fuerza de soportar mis angustias? ¿Quién, en las largas noches de insomnio y de fiebre dolorosa, se inclinaba sobre mi cabecera de mártir? ¿Quién refrescaba mis labios ardientes?
Erais vos, mi ángel guardián, cuya blanca aureola me rodeaba, erais vosotros también, queridos espíritus amigos, que veníais a decir a mi oído palabras de esperanza y de amor.
“La llama que consumió mi débil cuerpo me despojó del afecto a lo que pasa, también morí viviendo de la verdadera vida. No conocí la turbación, y entré serena y recogida en el día radiante que envuelve a los que, después de haber sufrido mucho, han esperado un poco. Mi madre, mi querida madre, fue la última vibración terrestre que resonó en mi alma. ¡Cómo me complacería que fuese espiritista!
“Me he desprendido del árbol terrestre como un fruto maduro antes del tiempo. Tan sólo 
me rozó el demonio del orgullo, que punza a las almas de las desgraciadas arrastradas por brillantes triunfos y la embriaguez de la juventud. Yo bendigo la llama, que era una expiación. Semejante a esas ligeras nubecillas blancas del otoño, floto arrastrada en la corriente luminosa. No son estrellas de diamantes las que brillan en mi frente, sino las estrellas de oro del buen Dios.”
Emma.
En otro centro, en El Havre, el mismo espíritu dio también espontáneamente la comunicación siguiente, el 30 de julio de 1863.
“Los que sufren en la Tierra son recompensados en la otra vida. Dios está lleno de justicia y de misericordia para los que sufren aquí abajo. Concede dicha tan pura, felicidad tan perfecta, que no se debieran temer ni los sufrimientos, ni la muerte, si a las pobres criaturas humanas les fuera posible sondear los misteriosos designios de nuestro Creador.
“Pero la Tierra es un lugar de pruebas, a menudo muy grandes, a veces sembradas de dolores muy punzantes. Resignaos a todo, si ellas os alcanzan, resignaos a todas ante la bondad suprema de Dios, que es Todopoderoso. Si os da una carga pesada para que la llevéis, si os llama a Él después de grandes sufrimientos, veréis en la otra vida, en la vida feliz, de cuán poca importancia son estos dolores y estas penas de la Tierra, cuando juzguéis de la recompensa que Dios os reserva,si vuestro corazón no ha pronunciado ninguna queja, ningún murmullo. Muy joven he dejado la Tierra. Dios ha querido perdonarme y darme la vida de los que han respetado sus voluntades.
Adorad siempre a Dios, amadle con todo vuestro corazón. Rogadle sobre todo, rogadle firmemente: ese es vuestro sostén allá en la Tierra, vuestra esperanza, vuestra salvación.”
Emma.
EL CIELO Y EL INFIERNO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN AKARDEC

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