¿Qué viene a hacer el Espiritismo?
Viene a confirmar por nuevos testimonios, a demostrar con hechos, verdades desconocidas o mal comprendidas,...
A restablecer, en su verdadero sentido, aquellas que fueron mal interpretadas.
Bien es verdad que el Espiritismo no enseña nada nuevo, pero ¿no basta con que
pruebe de modo evidente, irrecusable, la existencia del alma, su supervivencia al cuerpo, su individualidad después de la muerte, su inmortalidad, las penas y las recompensas
futuras? ¿Cuántas personas creen en esas cosas pero lo hacen con un vago trasfondo
de incertidumbre diciéndose para su fuero interno: “¿Y si no es cierto?” ¡Cuántos fueron
inducidos a la incredulidad porque se les presentó el futuro bajo un aspecto que su razón no podía admitir! Acaso no significa nada, para el creyente que vacila poder decir:
“¡Ahora estoy seguro!” ¡Para el ciego volver a contemplar la luz! Por los hechos y por su
lógica, el Espiritismo viene a disipar la ansiedad de la duda y conducir a la fe aquellos
que se apartaron de ella, al revelarnos la existencia del mundo invisible que nos rodea,
y en medio del cual vivimos sin darnos cuenta, nos hace conocer, por el ejemplo de aquellos que vivieron, las condiciones de nuestra felicidad o de nuestra desdicha futura; nos explica la causa de nuestros sufrimientos en este mundo y el medio de suavizarlos. Su
propagación tendrá como efecto inevitables la destrucción de las doctrinas materialistas que no pueden resistir a la evidencia. El hombre, convencido de la grandeza y de la importancia de su existencia futura, que es eterna, la compara a la incertidumbre de la vida
terrestre, que es tan corta, y se eleva por el pensamiento, por encima de las mezquinas
consideraciones humanas; conociendo la causa y el objetivo de sus miserias, las soporta con paciencia y resignación porque sabe que ellas son un medio para llegar a un estado mejor.
El ejemplo de aquellos que vienen de ultratumba a describir sus alegrías y sus dolores,
probando la realidad de la vida futura, al mismo tiempo, prueba que la justicia de Dios
no deja ningún vicio sin castigo, ni ninguna virtud sin recompensa. Agreguemos, por
último, que nuestras comunicaciones con los seres queridos que ya partieron, proporcionan un dulce consuelo al demostrarnos no sólo que siguen existiendo, sino que estamos menos separados de ellos que si estuviesen vivos.
ALLAN KARDEC.
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"Solidarios, seremos unión; separados, seremos puntos de vista"
- Dr. Bezerra de Menezes-
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MEDIUMNIDAD Y ANIMISMO.
Entre los obstáculos encontrados en la práctica mediúmnica, capaces de preocupar e incluso perturbar a muchos mesegueros, está el animismo.
El animismo ha pasado a constituirse en fantasma de tal orden que se torna una de las constataciones que más oprimen a los médiums y exacerban dirigentes de sesiones.
El animismo es de aquellas ocurrencias que bien podremos considerar como un ruido en la comunicación mediúmnica, teniendo en vista que él será capaz de interceptar el mensaje y alterarlo de tal forma que adultere su sentido más profundo.
No significa decir que el animismo sea un problema en sí mismo, no. El sentido de la vida en la Tierra tiende para el animismo, mientras expresión de progreso, de enriquecimiento del alma, avanzando para servir a la vida. Se espera que las personas sean creativas, que desarrollen habilidades artísticas, literarias, deportivas, de eso y de aquello. Exígese que cada día los individuos se presenten con peculiaridades que los hagan más exuberantes, más auténticos, más originales. Y eso todo sigue por cuenta del animismo, de la busca de lo más íntimo para lo exterior.
El excelente Jesús, en Sus cánticos de vida abundante por el mundo terreno, concitó a los hombres a que hicieran brillar "su propia luz", afirmando en la continuidad de las enseñanzas "vosotros sois dioses" y "sed perfectos", como el Padre Celestial es perfecto. En cada uno de esos momentos el Maestro deja claro la importancia de que cada hombre se impusiese el deber de desarrollar las propias potencialidades, los recursos del alma, anímicos por lo tanto.
¿Cuál es la razón de que el animismo sea tan mal visto y tan firmemente condenado en las labores mediúmnicas?
Es que, aun sabiendo que en todo y cualquier fenómeno mediúmnico la presencia del factor anímico es inevitable, por el hecho de que el comunicante espiritual se vale de los elementos biológicos, psicológicos y culturales del médium, para elaborar y exteriorizar su mensaje, en lo que se refiere a la calidad y a la intensidad del fenómeno, se espera que la interferencia anímica no sobrepase las líneas de lo admisible, digamos, de lo soportable.
En la reunión mediúmnica se desea el diálogo con el desencarnado, a fin de que se le oigan los razonamientos, se le capten las ideas y no los pensamientos e ideas del médium revestidas de características variadas.
En la sesión de intercambio buscase la profundización de las concepciones sobre múltiples temas y cuestiones que no quedaron nítidas en los diálogos humanos, lo que aconseja la búsqueda de la información de lo Invisible, no para que sea aceptada sin reflexión, pero precisamente, para que sea confrontada con las informaciones existentes, a fin de que se llegue a una conclusión más aclaradora.
En la sesión mediúmnica cabrá al médium tornar pasiva su actividad mental al máximo, permitiendo que el desencarnado comunicante se exprese lo más perfectamente posible. Cuanto más se opera el rebajamiento de las tensiones psíquicas, más se abren las posibilidades de mayor actuación del comunicante con el médium. Esa pasividad psíquica, sin embargo, no ocurre sin los necesarios ejercicios, sin los entrenamientos prolongados, cuando el médium va aprendiendo a hacer largos periodos de silencio íntimo, que comienzan por pequeños momentos de tentativas que revelan el esfuerzo del candidato al intercambio para aquietar, gravativamente, las agitaciones del alma.
*Las erupciones anímicas pueden ocurrir en virtud de algunos factores, como: encuentros o desencuentros que sensibilizaron al médium, positiva o negativamente, discusiones y desentendimientos domésticos o no, que despiertan los fulcros del pretérito, antes aquietados, excitamiento emocional en fiestas u otras ocasiones en que reminiscencias extrañas, de bueno o malo teor se alojan en los dobleces de la conciencia, y que aguardan una ocasión propicia para surgir; la presencia de perturbadores espirituales, que al mostrarse en la estructura del psiquismo de sus presas o por la simple aproximación vibratoria, hacen detonar viejos procesos de ansiedad, de fobias, de angustias, que pueden exprimirse durante la ocurrencia mediúmnica, mezclando al comunidado legitimamente medianímico los contenidos pujantes o residuales de la profundidad del psiquismo del propio médium.
Hay necesidad de que el médium se analize siempre, verificando con profunda honestidad, hasta que punto sus contenidos psíquicos, alimentados o rechazados, estarán actuando sobre las comunicaciones que reciba.
Dialogue el médium con el dirigente de los trabajos, cuando sea él estudioso y moralizado, fraterno y responsable a fin de irse conduciendo mejor por esos caminos difíciles del comienzo.
Estudie, en la portentosa literatura espiritista a comenzar por El Libro de Los Médiums, todo cuanto pueda lanzar luz sobre la cuestión anímica, sin aturdirse, sin perderse por los itinerarios de la acción mediúmnica.
No es tarea sencilla para cualquier uno, la identificación del fenómeno anímico en la realización mediúmnica, salvo los casos grotescos ante los cuales nadie tendrá dudas. La cortina que separa lo anímico de lo mediúmnico y viceversa es muy tenue, dificultando su identificación inmediata o la clasificación definitiva.
Unos dicen que 'saben' cuando ocurre fenómeno anímico, pues el comunicante usa los términos del lenguaje peculiar al médium. Con todo, eso no será `prueba de animismo' pues la Entidad podrá valerse de las expresiones condicionadas por el intermediario, siendo el mensaje auténticamente mediúmnico.
Otros garantizan que lo 'descubren' en virtud del mensaje banal que el médium transmite, por consiguiente, solo puede ser 'cosa de él'. Ahí está otra equivocación porque el comunicante puede ser igualmente banal y el intérprete estar siendo fiel.
Muchos aseguran que el mensaje es genuinamente mediúmnico cuando sus términos son académicos o son ampulosos o demostrando soberbia erudición. No tendremos en eso la 'prueba' cabal, pues en el inconsciente del médium puede existir ese archivo y, en el momento anímico, todo eso viene a relucir.
Varios indican como mensaje auténticamente mediúmnico aquél en el cual siendo el médium de conformación física masculina, da oportunidad a una Entidad que se presenta con todos los rasgos psicológicos de mujer. Aun así no se podrá estar "cierto" una vez que muchos que reencarnaron hoy como hombres cargan denso bagaje femenino de las reencarnaciones próximas, bagaje ese que puede manifestarse en determinadas circunstancias, estableciendo un genuino trance anímico.
*A los dirigentes de actividades mediúmnicas cabe irreprochable conocimiento del pensamiento espiritista, siempre creciente y una gradual búsqueda de conocimiento de psicología humana, por medio de diálogos provechosos, del hábito de la observación de las criaturas en las variadas ocasiones de la vida, frente a las dificultades y dolores o a las facilidades y alegrías. Asociando a la visión espiritista con la observación de las reacciones humanas a los más distintos lances de la vida, lograrán los directores de sesiones los más lúcidos aprendizajes que harán con que maduren concepciones y providencias en torno a la cuestión anímica y tnediúmnica, pudiendo entonces, distinciones mates entre uno y otro fenómeno.
El empeño de crecer para mejor servir no deberá ser un deber sólo de los médiums que transmiten el comunidad del Más Allá, sino también de los directores que son igualmente los médiums inspirados para las actuaciones felices, poniéndose a disposición de los Trabajadores del Bien, que conducen desde otra dimensión los esfuerzos de los trabajadores encarnados.
"Todo médium, que desee sinceramente no ser juguete de la mentira debe, pues, actuar sólo en las reuniones formales y llevar a ellas lo que obtenga en particular; aceptar con reconocimiento y solicitar del mismo modo el examen crítico de las comunicaciones que recibe;'
(El Libro de los Médiums, 2 parte, cap. XXIX, Ítem. 329, párrafo 4).
Corriente de luz
J. Raúl Teixeira
Por el espíritu Camilo
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CONSULTA A LOS ESPÍRITUS SOBRE EXISTENCIAS PASADAS Y FUTURAS
15. ¿Pueden los Espíritus revelar nuestras existencias pasadas?
“Algunas veces Dios permite que os sean reveladas, según el objetivo. Si es para vuestra edificación e instrucción, esas existencias son reales y, en ese caso, la revelación es hecha casi siempre en forma espontánea y absolutamente imprevista. No obstante, Dios nunca permite que eso suceda para satisfacer una vana curiosidad.”
[15a] – ¿Por qué algunos Espíritus nunca se rehúsan a hacer ese tipo de revelaciones?
“Son Espíritus bromistas, que se divierten a expensas de vosotros.
En general, debéis considerar falsas, o al menos sospechosas,todas las revelaciones de esa naturaleza que no se propongan un objetivo eminentemente serio y útil. Con la revelación de presuntos orígenes, los Espíritus burlones se complacen en lisonjear el amor propio de las personas. Hay médiums y creyentes que aceptan a pie juntillas lo que les dicen al respecto, sin notar que el estado actual de sus Espíritus no justifica de ningún modo la categoría que pretenden haber ocupado. Esa pequeña vanidad sirve de entretenimiento a los Espíritus burlones tanto como a los hombres. Sería más lógico, y más en consonancia con la marcha progresiva de los
seres, que esas personas hubiesen ascendido, en lugar de descender,lo que sin duda les resultaría más honroso. Para que se pueda dar crédito a esa clase de revelaciones, es preciso que sean hechas espontáneamente, a través de diversos médiums, que no se conozcan entre sí, ni que conozcan lo que fue revelado anteriormente a cada uno. Sólo entonces habrá una razón evidente para creer.”
[15b] – Puesto que no podemos conocer nuestra individualidad anterior, ¿sucede lo mismo con la clase de vida que hemos tenido,la posición social que ocupamos, las cualidades y los defectos
que predominaron en nosotros?
“No, eso puede ser revelado, porque podéis utilizarlo para vuestro mejoramiento. Con todo, por otra parte, al estudiar vuestro presente podréis deducir por vosotros mismos vuestro pasado.”
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC
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MUNDOS PARALELOS
Los poltergeist revelan muchas cosas además de lo que mencionamos. Algunos de ellos ofrecen evidencias de que seres incorpóreos e inteligentes pueden, en ciertas circunstancias actuar físicamente en la materia. Hay casos en las que dejan marcas imborrables de su actuación, produciendo, por ejemplo, la combustión espontanea, de objetos inflamables. Esos agentes, normalmente son invisibles l a la mayoría de las personas, más pueden ser percibidos por ciertos sensitivos. Sus efectos revelan características típicas de seres inteligentes y hasta maliciosos. Parecen habitar espacios paralelos al nuestro y dan la impresión de que pueden transitar de su propio espacio para acá, y viceversa. (Andrade, 1989)
Chico Xavier psicografió una serie de libros que contienen informaciones importantísimas de esos seres invisibles para nosotros. Esa serie comienza con la obra titulada Nuestro Hogar, cuyo autor espiritual es André Luiz. Es por eso libros es que sabemos que nuestro mundo físico se sitúa entre mundos paralelos: algunos predominantemente maléficos y otros beneficiosos. Sufrimos las influencias de esos mundos y parece que la vida en la Tierra tiene algo de semejanza con un campo donde se traba miles de batallas entre el bien y el mal. Somos seres intermediarios. La vida física debe ser un centro de aprendizaje donde se forjan los futuros seres benéficos. (Xavier, 1943/44/45/46/47/49/ 54/ 55/ 57)
La reencarnación es el proceso natural que permite a los habitantes de las dos fuerzas irse perfeccionando a través del contacto más directo entre los buenos y los malos. Después de un número considerable de renacimientos, el ser resultante del mejoramiento no precisará más habitar un cuerpo material. Le bastará con el cuerpo espiritual que es más sutil y menos sujeto a los reveses y sufrimientos propios de los cuerpos perecible de la materia. En esa situación ellos podrán “vivir” indefinidamente en muchos mundos paralelos a los mundos físicos. Los mundos físicos al prestarse como soportes gravitacionales de sus envoltorios hiperespaciales
Esa hipótesis tal vez explique la razón de que existan tantos planetas aparentemente deshabitados. Entretanto, en realidad, ellos podrán estar rodeados hiperespacialmente de ciudades y seres hechos de otro tipo de materia a la cual André Luiz llama de materia mental y otros autores le dan el nombre de materia psi. (André, 1986)
Recientes experiencias de transcomunicación con planos extra físicos están revelando la plausibilidad de la existencia de esos presumibles mundos paralelos. El objetivo de esta obra es justamente informar acerca de ese tipo de comunicación. Todavía, anticipamos al lector que la transcomunicación instrumental a la cual nos referimos ya fue intentada hace muchos años y está siendo recientemente bastante perfeccionada. Antes de conseguirse la actual transcomunicación instrumental otras formas de comunicación con los seres inteligentes habitantes de mundos paralelos también fueron realizadas. Infelizmente, debido a la raridad y dificultad de ese tipo de intercambio, también como consecuencia del desenvolvimiento y del éxito de la Ciencia y de las escuelas filosóficas materialistas, la transcomunicación fue perdiendo el debido interés por una gran parte de la humanidad. Actualmente, nos hallamos en la posesión de una instrumentación la desarrollada gracias al avance de la Electrónica. Ese hecho ha permitido obtenerse, con mayor seguridad e independientemente de la intermediación humana (mediúmnidad), comunicaciones en dos sentidos con inteligencias pertenecientes a los planos extra físicos, que se dicen habitantes de mundos paralelos a los de la materia común.
Desde los albores de la humanidad hasta ahora, la transcomunicación siempre fue practicada por los hombres. La iniciativa de ese intercambio parece haberse originado de los seres inteligentes habitantes de aquellos mundos paralelos.
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FE Y CONFIANZA
La fe y la confianza de la criatura en sus destinos es el sentimiento que la eleva a infinita Potestad, y la certeza de estar en el camino que va a tener la verdad. La fe ciega es cm un farol cuyo foco claro n puede traspasar la niebla; la fe esclarecida es como el foco eléctrico que ilumina con brillante luz el camino a recorrer.
Nadie adquiere esa fe sin haber pasado por las tribulaciones de la duda, sin haber padecido las angustias que entorpecen el camino de los investigadores. Muchos paran en desfallecida indecisión y fluctúan largo tiempo entre corrientes opuestas. Feliz quien cree, sabe, ve y camina firme. La fe entonces es profunda, inalterable , y habilita para superar los mayores obstáculos. Fue en ese sentido por lo que se dice que la fe transporta montañas, pues, como tales, pueden ser consideradas las dificultades que los innovadores encuentran en su camino, o sea, las pasiones, la ignorancia, los preconceptos y el interés material.
Generalmente se considera la fe como una mera creencia en ciertos dogmas religiosos, aceptados sin examen. Pero la verdadera fe está en la convicción que nos anima y nos arrebata para los ideales elevados. Hay fe en si mismo, en una obra material cualquiera, la fe política, la fe en la patria,etc. Para el artista, para el pensador, la fe es el sentimiento del ideal y la visión de la baliza sublime, iluminada por la mano divina en los acantilados eternos, a fin de guiar a la Humanidad al Bien y a la Verdad.
Es ciega la fe religiosa que anula la razón y se somete al juicio de los demás, que acepta un cuerpo de doctrina verdadero falso, y de él se vuelve totalmente cautiva. En su impaciencia y en sus excesos, la fe ciega recorre facilmente la perfidia, la subyugación, conduciendo al fanatismo. Aun bajo este aspecto, es la fe un poderoso incentivo, pues ha enseñado a los hombres a humillarse y a sufrir. Pervertida por el espíritu de dominio, ha sido la causa de muchos crímenes, pero, en sus consecuencias funestas, también deja transpirar sus grandes ventajas.
Ahora, si la fe ciega puede producir tales efectos, ¿qué no realizará la fe esclarecida por la razón, la fe que juzga, discierne y comprende?. Ciertos teólogos nos exigen despreciar la razón, a renegar de ella y a rebatirla. ¿Deberemos por eso, repudiarla aun cuando ella nos muestra lo bueno y lo bello?. Esos teólogos alegan los errores en que cayó la razón y parecen, lamentablemente, olvidar que fue la razón la que descubrió esos errores y nos ayudó a corregirlos.
La razón es una facultad superior, destinada a esclarecernos sobre todas las cosas. Com todas las demás facultades, se desarrolla y engrandece con el ejercicio. La razón humana es un reflejo de la Razón eterna. Es Dios en nosotros, dice San Páblo. Desconocerle el valor y la utilidad, es menospreciar la naturaleza humana, y ultrajar a la propia Divinidad. Querer sustituir la razón por la fe, es ignorar que ambas son solidarias e inseparables, que se consolidan y vivifican la una a la otra. La unión de ambas abre al pensamiento, un campo más vasto: armoniza nuestras facultades y nos trae la paz interna.
La fe es madre de los nobles sentimientos y de los grandes hechos. El hombre profundamente firme es convencido e imperturbable ante el peligro, del mismo modo que en las tribulaciones. Superior a las lisonjas, las amenazas, las seducciones, el bramido de las pasiones, él oye una voz resonar en las profundidades de su conciencia, instigando a la lucha, encorajinándonos en los momentos peligrosos.
Para producir tales resultados, necesita la fe reposar en la base sólida que le ofrecen el libre examen y la libertad de pensamiento. En vez de dogmas y misterios, le cumple reconocer tan solamente principios deducidos de la observación directa, del estudio de las leyes naturales. Tal es el carácter de la fe espírita.
La razón es una facultad superior, destinada a esclarecernos sobre todas las cosas. Com todas las demás facultades, se desarrolla y engrandece con el ejercicio. La razón humana es un reflejo de la Razón eterna. Es Dios en nosotros, dice San Páblo. Desconocerle el valor y la utilidad, es menospreciar la naturaleza humana, y ultrajar a la propia Divinidad. Querer sustituir la razón por la fe, es ignorar que ambas son solidarias e inseparables, que se consolidan y vivifican la una a la otra. La unión de ambas abre al pensamiento, un campo más vasto: armoniza nuestras facultades y nos trae la paz interna.
La fe es madre de los nobles sentimientos y de los grandes hechos. El hombre profundamente firme es convencido e imperturbable ante el peligro, del mismo modo que en las tribulaciones. Superior a las lisonjas, las amenazas, las seducciones, el bramido de las pasiones, él oye una voz resonar en las profundidades de su conciencia, instigando a la lucha, encorajinándonos en los momentos peligrosos.
Para producir tales resultados, necesita la fe reposar en la base sólida que le ofrecen el libre examen y la libertad de pensamiento. En vez de dogmas y misterios, le cumple reconocer tan solamente principios deducidos de la observación directa, del estudio de las leyes naturales. Tal es el carácter de la fe espírita.
La filosofía de los Espíritus viene a ofrecernos una fe racional y, por eso mismo, robusta. El conocimiento del mundo invisible, la confianza en una ley superior de justicia y progreso imprime a esa fe un doble carácter de calma y seguridad.
Efectivamente, ¿Qué podremos temer, cuando sabemos que el alma es inmortal y cuando después de los cuidados y consumiciones de la vida, más allá de la noche sombría en que todo parece envolverse, vemos despuntar la suave claridad de los días sin fin?.
Sumidos en la idea de que esta vida no es más que un instante en el conjunto de la existencia integral, soportaremos con paciencia, los males inevitables que ella engendra. La perspectiva de los tiempos que se nos abren para darnos el poder de dominar las mezquindades presentes y de ponernos encima de los vaivenes de la fortuna. Así, sentirnos más libres y mejor armados para la lucha.
El espírita conoce y comprende la causa de sus males; sabe que todo sufrimiento es legítimo y lo acepta sin murmurar; sabe que la muerte nada aniquila, que nuestros sentimientos perduran en la vida del más allá de la muerte y que todos los que se amaron en la Tierra vuelven a encontrarse, libres de todas las miserias, lejos de esta luctuosa morada; conoce qeu solo hay separación para los malos. De esas creencias le resultan consolaciones que los indiferentes y los escépticos ignoran. Si de una punta a otra del mundo, todas las almas comulgasen en esa fe poderosa, asistiríamos a la mayor transformación moral que la Historia jamás registró.
Pero esa fe, pocos todavía la poseen. El Espíritu de Verdad ha hablado en la Tierra, pero es insignificante el número de los que lo han escuchado atentamente. Entre los hijos de los hombres, no son los pooderosos los que lo escuchan, y si los humildes, los pequeños, los desheredados , todos los que tienen sed de esperanza. Los grandes y los afortunados tienen rechazadas sus enseñanzas, como hace veinte siglos rechazaron las de el propio Cristo. Los miembros del clero y las asociaciones sabias, se coaligaron contra ese "aguafiestas" que venía a comprometer los intereses, el reposo, y a derrumbarles las afirmaciones. Pocos hombres tienen el coraje de desdecirse y confesar que se engañaron. ¡ El orgullo los esclaviza totalmente !. Prefieren combatir toda la vida esta verdad amenazadora que va a arrasar sus obras efímeras. Otros, muy secretamente, reconocen la belleza, la magnitud de esta doctrina, pero se atemorizan ante sus exigencias morales. Agarrados a los placeres, intentando vivir a su gusto, indiferentes a la existencia futura, apartan de sus pensamientos todo cuanto podría inducirlos a repudiar hábitos que, aunque reconocen como perniciosos, no dejan de ser sostenidos. ¡ Qué amargas decepciones irán a recoger por causa de esas locas evasivas !.
Nuestra sociedad, absorbida completamente por las especulaciones, poco se preocupa con la enseñanza moral. Innumerables opiniones contradictorias se chocan; en medio de ese confuso turbión de la vida, el hombre pocas veces se detiene para reflexionar.
Pero todo ánimo sincero, que procura la fe y la verdad, hay que encontrarlo en la nueva revelación. Un flujo celeste se extenderá sobre él para guiarlo a ese sol naciente, que un día iluminará a la Humanidad entera.
(León Denis, Después de la Muerte, Quinta Parte, cap. 44.)
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